One-shot Promesa (Dante & Mimi) [Pokémon Rol]

Tema en 'Mesa de Fanfics' iniciado por Yugen, 10 Octubre 2019.

  1.  
    Yugen

    Yugen D e p r e s s e d | m e s s

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    Escritora
    Título:
    Promesa (Dante & Mimi) [Pokémon Rol]
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Amistad
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1324
    Nombre: Promesa.
    Personajes: Dante Miles y Mimi Honda. Mención de Emily, obvi.
    Fandom: Pokémon rol Championship.
    Summary: "Y por primera vez, Mimi sonrió delante de él. Y no hubo duda alguna en sus palabras."
    N/A: He aquí mi escrito con Dante y Mimi. No es una ship porque me es casi imposible imaginarlos como pareja xD Son demasiado distintos. Pero una escena como esta era simplemente perfecta. Ojalá os guste <3


    PD: Please, comprended de una vez que no tengo nada en contra del Demily xD

    ****

    Cruzaron miradas por error. Él trató de seguir adelante, fingir que no la había visto. Pero sus palabras contundentes lo detuvieron en el sitio.

    —Espera.


    Dante, que en aquellos momentos le daba la espalda apretó los puños, tensó los labios. ¿Por qué se había detenido? Se reprochó a sí mismo. ¿Para ser nuevamente el objetivo de sus ataques? ¿Por su tono de voz? ¿Quizás por las lágrimas que pudo entrever en sus ojos?

    Contuvo un suspiro. Y lentamente se dio la vuelta.

    —¿Qué tienes de especial?—cuestionó ella.

    —¿Eh?

    —Te he hecho una pregunta.


    Estaba allí sentada, en el columpio, apenas arrastrando los pies por el suelo. Dejó de balancearse y se detuvo. Sus eléctricos ojos azules, apagados ahora, opacados quizás por la incidencia de la luz de la farola le dirigieron una mirada insondable.

    Dante no entendía la naturaleza de esa pregunta. ¿De dónde venía? ¿Especial? ¿Él?

    —No tengo nada de especial—respondió.

    —Mentiroso—tronó ella. Su voz fue rápida, ineludible como un golpe aéreo—. Eso pensaba. Pero es evidente que tienes algo que hace que te quieran. ¿Es acaso ese aire indefenso? ¿Eres una criatura vulnerable a la que quieren proteger? ¿Huh? ¿Un bebé que no puede hacer nada?

    Dante suspiró con pesadez.

    —No tengo nada de especial, Mimi. Tampoco creo que todos me quieran—respondió con honestidad. Y sin preguntar caminó hasta el columpio inmediatamente posterior, sentándose pesadamente. Las cadenas chirriaron —. Nunca he creído ser alguien que esté destinado a grandes cosas. Quizás por eso… que me quieran...—se pasó una mano por el cabello oscuro—. Que alguien como ella me quiera… me sorprende tanto.

    Mimi frunció el ceño. ¿Qué alguien como ella? Su cuerpo se tensó, sus dedos aferraron con fuerza las cadenas del columpio.

    —No lo entiendo.

    —Ni quieres entenderlo. Tampoco yo… lo entiendo del todo.


    El silencio se extendió tenso entre ambos. Mimi cerró los ojos.

    —Te odio—murmuró—. Te odio tantísimo que regresaría a Sinnoh, tomaría mi tarjeta de crédito y contrataría al mejor sicario para que te matase. Eres la única persona en mi vida a la que realmente he deseado ver muerta.

    Dante no pareció alterarse por aquellas palabras. Bajó la mirada observando sus pies, sus zapatillas gastadas. Él también había deseado verse muerto demasiadas veces. No era ninguna novedad. Ukita… y Emily le habían devuelto la luz a su vida. Gracias a ellos seguía allí ahora. Para él, su vida no tenía ningún valor real.


    —Porque la haces feliz—continuó ella— Porque tú eres la persona en la que siempre está pensando. Porque tú, aún siendo un don nadie, aún no habiendo hecho nada de provecho, no habiendo sido capaz de sobreponerte a tus inseguridades y estar a su lado... eres la persona con la que desea pasar el resto de su vida.

    Su voz tomó más fuerza a medida que hablaba. Se incorporó del columpio de súbito haciendo chirriar las cadenas que lo sostenían. Este se balanceó en el aire como un péndulo.


