One-shot Por un mínimo error

HOLA a todos los que me siguieron XDD!! Bueno, este es un One-shot~UA que les traigo, que es una versión remasterizada de un proyecto escolar. Me tardé mucho ya que desapareció el méndigo letrero para publicar los temas ¬¬’ así que me di la libertad de checarlo varias veces… pero siempre le agregaba o borraba cosas. Era algo pesado -.-’ hehe, pero con tal de que esté bien para ustedes, no importa! ;D Según yo no tiene faltas de ortografía ni nada, pero si hay algo entonces lo ponen de favor!! X)
Mis personajes son del videojuego “Silent Hill 4, The Room”, aunque para la mujer combiné su nombre con otro personaje de oootro videojuego. Pero bueno, el caso es que aquí está. Quisiera sus comentarios y sus críticas [sean “constructivas” o “destructivas” para el caso, están opinando de tu historia, así que para mí da lo mismo X) ] sólo que pido que sean concretos para que pueda mejorar a la hora de escribir. Sin más que decir… Aquí estaa! XD

Por un mínimo error​

¿Qué pasó…? Fue un accidente. Todo fue un horrible y trágico accidente. Ahora él está ahí, sentado, esperando noticias sobre ella, impaciente por saber si sus palabras afectarían, no sólo como palabras, sino como algo peor, algo como la muerte…

Toda historia tiene un principio, y por ahí empezaré…
Henry y Eileen. Ellos eran felices, llevaban mucho tiempo juntos, y ni siquiera el problema más fuerte, la distancia, las oposiciones de la sociedad, enfermedad, disgustos… Nada conocían que hiciera que se separaran. En resumen, sin importar nada ni nadie estarían apoyándose, uno junto del otro y amándose.
Serían considerados simplemente por la sociedad como “la pareja perfecta”.

Henry tenía un amigo, William, de hecho, era su mejor amigo de toda la vida; siempre se habían llevado tan bien, pero a ellos la distancia era lo único que los separaba, ya que la preparatoria y el deber de seguir con sus vidas, los había alejado.
Un día, William decidió ir a visitar a Henry para darle una gran sorpresa. Seguro él se sorprendería tanto que lo abrazaría por tanto tiempo y compartirían lo que hasta ahora habían vivido.

— Hola. Buenas tardes. ¿Todavía te acuerdas de mí, verdad? -esbozando una sonrisa.
— Disculpe, ¿lo conozco…? -con una cara de curiosidad y desconfianza.
— Henry, amigo. Hombre soy yo, William. ¿Tan cambiado estoy? –riéndose de su amigo.
— Ah, ¡William, amigo! –fijándose bien en la persona. Pensándolo bien no había cambiado mucho- ¿Qué tal has estado? En serio que no te reconocí… ¡Oh por Dios, pasa por favor! ¡Amigo no puedo creer que un día de estos llegara…! -Henry realmente estaba sorprendido de ver al tipo que por tantos años se había convertido en una de las personas más importantes para él- ¿Qué ha sido de tu vida en todo este tiempo? Pasa por favor.

En eso se asomó a la puerta Eileen, para ver con quién hablaba su novio.
— Ah Eileen, ven. Mira, él es mi mejor amigo, William. William, ella es mi novia, Eileen.
— Hola, mucho gusto.
— Igualmente, gracias.

Después de que platicaron prácticamente por todo el día, William se fue, pues tenía cosas que hacer.
— Oh ese tipo… -Henry dibujó una sonrisa de oreja a oreja en su rostro- Me da tanta alegría de que haya venido. Ni siquiera me lo creía. ¿Creerás que cuando llegó no lo reconocí? Me alegro de que le haya ido bien hasta ahora. Me dijo de que como se mudó, consiguió un trabajo aquí, en la ciudad, y es en la misma empresa que yo, y trabajaremos en el mismo departamento… Bueno amor, creo que estoy hablando demasiado… ¿Qué te pareció él? –mientras juntos recogían la cena que habían tenido los 3 juntos.
— Es un tipo muy amigable, cariño. Creo que con mucha razón él y tú son tan buenos amigos. Nos alegró mucho el día, y bueno, tal vez venga y pueda pasar el día otra vez aquí –subiendo juntos para irse finalmente a dormir después de un día pesado.

·· Mucho tiempo después… ··

Los años seguían iguales. Los amigos seguían viéndose y frecuentándose (aparte de trabajar en el mismo lugar], y por otra parte, Henry y Eileen se amaban mucho más, realmente se sentían afortunados de tenerse el uno al otro, hasta que un día, Henry le propuso matrimonio a Eileen, y ella, feliz, aceptó inmediatamente, sin pensarlo dos veces.

Repartieron las invitaciones, y el primero en recibirla fue William, quien con gusto la aceptó y dijo que por supuesto iría.
— Siendo la celebración de un amigo, no puedo faltar. Estoy feliz de que te cases con la mujer que amas amigo. Estoy seguro de que vivirán más felices.
— Muchas gracias, será muy especial verte ahí, en serio. Bueno, ya tienes la invitación, si tienes alguna duda sobre la ubicación o cualquier cosa, no dudes en llamarnos. Bueno amigo, nos vamos y esperamos verte ahí.

