Long-fic Pokemon Stories: Anima Nexus

Tema en 'Fanfics Abandonados Pokémon' iniciado por Reual Nathan Onyrian, 31 Julio 2017.

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  1. Threadmarks: Prólogo (1/4)
     
    Reual Nathan Onyrian

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    Pokemon Stories: Anima Nexus
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    7
     
    Palabras:
    1674
    ¡Buenas, buenas! ¡Bienvenidos! Gracias por pasar y leer mi fanfic principal, Pokemon Stories: Anima Nexus, y la razón principal con la que me topé con este asombroso lugar. O al menos, mostrarse interesados :).

    Esta es una historia que vengo escribiendo desde el año pasado ya, que sufrió un gran hiato debido a problemas tanto de tiempo como personales; sin embargo, hace un par de semanas, decidí retomarla.

    Principalmente, estaba escribiendo esto para unos amigos, pero luego de mucho cavilar, decidí buscar un lugar donde subirla y publicarla, para ver si enganchaba. Esperemos que sí, y que pueda ser de su agrado (el de todos los que se encuentren pululando estos mares de historias).

    ¡Ah, otra cosa! Habrán notado que los capítulos son largos. Bastante largos. Eso es principalmente porque yo escribo en forma de libro clásico, con sus capítulos de decenas de hojas, y sus párrafos que pueden ocupar una página y media. Haré mi mejor esfuerzo para cortarlos de forma coherente, y evitar una sobrecarga de información, pero si siguen sintiendo que son muy pesados, no duden en comentar y hacérmelo notar.

    Aclaración antes de empezar: esta debe ser la quinta vez que edito el texto, más que nada por mí mismo y los comentarios que recibo. Verán que algunas veces encontrarán comillas iniciando una oración, seguidas inmediatamente por un guión de diálogo. Esto lo hago para que se entienda que es un pensamiento, y de esa manera, sacar un poco de sobrecarga de los párrafos, dónde originalmente se encontraban estos.

    Sí quieren saber más sobre los personajes o el mundo del relato, no olviden visitar mi blog, aquí, en donde iré posteando descripciones de los personajes un poco más detalladas, actualizaciones de la novela, y demás

    Sin nada más, disfruten del relato, ¡y no olviden comentar que les pareció!
    _______________________________________________________

    Prólogo (1/4)


    El sol estaba alto, en un cielo claro, sin nubes. Hikári estiró sus brazos en cuanto salió de la estación. La joven se tronó el cuello, desentumeciéndose, y se acarició la nuca con una mano.

    - Vaya, así que esto es Lumiose City, ¿eh?- dijo, recorriendo la mirada por la Avenida Norte. La gente caminaba despreocupada, tanto turistas como residentes, disfrutando del hermoso día. Furfrous y Skiddos caminaban tranquilos por la calle. Un par de taxis circulaban por la avenida, buscando transeúntes que quisieran subirse y dar un paseo. Hikári inspiró hondo y levantó los brazos al cielo.- ¡Ah, incluso el aire es limpio aquí! ¡Qué hermoso lugar para empezar mis merecidas vacaciones!

    Al lado de la entrada a la Estación Lumiose, había un mapa de la ciudad, el cual Hikári estudió cuidadosamente, antes de dirigirse a algunos de los famosos cafés de la ciudad, para sentarse y relajarse del viaje. El más cercano era Café Bataille, y hacia allí se dirigió la joven.

    Luego de caminar un par de metros, un pequeño establecimiento apareció cerca de una esquina. “Café Bataille”, se podía leer en el cartel. Adentro, se notaba un ambiente reconfortante, con pequeñas mesitas y sillas dispuestas para una, dos o tres personas. Un camarero servía las órdenes a cada uno de los clientes.

    Al fondo, una serie de Cinturones Negros parecía bastante concentrada en una conversación. Se podían escuchar palabras y frases como “habilidad”, “naturaleza” y “momentums de batalla”.

    “-Vaya, esos tipos deben estar planeando una gran estrategia para los combates-” pensó Hikári. Debatió un poco entre sentarse adentro o afuera del local, donde también había un par de mesas libres, pero luego decidió hacerlo afuera. “-Este día no puede ser desperdiciado estando adentro-” se dijo, y se sentó en una de las adornadas sillas de hierro.

    - Estos cojines son cómodos.- dijo Hikári en voz alta, acomodando su retaguardia en la silla.

