Por amor...

Tema en 'Novelas Terminadas' iniciado por Moliry, 14 Octubre 2009.

  1.  
    Moliry

    Moliry Fanático

    Tauro
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    Título:
    Por amor...
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    31
     
    Palabras:
    3929
    Por amor... Capitulo 2 y 3

    ((Capitulo 6 y 7 )) Saga Farington: 1 . POR AMOR... novela ambientada en el siglo XIX, Inglaterra. Caputulos 6 y 7: LOS CELOS MATAR !! :(
    Espero su opinion por fis, que no se les olvide. xoxo
    Reseña:
    Lady Elizabeth, hija mayor del marqués de Sheldon, William Basset, belleza inigualable de ojos cobalto y cabellera negra, se enamora y contrae matrimonio con el atractivo duque de Saint Clair, Anthony Farington ;). Después de un año de felicidad constante, una infidelidad y un intento de asesinato la separan de su familia. El conde James McGregor, quien toda la vida había estado enamorado de Lady Elizabeth la salva de una muerte segura, con engaños le forma una vida que no le pertenece como su esposa durante 5 años :(. De regreso a su pasado, Elizabeth con sus hijos, Nicholas y Melissa; trata de recuperar la vida que le fue arrebatada como duquesa. Ahora Elizabeth se enfrentará a la verdad, el desprecio de su familia y esposo Anthony, el escándalo, y las intrigas de las personas responsables de su desgracia. Tratara de recuperar lo único hermoso de su vida pasada… su hijo Derek. ¿La verdadera pasion la desaparece el tiempo?

    * * EL LIBRO YA CORREGIDO *

    Capitulo 1​

    Londres, 1796.
    Lisa preocupada por su señora, no comprendía porque la duquesa sabiendo el estado en el que se encontraba, seguía haciendo sus actividades matutinas como meses atrás.
    Lisa, la dama de compañía de la duquesa Elizabeth, veía por la ventana de su cuarto como la joven estaba en sus clases de equitación. Elizabeth tenía un estilo tan elegante de montar su caballo Cid, que se podía admirar desde distancia la educación que tuvo desde niña. A Lisa no le sorprendía, pues sabiendo que Elizabeth era la hija mayor de la familia Basset, que era y seguía siendo la luz de su padre, que quedo viudo al nacer su tercer hijo. Se desvivo por llenar ese vacio que podían tener sus hijos al no tener a su madre. El marques de Sheldon, William Basset, siempre tuvo una preferencia por Elizabeth pues era la viva imagen de su amada esposa Charlotte y el carácter de su hija le recordaba a ella. Desde la muerte de Charlotte, nunca volvió a estar con una mujer y mucho menos volverse a casar, ya que para él sus hijos era su todo y no le faltaba más, solo quería vivir para ellos.
    Por lo mismo que siempre William consentía a sus hijos, al cumplir 16 años Elizabeth, recibe de parte de él a su caballo pura sangre que ella llamo Cid. William sabiendo que su hija no era de las niñas que se asustaban y le gustaba tener retos, le compra el pura sangre para ponerle otro reto a su hija, hacer manso a ese caballo. Elizabeth al verlo no podía creer que esa belleza de potro tan negro como su cabello pudiera ser suyo.
    Lisa siempre le agradecía a Dios por ver que esa pequeña bella niña, ahora era toda una mujer con una maravillosa hermosura y una alma buena, fuera ahora la mujer más feliz del mundo. Esa joven aun grande siempre seria “su niña”. Aunque ahora ya fuera una mujer casada con el duque Anthony de Saint Clair, que solo vivía por ella y para ella.
    - Elizabeth, por el amor a Dios, bájate de ese animal- le dice Lisa mientras se iba acercando muy angustiada a donde estaba tomando sus clases de equitación- No es bueno para tu estado – dice exasperada.
    - ¡Lisa, cállate!– Elizabeth fingiendo disgusto – ¿Que quieres que Anthony se entere antes de que yo se lo diga personalmente?
    - Por mí ya le hubiera dicho. Así él evitaría que hicieras locuras como estas – le dice todavía exasperada.
    Elizabeth le regala a Lisa esa maravillosa sonrisa que nadie podía seguir de mal humor.
    - No mi niña, yo no voy a caer en tu sonrisa manipuladora – tratando de fingir enojo al saber que no podía estar mucho tiempo molesta con ella.
    Baja del caballo. Camina a donde esta Lisa y la abraza.
    - Ay Lisa, porque te querré tanto si nada mas te la vives regañándome – Le habla con dulzura. Elizabeth la ve con mucho amor al conocerla desde pequeña ya le tenia gran afecto.
    Lisa Smith con sus 60 años de edad, ya se veía algo cansada, pero nunca aceptaba el descanso que la duquesa le ofrecía porque le gustaba sentirse útil y sobre todo estar cerca de la familia Basset y mas de la joven.
    Elizabeth le da un beso en la frente a la pequeña mujer – Ni mi padre lo hacia cuando vivía con él, y mi marido…
    - ¡Menos! – Exclama impaciente -Hace lo que tú quieres – con una sonrisa cariñosa le dice.
    - Eso es lo que tu crees – falsea lamento, pero termina riéndose porque acepta que Lisa tiene razón.
    - Bueno, basta de perdida de tiempo – empuja a Elizabeth de la espalda para obligarla entrar a la mansión – Tenemos muchas cosas que hacer, bañarte y arreglarte y yo, ver como esta quedando todo – al ver que Elizabeth ni se inmutaba le recordó – Ya es muy tarde y los invitados en unas horas empezaran a llegar a la fiesta.
    Ya en la cocina, Elizabeth le dice a Lisa en secreto:
    - No sabes que contenta estoy – Le regala una bella sonrisa deslumbrante - Ya quiero decirle a todos la maravillosa noticia y ver la expresión de Tony.
    - No se como pudiste aguantar todo este mes el secreto, conociéndote, el día que te enteraste de… ya sabes, ese mismo día Londres se enteraría – se ríe.
    Lisa conoce muy bien a Elizabeth y siempre desde niña fue muy transparente y sincera. Ahora con su marido con mayor razón, le sorprendía que todavía no le dijera nada a nadie, más que a ella.
    La joven le guiña un ojo y le recuerda:
    - Ya sabes porque no grite como loca de felicidad el día que me entere que el heredero de Saint Clair ya viene en camino. Quiero que mi padre y mis hermanos estén presentes cuando de la noticia- Se queda un momento pensativa - Hace 3 meses que no nos vemos y quiero recibirlos con una noticia así.
    - ¿Entonces si van a venir tus hermanos? – sorprendida pregunta también – ¿Si es seguro que vendrán?
    - Si – Elizabeth lo dice radiante – Mi padre me aviso que Jeremy en esa semana iba a llegar de la escuela en Inglaterra, pidió permiso para venir y Regina en cuanto llego de la casa de la tía Abie, me mando una carta que aquí nos veríamos, tiene que contarme lo bien que le fue en las reuniones sociales que estuvo asistiendo en su estancia allá.
    Lisa no entiende de que Elizabeth esta hablando, la joven lo noto y agrega:
    - Recuerda, lo de la fiesta, donde todas las señoritas de sociedad tenían oportunidad de conocer más candidatos, poder escoger. Y ya que tía Abie vivía tan cerca de esa “magna fiesta” le pidió quedarse algunas semanas con ella y así también hizo compañía a tía Abie que estaba sola, porque mi tío Jasón y mis dos primos se fueron a ver unos negocios familiares.
    - Si, ya recuerdo – afirma algo desorientada – No se donde a veces dejo la memoria.
    - Si me hicieras caso, por lo menos descansar unos meses… - No termino de decirlo al ver como Lisa fruncía el ceño, no le gustaba que tocaran ese tema – Bueno, como te iba diciendo me dijo que no se podía perder el cumpleaños de Anthony – Sonríe muy coqueta - Tiene la esperanza de volver a ver a un joven, creo que me dijo en una carta que era hijo de un marques.
    - Quien diría que tu hermana ya quiere sentar cabeza, porque yo recuerdo que de niña era…
    - ¡Querida! – Exclama una voz sensual, masculina.
    Lisa se calla al oír esa voz que se iba acercando, provenía del vestíbulo.
    Elizabeth se voltea para disfrutar al ver a esa persona, que con solo oírlo le hacia experimentar toda clase de sensaciones agradables que pasaban por su cuerpo, le encanta esa voz, pero mas el dueño esa voz.
    Anthony la agarra con fuerza para besarla con mucha pasión y a la vez con ternura. Ella nunca pudo entender como su marido podía despertar tantos deseos de placer con un solo beso.
    - Mi amor, ¿como es posible que sigas con esa ropa, si queda tan poco tiempo para la fiesta? – falsea estar verdaderamente angustiado.
    Elizabeth ya le iba a contestar, cuando Tony la besa con dulzura y le susurra al oído:
    – Me encanta como se te ven esos pantalones de montar tan ajustados, claro que me gustas mas sin ellos – Le guiñe un ojo. La estrecha mas hacia él y de manera posesiva habla en tono normal para que Lisa lo escuchara – No había ningún hombre viéndote, ¿verdad? – Cuestiona serio.
    Ella algo molesta por esa pregunta lo ve a los ojos.
    - Anthony, esos celos tuyos…
    - ¡Bueno, ya basta! no volverán a discutir por eso… por lo menos no ahora que como dijo el duque <Si queda tan poco tiempo> – dice Lisa jalando del brazo a Elizabeth para sacarla de ahí, al saber como se ponía esa joven pareja al tocar ese tema de los “celos de Anthony”.
    Tony viendo como se llevan a su esposa a jalones, llega a su mente que nunca imagino que pudiera ser tan inmensamente feliz por una mujer, por esa mujer, < ¡mi mujer!> – se dijo en voz baja con mucho orgullo. Siempre que pensaba en eso no cabía de gozo, al saber que la mujer que el amaba con todo su ser, también le correspondía, no sabia que había hecho él para merecer tanto, tenia mas de lo que él podía desear. Solo una cosa podía hacer que hiciera que su vida fuera completamente dichosa, más perfecta y era tener un hijo. El joven sabía que no seria cualquier hijo al ser de la mujer que amaba, de su duquesa… Elizabeth Basset.
    Nunca Anthony olvidaría como conoció a su mujer, fue amor a primera vista. Por lo menos si para él, porque Elizabeth 2 años atrás era novia de James McGregor, un joven de la misma edad que el duque, que en esa época tenía 22 años. La familia McGregor tenía titulo noble de conde, James era el segundo hijo, el pequeño de su familia, al solo tener a su hermana mayor Clarissa, que le llegaba nada más 4 años de edad. Entonces James al fallecer su padre heredaría el titulo de conde. Por lo mismo que James ya sabia la responsabilidad que tenia, siempre se comporto como las reglas de la sociedad alta dictaminaba.
    Al llegar a esa fiesta Anthony no conocía a nadie, al no tener tiempo para convivir con personas de Londres. Cuando logra introducirse a la fiesta para acercarse más a esa joven hermosa, ve que a su lado estaba aquel joven que tenia su mano agarrándole el brazo. Al ver eso Tony nunca se imagino que pudiera envidiar a alguien y menos tanto cuando ni siquiera conocía a esos jóvenes, pero eso no dejaba que le molestara que ese joven alto, con pelo negro como ella y ojos verdes, estuviera cerca de esa linda dama.
    Giro a verla de nuevo y se dio cuenta que la joven estaba sola. <Es ahora o nunca> Tony pensó. Y siguiendo ese consejo, su consejo, se acerca a ella que esta de espaldas.
    - Buenas noches, ¿me podría dar el honor de concederme esta pieza? – Nervioso se pasa los dedos por el pelo. Pasaron unos segundos, esperando la respuesta de ella, por fin la joven se voltea.
    - No puedo… - Se quedo plasmada al ver semejante belleza de hombre, tan guapo, tan sensual, tan… Corta sus pensamientos al percatarse que no lo deja de verlo maravillada.
    Reacciona y vuelve intentar hablar con una voz cordial:
    - Perdón, pero mi padre no me deja bailar con personas que no conozco – le regala una amable sonrisa.
    Él le devuelve la sonrisa.
    - Tienes toda la razón – dice Tony – Me llamo Anthony Farington Penwyck, vivo al otro lado de la ciudad – E inclina su cabeza en señal de saludo.
    - Me dicen Lis - le da la mano y Anthony la besa.
    Aparece un tiempo de silencio, y como Tony quería seguir platicando con ella, saca el primer tema que se le viene en la mente, pues esta nervioso, cosa que nunca le había pasado con ninguna mujer.
    - Mi familia son amigos muy cercanos de los anfitriones – le informa con una sonrisa coqueta – ¿conoces de cerca a la familia Basset?
    - Soy…
    Él la interrumpe:
    - Tú podrías ayudarme a encontrar a… Elizabeth, es que hace muchos años que no la veo – Se acerca al oído de la joven como haciendo la señal que le va a decir un secreto – Es que mi madre me dijo que si no iba con esa niña y la saludaba por lo menos, no iba a venderme el pura sangre que vi en las caballerizas de mi casa.
    - ¿Y porque su madre quiere que la vea? si es obvio que no le agrada y… ¿hace cuanto tiempo que no la ve? – Pregunta con curiosidad.
    - Hace como 4 años más o menos. Mi madre dice que a cambiado mucho, que es mas hermosa que de niña, y que ya es toda una señorita que hace suspirar a cualquier hombre – Tony se ríe discretamente – Yo creo que mi madre dice eso porque le tiene mucho cariño a la familia Basset y quiere que haga amistad con esa familia, pero sobre todo con Elizabeth – De marera coqueta le agrega - No creo en ese cambio, porque en 4 años la gente no cambia mucho.
    - ¿En verdad la niña era tan desagradable? – Pregunta la bella dama con tono burlón.
    Anthony saca una carcajada por la pregunta tan directa de Lis.
    - No era fea, solo… simpática, pero pues también era una niña… solo una niña, bueno, recuerdo que sus ojos eran bonitos, que tenían un futuro prometedor. Y como te dije, no creo que allá cambiado tanto como dice mi madre < es una verdadera belleza > - Repite las palabras de su madre.
    - Pues si lo entiendo – Comenta – La gente no cambia tanto en tan poco tiempo – Lis todavía con mucha curiosidad, pregunta – ¿Porque hace mucho que no ves a la familia Basset?
    - Estaba terminado mis estudios en Francia, entonces cuando venia en mis vacaciones mi madre y yo, aprovechábamos para irnos de viaje, por eso no conozco a nadie.
    - ¡Oh, ya veo! – Exclama. Lis le lanza una sonrisa pues eso ya sabia, el porque casi no estaba en Londres.
    La duquesa Isabella Farington buena amiga de la familia Basset, platicaba muy amenudeo con Lis para contarle de su hijo y otras cosas, pues la duquesa y ella disfrutaban mucho su convivencia.
    - Ya que no conoce nadie, permítame presentarlo con personas conocidas – La joven apenas diciendo eso ya lo llevaba del brazo, dirigiéndose donde esta su padre y James.
    Anthony muy contento por poder tener tan cerca a Lis. No podía dejar de verla, estaba hermosa, con ese vestido beige con listones dorados y cosido con hilo de oro. Aunque era un vestido adecuado para una señorita, sin escote, no dejaba de verse atractiva y sensual, al tener sus hombros descubiertos.
    Tony no podía dejar de notar tres cosas: Sus ojos, su busto que resaltaba por el pegado vestido que traía y ese lunar pequeño circular que tenia arriba de los labios de lado izquierdo, hacia que su cara se viene mas sensual. Anthony de repente siente que ese lunar ya lo había visto en otra parte, pero no recordaba donde…
    Pero después se siente un poco molesto al ver que Lis es muy amable, linda y educada. <Así debe ser con todos> Pensó frunciendo el ceño. Anthony sentía celos, deseaba tener un trato único y especial, el único hombre en su vida.
    La joven lo llega con dos hombres, uno ya lo conocía y lo apreciaba, y el otro lo acaba de ver y no creía que entre ellos dos llegaran a llevarse bien.
    - Perdón que los interrumpa en su platica de negocios, pero quiero presentarles a un amigo, Anthony Farington, que viene de Francia, allá realizo sus estudios – Dice Lis con una sonrisa.
    - Muchacho, que gusto es volver a verte después de tantos años, espero que vengas para quedarte – Le da un fuerte estrechón de manos – Espero que si. Tu madre aunque lo hace bien en Saint Clair, no hay nada como un hombre haciéndose cargo de las responsabilidades de la familia – William argumenta y sonríe.
    - Claro que si, su señoría – Afirma con una sonrisa- Marques Basset, por cierto, ¿sabe donde esta…?
    - Discúlpenme, pero mi ama de llaves, Lisa, me llama. Me retiro – Dice al ver que Lisa le llama discretamente del otro lado del salón. Mientras se iba, comenta – Me da mucho gusto que se lleven tan bien mi hija Elizabeth y tú.
    Anthony confundido al no entender lo que había dicho el marques. Voltea a ver a Lis y ve que ella le guiñe el ojo y oculta la risa con su mano.
    El joven recuerda lo que dijo ella cuando se presento < Me dicen Lis > pasaron esas palabras por su mente, <Nunca dijo que se llamaba Lis. ¡Claro! Lis puede ser el diminutivo de… Elizabeth. ¿Porque no me lo dijo?> pensó Anthony frunciendo el ceño.
    - Yo soy James McGregor – Se presenta James al ver que Anthony no le quita los ojos de encima a Elizabeth, informa de inmediato: – El “novio” de Elizabeth, que muy pronto…
    Ambos jóvenes se ven con hostilidad.
    - James, todavía no soy tu novia – Aclarar la situación con dulzura.
    - Pero… - Protesta James.
    - ¡Pero nada, querido! –Lo interrumpe con una bella sonrisa – Podrás decir lo que quieras después, cuando estemos comprometidos, pero no antes – Señala levantando una ceja.
    James pone gesto serio. Gira a ver a Tony, aprieta los dientes y se va.
    - ¿Son o no novios? – Pregunta Tony tratando de evitar echar su carcajada.
    - Si lo somos, pero ante los demás no, ya pronto toda la sociedad de Londres lo sabrá – Lo dice con tanta felicidad que a Anthony le irrito - Pero no me gusta que sea así de posesivo – Suspira desanimada.
    No dura mucho ese desanimo de Elizabeth, con una bella sonrisa le dice:
    - ¿Le concederías a esta “niña” una pieza? – Enfatiza la palabra “niña” con burla.
    - ¡Claro “Lis”! – Anthony se la lleva a la pista de baila.
     
