Por amor.

Tema en 'One Piece' iniciado por Yumilight-Chan, 11 Febrero 2012.

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    Yumilight-Chan

    Yumilight-Chan Entusiasta

    Tauro
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    Título:
    Por amor.
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    3
     
    Palabras:
    310
    Prólogo.




    El sol se ponía sobre el mar dándole al cielo una hermosa y relajante combinación tricolor de naranja, azul y amarillo, mezclados en el cielo como grandes manchones mal hechos alrededor del sol antes de que la imponente y magnifica luna se alzara con todo su esplendor en el cielo. Una joven de cabellera corta y lisa, de un color anaranjado y ojos color avellana se encontraba sentada en una mecedora de madera pintada de blanco en lo que parecía ser el balcón de una habitación de hotel no muy lujosa pero sin dejar de ser acogedora, se mecía suavemente mientras miraba con una sonrisa leve y tierna el tranquilo atardecer.

    Parecía intentar no moverse mucho y se encontraba cubierta por una manta color azul de algodón hasta por encima del busto con almohadas a cada lado de los brazos de la mecedora y una sosteniendo su espalda... Se mecía y se mecía sin siquiera darse cuenta de que lo hacía, mirando de lado el atardecer, sintiendo la cálida brisa y relajándose sin necesidad de mucho esfuerzo. Sus brazos permanecían cruzados con bastante de la manta hecha un bulto sobre su busto. Lo miró...

    ...Y, repentinamente sonrió...

    El amor verdadero sí existe murmuró casada y cerró sus ojos dejando sentir con mayor plenitud la brisa del atardecer, después de haber pensado mucho.

    Sonrió con más calidez... Ahora estaba sola y sabía que la vida iba a ser mucho más difícil de enfrentar, que ya no podía volver a ser la misma y que debía dejar de lado sus sueños... Y todo, por amor.



    "El mar está impasible, cada día anhelo surcarla bañándome en la aventura. Ahora sin alas… Le digo adiós a su rebosante libertad con la esperanza de que algún día esos días vuelvan a resurgir"
     
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    Eternatus

    Eternatus Fanático

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    Ya me lo veo venir! Kyaaaaaa!! Sí, ya me veo venir que me encantará. Simplemente... precioso.... a final escogiste este, jeje. Aunque hay algo que no me convence... hay algo que me dice y yo sigo dale que te dale con lo mismo que cierta personita apareceré en los recuerdos de Nami... como si la mecedora fuera el principio... y el final. Shep, como te aconsejé por PM yo creo que eso le daría un toque de misterio que no veas... Luego, quedó un poco cortito para ser un prólogo, pero me gustó igualmente.

    Sobre errores....

    Aquí sería:

    Luego...

    Según mi libro de lengua castellana las aclaraciones van entre comas...
    Sería:

    No vi ningún error más, espero ver pronto la aparición de mi querido... nada.

    Byes~
     
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    Yumilight-Chan

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    Título:
    Por amor.
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    3
     
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    2638
    Bueno aún estoy en la "cárcel", este castigo es como una estaca en el corazón, tanto tiempo sin ver, leer y escribir anime me está realmente matado, pero aprovechando una pequeña oportunidad que tengo, aquí les traigo el tan esperado y ansiado *Darky: babas*, primer capitulo de "Por amor"... Lamento el retraso, no había tenido tiempo de continuarlo pero no me olvidé de esta maravillosa idea (Por cierto muy bien esquematizada)... Nadie pareció notar las indirectas en el prólogo ¬¬ pero bueno, creo que tendrá más sentido con este primer capítulo.

    Pairing: Como es sorpresa no diré más y aunque habrán muchos recuerdos AceNa (Fuertes), este no los posee.

    Número real de palabras: 2.479

    Dedicado a: Darky-chwan (eso ya se sabía) y misteriosamente a mi mamá :confused:...

    Tengo un buen panorama para este Fic y los haré llorar mucho... Eso espero :D. Ojala y les guste.


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    Capitulo 1: No hay que olvidar que...







    —Taraaa… Raraa… Raatararaa… —tarareaba suavemente una dulce melodía cierta joven mujer que se mecía lentamente en una mecedora blanca.

    Su mirada era suave y preocupada, hoy era su último día en ese hotel al cual había llegado por accidente y se había quedado después de que el anciano –dueño del lugar– le tendiera la mano. Ahora le tocaba enfrentarse sola a la vida, sin la ayuda del anciano que en el fondo sabía que la quería pero que podía llegar a ser muy gruñón en ocasiones, estaba preocupada y muy nerviosa por lo que le deparara el futuro, ahora que el viejo dueño le había dicho que no podía hospedarla más en su hotel sin importar cuánto ella trabajara para él, realmente se sentía desorientada.

