Historia larga Pyrron

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por El fénix ascendiente, 27 Febrero 2018.

  1.  
    El fénix ascendiente

    El fénix ascendiente Entusiasta

    Cáncer
    Miembro desde:
    4 Marzo 2011
    Mensajes:
    199
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    Título:
    Pyrron
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    4
     
    Palabras:
    1523
    Nota: Las imágenes no me pertenecen

    Prologo: Guerra y Nacimiento.

    Las criaturas y seres humanoides, estaban en su conquista de las ciudades de los humanos, arrebatándosela puesto que creían que esos territorios les correspondían y que era el destino de la humanidad, servirles como esclavos.

    Una alianza por la esclavización de la humanidad, había surgido entre las razas humanoides y las criaturas naturales, se había formado un gran ejercito, comandado por un círculos que representaba a casi todas las razas.

    El ejército de la alianza, arrasaban con todo lo que significaba humanidad e inclusos con pequeños pueblos.

    Una joven aldeana, que inútilmente se había escondido en el sótano de su casa, había sido atrapada por un hombre bestia de dos metros, el cual tenia cuernos, alas, sus piernas parecía la de un arce y unos ojos rojo

    —Vaya, vaya, me toco la lotería—El hombre bestia, miro lascivamente a la muchacha.

    La chica, que estaba en el suelo y miraba con susto a aquella criatura.

    —No se me acerque—La joven trato inútilmente de hacer que el hombre bestia, la dejase en paz—Por favor, no me hagas daño.

    —Yo no escucho suplicas de inferiores—el hombre bestia, tomo de la muñeca, la alzo y le rasgo su ropas.

    La chica, había quedado desnuda ante la bestia, que tiro a la mucha al suelo y procedió a ultrajarla, la mujer mostró resistencia, pero la fuerza de aquella criatura se impuso a la aldeana.

    Después de aquella humillación, la bestia, se estaba yendo de aquel lugar, mientras dejaba a una chica, que lloraba por aquella humillación, ese llanto, se convirtió en ira, arrastrándose encontró un espada hierro que utilizaban sus abuelos para defender la casa, tomo la arma, se paro con dificultad y con una furia descarnada, arremetió en contra del hombre bestia, increíblemente pudo corta el brazo de su victimario.

    —Maldita chiquilla—la bestia, enfadada tomo a la mujer del cuello y la elevo en el aire, la mujer soltó la espada y el hombre bestia la observo—Te mataría, pero honro a fuerza de las personas y tu haz podido arrancar me un brazo, me duele, pero te dejare viva, para que sufras en tu agonía.

    El hombre bestia, tiro a la chica al suelo y sonriendo se marcho de aquel lugar.

    En el año 780 de la era de la doncella el ser humano que estaba apunto de ser rebajo a meros esclavos, fueron bendecido por el don de los dioses, cuando ellos recibieron del cielo un material con el cual podía crear armas más potente y poderosas, para defenderse y hacer retroceder las ambiciones del ejercito de la alianza, además de contar con un grupo de héroe que fueron directamente a enfrentarse con aquellas el circulo, venciéndolos y separando la alianza.

    Aquel día los héroes, fueron convertidos en símbolo de la humanidad y se logro una paz con los humanoides y criaturas.

    Una figura encapuchada, caminaba a las afueras de una aldea, la figura, tenia en sus manos un bebe, el cual estaba abrigado con una toalla blanca.

    Aquella figura, se paro al frente de una casa, de dos pisos, hecha de piedra grisácea, dos ventanales en el piso de abajo y dos en el de arriba, y después de dudarlo un par de veces dejo al bebe.

    —Disculpa, mi hija, no es tu culpa, pero cuando te veo aun puedo recordar aquel maldito día, en que fui…—la figura, soltó unas lágrimas—Espero que aquí puedas vivir bien y que me perdones.

    La figura, toco la puerta.

    El viejo humano, Armel, un veterano de algún ejercito de los reinos humanos, de piel blanca, una cara que mostraba severidad y que tenia tantas heridas que mostraba la vivencia de las batallas, además de arrugas que representaba su longeva edad, su pelo era blanco y corto, su barba era larga y de color blanca, por costumbre siempre vestía con su armadura, menos con el casco, que había perdido en batalla.

    El veterano, había participado en varias batallas por defender a su país. Hacia ya algunos meses que Armel, se había retirado, después de la ultima batalla que sostuvo contra la alianza, el fue unos de los generales, que hizo de soporte a los héroes, sus tropas pudieron hacer camino para que aquellos defensores de la humanidad, entrase directo al castillo, pero aunque no fue bien reconocido por aquello, le dieron una buena pensión vitalicia, que recibe mensualmente.

    Armel, había decidido irse a vivir al pueblo donde había nacido y crecido, ayudo con su reconstrucción, tanto de forma monetaria , como con sus manos.

