One-shot Querido idiota [Bakashipping] [Pokemon Rol Championship]

Hace bastante tiempo que llevaba planeando escribir algo como esto. Con la partida difinitiva de Gold del foro, quería darle su merecida despedida al Bakashipping y cerrar así ese capítulo en la vida de Mimi, so... disfruten (?

Escrito a las seis de la mañana cuando no puedes dormir pero la inspiración te llega como una epifanía xD

Título: Querido idiota.
Fandom: Pokémon (rol)
Palabras: ¿?
Summary: Mimi escribe una carta a Alpha con todos sus sentimientos tan largamente guardados.
Advertencias: Angst. So much angst.


Querido idiota Alpha.

Han pasado unos ocho meses desde última vez que te vi. No parece mucho tiempo, pero es casi una eternidad. Dime, ¿cómo estás? ¿sigues siendo tan torpe como antes? Siempre he pensado que escribir cartas en pleno siglo XXI es bastante clásico, primitivo, llámalo arcaico si prefieres. Pero no puedo negar que, sabiendo mi absurda manía de esconder mis sentimientos, prefiero escribir a mandarte cualquier mensaje vía holomisor. No tendría caso si de pronto empezara a anteponer mi orgullo o a insultarte solo porque me asusta mostrarme débil ante ti.

Quiero sincerarme. Quiero ser franca por una vez en la vida. No serlo sólo me ha traído problemas, y realmente no sé si eso es o no lo mejor para mí. No sé por qué me cuesta tanto ser abierta sobre mis sentimientos.

Hay cosas que no sabes. Cosas a las que nunca prestaste ni quisiste prestar atención, cosas que debes saber de todos modos. Cosas que jamás pensé que diría. Las guardé, las sellé y las escondí en un lugar secreto bajo llave pensando que nunca nadie lograría arrancarlas de mí. Hice lo mismo con mis sentimientos. Los guardé, los oculté tras palabras hirientes y amenazas y traté de fingir que no existían, pero de alguna manera siempre he sido transparente para todos.

Especialmente para ti.

De alguna manera, esa cabeza vacía tuya por la que no daría ni un penique siempre pudo ver a través de mí. Nadie lo pensaría dado que eras un torpe de manual, pero lo hacías. De algún modo, sabías que mis amenazas vacías o que mis negaciones constantes no significaban nada. Supongo que lo usabas a tu favor a veces.

Cuando nos conocimos, y apareciste delante de mí sin saludar siquiera, demandando combates como siempre hacías, pensé que eras un desvergonzado y un inconsciente, pero esa imagen empezó a cambiar paulatinamente cuando te convertiste en mi compañero de viaje. ¿Por qué me acompañaste? ¿tenías miedo de mí? ¿te asustaba no cumplir los egoístas caprichos de una niña engreída y tonta? ¿por qué aceptaste sin más una orden, que no una petición, tan repentina sin preguntar siquiera? En aquel momento no me lo planteé, pero ahora que lo hago pienso que tal vez fuese el destino. ¿Sueno muy idealista? Quizás estábamos destinados a encontrarnos. Quizás... nuestros dedos estaban unidos por un hilo que jamás lograría romperse.

Yo no lo pensé en aquel momento, ni me lo planteé siquiera. ¿Sabes lo vergonzoso que es? ¡Eran almas gemelas aquellos unidos por el hilo rojo del destino! ¡Y yo no podía verte así! No siendo hija de quien era, no mientras tú eras un plebeyo desgarbado que sólo ansiaba más y más poder. Esa mentalidad ambiciosa era molesta y fascinante al mismo tiempo, pero seguías siendo un pobretón que jamás lograría estar a la altura de una rica heredera como yo. ¿Mi alma gemela era un plebeyo? luego pensé que no estábamos en el siglo XIX para tener en cuenta clases sociales o para denigrarte sólo por tu condición... pero a quien quiero engañar, siempre he sido así. Siempre me he sentido superior al resto.