  2.  
    Danbury

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    Re: Por amor...

    No se que decirte. Excepto que tu libro esta muuy bueno ;) . Hay que ver como se desarrollará la historia, pero promete mucho, no puedo esperar a conocer cuales serán las "intrigas" de las que será víctima Elizabeth. Me sigo riendo que como Anthony fue engañado por una pequeña mentira piadosa de Lis, jaja. Espero que pongas continuación pronto por que ya tienes a una fiel lectora en tu bolsillo. Cuidate compañera. Biie :)
     
  3.  
    Moliry

    Moliry Fanático

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    Por amor... Capitulo 2 y 3

    LLEGA EL HEREDERO :P SAGA FARINGTON CAPITULO 2 Y 3. Otros capitulos mas sobre la vida de mis queridos duques de Saint Clair ;). Espero sea de su agrado :) xoxo

    Capitulo 2​

    - ¿Como me veo? – Elizabeth le pregunta a su marido que la esperaba al pie de las espaciosas escaleras. La duquesa esta preocupada por su aspecto, deseaba verse muy bien, esa era una noche especial para ella y esperaba que también para su familia.
    Anthony al verla descendiendo de las escales, no podía dejar de maravillarse por su mujer. Siempre lo sorprendía con su hermosura y elegancia, era como si fuera la primera vez que sus ojos apreciaban seméjate diosa de la belleza.
    Con ese vestido un poco mas escotado de lo normal color negro con azul, del color de su collar de zafiros, hacia que se viera espectacular, el negro de su vestido con el negro de su cabello que para esa noche lo llevaba peinado laboriosamente, le hacia lucir su rostro mas perfecto de finura y juventud. El azul de su vestido con su collar junto con sus largas y abundantes pestañas hacia que esos ojos almendras de color azul cobalto lucieran más sensuales y luminosos. Con sus 5 pies y 6 pulgadas (1.67) de estatura, lograba tener un cuerpo espectacular, al ser delgada, tener un busto voluminoso y contaba con unas piernas hermosas; largas y firmes. Con sus labios carnosos, finos y con el marido que ella tenía, tan atractivo y refinado, con todo esto llegaron ser conocidos como la joven pareja de “Elegancia ducal”. Muy merecido se lo tenían que en Inglaterra los conocieran así, porque Elizabeth a sus 19 años desempeñaba muy bien el papel de la duquesa de Saint Clair, por su recato, educación y siempre ser una dama.
    Anthony por su parte, a sus 24 años que esa noche cumplía, siempre se presentaba a la gente con mucha gallardía. Con 7 pulgadas (1.84) más que su esposa, era más alto que la mayoría de sus amigos y conocidos. Tony de espalda ancha, pero delgado, con su cuerpo fuerte, musculoso y perfecto físico, no había mujer que no lo volteara a ver. Con esos ojos dorados con un toque de verde, eran muy sensuales. Su pelo color café claro que en el sol parecía dorado y una mandíbula que hacia más fuerte la expresión de su rostro que cuando se enojaba, la persona que estaba junto a él llegaba a temblar de temor, pero también su bello rostro lograba convertirlo en algo muy dulce, eso dulce que su mujer tanto amaba, como sus labios sensuales que le encantaba saborear.
    Elizabeth se pone enfrente de su esposo al llegar al pie de las escaleras.
    - ¡Te ves… majestuosa! – La jala para estrecharla con fuerza y la besa con dulzura – majestuosa, divina, encantadora, hermosa… tú escoge – Le guiñe un ojo, coqueto.
    La joven se sonroja por recibir tantos elogios, ella solo esperaba un < te vez bien >
    - Muchas gracias, mi amor – le dice una voz terciopelada – Tú te ves… maravilloso, perfecto – Y le guiña un ojo y le rosa los labios con los suyos.
    Ambos orgullosos del uno del otro, entran al salón de fiestas donde aproximadamente 400 invitados los esperaban. Como tenían que ir a saludar a sus invitados se tuvieron que separar.
    Pero antes Anthony de irse, le susurra en el oído:
    - ¿Sabes? Me encantas – le besa su lunar de arriba de la boca – ¡Me fascina! – Le dice refiriéndose al lunar. La examina de nuevo a su esposa – Todo tú me fascina.
    Elizabeth toda sonrojada, no lograba acostumbrarse a esas palabras coquetas de su marido. Le sonríe y se dirigió a saludar a la gente.
    Al terminar de saludar a los vizcondes Marshall, voltea y se topa Elizabeth con Victtoria que era su mejor amiga desde años atrás.
    - ¡Elizabeth! – Exclama con gran alegría. Desde el día de la boda de la duquesa no se veían – Te vez hermosa – Le da un beso – Perdón, olvidaba – Se pone seria y agrega – ¿Como esta usted duquesa Farington? – y le hace un gesto de reverencia.
    Elizabeth ríe con una carcajada discreta.
    - Ni tú te crees eso – le sonríe – Me da mucho gusto que vinieras – Se calla pues busca a Henry, el esposo de Victtoria – ¿Donde dejo a su barón? ¿viene sola, baronesa? – Elizabeth le regresa la burla.
    - No, vine con mi hermano Félix, quiso acompañarme, a sus 35 años le urge encontrar esposa, y como sabe que en tus fiestas viene las mejores familias de Inglaterra – se le acerca a su amiga a su odio – Y Henry lo deje atendiendo nuestros negocios pues le dije antes de venirme < Si no duplicas nuestra herencia dormirás en el sofá > - Lo dice en forma de sarcasmo y burla para ella, ambas sabían que su marido era muy enérgico con ella y con todos.
    - Que bueno que también vino tu hermano y nos acompañen en esta noche tan especial – Al decir eso Elizabeth ve que en la puerta imponente de la entrada va entrando su familia.
    - Victtoria, perdón, pero iré a saludar a mi padre y mis hermanos – Ambas ladies con un gesto de cabeza y una cariñosa sonrisa se despiden.
    Se acerca a su padre que seguía igual como lo había visto la ultima vez, con pelo castaño claro con algunas canas y su bigote. William Basset en su juventud fue un hombre atractivo, con unos 4 pulgadas era mas alto de la duquesa. Con el paso de los años y al no cuidar su aparecía física porque siempre están primero sus hijos, por todo eso, ahora era un hombre subido de peso, a eso a sus hijos les encantaba, le así verse mas tierno y abrazable, cosa que William no le agradaba al no recibir mucha obediencia de sus hijos.
    - ¡Padre! – Lo llama con gran alegría y jubilo – Ya me urgía que llegaran – Lo abraza y su padre le regresa el abraso con mucho amor.
    - Que alegría me da verte, Lis - Un tierno beso le da a su hija.
    Por atrás siente esas manos familiares que la aprietan los hombros y hacen girar sobre sus talones.
    - Lis, déjame verte - Jeremy le pide. La abraza muy fuerte y la levanta del piso – Que hermosa hermanita, si no fueras nada mío, te pediría que fueras mi… amante- La besa la mejilla y la baja.
    - Oh no Jery, ya sabes que de amante, no – Sonriente Elizabeth. Levanta sus manos para agarrarle la cara a su hermano y le da un beso pequeño en la nariz, le encantaba hacer eso para molestar a su hermano que odia esos besos para niños.
    Jeremy ya se sentía el hombre de la casa cuando su padre no estaba, a sus 15 años era más alto que su padre. Con el cabello tan negro como su madre Charlotte y Elizabeth, y los ojos de su padre, verdes, era un joven muy apuesto al tener todo para sobresalir entre la gente. Teniendo un excelente cuerpo y sus bellos ojos, hacia que aun siendo tan joven, señoritas y señoras lo asediaran.
    Al ver la expresión de su hermano de disgusto, por el beso en la nariz, le dice:
    - Gracias Jery – y lo abraza – ¿Donde esta Regina? – Voltea a ver si la ve – La vi entrar.
    - Ya vez como es Regina de quejumbrosa en los viajes, nunca… -
    - Aquí estoy, Lis - Llega por detrás, Elizabeth gira para abrazarla – ¿Hablan de mi? supongo que nada bueno – Se ríe y le da un beso – No le hagas caso a este, ya vez como todo exagera.
    - ¿Exagero? – Jeremy incrédulo – Yo no fui quien se estuvo quejando por el viaje…
    - Niño, ¡cállate! - Regina le ordena.
    Regina era solo 2 años mayor que él, pero gozaba molestarlo. Entre hermanos así se llevaban, pero los 3 sabían que aunque se llevaban a veces de una manera tosca, se quería mucho, y siempre se ayudarían para lo que fuera. Y eso Regina le agradecía mucho, la protección que su hermano le daba, pues al casarse Elizabeth que es su mejor amiga, ahora tenia que ir a los bailes sola, pero Jeremy de mala gana, como no le gustaba nada de eso, aceptaba ir, con tal que su hermana no estuviera sola.
    Regina por su carácter siempre pensó que no era necesario que nadie la acompañara, pero en el caso de Jeremy, disfrutaba su compañía ya que era muy divertido y espontaneo. Regina era la que mas se parecía a William, teniendo los ojos verdes y cabello castaño claro, no era tan alta como su hermana, con unas pulgas mas baja que ella era también una joven muy hermosa.
    Reggie, que así le llamaban con cariño a ella, admiraba todo lo que su hermana hiciera. Siempre ha tratado de seguir sus pasos: ser tan elegante como Elizabeth, refinada, inteligente, con carácter fuerte cuando se requiere. Iba en buen camino, pero Regina con otra esencia, pues ella era más tranquila y muchas veces más ingenua. Elizabeth era una cabeza dura, explosiva y todo esto gracias a que su padre la consintió más a ella que sus dos hermanos menores.
    Elizabeth si notaba esa admiración de su hermana, por eso siempre quiso ser el mejor ejemplo posible.
    - ¡Niños ya! – Los reprende Elizabeth para tener su atención al ver a sus hermanos que empezaban a discutir – Ya luego me contaran como les han ido en estos meses – Entusiasmada agrega – Me permiten, tengo que dar un anuncio – Su familia ven a Lis como sube las escaleras para llegar a la orquesta, que estaba ubicados arriba de tarimas altas para que los invitados los vieras y se esparciera mejor la música.
    Elizabeth se dirige al director de la orquesta.
    - Maestro, seria tan amable de guardar un momento silencio, quiero decir unas palabras – Le pide con voz aterciopelada – Cuando diga “salud” empiecen a tocar – Le sonríe.
    - Claro que si, majestad – Al decir esas palabras, gira a ver a su orquesta y les hace la señal de guardar silencio con la mano.
    Todos los invitados confundidos voltean a ver porque la orquesta dejo de tocar. Al poner sus ojos en dirección de los músicos ven a la duquesa.
    Nerviosa al sentir que todos la miraban expectantes, se aclara la voz y dice en tono fuerte, claro, seguida de su hermosa sonrisa que su marido adoraba.
    - Disculpen por esta interrupción, pero deseo decir unas palabras, pero primero, me gustaría que mi marido subida aquí conmigo – Elizabeth busca a Anthony entre sus invitados y lo ve venir con su sensual sonrisa.
    Tony ya junto a ella, le agarra la mano y le lanza unos ojos de curiosidad, ella le regala una mirada de amor y le guiña el ojo.
    Elizabeth se dirige a su público:
    - Les agradezco a todos ustedes que hayan venido a celebrar el cumplamos de Anthony – Respira profundamente – Como muchos saben, hoy también cumplimos 1 años de casados, por eso quiero en esta noche tan especial dar otro motivo de celebración y por eso me tomo la libertad de ofrecer un brindis – Con una señal de mano le habla a un mesero y él se acerca, Elizabeth agarra dos copas, una se la da a su marido – ¡Brindemos! – Sonríe y todos levantan las copas - Por el heredero de Saint Clair, que…
    No pudo terminar pues Anthony la jala del brazo y la besa con mucho amor y deseo.
    Ella olvidando en donde estaban y quienes estaban, se entrego a ese beso, pone sus brazos al rededor del cuello de Tony. Cuando empieza a oír que los invitados carrasqueaban sus gargantas, la duquesa sale de esa nube tan maravillosa de sensaciones y logra librarse de los labios apasionados de Tony.
    Sorprendida por esa reacción de su esposo, no era común que se comportara así con gente presente. Anthony que tomaba con responsabilidad a veces un poco exagerada su ducado, su actitud era siempre de manera seria y a veces fría cuando tenía espectadores.
    La joven jadeando le dice en voz baja y suave:
    - Majestad, no podemos hacer este tipo de espectáculos, ¿que dirán los invitados? - Le dice de manera risueña y coqueta, falseando preocupación.
    - Que te amo – Le guiñe el ojo y volteando hacia la gente, levanta su copa – ¡Salud! – Exclama emocionado. Todos brindaron.





    Capitulo 3​

    Por cuestión de responsabilidades que Anthony tenía que cumplir por su ducado, tuvo que dejan a Elizabeth en Londres, porque ya en sus últimos días de embarazo no podía viajar con él como siempre lo había hecho.
    Él se tuvo que ir a Escocia, muerto de frio porque empezaba a nevar al ser invierno. Acelerado preparaba su partida a Londres. Ya no soportaba el clima y estar otro día fuera de su hogar, al llevar unas semanas fuera y todavía faltaba su viaje de regreso, que era de cuatro días.
    Sheffield era su castillo que tenia en Escocia, con un lago que tenia al rededor. Era un castillo muy acogedor, a Elizabeth y a él les encantaba pasar semanas ahí, por ser muy colorido en primavera y por contar con una armonía perfecta. No había miembro de la familia que no quisiera pasar un par de semanas en Sheffield y cuando la duquesa hacia fiesta de todo un fin de semana, los invitados gozaban plenamente su estancia.
    Tony no dejaba de preocuparse por su esposa pues no estaba cerca de ella para cuidarla, no se sentía del todo tranquilo, a pesar de que sabía que estaba en cuidados de su madre Isabella, de la familia de ella, William, sus hermanos y de Lisa. La trataban como niña “pequeña”. Elizabeth se molestaba que fueran así, no veía necesario tales atenciones, siempre decía lo mismo cuando ya no aguanta mas < ¡Estoy embarazada, no moribunda! > Exclamaba furiosa.
    De hecho, gracias a la hostilidad de Elizabeth por cómo la trataban, unos días antes de partir Anthony a Sheffield, tuvieron una fuerte discusión, ambos ya estaban artos de la situación.
    Esa tarde él entrando al establo explota al ver a su mujer:
    - ¿Que diablos crees que haces? – Grita furioso al verla a un lado de Cid.
    Irritada e indignada por como le hablo, respira profundo y trata de contestar lo mas ecuánime posible.
    - Pienso dar un paseo e iba a montar a…
    - Ya se lo que quieres hacer – Interrumpe exasperado – Me dijo Lisa angustiada lo que pensabas hacer, en cuanto llegue me lo dijo.
    Elizabeth que seguía dándole la espalda, al no quería verlo, quitándose los guantes, respira profundó y encara a su marido.
    Pero al verlo ahí, con un gesto severo, no pudo contenerse y alza la voz como él y también furiosa dice:
    - No… – Exclama. Lo ve directamente a los ojos – No me grites, a mi no me hables así, si no les gritas a los sirvientes, no vendrás conmigo a gritarme – Respira, quiere tranquilizarse – Soy tu esposa no…
    - ¡Exacto! – bufo serio – mi esposa, mi mujer, que esta a semanas de dar a luz - al ver que Elizabeth parecía no hacerle caso, pues miraba hacia la mansión, regresa su enojo – Por el amor de Dios, deja de actuar como niña caprichosa, serás madre…
    Elizabeth clava una mira de reproche en él al oír < caprichosa >
    - No me vuelvas a decir, niña, y mucho menos caprichosa - le grita al no querer que Anthony se percatara del nudo en la garganta que tenía.
    Tony al ver que su mujer le daba la espalda y sin hacer ningún movimiento, sintió remordimiento. Se le acerca por detrás, la abraza y con voz dulce le habla.
    - Elizabeth, perdón por hablarte así – suspira para calmarse, estaba realmente arrepentido - Pero me sorprende que no te cuides sabiendo tu estado tan avanzado de embarazo y quieras hacer tus actividades cómo si nada pasara – Como ella no dice nada continua – Puedes hacer muchas cosas que te gustan sin arriesgar tu salud y la de nuestro heredero – Elizabeth se voltea para verlo y su marido le guiñe el ojo.
    - Llevo todos estos meses haciendo cosas que no requieren mucho movimiento, pero ya me harte y luego todos siempre están detrás de mi, no me dejan hacer nada. Solo leer, pintar y tocar el…
    - Piano y violín – La interrumpe para darle ánimos – Te gusta tocar, porque te quejas, si tocas maravillosamente – Le da un beso tierno en la boca – ¿Sabes? extraño esas tardes donde me regalabas un concierto privado.
    - Todos los días toco, por horas, pero tú no estas para saberlo – Eso no era cierto pues Tony siempre llegando a la casa pedía a Lisa informes sobre su esposa – Pero bueno, ya me voy a la habitación, supongo que dormir no pongo en peligro al bebé – enfadada lo dice con sarcasmo y marchándose agrega girando ligeramente la cabeza – No has ido a tu estudio, ¿verdad?
    - No, ¿porque?
    - Por nada.
    Tony ve a su mujer caminar hacia la casa.
    Ya al anochecer cuando Anthony se disponía a subir las elegantes escaleras para dirigirse a la habitación con su esposa, Jeremy lo intercepta.
    - Tony – Con una sonrisa le da un apretón de manos - ¿Te gusto como luce en tu estudio?, a mi me encanto.
    Anthony confundido levanta una ceja.
    - ¿Como luce?... ¿De que hablas?
    - Si, la pintura – él también ya confundido – ¿Que no la has visto?
    - No, ¿cual pintura?
    - Mejor vamos al estudio para que tú mismo lo veas – Se dirigieron al lugar.
    Tony al entrar mira a todas partes para encontrar algo nuevo, después de unos segundos de inspeccionar el gran lugar, lo encuentra. Al ver de lado derecho de su escritorio, arriba de la mesa donde estaban los licores ve que hay un cuadro grande que no había visto antes, sorprendido se acerca para disfrutarla mejor, ve que…
    Jeremy interrumpe su observación.
    - Magnifico, ¿verdad? – con mucho entusiasmo lo dice.
    Él sin quitar la vista del cuadro pues estaba verdaderamente sorprendido por la belleza del retrato, tenia un marco ancho de oro con diseños exquisitos, aquellas dos personas que aparecían en el retrato estaban son una sonrisa hermosa, el hombre atrás de la mujer, abrazándola por la espalda la cintura, y ella estrechaba esa mano con dulzura.
    Jeremy al ver que su cuñado no decía nada comenta:
    - Me gusta como se ven, hasta parecen que se aman – lo dice en tono burlón.
    - ¿Quien lo hizo? lo pinto…
    - Obvio que fue ella – orgullosamente le informa - Quien mas podría hacer esta pintura, pues no nada mas se ve arte, sino amor.
    Solo ve como Tony sale corriendo del estudio dirigiéndose a las escaleras.
    El duque trata de abrir la puerta de su habitación, pero no lo logro al tener llave.
    - Elizabeth, abre ahora la puerta, quiero entrar a descansar – Le habla serio, para obligar a su mujer abriera la puerta, temía si le habla con dulzura Elizabeth no le hiciera caso – Si no abres tendré que…
    No termino en decir su amenaza al ver la puerta abrirse.
    Entra y ve como su esposa se volvía a costar con su bello y sensual camisón de seda color esmeralda en la cama.
    - Me dijo Regina que no has comido – Comenta en tono frio.
    - No tengo abre, ni ganas de ver a nadie – lo dice ya acostada y dándole la espalda a su marido.
    - ¿Ni a mí? – Lo dijo con voz sensual acercándose a ella.
    - No, tampoco – al oír esto Tony se acuesta en la cama y la abraza.
    - Gracias – le dice dándole un beso en la oreja.
    Elizabeth se gira para verlo.
    - ¿Porque? – pregunta.
    - Por en hermoso retrato que hiciste, me fascino.
    - Que bueno que te gusto – Se dibuja una leve sonrisa en su rostro – Hoy lo termine.
    Anthony la atrae más hacia él para darle un beso muy largo lleno de pasión.
    Al abrir los ojos le dice a su mujer.
    - Me encanta como te ves con este camisón, pero… - Se calla para seguir desabrochándoselo, con la mano y con los ojos en el vientre le dice: – Pero me fascina más verte así – y le besa el vientre y regresa la mirada a sus senos. Elizabeth a sus casi 7 meses y medio de embarazo tenia un vientre pequeño.