    - Me alegra que te gusten.- dijo una voz detrás suyo.

    Hikári se dio vuelta rápidamente, avergonzada. Al girar, se encontró con el mozo del café, que la miraba sonriente.

    - ¿En qué puedo ayudarle?

    - Em…Este…- la joven respiró y recobró la compostura.- ¿Qué habría en el menú? Para tomar.

    - Bueno, tiene una gran variedad. Puede escoger una limonada, para soportar este calor, o una gaseosa también es buena opción. Un té si es más convencional, o un zumo de bayas, para algo más exótico. O si no, un café simple puede ser la mejor opción si no se siente en condiciones de probar nuevos sabores.

    - Una limonada estará bien.- dijo Hikári, sopesando un poco sus opciones.

    - Muy bien.- respondió el mozo.- ¿Quiere acompañarlo con algo para comer? ¿Puedo sugerirle los famosos y locales Crêpes Luminalia?

    - Me parece bien.

    - Genial, ahora le traigo la orden.

    Hikári saludó con un asentimiento de cabeza, y luego dirigió su vista hacia la calle. Algunos turistas paseaban y curioseaban tiendas, mientras que parejas en su luna de miel andaban despreocupadas, agarradas de la mano, riendo y sonriéndose mutuamente. Hikári apartó la vista. No quería que los recuerdos volvieran a fluir.

    “-¿Dónde estarás ahora?-” se preguntó la joven, con la mirada perdida. Sacudió la cabeza. “-No tiene caso pensar en eso ahora. No necesito amargarme en mis vacaciones”.

    El camarero llegó con la bandeja, y empezó a servir la mesa. Cuando terminó, realizó una pequeña reverencia, y se fue a atender al resto de los clientes. Hikári empezó a tomar su limonada, intercalando con mordiscos a su crêpe. La ciudad estaba muy tranquila, y la Torre Prisma destellaba desde el centro de la ciudad, como un enorme faro luminoso.

    Hikári terminó su refrigerio, y se dedicó a darle la cara al sol, y relajarse. Se estiró en la silla, cruzó los brazos detrás de su cabeza, y cerró los ojos. Esto si es vida.

    De repente, luego de pasados unos minutos, un objeto pasó a gran velocidad delante suyo, lo que la hizo despertarse súbitamente. El objeto ya había desaparecido, pero detrás lo seguían otros.

    Varios jóvenes, armados con cascos, rodilleras, coderas, y lo que parecían ser zapatillas con ruedas, pasaron zumbando a su lado, haciendo pequeñas piruetas y esquivando árboles, gente y pokemon. Se dirigieron hasta la Torre, y entraron en la enorme plaza que lo rodeaba, perdiéndose en una curva. Hikári se los quedó mirando curiosa. En Unova, había ciclistas y motoristas, pero nunca había visto esas extrañas zapatillas con ruedas. Le hizo una señal al mozo para que se acercara.

    - ¿En qué puedo ayudarla?

    - Sí, ¿quiénes eran esos chicos, que pasaron por aquí?

    - Oh, esos son patinadores. ¿Nunca los había visto?

    - De donde yo vengo, no tenemos de esas cosas.

    - Ya veo. En Kalos, son bastante comunes, ya que son un buen medio para moverse por las ciudades y los caminos a buena velocidad.

    - Oh, ya veo. Bastante interesante.

    - ¿Necesita de alguna otra cosa?

    - ¿Eh? Oh, sí. La cuenta, por favor.

    Luego de pagar, Hikári empezó a recorrer las distintas avenidas de la ciudad, husmeando tiendas y viendo vidrieras. Había bastantes cafés, y tiendas muy peculiares, como una que se especializaba solamente en pókeballs, y otra solo en piedras. Un hombre ahí dentro incluso intentó venderle una ¿blastoisita? por cinco millones de yenes. ¡¿Cinco millones de yenes?! ¿Quién diablos tenía tanto dinero encima?

    “-Esta ciudad es bastante cara en sí-” pensó Hikári, al ver el precio de unos lentes bastantes estilizados. Unos diez mil yenes. “-No sé de qué me sorprendo, esta es una ciudad turística, después de todo. Me preguntó si los locales recibirán una especie de precio diferencial."

    Mientras andaba distraída, un grupo de chicos llamó su atención. Estaban vestidos de la misma forma que aquellos que pasaron por el café. Patinadores. Estaban conversando muy alegremente, y riéndose bastante seguido.

