Drabble Reconciliación [Chad x Emily] [¡Parejas Disparejas!]

—Esquiva eso, Espe-

—¡No, ataca! ¡Fósforo, cúbrele!

—¿¡Pero qué!?

El ataque del Salamence enemigo impactó en la pobre y confusa Espeon, quien no comprendió a tiempo qué orden debía seguir en medio de aquel extraño combate cooperativo. Adolorida se giró para ver a su entrenadora, quién le pedía disculpas con la mirada mientras parecía continuar molesta con el entrenador que se encontraba a su lado. Inflaba sus mejillas como una niña pequeña, frunciendo el ceño mientras escuchaba exclamaciones cargadas de frustración demasiado cerca. Chad Redflame tampoco se dignaba a mirarla.

—Ese ataque podría haber sido anulado fácilmente, Em. ¿Es que no estás centrada o qué?

—¡Claro que no lo estoy! ¡Contigo cerca es imposible, no dejas de farfullar cosas sin sentido! —exclamó la morocha, con una mezcla de molestia y tristeza en su interior. Odiaba discutir, y más si era con su novio. Pero aquella pareja que les había retado de improvisto les había obligado a hablarse, cuando estaba claro que habían discutido. ¡Se hacía demasiado incómodo estar centrada! Volvió a mirar al frente, decidida a seguir—. Está bien, Espeon. Atacaremos.

—Espera, ¿pero a quién atacas? —Chad la miró sumamente desconcertado, sin prestar atención a la expresión iracunda de su inicial, quien esperaba una respuesta. Suspiró, frustrado—. Pues golpea al que sobre, Fósf-

Pero la otra pareja compartían una conexión demasiado fuerte, y pronto supieron crear la combinación perfecta para tomar desprevenidos a aquel par de tortolitos. Cuando fueron conscientes de lo sucedido, Emily se encontraba abrazando a Espeon, hundiendo su rostro en ella sumamente afligida. Chad la observaba de lejos, mordiéndose el labio inferior.

Odiaba verla así.

—Vaya, qué decepción —murmuró uno de los oponentes, tras devolver a su equipo a sus pokéballs correspondientes—. Os falta coordinación, chicos. Sea cual sea el motivo por el que estáis así, no merece la pena.

Permaneció en silencio, meditando las palabras de sus adversarios incluso cuando estos se hubieron marchado. Notó cómo Emily se había vuelto a poner en pie, y caminaba con la cabeza gacha hacia donde estaba, pues habían quedado en ir al Centro Pokémon a descansar. Dejó que le adelantase, y entonces tomó su mano antes de que pudiese dar un paso más. Emily le miró desconcertada, con sus orbes cristalinos. Chad pareció vacilar por un instante.

—Lo siento. Hemos... perdido por mi culpa, no debería haber discutido por una tontería como esa. Soy un imbécil —alzó entonces sus orbes rojizos, clavándolos en los de la entrenadora. No pudo evitar darle un codazo a Fósforo al escucharle asentir ante sus palabras—. Tú no te metas, gil. Lo estoy intentando.

Pero Emily no le dejó decir nada más, pues no tardó en rodearle con sus brazos hasta esconder la cabeza en su pecho, con una sonrisa en sus labios.

—Yo también lo siento mucho, Chad —murmuró, notando su voz algo quebradiza—. ¿Te parece si descansamos un poco comiendo brochetas de Tentacruel? ¡Y luego seguimos entrenando!

Chad sonrió también, correspondiendo el abrazo.

—Dalo por hecho.