    El veterano, estaba sentado en una silla de madera de roble, meditaba de su vida frente a una chimenea de piedra y entonces escucho que tocaba el timbre.

    —Ya voy—el veterano, había salido de sus pensamientos de guerras pasadas.

    Cuando abrió la puerta, no vio a nadie, pensaba que era el viento o su imaginación de anciano que le jugaba malas pasadas. Armel, iba a cerrar la puerta, cuando se percato de la presencia de una pequeña criatura.

    —Un bebe—pensó el veterano, que levanto a la criatura—pobre.

    el anciano, revisó a la criatura, se dio cuenta que tenia unos pequeños cuernos.

    —¿Una cría de hombre bestia?—Se pregunto el veterano y observo los pies del bebe—No, sus pies son humanos, las bestias humanas, tiene pies de algún animal, entonces, ¿acaso es alguna criatura híbrida?

    El veterano, se fijo que nadie estaba a sus alrededores, y de nuevo bajo la mirada para observar a aquel bebe, el cual había despertado.

    —Sus ojos, son rojos y es una niña—Armel, sonrió al bebe, el cual jugo con la barba del veterano—Por alguna razón, siento que debo protegerte, pequeña.

    Armel, entro a su casa, junto con el bebe.

    Observando la escena desde unos arbusto, se encontraba la madre de la bebe.

    —Que vivas bien, mi pequeña—la encapuchada, se largo.

    797 de la era de la doncella.

    El viejo Armel, se había vuelto aun mas viejo, pero sus arduas practicas con las espada, le había ayudado a mantenerse en forma y no tan senil, como eran las personas a su edad.

    —Bien, lo estas haciendo bien—Armel, felicito a una joven de 16 años, tez blanca, de ojos rojos y pelo negro y largo, el cual lo tenia amarrado con una cinta amarilla, de cuerpo esbelto y cintura de reloj, en su cabeza tenía unos cuernos parecido al de una cabra, vestía con un pantalón corto de color rojo, ajustado que le llegaba hasta las rodillas y una camisa, de color blanco y mangas largas, que tapaba la mitad de su pantalón, lleva puestos unos zapatos negros y unos guantes blancos.

    Armel, había estado enseñando a la chica a como manejar una espada, desde que ella tenia 6 años de edad, lo había hecho para tener alguien con quien mover su cuerpo y no estar oxidado.

    —Para la próxima, usa mas tu cadera al mover la espada—Armel, le aconsejo a la chica, enfundo su espada y bajo su escudo, se encamino hacia la chica, la cual bajo su mandoble y lo clavo en la tierra.

    —Abuelo, esto cansa—la chica de los cuernos, dijo entre respiros.

    —Ya se, pero creó que te ha vuelto fuerte, Katell—el anciano, sacudió el pelo de su protegida—Voy a la aldea a comprar algunos víveres, ¿me acompañas?

    —Claro, abuelo—le sonrió Katell, con entusiasmo.

    Armel y Katell, se encaminaron hacia la aldea, la joven, ocultaba sus cuernos con un sombrero de paja.

    Desde la guerra, había pasado un poco más de una década y había paz entre los reinos de humanoides, criaturas naturales y los reinos humanos.

    Hace 16 años, Katell, había nacido y había sido adoptada por el veterano Armel, que a pesar de los cuestionamiento, que había recibido de sus familiares, sobre la crianza de la chica, el viejo general, se había decidido cuidar a Katell y lo había hecho bien.

    En los últimos años, militares y soldados, que estuvieron en la guerra, se había aburrido de los días de paz y había formado un pequeño grupo, los cuales querían seguir en guerra con los reinos de lo que fue la alianza. Los que gobernaba lis reinos humanos, pensaba que seria solo cuestión de tiempo, para que este grupo, se dispersase, pero fueron demasiado optimista, de alguna forma el grupo fue creciendo, hasta llegar hacer un ejercito profesional, que invadiendo alguna aldeas y ciudades independiente, forjaron un nuevo reino, con el nombre de"Reino rebelde".

    La aldea, estaba alejada de todo esto embrollos reciente, los aldeanos no creía que estos acontecimiento iba a involucrar a su pequeño poblado, ellos querían vivir en paz.

    La paz, nunca dura, siempre hay lentos de conflictos y la aldea, que estaba más alejada de estos acontecimiento iba a ser testigo de esto, ya que no muy lejos de ese lugar un grupo de soldados del Reino rebelde, se estaba acercando y había puesto sus ojos en esa aldea como su próxima adquisición.

    La intervención de estos soldado, significara un cambio en todo las vida de las personas de la aldea en especial en la de Katell.
     
  2.  
    El fénix ascendiente

    El fénix ascendiente Entusiasta

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    1536
    Fanatismo

    Las recientes lluvias, habían creado un camino barroso que dificultaba el paso de las carretas, aunque el sol había secado el camino hacia la la aldea, aun se notaban charcos de barro, que hacían que las carretas se estancase.