    “-Parecen buena gente-” pensó Hikári. “-Tal vez si me acerco y les pregunto amablemente, me dirán donde conseguir uno de esos patines. Parecen divertidos, y mejor si sirven para moverse más rápido por aquí. Esta ciudad es enorme.”

    Dicho y hecho, la joven se acercó hacia el grupo de patinadores.

    - ¡Buenas! Soy nueva por aquí, y me gustaría saber dónde puedo conseguir uno de esos patines tan geniales que ustedes tienen.- dijo Hikári, con una sonrisa. -“¿Patines tan geniales? Qué frase estúpida…”

    Una de las chicas del círculo se dio vuelta y observó de pies a cabeza a Hikári. Los patines la hacían unos centímetros más alta, lo que hacía sentir a Hikári más baja de lo que ya era. Sin embargo, intentó mantener la sonrisa. La patinadora, con una sonrisa de suficiencia, dijo:

    - Está bien, te diré donde conseguir uno de “estos patines tan geniales que nosotros tenemos”- agregó en tono de burla.

    La sonrisa de Hikári perdió la longitud de dos muelas. “-Vaya, la gente es menos amable de lo que parece”.

    - Te lo diré, sólo si me ganas en una batalla pókemon.- agregó la muchacha con los patines.

    Hikári sonrió para sus adentros. “Es hora de mostrarle a estos locales lo que un extranjero puede ser. La Campeona de la Liga de Unova, para ser más exactos”.

    - Está bien, acepto tus términos. A pelear.

    Cada una de las dos jóvenes se puso en posición, enfrentándose. El resto de los patinadores hizo un círculo alrededor, para impedir que la gente entre y pudieran salir lastimados. Cada uno sacó un pókemon, para más protección. “Vaya, son pókemon que nunca he visto en mi vida”, se dijo Hikári, “pero no me sorprende. Estoy en una región nueva, justamente”.

    La patinadora tomó una pókeball, y se dispuso a arrojarla.

    - ¡Fletchling, yo te eli…!

    En ese mismísimo momento, un ruido parecido a un trueno, y un temblor fortísimo, hicieron que las dos jóvenes dejaran de prestar atención la una a la otra, y dirigieran su mirada hacia el origen del ruido. Los ojos de Hikári se abrieron con horror. Una sección completa de un edificio, acababa de explotar.

    Fin de la parte 1
     
    Última edición: 9 Agosto 2017
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  2. Threadmarks: Prólogo (2/4)
     
    Reual Nathan Onyrian

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    1701
    Prólogo (2/4)
    Un piso completo de un edificio acababa de explotar.

    Hikári miró con horror como pedazos de concreto y vidrio caían a la calle, y el ruido de la gente gritando y el sonido de las sirenas era ensordecedor. La patinadora volvió su pokemon rápidamente a su pókeball, y, junto con el resto de sus compañeros, se fue por uno de los tantos callejones de la ciudad.

    Había una enorme cantidad de gente, tanto escapando de la escena como corriendo a observar. Un par de camiones autobomba pasaron volando al lado de la joven, con sus sirenas aullando al viento. Hikári estaba paralizada. Había pasado por cosas más traumáticas en su vida, pero, que un edificio explotara tan de repente, en una ciudad tan pacífica, en el primer día de sus vacaciones…era demasiado. Tardó unos minutos en recobrar la compostura.

    En cuanto volvió en sí, empezó a correr hacia el lugar del siniestro. No había hecho ni unos doscientos metros cuando un grito llamó su atención.

    - ¡Auxilio! ¡Me han robado! ¡Ayuda!

    Hikári siguió la fuente del grito, y encontró a un hombre mayor, vestido de traje, con un golpe sangrante en la cabeza, sentado y apoyado contra la pared, en un callejón. La joven se agachó a su lado, y utilizó un pañuelo para frenar la hemorragia.

    - ¿Qué ocurrió?- preguntó Hikári, sosteniendo el pañuelo sobre al frente del hombre.

    - Unos hombres vestidos de negro, con pañuelos sobre la cara, aparecieron de repente, me propinaron un fuerte golpe en la cabeza, y se llevaron el maletín que traía conmigo.

    - ¿Ese maletín era muy importante señor?