El día de la boda, fue el mejor que la pareja hubiera recordado. Por fin estaban juntos como desde hace tiempo ambos lo habían querido. Disfrutaron cada uno de los momentos en que duró la celebración, todo ese día fue a la perfección. Durante los años, ni Henry ni Eileen habían podido imaginar lo feliz que los haría la idea del matrimonio.

Un día, Eileen enfermó. Era una enfermedad grave… ¿Lo peor? Henry no estaba en casa; había tenido que ir a trabajar a otro país, que no quedaba nada cerca. Pero ya era noche, y Eileen llamó a Henry, pero él muy seguramente estaba en una reunión muy importante, no podía interrumpirlo… Por eso seguramente no contestó su celular.
Eileen cada vez se sentía peor, desesperada. Ese dolor que sentía era un dolor que jamás había pensado que podía experimentar. Era tanto que sentía que ni siquiera podía permanecer con sus ojos abiertos.

Era muy extraño que ella se sintiera así. Desde siempre había sido una persona muy saludable, tenía que admitir. Las únicas veces que recordaba que se había enfermado, era probablemente desde que era una niña pequeña. Su salud era increíblemente buena, pero ahora, que en esta ocasión pasara algo así, cuando no tenía cerca a su amado, era algo de muy mala suerte.

Llamó a una amiga, a otra, a un vecino, pero ninguno contestaba… ella no encontraba nada más que hacer que… el teléfono de William. Eileen recordó que Henry había puesto su número en la agenda.

Eileen fue por el teléfono, con los pasos más lentos y dolorosos que podía dar. Con una voz muy débil, rogando que por lo menos él contestara, en ese momento William contestó.
— ¿Bueno? -contestó extrañado, ya que era una hora muy extraña para que alguien llamara.
— William, ¿te acuerdas de mí? Hm… -se quejaba; no podía aguantar el dolor- S-soy Eileen, la esposa de Henry.
— Claro, Eileen. ¿Te… te encuentras… bien? Te oyes extraña… ¿Te pasa algo? -preguntaba un tanto asustado.
— No. Es… toy en-enferma, p-pero Henry no contesta su celular… Ha salido a un viaje de la empresa desde hace 2 semanas, p-pero no contesta su celular… Nadie a los que llamó contesta, p-por favor, ¡ayúdame!
— C-claro… Iré a tu casa en seguida. ¡Resiste por favor! -se había asustado mucho por la noticia, por lo que decidió actuar al instante.

William no tardó en llegar a la casa de Eileen, pero ella sentía que los minutos duraban más de una eternidad de dolor. Cuando llegó, la llevó al hospital. Comprendía que debía hacerlo, a pesar de que no habían hablado mucho y no se conocían -prácticamente nada- era la esposa de su mejor amigo, de Henry…

Ya en el hospital, los doctores atendieron inmediatamente a Eileen.
— ¿Señor? ¿Es usted pariente de la señorita Eileen Ashcroft? -dijo acercándose a William.
— Mmm… bueno no, doctor. Es la esposa de mi mejor amigo, pero él no se encuentra; vengo en su representación.
— Comprendo. Mire señor, la paciente tiene una grave enfermedad. Esta enfermedad es crónica, es decir, es de una muy larga duración, pero es controlable. Con el tiempo, y siempre y cuando ella cumpla con sus medicamentos, y todo tipo de tratamientos requeridos, la enfermedad no será un mayor problema. Así que le pido que sea responsable en cuanto a su medicación, ¿comprende?
— Si doctor, completamente. Yo me haré cargo de ella, puede confiar en mí.
— Siendo así, pasado mañana podrá llevársela. Hasta luego -alejándose de William.
— Hasta luego, gracias doctor.

Antes de irse, William registró a Eileen como esposa de Henry Townshend.

Eileen y William volvieron a la casa el día indicado, pues Eileen debía permanecer ahí para mejorarse. Eileen se quedó dormida; aunque había estado bajo el cuidado de los doctores, su estancia ahí no había sido nada fácil. No pudo quedarse despierta ni un rato más, ni tampoco le pudo agradecer a William haberle salvado la vida, pues no se habían visto -consciente ella- desde que la dejó en el hospital.

Pasaron los días, y Eileen mejoró, y Henry regresó 1 semana después, aunque nunca le contó nada para no preocuparlo. Aparte, ya había mejorado de su enfermedad, por lo que ella consideraba estar bien.
Un día, Eileen decidió enviarle un mensaje a William, agradeciéndole el favor que le había hecho, y que no tuvo tiempo de agradecerle todo. Además, le pidió que no le contara nada a Henry.