    —Raraa… Tararaa… Raaraa… —La mujer no paraba de tararear mientras se mecía suavemente.

    En sus piernas se encontraba un pequeño niño de máximo un año de edad, sus pequeñas piernas se movían levemente por el movimientos de la mecedora, sus brazos abrazaban sin fuerzas el cuerpo de la mujer y su rostro reposaba a medio lado en el busto de su madre. El niño poseía facciones casi angelicales, dormía con sus labios ligeramente entreabiertos, se podían apreciar unas cuantas pecas sobre sus mejillas haciéndolo ver aún más tierno, sus cabellos eran un poco largos, lo suficientes para tapar un poco su frente y sus orejas, además de que poseían un brillante color negro intenso, su piel era blanca y era abrazado por la bella mujer de cabellera larga que no paraba de tararear para el niño.

    La mujer dejó de tararear, era hora de irse y muy pronto el viejo vendría a echarla… Sí, la quería pero era muy firme con lo que decía y realmente no quería tener problemas antes de irse. Dejó de mecerse y movió al niño delicadamente con intensiones de levantarlo.

    —Despierta ya, Shiro —dijo la mujer con suavidad—. Es hora de marcharnos.

    —Mmm… —Se quejó el niño mientras abría suavemente sus ojos.

    El pequeño alzó su mirada soñolienta hacía la bella mujer que le sonreía dulcemente, sus ojos poseían el mismo color que los de la mujer, un precioso color avellana y sin duda era todo un angelito.

    —Y dónde está esa emoción con la que no me dejaste dormir anoche —dijo ésta con un tono divertido para lograr que recobrara la alegría que normalmente poseía.

    —Tengo sueño —dijo sobándose los ojos con un poco más de la fuerza necesaria.

    —Pues entonces a la próxima duérmete temprano —dijo sonriéndole al pequeño que bostezaba y volvía a recostarse en el busto de la mujer con muy poca delicadeza.

    —¡Oh no!, nada de siestas ahora… Ya te dejé dormir un rato y ahora debemos marcharnos —dijo levantándose y cargando al pequeño niño en sus brazos.

    —Mamáa —Se quejó el pequeño.

    —Lo vez, por esto debiste hacerme caso anoche —Le regañó la mujer y lo bajó sentándolo en la cama arreglada.

    —Yo no me quiero ir —dijo el pequeño reprochando, su voz era dulce y era admirable que con tan poca edad pudiera formular bien una oración y que se entendiera.

    —Siempre me decías que estabas aburrido, ahora podemos salir y ver bonitos lugares —dijo la madre mientras le colocaba sus zapatos al niño.

    Y como toda buena madre ocultó la dura realidad, se trataba de un niño muy pequeño, él no entendía que nunca más volverían a ese lugar… Aunque nunca dejaba de impresionarle lo inteligente que era para tener un año de edad, casi para cumplir los dos.

    —Vamos, te prometo que te divertirás mucho —dijo la madre sonriendo.

    —¡Nami!... ¡¿Por qué te demoras tanto?!, ¡creí haberte advertido que para las tres te quería fuera! —gritó un viejo gruñón asomado en el marco de la puerta.

    —Sí, no se preocupe ya tengo las maletas listas —dijo Nami tratando de no gritarle al viejo ése todas sus verdades, aquellas que había guardado durante casi dos años.

    Nami no era de esas mujeres que se aguantaban las agresiones de los demás y le dolía mucho el orgullo tener que bajar la cabeza ante otra persona, pero claro, tener un hijo y además ser madre soltera era sinónimo de sacrificio. El viejo no dijo más y se acercó a ella, la ex-navegante se sentía frágil, no es que le temiera pero sinceramente no quería que su inocente y amado hijo escuchara y viera tantas cosas nocivas para su formación, dirigió una mirada rápida al niño que inocentemente jugaba con una mantita blanca con bordados azules de ositos panda pequeños en las esquinas, ella suspiró.

    —Mira Nami… Ya habíamos hablado de esto, espero que entiendas las razones por las cuales te pido que te marches, sin embargo aquí tienes un poco de dinero, me sentiría mal por ese niño —dijo en otras palabras diciéndole a la mujer una madre irresponsable, cosa que enfadó a Nami.

    —Gracias —dijo despectiva y muy secamente.