    —Maldita sea—un aldeano, bajo de su carreta y fue a ver como arreglar el problemas en que se había metido.

    El aldeano, que había ido a la capital para comprar víveres y objetos, para vender en su pequeña tienda en la aldea.

    —Maldita sea, maldita sea—repitió de nuevo el aldeano, que trato de empujar su carreta sin resultado y exclamo—Ha, me #€@ en los dioses.
    —Sabes, maldecir a los dioses, te hará
    impopular con ellos—Armel, que estaba caminando junto con Katell.
    —Señor, le voy a ayudar—Katell, se puso atrás del carro y lo empujo, con tanta fuerza que pudo sacar las ruedas del carro salieron de aquel fango.

    El aldeano, le agradeció a la joven y le dio a Katell, una cadena con la figura plateada de una mujer con sotana y túnica, la cual estaba rezando.

    —Esta es la figura de la gran santa madre, es muy popular en la capital—le dijo el aldeano a la joven.
    —Ya veo—Katell, observo detenidamente la cadena—Es bonita, pero ¿quien es la gran santa madre?.
    —O es verdad, tu solo conoces la aldea—Armel, le explicó a su protegida—La gran madre santa, es la que intercede entre nosotros y los dioses, aunque cada raza tiene sus grandes madres santas, ya que todas las razas tienen un dios creador.

    Katell, en tío la explicación de su tutor, aunque esta explicación la dejo algo pensativa, ya que ella era mitad humana y mitad hombre bestia, entonces cual era sus dioses, el de los humano o de los hombre bestia.

    —Oye, ya que están aquí, les ofrezco subirse en la carreta—El aldea, le dijo a los caminantes.

    Los dos, aceptaron la proposición del aldeano , cuando los tres sé subieron al trasporte, el dueño de la carretera, dio la orden a su caballo para que continuase su camino.

    Después de un trayecto de algunos kilómetros, llegaron a la aldea.

    —Muchas gracias, por traernos—Agradeció Katell al aldeano.
    —No, gracias a usted señorita por ayudarme—el aldeano, le contesto a la chica.

    Katell, se despidió del aldeano, con una señal de mano, y se encamino junto con su tutor al pequeño mercado de la aldea.

    Las mayorías de las casas de aquella aldea, eran rusticas, paredes de piedras y techo de madera y paja, otras casas tenían techo de tejas.


    Cuando llegaron al mercado de la aldea, Armel, empezó a regatear en los puesto para conseguir un buen precio, mientras que la joven Katell, aprovechaba para observar y aprender el arte de regatear.

    —15 tomate por 20 au— le dijo un vendedor a Armel.
    —Que te parece si me los vende a 14 au—le sugirió el veterano al vendedor.
    —18 au—le rebajo el vendedor.

    Armel, no le gustaba ese precio, así que siguió regateando hasta que obtuvo los tomates por 15 au y 50 cu.

    El vendedor, le entrego los tomate a Armel, en una bolsa de cuero.

    —Katell, cuando uno negocia, debe obtener el menor precio posible, en especial por algo tan exageradamente caro como los tomates—le aconsejo Armel a su pupila y agrego—Como ellos compran el la capital, aquí los trae más carro para obtener ganancia, uno debe regatear hasta un precio que beneficie tanto al comprador como al vendedor.
    —Ya entiendo —Katell, le dijo a su tutor.

    En ese instante, se escucho que al medio de la plaza mercantil, a un grupo de personas, vestida con armadura plateada y que llevaba puestos una capa de color rojo, que tenia diseñadas una rueda negra que tenia como eje doce lanzas.

    —Este mundo, esta podrido, este mundo vive con la falsa paz, el ser humano, es guerra, el ser humano debe matar, ya sea a otros humanos o a los humanoides—Exclamó, la persona que estaba liderando el grupo de oradores, los cuales levantaba sus manos y gritaba un si, como una proclama de aceptación a lo que decía aquella persona que prosiguió—Nuestros reinos, impiden que haya guerra, que desatemos nuestro objetivo, la guerra, ese es nuestro mor, en especial luchar contra los humanoide.

    Armel y Katell, sentían mucha repugnancia por aquel sujeto.

    —¿De que hablan esos sujetos?—Pregunto Katell al vendedor de tomate.
    —Veras, hay un grupo de personas, se hacen llamar la mano de la guerra, son soldados que lucharon en la gran guerra y tal parece que esas personas, aun quieren guerra, y tengo entendido que conquistaron un par de territorio para imponer un reino, el cual llamaron Reino rebelde, eso lo hicieron para que sean escuchados—le contesto el mercader a Katell.
    —Eso es estúpidos, ningún guerrero luchó por gusto—comento Armel que agrego—Nosotros luchamos por sobrevivir y no por gusto.

