Long-fic Quizás después de la muerte [Inu&Kag]

Tema en 'Fanfics Abandonados de Inuyasha Ranma y Rinne' iniciado por ImbrisxHiems, 9 Diciembre 2013.

  1.  
    ImbrisxHiems

    ImbrisxHiems Iniciado

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    Quizás después de la muerte [Inu&Kag]
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    Para adolescentes. 13 años y mayores
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    Drama
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    Hola! Gracias por entrar! Comenzaré este fic, espero poder subir capítulos con regularidad. La idea surgió de forma espontánea mientras iba por la calle, y estará escrito de forma completamente improvisada, no tengo nada preparado, ni totalmente estructurado, así que espero resulte de su agrado (verso sin esfuerzo). Saludos! :)

    Quizás Después de la Muerte -I-.

    En la noche clara, los cascos de los caballos resonaban estruendosos en la tierra, el polvo se elevaba danzante, las tropas gritaban con gloria.

    En la noche clara, el fuego se alzaba hiriente, la madera, los prados y la gente, ardieron inclementes ante sus ojos dolidos. Su pueblo destruido, sus manos inútiles y sus pulmones enfermos...

    -Quémenlos a todos! que ardan en el infierno de dónde vinieron! No quiero a ninguno de estos salvajes con vida! -vociferó la voz grave del general, mientras sus soldados obedientes continuaban su labor-

    -Señor! -gritó uno de ellos- Estos tienen niñ--

    -Mis ordenes no fueron claras?! -interrumpió- A todos soldado!, Qué sufran! -sentencio alejándose sobre su caballo-

    El pequeño pueblo ardía en llamas, los hombres intentaron defender a sus familias con las pocas armas que conservaban, pero nada podía contra el ejercito Real. Los gritos escalofriantes y los llantos de mujeres y niños se ahogaban en la noche, en el fuego y bajo las hojas afiladas de los sables. Él no podía con eso...jamás había podido y jamás querría hacerlo; sus compañeros acataban con soltura, casi complacidos, sus ojos ansiaban ver la sangre derramada y oír los últimos gritos de un pueblo abandonado por sus Dioses...Él no...arreó su caballo y se mezclo en el infierno, como lo hacía siempre, impotente ante la injusticia, esperando no ser descubierto se internaba como muchas otras veces en el bosque oscuro, dejando atrás las llamas y el bullicio...

    Unos cuantos metros de recorrido bastaron para que a sus oídos llegará tenue la débil voz clamando en una lengua ininteligible, desaceleró el trote de la bestia, agudizo sus sentidos hasta hallar la fuente y entonces la vio... La joven yacía a los pies de un árbol anciano, marchita... sus piernas sangraban al igual que sus labios, su piel ennegrecida por el hollín, sus ojos aterrados destellaban con el brillo de las llamas a lo lejos...
    El joven soldado descendió hasta arrodillarse a su lado, ella mantenía la mirada perdida en el caos y su mano aferrada a un viejo arco de madera; miró a su alrededor procurando no ser visto, un par de metros mas allá, yacía inerte el cuerpo de uno de sus compañeros, atravesado por una flecha prominente...

    -Mujer...puedes oírme? -pregunto pasmado, casi sin aliento ante la escena-

    La joven desvió con lentitud sus ojos hasta el masculino y asustado rostro, pero de sus labios secos sólo rodó un gota de sangre espesa. Él dudó por un momento, dos entes debatían en su interior, pero no había tiempo...

    -Suficiente Soldados! revisen el área y asegúrense de que no halla quedado ni uno de pie! -gritó a lo lejos con voz firme otra vez el general-

    El joven al oírlo, atinó a volver a su caballo, le descubrirían, pero antes de que se pudiese poner en pie, una mano suplicante se aferró a la solapa de su uniforme y las lágrimas de la mujer cayeron a la tierra, algo en él se contrajo con violencia, su mandíbula tensa y sus manos en puño, era ahora o nunca... Sin meditarlo un segundo más acunó a la chica entre sus brazos y subió como pudo a su caballo, ya arriba se hizo de las riendas en una mano, mientras que con la otra mantenía a la chica sujeta contra él, los gritos de las tropas se aproximaban a velocidad y ellos no se quedarían allí para verlos, le pegó al equino con las espuelas y este echó a correr, raudo como un fantasma en la oscuridad...

    No sabía si hacia bien o mal, pero sin duda no estaba midiendo el peligro en sus actos, si alguien le veía salvando a un miembro de aquel odiado pueblo, sólo recibiría a cambio su propio final...