    - No tendrías idea, niña. Allí hay documentos y diseños exclusivos sobre nuevas pókeballs. Si eso cayera en manos equivocadas, organizaciones mafiosas y criminales podrían empezar a utilizarlos para diseñar las suyas propias, incluso creando artefactos que pudieran robar los pókemons de las personas. Esos documentos, no pueden perderse. Son muy peligrosos.- replicó el hombre, preocupado.

    - ¿Tiene alguna idea de por dónde se fueron?

    - Oh, no vayas niña. Ellos no tuvieron problema en golpear a un hombre mayor. Dudo que te tratarán mejor a ti.

    - Pierda cuidado señor.- dijo ella, con una sonrisa de confianza.- Ahora dígame, ¿por dónde se fueron?

    - Por aquel callejón. Doblaron hacia la izquierda y se perdieron de vista.- dijo el hombre, señalando hacia una pequeña calle entre dos edificios.

    - Muy bien.- dijo Hikári y se incorporó. Le hizo señas a dos personas que pasaban por allí, rumbo hacia la explosión, para que ayudaran al hombre mayor. Luego de asegurarse que estaría en buenas manos, Hikári emprendió la persecución de los asaltantes. Después de llegar a la curva, y doblar hacia la izquierda, la joven se encontró con que el callejón se dividía en otras tres callejuelas.

    - ¡Diablos! Esto dificulta las cosas. Creo que deberé también buscar por aire.- dijo Hikári, y sacó una pókeball de su cinturón.- ¡Archeops, sal!

    El pókemon salió de su pókeball, batiendo sus alas en el aire. A pesar de ser tipo roca, Archeops se manejaba bastante bien en el aire, lo que incluso le permitía llevarla durante tramos cortos (Hikári no era muy pesada, aparte de ser bajita).

    - Muy bien, Archeops, necesito tu ayuda. Necesito encontrar a dos hombres vestidos de negro, con las caras tapadas por un pañuelo. Llevan un maletín. No deben andar muy lejos de aquí. Avísame si encuentras algo.

    El pókemon emitió un chillido y emprendió el vuelo, tomando altura. Hikári se quedó esperando en la intersección, pensando la mejor manera de confrontar a los delincuentes. Después de pasados unos minutos, la joven escuchó a Archeops. El pókemon volvía hacia donde ella estaba, aleteando presuroso. Haciéndole un par de señas, le dio a entender que había encontrado a quienes buscaba.

    -¡Muy bien! Llévame hacia ellos.

    El pókemon lanzó una exclamación, y se lanzó al vuelo raudo, con Hikári corriendo detrás. Las calles estaban vacías, al parecer debido a la explosión. Toda la muchedumbre se concentraba en el edificio.
    “-Qué oportuno…-” pensó Hikári, mientras seguía a Archeops. “-Nadie le prestaría atención a un hombre herido en un callejón.”

    Después de correr algunos cientos de metros, y doblar por varias intersecciones, la joven pudo divisar a lo lejos a un hombre vestido de negro, corriendo con un maletín en la mano. “-¡Ese debe ser!”.

    -¡Alto ahí!- gritó Hikári.

    El hombre giró la cabeza un momento, e Hikári pudo vislumbrar que llevaba un pañuelo tapándole la cara.
    “-¡Es él! Pero…¿dónde está el otro?”.

    Mientras pensaba esto, el delincuente viró rápidamente a la derecha, en un intento de perderla. Hikári lo imitó, pero se encontró con que los callejones que seguían eran muy estrechos para que Archeops pudiera maniobrar.

    Rápidamente, metió a su pókemon de vuelta en su pókeball, y continuó persiguiendo al delincuente. Luego de continuar por una serie de callejones, Hikári llegó a un callejón sin salida. El callejón estaba desierto. Tan solo un par de bolsas y tachos de basura. El lugar estaba silencioso. Se escuchaban a lo lejos las sirenas de los bomberos, que ya estaban rescatando a la mayor cantidad de gente posible. La joven se acercó a los tachos de basura, con precaución. Nada.
    “-¿Dónde diablos…?”.

    En ese momento, escuchó un ruido detrás suyo. Saltó hacia un lado, y un segundo después, proyectiles de barro cayeron en el lugar donde antes se encontraba Hikári. Esta cayó hacia un lado, rodó y sacó rápidamente una pókeball de su cinturón. Al frente suyo, se encontraba un hombre fornido, vestido de negro, con una D grande en el pecho. Tenía la cara tapada por un pañuelo, y solo se dejaban ver sus ojos. Un vistazo a esos ojos hizo que Hikári se estremeciera.