    La joven le da risa al sentir la virilidad de su marido.
    - ¿Me amas? – Pregunta Elizabeth de repente algo expectante.
    - Mas que antes – Le dice con voz ronca, la besa – ¡Mas que mi propia vida!
    Apenas termina de decir eso y se entregan a su amor, pasando una noche larga y perfecta lleno de mucha pasión, entregándose para llegar a esa plenitud excitante que solo juntos podían alcanzarlo.


    Recordando todo esto hacia que sensaciones e imágenes lo estuvieran acompañando todo su estancia en Escocia. Anthony con una sonrisa picara en los labios sigue afinando los últimos detalles de su regreso a Londres.
    Después de 3 días de camino en su carruaje real, ya de noche, Anthony se disponía a descansar en una posada que esta en un pueblo de Montebello que era la última parada que tendría ya que mañana en la mañana quería ya estar en Saint Clair.
    - ¡Su majestad! – Le llama un joven con voz agitada mientras él se estaba registrando, respira profundo para poder hablar.
    Anthony aterrorizado por ver a Petter que era uno de sus sirvientes ahí, pregunta exasperado:
    - ¿Que tiene mi mujer?, ¿Que le paso al niño? – Cuestiona alterado.
    - No, nada alteza, nada… malo.
    - ¿Que quieres decir con eso? – le pregunta irritado.
    - La duquesa esta mañana se le rompió la fuente mientras desayunaba con su familia – Petter mas tranquilo, comenta – Supongo que a estas horas de la noche ya nació su…
    - ¿Donde esta tu caballo? – cuestiona malhumorado Tony.
    - Afuera, su majestad – Cauteloso pregunta – ¿Porque?
    - Para irme, porque si me voy en carruaje tardare mas.
    - ¡Excelencia! – Exclama con temor, pues conoce el carácter del duque – EL caballo esta muy cansado y además, no puede irse solo, no es nada seguro a esta hora – Advierte.
    Tony ignora lo que acaba de oír.
    - Consígueme lo antes posible un caballo – le dijo dirigiéndose con algunos de sus guardas.
    - Pero…
    - ¡Petter! – Lo reprende con voz golpeada y furiosa.
     
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    Moliry

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    Por amor...

    reseña:
    lady elizabeth, hija mayor del marqués de sheldon, william basset, belleza inigualable de ojos cobalto y cabellera negra, se enamora y contrae matrimonio con el atractivo duque de saint clair, anthony farington ;). Después de un año de felicidad constante, una infidelidad y un intento de asesinato la separan de su familia. El conde james mcgregor, quien toda la vida había estado enamorado de lady elizabeth la salva de una muerte segura, con engaños le forma una vida que no le pertenece como su esposa durante 5 años :(. De regreso a su pasado, elizabeth con sus hijos, nicholas y melissa; trata de recuperar la vida que le fue arrebatada como duquesa. Ahora elizabeth se enfrentará a la verdad, el desprecio de su familia y esposo anthony, el escándalo, y las intrigas de las personas responsables de su desgracia. Por amor tratara de recuperar lo único hermoso de su vida pasada… su hijo derek.
     
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    Por amor... Capitulo 2 y 3

     
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    Por amor... Capitulo 4 y 5

    Capitulo 4

    Anthony llega al amanecer a Saint Clair. Solo teniendo en mente a su mujer y a su hijo. No hizo caso al mayordomo que lo veía con una radiante sonrisa.
    Dirigiéndose al encuentro con su esposa, su sorpresa fue mayor al dar la vuelta al pasillo y ver a toda su familia y varios criados ahí.
    - Felicidades Tony – Exclama gozoso William dándole un fuerte abrazo.
    Anthony hace una sonrisa, algo expectante ve a su suegro.
    - ¿Que paso?
    - Pues nada de novedad, Tony – Regina lo dice en tono neutro - Nada mas… - le sonríe y lo abraza - Ya eres padre de un hermoso barón, que esta tan sano como sus padres.
    No podía creer semejante noticia, con cara anonadada pues la felicidad no cabía en sí.
    - Y mi…
    - Esta perfectamente – Señala – ¡Claro! Solo muy cansada, duro varias horas el parto – Le dice Jeremy que le estrecha la mano y lo abraza- Mi sobrino esta tan guapo como su tío – Le informa con una gran sonrisa.
    - ¿Donde están? – Pregunta Anthony ansioso, no quería dejar mas pasar el tiempo para verlos.
    Isabella le contesta mientras salía de la habitación que estaba enfrente de la suya.
    - Tu hijo esta ahora durmiendo en su cuna, ya Elizabeth le dio de comer, y ella esta durmiendo también. El parto fue muy largo y cansado – Abraza a su hijo y le da un beso – Tu esposa es una mujer muy valiente.
    - Lo se – Afirma con orgullo - ¿Como esta mi hijo, madre? – Pregunta con ansiedad – Se parece a…
    - Cariño, pasa tú a verlo.
    - ¿Puedo? ¿No importa que este dormido? - Le lanza una mirada como niño inseguro.
    - Claro que no hijo, ve.
    Anthony voltea a ver a todos los presentes con una gran sonrisa y va con su hijo.
    Entra a la habitación que Elizabeth meses atrás había arreglado para adaptarlo y diera un hermoso matiz de ternura, inocencia y paz. Y si lo logro, pues Tony al entrar se encontró en esa armonía.
    Los ojos del duque se llenan de lágrimas al contemplar a su hijo. No podía creer que ese ser tan maravilloso fuera suyo, que hubiera salido del gran amor que él y Elizabeth se tenía.
    Quitándose las lagrimas con el reverso de sus manos, saca al niño de la cuna para cargarlo, lo besa y disfruta del olor a leche que el bebé exhalaba.
    El niño se empieza a despertar, con las manitas echas puñito se talla la carita y a bostezar.
    Anthony al ver semejante fragilidad e inocencia, saca una risa del fondo de su corazón. Las lágrimas regresaron de pura felicidad.
    - Mi niña ya se despertó… oyó la voz de su alteza – Lisa les avisa a la familia y ve a Anthony que sale de la habitación con el niño en brazos– Alteza, mi niña pregunta por usted.
    - ¿Ya despertó?
    - No del todo, pero si.
    El joven al entrar y cerrar la puerta, ve a su esposa que tiene los ojos cerrados y una cara de agotamiento. Pero ni así dejaba de verla hermosa y atractiva. Con un camisón de color perla y su pelo negro suelto, no podía dejar de contemplar a su mujer.
    La duquesa estaba recargada entre muchos cojines al no querer estar más tiempo acostada. Abre los ojos al escuchar el llanto de su hijo. Una linda y débil sonrisa les regala a esos dos hombres que llenaban su corazón de regocijo y amaba tanto.
    Anthony se acerca y le coloca al bebé en los brazos de su esposa que llevaba apenas unas horas conociendo ese extraño y desconocido mundo.
    - Gracias – susurró Tony y como esa noche sus emociones se encontraban peligrosamente cerca de la superficie, miró alrededor para encontrar algo que lo distrajera.
    - Gracias a ti, por este regalo – dijo con una voz ronca de la emoción.
    Elizabeth con la mano desocupado voltea la cara de su marido y lo besa con tanto amor que Anthony quedo mucho mas agrumado de lo que había estado al llegar.






    Capitulo 5

    Siempre las mañanas de primavera en Londres eran maravillosas, con su colorido en vegetación y una deliciosa brisa fresca que entraba por la ventana. Elizabeth desde su habitación estaba viendo como estaba quedando Saint Clair.
    Ese sábado habría un baile que la joven madre estaba preparando con esmero y dedicación al llevar casi 2 años que los duques no eran anfitriones.
    - Es un baile muy esperado – Dice Lisa cuando se acerca a Elizabeth con el niño en brazos.
    Elizabeth que estaba pensativa porque estaba decidiendo donde se ubicaría la orquesta, pues el baile se celebraría en el jardín, voltea distraída.
    - No los escuche entrar – con una sonrisa los saluda y carga a Derek.
    - Me imagino – dice algo enfadada – No has pensado en otra cosa que no sea esto – Le señala a los sirvientes que estaba acomodando las flores en la terraza del jardín.
    - No exageres – dice riéndose – Solo quiero que todo salga mas que maravilloso, hace mucho que no me distraía haciendo esto.
    - Pero no has dejado de parar – Le toca la frente con el reverso de su mano – ¿No estas enferma? – le observa la cara- Últimamente te veo muy paliducha, ojerosa y casi no comes.
    - El olor de la comida me revuelve el estomago – suspiro Elizabeth – Supongo que es por la presión de todo esto.
    - Pues que querías – Le dice en tono de desaprobación – Hacer un baile de esta magnitud tienes sus peros…
    - ¡Ya! – Exclama impaciente -Ya entendí, tú ganas – Le da un beso en la frente a Lisa – Descansare un rato – Se dirige a la puerta - ¿Vienes conmigo? Voy a tocar un rato el piano –Regresa su mirada a Derek – Para que este príncipe se duerma.
    - Le encanta, sobre todo la canción que le escribiste – ya bajando las escaleras le pregunta – ¿Que titulo le pusiste?
    - “Ángel de luz” – lo dice con verdadero orgullo, pues la canción era una bella melodía que al oírlo dulcificaba la expresión de la cara ya que contaba con una conminación de notas musicales gloriosamente tiernas.
    Elizabeth sienta a Derek sobre una manta para que ella pueda tocar la melodía.
    Después de un largo rato deja de tocar para ver si Derek ya había dormido. Efectivamente, ve a su hijo acostadito de lado con la boca abierta. Pasa tiempo observándolo, le encantaba ver a ese angelito, que eso era para Lis. Se parecía a ella, con sus hermosos ojos azul cobalto y abundante manta de risos negros carbón. A Elizabeth se le hacia curioso que le heredara el lunar, que era idéntico al de ella de la boca < misma forma, mismo lugar > pensaba ella.
    - ¡Nada se compara a ti! – Le dice su esposo.
    - ¿Desde cuando estas ahí parado? – Dice ella sorprendida saliendo de sus pensamientos – Me encanta verlo dormir – comenta al acercarse a su marido.
    - ¡A quien no! – Exclama fingiendo horror – Es un travieso – Abraza y besa a su esposa con dulzura y no la suelta.
    - ¡Claro! – Sonríe con una expresión traviesa - Que esperabas, es idéntico a su padre – dice divertida.
    - Mira quien lo dice – levanta una ceja – ¿Ya esta todo listo?
    - Faltan afinar algunos detalles – Elizabeth lo abraza mas estrechamente – Pero ahora estoy desocupada - Le habla en susurros con voz sensual.
    - ¿De veras? – Vuelve a levantar su ceja – No venia a pedir permiso – La besa con mucha pasión. Su mujer al sentir que su marido también hablaba de lo mismo voltea a ver si está alguien cerca.
    - ¡Clareen! - pide de su atención.
    La joven sirvienta sorprendida ya que ella pasaba por ahí y no los había visto, le dice dando una reverencia.
    - ¿Si, su alteza? – le sonríe.
    - Por favor lleva a Derek a su cuna – ve a su marido, lo besa rápido – Es que el duque y yo tenemos que discutir varios puntos en los que no estamos de acuerdo sobre…
    - No se preocupe, majestad - roja le dice con la mirada hacia abajo, entendía el motivo de su urgencia por “discutir” – yo me en cargo que el “duquecito” descanse cómodo.
    Anthony no espero más y se lleva a su mujer escaleras arriba.
    Clareen con una sonrisa los ve partir. Ella como toda la servidumbre de Saint Clair estaban ya acostumbra ver a los duques retirarse a sus habitaciones, no les importaba la hora, no buscaban tener tiempo, ellos hacían que existiera ese tiempo. < Amor verdadero > pensó feliz Clareen.


    Al pasar una exquisita y excitante tarde haciendo el amor. Con Elizabeth en sus brazos la contempla durmiendo. Con lentitud se acerca a su mujer para que ella no se levantara, la besa con dulzura. Ella lo siente y sin decir nada se pone arriba de él.
    - ¿Llevas mucho tiempo despierto? – Pregunta algo modorra.
    - Si – le susurra con voz ronca. Le da un abrazo posesivo y la besa con gran pasión.
    Lis aleja un poco su rostro para poder ver el de Anthony.
    - Me hubieras levantado – Frunce el ceño - Contigo siempre es mucho mejor estar despierta – El tono sensual en su voz seguía presente.
    Anthony se ríe.
    - ¿De veras? - le pregunta fingiendo no saber porque dice eso su esposa.
    - Oh si, un verdadero… placer – se agacha para besarle el pecho.
    - Ganas no me faltaron, pero quería que descansaras bien – le acaricia el lunar de arriba de la boca y lo besa – Me encanta verte dormir.
    - ¿Ah si? – empieza con su dedo índice a acariciarle el pecho – A mi me gusta mas unas cositas también – Le guiñe el ojo – Pero que bueno que me dejaste descansar, así podemos “discutir” sobre mas temas en la noche.
    Anthony saca una risa, se disponía a volverle dar un gran beso a su esposa cuando se oye que llaman a la puerta.
    Los dos voltean molestos en dirección a aquellos sonidos que los interrumpían.
    - Perdonen altezas – se oye la voz de un hombre del otro lado de la puerta – Pero tienen visitas – al no oír que contestaban ni abrían la puerta, dice – Su excelencia, es su primo, el conde de Ryding.
    Elizabeth al oír eso con un suspiro se levanta y se dirige al sillón donde estaba su camisón. Va a la puerta y al ver a Franklin en la puerta le da risa que trata de tapar con su mano pues el señor estaba rojo de las mejillas. < ¿Pena? > pensó Elizabeth.
    - Muchas gracias Franklin, por favor dile a Drew que en unos instantes estaremos con él – Observa por el ventanal que estaba en el final del largo pasillo que ya era de noche – Llévalo al comedor y ofrécele algo – Le sonríe.
    - Por su puesto, Majestad – hace reverencia y se retira.
    Regresa y ve que Anthony seguía igual que como lo había dejado. Acostado en la cama.
    Tony observa a su esposa y frunce su rostro haciendo que sus cejas se alineen pareciendo una sola. Elizabeth percata ese cambio de humor.
    - ¿Que pasa? – Pregunta mientras se volvía a vestir.
    - No me gusta que hagan visitas sin antes mandar una carta de anticipo avisando que vendrán – Lo dice con voz un poco molesta. Se levanta de la cama y empieza también a vestirse.
    Ella sorprendida al oír eso dice sonriente pues cree que Tony estaba bromeando:
    - A ti eso nunca te ha importado, tu madre…
    - Si, mi madre - dice con voz irritada – No te mira con ojos de… deseo.
    Saca una carcajada.
    - No, claro que no – dice todavía riendo. Voltea a ver a su marido y ve que solo se había puesto los pantalones. Toma aire pues nota que Anthony no a cambia de expresión – ¿No entiendo a que te refieres?
    Tony suspira.
    - Elizabeth – la ve a los ojos – ¿De verdad no te has dado cuenta como los hombres te miran, como te desean? – con voz de amarga agrega: – A muchos no les importa fingir en mi presencia, no les importa saber que estas casada y mucho menos que tienes un hijo.
    Perpleja al escuchar eso, poniendo ojos de plato, exasperada:
    - No, no me doy cuenta – dice seria – Y ni me importa. Lo que me importa y quiero saber es… ¿por que “ahora” te pones así?
    La deja de ver y se dirige a la ventana.
    - Por Drew.
    - ¿¡Drew!? – sorprendida que su esposo piense así le cuestiona – Drew… ¿que tiene que ver él en esto? – Espera un rato y ve que su esposo sigue en la ventana dándole la espalda con los brazos cruzados y espalda tensa. Se acerca a él y le acaricia con la mano el lunar en forma de media luna que tiene arriba en la espalda de lado izquierdo. Anthony se sobresalta un poco por ese dulce contacto.
    - No me contestes – le dice con ternura – Siempre tú te imaginas cosas…
    Anthony se voltea, la abraza con mucha fuerza posesiva y le dice con voz baja pero tajante.
    - No me importa lo que quieran ellos, tú siempre serás mía, solo mía – La besa con una ahogada pasión.
    Elizabeth queriendo olvidar esa actitud de su marido, trata de tomar eso como un algo romántica.
    - Claro que si, mi amor – le besa el pecho y recarga su rostro en el – ¡Siempre juntos!
    - ¿De verdad? – Habla con voz insegura.
    - Si y… ¿sabes porque?
    - ¿Porque?
    - Porque te amo.
    Esas palabras hicieron que regresara el duque, ese hombre que estaba seguro de si mismo. Y seguro de su amor.
     
