—¡Claro! —exclamó Armadillomon, sonriéndole a Miriam—. No hay mucho más que podamos hacer en este pueblo… ¡tenemos que seguir y salir al Digimundo si queremos encontrar a ese anciano Gennai! —Aunque… no tengo ni idea de dónde puede estar —intervino Gomamon; Irina y él habían salido detrás de ellos dos, junto con Agumon y Kenji—. Jamás había oído de un humano que viviera aquí en la isla… buscarlo de debe ser nada fácil… >> Pero… ¡pero no te preocupes, Irina! ¡De seguro lo encontraremos! Agumon también negó con la cabeza, como para indicar que él tampoco había oído jamás de ese tal Gennai, ni mucho menos lo había visto. Tal parecía ser que si querían encontrarlo, tendrían que recorrer el Digimundo buscándolo… —De cualquier modo, hay un camino por aquí que nos saca del pueblo y lleva al bosque… es el camino más seguro, deberíamos ir por ahí —comentó Armadillomon.
Irina Duval Mis dedos repiquetearon sobre la superficie del banco donde me encontraba sentada, no sin cierta inquietud en ellos. Se había formado un silencio algo incómodo entre los presentes desde que salimos de la guarida de Elecmon, y al parecer ahora en el pueblo de los inicios, parecíamos esperar a alguien más. Quizás deseaban formar un grupo más grande, y por ello esperaban ver si alguno de los niños que se habían quedado atrás llegaban hasta nosotros y se unían también. Por mi parte, me mantuve sentada con Gomamon en mi regazo, admirando el colorido pueblo y, de vez en cuando, mirando de reojo si alguno de los niños parecía cambiar de idea, y al fin nos moveriamos de allí. Me sentía acobardada, no tenía siquiera el valor de proponer una simple idea como lo era ponernos en marcha por miedo a que no les resultase agradable. Así que mientras tanto... sería cuestión de esperar, ¿no es así? Por suerte, Miriam y Armadillomon parecieron conversar tras unos minutos en silencio, y Gomamon y Agumon no tardaron en unirse al tema. No iba a mentir, me hizo un poco de ilusión saber que Gennai se encontraba tan lejos de aquí. Eso significaba que podríamos quedarnos un poco más a explorar este nuevo mundo... ¡y no tendría que despedirme tan pronto de Gomamon! Quizás era la única a la que le emocionaba la idea de embarcarse a una aventura como esta, no lo descartaba, a pesar de estar realmente asustada. Pero si Gomamon estaba junto a mí, sentía que de verdad podía dar lo mejor de mí. Así fue como me levanté nada más escuchar las palabras del digimon de Miriam, siguiendo con la mirada el camino señalado, e instintivamente abracé con algo más de fuerza al pequeño digimon entre mis brazos. ¡Era... era el momento de poder comenzar nuestra aventura! —Pues entonces... En marcha, Gomamon —murmuré, alzando la cabeza con una determinacion impropia en mí. Comencé a caminar en dirección a la salida del pueblo tras hacerle un tímido gesto con la cabeza al resto para seguir. Sin embargo, a los pocos metros de distancia comencé a temblar ligeramente; el valor no me duró lo suficiente, tal y como me esperaba. Aún así salimos del pueblo finalmente, eso sí, sin dejar de mirar hacia atrás cada cierto tiempo para comprobar que seguían allí.
Kurokiba Kenji. En poco habíamos salido de la guarida de Elecmon, ya nos acompañaban dos chicas y un par de Digimon, los cuales se veían muy adorables al lado de mi cabezón acompañante. El objetivo estaba claro: Debíamos buscar al viejo Gennai para ver si nos podría ayudar a salir de este lugar... Aunque había algo que daba vueltas constantemente en la cabeza. Pero de momento solo decidí callar ante esa idea... La negatividad no podría ayudar en este momento. Simplemente las seguí al camino del bosque, pasando mis dos manos a los bolsillos de mi pantalón.