    —Ya bajé las maletas —dijo el anciano al ver que la mujer buscaba sus maletas, que comparado a lo que en su pasado pudo ser, era un poco “ligera”.

    La ex-navegante se acercó a su hijo y lo cargó, luego se dirigió al viejo y tragándose el poco orgullo que le quedaba se dignó a agradecerle nuevamente… De todas formas había hecho mucho por ella.

    —Muchas gracias por todo —dijo y luego miró a su bebé—. Dale las gracias, Shiro.

    —Gracias —dijo mirando sin muchas ganas al anciano y poco después se refugió en el cuello de su madre.

    Los tres salieron de la habitación, bajaron las escaleras y en el proceso Nami se despidió de todos los trabajadores del lugar, en el fondo sentía que algo malo iba a suceder, pero lo ignoraba, debía estar imaginando cosas por los nervios que sentía.

    —Que tengas mucha suerte —Le dedicó el anciano con una sonrisa muy poco usual en él—. Y recuerde, ahora tiene un hijo por el cual preocuparse… Me gustaría que en vez de salir en pantalones y la parte de arriba de un bikini, se ponga ropa más decente… El ejemplo lo es todo —La ex-navegante ignoró lo último dicho por el anciano.

    Nami miró la recepción, ahora debía seguir sola cargando consigo a un bebé, que sin importar que tan inteligente y tranquilo fuera, sería una carga. Ahora estaba en busca de su felicidad y el bienestar de su hijo, y no es que fuera una mala madre… Solo no tenía ni la más mínima idea de que planes tenía para el futuro, eso definitivamente era lo que más le preocupada.

    —Adiós —Se despidió. En el fondo se sentía bien al fin dejar ese lugar.

    Bajó a Shiro para ponerse un bolso bastante grande en su espalda, luego agarró otra maleta y dio el primer paso a un futuro mejor, por el cual lucharía.

    —Mami cárgame —dijo el niño jalando de su pantalón. La mujer lo miró y suspiró, quería complacerlo pero de ninguna forma podría con el niño y las dos maletas.

    —No puedo cariño —dijo con suavidad y el niño entristeció—. Pero ya eres un niño grande, no necesitas que te cargue todo el tiempo —dijo tratando de subirle el ánimo, sin embargo el niño seguía algo desanimado y triste por la negativa.

    —Mami, ¿Cuánto tiempo tardará el paseo? Y ¿Por qué llevamos nuestras cosas? —preguntó el niño caminando junto a su mamá aferrándose fuerte de su pantalón.

    —Llevamos nuestras cosas porque nos estamos mudando a un lugar más bonito —dijo mientras caminaban.

    —¿Mudando? —preguntó el niño asombrado e intrigado obviamente sin entenderlo muy bien.

    —Sí, mudando… Quiere decir que nos estamos yendo de la casa para vivir en otra, buscaremos una nueva casa —Le explicó Nami mientras miraba a su alrededor, tenía muy malos presentimientos y con tanto peligro estaba nerviosa al tener a un pequeño caminando junto a ella, apenas entendiendo lo que sucedía a su alrededor.

    —Ah —dijo mirando muy bien todo a su alrededor al mismo tiempo que jugaba a saltar mientras lo hacía—. Mami, perdón por lo de hace rato —dijo de repente.

    —¿Perdón por qué? —preguntó la mujer muy pendiente al caminó y algo segura al sentir que el niño no le soltaba el pantalón.

    —Porque el abuelo te regañó por mi culpa, si yo te hubiera hecho caso no te hubiera dicho eso —dijo el niño con su voz dulce y apretando más su pequeña mano con las telas del pantalón de su madre entre estas.

    Nami no se sorprendió mucho, el pequeño es muy inteligente y perceptivo, casi un prodigio a su parecer… Y como no serlo, es su hijo y además hijo de un maravilloso hombre, valiente, sagaz, fuerte e inteligente. Lo llevaba en la sangre.

    —Bueno eso no importa ahora… —dijo Nami sonriente y bajando su mirada para ver al pequeño, distrayéndose por unos minutos del camino.

    —¿A dónde vamos? —preguntó el niño sonriéndole a su madre al sentirse seguro.

    —Pues… Primero debemos encontrar un nuevo hogar, tenía pensado viajar a otra isla —dijo la madre pensativa.

    Definitivamente estaba segura que tendrían mejores oportunidades en otra parte habitada por más gente normal y menos piratas y marines buscando piratas importantes, puede que ahora sea pasado pero los carteles no desaparecen tan fácilmente, ella seguía siendo para todos los demás la gata ladrona… Y eso no era nada bueno ahora que estaba retirada y criaba de un niño de casi dos años.