  7.  
    Moliry

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    Re: Por amor... Capitulo 4 y 5

    Capitulo 6
    Derek parecía entender que era lo que pasaba, no dejaba de reír y manotear mientras Elizabeth lo vestía. Quería la joven que ese día en especial se viera divino ya que era su primer baile que asistía, aunque estaría poco tiempo por que un niño no debía de asistir a ese tipo de eventos pero su madre no quería dejar pasar la oportunidad de presumir a su hijo, aunque la mayoría de lo invitados ya lo conocían. En su año de vida, la sociedad alta de Londres no perdía la oportunidad de conocer al hermoso heredero de Saint Clair.
    Listos ambos se dirigen al jardín donde Anthony y los invitados estaban esperándolos. Elizabeth busca a su esposo con la mirada y ve que esta platicando con su mejor amigo desde la infancia Frederick McCarthy vizconde de Windsmoor y su primo Drew, se acerca a ellos con Derek en brazos.
    - Buenas noches caballeros – Los saluda con una gran sonrisa, se acerca a su marido para darle un beso en la boca. Le entrega a Derek que exige los brazos de su padre. Anthony se alegra ver tanta felicidad de su hijo al verlo que lo demuestra agitando las manos con energía.
    - Hola, príncipe – Le dice al darle un beso.
    - Buenas noches, alteza - lo saluda Frederick con una pequeña reverencia con la cabeza- Se ve muy…
    - ¡Hermosa! – Lo interrumpe Drew – Como siempre, sin duda – lo dice al verla con coquetería.
    Anthony nota la mirada y el tono en que su primo le hablo a su mujer. Aprieta la boca y frunce el ceño.
    - Muchas gracias, Drew – Le agradece con una cordial sonrisa.
    - No tienes nada que agradecer, solo digo la verdad.
    Tony en otras circunstancias lo golpearía por tanta altanería de su parte, pero por desgracia para él, había mucha gente presente y era el duque, no podía darse el lujo de ser impulsivo.
    - Nos permiten, mi esposa y yo iremos a saludar a los demás invitados.
    Sin dejar a Elizabeth despedirse, la jala del brazo de una manera discreta pero brusca.
    - ¿Que te pasa? – Le dice furiosa en susurro al zafarse de la mano de él.
    - Nada – y sin mirarla le dice – Solo quiero ir con los demás.
    - ¿Porque esa cara? – Habla en siseo, no quiere que nadie los escuche – ¿Porque me jalaste?
    - Perdón, no me di cuenta de eso – Miente seria.
    - Ya estoy harta de tus cambios de humor tan repentinos, nunca me dices porque…
    - Solo imagina porque – habla con voz tajante.
    - No me imagino – suspira para tratar de controlarse – Serias tan amable en decirme que hice para…
    - Ser hermosa, eso es lo que haces – Lo dice con voz más tranquila, trata de sonreír – Perdón – suspira – Perdón, es que no soy idiota, soy hombre y por lo mismo reconozco con que intenciones te ve y habla Drew.
    - ¿Otra vez él? – Con un hilo de voz le dice y aleja la mirada de Tony – Si es por lo que me dijo, lo hace por amable, nada mas, no hay doble sentido en sus palabras – Pasa unos minutos de silencio. Se pone a ver a los invitados para buscar a una persona – ¡Mira! – Le indica con la mirada a donde quiere que observe – ¿Crees que no me doy cuenta como te observa Britanny? – Le sonríe a su marido – No pierde momento para verte y así te puedo decir de muchas mujeres… todas – Suspira – ¿Crees que no se que soy la mujer mas envidiada de todo Inglaterra por tener a Anthony Farington como marido? – Lo besa – Lo se y me encanta – Con tristeza en la voz dice - Confía en mi por favor.
    - Claro que si mi vida – Regresa la felicidad en él – Toma – Le entrega a Derek que ya estaba quejumbroso, estaba enfadado de tantos susurros de sus padres – Haber si viéndote con Derek en brazos los hombres no olvidan que estas casada.
    - ¡Anthony! – Lo reprende pero con una tierna sonrisa en los labios.
    Tony la besa y se va.

    Toda la noche transcurrió de maravilla. Los invitados estaban encantados. Anthony y Elizabeth se la pasaron toda la velada juntos, después de que ella llevara a Derek a su cuna.
    En la noche estuvieron platicando con los invitados y bromeando. Todos la estaban pasando muy bien.
    Elizabeth estaba platicando con condesa Eva Whitmer mientras su marido bailaba con Isabella, su madre. Pues ella ya estaba cansada de bailar toda la noche con él y en unas ocasiones con su padre, hermano y algunos amigos.
    - Su alteza, disculpe por la interrupción– Dice un sirviente al llegar con ambas jóvenes.
    - No te preocupes, Petter – le regala una cortes sonrisa – ¿Que se te ofrece?
    - No a mi, su alteza – Le sonríe – Tiene una visita, que pide hablar con usted en privado en el estudio.
    La joven sorprendida, no tiene idea de quien puede ser la persona que exige estar a solas.
    - ¿Quien es, Petter?
    - Nunca antes lo había visto, pero dice ser el conde de Remmington – Al ver a la duquesa con cara pensativa añade – ¿Si lo desea ver o le pido que se retire?
    - No se quien sea – Le sonríe – Pero iré a ver quien es, tal vez sea algo impotente – voltea a ver a Eva – Discúlpame, querida. Pero tengo un no invitado que atender – Bromea.
    - No se preocupe, majestad – la dama le hace una reverencia.
    Capitulo 7
    James McGregor no podía dejar de ver el retrato de ese niño pequeño que estaba agarrado con ambas manitas de un banco de piano, enseñando una gran sonrisa, vestido de blanco y azul obscuro.
    Estaba nervioso de estar en Saint Clair ya que vería a su primer amor de nuevo. No sabía si lo iba a recibir Elizabeth al ser más de 3 años que no se veían y él en su partida no tuvo la oportunidad de despedirse. Solo un día su casi prometido no estaba ya en Londres y ella nunca supo el porque. < ¿Como me tratara al verme aquí? > pensó tenso.
    - ¿¡James!? – Gira sobre sus talones al oír esa dulce voz femenina – ¡Oh James, si eres tú! – exclamo con mucha emoción. Corre y lo abraza.
    - Si, soy yo - Le dice regresándole el abrazo muy feliz por esa bienvenida – ¿Eres mi Elizabeth? – Le pregunta jugueteando – Mi Elizabeth era hermosa pero no tanto.
    Se veía muy bella, con ese elegante y atractivo vestido blanco marfil ajustado, con su escote profundo. La joven lucia un espectacular collar de diamantes, con un peinado artístico, era inevitable verla y elogiarla.
    - ¡Ay, James! – Lo suelta – Tú siempre tan caballero.
    - Solo contigo – Le guiñe un ojo.
    La duquesa le sonríe y al recordar que hace muchos años que no se ven, lo ve pensativa y le pregunta:
    - ¿Que haces aquí? – dubitativa lo ve - ¿Desde cuando estas en Londres?
    - Me llego una carta del encargado de Remmington diciéndome que se presentaban unos problemas y que lo mejor era que viniera.
    - ¡Por supuesto! Eres tú el conde de Remmington – Lo dice emocionada – No recordaba…
    - Si, veo que ya ni me recordabas – le guiñe el ojo y regresa su mirada al retrato – ¿Es tú hijo?
    - Si – Lo dice con gran orgullo.
    - Es hermoso, se parece mucho a ti.
    - Si lo es – Si nada de humildad lo afirma y con mas orgullo agrego – Pero porque cada día se parece mas a Anthony.
    - Entonces es cierto – Lo dice como acusándola – Te casaste con Farington – suspira con desanimo - ¿Desde cuando?
    - Más de 2 años – señala con la mano el retrato que esta del otro lado del estudio - Que no se ve – voltea para ver la cara de James.
    - ¡Si, ya veo! – dice sin ganas – ¿Tú los pintaste, verdad? Tiene tu firma – Pregunta con temor a la respuesta: - ¿Eres feliz?
    - Si y no – lo agarra les brazo para invitarlo a sentarse en el sillón junto con ella - No solo soy feliz – James nota una mirada brillante en los ojos de Elizabeth – Soy inmensamente feliz, nunca creí que fuera posible tanto gozo… alegría en mi vida.
    James no comprendió porque no le gusto oír esas palabras. < ¿Que esperabas James, que estuviera desolada? ¿Y que siguiera esperándote? > Se pregunto James enfadado consigo mismo.
    - ¿Y que me puedes decir de ti? ¿Que has hecho? Donde vives… no se cuéntame todo lo que has hecho en estos últimos años que no nos hemos visto – Dice con verdadero interés de saber que a sido de él todo ese tiempo – Supongo que te casaste – Dice con una linda sonrisa.
    - ¿En serio no te importaría que te dijera que si me case, amo a mi esposa, que tengo un hijo y soy muy feliz? – Pregunta muy sorprendido.
    Elizabeth no entendió el porque de esa pregunta.
    - Claro que me importa – dijo enseñando esos lindos dientes blancos – Te quiero mucho y siempre te he deseado lo mejor – Recuerda lo que le dijo – ¿De verdad eres muy feliz? – Cierra un poco los ojos y lo observa – Claro que si, como no ibas a ser feliz si eres James McGregor, el conde más codiciado – Se ríe.
    Era verdad lo que decía la joven. En la en la época que Lis era como su prometida no había dama que no quisiera llamar su atención, eso se le hacia muy gracioso pero en cambio a James no, no le agradaba que hicieran eso y menos delante de ella. El conde siempre fue un joven muy atractivo, alto, con lindos ojos verde con gris y cabello negro como el carbón, podía conquistar el corazón de cualquier joven. El tiempo no lo había cambiado mucho, solo ahora traía una barba de candado que lo hacia verlo mas sensual y la duquesa lo noto.
    - Me gusta mucho como te ves ahora - Le toca la barba con la mano – Hace que te veas… peligroso – Le guiñe el ojo – Entonces estas casado y tienes un niño – Recalca Elizabeth regresando al tema.
    McGregor se pone algo tenso ante ese contacto femenino al agradarle demasiado. Aprovecha la oportunidad para tocarla, le rosa la mejilla con el pulgar.
    - Me sorprende que no me preguntes porque me fui… sin decirte y despedirme.
    - Eso paso muchos años atrás – le gano la curiosidad – Pero veamos, ¿que me puedes decir por dejar a tu casi prometida sola y sin saber nada de ti? – Finge seriedad y reproche.
    - Eso quiero, explicarte todo – Suspiro – ¿Tienes tiempo para escucharme?
    Elizabeth mueve la cabeza dando señal que prosiga.
    El conde jala aire y habla:
    - Es cierto, me case y tengo un hijo. Mi esposa se llamaba…
    - ¿Se llamaba? – Exclama.
    - Si, se llamaba, falleció al dar a luz a Nicholas, mi hijo, era una mujer enferma – Dice con voz serena – Nicholas es mi único hijo, no me he vuelto a casar, ahora tiene 2 años y es la luz de mi vida – Elizabeth le sonríe, le agrado que James quisiera tanto a su hijo, él prosigue – Desde que me fui de Londres he vivido en Nueva York, ahí conocí a mi esposa y me case.
    - ¿Y por que te fuiste? – Pregunta la joven con curiosidad.
    - A eso iba – Le contesta – Mi padre era muy buen amigo del padre de mi esposa, Zoe. El señor estaba muy enfermo y solo tenia como familia a ella, le preocupaba dejar a su hija a cargo de todo lo que les pertenecía pues Zoe no contaba con salud suficiente igual que su padre para estar al mando de todo eso. Entonces a Ben, ósea mi suegro, se le ocurrió que tenía que casarla antes que él falleciera y así habría un hombre a cargo de toda su riqueza. Pero Ben era un hombre muy receloso con lo que le pertenecía y no quería dejar a cualquier hombre a cargo, entonces…
    - Te pidió que tú fueras ese hombre que se encargara –Completo Elizabeth la frase anonadada por la historia – Y tú aceptaste.
    - Si y no. Yo no sabia porque mi padre a ultima hora me pidió que fuera a Nueva York, solo me dijo que era una emergencia y que tenia que partir lo antes posible, y eso hice, tanto que no tuve oportunidad de despedirme de ti – lo dice con una tristeza en la voz y los ojos.
    - ¿Y porque tu padre no te dijo que pasaba?
    - Sabia que me iba a oponer, pues el sabia mis sentimientos sobre ti, que te amaba y quería casarme contigo.
    Al ver el semblante de James le da unas palmaditas en la mano en señal de apoyo.
    - Mi padre me conocía muy bien, sabia que al estar allá y oír eso no me podía oponer – Le dice decepcionado – Entonces al estudiar el caso de Zoe y el de Ben, me di cuenta que por desgracia ellos no iban a vivir mucho, y así fue. Unos días después que me había casado con Zoe, Ben falleció y 1 año después de mi boda, Zoe muere – James voltea ver a Elizabeth y ve que la joven esta con pequeñas lagrimas en las sedosas mejillas.
    Ella al ser descubierta suelta una sonrisita y dice:
    - ¿Y tú ahora como te sientes?
    Trata de dar una gran sonrisa a Elizabeth para tranquilizarla, funciona.
    - ¿Me perdonas por dejarte? mi intención era regresar y explicarte todo, pero no contaba el porque se me pidió que fuera allá, quise mandarte cartas pero siempre pensé que no me ibas a creer, pues ni yo lo creí cuando me entere – Dijo frustrado - Quería pedirte que me esperas, pero eso no se me hacia justo para ti.
    Elizabeth quiere hacer sentir mejor a James.
    - Es cierto – Le sonríe – No te hubiera creído – Miente.
    El conde le sonríe al sentir la intención de la joven en tomar todo como una triste jugada de la vida.
    - Ahora soy mas rico que antes, tengo propiedades en Nueva York y aquí. Pero de eso nada me sirve, ni servirá si no tengo el tesoro más valioso que siempre fue para mí… Tú.
    - James perdón pero… - Trata de hablar pues se siente muy incomoda ante esas palabras.
    - Lo se, lo se – Suspira y agrega – No sabes que tranquilo me dejas al decirme que eres muy feliz, no tienes idea como este tiempo sufrí por no saber si Anthony era el hombre que merecías.
    - No tienes que preocuparte, de verdad – Le sonríe – No me pudiste dejar en mejores manos, amo mucho a Anthony y él me ama. Amamos a nuestro hijo. No podría mi vida estar más perfecta.
    - Me alegra y a la vez no – dice con una leve sonrisa en su rostro – Me alegra porque yo siempre quise que fueras muy feliz y saber que si lo eres me tranquiliza, entonces podre regresar con mi hijo sintiéndome en paz – Frunce el ceño y se ríe con amargura – Mi mayor motivo de regresar era para llevarte conmigo a Nueva York, al tener el estúpido sueño de que seguirías soltera, que al explicarte todo me entendieras, aceptaras a mi hijo y quisieras casarte conmigo – Le agarra la mano y la ve con gran amor a los ojos - Yo nunca deje de amarte Elizabeth, de hecho mi amor por ti creció mucho mas, al recordar la gran mujer que eres y saber que solo tú me podías hacer feliz y yo podía hacer inmensamente…
    Se calla al darse cuenta que Anthony estaba parado un lado de la puerta, lo veía con ira.
    Elizabeth al notar la expresión de James y por saber que fue lo que lo detuvo hablar, voltea a la dirección de su mirada. Ve a su marido, retira su mano de la de James, asustada pues no sabía si había escuchado lo último, habla en voz dulce:
    - Mi amor – se levanta del sillón y se dirige hacia él – No quise dejarte mucho tiempo solo, pero vino James y estábamos hablando sobre…
    - Lo mucho que te ama – Ve a su esposa con mucha furia y se ríe con amargura - Que absurdo, yo preocupado por ti porque te estabas tardado mucho, vengo a ver que pasa y tú feliz al oír estúpidas declaraciones de amor.
    - Su alteza, no es lo que piensa - Dice James – Yo vine solo a…
    - Llevártela – Dice serio – No te preocupes, oí todo.
    Elizabeth quiere tocarle el brazo para tranquilizarlo pero Tony lo quita con violencia.
    - Ni se te ocurra tocarme – lo dice con un hilo de voz furiosa – Perdón por la interrupción, los dejo para que sigan declarándose su amor- Se dirige a la puerta.
    - El único que le tengo que declarar mi amor es a ti – Lo dice jalándole del brazo para que se pare – Mi vida escúchame, no confundas las cosas…
    Anthony se logra zafar y se marcha.
    Elizabeth voltea a ver a James.
    - Anthony no me va a escuchar – Dice llorando aterrorizada - Sus celos lo ciegan - Dice con un hilo de voz, empieza ver todo borroso, ya sin lograr estar de pie, se desvanece.
    James corre para evitar que se caiga y se lastime en el acto.