Lilith Campbell Nada más salir de la caverna, en compañía de Palmon, recogí una gran cantidad de aire por mi nariz para dejarlo salir en un largo suspiro. —Hm~ Mucho mejor aquí para hablar, ¿verdad? Tenemos más espacio~ Me giré para mirar al digimon, la curiosidad reflejada en mis ojos. >>Entonces, dime... ¿cómo es que has cambiado de forma tan drásticamente? ¡Ha sido genial, ¿eh?! ¡No me lo esperaba para nada! Y... Y... ¿Y conoces a ese tal Gennai? ¿Me acompañarás a buscarlo? Seguro que tú conoces mejor la isla que yo —hablé, apresuradamente, con la adrenalina recorriendo la totalidad de mi cuerpo. Contenido oculto idk
Dylan Rogues Mi camino junto a Patamon por el Pueblo de los Inicios se hizo bastante agradable, aunque echaba en falta algo de música. La decoración de dormitorio infantil del lugar era realmente acogedora, y la tranquilidad y el silencio incitaban a echarse una siesta. —Bueno, Patamon, yo no sé tú, pero no tengo idea de adónde ir. Así que tú dirás... porque yo ando totalmente perdido. Aunque tampoco me importa mucho, a decir verdad. Podríamos explorar un poco antes de buscar a ese Gen... Entonces recordé por qué quería encontrar a Gennai, y mis pensamientos se truncaron en seguida. —Oh, cierto, no puedo. Necesito encontrar a alguien que sepa cómo arreglar mi mp3 antes. Sin música, caminar es aburrido. Y fue justo entonces cuando vi, a algo de distancia, a una chica acompañada de una especie de... ser... con una flor en la cabeza, cara de dinosaurio, ojos de insecto y... garras extrañas y pies como raíces. Ugh. Era un poco desagradable. No obstante, cuando pasé junto a ambas, con mis manos en los bolsillos, supuse que no perdía nada por probar y preguntar; igual, no sé, ella sabía de aparatos y podía ayudarme. Eso me permitiría no tener que ir a buscar a ese Gennai, ¡qué pereza! —Hola —dije, con cierta desgana, acercándome a la chica—. Uhm, soy Dylan Rogues y yo... —probablemente debería preguntarle si ella había acabado aquí, al igual que yo, y si sabía algo como regresar, pero, a decir verdad, no era eso lo que me interesaba— me preguntaba, ¿tú tienes aquí algún tipo de aparato electrónico? De ser así, ¿funciona? Es que mi mp3 no funciona desde que llegué aquí, y estoy desesperado por oír música.
Lilith Campbell Mientras esperaba ansiosa las respuestas de Palmon, un chico se acercó a las dos, provocando que me asustase y diese un pequeño salto, llevándome la mano a la zona del corazón en un milisegundo. ¿De dónde había salido sin hacer ruido? Intenté escuchar todo lo que tenía que decirme, aunque el susto me impidiera concentrarme del todo. Aun así, creí entender lo más importante. —Hola... ¿un mp3? Lo siento, no puedo ayudarte, me he despertado sin nada de mis pertenencias... —me excusé cuanto acabó de hablar, con decepción en mi tono—. Soy Lilith Campbell, por cierto. >>Quizás... quizás exista algún sitio cerca donde se pueda arreglar tu mp3... o algo —murmuré, pensativa, para después mirar a Palmon con duda. A lo mejor ella sabía algo que pudiese ayudar al chico.
Dylan Rogues —Hmpf. Esa fue toda mi respuesta. Ajusté mis auriculares mudos en mis oídos, y me coloqué la capucha de mi sudadera. —Pues... Patamon, ¿dónde quedaba el sitio donde estaba ese Gennai? No pienso descansar hasta arreglar mi mp3. Me voy a volver loco si no escucho música pronto. Miré a la chica, Lilith era su nombre. Uhm, sé que no estaba siendo lo que se dice "educado" con ella, pero... buah, para qué mentir, no me apetecía absolutamente nada tener que hablar con ella, hacerme su amigo, o algo así. Pero por otro lado, me sentía algo mal por dejarla así. Comencé a caminar, ignorándola, pero... no pude evitar dar la vuelta y mirarla a un par de metros de distancia. —Uhm, esto... yo voy a buscar al Gennai ese. Si vas también hacia allí... puedes, no sé, acompañarme si quieres. Igual te sientes más segura que si vas sola. ... porque yo no estaría nada seguro al lado de un Digimon tan feo como esa hiedra-flor-dinosaurio-mosca.