    —¿Y tendremos muchas aventuras como las de los cuentos? —preguntó el niño mirando dudoso a su madre con sus ojos color avellana brillando intensamente de emoción y esperanza.

    Sí, lo llevaba en la sangre… Ella lo presentía, como buena madre lo sabía, sabía que al crecer perseguiría sus sueños, como su padre y terriblemente como su ex-capitán Luffy, así como ella y todos aquellos amigos que dejó en el pasado, lo veía en sus pequeños ojos del mismo color que los suyos, poseían esa misma intensidad que los que vio en su padre, llenas de decisión y lucha… Realmente no había que olvidar que ese niño era innegablemente hijo de un gran y reconocido pirata, por consiguiente nieto del más grande jamás existente. Suspiró, a veces lo más difícil de todo era ver a su hijo e inevitablemente ver la viva imagen de su difunto padre.

    —Tal vez… Quién sabe, ¿eres apto para soportar el inclemente mar?, las noches en vela y el peligro a toda hora —dijo Nami juguetona y el niño sonrió.

    —¡Sí lo estoy!… —dijo el pequeño con sus pequeñas manos apretadas bien fuerte, con emoción en sus ojos y una amplia sonrisa, siendo cómplice de su madre, pero de repente se relajó y bajó sus brazos—… Pero, solo si me prometes que siempre estarás conmigo mamá —dijo el pequeño mirando a su madre esperando su respuesta, sin poder evitar que sus ojos se humedecieran.

    Nami se quedó sorprendida ante sus últimas palabras y su mirada ahora apagada esperando una respuesta positiva por parte suya… Dos años eran los que iba a cumplir, hablaba casi que perfecto y aprendía muy rápido, definitivamente era un pequeño genio y sus paradas siempre la harían divertirse mucho. Su semblante de sorpresa se relajó y bajó a su altura, le sonrió cálidamente, esas que solo a las madres les salen por naturaleza, sacudió sus cabellos desordenados y se preparó para su reacción.

    —Que te quede claro que yo jamás te abandonaría… En caso de que por alguna razón no esté a tu lado, siempre ten en claro que al igual que tu padre siempre estaré en tu corazón… —dijo sonriéndole cálidamente con los ojos cerrados.

    El pequeño genio no tardó en abrazar a su madre con fuerza y no querer desengancharse de ella. El niño lloraba por la intensidad de sus emociones, como todo pequeño la mejor forma de expresarlos era llorando. Nami soltó su maleta de la otra mano y correspondió por completo a su abrazo.

    —Ya, ya… Tranquilo, sé que tienes miedo pero yo siempre voy a estar allí y no dejaré que nada malo te pase —dijo Nami dándole palmaditas suaves en su espalda.
    El niño dejó de abrazarle para seguir llorando con las manos empuñadas tapando sus hermosos ojos color avellana, dando pequeños hipos y tratando de no llorar más para hacerse el fuerte. Nami solo sobaba su espalda con una sonrisa cálida, acercó mucho su rostro al de su bebé y con su mano suavemente removió una de las de su hijo para que éste le mirase, sin borrar su sonrisa secó sus lágrimas a pesar de que estás volvían a resbalar por sus mejillas. Se acercó más y le dio un suave beso en la mejilla y revolvió su desordenado cabello negro.

    —¡Mira!, en ese estante de allá hay muchos peluches —Intentó distraerlo pero el niño se negaba a voltear a ver lo señalado—. Creo que puedo ver un llavero con la cara de un pandita, tú adoras los panditas… ¿Lo quieres? —dijo está vez logrando hacer voltear al pequeño, éste observó los peluches sin mucho interés, lo que realmente quería era encontrar el llavero del pandita.

    —Ve y acércate, te seguiré de cerca —le susurró y el niño sin pensarlo mucho corrió a ver.

    Nami lo seguía con la mirada en lo que se levantaba y recogía su maleta de mano, duró algunos minutos viendo enternecida a su pequeño prodigio mirar los juguetes y buscar el dichoso llavero de pandita, su sonrisa se borró un poco al pensar que ya pronto se cumplirían dos años, los mismos que marcaban la muerte de su amado. La nostalgia la embargó, pero ya era hora de salir de esa isla y comenzar un nuevo camino, además… No podía estar triste el día del cumpleaños de su hijo.

