One-shot de Naruto - Primera palabra.

Autor: Temarii Juuzou.
Personajes: Shikamaru Nara, Shikadai Nara.
Actividad: Otro día, otro ninja.

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Primera palabra.

Temari había tenido que viajar a la aldea de la arena por asuntos políticos; llevar a Shikadai, que a penas había cumplido 9 meses, no era una opción.

—Es un viaje largo, puede ser tedioso para el bebé y si quiero volver pronto, es mejor que valla sola.

Esa fue la explicación que la rubia le dio a su marido antes de tomar sus cosas e irse. Le dio un beso en los labios, uno en la frente a su hijo y se fue de la aldea. Shikamaru le vio irse desde la entrada de Konoha con el pequeño Nara en su moisés, moviendo la manita que hasta hace poco había tenido en su boca.

—Creo que será una semana de chicos, pequeño.

Shikadai miro a su papá y soltó una risa para luego señalar en dirección a su madre, quién cada vez se hacía más pequeña. Cuando Shikamaru se dio la vuelta y el pequeño perdió de vista a su madre, comenzó un llanto que el líder del clan Nara aún no había conocido en su totalidad y la misión más difícil en su vida se presentó: la paternidad.

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Shikadai no le dejaba dormir, lloraba todas las noches y solo lograba calmarse si Shikamaru le dejaba dormir en la cama con él, donde el pequeño se abrazaba a la almohada de su madre y se perdía totalmente hasta que le daba hambre. Su madre, quién había salido, no podía ayudarle a cuidarlo y dejar a Shikadai con Ino, quién ya tenía a su pequeño Inojin no era una buena idea, su amiga rubia apenas y podía con su propio hijo; sería cruel encargarle uno más.

—Shikamaru, necesito que me ayudes con... ¿Trajiste un bebé al trabajo?

Naruto había entrado a la oficina con unos cuantos papeles, el Nara le miró con una sonrisa y luego volvió a su trabajo; el pequeño Shikadai yacía en el suelo jugueteando con la sombra de su padre. El Hokage se acerco para acariciar los morenos cabellos del pequeño y sonrió con un poco de tristeza, luego miró al Nara quién tenía unas ojeras enormes y aún así se apresuraba a leer los papeles que hacía poco le había traído.

— ¿Sabes? Creo que hoy puedes irte temprano.

Shikamaru no dijo nada, tan solo le sonrió y asintió con la cabeza.

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Ya era miércoles y Shikamaru podía presumir ser todo un experto en la creación de papillas y leche en polvo, sin embargo aún necesitaba la ayuda de su madre, quién gracias al cielo había vuelto el martes en la noche, para la ayuda del cambio de pañales.

—Si no llegaba este pobre niño terminaría todo rosado —le reprendió su madre sin dejar de gritarle y darle indicaciones de cómo era la forma correcta de hacerlo.

Jueves. Shikadai estaba en el suelo de su oficina jugando con sus pies, al parecer intentaba quitarse uno de sus zapatos, pero le era imposible, así que comenzó a llorar, haciendo que Shikamaru, quién se encontraba archivando papeles diera un brinco en su silla y tirará todo al suelo.

—Shikadai... ¿Qué pasa?

El niño señaló su zapato con un dedo mientras llevaba su puño a la boca para jugar con su puchero, sus ojos estaban vidriosos debido al llanto y de su nariz se asomaban unos mocos. El Nara tomo un papel para limpiar al niño, cosa que solo lo puso a llorar más y señalar su zapato con insistencia, el Nara, quién no lograba entender que es lo que su hijo quería, le empezó a dar todo lo que parecía su hijo le señalaba: una hoja en blanco, un pergamino arrugado, su sonaja, un trozo de basura... Pero nada de eso lograba calmar a su hijo.

—Vamos, dime qué es lo que quieres.

El Nara se acerco a su pequeño hijo y este, en un arrebato le dio una patada en la mejilla con su zapato que lo hizo caer por su poca fuerza, Shikamaru en vez de enojarse y reprender a su pequeño, se preocupó más por la caída del pequeño, quién había comenzado a sollozar por el golpe en su cabeza.

Shikamaru cargo al pequeño y lo arrullo con ternura, llenando de besos su rostro y acariciándole las mejillas antes. Se sentó con el pequeño en brazos, tenía la idea de continuar archivando mientras Shikadai comenzaba a dormitar, pero al final fueron ambos los que terminaron durmiendo en la silla encima de todos los archivos.

Viernes. En la mañana el pequeño había despertado con tanta calentura, que Shikamaru comenzó a entrar en pánico; era un gran Jounin, líder de escuadrón, la mano derecha del Hokage y no podía evitar entrar en pánico porque su hijo tenía calentura.

