de Inuyasha - Recuerdo

Tema en 'Inuyasha, Ranma y Rinne' iniciado por Andreína, 25 Mayo 2011.

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    Andreína

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    Recuerdo
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    ¡Las invito a dejarme un precioso comentario! ¿Siiiii?

    Recuerdo



    Comenzaba a atardecer cuando llegaron a la cima de aquella colina. Ellos dos se habían sentado más adelante, y unos 5 o 6 pasos más atrás se encontraba el resto del grupo.

    Inuyasha había escuchado a Kagome culparse, mientras Kouga la consolaba. Al mismo tiempo, Sango y Miroku tenían una intensa conversación sobre Kikyo. Al parecer, por fin comprendían las razones por las que había actuado como lo había hecho.

    Se habían dado cuenta de que no era mala y se sentían mal por juzgarla.

    No le interesó. No sintió rencor, ni dolor, ni siquiera preocupación por ellos y su tristeza. No sintió nada más que el suave cuerpo que estaba entre sus brazos.

    Se tardaron un poco en percatarse, soltó en su mente el híbrido.

    Luego, los demás dejaron de existir.

    Recostada entre sus brazos, herida y más cansada que nunca, ella lo miró; tan hermoso como siempre, pensó. Cerró los ojos unos minutos y suspiró, luego levantó el rostro y su mirada café se percató de una gruesas lágrimas que rodaban por aquellas tersas mejillas masculinas

    Estás... llorando comentó y su voz sonó levemente ahogada, apagada. Por las heridas, quizáNunca antes te había visto llorar.

    Su mente voló recordando aquellos tiempos en los que seguía viva. Recordaba, específicamente, que una vez le había preguntado por qué veía el llorar como una muestra de debilidad, luego de ver cómo detestaba ver llorar a las personas, específicamente a una mujer. Él había bufado y había subido a un árbol.

    Ahora se daba cuenta de que había malinterpretado todo. Él no veía nada malo en llorar, lo veía en hacerlo él. Comprendió que él sentía que debía ser fuerte y que le molestaba ver a los demás llorar porque tenía la extraña sensación de que debía cuidarlos y de que, como ellos sufrían, había fallado.

    Cerró una vez más los ojos, mientras que los de él al oír su comentario se abrieron un poco más, dando paso a una cascada de gotas salinas.

    Gotas con esencia de dolor, pensó ella.

    Eres la primera mujer a la que he amado... Y aún así... ¡No fui capaz de protegerte!-su voz se rompió y ella sintió que su propio corazón igual lo hacía al escucharlo hablar así. Lloraba intensamente y Kikyo también sintió ganas de hacerlo.

    Calló por unos minutos, pensando bien qué responder. Diría cualquier cosa para hacerlo sentir mejor. Finalmente, decidió dejar que su corazón hablara. Seguro, él sabría qué decir y cómo hacerlo.

    —Tú viniste por mí —pronunció con voz suave— ¡Eso es suficiente! —y sonrió con tanta dulzura que Inuyasha, por un segundo, podría jurar que volvía a ser su Kikyo, la que había muerto hacía 50 años. No la de barro, la real.

    Y la besó. Ella correspondió. Ninguno pudo evitarlo. Los sentimientos transmitidos en aquel puro roce de labios hablaron solos. No hubo más palabras y es que, no las necesitaban. Se conocían lo suficientemente bien como para saber que esa caricia le había bastado al otro para entender lo que su pareja sentía.

    Miles de imágenes pasaron frente a sus ojos, millones de recuerdos, guardados celosamente en lo más profundo de ambos corazones.

    Segundos después, él la sintió desvanecerse y su cuerpo se convirtió en un montón de lucecillas amarillas, que se esparcieron por todo el lugar y lo alumbraron con su hermosa luz, deslumbrando y embelleciendo el paisaje que, por cierto ya había oscurecido.

    Kagome se paró de donde estaba sentada, y los demás siguieron su ejemplo.

    —Tan cálido... —susurró con los ojos cerrados la azabache, refiriéndose al alma de la reencarnada, mientras que los demás miraban fascinados.

    Nadie dijo nada más.Las lucecillas finalmente desaparecieron.

    —Quería protegerla para siempre, de todos y de todo... —susurró el medio demonio. En su voz no había rabia, solo un leve dolor. Y aún así, sonó extrañamente tranquila. Quizás porque sabía que ella por fin obtendría lo que tanto ansiaba y merecía: La paz.

    El silencio habló por sí solo e Inuyasha supo que sus amigos sentían su pérdida cuando sintió que ninguno hablaría. Comprendió que esperaban su reacción y que callaban por solemnidad y solidaridad hacia él.



    Se giró hacia ellos y se dio cuenta de que lo observaban con intensidad, y que en cada par de ojos se reflejaba un sentimiento diferente.



    Sonrió levemente, porque no estaba solo. Su sonrisa se acentuó al ver a lo lejos una pequeña lucecilla; más aún cuando la vio acercarse y posarse en su corazón, porque comprendió otra cosa: Ella permanecería con él, que a su vez atesoraría su recuerdo como una de las cosas más valiosas que tenía.



    Ahora sólo quedaba reponerse. Ellos lo ayudarían a seguir adelante. ¿Quién contra él si los tenía a todos ellos de su lado? Elevó la mirada y entendió que no sólo ellos velaban por él: Kikyo había dejado todo resuelto antes de irse.



    Se había asegurado de que él estaría bien, con el último y único deseo de que la recordara con amor. Como la mujer dulce que lo había amado y cuidado más allá de la muerte.



    Así lo haría él.



    _________

    Adfs, todo un problema para encontrar un buen título y más para ponerle un final :S No gustarme ;_; No me destrocen
     
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