    La ex-navegante comenzó a caminar hacía su pequeño Shiro, el cual hablaba feliz y sonriente con el señor de la tiendecita, estaba tranquila, algunas cosas habían cambiado desde que tenía a un bebé a su cargo, era sin duda mucho más paciente que antes. El atisbo de preocupación no desapareció del todo, aunque sabía que estaba exagerando un poco no lo podía dejar de lado… Lo malo sería que ella tuviera razón y se topara con alguien no deseado…

    —Tenga cuidado, señorita —dijo un hombre de voz gruesa, se encontraba algo molesto al haberse chocado con una mujer tonta que no lo vio venir.

    Nami abrió sus ojos desmesuradamente, ese era… ¡No podía ser!, ¿Qué haría un hombre tan aterrador y conocido como él en una isla tan insignificante como ésta?. La pelinaranja no alzó su mirada por temor a ser reconocida y ella rogaba al cielo que tuviera clemencia y que por nada del mundo permitiera que su hijo se acercara a ella. Dirigió una mirada discreta hacía el pequeño que inocente no tenía ni la menor idea que estaba en peligro.


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    To be continued :D
     
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    Yumilight-Chan

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    Buenas!!, lamento haberme perdido tanto tiempo u.u... Admito que me he hecho mucho tiempo la desentendida con FFL por excusas que no valen la pena. Gomen, me merezco el látigo *contra la pared esperando los latigazos*... Sin embargo solo para que consideren el castigo xD, aquí les dejo el capítulo 2 de está historia n_n!!... La verdad quería ponerle otro titulo pero bueno...

    Espero que les guste y que consideren el castigo por medio de comentarios decentes xD!!

    Número real de palabras: 2.479.

    Pairing: Secreto :x!!

    Dedicado a: Darky-chwan!! (ahora Xerxes Break)... :D
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    Capítulo 2: No más juegos.






    La tención era palpable en el aire, la ex-navegante no podía simplemente irse sin dirigirle la palabra, como todo pirata, ese temerario hombre debía tener un orgullo, y no hay golpe más duro que el de la indiferencia, lamentablemente tampoco estaba en posición para responder y estar de pie allí tampoco era una opción. Los minutos se volvían eternos para Nami, miraba desde la lejanía a su pequeño e inocente hijo empininándose para que su rostro se pudiera ver en el mostrador de la tienda, realmente no tenía opción. Finalmente tiró sus cartas y lo dejó a la suerte, todo estaría bien si su bebé no se acordaba de ella en su pequeño mundo de fantasía.

    —Discúlpeme, señor… Yo no veía por donde iba —dijo Nami sudando frío.

    —Solo márchese, señorita —dijo el hombre mirando detenidamente a la mujer.

    Había algo en ella que la hacía tan familiar, algo en él le decía que la había visto antes, que había escuchado esa voz antes y no podía ignorarla. Miró cada detalle, cada curva, cada fibra de su cuerpo, había algo que la hacía conocida, algo en ella que gritaba el nombre de algún enemigo del pasado… Inconscientemente sus ojos se detuvieron en su brillante cabello anaranjado, aquellos que se movían suavemente con la brisa que golpeaba sus cuerpos, un nombre se colaba por sus pensamientos… Sonrió. Por otra parte Nami no esperó para marcharse, cogió su maleta de mano y trató de caminar aparentando tranquilidad, no volteó a ver al hombre, ni siquiera hizo ademan de querer hacerlo, por su mente solo se mantenía una red de planes para poder reunirse con su hijo sin ser sospechada por el hombre.

    —Espere un momento —Le detuvo sonriendo ampliamente. El infierno, había sido muy pronto para cantar victoria.

    —¿Si? —respondió nerviosa haciéndose la desentendida y sin voltearse a dar la cara. Decir que temblaba era poco, sus manos sudaban y sentía una revoltura en el estomago, casi podía jurar que se iba a desmayar allí mismo.

    —Voltéese, quiero ver el rostro de la gata ladrona —dijo el hombre sonriendo ampliamente al haberla recordado, jamás olvidaría a una mujer como ella sin importar que no tuvieran tantos encuentros en el pasado.

    —No sé de qué me habla, por supuesto que no soy tal pirata… Yo solo soy una joven y bella mujer, completamente indefensa que se está mudando para otra isla
    —dijo Nami mientras una gota de sudor resbalaba por su frente y miraba disimuladamente hacía su izquierda.

    —Deja de fingir, eso no te ayudará en nada… Eres inconfundible, ciertamente no te logré reconocer por un momento, pero piratas como tú no pueden simplemente desaparecer… —dijo acercándose a la mujer.

