Porcelana vieja: En el mundo de los juguetes, cuando un niño entra a la tienda comienza un gran alboroto. Las muñecas ponen su mejor sonrisa; los carritos comienzan a hacer girar sus ruedas, manteniéndose en un mismo lugar; mientras las pelotas comienzan a rebotar, dando brincos de emoción. Cada quien se dedica a lo suyo, intentando resultar lo suficientemente atractivos para el pequeño o pequeña que acaba de entrar. La esperanza y la ilusión son cosa de cada día en la juguetería. Resulta un verdadero espectáculo verlos a todos arreglándose como si fueran a ir a una gran fiesta, tratando de lucirse cual show de talento. Todos resplandeciendo, haciéndote introducir en un escenario mágico, donde ellos son actores que intentan divertirte y hacerte feliz. Es un verdadero dilema escoger sólo a uno, pero como no todos los niños tienen suficiente dinero para llevárselos a todos, elegir es la única opción. ¡Qué triste es ver como los demás se desilusionan! La imagen de aquellos inocentes y decepcionados ojitos -que en algún momento de la visita resplandecieron con ilusión- es tan dolorosa que llegas a sentirte tú mismo dolido. Miras a tu juguete escogido, con sus obres aún brillosos y aunque vacilas, te lo llevas a casa… ¡Y es desilusionarlo no es una opción después de ver la maravillosa esperanza con la que te mira! Das media vuelta, sintiendo tu corazón sufrir con el dolor de aquellas criaturitas que sólo desean el cariño y el calor de un niño. En la juguetería del señor Pérez, al igual que en muchas más, sucede día a día esta rutina. Más, sin embargo, no todas estas fuentes de alegría se emocionan. En un rincón oscuro, sentada en alguno de los estantes viejos de atrás, está una vieja y olvidada muñeca de porcelana, quien con ojos tristes no hace el más mínimo intento de siquiera parecer bonita. Y los niños se alejan; asustados por la falta de emoción de ella. ¡Áh, muñequita, eres tan hermosa, tan frágil! Tienes una belleza especial; has sido creada para ser amada, y aún así no has conseguido tan ansiado cariño. Con el paso del tiempo, se ha marchitado tu esperanza. Hace unos años, las niñas preferían a las de trapo, y ahora gustan de las barbies.... ¡Pedazos de plástico, vacíos y superficiales! Ninguna de ellas tiene tus sentimientos, y aún así las prefieren. Una lágrima sale de tus ojos opacos y cansados, mientras la desilusión que en ti pervive se hace más fuerte. El recuerdo de comentarios tipo ‘¡Es muy delicada, no se podría jugar con ella!’ se hace presente en tu cabeza. Y aislada en la penumbra, caen una y otra vez más gotas salinas, porque quizás realmente no seas más que un pedazo de porcelana vieja con forma de muñeca; aún cuando en tu "juventud" las cosas no hubieran sido muy diferentes. ¡Qué cruel llega a ser la realidad!
Me recuerda al poema que le hice a una muñeca de porcelana que acababa de comprar xD creo que lo colgué aquí en el foro... es una verdadera lástima! yo soy amante de las muñecas de porcelana pero sé lo difícil que es tenerlas u.u en mi casa por ejemplo cuando niños pequeños que pueden quebrarla en cualquier momento!! de igual manera siempre la peino y cambio el vestido :) y volviendo a tu historia... xDD me encanto la manera en que narraste la historia, especialmente porque metes al lector dentro de ella *---* ya tengo ganas de comprar un juguete xD o todos .-. no quiero que los demás se sientan solos y olvidados D: Muy buen trabajo ;3 Sayooo~!