Otro R de Roto [Días de abecedario]

Tema en 'Relatos' iniciado por Kaisa Morinachi, 31 Marzo 2020.

  1.  
    Kaisa Morinachi

    Kaisa Morinachi Crazy goat

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    Título:
    R de Roto [Días de abecedario]
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    Para todas las edades
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    Amistad
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    693
    R de Roto


    Enfurruñado se dirigió a la oficina, le molestaba que se le hubiera roto el pantalón tan visiblemente, pero más odiaba que no haya sido él mismo en percatarse primero del asunto.

    —¡Oiga, profe! —llamó desde la puerta, algo brusco.

    Una señorita bajita y de oscuro cabello largo amarrado en un enorme tomate salió a recibirlo, tenía sus 30 años.

    —¡Oh! Mauricio ¿Qué te trae por acá? —comentó con una sonrisa—. ¿Sabes? Estaba por tomar una merienda, así que estoy media ocupada—. Miró titubeante hacia dentro del salón de profesores—. ¡Pero puedes entrar! Acompáñame y cuéntame lo que ocurre ¿Okey?

    —Okey —contestó escueto, entrando a la sala.

    Se sentó por delante de ella en la mesa, pues era algo estrecha y no quedaba tan lejos unos de otros. La profesora de ciencias empezó a servirse una taza de café… Y después le sirvió un té “al niño”

    —Ahhh, no tenía porque, profe —agradeció tomando la taza, para después verse aun más sorprendido al ver los bocadillos dulces que sacaba de su gran cartera, entregándole dos—. S-sabes usted ¿No? Con esto no logrará comprarme para que estudie—. Dejo soltar una pequeña risa, recibiendo los bocadillos.

    —Tsk, estamos en recreo, no en clases—. Revolvía el azúcar liquida en su café ¿Eso no era delito?—. Aparte ¿Qué tan mala profe crees que soy? ¿Necesitando sobornar a mis alumnos para que estudien? Creo que tenías claro que puedo llegar a ser tan orgullosa cómo tú—. Ambos sonrieron y empezaron a tomar sus respectivas tazas.

    —Ne-necesito que me arregle el pantalón, profe —comentó cuando ya se encontraban con pocas cosas por seguir consumiendo—. Jugando con los cabros en la ladera supongo que pasó, yo le dije que usáramos cartones, pero son porfiados—. Dio un suspiro.

    —Pero Mauri, los cartones están fuera del colegio, no pueden salir del colegio —comentó agraciada—. Deberías agradecerles, o si no me hubiera visto obligada a anotarte, por porfiado.

    —¡Pero profe!—. Se escudó—. Si los hubiéramos usado no estaría ocupado su tiempo ahora—. Terminó el último sorbo de una—. Aparte, están al lado, un par de pasos y me devolvía—. Miró la mesa, como si fuera curiosa—. Además, por muy aburrido que sea… Es mejor estar en el colegio, con mis compañeros… Con usted, hacen soportable al resto de profesores ¡Y sobre todo a los inspectores! Cómo les encanta andar mosqueando por detalles mínimos —suspiró agotado.



    —Ya, he terminado —dijo levantándose para dejar los platos y cubiertos donde los lavarían después, tenía que encargarse de algo con el costurero que trataba de alcanzar de lo alto del mueble—. Tengo que arreglar esos pantalones—. Maldita altura, se cuestionó si tuvo que haberse quedado como profesora de parvulario.

    —Aquí tiene—. Le alcanzó el costurero el adolescente, y este suspiro por quien sabe cuanta vez—. Al tiro le entrego los pantalones.

    Así se quedaron en la sala de profesores, él con una gran manta en su regazo para no incomodarse por la temporal perdida de su prenda y ella manos a la obra en arreglar el dichoso pantalón.

    Y se demoró menos de dos minutos en hacer una costura firme de la prenda rota, entregándosela nuevamente al chico, se despidieron y el alumno fue a divagar un rato por el colegio antes de volver a la sala, ya habían entrado a clases y cualquier reprimenda por ello tenía el tema del pantalón para excusarse.

    ¿Quién lo diría? Con tantas costuras que le había hecho a su ropa no solo conseguía reparar sus prendas, también conseguía lento, pero preciso, arreglar esas figuras fraternales que se habían roto hace tiempo.



    “¿A qué te dedicaras cuando grande?” Recordó la pregunta preocupada de la ahora cincuentona, mientras arreglaba la manga rota de la niña que se había pasado a llevar con un clavo.

    —Debes tener más cuidado ¿Qué pasa si resulta que justo nadie puede ayudarte?— Ya habían aplicado la curación en el pequeño rasguño de la chica.