Aún tengo sentimientos encontrados cuando te fuiste. Sentí desesperanza, rabia y soledad, todo en un corto período de tiempo. Precisamente después de todas las veces que te dije que me avisaras si te ibas... me dijiste que estarías conmigo hasta que pudiera darte un combate a tu altura, me prometiste que te quedarías. Me hiciste creer que no estaba sola después de todo y me mentiste.

No tienes idea de cómo me hizo sentir.

Sé que teníamos nuestros problemas, sé que tampoco podía esperar gran cosa de ti, sé que simplemente lo fastidié todo entre nosotros.

Nunca pensé que fuese culpa de Ian. ¿Fue culpa de Ian que perdiera el control de mis impulsos? ¿qué tontería es esa? Nunca me lo planteé siquiera, pero era mucho mejor para mí culpar a otro de mis propios errores y evitar tomar responsabilidad por mis actos, que culpabilizarme por alejarte de mí.

Fue culpa mía. Lo sé, no soy estúpida. Sé cuando he hecho mal las cosas.

Los celos me cegaron y simplemente me perdí. Siempre lo he sabido. No tenía ningún derecho a enojarme siquiera por ello, no me correspondía a mí lo que hicieras o dejaras de hacer con tu vida. No era asunto mío si aquellas acusaciones eran ciertas o no. No tenía derecho a actuar sin darte la oportunidad de excusarte.

Lo sé.

Luego entré en pánico, lógicamente. Tu reacción me asustó. Vi el odio y la rabia en tus ojos, vi lo mucho que te había dañado por no confiar en ti, me di cuenta de lo mucho que deseaste golpearme. Sinceramente lo hubiera preferido. Hubiera preferido que me golpearas como yo había hecho a escucharte decir que te alejarías de mí. Me llamaste idiota, me insultaste y ni siquiera me importó. Estaba asustada y triste y sentía rabia porque no quisiste escuchar mis disculpas. Pero después de todo yo tampoco quise escucharte.

Sencillamente no pudimos comprendernos. No llegamos a comprendernos. Éramos dos mundos a parte. Dos dimensiones paralelas separadas por un abismo insalvable de cientos de kilómetros. Sin embargo no creas que todo es mi culpa, no voy a volverme la mala de esta historia porque sí. Tú no quisiste comprenderme. Me veías como una entrenadora novata torpe y tonta. Pero yo era mas que eso. Yo era más que combates y orgullo. Soy más que eso. No iba sólo a entrenar y a entrenar como tú lo hacías, retando a todo el mundo a un combate como una obsesa. No soy esa clase de entrenadora obsesionada con los puntos. Vengo de una familia rica, Alpha, sé lo que es estar ebrio de poder. Y no me interesa. No soy Effy. No soy tú. No soy muchas cosas que la gente piensa que soy.

En realidad... sólo soy una pobre niña que no sabe lo que quiere, una inconformista barata que se escuda en el orgullo para evitar lidiar con sus propios sentimientos. Voy dando palos de ciego emocionales, pensando que hago lo correcto cuando lo único que hago es tropezar con la misma piedra una y otra vez. Es horrible. Es patético. El orgullo barato y exacerbado me enferma.

¿Como fue que llegamos a esto...? ¡yo sólo quería que me quisieras como yo te quería a ti! Que pudiéramos tomarnos de las manos y... besarnos y... t-toda esa clase de cosas que se supone que hacen las parejas. Sabía que era imposible. Siempre lo he sabido, pero... ¡Pero...! Yo lo quería. Yo quería que fuera así. Quererlo era suficiente para que se cumpliera. ¡Eso creía! ¡eso había creído siempre! Pero evidentemente me mentí. Una prueba más de lo falsa que es la vida de los ricos.