    Armel, estaba molesto por la actitud de esas personas.

    —abuelo, mejor que vamos a comer algo en la taberna—Katell, se había dado cuenta de la furia que estaba emanando de Armel, así que quiso aliviar un poco la tensión de viejo, haciendo que se alejase de aquel lugar.
    —Bueno, tienes brazos, ya esta siendo hora de comer algo—Armel, entendió a Katell, así que decidió acompañar a su nieta adoptiva a almorzar.

    Así que fueron a la taberna fe la aldea, al entrar observaron que el lugar estaba bullicioso, a pesar de ser una aldea, el lugar siempre estaba alegre.

    Los dos, se sentaron en un puesto y le atendió una mesera.

    —Me gustaría un pescado con papás y para mi acompañante…—Armel, observo a su pupila.
    —Una pierna de ciervo con papas—dijo Katell.
    —Eso y dos jarras de cervezas—ordeno Arnel a la mesera.

    La chica, que estaba escribiendo los pedido con una pluma y un pergamino, afirmo con su cabe a y fue a la cocina.

    —Abue, no te molestes por esos idiotas, ya que te puede subir la presión, por el enfado—Katell, estaba preocupada por su tutor.
    —Supongo que tienes razón, pero al ver a esos tipo que no aprendieron nada después de la guerra y que solo quieren guerra, me molesta—dijo Armel a su pupila.
    —Solo son unos idiotas, ya deja a esos imbéciles—le dijo Katell a Armel.

    Aunque Armel, le encontró razón a las palabras de su pupila, por la larga vida que el veterano, tenia, el había adquirido un sentido que le avisaba cuando algún suceso negativo iba a suceder, por eso no podía evitar estar molesto.

    —Aquí están sus pedidos—la mesera, llego con los platos que Armel y Katel, habían pedido.
    —Muchas gracias, señorita—Katell, agradeció a la mesera.

    Después de dejar los platos y las bebidas en la mesa, la mesera, fue a otra mesa.

    —Bueno a comer—Armel, tomo sus cubiertos y empezó a comer junto con su protegida.

    Cuando Armel, iba por el quinto bocado de su cómoda, tuvo una visión, un cielo de color rojo y cuerpos por todas partes, tanto de humanos como de humanoides y criaturas naturaleza, uno de esos cuerpo era la de su protegida y parado con su espada clava en el suelo, estaba un sujeto de armadura dorada, el cual se reía.

    —Esto es lo que quería, guerra y muerte, toda sus creaciones han muerto y su sangre esta regando todo Pyrron—El sujeto, se oía contento—Bajen idiota, que yo el gran hierro, el dios de la guerra, les espera, serán lo siguientes.

    Armel, bajo sus cubiertos y observo que volvía a ka realidad.

    —¿Que sucedió?—Se pregunto Armel, que dejo los cubiertos y saco una bolsa de moneda para pagar el almuerzo—No vamos.
    —¿Porque? Y ¿ a donde? —pregunto la joven a su tutor.

    Armel, iba a contesta, cuando escucho a alguien gritar y entrar a la taberna.

    —Esos locos han llegado—el hombre que entro a la taberna, estaba asustado y sus ropas estaban manchadas de sangre, además de tener varias flechas atravesando su espalda.

    El sujeto, cayo al suelo, había dado contenido su ultimo aliento, para avisar a la aldea de la llegada de estos sujetos.

    Al ver y al escuchar al sujeto, hubo un momento de silencio y después casi todos bajaron sus cubierto, entraron en pánico y salieron corriendo a su casa.

    —Esos locos han llegado—comento Armel, que dejo la moneda en la mesa, tomo la muñeca de una sorprendida Katell y salio de la taberna.

    Cuando los dos salieron del lugar, observaron que un grupo de personas, varios con armaduras plateadas y cascos con alas, otros con armaduras ligeras y escopetas y montados a caballos, entraron a la aldea.

    Armel, se dio cuenta que ya no podía escapar, así que decidió esconder en unos arbusto que estaban cerca de la taberna.

    —Abue, ¿porque nos escondemos?—pregunto Katell a su tutor.
    —Esos tipos, son peligros, idiotas, pero mejor no exponerlos— le contestó el veterano y pensó —Esos sujetos, son las clase de personas que menos me agradan, los fanáticos.

    En el pasado, el veterano, había luchado contra sujetos parecidos, personas que siguen a un personaje, un ideal o un pensamiento y aunque este este equivocado, ellos aun luchan por aquello.
     
  3.  
    El fénix ascendiente

    El fénix ascendiente Entusiasta

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    Fantasía
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    1613
    La ultima elección.

    La aldea, parecía estar en silencio por la aparición del grupo armado, que estaba en medio del pueblo, en la posada del lugar, donde se encontraban, los viajeros que iban de pasada, estos observaba muy extrañado desde las ventanas al grupo armado.