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—Sakura, ayudame.

La pelirrosa le miro desde el marco de la puerta, sus ojos estaban cansados y ella aún estaba despeinada.

—Son las 4 de la mañana, Shikamaru... —la chica soltó un gran bostezo y volteó a ver el bulto de mantas que su amigo llevaba en brazos.

—Es Shikadai, está muy caliente y no se que hacer.

La chica se hizo a un lado para que el chico entrara en su casa; reviso al Shikadai en su sala mientras Shikamaru se paseaba por todo el salón con la preocupación desbordando su cuerpo, seguramente había sido culpa del helado que le había comprado de regreso a casa ¡Que irresponsabilidad la suya! "Nada de helado, no señor, definitivamente no volverá a comer helado en toda su vida" era lo único en lo que podía pensar.

—Listo, le he dado... —otro bostezo —un antibiótico. Seguro se pone bueno en la tarde, solo déjalo descansar...

—Gracias, Sakura... ¿Cómo podré pagartelo?

—A la siguiente espera a que den las 5, el hospital esté abierto y no sea mi día libre.

•••
Sábado. Naruto le había dado el día libre. Hoy era su último día siendo un padre solitario, al día siguiente Temari volvería. Miro al pequeño, quién jugaba tranquilamente en el jardín como si el día anterior jamás se hubiese enfermado.

—Te hice un poco de té, también le traje a Shikadai jugo.

Su madre llegó con una charola de bebidas, el Nara se levantó para ir por su hijo y quién al verlo intento pararse inútilmente y terminó callendo entre risas. Shikamaru acarició la mejilla de su pequeño y lo llevo cargando hasta donde su madre se encontraba sentada, bebiendo de su propia taza sin dejar de sonreír.

—Es tan hermoso... Que bueno que se parece a la madre.

—Seria demasiado problemático si se hubiese parecido a mi.

El pequeño empezó a reír mientras se estiraba para tomar su biberón, Shikamaru se la entrego y lo dejo en el suelo para que se tomará su bebida y comenzó a platicar con su madre de cosas triviales. El pequeño comenzó a alzar su biberón intentando llamar la atención de su padre y abuela, pero estos parecían no prestarle mucha atención. Shikadai hizo un puchero y antes de comenzar a llorar, dijo su primera palabra.

— ¡Papá!

El Nara interrumpió su plática de golpe para darse la vuelta y ver con ojos brillosos a su hijo, quién seguía con su biberón levantado y su puchero en la cara.

— ¿Qué dijiste, Shikadai?

Shikamaru levantó a su pequeño quitándole el biberón de la mano, el niño se llevó su dedo a la boca mientras que con su otra mano señalaba el biberón.

— ¡Papá!

Shikamaru soltó unas lágrimas de felicidad mientras se abrazaba a su hijo e iba a la cocina para servirle un poco más de jugó. Estaba emocionado y necesitaba que Temari llegará ya para poder presenciar aquello.

•••

El domingo llego. Shikamaru había vestido con muchos suéteres al pequeño y lo había colocado en el moisés para ir a la entrada de Konoha y poder recibir a Temari juntos. El pequeño comenzó a reír y aplaudir mientras la rubia llegaba, quién al ver a su familia corrió para llegar más rápido frente a ellos; beso fugazmente en los labios a Shikamaru y tomo a su pequeño en brazos para llenar su rostro de besos.

—Mamá te extraño mucho, mi amor.

El bebé se aferró a la rubia mientras está le acariciaba la espalda. Los tres comenzaron a caminar a la residencia Nara mientras platicaban del viaje de la kunoichi; una vez en casa, Shikamaru intento quitarle a Shikadai para que pudiese ir a descansar, pero parecía que el niño no quería soltar a su madre nunca más.

—Déjalo así, podemos dormir juntos.

— ¡Oh, es verdad! Shikadai ayer dijo sus primeras palabras.

— ¿En verdad? —la rubia alejó a su hijo un poco y lo miro a la cara con emoción — ¿Quieres repetirlas para mami?

—Vamos, Shikadai, dile a mamá lo que dijiste ayer para papá.

Ambos padres miraron al niño, quién pasó su mirada de Shikamaru a Temari y viceversa con el dedo en su boca, soltó una pequeña risa antes de hablar.

— ¡Mamá!

Temari festejo emocionada llenando de besos el rostro de su hijo y girando con él en brazos mientras Shikamaru se les quedaba viendo con diversión.

—Que problemático...

Y con una sonrisa en el rostro, pensó que su vida no podría ir mejor que en ese momento.