    —Vamos, profe Mauri, esto ni duele—. Le respondió la niña que hace unos momentos botó un par de lágrimas cuando le aplicaron alcohol etílico.


    fin

    Palabras: 695
     
    Última edición: 31 Marzo 2020
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  2.  
    Sonia de Arnau

    Sonia de Arnau Let's go home Comentarista empedernido

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    Mientras leía el relato y avanzaba llegué a pensar muchas cosas y no muy buenas, que mente la mía. En un momento, de verdad pensé que la profesora se estaba insinuando al estudiante, y que el estudiante sabiendo eso comenzó a ponerse nervioso. Al final, no fue así.

    El relato está muy bien, y me gustó mucho el final, cuando se nos muestra al estudiante que ahora se nos muestra como un profesor, haciendo lo mismo que lo que hacía su profesora. Como si iniciara un círculo, animando y tratando a sus estudiantes como a él lo animaron en su tiempo.

    Otra cosa que me gustó mucho fue la manera en que fue “evolucionando” (aunque diría mejor que fue abriéndose) el personaje principal. Al principio se nos mostró con una actitud seria, mandona hasta cierto grado irrespetuosa, no obstante, poco a poco se nos mostró su verdadera naturaleza, por decirlo de esa forma, siendo la profesora quien hizo que sacara su verdadera personalidad.

    Debo ser honesta al decir que no me quedó del todo claro el ambiente y el tiempo en el que sucede el relato. Digo, queda claro que están en un colegio, y que el estudiante buscó a su profesora para que le cociera su pantalón. Lo que no comprendí del todo fue el contexto. Por ejemplo, cuando se menciona a los “cabros” no supe si se refería al animal (a la cabra) o si se refería de esa forma a sus compañeros. Si es a los primeros, me parece muy particular un colegio en la que se encuentra ambientada la escuela, y si se refería a sus compañeros, forma muy extraña, para mí por lo menos, de llamarlos así; aunque viniendo de él sería lo más lógico. Añadiendo también la mención de “inspectores”, como si fueran gente mala o despiadada, al igual que los profesores, sus comentarios hacia ellos me dejó pensando, como si en realidad eran obligados a vivir allí; probablemente desde que son muy niños. A raíz de ese pensamiento, me tomé más literal está frase:
    Que por cierto es mi favorita. Me pareció muy bien lograda. Creo que es en este punto en que te das cuenta la verdadera idea que nos quiere transmitir el escrito. De un pobre muchacho que quizá se encontraba desorientado, al pensar que los adultos no lo comprendían, quizá al no dejarle hacer las cosas que él deseaba, por eso su actitud del principio, pero que al final encontró a una adulta que lo compendió, por eso recordó esa pregunta que le hizo ella al atender a su estudiante.
    Debido a eso, me hubiera gustado un poquito más de contexto, ¿cómo fue exactamente como se descoció el pantalón? ¿Quienes son los inspectores? ¿Por que exactamente le hubiera gustado a la profesora trabajar con niños? ¿Si él no se dio cuenta de su pantalón, quién fue?

    Debo recalcar que hubo algunas oraciones que me confundieron y que no se me hicieron claras; no sé si esa fue tu intención. también noté algunas oraciones que les faltaba una que otra coma para que la lectura fuera más amena y menos enredosa de leer. La falta de acentos en algunas palabras.
    Aquí debería haber un punto, si la próxima oración va con mayúscula, o por el contrario, colocar una coma después del nombre y la palabra "qué" en minúscula.
    Lo mismo que lo anterior. Además de que la oración me parece que se escucha un poco rara.
    Lo mismo que lo anterior; es extraño leer la palabra "curiosa", ¿por qué la mesa está curiosa? Se puede buscar una mejor palabra. "extraña" o "como si ésta tuviera algo raro."
    Este párrafo es algo confuso, ¿quién dijo sobre los platos y cubiertos?, ¿la profesora? y ¿por qué de pensar en lavar se pasa al costurero para pasar rápido a que debía alcanzarlos?. El "maldita altura" ¿lo dijo en voz alta? Si fue así, ¿por que la oración continua cómo si ella continuara?
    Aquí, no esta tan mal, pero la primera vez que leí la oración me confundió. Si bien, Mauri le dijo que rápido se los entregaría después de entregarle el costurero, hubiera sido mejor recalcar que él finalizó con "Al tiro le entrego los pantalones".
    Esos fueron unos cuantos errores que pude recalcar, pero creo que vi un par más pero se me perdieron.

    Hay algunas palabras que yo desconocía, por lo que me vi en la obligación de buscar en un diccionario, como por ejemplo: “porfiados”, una palabra que honestamente en mi vida había escuchado, que recuerde. Y el “parvulario”, no sabía que a eso se le llamaba así.

    Fue un relato bastante agradable de leer, Mori. Siempre hay algo reflexivo en tus escritos y es algo que me gusta mucho a la hora de leerte, por eso te invito a que sigas mejorando y continúes escribiendo.

    Por mi parte eso sería todo, nos estaremos leyendo.

    Saludos.
     
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