—Entonces, dime... ¿cómo es que has cambiado de forma tan drásticamente? ¡Ha sido genial, ¿eh?! ¡No me lo esperaba para nada! Y... Y... ¿Y conoces a ese tal Gennai? ¿Me acompañarás a buscarlo? Seguro que tú conoces mejor la isla que yo. Palmon se encogió de hombros, sin saber muy bien como responder a las palabras de Lilith. —He digievolucionado, pero no estoy totalmente segura de cómo sucede… yo tampoco me lo esperaba, honestamente —replicó Palmon, rascándose la nuca. Pero antes de que Palmon pudiese responder a la segunda interrogante de la joven, aparecieron Patamon y Dylan, con éste último por supuesto aún intentando reparar su aparato musical. Por su parte, Patamon dejó de volar y se colocó en el suelo sobre sus cuatro patas, intercambiando saludos con Palmon hasta que los humanos dirigieron su atención hacia ellos. —Pues... Patamon, ¿dónde quedaba el sitio donde estaba ese Gennai? —No tengo ni idea —respondió el digimon con sinceridad, negando con la cabeza—. Jamás había siquiera oído de un humano que viviera aquí en el Digimundo… —Tampoco yo, jamás oí de algo así —añadió Palmon—. Ni siquiera había visto un humano en mi vida hasta que conocí hoy a Lilith. —Pero si lo buscamos, tiene que estar en alguna parte de la Isla File, ¿no? Eso es lo que dijo Elecmon… —comentó Patamon, y a continuación señaló con una de sus patitas un camino que parecía salir del pueblo—. Aquel camino es el único de salida del Pueblo de los Inicios, supongo que tendremos que partir por allí…
Dylan Rogues. —Huh. Algo me dice que voy a tardar mucho en recuperar mi música. Ni siquiera sabemos dónde ir, qué genial. Pero en fin, qué remedio. Tras pensar en voz alta, mis pasos se aceleraron, y me aventuré a la salida del Pueblo, seguido de Patamon. No tardé en, como por un impulso, volver a darme la vuelta para mirar a Lilith. —Ehm, yo voy a ir por allí. Si quieres, puedes, esto, seguirme. Supongo que te esperaré allí, o... o no. No lo sé. Ahora nos vemos, creo. ¡Dios! Menudo asco, ¿por qué tenía que hablar yo con nadie? Con lo tranquilo que estaría solo con Patamon, o incluso sin él, oyendo una buena canción de Imagine Dragons, Linkin Park, tal vez Evanescence, o Coldplay, y, ¿por qué no? Nunca es un mal momento para un buen Yesterday de The Beatles. ... ¡Dios, dios, dios! ¡Necesito mi mp3 ya, esto es como el síndrome de abstinencia!
Hana Fairchild Y tal como habían entrado en la Guarida de Elecmon— esta vez sí, sin la molesta presencia de Gazimon—, Hana y Biyomon dejaron atrás la caverna. La expresión de la muchacha era todo un poema. ">> Este lugar donde se encuentran… se trata de una isla, conocida como la Isla File— les había dicho Elecmon—. No se mucho acerca del mundo de los humanos, pero hay un rumor de que éste y el Digimundo están conectados… el único que puede tener respuestas al respecto es el único otro humano que habita el Digimundo… el anciano Gennai. >> Gennai vive en lo más profundo de la Isla File, aunque nadie sabe exactamente donde… y eso, eso es todo lo que sé. —¿"Y eso es todo lo que sé"?— repitió la muchacha entonces, resoplando—. ¡Eso es lo mismo que nada! No nos ha dado directrices ni indicaciones a seguir. Ni tan siquiera un patrón o un mapa. Si este mundo es tan grande como Elecmon dice, ¡podríamos tardar siglos en encontrar a Gennai! Se llevó la mano al mentón, en un gesto claramente pensativo. >> Debe haber una forma más rápida, ¿verdad?— preguntó, volteándose—. Biyomon, ¿tú sabes acaso algo de ese tal Gennai? Eres una criatura de este mundo, así que seguro conoces de él mucho más que yo. Donde estaría ese anciano y que razones lo atarían al Digimundo eran todo un misterio para Hana. ¿Realmente había otro humano allí a parte de ellos? ¿Un adulto? ¿Había llegado acaso como ella, como el resto de humanos por casualidad? Quizás lo había hecho hacía años—¿qué edad podría tener ahora ese señor?—, quizás era un niño por ese entonces... pero al no poder hallar la salida, los años pasaron para él y terminó asentándose allí, viviendo de lo que la tierra le daba, con una casita construída con sus propias manos o incluso cazando digimon para subsistir. Hana sintió un escalofrío recorriendo su columna. Exactamente como un naúfrago. Solo que ese escenario puramente hipotético no se trataba tan solo de una isla desierta... Sino de una isla en otra dimensión. La muchacha desvió la mirada. >>No puedo permitir que me ocurra lo mismo. Espero poder salir de aquí antes de que eso pase... Murmuró con un tono apenas audible, firme y seguro, mientras aguardaba la respuesta de Biyomon.