    -----------------------------------------------------------------------------------------------------------------

    Gracias por leer! disculpen la brevedad, es tarde y mis ideas se confunden. Nos vemos :)
     
  2.  
    Kohome

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    Hola.

    Bueno, no soy muy fanática de los InuxKag, pero debo admitir que el título me llamó la atención.

    Debo, antes que nada, marcar tus errores y luego decirte mi opinión personal respecto a trama y blablabla.

    Primero: Para los diálogos se usan los guiones largos o rayas largas (—), en lugar de los guiones comunes (-). Eso da más orden al texto y mejora estética y visualmente para el lector.

    Ejm:

    -Suficiente Soldados! revisen el área y asegúrense de que no halla quedado ni uno de pie! -gritó a lo lejos con voz firme otra vez el general-

    — ¡Suficiente soldados! Revisen el área y asegúrense de que no quede ni uno en pie —gritó con voz firme el general.

    Segundo: Omite ese guión al final de los diálogos, simplemente termina con un punto, como te mostré en el ejemplo anterior.

    De hecho, me basaré en ese ejemplo para mostrarte varias cosas.
    Fíjate bien:

    1. Si vas a usar signos de interrogación o exclamación, entonces abre y cierra, no los pongas solo al final. (¡Hola!, ¿Te encuentras bien?).
    2. Después de que hayas escrito una frase con signos (ya sea de interrogación o exclamación), siempre se inicia con mayúscula. (¿Te molestó lo que dije? Fue sin intención).
    3. Usa la economía de palabras: lo que puedo decir en dos, ¿para qué en tres? Un claro ejemplo es el que te dejé arriba, compara.

    Y bueno, eso en resumidas cosas. Creo que habrá personas más calificadas para decirlo mejor.

    En cuanto al fic.
    Como diste un previo aviso en el título de que sería InuxKag, es casi obvio quienes son los que empezaron en este capítulo, aunque no puedo asegurar nada, siempre existe una posibilidad de que no sea así.
    Me gusta el rumbo que está tomando, sale de la trama que muchos han presentado y se ve que tiene futuro, no sé, pero me los imagino como un par de fugitivos... o quizá el soldado oculte a la joven en su casa, que queda justamente en el reino del tirano que mandó quemar aquella aldea.

    Asdf, ya dejé que se me volara la imaginación. Lo siento. :)

    Bueno, como es tu fic lo dejo a tu criterio.

    Como te dije luce prometedor, sé que tendrá futuro.

    Si necesitas algo no dudes en preguntarme. ¡Nos vemos en el próximo capítulo! (...ow, eso sonó como DBZ xD).

    ¡Suerte!
     
  3.  
    ImbrisxHiems

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    Hola!

    Kohome, gracias por el comentario y la ayuda, siempre estoy abierta a las criticas constructivas :) Me hace feliz que te haya agradado el capítulo a pesar de no ser tu pareja favorita para los fics, al menos ahora se que mi título causa alguna impresión hahaha.

    Quizás después de la Muerte II.

    El sol caía rojizo en el horizonte, los más jóvenes acomodaban las tiendas para pasar la noche, mientras las mujeres preparaban la comida para todos, excepto una, la joven de la trenza azulada, quién se empeñaba en afilar la punta de sus flechas...

    —Mi preciosa estrella, ¿Por qué no vienes a comer? — dijo el anciano con dulzura, mientras acariciaba el cabello de la chica.

    — Lo haré abuelo, ya casi termino, están perfectas ¿No es así? — respondió ella mostrando su aljaba llena de flechas nuevas.

    — Sé que amas lo que haces hija, pero deberías divertirte un poco, desaprovechas tu juventud con esas flechas, ve al lago, lleva a tu hermano y naden un poco, te hará bien — sonrió con amabilidad.

    — Lo intentaré...— Murmuró con algo de tristeza.

    — Te esperamos — finalizó él, depositando un beso en la frente de su nieta.

    El anciano retornó con el resto del grupo, mientras ella admiraba la última de sus creaciones con desgano, nada volvería a ser igual por más que lo deseara, pero debía intentar componerse. Puso la flecha junto a las demás, colgó la aljaba a su hombro y caminó calma sobre las pisadas de su abuelo...

    Pero no llegaría a reunirse con los demás... Un estruendo de caballos se acercaba con rapidez, el polvo podía verse ya...los rostros de todos palidecieron y sus ojos se abrieron con terror, les habían encontrado, les habían atrapado y no podrían escapar...