Yo no era una princesita fuera de los muros de mi mansión, ¿entiendes? No era algo así como una reina o una diosa, nadie más que los empleados de mi padre estaban sometidos a mis caprichos. No tenía poder fuera de ese rango. No entendía por qué, por supuesto... eso era lo que siempre había pasado. Yo sólo tenía que desear algo para tenerlo, sólo eso bastaba. Pero de pronto eso no funcionaba. En el mundo real yo no tenía más privilegios que el resto. Cuando logré comprenderlo me sentí engañada y frustrada porque no podía hacer nada para que me amaras a mí.

Tú ya tenías a alguien y yo no podía hacer nada por cambiarlo. Nunca me verías como la veías a ella. Nunca sería para ti nada más que la chica del Oshawott, la niña mimada que acompañabas en su viaje porque ella misma te lo había ordenado.

De verdad... qué egoísta. Qué patético. Puedes reírte si quieres. Pero dolía. Dolía mucho. Me sentía tan irritada y confusa. No entendía por qué no podía ser, por qué Honda no podía tener aquello que tanto deseaba. Mi cabeza y mi corazón estaban hechos un auténtico lío. Esa era una parte de mí. La otra, la recta y moral yo, era perfectamente consciente de que no tenía ningún derecho a pensar esas cosas o a entrometerme en vuestra relación. Pero pensarlo, creerlo no mitigaba el dolor en lo más mínimo.

No podía confesarte mis sentimientos por orgullo, no podía hacerlo porque ya tenías a alguien, no podía hacerlo porque sabía que era imposible. Y aquellos sentimientos aprisionados en mí eran sumamente dolorosos. Traté de hacer todo lo posible por ignorarlos, pero más parecían crecer día a día. Nunca había sentido nada igual. Mi pecho me apretaba con tanta fuerza que me costaba respirar. Las noches eran un calvario, llorando sobre la almohada por unos sentimientos que yo trataba de reprimir con todas mis fuerzas. Y luego... luego estaban los sueños. Esos... e-esos sueños...

Todas esas cosas eran tan nuevas para mí que realmente me asustaban. Y tú seguías ahí, con esa estúpida sonrisa en la boca sin darte cuenta de nada. ¡¿Tan complicado era que lo vieras?!

....

Alpha yo... he cometido muchos errores. He metido la pata cientos de veces, he sido un auténtico dolor de cabeza... pero aún así tú estuviste a mi lado hasta que el vaso rebasó. De verdad lo siento. Quizás las cosas podrían haber sido diferentes, pero te agradezco todo el tiempo que estuviste conmigo.

Hey... ojalá seas feliz sea donde sea que estés. Sea con quien sea. Ojalá encuentres la dicha que tanto mereces.

Gracias por todo lo que hiciste. Gracias por aguantarme, gracias por acompañarme, gracias por estar a mi lado a pesar de lo difícil que soy de tratar a veces. Gracias por tus estupideces y tus sonrisas. Gracias por confiarme a Flame, Venus y Piert. De verdad... gracias por todo.

Lamento que acabara así. Lamento que lo que teníamos se terminase de esa forma. Pero en el fondo siempre lo supe. Siempre supe que no estábamos destinados. Lo siento.

Siento no poder ser mas clara. Siento haber sido tan tonta y orgullosa. Siento todas las veces que te golpeé cuando me sentía vulnerable. Lo siento.

Siento no poder darte esta carta, porque nunca, jamás, tendría el valor suficiente para mandártela. Si alguna vez volvemos a encontrarnos quiero entregártela en mano y que la leas frente a mí. Pero no ahora. Ahora no es el momento.

Supongo que después de todo no nos une ningún hilo invisible e irrompible, ¿verdad? Me siento un poco tonta por pensarlo. Tus dedos ya están unidos a los de otra persona. Tu corazón también desde hace tiempo. Ojalá seáis muy felices. De verdad os deseo lo mejor.

Hasta siempre, Alpha. A pesar de todo los malos ratos, a pesar de todo el desastre que hiciste en mí, a pesar de todo el dolor que aún guardo dentro, créeme si te digo que no me arrepiento de haberte conocido. No me arrepiento de haber sido tu compañera todo este tiempo.

Cuídate, baka.

Mimi❦

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