Biyomon bajó la mirada, un tanto triste al ser incapaz de responder aquella incógnita. Aunque lo que más parecía afectarle era el hecho de que Hana parecía encontrarse tan mal por su situación actual y no podía hacer mucho para ayudarla. —Perdona, Hana, pero realmente que no… jamás había oído de un humano que viviera en el Digimundo —admitió Biyomon—. Pero… aunque no nos diera un mapa ni nada, ¡no tienes que preocuparte, Hana! Conozco toda la Isla File, así que no estaremos perdidas al menos… >> ¡Ah, hay muchos digimons buenos en el bosque que está más adelante! Podríamos preguntar si alguno de ellos sabe algo. Y estaban también esos otros humanos en la caverna, también podríamos ver si saben algo más que nosotras… iré a donde tú decidas ir, Hana.
Hana Fairchild Hana se cruzó de brazos en actitud pensativa. Su ceño se encontraba ligeramente fruncido mientras sopesaba las opciones de su compañera. —Hmm...— murmuró— no creo que esos humanos que dejamos atrás sepan mucho más que nosotras, Biyomon. Llevan acá el mismo tiempo que yo, de modo que preguntarles sería contraproducente. Y era cierto. ¿Qué podían saber de aquel mundo unos humanos que habían llegado junto con ella? Nada. Todos habían acudido a hablar con Elecmon, de modo que la respuesta a esa pregunta, era nada que Hana no supiese ya. Y además, tampoco le entusiasmaba demasiado la idea de tratar con unos completos desconocidos... De modo que volvió la vista al frente, más allá del camino que salía del Pueblo de los Inicios. Todo un mundo nuevo por explorar. Y allá a lo lejos estaba aquella mancha verduzca en el horizonte, el amplio follaje y ramaje de un bosquecillo. >> Y ese bosque...— continuó— Quizás el bosque sí sea una mejor opción, ¿no? Al menos podríamos buscar algo de comida o tener acceso a una fuente de agua... >>Decidido. Nuestro próximo destino será el bosque— dijo, segura—. Sea lo que sea que encontremos allá, seguro será mejor que quedarnos aquí sin hacer nada. Vamos, Biyomon. Tal parece que será un camino largo...
Aquel Digimon era más amable, nos dió una pista, y ahora tenía más claro lo que pasaba aún que era absolutamente raro, antes habían salido dos más tal vez si corro los alcanzó estaría bueno ir acompañado y no sentirme solo, Gabumon seguía aún conmigo, mi mundo y el suyo se estaba uniendo tal vez sea esa la razón por la que estoy aquí, pero ¿por que Gabumon sabía mi nombre?. Por a lo lejos se veía un camino por ese lado no habíamos ido. —Vamos Gabumon—dije mientras lo subía enzima mío para así correr y ver si podía alcanzar a esos dos. Contenido oculto @Nami Roronoa
Scottie Peterson El tal Elecmon nos dijo un par de cosas, y la verdad... quedé un poco más confundidito que antes. Estábamos en una tal Isla File, que es como de un mundo paralelo y si quiero volver a mi mundo tengo que encontrar a un señor llamado Gennai. Aunque... ¿quiero volver a mi mundo? Digo, yo quiero a mis padres pero... son bastante exigentes conmigo, y mis compañeros de colegio son realmente malas personas. ¿Quizá estar aquí no sea tan malo después de todo?, ¿quizá todo pasó por algo? No es muy descabellado de pensar... Terriermon es realmente buenito conmigo, es el primero que me trata con tanta bondad, ternura y amabilidad. Quizá... si decido volver, tengo que volver con él. No puedo perder a una amistad como la de él. —Entonces, tenemos que seguir el camino, ¿cierto? —le dije con una tímida sonrisa a Terriermon, adentrándonos en la Ruta del Bosque.