    El caos no se hizo esperar, las mujeres tomaron a sus hijos y buscaron refugio, mientras los hombres se hacían de las pocas armas que habían rescatado desde el último ataque. La joven les vio llegar, la tropa de soldados se imponía ante ellos y ella no se echaría para atrás...

    Todo había ocurrido tan rápido que casi no podía recordar cómo habían llegado hasta ese punto, el campamento ardía, su gente caía ya sin fuerzas y a ella sólo le restaban un par de flechas…

    — ¡Abuelo! ¡Souta! — gritó esperando poder ser oída entre todo el ruido.

    —Nadie vendrá por ti preciosa, ¿Qué tal si nos divertimos antes de que acabe contigo?— dijo el soldado dirigiéndole una mirada lasciva.

    El humo nublaba la vista de la muchacha, pero consiguió ver al hombre que venía hasta ella, sin pensarlo demasiado echó a correr, se internó en el bosque, podía sentir las pisadas del soldado detrás, sus ojos lagrimeaban y sus pulmones no resistían igual que antes. Cuando creyó haber tomado distancia suficiente, tomo su arco desde su espalda y apuntó al soldado, pero esté ya estaba demasiado cerca; se abalanzó sobre ella tirando de sus ropas, ambos cayeron al suelo…

    — Encantadora, no te hagas la difícil, te gustará — dijo el hombre mientras forcejeaba con la chica.

    — ¡Antes muerta! — gruñó.

    Con esfuerzo logró sentarse sobre él, sus rodillas se rasparon dolorosamente contra la tierra, pero no le importó…

    — ¡Maldita perra! — gritó furioso por la actitud nada sumisa de la chica y lanzó un puñetazo al rostro de esta.

    La joven gimió adolorida, pero no cedió su posición, sintiendo el sabor metálico de su sangre en los labios y en un movimiento rápido tomó la última de sus flechas en la aljaba, el soldado reunió fuerzas para quitársela de encima, pero ella fue más rápida… la flecha entró limpia en el pecho masculino, el soldado bramó, mientras ella ponía toda la fuerza que le quedaba en sus manos para insertar la flecha más profundo, él dejó de moverse y la sangre emergió a borbotones de su boca, después de eso, todo fue oscuridad…

    Salieron de las profundidades del bosque y el reino ya se alzaba ante ellos, sin embargo, su destino se encontraba en las periferias más nobles de este…

    Al avistar los grandes prados disminuyó la velocidad del caballo, el cual se encontraba exhausto, rodeo silencioso la imponente casona hasta llegar a los establos, bajó del caballo dejando a la muchacha sobre la montura y dirigió al equino hasta su corral…

    — Gracias amigo, te mereces un buen descanso — susurró el joven a su animal mientras le quitaba las riendas.

    Tomó a la chica entre sus brazos y dejó libre a la bestia; atravesando cultivos y graneros, llegó hasta el jardín que rodeaba la majestuosa casona colonial, se escabulló de guardias y sirvientes hasta dar con el ventanal que buscaba, lo abrió de un leve empujón con la pierna y se metió dentro cuidando no golpear a la joven, ya conociendo el lugar, se dirigió sin necesidad de luz hasta una cama y deposito con cuidado a la mujer. Cerró otra vez las hojas de la gran ventana, esta vez con cerrojo y deslizó las cortinas, encendió la vela más próxima y respiró aliviado…


    — Al fin…— suspiró dejando la vela sobre la mesita de noche.

    Miró a la chica inconsciente sobre la cama y su expresión se ensombreció, ¿Por qué la había traído?, ¿Por qué la había traído precisamente a su casa, a su habitación?, ¿Es qué estaba loco?, si alguien la descubría sería su sentencia a muerte, nadie podría salvarlo de algo así…

    — Me lleva el diablo…— gruñó entre dientes.