    —¿Estos son los guerreros, los cuales formaron el reino rebelde?—pregunto una chica de piel entre clara y morena y tersa, ojos verdes oscuros, cuerpo esbelto, pelo castaño oscuro que le llegaba hasta la barbilla y tapaba sus orejas, vestida con un pantalón corto que le llegaba hasta las rodillas, botas negras y larga, una camisa blanca, unos guantes negros, llevaba a cada lado de su cadera una daga con un mango de plata.
    —tal parece, que si, Kiya —le contesto un hombre un poco más alta que ella, de tez blanca, un cuerpo esbelto, ojos de color cafés oscuros, su pelo era rubio y corto, vestía con una armadura de color negro que ocultaba atrás de una larga capa azul, llevaba una espada de dos manos en su espalda, además de otra para usarla con una mano y un escudo y agrego—Si estas pensando en enfrentarlo, mejor que no, no es de nuestra incumbencia, hermana.

    En los arbusto, se encontraba el veterano Armel y Katell, los cuales observaba al grupo, que estaba en medio de la ciudad.

    El líder del grupo, armado llamo, se bajo fe su caballo y chasqueo sus dedos, apareció uno de sus subordinados que tenia amarrado a un moribundo y anciano alcalde, hizo que el anciano, se arrodillarse.

    —Escuchen aldeanos, el ejercito del reino rebelde, reclama esta aldea, como parte de nuestro territorio—dijo el líder y miro a su subordinado—cortarle la cabeza.

    El subordinado, saco una daga y le corto el cuello al anciano. El líder, tomo la cabellera del anciano y la alzo.

    —Ahora, ustedes deben trabajar para nosotros y pagar tributos, para que no les destruyamos—el líder arroja la cabeza del anciano.
    —Tal parece, que esto tipos ya se han tomado esta aldea—comento Armel, en voz baja y agrego—Es sabio, que no nos vean escapar.

    Armel, se dio cuenta que su protegida y preocupado, buscó a Katell, con la mirada, entonces observo que su pupila, estaba corriendo hacia el grupo.

    —No, Katell—grito el veterano, preocupado por la chica.

    Katell, no escucho a su tutor, y empuñando su manos, le dio un golpe a uno de los hombre armado, con tanta fuerza que mando lejos al desdichado. La joven, aprovecho que el soldado, había soltado su espada, para empuñar la arma y enfrentarse a los furiosos soldados.

    —Esta chica, esta loca—dijo la joven Kiya, sorprendida al ver a Katell y pensó —Pero es muy valiente.

    Katell, con espada en mano y con una gran rapidez, derroto a varios de los soldados armados, la mayoría de los cuales eran novatos.

    —Esto pasa por usar, novatos como peones—suspiro el líder, con molestia, enemigo, bajo de su caballo, saco su gran espada de dos metros.

    Katell, se fue a enfrentar al líder de aquel grupo, choco su espada con la gran arma de su oponente.

    —Eres valiente, chiquilla—el líder, felicito a Katell y agrego—Pero, venciste solo a simples novatos.

    Katell, retrocedió aun con su espada en la mano, la joven, visualizaba las opciones, para atacar a su enemigo.

    —No eres habladora, he—el líder, miro a Katell y ataco a su oponente.

    El ataque, fue tan furioso y repentino, que Katell, solo pudo bloquear la espada de su oponente.

    —Rayos, rayos, este tipo si que es fuerte—se permitió pensar la joven Katell.
    —Veo que hay buenos maestros, y espadachines en esta aldea—el líder, sonrió atrás de su espada y agrego—¿Oye, quieres unirte al ejercito?
    —Agradezco el ofrecimiento, pero respetuosamente debo negarme—le contestó Katell, en forma irónica.

    El líder, se decepciono por la respuesta de la chica, la cual al ver que no podía seguir con el ataque, retrocedió y volvió a pensar una estrategia, pero no tuvo tiempo, ya que su oponente ya había llegado al frente suyo, sin que ella pueda darse cuenta, la joven, tuvo que volver a retroceder, pero no se dio cuenta de una piedra que estaba detrás de ella y cayo al suelo, esta caída, provoco que el sombrero que llevaba, saliese volando, revelando los cuernos ya crecidos de la joven.

    —¿Una mujer-bestia?—pregunto unos de los subordinados presentes—acabemos con ella.
    —Callaos, esta no es una mujer bestia—el líder, hizo callar a sus tropas y apunto su espada hacia Katell—Esta es peor, una abominación, el fruto de una combinación entre humano y hombre bestia y debe de ser eliminada.

    Katell, trato de recoger su espada que había caído, pero su oponente alejo la arma con su pie derecho.

    —Es momento que esta abominación, deja esta tierra, y se vaya a la nada—el líder, levanto su espada, con la que iba a matar a Katell.