    Por alguna razón fuera del alcance de Nami, ella sonrió a sus espaldas, una sonrisa que solo expresaba verdad y aunque tuviera miedo, sentía valor, además aún debía encargarse de alejar las posibilidades de que él supiera de la existencia de su bebé. Sentía su maldita cercanía, sin embargo dejó de temblar, sentía su respiración golpear su oreja derecha, pero no sudaba más, sentía su intimidante superioridad sobre ella, y ya no temía.

    —Déjame verte, después de tanto tiempo… Quiero ver a la navegante de los Muguiwara—susurraba aquel temido hombre causando en Nami un cosquilleó en todo su cuerpo.

    —Oh… Pero no creo que la gata ladrona sea lo suficientemente digna para verlo de frente, Trafalgar Law —dijo Nami completamente quieta.

    Por primera vez en mucho tiempo sentía ese algo que recorría todo su cuerpo cuando se enfrentaba a situaciones de tención, la adrenalina, aquella satisfacción de poder burlarse de los demás con aquello que la hacía ella, la famosa bruja, la gran gata ladrona, aquella que fue digna para navegar en los mares junto a la famosa banda de los Muguiwuara.

    —Hmp… —musitó Law ante sus palabras, degustaba del placer del reto—… ¿Qué escondes?... Si se lo suficiente de ti, podría asegurar que temes por algo —susurraba detrás de ella.

    Nami sonrió, realmente lo esperaba de alguien como él, después de todo no se es Shichibukai por nada. Soltó su maleta de mano, dejándola caer y empolvarse en el suelo, se cruzó de brazos y de alguna manera por medio de la situación y de los únicos recuerdos que poseía de Law –de batallas y ayudas a su ex-capitán–, podía recordar todo su pasado. De alguna manera se sentía viva, decir que no extrañaba su vida de pirata y las aventuras peligrosas donde numerosas veces estuvo al borde de la muerte con sus nakamas, era mentir, sin embargo estaba de pie junto a la realidad, no podía detenerse a jugar al gato y al ratón en una conversación extraña con un sanguinario veterano de Gran Line para satisfacer su necesidad de adrenalina donde seguramente perdería, aún tenía que reencontrarse con su hijo sin que Law lo supiera.

    —¿Yo?, nada… ¿Qué debería estar escondiendo?… Yo solo soy una bella mujer que espera poder marcharse tranquilamente —Sonreía socarronamente a pesar de que aún poseía algo de miedo por ser consciente de con quien estaba tratando.

    Sintió las manos frías de Law sobre sus caderas, un escalofrió viajó por todo su cuerpo, su corazón latía a mil nuevamente, ¡¿En qué estaba pensando al jugar con Law?!... Todo su valor se esfumó como nubes de humo en el cielo.

    —Entonces… No te molestaría confirmar que tan bella presumes ser… Tengo la impresión de que solo son palabras vacías para alimentar tu ego —dijo sonriendo burlonamente.

    Nami sintió la ira carcomer su cuerpo y todas aquellas emociones que antes la devoraban… ¿Cómo osaba él a poner en duda su belleza?, ¡ella era la mujer más bella de todo Gran Line! y ni siquiera él podía atreverse a decir aquello y salir victorioso. Finalmente se dignó a cumplir el deseo de Law, sensualmente se dio la vuelta, contorneando sutilmente su voluptuosa figura, logrando incluso que sus cabellos se movieran con gracia y sobre sus hermosos ojos color avellana se mostraba una mirada juguetona, que solo hacía parte de todo su juego.

    —Has cambiado bastante. —dijo el hombre del gorro sin quitarle la mirada de encima.

    —No puedo decir lo mismo de ti —dijo mirándole fijamente, ¿miedo?, eso ya no existía en ella.

    —Seré sincero, has despertado en mí mucha curiosidad, has de tener una buena razón para fingir tu muerte—dijo serio sin apartar la vista de ella—…También debe haber alguna buena razón para no volver con tus nakamas —Agregó sonriendo ampliamente, de una forma un tanto… Perturbadora.

    Nami sonrió, vaya que sí tenía una buena razón para no volver y recordando del lado del humor el por qué, recordó también que debía dejar de jugar de una vez, antes de que lo peor que podría suceder sucediera.

    —Eso, Law… No te interesa —dijo Nami sonriéndole ante sus últimas palabras.

    El hombre rió, aquella mujer comenzaba a llamar su atención, ahora que tenía la oportunidad de conversar con ella, notaba las buenas razones por las que debió ser parte de la tripulación de los sombreros de paja. Pese a que comenzará a caerle bien, Law sabía que estaba escondiendo algo, comenzando porque ella no tendría la necesidad de actuar así si no lo necesitara, su curiosidad lo hacía permanecer allí.

