Practica.

Título: Practica.
Autor: An kimbelly.
Tipo: One-shot.
Fandom: Naruto.
Pareja: NaruHina.
Advertencias: Ooc.

Practica.​

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Juntó sus manos e hizo una técnica para activar su Byakugan. El ambiente estaba tranquilo, templado; una mañana fresca y perfecta para practicar.

Hinata Hyuuga, había tomado el alborecer tan bello que se presenciaba en Konoha en enero, principios del mes.

Respiró profundo ―y aplicando la técnica que usaba su primo Neji-oniisan―, contó las aves que se presenciaban a varios kilómetros a su alrededor. Una, dos, tres..., ocho, nueve y diez aves en el mismo árbol.

Decidió dejar la practica de su técnica de lado, y prefirió practicar algo más de taijutsu ―lástima que estaba sola y es que tanto Kiba como Shino tenían una misión y no podía acompañarla―, decidida, empezó a patear el tronco de los árboles, de algo se tenía que ayudar.

Cuando trató de dar, quizá la décimo quinta patada, se resbaló y cayó al suelo. <<Qué tonta soy>> pensó que lo había murmurado, pero realmente su voz había sonado fuerte y clara, un reproche.

―Para mí no eres para nada una tonta ―lo vio allí, tendiendo su mano y con una enorme sonrisa, el rubio que tanto le encanta, que tanto le había hecho sentir tan especial.

Parpadeó y balbuceó letras sin ninguna coherencia, <<qué tonta>> se repitió. Al final, se calló y tomó la mano que el le brindaba, pero al intentar pararse, su pierna derecha le falló, le dolía y mucho, casi no podía mantenerse en pie.

Sintió decaer; Naruto aparte de sostenerla, se cruzó y optando por una posición de cuclillas le indicó a la fémina de ojos claros que se subiera a él, todo parecía un sueño, uno muy irreal.

―Descuida Hinata-chan, yo te llevaré a la enfermería, Sakura-san te tratará muy bien, es una gran enfermera...

Y ahí fue donde las esperanzas se borraron, su rubio comenzó a hablar de ella, como si de verdad fuera lo más especial para él, solo optó por abrazarse a él―con una pena notable―, pero así al menos, podía sentirlo una vez más. Suspiró por lo bajo.

―¿Te pasa algo? ―eso si que era increíble, él no solía ser tan serio; pero ahí estaba. Con la mirada curvada hacia la Hyuuga y en sus ojos, preocupación.

―Nada, nada ―trató de negar algo nerviosa, tartamudeando igual que siempre.

―A mí no me engañas ―cambió su mirada, calló y solo siguió caminando fuera del bosque―; pero sea lo que te esté pasando, solo quiero que sepas que eres lo más importante para mí y no quiero que nada malo te pase.





Hinata parpadeó varias veces, era imposible que esto estuviera pasando; duró varios minutos en volver a su color de piel normal―como siempre, era inevitable para ella, que suerte que no se desmayó, como solía pasar―, sonrió y se apegó a él. ¿Qué más daba? Mejor era disfrutar ese momento.