    - Elizabeth… mi amor, despierta por favor – Dice una voz terriblemente preocupada.
    - ¿Anthony? – Logra pronunciar
    - No, soy James – Se relaja al ver que reacciona – ¿Te sientes bien?
    - ¿Que me paso? – Pregunta al estar muy confundida.
    - Te desmayaste – le ayuda a sentarse en el sillón – Elizabeth, no es normal que te desmayes, ¿estas enferma o algo? – La cuestiona.
    - No, nada de eso.
    McGregor la examina.
    - ¿Hace cuando fue tu último periodo de sangrado?
    - ¿Porque me lo preguntas? – Mareada lo ve.
    - Elizabeth, recuerda que soy doctor y mi deber es saber que es lo que le ocurre a mi paciente y tú ahora lo eres – le dice con voz profesional pues en ese momento no era el enamorado sino el doctor.
    Elizabeth se pone a pensar, después de un largo rato abre los ojos como platos.
    - Hace mas de 2 meses - Levanta la mirada para verlo – No lo tenia presente porque estuve semanas preparando el baile, que nunca me di cuenta que se me había atrasado.
    - Por tú expresión me doy cuenta que no es normal en ti, ¿cierto? –espera de ella una respuesta, como no la consigue, agrega – ¿Te has sentido diferente, nauseas, falta de apetito, cansancio, débil o algo así?
    - Si me he sentido así… y no, soy muy exacta, solo una vez se me atraso – Le regala una especial sonrisa deslumbrante < Me siento de la misma manera como con Derek > pensó emocionada.
    - ¿Cuando?
    - Cuando estuve embarazada de Derek – muy emocionada bromea, le regala un dulce guiño a su doctor.
    James al ver a Elizabeth radiante la abraza y le dice:
    - ¡Muchas felicidades… mamá!
    - Muchas gracias James, no tienes idea que feliz me hace saber esto. Deja que Anthony se entere, se pondrá feliz, él ya me pedía que tuviéramos otro hijo… - Se calla al recordar lo ocurrió - ¿Donde esta Tony? – pregunta nerviosa.
    - No lo se, se fue y no regreso.
    - Tengo que ir a buscarlo y decirle la maravillosa noticia – Eufórica se dirige a la puerta.
    James la toma de la mano para detenerla.
    - ¡Espera!
    - ¿Que pasa? – Gira confundida.
    - No te he dicho “TODO”… - Ve la expresión de dicha de ella, se arrepiente pues no quiere borrar esa hermosa sonrisa que tanto amaba por una enfermedad que a el lo congojaba - Solo quería decirte que siempre estaré para ti, siempre seré tu amigo y si un día tuvieras que necesitarme, búscame – Saca una tarjeta donde venia la dirección de Nueva York – Estaré aquí 2 semanas, hay muchos pendientes en Remmington – le da un beso en la mejilla y en la mano – Prométeme que siempre serás la mujer mas dichosa.
    - Te lo prometo – Lo abraza y sale radiante del estudio.



     
  8.  
    Moliry

    Moliry Fanático

    Tauro
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    14 Octubre 2009
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    Escritora
    Título:
    Por amor...
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    Drama
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    4416
    Por amor... Capitulo 8 (infidelidad)

    Capitulo 8
    Ya iba a ser una semana que Anthony y Drew se habían ido de Saint Clair. Elizabeth no sabía mucho, solo lo que Franklin le había dicho. < El Duque se fue muy temprano con el Conde para Sheffield al perecer hubo una emergencia> le dijo el día siguiente del baile, < Si, la emergencia era alejarse de mi > Se dijo con tristeza.
    Desde el mal entendido que hubo con Anthony sobre James no lo volvió a ver. Pero no quiso desanimarse, sabía que aclararían las cosas y estarías mejor que nunca al saber Tony que seria otra vez papa.
    - Mi niña, ya llego el duque – Le avisa Lisa al entrar al salón de música.
    Entusiasmada la duquesa deja de tocar piano y se dirige al vestíbulo.
    - Buenas tardes, Elizabeth – La saluda al verla – ¿Nos extrañaste? – Pregunto riéndose.
    - Buenas tardes, Drew – Busca con la mirada a su marido – ¿Y Anthony?
    - No se, solo me dijo que tenia que revisar unos pendientes y que en la noche llegaba para cenar.
    - Me sorprende que no pidiera que lo acompañaras – Dice clavando una mirada de duda a Drew.
    - Si lo se, a mi también me sorprende – frunce el ceño – Pero mas me sorprende la actitud prepotente y furiosa que ha tenido en toda el viaje, siempre esta serio y las pocas veces que se digno hablarme a mi o a los sirvientes de Sheffield era solo para darnos ordenes a gritos.
    Elizabeth no podía dar crédito a lo que estaba oyendo, sabia que su marido era muy educado con las personas, no importaba si era sirviente o conde.
    - ¿Y te dijo porque esta de ese humor? – Pregunto cauta al temer saber la respuesta.
    - No – le dice pensativo – Pero le pregunte - La observa como acusándola – Y como no me dijo nada, me temí que todo ese cólera de mi primo es… por ti.
    Se enrojeció de la vergüenza al oirá eso.
    - ¿porque crees eso? – Logra decir Elizabeth con un hilo de voz.
    - Siempre que se trata de ti, Anthony es muy discreto al no querer que uno se meta en su matrimonio, y como no me dijo nada, llegue a esa conclusión – Al ver la cara de la Duquesa, supo tener razón y agrego – También porque no hablo de ti en todo el viaje y es raro, pues siempre esta…
    - ¡Ya entendí! – Lo interrumpe todo roja, al sentirse incomoda de que Drew supiera que estaban peleados.
    - No me quiero meter – La ve con ternura – Pero te recomiendo que si vas a hablar con él le tengas paciencia, al principio será difícil, pero nada que una buena noche no pueda quitar – Se ríe y le guiñe el ojo – Ya hablando en serio – Suspira – ¿Sabes? Nunca lo he visto así, me preocupa, lo conozco muy bien y no se que pase por su cabeza ahora, al parecer no es nada bueno – Sonríe - Solo agárralo en mejor momento – Le vuelve a guiñar el ojo - Y lo de la noche… aplícala - Feliz por levantarle los ánimos a Elizabeth, pues en su rostro se dibujo una tímida sonrisa le dice – ¡Suerte! – Le hace una reverencia – Me retiro.
    La duquesa se quedo pensando en los sus consejos, sin duda iba a seguir el consejo de Drew, sabia que él conocía muy bien a Anthony. Toda su infancia estuvieron juntos hasta la adolescencia que habían decidido ir a colegios distintos ya que Drew era 4 años mayor que Tony, pero eso no hizo que compartieran todo y quererse como hermanos al ser ambos hijos únicos. Los primos eran muy similares físicamente, cualquier persona que los vieran de espaladas siempre los confundía. Lo único que los hacia diferentes era la voz y los ojos. Anthony era de voz varonil y ojos dorados, en cambio Drew su voz era áspera y sus ojos de un color que parecían plata en la noche.
    Lo observa partir con su bella y radiante sonrisa.
    - Muchas gracias – Le sonríe. Recuerda su despedida – ¿Ya te vas?
    - Si - Regresa unos pasos al ya estar en la puerta - Hace una semana que no veo a Thomas y luego a esa edad los niños crecen tan rápido…
    - Ni lo digas – Suspira Elizabeth – Muy poco tiempo son Nuestros bebes – Orgullosa le lanza una sonrisa – Ya Derek camina agarrándose de cosas o de mi mano y hace un par días dijo su primer palabra… ¡Mama! – Sonríe.
    - ¿De verdad? Que bien, Thomas su primer palabra fue agua – se ríe – No me hizo muy feliz, pues a todo le llamaba así y como no sabia lo que me pedía se desesperaba – Saca una carcajada.
    - Por cierto, espérame – Elizabeth entra al estudio y sale con un libro en la mano y un retrato pequeño.
    - Dáselo a France por favor – Le entre las cosas – Y esto es un retrato que hice cuando France y Thomas vinieron a visitarnos – sonríe - Ojala les guste.
    En el retrato estaban Thomas y Derek sentados en el jardín riendo. Thomas quería mucho a su primo, siempre lo cuidaba, se sentía responsable de él, al ser 5 años mayor que Derek, lo trataba como su hermanito menor.
    - Esta hermoso – Reconoce y le da un beso – Muchas gracias.
    - De nada, es un regalo para Thomas, dile que lo quiero mucho y dale un gran beso por mí. Y salúdame a France y dile muchas gracias por el libro.
    - ¡Claro! – Se despide dándole un beso en la mejilla – Yo les doy tus recados.
    La duquesa sube las escaleras al ver a Drew partir.
    En el pasillo se topa con 2 mujeres acercase a ella. Una era Conny que ya se le notaban los 40 años y la otra mujer no la conocía.
    - Buenas tardes, su alteza – Dice Conny con una reverencia y sonrisa- La estaba buscando, quiero presentarle a Grace – Señala la joven rubia de estatura baja – Ella estará trabajando a mi lado, la que estaba ayudándome se tuvo que marchar – Al ver que la duquesa veía a Grace se puso nerviosa – Disculpe si ya esta aquí sin avisarle, pero Lisa me dijo que usted había autorizado, además la recomendó…
    - Si, no te preocupes en dar explica – Le sonríe con elegancia a ambas mujeres - Lisa me comento que estas ya sola y quise que tú misma contrataras a alguien ya que será la que te ayude en tus tareas.
    - Muchas gracias, su majestad - Ya sin nervios le dice Conny.
    - No tienes nada que agradecer – Voltea a ver a la joven – Bienvenida Grace, espero que te sientas a gusto y le seas de mucha ayuda a Conny.
    - Claro que si, su majestad – tímida le dice Grace que no era muy mayor que Elizabeth pero por su tamaño algo bajo parecía de la misma edad – Y ojala también a usted le sea útil.
    - Así será – Le sonríe Elizabeth.
    - Bueno alteza, nos iremos a trabajar – hacen las sirvientas reverencia y se retiran.
    La duquesa asiste con la cabeza y al verlas partir alcanza a oír que Conny dice:
    - ¡Ya vez! te dije que es muy amable la duquesa – Le dice con entusiasmo.
    - Si, tienes toda la razón – Aliviada lo reconoce – Pero no me dijiste que fuera tan hermosa – Con una risita comenta.
    - No, quería que tú lo comprobaras – Lo dice orgullosa.
    Elizabeth entra a la habitación de Derek con una radiante sonrisa por los agradables cometarios de la servidumbre.
    - Hola, mi niña – La saluda Lisa que estaba leyendo en el sillón.
    - Hola Lisa – Se acerca a ella - ¿Como se a portado mi príncipe en su baño? – Las 2 lo voltearon a ver al niño, esta agarrado de la silla del tocador, estirándose para alcanzar un cepillo.
    - Muy bien – Se levanta del sillón – Le encanta el agua.
    Carga a su hijo y le entrega el cepillo.
    - Este angelito es muy bien portado - Lo besa.
    - Pues si lo siguen consintiendo así no creo que tarde mucho en ser como… tú – finge seriedad.
    - ¿Nunca me perdonaras por ser una consentida de lo peor, verdad? - Saca una feliz carcajada.
    Lisa le da mucha risa como Elizabeth la acusa.
    - No te descompusiste tanto – Se pone pensativa – Eso fue porque gracias a Dios tu padre pudo repartir ese amor con tus hermanos. Si de por si con hermanos…
    - Siempre exageras, Lisa – Le guiñe el ojo.
    - No – Dice defendiéndose con gesto serio – Deberían tú y Anthony pensar en…
    - Si te refieres en tener otro hijo, ya ni te preocupes… ya tenemos eso solucionado – La interrumpe enseñando una esplendida sonrisa.
    La señora anciana se queda incrédula. ¿Había entendido bien?
    - ¿Esa es tú manera de decirme que estas otra vez en cinta?
    - Esa es mi manera de decir que Anthony se pondrá muy feliz, él como yo ya queríamos otro hijo.
    Lisa la abraza.
    - ¡Vendito Dios! que dicha – la besa – ¿El duque todavía no lo sabe, cierto?
    - No, pues James me lo confirmo cuando vino a visitarme.
    La señora no sabia sobre el problema que hubo esa noche en la fiesta, solo Elizabeth se limito decir que McGregor la había visitado.
    - Bueno, vamos abajo, este príncipe tiene hambre, ¿verdad? – Le dice a Derek mientras lo pone en el suelo para que camine agarrado de su mano.
    Entrando en la gran estancia que era donde esta el comedor, Elizabeth recuerda algo. Ve a Clareen que estaba limpiando toda la cristalería del vestíbulo y le pide:
    - Clareen por favor ya sirve la comida.
    - Claro que si alteza, ¿otra ves solo comerán ustedes dos?
    - Si - Afirma – Pero ya para la cena mi esposo estará presente – Lo dice muy contenta – Para que prepares algo mucho más rico.
    - Como siempre alteza – Dice con autosuficiencia, sabia que tenia una gran sazón.
    La joven le sonríe y va al salón de música. Regresa al comedor.
    - ¿Que es lo que traes ahí? – Pregunta Lisa llena de curiosidad al ver la cajita plateada en las manos de Elizabeth.
    - Es solo un pequeño regalo para Derek – Ve al niño que estaba paradito junto a la entrada de la cocina – Ven Derek – Le dice extendiendo las manos, quería hacerlo caminar sin agarrarse. El niño se queda viendo a su madre y después de unos segundos de dudarlo se suelta y da casi dos pasitos pues cae de sentón. Derek ve a Elizabeth con puchero pero al observar que su madre le sonreía y se acercaba, empieza a reír y dice: Ma – ma!
    - Cada vez lo dice más seguido y con mayor facilidad – Dice Lisa sorprendida por el rápido progreso del niño.
    La joven se pone en cuclillas para ponerle en la muñeca de Derek una esclava de oro.
    - ¿Te gusta? – Le pregunta a su hijo que esta sorprendido por eso amarillo que veía en su mano.
    - Ma! – Dice sin dejar de ver la esclava.
    - Esta muy bonita – Cometa Lisa al acercarse.
    Era una exquisita esclava de oro pequeña que decía en la placa exterior en letras cursivas:D.Farington Basset y adentro De la mujer que mas te ama… Tu madre
    Después de comer, Lisa se lleva a la cuna a Derek. Elizabeth aprovecha para ir a ver como estaba su caballo Cid. Llevaba más de 3 días lesionado de una pata trasera que se desgarro cuando Elizabeth estaba en su clase de equitación, la joven no había notado que se había lastimado hasta al día siguiente que un sirviente le comento que Cid andaba cojeando.
    Ella se dirigía al establo cuando oyó una voz femenina que decía el apellido de su esposo con mucha familiaridad, curiosa quiere ver quien es, al suponer que a lo mejor era visita y todavía no se le había avisado de la llegada de la persona, pero ve a dos mujeres hablando en murmullos, <Bueno, al parecer esa era su intención > Pensó Elizabeth.
    - ¿De verdad? – Pregunto atónita, Clareen.
    - De verdad – Le asegura muy feliz, Grace – Yo no podía creer que un hombre tan importante como él se pudiera fijar en mi – le dice bajando mas la voz – Al principio pensé que lo había hecho porque estaba borracho, y que por eso me había buscado – Le dice en tono de sentirse muy orgullosa – Pero después de esa noche estuvo yendo a mi cuarto.
    - ¿Y porque se emborracho el señor? – Pregunta Clareen al no poder creer lo que oía – ¿Nadie los vio? – La cuestiona preocupada.
    - No para nada, Sheffield es muy grande, en eso no tuvimos problemas – Suspira – No me atreví a preguntarle porque estaba en ese estado, pero después de que hicimos el amor, me arme de valor y le pregunte – Al ver que su vieja amiga de la infancia seguía con los ojos de plato, prosiguió – Me dijo que ya no aguantaba a su esposa, que ahora tratarla era mucho mas difícil, pues nunca la amo.
    - ¿Eso te confesó?
    - Si y muchas cosas mas – Comenta – Un hombre borracho suelta la lengua de mas.
    - ¿Que mas te dijo?
    - También que cuando se casaron realmente quiso amarla pues sabia que su esposa lo quería, pero entre mas pasaba el tiempo se fue dando cuanta que nunca la podía querer. Él quiere su libertad, pero esta consiente que tiene un hijo, que ama, que posee un titulo noble muy importante y sabe que la sociedad alta, “su sociedad” no ve con buenos ojos que existan divorcios así porque sí, a su gente no le importa si hay amor o no, solo si hay mas poder e hijos a quien heredarles ese poder.
    Clareen saca una risita.
    - Nunca me imagine que algún día pudieras expresarte tan bien.
    - Ni lo hago, solo digo las mismas palaras de Farington – Le da una palmadita en la mano de Clareen.
    - Pero regresando al tema – Pregunta muy curiosa – ¿Sabes porque nunca logro amar a su esposa, después de varios años de casados? - Comenta – Si es una mujer bonita, educada pues es de buena familia…
    - No lo dudo, pues él es un hombre muy guapo, obvio se tenia que casar con una mujer bonita - Hizo una pausa – Pero el problema no es si es bonita o no, yo también le pregunte eso – Observa que nadie las este oyendo y prosigue – Es por un gran amor que tuvo desde su juventud, pero que desde tiempo ese amor se ha hecho mas imposible.
    - ¿Sabes de quien se trata? – Clareen pregunta con mucha curiosidad.
    - No, no me quiso decir – Hace mueca – Lo único que me dijo fue < Esa mujer es… mi vida, pero estoy feliz, porque al menos la puedo tener cerca, me conformo con eso, pues se que nunca la dejare de amar > (Lo había dicho todo borracho).
    - Debe de amar mucho a esa dama para seguir aferrado a ese amor estando casado – Dijo conmovida Clareen.
    - Si – le responde – Me dijo que siempre la amara.
    - ¿Su esposa no sabe nada?
    - Al parecer ni siquiera conoce ese primer amor de Farington.
    - ¿A ti no te importa eso, que este casado y enamorado de otra mujer?
    - Claro que no! – Dice en noto de susto - Estoy muy bien ubicada, conozco muy bien mi posición, siempre supe que nunca podría aspirar a nada alto – Le sonríe a su amiga – Pero imagínate yo una vil escocesa ser la amante de Farington, es lo mejor que me podía pasar. Pues es muy guapo, joven, rico; que más puedo pedir.
    - ¿El señor ya te propuso eso? – Pregunto incrédula.
    - Antes de partir de Sheffield, me lo propuso, por eso estoy aquí – Dice feliz – Me dijo que hoy iría a comprarme una casita…
    Elizabeth ya no quiso oír ni una sola palabra más, de hecho no podía creer que tuviera el valor y la fuerza necesaria para escuchar todo eso. Caminado hacia su habitación, sentía que el mundo, su mundo se desbordaba, un dolor muy agudo regreso a su pecho, al recordar las palabras de aquella sirvienta << pues ahora tratarla era mucho mas difícil, pues nunca la amo>>. Logra llegar a su habitación, con la cara toda empapada de lágrimas, se acuesta en su cama para herir más su alma, recordando todo lo que acababa de oír.
    Ya no sabía que era lo que le dolía más; la infidelidad, que siempre quiso a otra o que nunca la logro amar…