    Katell, cerro sus ojos y pensó en su abuelo, entonces sintió como un liquido cayese en su cara, al abrir sus ojos vio, que lo que había caído era sangre de su abuelo. Armel, viendo que iban a matar a su protegida, corrió para salvar a Katell, y se había puesto entre la espada y su pupila, el arma había atravesado el cuerpo del veterano y la sangre había caído sobre la cara de la joven.

    —a…abuelo—grito la joven Katell, desesperada al ver a su abuelo atravesado con la arma del oponente.
    —Este maldito viejo, se interpuso en el camino—se quejo el líder y dijo—Es idiota sacrificarse por alguien.

    Katell, con lágrima, tomo a su tutor y trato de pararle la hemorragia, tapando su herida con su mano.

    —abuelo, abuelo, por favor resiste—Katell, estaba preocupada por la salud de su abuelo.
    —Bueno, es momento de terminar lo que he empezado—el enemigo, se acerco a Katell y levanto su espada—Ahora, muere maldita abominación

    El arma, iba dirigida a la joven Katell, pero fue detenida por un escudo. Katell, observo sorprendida como un chico rubio, la había protegido.

    —Puedo aguanta varias cosas, pero ver que alguien mata a un veterano y amenazar a una chica con matarla, me hierbe la sangre—el rubio, miro con furia al líder de aquel grupo armado.

    Kiya, llego al lado de Katell.

    —Chica, mantener presionada la herida de tu abuelo—le ordeno Kiya a Katell.

    La joven, afirmó con la cabeza y obedeció a la recién aparecida y presiono la herida de su tutor.

    —Kiya, lleva a la chica y al anciano a nuestro trasporte—el rubio, le ordeno a su hermana.
    —Claro, hermano—Kiya, levanto al anciano, mientras que Katell, seguía presionando la herida.
    —Quee no escapen— ordeno el enemigo a su pelotón.

    Los subordinados, rodearon a las chicas.

    —Creen, que un simple muro humano, me detendrá—Kiya, miro molesta a los soldados.

    Kiya, desapareció frente a los soldados, esto dejo a los soldados, sorprendidos.

    —¿magia de escape?—El líder, estaba sorprendido por el escape de la morena.
    —Mi hermana, es muy buena escapista—sonrió el rubio.

    Las chica, llegaron al carro, Katell, estaba sorprendida por la amiga de escape, pero no era tiempo de preguntas.

    Katell, dejo a su abuelo en el carro, y siguió presionado la herida.

    Kiya, subió al carro, para conducirlo.

    —¿A donde vamos?—pregunto Katell a Kiya.
    —A la ciudad más cercana, debemos ir a un hospital, para curar esa herida—Kiya, hizo partir a los caballos.

    El carro, se encamino hacia la ciudad más cercana.

    Después de recorrer varios kilómetros, llegaron a una ciudad, en la entrada de la urbe, se encontraba el rubio del escudo, esperando al carro.

    —Buenas—saludo el rubio y agrego, subiéndose al carro—Se demoraron.

    El rubio, observo a a Armel y pregunto a Katell, por la salud del veterano.

    —Por ahora, creo que esta bien, aun siento su respiración—Katell, le contesto al rubio.
    —Ya veo—el rubio, le paso el sombrero a Katell—Toma, me lo encontré.
    —Gracias—agradeció la joven que tomo su sombrero y se lo puso.

    Después de recorrer unos metros mas, encontraron un hospital.

    El medico del lugar, al ver el estado de Armel, ordeno que llevase rápido al anciano a la cama.

    —Mi abuelo, se pondrá bien—pregunto una preocupada Katell al doctor.
    —No se, estuvo mucho tiempo con esa herida profunda, el milagro esta en que ha estado respirado por muchas horas, e un anciano fuerte—le contesto el doctor, que entro al cuarto donde se encontraba el veterano.

    Katell, se sentó en una silla, preocupada por su abuelo.

    —Gracias, por la ayuda prestada—Katell, agradeció a los hermanos.
    —De nada, pero más agradecimiento debe recibir mi hermano, el propuso ayudarlos—le contesto Kiya a Katell.
    —Bueno…se veía que necesitaban ayuda—dijo El rubio, tratando de ocultar su vergüenza

    Katell, se paro e hizo una reverencia, para agradecer al rubio y después se presento.

    —Mi nombre es Katell, y mi abuelo se llama Armel—se presento la chica.
    —Yo soy Kiya Lyon y el rubio, se llama Dustin Lyon, y si aunque no lo creas somos hermanos, mejor dicho medios hermanos—se presento la morena.
    —¿Como llegaste tan rápido?—pregunto Katell a Dustin.
    —Digamos, que Kiya, no es la única con el conocimiento de la magia escapista—Le contesto Dustin a Katell.