    Caminó hasta la puerta de la habitación y la cerró con llave, luego atravesó la amplitud del lugar hasta otra puerta, esta daba a un gran baño interior, que era sólo para él. Se quitó las partes de su uniforme que había manchado con la sangre de la mujer durante el viaje, vertió un poco de agua desde un jarrón para lavar su rostro y el resto del líquido lo puso dentro de una palangana, la cual llevó hasta la cama. Se sentó a un lado del cuerpo de la chica, mientras humedecía un pañuelo…

    — El qué te hizo esto no vivió para contarlo, ¿No es así? — murmuró mientras limpiaba las heridas de la chica — Ya no deberás preocuparte…

    Limpió las piernas de la chica lo mejor que pudo, también su rostro, no parecía tener nada grave, así que sólo quiso darle un mejor descansar, ya por la mañana podría darse un baño ella misma y quitarse las extrañas prendas que llevaba puestas…

    A la mañana siguiente…

    Le dolía cada leve movimiento, su cuerpo se sentía derrotado. Con esfuerzo abrió los ojos y la luz ardió en ellos. Un par de recuerdos cruzaron su mente y entonces se asustó. Se incorporó en la cama, miró a su alrededor y se topó directamente con un extraño par de ojos que la observaban con atención…

    — Por favor, no te asustes, estás a salvo aquí — dijo él tratando de que ella no se alterara.

    Pero no funcionó, la chica ignoró por completo su adolorido estado y se levanto buscando una salida. Él frunció el ceño y comenzó a seguirle…

    — ¡Hey!, ¿Qué haces?, ¡Quieta! — exclamó tratando de atraparla, la chica era rápida, pero no conocía el lugar, por lo que sus intentos eran torpes — ¡Te tengo! — dijo al fin atrapándola por la cintura con un brazo.

    — ¡Buenos Días Joven Inuyasha, traje su desayuno! — dijo una gastada voz femenina tras la puerta, acompañada de un débil Toc Toc.

    — Maldición…— susurró entre dientes.

    Miró a la chica y con un dedo índice le indicó que no hiciera ruido alguno, sin soltarla se dirigió hasta la puerta, quitó la llave y abrió sólo un poco…

    — Buenos Días, Kaede —saludó a la anciana tratando de sonar sereno— Gracias por tu atención —continuó, desviando la mirada hacia la bandeja que traía la mujer— Pero me encuentro algo ocupado ahora y--¡Ah! —gruñó.

    La chica sintiéndose acorralada había mordido el brazo que la sostenía, consiguiendo su libertad e intentando salir por la puerta ahora abierta por completo ante el descuido de él, pero este no se lo permitiría. La anciana abrió su único ojo bueno más de la cuenta al ver a la muchacha y la forma en que su amo intentaba mantenerla dentro de la habitación, por lo que reaccionó entrando rápidamente y cerrando la puerta con su cuerpo…

    Inuyasha había conseguido atrapar a la muchacha nuevamente y se sintió aliviado al ver que la anciana había cerrado de una vez...

    — Deja esa bandeja y ponle llave, ya —ordenó agitado, a lo que la mujer obedeció.

    — Joven, ¿Cómo llegó esta muchacha hasta aquí?, es decir, ¿Sabe usted que esta muchacha es una--

    — Lo sé Kaede, yo la traje, tú bien sabes que pienso sobre las misiones que les son encomendadas al ejército Real y…la encontré y yo…—dudó él mirando a la chica, la liberó del agarre y agregó— Estaba herida e indefensa…no lo sé…—terminó en un susurro, con la voz algo triste.

    La anciana y la chica le miraron fijamente, sobre todo esta última, quién había acabado por tranquilizarse, ¿Un soldado?, ¿Un soldado la había rescatado?, ¿Por qué?, ¿Cómo?.

    Kaede suspiró para darse ánimos, ella bien sabía porque el joven había rescatado a la muchacha, lo conocía de toda una vida y sabía que él también sabía porque, pero dejaría que se lo confesara a sí mismo, por ahora, sólo podía ayudar con lo demás…

    — Prepararé un baño de agua tibia para la invitada y conseguiré algo de ropa limpia —dijo enrollando las mangas de su vestido— Creo que también necesitaremos más desayuno…por favor, no hagan alboroto hasta que regrese —dijo finalmente, para luego salir por la puerta otra vez.

    La chica con aires de resignación se sentó en la cama otra vez mirando sus rodillas rasmilladas, Inuyasha la miró con algo de desconfianza y tomó el pan que había traído Kaede dándole un mordisco, hambriento. La joven levanto la mirada con disimulo y se mordió ligeramente el labio inferior sintiendo algo de envidia, su estómago rugió bulliciosamente…

    — Al menos tu estómago sabe hablar —dijo él sonriendo a medias.

    Se acercó y le extendió un pan sólo para ella. La chica miró el alimento y luego a él, dudando.

    — Anda, tómalo, no está envenenado, ya lo probé.