    Momentos después de someterse a todo tipo de torturas de traición, tristeza, coraje, desamor. Al sentirse patética por el estado emocional y físico que ahora estaba, decide que ya no mas sentirá lastima por si misma y enfrentaría el problema.
    Se arregla un poco la cara y el pelo. Sale de su habitación decidida a pedir explicaciones. Al no estar Anthony en casa todavía va con Grace. Después de un rato de buscarla ella misma y no encontrarla, se dirige al área de los dormitorios de las sirvientas que estaba aparte que el de los hombres. Como no sabia que cuarto era el suyo, revisa uno por uno, se tranquiliza un poco al no ver ninguna persona del servicio ahí. Ellos seguían en sus tareas.
    Elizabeth al creer que estaban las habitaciones solas decide regresarse para seguir buscando a Grace. Pero se paro en seco al oír unas risitas, sigue esos sonidos con cuidado pues estaba muy obscuro y temió caerse y hacer un ruido que pusiera alerta a la dueña de las risas, camino hasta topar con la puerta. Gira la manija muy lentamente pues esta muy nerviosa y no deseaba que las personas ahí dentro notar su presencia. Logra abrirla sin hacer sonido alguno. Empieza a oír quejidos y paralizada por escuchar esos sonidos decide asomarse, no tuvo que entrar mucho a la habitación para rectificar lo que temía; Grace y su marido haciendo el amor…
     
  9.  
    Moliry

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    Por amor...
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    Re: Por amor... Capitulo 9 y 10 (Huida)



    Capitulo 11
    Reed ya estaba arto de estar esperando en ese incomodo tronco de madera en la que llevaba sentado mas de 3 horas. Enfadado se levanta y empieza a caminar para distraerse, pues si tenia que estar ahí por lo menos se pondría a disfrutar de la noche, que era una noche muy agradable con la brisa fresca y una luna llena que parecía de plata.
    - Espectacular – Señala Reed al contemplar la luna.
    Darren que estaba observando el camino voltea a ver a su amigo para saber a que se debía ese comentario.
    Se escucho un caballo aproximarse, ambos americanos al mismo tiempo giran para ver quien venida. Después de unos segundos de tratar de ver, feliz Darren le recuerda.
    - Te dije – agarra su pistola y la carga – Yo te dije que un hombre como Richard que les gusta tanto el juego y apostar, no se podía ir a la cama sin gastar unas buenas libras – Se ríe.
    - Malditos ingleses, - Exclama con amargura - Tienen tanto que se pueden dar esos lujos – frunce el ceño – Dame la pistola, yo tengo mejor puntería que tu.
    Al escuchar y ahora ver a ese caballo blanco con esas manchas. Reed se puso en medio de ese camino, apunto y disparo.
    El caballo asustado tira a su jinete y corre a través del bosque.
    Los dos hombres al ver a la persona tirada se acercan para hacer la última estocada.
    - ¿Ya lo mataste?
    - No, solo le dispare en el hombro – le contesta con voz sobria.
    Acercándose, Reed es el primero que se percata que abajo de ese abrigo de pela fina hay un vestido.
    - ¡No puede ser! – Dice perplejo
    - ¿Una mujer? – exclama sorprendido Darren – ¿Que hace una mujer a estas horas de la noche sola?
    - No se – expresa furioso.
    - ¿Que haremos?
    - Nos la llevaremos, ayúdame a cargarla – ordena.
    - ¿Estas loco? – explota – ¿Como la vamos a llevar, para que?
    - Para que el conde vea que si tratamos de hacer el trabajo, que herimos a su hija.
    - ¿Crees que sea la hija del vizconde?
    - Es lo mas probable – La observa – ¡Vela! Tiene ropa muy elegante y fina. Ese tipo de cara anuncia que viene de una buena familia.
    - Es hermosa – Señala.
    Reed asiste. La cargan y la suben a un caballo.
    Los hombres con el remordimiento que tenían por dispararle a una mujer, trataron de apretar su hombro con un vendaje para que dejara por lo menos de sangrar tanto. Sabían que la joven iba a morir, pero no quería ellos estar presentes para ello.
    Apenas se podía notar el sol saliendo del horizonte cuando oyen golpes demasiado fuertes en la puerta.
    Los americanos se levantan pues sabían quien era.
    - Buenos días, caballeros – dijo Drew con voz sobria – ¿Si hicieron el trabajo? – Desesperado pregunta, ya que no pudo dormir por no saber que había pasado.
    - Conde – le informa Reed – Tuvimos un pequeño problema que…
    - ¿Que clase de problema? – lo interroga furioso.
    - Hicimos el trabajo, pero en el caballo no lo estaba montando el vizconde, sino una mujer.
    - ¿Le dispararon a una mujer? – Pregunto furioso.
    - Entienda conde – Trata de convencer a Drew - En la noche todo oscuro, vimos el caballo, lo estaba montando una persona y no imaginamos que era…
    - A esas horas de la noche no es común que una dama no este en casa, menos sola y en caballo. Tenia un abrigo largo y capucha puesta y eso evito que viéramos de quien se trataba– agrega Reed – Que nos íbamos a imaginar que su hija era quien lo montaba.
    - No tiene hijos – Informa con severidad Drew.
    - Entonces su esposa - contesto Darren.
    - Ese maldito hombre cruel y avaro nunca se caso – Les informa.
    - Entonces a de ser su amante, eso explica porque una mujer estaba sola a esa hora – Reed comenta.
    -Puede ser – asintió – ¿que hicieron con la mujer?
    - La trajimos – le dice Darren a conde - Para que usted nos diga que quiere que ágamos con ella y luego vamos a terminar bien el trabajo.
    - ¿Donde esta?
    - En la habitación – le señala donde.
    Drew entra al cuarto y una ráfaga de dolor siente en el corazón, se agarra de la manija de la puerta al perder toda fuerza en las piernas. Todo agitado sin poder ni hablar, ni respirar por el nudo de la garganta que tenia, se acerca a la bella mujer pálida que estaba recostada en la cama.
    Le toca la cara con suavidad y siente que estaba ardiendo en fiebre. Entonces en ese momento sus emociones se dolor, agonía, tristeza, se convirtieron en furia y venganza.
    Con furia pero con cuidado le rompe más el vestido para ver de qué tamaño era la herida. Ve el vendaje y se lo quita. Queda sorprendido por la abertura que tenia, la levanta para ver que tanta sangre a perdido y ve que el delgado colchón esta empapado. Aterrorizado se tira al suelo para ver si la sangre la había traspasado la cama. Efectivamente, ya había un charco de sangre en el suelo. Levanta la mirada y nota que también sangra de la cabeza.
    Furioso se levanta y encara a los americanos que estaban parados en la puerta observando todo.
    - ¿La conoce?
    - ¡Claro que la conozco imbécil! – Lo dice con la peor emoción: furia con dolor – ¿Cuanto lleva así?
    - Unas 5 horas – Le informa - ¿Porque, es su amante? – Pregunta Reed cauteloso.
    Era lo peor que le podían preguntarle en ese momento. Con toda su rabia que había logrado guardar unos minutos, le da un puñetazo que Reed termina estampado en el suelo.
    - ¿Que le pasa? – Cuestiona Reed - ¿Esta loco?
    - Como te atreves a decirle a la esposa de mi primo que es mi amante, como puedes hablar así de una dama – Explota.
    - ¿Esposa de su primo? – Pregunta sorprendido Darren.
    - Si, imbéciles – Grita furioso – Esta dama es la duquesa de Saint Clair y aparte es el amor de mi vida - Voltea a ver a la joven.
    Los 2 señores se voltean a ver atónitos por todo lo que se acaban de enterar.
    Drew ve una cubeta y un trapo en la mesa, las toma y le pone en la frente el trapo mojado.
    Elizabeth empieza a deliran. El conde asustado le mueve la cara para que despierte. La joven abre un poco los ojos.
    - Amor, soy yo Drew, por favor lucha por tu vida – Dice todo desesperado – Elizabeth, no te puedes morir – Dice en tono suplicante agarrándole la mano – Te amo, siempre te he amado, nunca logre sacarte de mi alma – La besa - Por favor no me hagas esto – Suspira – Perdóname, todo esto es mi culpa- Regresa su mirada a los americano - Imbéciles, que están esperando, vayan por un medico – Les dice furiosos a los hombres que seguían como si nada en la puerta.
    Uno de ellos se acerca, levanta un tuvo y golpea a Drew en la cabeza. Cae inconsciente.
    - Vámonos, tenemos poco tiempo para escapar, el golpe no lo dejara inconsciente mucho tiempo.
    - ¿Que haremos con la duquesa? – Pregunta Reed.
    - En las afueras de la ciudad hay una abadía.





    Capitulo 12
    El monasterio siempre estaba lleno de gente necesitada, el abad los recibía a todos los que podían con mucho amor, desde niños hasta ancianos, el abad y a su gente no les importaba de qué nacionalidad fueran, lo único que deseaban era servir. No contaban con muchos recursos solo lo que ellos podían hacer, como la siembra, todo lo que tenían era por trabajo suyo. El monasterio estaba ajado de toda civilización moderna, pues ellos solo buscaban la paz y tranquilidad.
    - Buenos días padre – lo saluda James.
    - Buenos días hijo – El abad lo recibe con una gran sonrisa al ver al conde entrar al estudio – Recibiste muy rápido mi carta.
    - ¿Cual carta, padre? – Pregunta confundido.
    - No leíste mi carta? – También él ya confundido – ¿Entonces porque estas aquí tan temprano? Tú siempre vienes en las tardes.
    - Es que mañana zarpa mi barco para Nueva York – Le avisa con su cordial sonrisa - Quise pasar a despedirme, también decirle que un amigo que estudio conmigo estará viniendo también todos los fines de semana al yo no estar ya aquí. Y también aprovecho para saber quien necesita de mis servicio – Con una mueca pregunta – ¿Por que me mando una carta, padre?
    - Acabamos de encontrar afuera del monasterio a una mujer joven en muy malas condiciones, y en la carta te pedir que vinieras.
    - ¿Donde esta? – Preocupado pregunta.
    - Esta en el último cuarto – Contesta rápidamente.
    James no entendió porque sentía una presión fuerte en el pecho, corrió para ayudar a la paciente.
    Entra ala habitación pequeña y ve a dos monjes tratando se bajarle la fiebre con trapos húmedos.
    - ¡Conde! – Exclama uno a verlo llegar - Gracias a Dios que llega.
    McGregor se acerca y palidece al ver quien era la mujer que esta en malas condiciones. Al estar frente de ella se da cuenta que no es así, no nada mas estaba en malas condiciones sino estaba moribunda. <Elizabeth no va a vivir mucho> Pensó con lamentación James.
    El conde se pone en acción. Se da cuenta que son ambas heridas al notar que la bala salió del cuerpo con restos de pólvora.
    Le cose la herida y la inyecta para evitar cualquier infección que pueda haber obtenido por tener la herida abierta tanto tiempo. Nota que ha perdido mucha sangre, pero tenia la suficiente para luchar por su vida con ayuda de sus modernos métodos de curación, pero sobre todo fuerza… de ella. James en ese momento sintió algo de luz en su corazón < Elizabeth es una mujer fuerte, valiente, luchara por su vida > pensó para tranquilizarse, no perdería la fe.
     
  10.  
    Pami

    Pami Guest

    Acuario
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    Re: Por amor...

    Sugiero, sinceramente, que les des tiempo para leerlo. Publicar tan seguido y de dos o tres a la vez es bueno, pero no les permites intentar dejar un comentario porque primero tienen que leer mucho.
     
  11.  
    Danbury

    Danbury Iniciado

    Tauro
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    Re: Por amor...

    Hola amiga!! Como siempre, muy buenos capitulos
    Espero la continuación, y uhhh.. la nueva vida de Elizabeth
    dejar a un niño solo, con su padre adultero.. que mal
    espero que vuelva pronto por el! Y que el conde logre curarla
    Espero el siguiente capitulo!!
    Cuidate.. ahhh y ya tienes un admirador de los pollos!! jajajaja
    Bueno.. te platico despues.

    Ciao ;)
     
  12.  
    Moliry

    Moliry Fanático

    Tauro
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    Por amor... Capitulo 13 ()

    Capitulo 13

    El duque creía que las peores noches que había tenido en su vida de casado era cuando se fue a Sheffield peleado con Elizabeth. En ese momento se dio cuenta que no era así, esa noche si era la peor. No durmió y como ya no quería seguir pensando en Elizabeth al dolerle y le ocasionaba rabia, escoge pasar la noche… tomando.
    Después de destrozar casi toda su habitación, encerrado agarra de nuevo la botella, se tira al piso y saca del bolsillo de su pantalón la carta de su esposa, para leer una y otra vez, lo hizo para que ese dolor infinito que sentía por el abandono de Elizabeth se convirtiera en odio al leer esas crueles y frías palabras. Eso hizo hasta quedar dormido.
    En la mañana todos los sirvientes están preocupados por el duque, los ruidos los habían despertado en mitad de la noche. Desde temprano Franklin que era el sirviente con mas antigüedad en Saint Clair pues el había estado desde la época de ducado del padre de Anthony, fue el único que se atrevió a tocar a la puerta, pero nunca recibió respuesta.
    - No va a abrir - Le dijo Lisa que estaba llorando. Acaba de encontrar la carta de Elizabeth en su cuarto, que en la noche anterior no había visto.
    - Me preocupa el Duque, en la noche no paro en dejar de hacer ruidos y hoy ni responde mis llamados – Serio le dice a Lisa.
    - ¿Que ruidos? – Pregunta Lisa quitándose las lagrimas con la mano.
    - ¿No oyó? – exclama sorprendido – Todos los escuchamos, era como si hubiera una guerra ahí dentro, se oía que estaba aventando y rompiendo cosas – preocupado pregunta- ¿Y la duquesa? no la he visto esta mañana.
    - Mi niña…
    - Ha muerto – Dice Anthony con voz sobria. Sale de su habitación con ojos hinchados, pantalón y camisa desabrochadas; todo su cabello despeinado – Franklin, hazme el favor de largarte de aquí - El mayordomo solo asintió y se fue casi corriendo.
    - ¿Duque, que fue lo que paso? – Pregunta con cautela al ver el gesto tan severo de Tony – Mi niña me dejo una carta que decía…
    - Esa zorra es tan cobarde que se la paso haciendo estúpidas cartas – con tono amargo lo dice.
    - No se atreva a…
    - Yo me atrevo lo que quiera – Le grita jalándola a otra habitación. La empuja para que entre y azota la puerta.
    Lisa asustada respira profundo para armarse de valor y preguntarle de nuevo:
    - ¿Que es lo que pasa, alteza?
    - Lo que pasa es que su niña es una zorra, una ramera que solo estuvo conmigo por interés, porque era su mejor opción al ser abandonada por ese bastardo. ¡Pero claro! – Exclama con sorna - Regresa y Elizabeth cae rendida a sus pies, como no iba a ser así si siempre lo amo – Tenia tanta rabia que se notaba hasta por los ojos.
    - ¡Claro que no! – Exclamo ofendida Lisa – Mi niña siempre lo ha amado…
    - ¿Así? – explota – Si fuera así, dígame Lisa, ¿porque se fue, porque me abandono, porque abandono a Derek… su hijo? – Eso último lo enfatiza con dolor.
    - No se porque lo dejo a usted, pero a Derek no lo abandona – Le explica con mucho enojo, pues no le gustaba como se expresaba de Elizabeth – En su carta me dice que lo deja, que luego me lo explicaría el porque lo hacia y que en unos días mandaría por Derek y por mi.
    Anthony la ve con rabia.
    - Esa ramera no se llevara a mi hijo – Grita enfurecido – Si quiere estar con su amante, que lo haga, ya no me importa, pero no meterá a mi hijo en su mundo de mierda.
    Lisa iba a protestar pero Tony le gana la palabra.
    - No la pienso correr, puede quedarse, seguir siendo la nana de Derek, pero quiero que no se tope conmigo, no quiero saber nada de usted, no quiero que se vuela a mencionar por ningún motivo el nombre de esa zorra, para mi esa ha muerto.
    La señora ignora las amenazas de Tony.
    - ¿Porque dice que mi niña es una…? – No quiso decir la palabra.
    - ¿Usted como le llama a la mujer que deja a su marido e hijo, para estar con su amante?
    - No ha dejado al niño y no tiene ningún amante – Le informa tomando valor de donde pudo.
    - No me colme la paciencia, ya hago mucho no correrla y dejar que este cerca de mi hijo – Dice sobrio – Quiero que ahorita mismo tire, queme o regale todo lo que era de ella, no me importa, lo único que me importa es que no exista ninguna razón para que sea recordada y mucho menos mencionada.
    Lisa ve como Anthony se va furioso. Ya no pudo decir más a favor de Elizabeth, pues ella no sabía que estaba pasando. Lo único que sabia era que Elizabeth dejaba al duque, regresaría por su hijo y ella tendría otro hijo… de él. < ¿Como es posible que se vaya estando embarazada?, ¿es posible que lo que dice el Duque sea cierto? ¿Elizabeth tendrá un amante? > Se pregunto con un gran dolor en el alma.
    - ¡No! – Exclamo con lamentación - Mi niña no es una mujer así – Dijo en voz fuerte para convencerse.
     
