Puerto El panorama se había convertido en una espantosa pesadilla para esa persona, porque la gente la atrapó mientras volvía del trabajo a su casa y el gentío, movido por el prejuicio, carente de compasión, tolerancia, paciencia, justicia y paz, la arrojó de un lado a otro, sumergiéndola en la profundidad de su cólera, mismamente como se ensañan con el náufrago las furiosas olas de un tempestuoso mar. Ese mar embravecido que formaba la muchedumbre, no le dio ninguna oportunidad y mientras caía a los pies mortalmente herida, la víctima pensó en sus seres queridos y su hogar: el único puerto donde encontraría la seguridad si pudiera llegar a él, pero el feroz ataque apagó el faro de su esperanza y ningún esfuerzo por su parte logró mantenerla en la superficie de la vida. Mientras exhalaba su último aliento en ese instante tan trágico, no se arrepintió del crimen del que se le acusaba y por el que moría. Porque su crimen, el único que había cometido y que era adorar a Dios de manera diferente a la de sus verdugos, la había colmado de felicidad. Contenido oculto: Cita Ser uno, ser único es una gran cosa. Pero respetar el derecho a ser diferente, es quizás más grande. Bono.