    —Es cierto, pero… Me causa mucha curiosidad, además estoy aburrido y dispongo de mucho tiempo para platicar —dijo cambiando su expresión, su sonrisa socarrona permanecía pero sus ojos brillaban intensamente con seriedad y dominio. Nami sabía que hablaba en serio.

    —Lo siento, pero estoy en medio de una mudanza y ya he perdido mucho tiempo —dijo Nami agachándose para coger su maleta.

    —¿Por qué la prisa? —preguntó despreocupado y como si fueran de confianza, recostó su brazo sobre los hombros de la ex-navegante.

    Nami miró con desagrado el brazo de Law que rodeaba su nuca, no le estaba gustando la actitud que empezaba a tomar aquel temible hombre y ya se estaba preocupando por la lejanía que mantenía con su hijo. Disimuladamente miró hacía la pequeña tienda, se alarmó al ver que su hijo no estaba allí.

    —Eh, Law… —dijo Nami tratando de parar el juego y quitando el brazo de Law con sutileza—… La verdad, tengo que irme… Fue bueno hablar contigo, pero…
    Tengo mejores asuntos que atender, sin ofender, claro —dijo algo nerviosa, aquel hombre comenzaba a intimidarla.

    Notó su leve expresión de desagrado frente al rechazo que ella le estaba plantando en la cara, a Law ya no le gustaba como estaba terminando el juego. La ex-navegante se dio la vuelta dispuesta a comenzar a avanzar, pero se vio interrumpida por el fuerte agarre de Law.

    —Sabes —dijo con tono severo—. No me gusta cómo juegas.

    —¿Juego?... Yo no me atrevería a jugar con usted… —Law hizo una mueca, pero en el fondo le agradaba su temperamento.

    —Realmente eres muy maleducada —interrumpió.

    —Pienso, que usted debería entender que ahora viajo por otro camino y tengo diferentes asuntos que atender… No todo se trata de ti, Law —explicó brevemente en medio de sus preocupaciones.

    Law le soltó repentinamente, logrando hacer que Nami perdiera un poco el balance, ¿sería cierto que ese hombre la dejaría quieta?... No quería quedarse a perder el tiempo y averiguarlo, estuvo a punto de caminar en dirección a la pequeña tienda para ver si su hijo se encontraba escondido cerca o algo, pero luego pensó en Law, ese hombre a cualquiera con el que hubiera tratado antes, no era ingenuo por lo tanto tampoco era fácil de persuadir, además era muy perceptivo y estaba segura que tampoco era alguien que se quedará insatisfecho, fácilmente dedujo que con un hombre así lo más seguro sería que le perseguiría de cerca y si la descubría con su hijo, las cosas no irían mejor para ella, y sin importar que, ella debía mantener en secreto la existencia de su bebé tanto como pudiera.

    Caminó en dirección opuesta pues primero debía asegurarse de sí a Law le placía seguirla o no, por ahora era lo único que podía hacer, una vez que se asegurará de lo contrario, caminaría en circulo hasta llegar a la tiendecita nuevamente. Lamentablemente para ella, así era… Law le seguía de cerca, preocupada por su bebé y al borde de la desesperación, se volteó y se dirigió nuevamente hacia Law.

    —¡Por favor Law!, realmente me parece de mal gusto que seas de esos hombres patéticos que persiguen a las mujeres… —dijo Nami encarándolo.

    Law parecía algo impresionado, pero no por sus palabras, era su expresión, podía ver su miedo y angustia grabados en ella, era evidente que algo malo le sucedía y todo lo que demostraba al encararlo sin miedo y tan desesperada le daba aún más curiosidad, sin embargo no le divertía más, pero no le preocupada en absoluto, gozaba de ser absolutamente indiferente a los problemas de las personas a su alrededor… Aunque ella hubiera logrado llamar su atención.

    —No me hagas perder más el tiempo y has de cuentas que no existo como hace veinte minutos antes de chocarnos… —dijo Nami sin ocultar ninguna de sus emociones.

    Law permaneció en silencio, observando con detalle el rostro de Nami, para la suerte de la ex-navegante Law perdió todo interés y curiosidad en ella, además de que no le había enojado todo lo que le había dicho anteriormente. Sin decir palabra alguna el hombre se dio la vuelta y se marchó en dirección contraria, Nami algo intranquila lo miró partir hasta que lo perdió de vista entre la multitud y la lejanía. Después de unos minutos reaccionó y caminó en busca de su hijo por todas partes.