  13.  
    alma

    alma Entusiasta

    Acuario
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    Re: Por amor...

    este finc porfavro continualo deseo saber qeu sera de elizabeth y su bebe que esperaba que pasara con su hijo quisas su esposo lo enveneme para que odie a su madre quisas o que pasara cuando se enteren de lo que le paso en realidad a elizabeth,seguire esperando la continuacion de esta historia
     
  14.  
    Moliry

    Moliry Fanático

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    Por amor...


    Hola alma !! ;)
    Me da mucho gusto saber que te esta gustando. Es una historia de amor que pasan por muchas pruebas :( a tu honor te paso los siguientes dos capitulos :) xoxo
    SIGUE LEYENDOLO
     
  15.  
    Moliry

    Moliry Fanático

    Tauro
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    Por amor... (Elizabeth McGregor)

    Capitulo 14
    Ya hacia más de una semana que Elizabeth seguía inconsciente, pálida y había bajado mucho de peso pues su comida solo podía ser puro liquido. Eso le preocupaba mucho a James que por no llevar abundante alimento a su cuerpo, llegara perder a su bebe. Aun así, McGregor no se dio el lujo de dudar que en cualquier momento iba a despertar, día y noche luchaba para establecerla, para regresarla a la conciencia pues al salvarla también salvaría a su creatura, pero todos esos cuidados ya no eran útiles. Entonces él como los monjes, no tuvieron otra cosa que hacer que quedarse esperando que ella y Dios hagan su labor.
    El abad días después de la llegada de Elizabeth le pregunto si ya había avisado a la familia de ella que estaba ahí.
    - No padre – le contesto con suavidad – Elizabeth no lo quisiera así, la conozco, por eso estoy esperando que al despertar decida que quiere hacer.
    - ¿Porque James? – interrogo el abad.
    - También eso ella se lo explicara – Lo dice esforzándose para darle una sonrisa.
    - Tienes mucha fe, ¿verdad hijo? – Pregunta con ternura a ese joven que no había momentos que perdiera sus esperanzas.
    - Si padre – Le regala una sonrisa feliz – Hice mucho mas de lo que la medicina lo permite, un paciente en el estado en el que estaba Elizabeth no pasa una noche mas, pero ella me a ayudado mucho – Le brillan los ojos y con orgullo dice: - Esta luchado por su vida.
    - Veo que la quieres mucho, ¿de donde la conoces?
    - Desde que somos niños – Le contesta rojo por la observación de monje – Hace unos años nos íbamos a casar.
    - Pues que así sea entonces - Le da unas palmadas a James.
    McGregor no vio necesario explicarle que Elizabeth era una mujer casada, con un hijo y otro en camino. < No cabe duda que la valentía y la fuerza se llevan en la sangre, ahí sigue el bebe como la madre… luchando por vivir > Pensó feliz James.
    - Con su permiso padre, necesito ver a Elizabeth –
    - ¿Le vas a leer?
    - Si, le encanta mucho la lectura y se que me puede oír.
    El abad asiste con una sonrisa al ver que feliz se marchaba el doctor.
    James jala la silla que estaba cerca de la puerta y la pone junto la cama de Elizabeth. Después de haber leído un largo tiempo en voz alta, cierra el libro y le toma la mano a la joven.
    - Por favor Elizabeth, ya despierta – le habla en un susurro suplicante – Hoy es un día muy especial - le sonríe – ¿Que no recuerdas? Es tu cumpleaños – saca del bolsillo un collar de oro muy exquisito, tenia un medallón que estaba grabado un corazón y en si contorno pequeños zafiros, un gravado muy elegante que decía: Mi vida– Mira aquí tengo tu regalo – se lo pone y se vuelve sentar para agarrarle la mano – Que hermoso se te ve, pero se vera mejor al ver como contrastan tus lindos ojos con las piedras.
    Se queda como los días pasados, sentando contemplándola, platicando como si ella le pudiera escuchar. Le hablo de todo, como estaba Londres, el clima, la política, el que había hecho, de todo, ya listo para ir a la cama, se levanta de la silla y la pone en su sitio. Le da a Elizabeth su beso de buenas noches en la frente y le besa la mano.
    - ¡Te amo, Elizabeth!
    Al levantar la mirada de su mano se da cuenta que ya no estaba hablando solo.
    - Oh Dios santo, oh Dios mío! - Exclama muy eufórico de alegría, la abraza con un gran jubilo pero teniendo cuidado de no abrirle ambas heridas que todavía no habían cicatrizado completamente – Gracias, Gracias, Gracias.
    Al ver a la joven confundida, le pregunta:
    - Elizabeth… ¿como te sientes?
    - Me siento… bien - Dice con un hilo de voz pues seguía débil – ¿Quien eres?
    En la cara de McGregor regreso la cara de preocupación y angustia.
    - ¿No me reconoces? – le pregunta con suavidad – Soy James, James McGregor.
    - Disculpe, señor McGregor – Dice educación – Pero en este momento no se… – Se queda pensando – No recuerdo nada.
    - ¿Ni tú nombre?
    - No, señor – Le afirma con rostro trastornado.
    James se dio cuenta que su laguna mental era muy seria al no recordar lo mas elemental como su nombre.
    Entonces Elizabeth se angustia por no recordar nada, decide interrogar a James para haber si así recuerda algo.
    - ¿Como me llamo?
    - Elizabeth Basset Holssing.
    - ¿Porque no recuerdo nada?
    - No se porque, pero cuando llegue te encontré también golpeada de la cabeza, tuve también que coser pues era algo grande y también de ahí perdías sangre.
    La joven asintió y siguió con su cuestionario.
    - ¿Que hago aquí?
    - Unos bandidos al parecer te asaltaron, tenías una herida de gravedad de bala en el hombro.
    - ¿Como llegue aquí?... ¿quien me trajo? – Asustada cuestiona al no comprender absolutamente nada.
    - No sabemos como llegaste aquí, solo los monjes te encontraron afuera muy mal herida y me llamaron para atenderte.
    - ¿Desde cuando?
    James entiende a que se refiere.
    - Duraste casi 2 semanas en estado inconsciente – Ve a Elizabeth pensativa – ¿No recuerdas que estas casada?
    - ¿¡Yo!? – Pregunta perpleja con sus bellos ojos azules – ¿Con quien?
    El conde no podía creer que también hubiera olvidado al hombre que amaba.
    Ignorando su pregunta, le vuelve él a preguntar:
    - ¿Tampoco recuerdas que tienes un hijo?
    - ¿Un hijo? – Sonríe algo temblorosa – ¿De Verdad?
    - Si – Le devuelve la sonrisa.
    - ¿Como se llama? ¿que edad tiene? – Vacila al preguntar – ¿Con quien estoy casada?
    - Estas casada… - Suspira muy profundo – Conmigo.
    Elizabeth sorprendía, abre los ojos como platos al escuchar eso, observa detenidamente al hombre que tenia delante de ella, escudriña esos lindos ojos verdes. Se da cuenta que no siente que sea un hombre totalmente desconocido, pues se siente muy cómoda con su presencia.
    - Tengo muy buenos gustos – Le bromea al notar la cara de preocupación de su… ¿marido? Pensó confundida Elizabeth.
    James se acerca más a ella, riéndose. Le agarra la mano con una suavidad intachable.
    - Tenemos un hijo… y otro en camino, se llama Nicholas, tiene 2 años.
    - ¿Estoy embarazada? – Atónita le pregunta.
    - Si mi amor, tienes casi 4 meses, por eso necesito que regrese la Elizabeth sana que tanto quiero – Le guiñe el ojo - Nuestro hijo te necesita así, el también quiere vivir – Le besa la mano.
    - Claro que si - Dice feliz.
    Elizabeth se encontró en una tranquilidad extraña con esa acaricia llena de amor y al sentir que no esta tan perdida en sus recuerdos, que si sentía familiares aquellas palabras: esposo, hijo, embarazo.
    - Por favor, recuérdame como es mi hijo- Le pide con voz muy dulce.
    Esa voz era mas hermosa como la recordaba James, feliz por volverla escuchar se acuesta a un lado de Elizabeth para abrazarla.
    - Es tan guapo como yo – Se ríe – A él no creo que lo recuerdes. Hace mas de 2 meses que no lo vemos, y ya ves, los niños crecen rápido y es mejor que no te diga nada hasta que lo veas de nuevo – Miente también que James empieza a creer esa vida nueva de él y Elizabeth
    - ¿2 Meses? ¿Porque?
    - Tuve que venir a ver unos terrenos que tenemos aquí en Londres, me quisiste acompañar, también querías que Nicholas viniera, pero preocupada que no se enfermara con este cambio de clima preferiste que se quedara en nuestra casa en Nueva York.
    - Al parecer soy buena madre – Se ríe.
    - La mejor – Le dice abrazándola mas fuerte.
    - ¿Desde cuando estamos casados?
    - 3 años y hoy es un día especial, cumples 21 años.
    - ¿De verdad es mi cumpleaños? – Con su bella sonrisa le pregunta – No escogí mejor día para despertar.
    James no podía evitar sentir esa gran felicidad que tenia al ver como regresaba la Elizabeth que conocía, alegre, bromista, tierna.
    - ¡Si! – Se agacha para besarla.
    Elizabeth titubéate le regresa el beso y al sentir los labios de James se siente incomoda.
    - ¿Me amas? – Pregunto de repente la joven.
    - Con todo el alma.
    - ¿Yo te amo?
    Sorprendido por esa pregunta, decide contestarle de acuerdo como era su relación de novios hace 4 años atrás.
    - Pues nunca has sido mentirosa – Le acaricia la mejilla con suavidad con la punta de sus dedos – Supongo que si, eres muy linda conmigo, cariñosa y no pasa momento que me dices que me quieres.
    La joven feliz abraza a James.
    - ¿Tengo familia? – Le pregunta levantándose con cuidado para ver la cara de su marido.
    - ¡No! – le responde – Eres hija única, tu madre murió a dar a luz y tu padre hace unos 5 años por… enfermedad – Le miente como en todo lo demás.
    - ¿Me quiso? ¿Como se llamaba?
    - Henry y te quería muchísimo, eras su luz – Se ríe – Eras una niña muy consentida, casi malcriada.
    Elizabeth lo acompaña en la risa.
    - Pero bueno mi amor – Dice James - Basta de interrogatorio, el paciente por sus propios medios tiene que tratar de recordar, y ya te dije mucho – Le pide - Debes de recuperarte para irnos lo antes posible, recuerda que Nicholas nos espera – La besa y se levanta de la cama – Ya con el tiempo iras tu sola recordando las cosas.
    El joven le regala una coqueta sonrisa a Elizabeth, cierra la puerta y se va.
    James no sentía remordimiento alguno, pues recordaba la carta de Elizabeth que ya había dejado a Anthony y que quería ser útil, tener una vida nueva, pues ahí estaba, su vida nueva. Lo único que si lamentaba y no lo dejaba ser tan feliz como quisiera era saber que a Derek le estaba robando su madre. < Pero no será por mucho tiempo > Se dijo con tristeza.



     
  16.  
    Moliry

    Moliry Fanático

    Tauro
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    Por amor...
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    Drama
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    Por amor... (Los condes McGregor)



    Capitulo 15

    Elizabeth estaba consiente por ella y por James, que todo lo que viera en su llegada a América se le iba a ser desconocido, nuevo, pero nunca pensó que tanto, se sentía ajena con todo lo que tenia alrededor. A pesar de sentirse así, lucha por ver el lado bueno de las cosas < Ya estoy en casa > se dijo Elizabeth.
    La joven alcanza a ver muy poco en su llegada a tierra, pues ya tenían un carruaje que los estaban esperando para llevarlos a casa.
    Después de un corto viaje en el carruaje, llegan a una mansión grande que estaba en la esquina de la calle, eso le hacia que luciera aun mas, de color blanco y su techo verde, Elizabeth queda encanta a ver que vive en una casa hermosa, con un esplendido jardín cuidado, y mucho colorido por las flores.
    James feliz la toma de la mano para que entren juntos a la casa. Al estar enfrente de esa imponente puerta, el joven la abre. Elizabeth entra titubeante, observa todo, y se sorprende al darse cuenta que ni de eso logra familiarizarlo < ¿Porque no siento que esto lo conozco? > Piensa con impotencia.
    - Huele a casa nueva – Observo Elizabeth al oler a pintura y madera fresca.
    - Si mi vida, esta casa fue comprada especialmente para ti, para nuestra llegada de Londres – No mintió como en veces pasadas, era verdad. La había comprado seguro que iba a regresar con ella al convencerla que no la quiso dejar y que siempre la amo.
    - Oh, ya veo porque no recuerdo nada – Exclamo ya mas animada.
    - ¿Te gusta? – Le pregunta al ver que la joven no deja de ver el lugar.
    Voltea con la bella sonrisa que la caracteriza.
    - Me fascina, es muy bello – Corre a abrazarlo – Muchas gracias, James.
    - De nada mi vida, esto es lo mínimo que mereces por hacerme tan feliz – La besa con ternura.
    - ¿De verdad lo hago? –Pregunta al separarse de ese beso que la hizo sentir incomoda.
    - Si mi vida – La abraza.
    Elizabeth camina para conocer toda la casa, se da cuenta que es una mansión muy elegante, lo nota por las columnas, el piso de mármol, las cortinas de finas telas, los bellos cuadros, los finos muebles, se vuelve a sorprender a darse cuenta que viven demasiado bien.
    Entra a la habitación principal y queda maravillada al observar que es grande y muy acogedor.
    - Como veo – Exclamo al sentarse en la grande cama - No tenemos problemas económicos.
    - No nos podemos quejar – Le dice riendo.
    - ¿Yo vengo de buena cuna? – Ansiosa por saber más de su pasado.
    - Amor, sabes que no es bueno que yo te este diciendo las cosas, tu tienes…
    - James, por favor – Dice suplicante – Necesito por lo menos saber si me sacaste de una taberna, si fui tu amante, si era sirvienta…
    McGregor no puede contener mas la risa al escuchar semejante disparate.
    - Amor – Logra decir entre carcajadas, le toma la mano para levantarla de la cama y la abraza – No fuiste nada de eso, de hecho recibiste una magnifica educación en Londres, los maestros mas caros y prestigiados. Vienes de mejor linaje que el mío.
    - ¿En serio? – Se tranquiliza al escuchar eso – ¿mi padre que hacia?
    - Tenía muchos negocios, tierras que tratar, fincas que cuidar. Tu padre era marques.
    - ¿que paso con el titulo?
    - Nicholas al crecer lo tendrá como es debido, al ser el único familiar – Inventa al sentirse acorralado.
    - Oh, ya veo – Expresa con una linda sonrisa distraída – ¿Y nosotros que somos?
    - Condes – la besa en la mejilla – ¿Eso es todo, mi condesa?
    Elizabeth se ríe y lo abraza.
    - Por último – Ve la cara de disgusto de James pero aun así le pregunta – ¿Que me gusta hacer?
    - Te encanta montar, pintar, tocar el piano, violín – Señala – Que por cierto lo haces magnifico – Agrega - Leer, asistir a bailes, ser una excelente esposa y madre, ahora que recuerdo también…
    - ¡Nicholas! – Exclama feliz – ¿Donde esta mi bebé?
    - Lo dejamos encargado con una señora de confianza, la señora Eva, la conocemos de poco, pero nos ha demostrado ser de confianza - Le señala.
    - Me imagino que si para aceptar que se quede con Nicholas, no dudo que lo sea – Dice sonriendo.
    - Mira, tú ponte cómoda – Le recomienda – báñate, descansa, duerme, yo por mientras veré unos pendientes y recogeré a Nicholas – la besa, se encamina a la puerta, al estar ahí agrega – Amor, no te preocupes por hacer algo, yo iré a contratar gente para que se encargue de todo eso, no hagas nada por favor, recuerda que debes de cuidarte mas de lo normal, necesitas estar nueva para que nuestro bebé crezca sano y hermoso como la madre – Le guiña el ojo y se marcha.

    La joven asiente con una deslumbrante sonrisa.