Mientras Eileen enviaba el mensaje, Henry estaba con William en el trabajo, y este último le encargó por un momento su celular, pues no podía llevarlo a la junta. En ese momento, el mensaje llegó y se abrió. Henry leyó el mensaje y le pareció extraño, pues nunca Eileen le había mencionado nada.
Henry estuvo pensativo y serio mucho tiempo con William, y aunque Henry no era celoso, se sintió muy extrañado por el mensaje.

Al llegar a casa, Henry le preguntó a Eileen sobre el mensaje, pero ella no le dijo sobre su enfermedad, ya que no se imaginaba que de repente Henry se enterara de la situación, por lo que le inventó otras cosas. Lamentablemente, Henry no le creyó, y estaba empezando a enojarse... ¿Por qué los dos nunca le habían mencionado nada? ¿Si habían pasado tanto tiempo juntos, y se habían casado por el amor y confianza, que se tienen, por qué ocultarle algo así? Algo tan simple… Algo que es para su bien… ¿Qué era la verdad de todo? Quería pensar que no era algo malo, pero por más que lo intentaba no podía creerle.

Henry pensaba la situación, pero no le encontraba una explicación congruente de ocultarlo, intentaba no perder la cabeza en esto… Si nunca habían tenido ningún problema, o si lo tuvieron lo solucionaron… ahora que pasara esto… Cada vez que lo reconsideraba, se sentía más ofendido, más molesto, más confundido… ¿El gran amor de su vida lo había engañado? Y si no es así, ¿qué podía haber pasado?

Henry regresó a la habitación, y lo primero que hizo fue gritarle a Eileen. La insultó, le dijo que era una muy mala persona, le dijo tantas cosas ofensivas que Eileen empezó a llorar. Nunca había visto a Henry tan enojado, y se sentía muy ofendida, pues lo que Henry pensaba no era verdad, ella lo amaba y era incapaz de hacerle algo que lo dañara, mientras que él se desesperaba más, a punto de llegar a azotar y romper las cosas que habían en el cuarto.
Henry por su lado, nunca pensó que Eileen le hubiera hecho algo así. Había tantos gritos, tantos sonidos de cosas rotas, que Eileen salió de la habitación y de la casa, subió al auto, y se fue.

Henry sólo pudo alcanzar a gritar el nombre de Eileen.

Eileen aceleró, pues sólo quería pensar que estaba lejos de esa escena; no quería recordarla más. Estaba asustada, pero hubo un problema: su enfermedad regresó. Aquella enfermedad que había podido controlar durante tanto tiempo, y parecía haber desaparecido, volvía a aparecer. En ese momento, Eileen recordó las palabras del doctor:

— No debes alterarte, pues de lo contrario te afectará gravemente…

Eileen estaba tan mal que perdió la noción y el control del auto. Fue un terrible accidente, y por algo tan tonto que hubiera podido resolver… preocupando un poco a su esposo, a su amor, sí, pero así todo hubiera sido más sencillo, y nada de esto hubiera pasado. ¿Por qué pasó por su mente no contarle nada a Henry, el hombre más bueno que ella había conocido hasta ese mismo momento?

Entonces, Henry sintió un mal presentimiento. Pasó el tiempo y estaba preocupado de que Eileen no regresara, cuando entonces…
— Disculpe, ¿es usted Henry Townshend?
— S-si… ¿Quién habla…?

…

¿Qué pasó…? Fue un accidente. Todo fue un horrible y trágico accidente. Ahora él está ahí, sentado, esperando noticias sobre ella, impaciente por saber si sus palabras afectarían, no sólo como palabras, sino como algo peor, algo como la muerte…

— Doctor. ¿Cómo está Eileen? ¿Se mejorará pronto? ¿Qué es lo que le pasó? ¿Ella no se va a… -demandó saber muchas preguntas a la vez.

Nunca había estado tan preocupado, nunca se había sentido tan triste, nunca había sentido tanta culpabilidad en su corazón… y las lágrimas amenazantes de salir eran la clara señal. Era un idiota, un verdadero imbécil en toda la extensión de la palabra, ahora por su culpa, la gran mujer, a la que había culpado por algo que no era verdad, estaba en el hospital.

En ese momento Henry recordó la explicación que William le había dado por teléfono:
— Amigo… Ella está enferma. Dos semanas después de que te fuiste ella se sintió muy mal en la noche. Nadie, incluso tú, contestaba y decidió pedirme ayuda. Decidimos que todo permanecería en secreto porque ya parecía todo controlado, pero… -hizo una pausa, enojándose con Henry y elevando el tono- ¡No puedo creer que pienses que yo pudiera haberte traicionado en un momento tan malo! ¡Soy tu amigo, estúpido! Nunca podría hacer algo que los dañara a ninguno de ustedes. Realmente me sorprendes… Será mejor que vayas y estés con ella.
Y colgó.

— Está bien… su enfermedad afectó tanto que perdió totalmente el control en sus sentidos. Sólo espere, y sea paciente, que es lo único que le queda por hacer.
Él sólo rogaba que Eileen, el gran amor de toda su vida, del que había desconfiado, insultado, y hecho menos estuviera bien, era lo único que rogaba y quería en ese momento.