    Esos ojos, no tenían vida. Eran dos orbes blancos, sin pupila ni iris. Hikári había viajado mucho, había visto cosas increíbles y también aterradores. Había pasado por momentos de alegría, tristeza, tensión, enojo. Pero nunca, nunca, había sentido algo así. Una especie de miedo primario, que se remontaba a la parte trasera de su cerebro, y le recorría la espina. Sus manos empezaron a sudar. Era el miedo de ver la muerte a los ojos.

    -¡Drapion, utiliza Carga Tóxica!-gritó el hombre, apuntando con un dedo hacia Hikári. Su voz era extraña. Casi, como metálica. El pókemon que lo acompañaba lanzó un rugido y se lanzó hacia la joven.

    Hikári saltó de vuelta hacia un lado, pero no lo suficientemente rápido. El Drapion la alcanzó en un costado, haciendo que gire en el aire y caiga de lado. El golpe la dejó sin aliento, y el costado donde había sido alcanzada estaba lacerado. Podía verse la piel viva por sus ropas rasgadas, y la sangre empezaba a brotar.

    - ¡Mierda!- exclamó Hikári, agarrándose el costado e intentando incorporarse. El golpe le había hecho soltar la pókeball que traía en la mano. Intentó alcanzar otra de su cinturón, pero su oponente se dio cuenta del movimiento.

    -¡Drapion, utiliza Bomba Lodo!- ordenó el hombre.

    El pókemon lanzó una bola de barro desde su boca, que impactó a unos centímetros de donde se encontraba Hikári. La explosión hizo que saliera volando contra la pared, chocando su espalda contra el muro y cayendo al suelo. Intentó incorporarse, pero sintió un dolor extremo en el costado. Se pasó la mano por la herida, y observó con horror pedazos de lodo. La habían envenenado.

    ¡Maldita mierda! ¿Era así cómo iban a terminar sus vacaciones? Ella había pensado que lo último que haría sería quedarse observando la playa, la tarde antes de irse, observando la puesta de sol. Incluso de la mano de alguien. Se empezó a sentir débil. No solo sus vacaciones. Su vida iba a terminar en un callejón lleno de basura si no hacía algo rápido.

    Intentó alcanzar su cinturón, pero ya no tenía fuerzas. Agradeció la poca precisión de Bomba Lodo. Si la hubiera alcanzado directamente, ya no estaría pensando en todo esto. Todavía tenía ciertas esperanzas, si lograba desprender una pókeball del cinto…

    El Drapion se acercó lentamente hacia ella. La voz del hombre se escuchaba como si estuviera lejos. Hikári empezó a perder la percepción de sus alrededores. La vista se le nublaba, y los sonidos se sentían lejanos. Dirigió su vista hacia el hombre. No quería ver al pókemon que estaba a punto de matarla. El hombre empezó a gesticular unas palabras. Hikári cerró los ojos. Lo único que deseaba haber hecho, antes de morir, era encontrarlo, de vuelta. Al menos una vez. Y poder hablar. Preguntarle por qué se había ido, por qué nunca pudo encontrarlo. Se escuchó un golpe. Lejano. Hikári no sintió nada.

    “-Vaya, ¿así se siente morir? ¿Tan rápido e indoloro?”.

    Después de unos segundos, la joven se animó a abrir los ojos. No dio crédito a lo que dio. Su oponente acababa de recibir una trompada. El Drapion a su lado parecía confundido, como si estuviera perdido. Miró hacia varios lados y luego utilizó Excavar para cavar un túnel en el suelo y salir de allí. Hikári volvió la vista al hombre que la había atacado.

    Acababa de recibir otro puñetazo, y otro golpe se dirigió hacia su estómago. Su atacante aprovechó que se el hombre se había encorvado, y le encajó en la pera un rodillazo, con tal fuerza que el hombre cayó para atrás. Su oponente se agachó rápidamente, y volvió a conectar un puñetazo, para asegurarse que el hombre no se volvería a levantar en un buen rato. Hikári miró sorprendida a su salvador.

    Era un muchacho, no más grande que ella. No podía verlo con claridad, pero notó que llevaba un gorro oscuro en la cabeza, una camisa negra sobre una remera blanca, unos pantalones de jean algo rajados, y un morral negro cruzado.

