One-shot de Inuyasha - QUÉDATE

Tema en 'Inuyasha, Ranma y Rinne' iniciado por Renata Soria, 27 Junio 2014.

  1.  
    Renata Soria

    Renata Soria Iniciado

    Libra
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    26 Marzo 2014
    Mensajes:
    28
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    QUÉDATE
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    708
    Kouga estaba sentando, relajándose en un prado, olfateando las flores, observando las nubes y las formas que éstas tenían. Era una de las pocas veces que podía darse el lujo de relajarse y bajar la guardia y el hecho de que casi nunca podía hacerlo lo hacían disfrutar esos momentos aún más y permitirse observar el mundo con otros ojos, impregnándose de todos los olores a su alrededor y agudizando sus lupinos sentidos para conectarse con la naturaleza.
    —Kagome—suspiró.
    Deseaba que ella estuviera ahí con él para admirar la belleza de las flores o disfrutar el canto de las aves pero eran sólo fantasías, él sabía muy bien que su corazón pertenecía a alguien más.
    Por un instante percibió algo, no sabía qué con exactitud pero despertaba en su interior el deseo de salir corriendo en su búsqueda. Olfateó unos instantes, era ella, era Kagome pero estaba sola no alcanzaba a percibir la usual peste a perro.
    —Kouga—musitó ella sorprendida.
    —Hola—la saludó sin intentar si quiera ocultar su alegría de verla—¿Qué haces aquí sola?
    Kagome ocultó un momento la mirada en su flequillo y se sentó al lado del demonio lobo para después mirarlo y sonreír.
    —Yo...yo encontré a Inuyasha besándose con Kikyo y sólo se me ocurrió salir de ahí y caminar un rato.
    —Lo siento mucho Kagome—Dijo Kouga con todo el tacto que pudo.
    —Yo no—Respondió ella mirando al cielo aún sonriendo—Creo que necesitaba eso para darme cuenta de que él nunca será para mi y que debo dejarlo ir porque me hace daño y eso no es sano, amar a alguien de ésa manera no lo es—Se reprochó.
    Kouga no supo qué responderle, aunque le alegraba el hecho de que ella hubiese dejado ir a la bestia asquerosa, por otra parte sentía que si decía algo ella se alejaría.
    Kagome pareció haber entendido lo que sentía a través de su mirada y le tomó la mano mientras observaba las nubes. Cuando la tarde se acercaba se levantó y le sugirió al demonio lobo ir a dar un paseo.
    —¿Tienes hambre?—Preguntó Kouga cuando caminaban a la orilla de un río.
    Kagome sólo asintió y el demonio lobo se dedicó a pescar y la miko cocinó los pescados para después comerlos mientras conversaban alegre y despreocupadamente.
    —Se hace tarde—Observó la joven.
    Kouga sintió una opresión en el pecho, el miedo se apoderaba nuevamente de él, no quería que ella se fuera, por ningún motivo quería que se alejara, el haber permanecido con ella un día entero lo había hecho quererla aún más, y lo peor era que ella ni siquiera sabía lo que causaba en el interior de Kouga, el cómo le alegraba los días, cómo simplemente con su presencia lo calmaba, ni siquiera cómo cada centímetro de su piel la añoraba ni cómo sus músculos se tensaban ante su sutil tacto.
    —Quédate—Le suplicó.
    —¿Qué?—Preguntó ella sorprendida
    Aquella petición había salido de su boca sin permiso en un impulso desesperado por tenerla junto a él pero ya no había vuelta atrás.
    —Quédate—Suspiró.
    —Kouga yo...
    Kouga no lo soportó más y la besó, fue un beso torpe porque simplemente chocaron sus labios vacilando.
    —Por favor—Continuó él pegando su frente con la de ella y sosteniendo su rostro entre sus manos, respirando pesadamente—Te suplico que te quedes Kagome...conmigo. Tú no tienes idea de lo que yo siento por ti ni del efecto que tienes sobre mi ni de lo mucho que te necesito.
    Kagome acaricio su mejilla lentamente y él detuvo su mano para entrelazar sus dedos y acercarla a él con la otra mano. Ambos dudaron por un segundo hasta que Kouga juntó sus labios con los de ella y los movió lentamente mientras ella se relajaba y movía sus labios al compás de los del lobo se separaron para tomar aire y se dieron otro fugaz beso entre sonrisas.
    —Me quedaré contigo—Susurró Kagome.
    Kouga sonrió antes de besarla de nuevo y cargarla mientras daba vueltas, no podía estar más feliz y se prometió nunca lastimarla y protegerla de todo, con su vida si era necesario, después de todo por fin era suya y no al dejaría ir ni loco.
     
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