Lejos, allá muy lejos, puedo observar, una sonrisa tardía que tras el mar desapareció y que sin importarle mis ruegos nunca más regresó. ¿Qué no me importa tu silencio? ¿Qué no me importa tu sentir? Palabras necias de una dama que no logro concebir. Ve muy dentro, allí en lo oscuro, dónde nunca llega el sol, ¿no te ves allí sentada dueña de mi corazón? No espero un cielo estrellado ni promesas sin cumplir, sólo te quiero a mi lado, sólo quiero ser feliz.