    Desesperada regresó al puesto donde había dejado a su hijo solo, no lo vio en ninguna parte y tampoco estaba el dueño del puesto en su lugar, al borde del llanto se culpó de todo, molesta consigo misma de haberlo dejado ir solo a alguna parte, ¡cómo se le había ocurrido semejante estupidez, el niño todavía no cumplía ni los dos años!...

    —Disculpe señorita, pero creo que éste es su hijo —Fue la voz de un anciano bastante sereno la que logró parar su angustia.

    La joven mujer volteó enseguida y al ver que era verdaderamente su hijo el que agarraba la mano del anciano, sintió como la sangre le volvía al cuerpo y sin hacerlo esperar más abrazó a su hijo hasta cargarlo, besando su frente y arreglando un poco su pequeña camisa color roja. Miró al señor con alivió.

    —Muchas gracias señor... Realmente no tengo como agradecerle —dijo Nami mirando a su hijo que era completamente inocente del peligro por el que había pasado.

    —Tranquila señora, espero y no le haiga molestado, pero cuando vi a su amigo decidí que lo mejor era llevarlo a dar un paseo… —dijo el anciano sonriéndole al pequeño niño.

    —Muchas gracias, no tiene idea de lo oportuna que fue su idea —dijo Nami muy agradecida de que al anciano se le hubiera ocurrido semejante idea tan buena.

    —Me hago algunas ideas… Ésta vez fue muy buena idea dejarlo ir solo por allí pero en estos días ningún lugar es seguro, con su debido respeto le recomiendo que nunca más lo vuelva a hacer —dijo el anciano.

    Nami simplemente asintió con respeto ante el anciano que tan atentó había sido con una desconocida, se las arregló para poder despedirse del anciano sin verse muy maleducada e hizo el esfuerzo para cargar a su hijo y la maleta de mano durante el resto del camino. Temía volver a encontrarse con Law o a alguien más, así que fue muy cautelosa, miraba a su alrededor muy atenta y caminaba tan rápido como era capaz. Su hijo se mantenía tranquilo con la mirada evidentemente cansada y había resuelto por mirar siempre para atrás recostando su mentón en el hombro de su madre.

    —Mamá —dijo tenuemente.

    —Dime, bebé —respondió a su llamado lista para atender cualquiera de sus necesidades.

    —Quiero jugar a algo —dijo sin ánimos, contrarío a lo que pedía.

    Por un momento Nami se elevó recordando la extraña conversación que tuvo con Law, ahora que lo pensaba había sido muy extraño y más cuando nunca se habían confrontado así o de una manera similar en el pasado. Luego reaccionó al escuchar los ruegos del niño.

    —Mejor no mi amor… Estás cansado y además ya fue suficiente por hoy —dijo Nami más que todo recordando lo estresada que estuvo.

    El pequeño no protestó más y al cabo de unos minutos más de silencio, se quedo dormido en los brazos de su madre. La ex-navegante caminaba ciertamente más tranquila al tener a su bebé en sus brazos y sentirse fuera de lo que consideraba peligroso, eso era lo importante, ahora estaban juntos de nuevo y ella no estaba dispuesta a volver a cometer la locura de separarse de él. Solo no quería más jugarretas de la vida por hoy.


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    To be continued ;D!!​
     
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  5.  
    Monii-chan

    Monii-chan Entusiasta

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    Wowowow, poco a poco voy poniéndome al corriente de las historias :D Aunque la tuya es la primera XD
    He notado unas pequeñas faltas de ortografía que ahora mismo no recuerdo... :3
    Pero esta palabra del principio me ha llamado la atención:
    Si has escrito bien la palabra, ¿podrías decirme qué significa?
    Me has matado con la aparición de Law *-* Es que es tan kawaii, por un momento pensé que habían secuestrado al bebé de Nami D:
    Conti, conti, conti~
    Un saludo~
     
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  6.  
    Eternatus

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    My God, Yumi. Me has dejado sinceramente sin palabras...

    ¿En serio Law perdió la curiosidad en Nami o solo lo fingió para observarla de cerca? Me divirtió mucho el momento del jueguito de Law, muchas confianzas, diría yo.

    Aunque he de decir que me encanta la pareja que hace con Nami me apena que no sea su bebé, es de Ace, ¿verdad? Si es que seguro que es de él.

    He notado algún errorcillo por ahí, pero nada grave. Me encanta como escribes y el rumbo que va tomando esta historia, ¡ya tengo ganas del siguiente capítulo!

    Bye, bye~
     
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