    Pasado un par de hora, el doctor, salio de la habitación y la joven Katell, se paro para preguntar por la salud de su abuelo.

    —Bueno…mejor que lo vaya hablar con el—le contrato el medico.

    Katell, entro a la habitación, para hablar con su abuelo.
     
    Última edición: 11 Abril 2018
  4.  
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    4 Marzo 2011
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    199
    Pluma de

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    Escritor
    Título:
    Pyrron
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    4
     
    Palabras:
    1512
    Muerte y decisión

    Katell, entro al cuarto en donde se encontraba su abuelo, el cual estaba en un mal estado, respirando con cierta dificultad, ya que su herida no le permitía el buen uso de su sistema respiratorio.

    — Mi…querida Katell , ¿ como me veo?— Pregunto el veterano a su nieta adoptiva.

    Katell, observó que la cara de su abuelo, estaba algo demacrada y sin el color habitual, su voz, se escuchaba muy lejana y en general, la joven Katell, pudo ver que el anciano, parecía estar apuntó de ir al otro lado.

    — Te ves genial, abuelo— Katell, mintió a su abuelo.
    — Eres una mala mentirosa, lo sabia mi querida nieta— le sonrió el anciano a Katell y suspiro— Eso es una suerte, siempre es bueno ser honesta, y que aunque tu palabras digan algo, tu gestos dicen la verdad.

    Hubo un instante en que el silencio reino, en el cuarto, hasta que habló el veterano.

    — Porque, tienes esa cara— El anciano, miro a su nieta y agregó — No llores, mi querida nieta, la muerte solo es un paso más, allá en la ultima estación de la vida, mi espíritu gozara, mi nieta, he vivido mucho en las guerras, he estado cerca de la muerte varias veces, y he aprendido no temerla, había aprendido a vivir solo, pero gracias a ti volví a estar acompañado, una chica que no conoce su verdadero origen…tu eres diferente a mi, eres joven y por alguna razón, temo por tu vida, ser lanzada a un mundo sin compañía, eres mi única nieta…mejor dicho mi única hija.

    Armel, le dijo a su nieta, que había dejado una carta encima de la mesilla de noche, que estaba al lado de la cama.

    — Escribí, esa carta hace tiempo atrás, es mi ultima carta, incluye un testamento que he ido actualizando— Armel, le comento a su nieta— No creo poder entregarlo a mi medio hermano, quiero que tu lo hagas y por favor, cuando muera, quema mi cuerpo y pon mi cenizas en una vasija, cuando todo esto concluya, y puedas volver a la casa, deja mi vasija encima de la chimenea.
    — Espera…no va a decir que, usted…va a morir…—Katell, no quería aceptarlo, su abuelo, se estaba muriendo y le estaba contando sus últimos deseos— Usted, no debe morir, va ha sobrevivir.

    De los ojos de Katell, salieron unas lágrimas de tristeza. El anciano Armel, le sonrió.

    — Es extraño, uno pasa de llorar a sus compañeros en batalla, ha ver como lloran por el—Armel, acercó unos de sus dedos y limpio las lágrimas de su nieta— Mi querida nieta, yo te voy a espera, en el otro mundo, pero hoy no, mañana tampoco y no te quiero ver hasta llegar a mi edad o más allá de ella, ha recuerda entregar la carta mi medio hermano, su nombre es Artur Rice y vive en la capitán.

    Armel, cerro sus ojos y deseándole suerte, una buena y próspera vida a su nieta, se despidió de ella, dio su último aliento y murió con una sonreía, feliz por haber vivido una vida plena y tener a una buena nieta.

    Katell, lloro la muerte de su abuelo, su único apoyo y la persona que había cuidado de ella, desde que había tenido conciencia, yacía sin vida sobre la cama.

    La joven, tomo la carta que había dejado su abuelo, la guardo y salio de la pieza, el doctor haber lo triste que había salido la chica, fue a la pieza, sabia por experiencia que esos signo, significaba la muerte de un paciente.

    Kiya, al ver lo triste que se encontraba Katell, se acerco a la chica, para consolarla.

    — Tranquila, el esta en el gran duat, comiendo junto con los divinos creadores—Kiya, abrazo a Katell y agregó — No llores, por lo muertos, ellos se pondrán tristes, se fuerte y camina por tu abuelo.
    — Tienes razón —la joven Katell, seco sus lágrimas y agrego— Debo ser fuerte, jamás rendirme.
    — Eso es— Le sonrió Kiya a la híbrida.

    El medico, cubrió con la mantas el cuerpo del anciano Armel, y escribió en una tarjeta, el nombre, la edad la fecha y la razón de la muerte del veterano y la pego en un costado de la cama.

    —Lástima, otro veterano muerto—suspiro el medico.