    Se tragó su orgullo por un momento y aceptó la comida no del todo feliz, estaba a punto de dar las gracias, cuando la puerta se abrió nuevamente…

    — Bien, joven Inuyasha, he dejado un baño preparándose para usted en la habitación de huéspedes, no olvide llevar ropa limpia —dijo Kaede llevando prendas femeninas colgadas de su brazo y una gran cubeta con agua en la otra mano— Ahora, acompáñeme usted señorita, le ayudaré a asearse —agregó, mientras caminaba hasta el baño del joven.

    La chica miró por un segundo a Inuyasha, quién no creía lo rápida que era esa mujer a pesar de sus años, y siguió a la amable anciana hasta perderse dentro del cuarto de baño. Inuyasha suspiró agotado, tomó prendas limpias de su antiguo ropero y salió de la habitación cerrando tras de sí.

    -------------------

    El cuartel militar se imponía muy cercano al castillo. Los soldados dormían en las cuadras, habían regresado de su misión al amanecer y la celebración duró hasta que sus cuerpos lo permitieron. Como era costumbre, después de una misión victoriosa, la compañía que había sido enviada, tomaba el día libre, sin embargo, el resto del ejército funcionaba con normalidad.

    — General Yokai, he oído que uno de tus soldados es un cobarde —dijo en tono de reprocheun hombre alto, de panza prominente, bigote y ojos pequeños.

    — ¡Capitán Claus! —exclamó el aludido mientras subía su mano recta hasta la sien en forma de saludo.

    — No haré nada al respecto General, pero espero no volver a oír rumores sobre este soldado suyo, al menos no rumores de estas características —finalizó sonriendo con amabilidad, llegando al punto en que sus pequeños ojos ya no podían verse y se marchó sin más.

    — Tenías que ser tu Taisho…siempre tú —gruñó entre dientes.

    ---------------

    La tarde ya casi moría, otro día sin mayores inconvenientes en la hacienda Taisho. Inuyasha había pasado el día en los establos, con los animales y los sirvientes, tratando de aclarar sus ideas. Pero se hacía hora de regresar…

    — Que día eterno…—Murmuró entrando en su habitación como de costumbre, cerró la puerta tras de sí y sus ojos parpadearon confundidos al notar la presencia de la chica junto a la ventana, luciendo un vestido muy sencillo— Tu aún…no esperaba encontrarte aquí, es decir, no estás prisionera, yo—

    — Yo no podía irme como si nada, me sentiría una mal agradecida y han sido muy amables conmigo aquí, a pesar de que no he podido salir de esta habitación en todo el día —dijo ella con voz melodiosa y auténtico respeto.

    — No sabía que pudieses hablar el idioma…—dijo algo sorprendido al oír la fluidez de la chica y la forma en que no existían formalidades como el “usted” entre ellos.

    — ¿No somos tan salvajes, verdad? —preguntó mirándole fijo, unos segundos después hizo una reverencia y agregó— Muchas gracias por salvar mi vida, me encuentro en deuda contigo.

    — N-no, no es necesario que hagas este tipo de cosas, y…—se interrumpió a sí mismo y miró a la chica— Está bien, no fue nada —sonrío levemente.

    — Es muy arriesgado lo que hiciste, podrías morir por esto…

    — Lo sé, pero está bien para mi, para ser sincero, no tengo mucho que hacer con vida…—agachó la cabeza y agregó— Aún no se tu nombre, ¿Cómo te llamas?.

    — Kagome…mi nombre es Kagome.

    -----------------------------

    Hasta pronto! :)
     
    Última edición: 13 Diciembre 2013
  4.  
    Kohome

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    Hola querida, de nuevo yo.

    Me alegra que te haya servido mi comentario. Veo que mejoraste mucho; pero -lo sé, siempre un pero-, hay cositas que corregir. Ahora son menos.

    Bueno. Corregiste lo del guión, bien. Ahora te diré cómo van los diálogos.

    Si el dialogo no involucra signos de admiración o pregunta, van pegaditos a la raya larga. Como hiciste con el primero, cosa que no sé porqué cambiaste con los demás.

    Ejm:

    – ¡Hey! Me encanta tu pintura.

    –Oye, tengo algo que decirte.

    Otra cosa que noté, es que faltan tildes en algunos verbos en pasado "montó", "habló", etc. Además de ello, hay palabras que sobran, al igual que un evento que, a decir verdad, si lo quitas, no cambia nada: Hablo de la conversación entre el general y el tipo de mucha barriga x'D. En verdad que no aportó al capítulo.

