Romántico Recuerdos de amor de un ronin.

Nota:
1. Esta historia esta basada en la vida del personaje histórico Sanada Yukimura.
2. Este relato esta diseñado específicamente para la actividad "¿Dónde están las musas cuando las necesitas?"

Hacia frío, no solo el helado clima era el culpable, su familia se había roto, había sido traicionado por su sangre, su padre se enfermaba más por cada día que transcurría, los exiliados pasaban pena y hambre, todo se estaba desmoronando lentamente.

Todo sería caos y perdición en su vida sino fuera por una pequeña luz que lo acompañaba en esta odisea.

—Akihime, ¿Qué haces aquí? — cuestionó a la mujer que se acercaba a él con una taza de té en sus manos.

—Creí que tendrías frio, todavía estamos en los límites del país, así que no creo que deje de nevar pronto— dijo mirando el nublado cielo.

El hombre tomó la taza, y bebió, como siempre todo lo que hacía Akihime sabia fenomenal, hasta el agua se tornaba deliciosa si ella la servía.

—Muchas gracias, era justo lo que necesitaba— afirmó, aquel sabor le hizo olvidar por un segundo las desgracias que estaba viviendo.

—Es increíble como una sola persona con un simple gesto, puede transformar nuestros días, y con unas palabras alegrar nuestras vidas, supongo que es el don que otorga el amor— pensó el joven ronin mirando a la mujer vestida de blanco.

— ¿Te demoras?, tomaremos un resfriado si nos quedamos mucho tiempo bajo la nieve— aclaró radiante la que fue una princesa alguna vez.

—Solo serán unos momentos, espérame en la tienda, iré allí en seguida— respondió Yukimura viendo como el frio hacia que la nariz de ella se tornaba de un leve rosado.

Akihime asintió y volvió a la tienda.

Mientras la veía partir recordó lo importante que era ella para él, su alma estaría incompleta si aquella mujer se ausentaba, la amaba, cada día desde que se casaron la amaba más, era un amor como el fuego, no lo llenaba de calor, lo quemaba.

Instintivamente llevó la mano a su pecho y notó como su corazón palpitaba desbocado.

—Esta es la flor del verano eterno, el fruto del deseo y el amor, lo que siento definitivamente supera la fe y el fervor, esto es pasión sin lugar a dudas. — Meditaba con una sonrisa ante el helado clima de aquella tarde.

Se levantó para dirigirse a la tienda, no podía enfermarse, el pequeño grupo dependía de Sanada Yukimura en esos momentos llenos de vicisitud.

Entró en la tienda, y le dio un tierno beso a su esposa, definitivamente todo lo que hacía Akihime era exquisito, inclusive sus besos, era tan magníficos que sentía que podría morir satisfecho cada vez que juntaba sus labios con los de ella.

Cuando la leve muestra de afecto concluyó, el joven Sanada observó cómo su amada lo miraba llena de timidez con la cara cubierta de un fino rubor, digno del aura de alguien de la realeza como ella.

— ¿Por qué fue eso? — preguntó con pena y confusión la adorable mujer.

—Fácil…por estar aquí, porque te amo, simplemente por ser tú con quien me cruce, por ser mi luz— le confesó a su esposa, como nunca lo había hecho.

Sanada Yukimura recuerda como aquel día concibió a sus dos hijos, el día que comenzaría a conocer otro tipo de amor, el cálido amor de la familia.

—A veces solo queremos estar con las personas que amamos, y si ese sentimiento es real no importa las brechas que tengamos, no interesan los límites, el amor siempre prevalecerá de una forma u otra— escribió el ronin en una nota que dejo a su esposa la última vez que la vio, la noche antes de partir a la misión que lo haría permanecer en las páginas de la historia…