Realidad.

Tema en 'Novelas Terminadas' iniciado por Death kiss, 14 Enero 2012.

  1.  
    Death kiss

    Death kiss Entusiasta

    Sagitario
    Miembro desde:
    11 Octubre 2010
    Mensajes:
    165
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Realidad.
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Acción/Épica
    Total de capítulos:
    2
     
    Palabras:
    455
    Iba manejando su pequeño auto a una velocidad pausada, recordaba cosas y las olvidaba cada vez que cambiaba de dirección. El camino se acortaba pero no había prisa.

    Muchas cosas sucedían ante sus ojos; su cerebro se encargaba de procesar los movimientos, los colores y las sensaciones a mil por hora. Cada mañana era distinta, aunque en teoría nada estuviera cambiando.

    Se dirigía a la universidad donde cursaba Estudios Urbanos. Si bien era una chica de clase media a la que ni le faltaba ni le sobraba nada, se interesaba por los estratos sociales más bajos, aquellos que el resto de la sociedad ha marginalizado con el paso de los años. La razón se la otorgaba a que ella no era una persona que ignoraba las cosas; los medios de comunicación no mentían con respecto a la situación... cada día el indice de muertes aumenta en todo el mundo.

    Estacionó el auto en un puesto que la universidad reservaba para uso exclusivo de los profesores, sabía que no era lo correcto pero el ocupante "legal" no tenía auto, así que no infringía nada más que el gran cartel de aviso en la entrada del estacionamiento.

    Sintió su estomago gruñir, tenía hambre. Calculó que podría ir a comer a la otra cuadra y regresar a tiempo para la primera clase del día, de manera que apuró el paso y llegó al local. Pidió algo ligero pues odiaba comer mucho en las mañanas.

    Al terminal de comer observó el reloj, notando que aunque quedaban alrededor de 15 minutos libres, el Dr. Aguilar siempre llegaba temprano a sus clases; lo que significaba que debía apurarse.

    Saldó su cuenta, tomó la cartera de la silla y caminó hacia la universidad. Cuando pasaba justo al frente del estacionamiento, observó que dos hombres estaban quejándose con el vigilante de la presencia de autos de alumnos en esa área. Camila se espabiló y con paso firme se adentró en el lugar, subió a su auto asumiendo un aire despreocupado con la intención de aparcarlo en otro lugar sin que los aludidos notaran que la chica en cuestión, era precisamente una de sus preocupaciones.

    Los puestos reservados para los visitantes siempre estaban llenos y ese día no era la excepción. No le gustaba aparcar detrás de la universidad porque este era un lugar solitario, pero no le quedaba de otra: el Dr. Aguilar seguramente estaba comenzando la clase en ese preciso momento.

    Y entonces sucedió algo completamente inesperado. Mientras ella miraba por el retrovisor maniobrando entre los otros coches para estacionarse prudentemente, un tipo de aspecto descuidado abrió la puerta del copiloto y entró al auto portando un arma de fuego que justamente apuntaba a la cabeza de la ahora aturdida Camila.

    Continuará...
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  2.  
    Death kiss

    Death kiss Entusiasta

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    Acción/Épica
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    754
    — ¡Hey preciosita!, tranquila, ni se te ocurra bajarte del auto —Me dijo mientras continuaba apuntando la pistola por encima de mi oreja derecha.

    — ¿Quién eres? ¿Qué quieres? Dinero, el auto… ¿qué? ¡Habla! — le contesté con cierto temor escondido. Yo no era una chica sumisa pero tampoco sería tan idiota como para negarme a darle el auto o el poco dinero que llevaba conmigo si eso era lo que el tipo quería, mi vida valía más que eso.

    —Te dije que tranquila… hoy vas a saber lo que es bueno. — Le pasó seguro a las puertas y vio mi teléfono celular en el compartimiento central, lo tomó y le sacó la batería, acto seguido la arrojó por la ventana—. Maneja hacia la ruta vieja del Bosque Montaña, no te desvíes porque… digamos que mi dedo puede hacerlo fácilmente también, ¿entiendes?