    Noté que te faltó la tilde de un "él", que se refería a alguien. Mira, hay dos diferencias entre "el" y "él". Word no corrige porque ambas con válidas:

    "El", es usado para referirse a objetos, lugares, o seres en general.

    "Él", es usado para referirse a alguien en específico.

    Un ejemplo simple que reúne a ambos podría ser: El gato más bonito, era él. Sin duda.

    Eso se corrige con el tiempo.

    Sigue así, me gusta que escuches las críticas y mejores. ;)

    ¡Suerte!
     
    Última edición: 15 Diciembre 2013
  5.  
    ImbrisxHiems

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    Hola! gracias otra vez por tu comentario, sólo un par de cosas:

    1. Los tildes se me pasan algunas veces, es sólo un problema de concentración, lamento si influyó demasiado en tu lectura, aún así, se muy bien dónde van y las diferencias entre "él" y "el" XD

    2. Es mi estilo poner palabras de más, que si bien no influyen en la comprensión de la frase (podría prescindir de ellas), me gusta ponerlas por un asunto de énfasis o simplemente porque a mi me suena mejor así.

    3. Sé que la escena del General y el Capitán no influye mayormente en este capítulo, pero si está ahí es porque servirá más adelante, no te impacientes XD

    4. Lo del guión me fue muy útil, hasta se ve más bonito, lo único es que tuve que copiarlo y pegarlo todo el tiempo, ya que no encontré la forma de reproducirlo con el teclado, ¿Cómo lo haces?

    Creo que eso es todo, muchas gracias otra vez, eres la única que me comenta XD. Llevo bastante tiempo escribiendo, no fan fics precisamente, así que agradezco las recomendaciones :)

    Saludos!
     
  6.  
    ImbrisxHiems

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    Quizás después de la Muerte III.

    El sitial no era demasiado cómodo para dormir, la conversación no había durado, ella le había dicho su nombre y eso fue todo. Se había recostado en la cama de él y él sólo pudo respirar hondo y sentarse allí a intentar dormir.

    Las velas ya no ardían e Inuyasha sólo consiguió entrar en un trance ya muy entrada la madrugada. Kagome no había pegado ojo, sin embargo, no quería que él lo notara.

    La madrugada comenzaba a aclarar, la joven se levantó silenciosa y tomó un pequeño saco que contenía sus prendas limpias debajo de la cama, sonrió con gratitud al recordar a la amable anciana que había cuidado de ella durante el día, se puso los zapatos que le habían obsequiado y se dispuso a salir con sigilo. Ligera como un gato abrió la puerta sólo lo necesario y salió sin dejar rastro.

    Los establos parecían desolados, los animales dormían, no quería hacer lo que iba a hacer, pero no llegaría muy lejos sin un caballo. Sólo uno de ellos estaba despierto y aprovecharía la oportunidad. Abrió la cerca y se encontró frente a frente con el imponente equino negro, el animal la miro fijamente y sólo hizo un movimiento de cabeza, Kagome respiró aliviada y tomó la montura que permanecía colgada en una pared cercana...

    —Más vale que ajustes bien las correas o podrías caerte—dijo con voz profunda a espaldas de la chica.

    Kagome volteó sobresaltada y le vio recostado sobre un pilar del establo.

    —I-Inuyasha...¿Cómo me encontraste?—respondió incómoda.

    —No subestimes a alguien que no ha conseguido dormir—miró al animal—¿Cómo es que Mérida no se altera contigo?, no le agrada la gente extraña...

    — ¿Es tu caballo?—preguntó poniendo la montura sobre el lomo de Mérida.

    —No, no es mi caballo, es mi chica—sonrió acariciando el hocico de la yegua.

    —Lo siento, yo sólo quiero ir al campamento...—murmuró con voz apagada.

    —Si te ven salir de aquí me delatarás, iré contigo—dijo terminando de ajustar la montura.

    —Ya me has ayudado demasiado, sólo dime por dónde ir, si es necesario saldré a pie—dijo muy segura.

    Inuyasha tomó una capa que mantenía junto a las monturas, la puso tras su espalda, la amarró a su cuello y subió la capucha hasta su cabeza, pisó el estribo y subió al caballo con ligereza.

    —Bien, sube—dijo extendiéndole la mano, Kagome lo miró y luego tomó el brazo del chico y subió tras él—Cubre tu cabeza...—sugirió antes de echar a andar.