    —Y yo... A pesar de todo... Qué injusto ¿no?—murmuró. Sacudió la cabeza—. Yo no soy más que un personaje secundario en una historia que os concierne a vosotros dos. Ella te quiere. Tú la quieres. ¡Deja de perder el maldito tiempo de una vez y haz algo! ¡Regresa con ella! ¡Dile que haber terminado la relación fue un error! ¡Hazla feliz imbécil!

    >>... Porque yo no puedo hacerlo.

    Dante tragó saliva con dificultad. Sentía un gusto amargo en la boca. ¿Por qué lo hacía parecer todo tan fácil? ¡No era tan fácil! Él lo estaba intentado. Había abandonado su zona de confort para ser esa persona que Emily quería a su lado. Alguien que no pudiera molestarle. Que no fuera un obstáculo. Él… lo estaba intentando con todas sus fuerzas. Pero eso… ni siquiera parecía ser suficiente.


    —Lo siento—fue todo lo que pudo decir.

    —¿Qué sientes? ¿No ser el hombre que ella espera que seas?

    Él sacudió pesadamente la cabeza. Cuando alzó la mirada, sus ojos verdes se encontraron con sus orbes azules. Los de él profundos, apagados. Los de ella furiosos, insondables.

    —Que ella no sienta lo mismo por ti.

    Una sensación extraña se apoderó de su cuerpo. Esa sensación que le recordaba la verdad amarga. Amarga realidad que Dante parecía conocer de sobra. Mimi apretó los puños. Por un momento sintió deseos de golpearle. Lograría desquitarse con eso.


    Pero su cuerpo no respondió. Terminó chasqueando la lengua con disgusto. Apartando la mirada.

    —No necesito tu compasión barata.

    —No es compasión barata. Sé que de verdad la quieres. Confió en ti para que la salvaras. Recorriste toda esa la prisión tratando de encontrarla. Harías cualquier cosa por ella. Por eso lo siento.

    Mimi suspiró.

    —Deja de burlarte de mí ¿quieres? Soy perfectamente consciente de eso.

    El silencio volvió a adueñarse del parque. Mimi cerró los ojos tratando de poner en orden sus ideas. ¿Qué estaba haciendo? ¿Dónde estaba su dignidad? ¿Era digno tratar de luchar a pesar de que la batalla estuviese más que perdida? Prometió no volver a rendirse. Prometió mantenerse firme hasta las últimas circunstancias.


    Y sin embargo…

    —Supongo que es cierto eso de que si amas algo de verdad debes dejarlo libre. Este es el final ¿huh?—sentenció. Encaró al entrenador con determinación—. Fuiste un rival digno, Dante. Pero intentarlo no basta. Hazlo. No es una sugerencia. Sé el novio, amigo, amante y compañero que ella quiere que seas. No el obstáculo que te consideras en su vida.

    >>Te voy a patear si no lo haces.

    Extendió entonces su mano, con firmeza. Dante alzó la mirada. ¿Qué estaba haciendo? ¿Para qué le daba la mano?

    Ella no vaciló.

    —Prométeme que lo harás—le dijo—. Que lograrás hacerla feliz como yo nunca pude hacerlo.


    Lo ojos de Dante se abrieron de la estupefacción. ¿Mimi se estaba rindiendo? ¿Él… podría? Intentarlo no bastaba. Y él apenas si tenía confianza en sí mismo. Pero confíaba en su equipo. En Liza. Y tenía grandes personas a su lado que le darían el empujón necesario para avanzar.

    Y era ella. La persona que menos esperaba, quien había dado el primer paso. Había movido la primera pieza para desencadenar el efecto dominó que le devolviese esa confianza perdida. Las ganas por hacer cosas. El amor propio. El deseo de ser mejor. Por Emily.

    Pero sobre todo por él mismo.

    Cuando fue consciente de eso Dante extendió su mano y estrechó la contraria entre la suya. Quiso darle las gracias. Quiso volver a disculparse por haber pensado cosas de ella que no eran ciertas. Quiso decir tantas cosas… pero no pudo hacerlo. Las palabras se le hicieron un nudo en la garganta.

    Alguien como Mimiko Honda confiaba en él. Alguien como ella...

    Asintió.

    —Lo prometo.

    Y por primera vez, Mimi sonrió delante de él. Y no hubo duda alguna en sus palabras.
     
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