    — ¡Lo haré, lo haré! Haré todo lo que quieras, dime lo que quieres y te lo doy chamo, pero por favor no me mates, si quieres llévate el carro —Le supliqué conmocionada, pero él se rió de mí. ¡Cómo si aquello llegará a causar gracia alguna, qué desgraciado!

    —No seas tontita mami, ¿no te has dado cuenta que te quiero a ti? ¡Vaya premio me ha tocado! Todo un monumento y para mí solito. Uff, me haces agua la boca —Me puso la mano libre en la pierna, le eché una mirada mortífera y la quitó a regañadientes; aunque tenía la fuerza de doblegarme y también el medio, en ese momento le hizo caso a mi gesto y prosiguió su argumento— y pensar que eres mi boleto dorado…

    — ¿A qué te refieres? —Pregunté confundida, absorta, ultrajada. Tenía ambas manos oprimiendo considerablemente el volante del auto, las apoyaba con tanta fuerza que notaba la sangre comprimiéndose; estaba haciendo presencia el miedo aunque mi modo de hablarle al tipo reflejara otra cosa.

    Boleto dorado”, este hombre tenía un objetivo claro conmigo, era obvio que a robarme no se refería, ¿matarme?... pues yo no era una chica problemática y tampoco poseía enemigos del calibre mafioso, de manera que si quería matarme tendría que tener otra razón, no venganza precisamente.

    Sus asquerosos cumplidos me señalaban la morbosidad de sus ideas para conmigo, pero yo debía adelantármele, si él quería violarme… ¡Rayos! Mi sentido de supervivencia no podía estarme fallando ahora, no debía.

    —Bueno mami, este es el asunto. Yo vivo en un barrio, mi familia necesita protección y los policías están muy ocupados robando las ganancias de los narcotraficantes que agarran…

    En ese momento vi a lo lejos un camión que venía en dirección contraria a la nuestra, dejé de escuchar al hombre a mi lado y pensé… ya habíamos dejado la zona transitada hace momentos, esta sería probablemente mi única oportunidad para salvarme, además los camioneros usualmente andan armados ¡bingo!; le hice cambio de luces cuando noté que mi copiloto estaba ensimismado en su relato, aunque ni por ello dejaba de apuntarme el revólver en la cabeza.

    —Concéntrate perra. No te portes mal porque te voy a castigar —Me gritó moviendo la pistola circularmente en mi oreja hasta ponerla en mi mejilla y mis labios.

    — ¡Quítame esa cosa de la cara! ¿Cómo quieres que me concentre cuando me pones una pistola en la cabeza? Sigue con tu puto cuento de una vez— Exclamé aunque luego sentí cierto arrepentimiento racional. Seguí manejando hacía donde me decía, aún faltaba recorrido pero debía pensar rápido en una escapatoria factible.

    —Hmm, me estas empezando a agradar, me gustas pero más te vale que te aquietes—Bajó la pistola de mi cara y relajó su brazo por sobre el posador de bebidas, continuaba apuntándome pero al menos yo ya no veía ni sentía el arma en mi cabeza.

    Al cabo de un par de minutos sonrío vagamente y me dijo:

    —Entonces seguiré. La cosa es que hoy en día la vida esta muy difícil y mucho más para la gente pobre y marginada; tú no me entiendes porque lo tienes todo y quizás nunca has pasado hambre o tenido que sacar a tu familia de la casa porque afuera hay una balacera.

    — ¿Por qué dices que soy tu boleto dorado? —Le interrumpí.

    —Si no estas dentro, estás en contra y te matan. Tengo que unirme a una banda y me pidieron que violara a una mujer dejando que esta pusiera la denuncia en la policía, oficialmente sería coronado con un “se busca”, como ellos. Por eso eres mi boleto, además de que estas buena y no me caerás nada mal preciosita. ¿Comprendes?
     

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