    Así, salieron del establo, silenciosos al principio y cuando ya se vieron alejados Inuyasha arreó a Mérida. Más tarde, llegaron al campamento en cenizas, el sol estaba detrás de las montañas a lo lejos, listo para asomar sus primeros rayos. La chica bajó del caballo y se internó entre los restos de su pueblo, miró a su alrededor en silencio hasta que sus ojos dieron con un pequeño objeto entre las cenizas, se arrodilló para tomarlo, un pequeño dije de diamante en forma de estrella, lo limpió de las cenizas, lo encerró en su mano empuñada y entonces lloró, lloró intensa y amargamente. Inuyasha había descendido de Mérida, la llevaba de las riendas mientras recorría el lugar unos pasos detrás de la chica, miraba con odio en las condiciones en que se encontraba el lugar, pero jamás se esperó escuchar aquel llanto destrozado, sorprendido miro a la chica arrodillada, sintiendo como su pecho se exprimía ante la escena. Kagome se puso de pie de un segundo a otro y desapareció corriendo entre unos árboles no muy lejanos, Inuyasha no consiguió reaccionar antes de que la chica regresara con su arco olvidado y su aljaba al hombro, se dirigió hasta Inuyasha con el rostro empapado...

    —Sé que has hecho ya demasiado por mi, salvaste mi vida y te estaré eternamente agradecida, no te conozco, ni tu a mi, pero eres un soldado y yo...—hizo una pausa mirando al chico a los ojos—Yo no puedo quedarme de brazos cruzados, mi familia está allí, transformada en cenizas...—un sollozo se ahogó en su garganta—Me vengaré, aunque sea lo último que haga, yo...¡yo me vengaré!—gruñó apretando su mandíbula.

    Inuyasha la observó algo sorprendido, jamás imagino ver tanta ira y tanta fuerza en alguien como ella, apretó sus puños, recordó su propia historia y sin meditarlo demasiado dejó fluir la decisión que ardía en su interior...

    —Te ayudaré, Kagome, cuenta con eso...

    --------------------------------------------------------

    Inuyasha había dado instrucciones claras a Kaede, debía conceder cualquier petición que kagome le hiciese, mientras él se presentaba en el cuartel como cualquier otro día normal, al menos eso creía...

    —Vaya, vaya, vaya, pero si no es el soldado Taisho a quien ven mi ojos...—dijo con voz grave e irónica.

    — ¡General Yokai!—exclamó saludando con la mano recta sobre la sien.

    —Hasta que te dignas a aparecer, insecto cobarde—gruñó entre dientes mientras rodeaba a un Inuyasha rígido y con la vista fija al frente—Ya te he advertído antes, no quiero cobardes que huyen de las misiones dentro de mi compañía, si llegan a descenderme de puesto por tu culpa, yo mismo me aseguraré de que no vuelvas a respirar Taisho, ¿Está claro?—gruñó nuevamente, esta vez acercando su rostro amenazante al de Inuyasha.

    — ¡Sí señor!—respondió mecánicamente sin quitar su vista del frente.

    —Ahora desaparece de mi vista, y quiero verte ejercitar el resto del día en el circuito—dijo finalmente, para luego marcharse, luciendo su imponente armadura.

    Inuyasha empuñó sus manos, enojado, caminó a paso firme hasta su cuadra, dentro, el resto de sus compañeros le vio entrar, nadie le dirigió la palabra, así era siempre, él era la rama podrida, a quien nadie jamás dirigía la palabra a menos que fuese para insultarlo o burlarse de él. Se dirigió hasta su litera, la cual compartía con un chico pequeño y tímido, que aún con el tipo de personalidad débil que poseía, era menos fastidiado que Inuyasha por sus compañeros, abrió su baúl de objetos personales, depositó allí su sable y las prendas más pesadas de su uniforme, rehízo su coleta alta y salió al circuito de entrenamiento.

    Llevaba una hora allí, trotando y pasando obstáculos, el sudor invadía su rostro y estaba a punto de detenerse a descansar cuando una figura familiar se unió a su trote...

    —Hasta que te veo perrito, ¿Dónde te has metido estos días?—dijo amistosamente.

    —De misión, ya sabes, Miroku—dijo con voz entrecortada por el cansancio.

    —Trabajas demasiado amigo, deberíamos salir una de estas noches, bebemos algo, nos enrollamos con un par de señoritas, lo de siempre—dijo Miroku, como si fuese la cosa más típica.

