¡Otro, otro! Amo los drabbles *-* Publicado en otra página, no se asusten. Sin plagio. Amé éste drabble, espero a ustedes les guste, no tanto como a mi que eso es difícil. x3 Drabble: 353 palabras. Querer. Nadie le había dicho cómo tenían que ser las cosas. Bueno, era probable que sí lo hubiesen hecho, pero, mientras los demás vivían bajo las normas del más fuerte, él quería proteger al débil. Su sangre le dictaminaba lo contrario, sus semejantes se burlaban de su sentir y le atacaban por eso. No importaba. «Tsk, basuras» Pensaba en cuanto su espada atravesaba al último. Sin previo aviso ese querer “proteger” se trasformó en un querer real, en un supuesto amor según la más débil especie: la humana. Y precisamente de una humana había quedado prendado. La protegía y ella correspondía, incluso su nombre había cambiado, eso si que era la alegría. Se sentía mal, impotente y se odiaba a sí mismo por ello. No podrías protegerla, no siempre, para ello necesitaba poder. Mató a centenares de demonios y buscó un herrero, en cuanto la Naginata de fue entregada la malicia y el ansia de sangre corrió por sus venas. «Poder, poder…» Al fin tenía lo que tanto deseaba, así la protegería, a su amada Tsukiyomi. Allí la vio, en la pagoda dónde iban a verse. Lucía abatida, pero él sonreía. Acaso, ¿al fin dejarían de luchar y vivirían sin poderes?, ¿eso haría su amada?. Se vio aturdido por una fuerza mayor, la lucidez se le fue del rostro en cuanto ella empezó a recitar el Sutra. «¡No,no,no!, ¡nooooo!» Se repetía de forma incesante en su cabeza. ¿Cómo era posible? Todos los seres que había matado por ella tenían razón, todos los humano merecen morir…Juró venganza, y con su Naginata la tomaría. Un momento. La oscuridad se había ido, pero en ella vio a su amada desvanecida, le dolió, aún la quería. Estaba intentando llegar a un sello, el sello dónde él estaba. ¿Qué hacía, acaso ella… ―Intenté salvarte, quería que estuviéramos juntos. La Naginata de consumía, ya no eras tú…―Su voz se desvaneció tal y como había llegado, y lágrimas salieron de sus ojos. Aun la amaba, ella lo amaba y murió por amor. ¿Por qué no hacer lo mismo? Se preguntó, y se dejó vencer. ―Tsukiyomi ―susurró un vago eco en el campo de batalla. **** **** **** **** **** **** ***** N/A: ¡Yeah! (¿) La inspiración me vino de golpe, pero /patea el piso/ , me da coraje tan pocos escritos nuevos de mi parte, ñee~, ¿qué se hace?. Well, admito de tuve que googlear los nombres y jugué un poco con ese cap –que ahora no recuerdo el número-, pero me ha gustado el resultado. Ni idea si es angts, pero lo amé