    Despierta Elizabeth al oír ruidos que provenían del vestíbulo, gira para ver hacia la ventana y observa que ya era de noche. Se levanta, se dirige al tocar para volverse a peinar. Se acomoda el lindo camisón negro que se había puesto después de bañarse que James le compro como cientos de cosas mas al salir de Londres. Se dirige a las escaleras cuando en el pasillo ve a James con < ¿Su hijo? > Se pregunta confundida.
    James pone en el suelo al niño.
    - Nicholas ve con tu mamá – Le ordena con ternura a su hijo.
    Nicholas se queda viendo a su papá. Elizabeth al ver al niño desconfiado se pone de rodillas y le extiende los brazos.
    - Ven, mi niño – Le sonríe – Ven abrazar a mamá.
    El niño feliz porque por fin podía decir por primera vez mamá, corre y la abraza.
    - ¡Mamá! – Grita eufórico y llega a sus brazos.
    - Hola, príncipe – Dice feliz Elizabeth y lo carga.
    Elizabeth no lograba recordar a su hijo, pero no le preocupo al sentir esa sensación de maternidad, ese niño le había ganado totalmente el corazón, sabia que tuvo que amarlo mucho, pues Nicholas era un niño muy hermoso y tierno.
    - Es igual a ti – Le dice sonriendo a James.
    - Espero que eso no te moleste – Dice riendo acercándose a ellos.
    - No, eso me encanta – Le guiñe el ojo.
    Nicholas con sus ojos verdes con gris, cabello tan negro como ellos dos, era una copia idéntica de James de niño.
    - Nicholas, ¿te gustaría ser tan guapo como tu padre? – Le pregunto Elizabeth al besarlo.
    El niño junta sus cejas negras refunfuñando al no entender.
    James y Elizabeth se ríen encantados.
     
  17.  
    Dr Ruth

    Dr Ruth Entusiasta

    Géminis
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    Re: Por amor... (Los condes McGregor)

    woow, woow. Chiqui wow! Jaja
    Hola moliry, suy nueva y tu fic fue el primero que me llamo la atencion.

    MUCHAS FELICITACIONES! ;) :cool: ;)

    Esta muy bueno, te atrapa, muy origal empezar una historia desde que estan casados los protaginistas.

    Ya quiero saber que va a pasar con ese amor. Pobre de Elizabeth todo le pasa, infidelidad, apunto de morir y ahora sin memoria. ¿De verdad James la ama? porque no se nota.

    sigue escribiendo. PLIS !!
     
  18.  
    alma

    alma Entusiasta

    Acuario
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    Re: Por amor...

    ese james qeu malo se quiere qeudar con elizabeth aunque ella no recuerda nada aun pero lo que si es que su hijo tiene nueva mama un que creo que el niño se va a encariñar con elizabeth que pasara cuando ella recuerde su pasado que pasara con ese niño ,y su otro hijo que se quedo con su espero

    excelente continuacion del finc estare esperando los demas y gracias por la dedicacion de eso 2 capitulos ^_^
     
  19.  
    Moliry

    Moliry Fanático

    Tauro
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    Por amor...
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    Por amor... (5 años despues)

    Capitulo 16
    Cinco años despues
    Nueva York, 1803.

    Esos sueños la seguían persiguiendo cada vez con mas frecuencia, nunca tuvo una explicación lógica de porque soñaba a menudo con la voz de un niño, pero siempre que desea saber de quien era esa voz que le era tan familiar, desaparecía. Lo mismo le sucedía con una voz de un hombre que siempre la llamaba por su nombre < Elizabeth >, en sus sueños perseguía esas voces pero al estar muy cerca de descubrir a esas personas, despertaba.

    Esa noche estaba soñando lo mismo, cuando despierta por unos pasos que escucha que entran a su habitación.
    - ¡Feliz cumpleaños, mamá! – Se oyeron dos voces de niños con gran energía a su espalda.
    Elizabeth voltea feliz al oír a sus hijos.
    - Buenos días, mami – dice con una voz angelical Melissa y la abraza – Mira – Le da una hoja – Yo lo dibuje – Era su familia retratada en ese pedazo de papel.
    - Muchas gracias, princesa – La besa - Esta hermoso el dibujo que hiciste de nosotros – Se ríe – Hasta Clifford esta – Era la mascota pequeño de sus hijos.
    - Si – Le sonríe – El también es parte de la familia – Ve el dibujo y señala a James – Mira a mi papá, verdad que lo dibuje muy guapo.
    - Si – le acaricia la mejilla – Ya me di cuenta. Todos nos vemos muy lindos aquí.
    - Mamá – Exclama con emoción y se le avienta a la cama este Nicholas para abrazarla – Ven, quiero enseñarte mi regalo – Baja de la cama y la jala de la mano.
    - ¿Donde esta mi regalo? – Pregunta feliz al cerrar con el listón su camisón.
    - Esta abajo – lo informa sin dejar de jalarla.

    Llegan al cuarto donde Elizabeth tenía todos sus pasatiempos favoritos, era una habitación amplia, de un lado todo lo que era los instrumentos de música y del otro lado su material para pintar.

    Elizabeth queda boquiabierta al ver un piano blanco de cola en lugar de ver su piano café de siempre.
    - ¿Te gusta, mami? – Pregunta Nicholas feliz al ver la cara de sorpresa de su madre.
    - ¡Me encanta! – Le da un beso – ¿Apoco tu me lo regalas? – Se ríe y una ceja en su fino rostro de levanta.
    - ¡No! – dice una voz dulce por detrás – Ese es mi regalo, mi vida.
    La joven entusiasmada gira y lo abraza.
    - Muchas gracias James, esta hermoso.
    - Eso no es lo mejor, espera a oír – Le dice besándola – ¿Listos niños?
    - Si, papá – Dices ambos y corren para ponerse en posición.
    Nicholas se acomoda en el piano y Melissa agarra el violín. Voltean a ver a James para esperan la señal.

    El niño se para al lado del banco para hacer una reverencia y poder empezar. Empieza a tocar “Fur Elise” de Beethoven, Melissa después de una pequeña introducción de su hermano en el piano entra con el violín para acompañarlo.

    Elizabeth con lágrimas en los ojos los escuchan. Sorprendida de ver como sus hijos tan pequeños eran unos virtuosos en la música. Se acerca al piano para verlos mejor, le da ternura como las manos pequeñas de Nicholas se estiraban para alcanzar las octavas que llevaba la melodía. Ve a Melissa que esta parada junto a su hermano, como toca con tanta pasión, con sus ojos cerrados sigue el compas de Nicholas.
    - Los niños escogieron interpretar a Beethoven – Le señala James que la estaba abrazando por detrás, la cintura – Dice Meli que quiere hacer recitales desde pequeña como él.
    - Si – agrega Elizabeth secándose las lagrimas con los dedos de su mano – Beethoven desde los 5 años ya hacia recitales.
    - Entonces los niños van en buen camino – Lo dice orgulloso – Como no iba a ser así, si han tenido la mas bella y mejor maestra que puede existir.
    - Lo se – Asiente con una deslumbrante sonrisa – Gracias – Se ríe.
    Nicholas y Melissa terminan y corren abrazar a su mamá.
    - ¿Mami te gusto? – Preguntan los niños emocionados.
    - Me fascino, preciosos – Los abraza a los dos – ¿Como le hicieron?, ¿cuando practicaron?, ¿en donde? Yo nunca los oí – Los cuestiona con jubilo.
    - Cuando salías a ver a Daphne o cuando acompañabas a mi papa al hospital…
    - Y también cuando te salías de compras – Agrego Melissa.
    - ¡Oh, ya veo! – Les sonríe – Pues no pude tener otro regalo mejor, muchas gracias.
    Salen los 4 del salón para dirigirse al comedor para desayunar.
    - Mami, no digas eso si todavía no ves el otro regalo de papá – Dice feliz la niña.
    - ¿Que otro regalo? – Exclama sorprendida.
    - Meli, te dije que no dijeras nada – La reprende Nicholas molesto.
    James se ríe y dice:
    - No Nicholas, esta bien, es mejor que tu mamá ya conozco su otro regalo, ¡vamos! – Les ordena y los 3 lo siguen.
    Salen de la casa para dirigirse a las caballerizas.
    - Mami, ¿ya sabes que es tu regalo, cierto? – Comenta Nicholas.
    - Creo saber que va a ser…

    Elizabeth queda perpleja al ver el hermoso caballo pura sangre color café obscuro que estaba comiendo.
    - ¿Ese es mi regalo? – pregunta estupefacta con una gran sonrisa.
    - Si mi vida, este es otro de tus regalos que recibirás hoy.
    - ¿Más todavía? - Voltea a ver a su marido – James, no es para tanto, siempre me estas consintiendo aunque no sea mis cumpleaños, apenas la semana pasada me compraste el…
    - Es lo mínimo que mereces, amor – La abraza y la besa apasionadamente.
    - ¡No, no empiecen! – Gritan molestos los niños.
    Ambos adultos se ríen.
    - Esta bien, esta bien - Dice James – Vámonos a desayunar.
    - James… ¿te sientes bien? – Pregunta preocupada al entrar a la casa – ¿No quieres que te lleve el desayuno a la cama?, si quieres ahí podemos comer todos.

    McGregor no se sentía nada bien, de hecho se sentía peor que otros días. Él sabía que era normal que se sintiera así al estar en fase terminal. Desde su visita a Londres años atrás, sabia que tenia leucemia, pues uno de los mejores doctores de Europa le hizo estudios, después de 2 semanas de estudio el doctor le confirmo sus sospechas.

    James tenia conocimiento claro que una enfermedad así no se vive mas de 2 o 3 años, por eso siempre le estaba agradecido a Elizabeth, pues gracias a su alegría, a su luz, a su ternura, el pudo vivir mas. Pero sabia que ya no se podía forzar mas al festino, por eso ya tenia todo preparado para no dejar ningún pendiente cuando partiera de este mundo.

    Elizabeth desde hace 2 años sabía lo que tenia él, James se lo tuvo que decir al no poder mas ocultar todos los síntomas que aparecían. La joven siempre se esmero en hacer que cada día de James fuera un día especial y lo mismo hacia James para ella, al querer en todo momento hacer feliz a su muy amada esposa. Pero él sabia que no era posible tanta cosa, pues muchas veces se daba cuenta que Elizabeth se la pasaba meditando, pensando y le dolía como quería demostrar más felicidad de lo que realmente sentía.
    - La verdad es que me siento algo cansado - Le sonríe – Pero ustedes desayunen en el comedor, yo le diré a Aurelia que me lleve la comida, no te preocupes.
    - ¿De verdad?... Porque por nosotros no habría ningún problema – Le informa con su dulce voz.
    - ¡De verdad! – Saca de su bata dos cajas – Toma – Se los da – ábrelos.
    Elizabeth callada los agarra y los abre.
    - ¡Santo Dios! – Dice con una gran sorpresa – James, esto te debió costar una fortuna.
    En la caja negra estaba un collar con tres grandes piedras de zafiros en el centro y la cadena adornada con piedras pequeñas de los mismos.
    - Los tres zafiros, porque son tres los dueños de mi corazón y que amo tanto – Le informo a Elizabeth con mucho amor – Y el anillo, es para que recuerdes siempre que te amare aunque no este a tu lado.
    La joven le empieza a salir lágrimas de los ojos sin poder contenerlas.
    - ¡James! – Exclama con un gran nudo el la garganta - Por favor no lo digas – Lo abraza muy fuerte – Muchas gracias, todo esto a sido maravilloso – Lo besa con ternura – Te quiero.
    - Feliz cumpleaños - James le sonríe y se dirige a su habitación a descansar.

    Elizabeth observa el anillo de oro con un gran diamante y ve al reverso un grabado: Te amare mas allá de esta vida”. Observa como James sube lentamente las escaleras, no quería decir nada pero si veía que el conde cada vez estaba peor, había perdido gran peso, cada vez estaba más pálido y ojeroso. James no sabia que ella esta enterada que en las últimas dos semanas, todos los días le sangraba mucho la nariz, Elizabeth no le decía nada pues sabia que James no quería que se enterara que cada vez estaba peor.
    - Mami ya vámonos a la mesa - Dice Melissa – Quiero que pruebes el pan de nuez que hicimos Hannah y yo.
    - ¿Y luego vamos a montar? – Pregunta Nicholas entusiasmado.
    - Claro que si – Afirma Elizabeth a sus hijos mientras se sientan en el comedor.






    En todo el transcurso de la tarde Elizabeth recibía obsequios que mandaban los amigos de la familia, también visitas de algunas de sus buenas amigas, lady Daphne, su amiga de años atrás fue la primera que la visito. Después de platicar de todo, se despide y se va. Elizabeth feliz por ese día tan lindo que ha tenido, porque todos sus amigos queridos se había acordado, pero lo que le hizo tener esa bella sonrisa en su hermoso rostro todo ese día era porque recordaba como sus hijos le habían regalado el mas maravilloso recital.

    Al pasar toda la tarde con sus niños montando, y jugando, al no querer que James le hiciera fiesta, ya cansada de ese día tan activo, lleva a Nicholas y Melissa a sus habitaciones a descansar. Ella hace lo mismo, pero antes como todas las noches, iba a la habitación de James para desearle linda noche, pues dormían en habitaciones separadas porque él así lo quiso para no molestar a Elizabeth por si tenía que levantarse en la madrigada por algo.

    Esa noche contenta se duerme al recordar lo bien que la paso en ese día tan especial que cumplía 26 años.

    < Me llamo Anthony Farington Penwyck, vivo al otro lado de la ciudad>
    < ¡Te ves… majestuosa! >
    < Que hermosa hermanita, si no fueras nada mío, te pediría que fueras mi… amante >
    < Ya vez como es Regina de quejumbrosa en los viajes >
    < Claro que si, Su Excelencia >
    < Mi niña…>
    < Amo mucho a Anthony y el me ama y amamos a nuestro hijo >
    < Nicholas es mi único hijo pues no me he vuelto a casar >
    <Estas embarazada>
    < Mi vida escúchame, no confundas las cosas…>
    < El quiere su libertad, pero esta consiente que tiene un hijo>
    Todas esas palabras e imágenes llegaron a su mente como relámpagos, una tras otra.

    Llorando Elizabeth se despierta y no puede creer lo que acaba de recordar. Había regresado a su memoria cada vivencia que había tenido tanto bellas como las que no quisiera haber recordado jamás.

    Se levanta de un salto de su cama y así como estaba en puro camisón, corre a la habitación de James. Entra aventando la puerta.
    - ¿Como pudiste? – Grita histérica – ¿Porque?
    James débil abre los ojos, ya sabiendo de qué estaba hablando, solo pudo decir:
    - Por amor.
    - ¿Por amor? – Exclama con dolor sarcásticamente – ¿Amor es alejarme de mi hijo, quien si lo es y me necesita?
    - Se que no hay justificación por lo que hice pero…
    - Pero nada – Lo interrumpe mas histérica – ¿No te das cuenta que por tu egoísmo has lastimado a mucha gente? Yo confié en ti, en cada estúpida palabra que me decías, ahora entiendo todo – Dice pensativa – Por eso nunca tus besos y abrazos me hicieron sentir plena, dichosa, como iba hacer así, si nunca te ame, siempre te quise mucho pero solo como amigo, gracias a eso solo me sentí tranquila, feliz, pero nunca hubo la pasión que debe de existir en una pareja – Lo ve con rabia – Por eso compraste esta maldita casa para…
    - La casa la había comprado antes de irme, para cuando vinieras a vivir conmigo…
    - ¡Tú fuiste el que provoco mi perdida de memoria! – Lo acusa trastornada.
    James a oír esa acusación se levanta furioso.
    - Claro que no – grita – ¿Como puedes creer eso de mi? alguien te hirió con una bala, estuviste mas de una semana muy grave, apunto de morir – Le recalca - Nunca te haría daño…
    - ¿Y como le llamas a esto? – Cuestiona - ¡5 años! – Grita con furia lo mas fuerte que su garganta le permitió – Gracias a que YO recordé todo ahora se la verdad, porque tú…
    - Elizabeth, si te lo iba a decir – Suspiro – Bueno, te lo iba a decir por escrito.
    Elizabeth toda agitada se dirige a su habitación.
    - Se que debería pedirte perdón, pero no lo voy hacer… no me arrepiento – La detiene James tomándola de la mano – Te amo Elizabeth y gracias por hacerme el hombre más feliz – Dice con gran dulzura, tanta que Elizabeth no pudo evitar voltear y verlo con ternura.
    - También me hiciste muy feliz James, has sido el marid… – Se interrumpe, suspiro – O lo que seas – Le sonríe con una mirada triste – El mejor que cualquiera mujer podía pedir, fuiste mejor que lo que yo misma pude haber pedido, ¿pero porque así, porque con engaños? – Lo cuestiona con gran lamentación.
    - Lo se – La toma de la cabeza para verla a los ojos – Lo único que siempre me arrepentí, fue dejar a Derek sin su madre, pero sabia que no iba a ser por mucho tiempo – Le sonríe – No dejaras de amar a Nicholas ahora que sabes la verdad, ¿cierto? – La ve con cautela pues aunque sabe que es una gran mujer Elizabeth no esta seguro de la postura que ahora puede tener con el hijo del que le mintió por 5 años.
    - Eso nunca – Le afirma – Él es mi hijo, así será siempre y por lo tanto lo amo igual que a Derek y Melissa – Suspira – Gracias por haber tratado a Melissa como tu hija, no sabes…
    - Elizabeth, Meli es mi hija, que eso nunca se te olvide.
    - ¡Cierto! – Le sonríe – Bueno, descansemos, es muy tarde, mañana seguiremos hablando.
    - ¡Elizabeth, te amo! – Exclama con voz ronca.

    La joven asiente y se marcha.



     
  20.  
    Moliry

    Moliry Fanático

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    Pluma de
    Escritora
    Re: Por amor...


    Hola !!! :P

    Muchas gracias por sus felicitaciones. Que bueno que les esta pareciendo super. A mi gusto apenas viene lo bueno. ;)
    Siganlo disfrutando, x0x0

    :( 5 años sin su hijo, 5 años lejos de su familia, 5 años lejos de la verdad...
     

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