    —Lo de siempre para ti, zorro astuto, además, sólo te "enrollas" con "señoritas" porque esa chica, la enfermera, no quiere nada contigo—dijo deteniendo paulatinamente su trote.

    —Ni me lo recuerdes, llevo un mes tratando de que salga conmigo, me he hecho hasta el enfermo para que me atienda ella misma en el hospital, pero sólo consigo un par de moretones en la mejilla, no tienes idea de lo fuerte que es—dijo con expresión de dolor, Inuyasha dejó salir un par de carcajadas.

    —Si no te le hubieses insinuado de esa forma la primera vez que la viste, quizás te tomaría más en serio, sólo déjala en paz un tiempo y luego reaparece con dignidad—dijo para finalmente sentarse en una banca.

    —Esa es buena idea, ¿Cómo es que no tienes novia amigo?, bueno, a decir verdad, he oído de varias chicas que andan tras de ti, te han visto por ahí y llamas la atención, socializa...

    —Bufó con sarcasmo—Deja ya ese discurso, sabes que no lo haré, a esas mujeres sólo les interesa mi uniforme.

    —Con lo guapo que te ves—bromeó para quitarle la expresión amarga a Inuyasha.

    -----------------------------------------------------------------------------

    Inuyasha llegó a la casona Taisho totalmente derrotado, saludó a un par de sirvientes en el camino hasta su habitación y ya dentro de ésta se dejó caer sobre su cama, respiró hondo y relajó sus músculos hasta el punto en que sentía al sueño apoderándose de su mente, cerró los ojos, pero un chapoteo distante inquietó por un segundo sus pensamientos, se sentó sobre el colchón y dirigió su mirada hacia la puerta del cuarto de baño, caminó silencioso hasta allí y entró con suavidad...

    —Buenas noches...—dijo Kagome, quien yacía sentada en un pequeño banco de madera junto a la tina de baño, mantenía su largo cabello sostenido de un lado de su cuerpo mientras desarmaba con cuidado su trenza distintiva, sin embargo, la mitad de su vestido colgaba de sus caderas y sus pechos eran cubiertos por un vendaje, el cual funcionaba como ropa interior.

    —H-Hola... ¿Qué estás haciendo?—preguntó Inuyasha algo incómodo por las condiciones en que se encontraba la muchacha.

    —Desarmo mi trenza, Kaede ha ido por una hierba extraña, dice que su tinte me ayudará a cubrir los reflejos azulosos de mi cabello—pronunció lo último con un dejo de tristeza.

    Inuyasha tomó otro pequeño banco de madera y se sentó frente a ella.

    — ¿Por qué?—preguntó mirándole con atención.

    —Ya sabes, le comenté que tengo intenciones de quedarme en el pueblo por un tiempo, no le di mayores detalles, pero ella es muy sabia, no se le puede mentir, aún así, no hizo pregunta alguna y lo primero que me sugirió fue teñir mi cabello...—respondío la mujer terminando de desatar su pelo.

    —Pero, ¿Por qué debes cubrirlo?, e-es un cabello hermoso...inusual, pero hermoso—dijo con timidez.

    —Gracias...El problema es lo que simboliza, sólo personas que lleven la sangre de mi pueblo podrían llegar a tener este color de cabello...—explicó Kagome mirando a Inuyasa, al ver la duda en el rostro masculino, agregó: Verás, en mi pueblo, como en cualquier otro lugar del mundo, las personas pueden tener cualquier color de cabello, somos de pieles blancas, así que pueden nacer rubios, pelirrojos, castaños o morenos, siendo castaños y morenos los más comunes, sin embargo, el cabello negro azulado es una característica única que sólo poseen los guías espirituales, mi hermano, por ejemplo, tenía el cabello negro, muy intenso, sólo que los reflejos azules eran inexistentes...

    —Entonces, ¿Tu eras la guía espiritual de tu pueblo?—preguntó él con curiosidad.

    —Sí, estaba iniciando mi entrenamiento, hay muchas cosas con las que nací que debía aprender a dominar para poder guiar a los demás...ahora, eso jamás pasará y habré de cubrir este sello único, los líderes de esta sociedad saben que sólo en mi pueblo nacen personas con un color de cabello semejante...

    —Ya veo...lo lamento...—murmuró Inuyasha.

    —Ya no importa, haré lo que sea necesario para solucionar esto, para que solucionemos esto...

    ......................................

    Saludos! :)
     
    Última edición: 12 Enero 2014

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