    Como lo había querido el anciano, la joven Katell, quemo el cuerpo del veterano, en una pira de madera y piedras, que ella había construido, la híbrida, había construido la pira, en una elevación a las afuera de la ciudad, la joven híbrida, miraba la pira con cara de tristeza y sin expresar palabras alguna.

    Distan y Kiya, observaba a Katell, desde un camino abajo de la elevación, ellos estaban arriba de una carreta.

    — Seguro que quieres dejarla aquí?—Pregunto Dustin a su media hermana y agregó— Tu misma, dijiste que te gustaría que ella se uniese al gremio
    — Ella quería esta unos días en esta ciudad—contestó Kiya y agregó— Además no tenemos mucho tiempo, y creo que nos volveremos a encontrar.
    —Es una suerte, que en esta ciudad vive un amigo de mi padre, y antiguo miembro del gremio y que pudimos comunicarnos con el, para ayudar a Katell, ha encontrar un lugar donde quedarse en estos días —Dustin, agito las cuerda de los caballos e hizo que la carreta partiese.

    Después de quemar el cuerpo de su abuelo, Katell, estuvo un rato rezando por el alma de su querido abuelo y cuando termino, se agacho, recogió la cenizas y la guardo en una vasija de mármol blanca, que había conseguido en el templo de la ciudad.

    —No hay que llorar, por los muertos, ellos se podrían tristes si viesen llorar a uno—Katell, se limpio sus lágrimas y suspiro—Bueno, es hora de irme.

    Katell, se paro, se sacudió y partió hacia la casa, que los hermanos habían conseguido para ella.

    Mientras caminaba, observaba el mapa que le había dado Kiya, con la dirección del tipo que vivía en aquella casa

    Cuando llego, se percato que la casa, era grande de piedras y con columnas de madera que sostenía el edificio, ventanas cuadras y una puerta de madera en forma de arco.

    Katell, con algo de nervios, toco la puerta y un señor, de cuerpo musculoso, calvo, de barba blanca, ojos pequeño y negros, vestido de un pantalón azul, una camisa blanca y zapatos negros, abrió la puerta, la altura de este personaje, intimido un poco a Katell.

    — Buenas…disculpe, los hermanos Dustin y Kiya, me hablaron de usted y…— Katell, no pudo completar su frase ya que se había puesto nerviosa.
    — Tu eres Katell Rice, ¿cierto?— Pregunto el sujeto a la chica.
    — Si— Katell, le contestó en forma afirmativa.

    El sujeto, invito a pasar a la chica con una sonrisa amable, la joven, agradeció al hombre, por su gesto de hospitalidad con una reverencia y cuidando que su sombrero no se cayese al suelo.

    — Te voy a guiar a la habitación — le dijo el hombre a la joven.

    Katell, fue guiada por el sujeto hasta una puerta, que tenia un cartel en el cual se leía invitados, el hombre, abrió la puerta y dejo pasar a Katell, que observo ka habitación, era grande, piso de madera, al igual que las paredes, una cama, un armario y otra puerta, que dirigía al baño, además de una ventana que daba al patio y una mesilla de mesa.

    — Esta pieza, es acogedora— le comento Katell, al hombre— De verdad, puedo dormir aquí.
    — Claro, eres amiga de Kiya y Dustin, así que eres una preciada invitada — le contesto el hombre y agregó con una sonrisa— Eres libre de utilizar esta pieza, el tiempo que gustes.
    — Gracias, de nuevo por todo— agradeció Katell al hombre.

    El hombre sonrió a Katell, y cerro la puerta para dejar a la joven tranquila.

    La chica, miro por la ventana, el atardecer y lo encontró hermoso, así que dejo la vasija en el respaldo de la ventana.

    — Abuelo, el atardecer es hermoso— Katell, le dijo a la vasija u agrego—Bueno, tu te quedas aquí,mientras me voy a dar un baño.

    Katell, entro al baño, un lugar pequeño, aunque muy bonito, piso de madera y un pequeño estanque con agua caliente.

    Katell, se quito su ropa, incluido el sombrero y se tiro al estanque.

    — Esta genial, el agua— Comento Katell, mientras sumergía la mitad de su cabeza en el agua—Han pasado tantas cosas en estas ultimas horas, que mi cuerpo estaba tenso.

    Katell, se acordó de lo sucedido en su pueblo, además de aquellos sujetos, y como su abuelo, la había protegido de aquel sujeto.

    —Maldito—Exclamó la joven Katell—Si hubiese sido más fuerte, mi abuelo no hubiese muerto.

    Katell, suspiro hondo y miro con tristeza el agua, sabía que no era su culpa la muerte del abuelo, pero sentía impotencia por no tener la fuerza suficiente para proteger al pueblo.

    —Me haré más fuerte, y sacaré a esos tipos de mi pueblo, así mi abuelo, podrá volver a su casa—se dijo Katell, con una voz decida.
     
    Última edición: 6 Agosto 2018

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