    Se acercó corriendo a ella, y sintió que ponía sus dedos en su cuello, buscando su pulso. Cuando lo encontró, el joven la alzó y empezó a correr, y luego a patinar. Después de un par de metros, Hikári volvió a desmayarse.


    Fin de la parte 2
     
    Última edición: 3 Agosto 2017
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  3. Threadmarks: Prólogo (3/4)
     
    Reual Nathan Onyrian

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    Palabras:
    1960

    Prólogo (3/4)


    Los siguientes momentos pasaron como fotografías por la memoria de Hikári, como flashes de una cámara. La sensación de estar meciéndose en el aire. Gritos alrededor. Una camilla bajo su espalda. Un respirador en su cara. Y después, silencio. El silencio se prolongó por mucho tiempo. Hikári había perdido la consciencia.

    La joven se despertó súbitamente. Abrió los ojos, y lo primero que vio fue la cara preocupada de Lilligant, a unos centímetros de la suya. Del lado contrario, estaba Samurott, con igual preocupación que Lilligant.

    -Hey, chicos. Que bueno volver a verlos.- dijo Hikári débilmente, mientras les acariciaba las cabezas a ambos. Los dos pókemon lanzaron exclamaciones de preocupación, y se dejaron acariciar.

    La joven miró alrededor. Se encontraba en la habitación de un hospital. Había una ventana en la pared izquierda, la cual estaba abierta, haciendo que el viento meciera la blanca cortina como si esta estuviera bailando. A su lado, había una mesita, con una bandeja encima. Esta tenía un vaso de agua lleno, unos bollos de pan, y algunas píldoras, junto con su gorra. Del lado derecho, había una máquina, de esas que te miden el pulso. La línea cada tanto se quebraba en varios valles y cimas.

    “-Al menos tengo una confirmación de que estoy viva…”.

    Aparte de un televisor apagado en la pared enfrente a ella, y un par de cuadros en las paredes, no había mucho más. Intentó incorporarse, pero un dolor lacerante en el costado la hizo declinar la idea. Volvió a recostarse, y se tocó el estómago, para descubrir que estaba completamente vendada.

    - No deberías intentar eso tan de repente.- dijo una voz.

    Hikári giró la cabeza, para encontrarse con una enfermera, que la miraba sonriente.

    - ¿Dónde estoy?

    - En el hospital de Lumiose.- la enfermera se acercó a la mesita, y le ofreció el vaso de agua junto con unas píldoras.- Tómalas, te ayudarán contra el envenenamiento.

    - ¿Cómo llegué aquí?- preguntó Hikári, mientras tomaba las pastillas.

    - ¿No recuerdas nada, no? Cierto que estabas inconsciente. Hubieras tardado cinco minutos más en llegar, y hoy no estaríamos teniendo esta conversación.

    - Un momento. ¿Hoy? ¿Cuánto tiempo estuve inconsciente?

    - Permaneciste sin responder durante tres días. Después de eso, pudimos hacer que tuvieras unas respues mínimas a los estímulos que te presentamos. Estuviste así durante otros cuatro días. Y ahora estamos. Una semana después del accidente.- la enfermera acarició la cabeza de Lilligant.- Tus pókemon cumplieron un papel importante. Salieron solos de sus pókeball, y se quedaron a tu lado. No se han movido de tu lado.

    Hikári casi se atraganta con la pastilla. ¡Una semana! ¡Permaneció una semana inconsciente! ¡Cuánto tiempo perdido!

    “-¡Perdí una semana de vacaciones! Un momento, no es tiempo de pensar en eso… Al menos estoy viva.-” Hikári les dedicó una mirada agradecida a sus pókemon.

    Estos mostraron una leve sonrisa, y volvieron a sus pókeballs, ubicadas junto con sus otras cosas, en un sillón que había pasado por alto, debido a que estaba tapado por Samurott.

    - Tuviste suerte de que encontráramos una camilla libre, también. Con la explosión, estábamos con las manos llenas.- le comentó la enfermera.- Llegaste seriamente lesionada y envenenada. Hubiéramos tardado unos minutos más en atenderte, y hubieras perdido un riñón, debido al veneno. Este se había infiltrado en tu sangre de manera profusa. Pudimos extraerte casi todo. El resto lo depurará de a poco tu cuerpo. Esas píldoras te ayudarán con eso. Tu cuerpo todavía sigue bastante débil como para expulsarlo por sí mismo.

    Hikári contempló el vaso que tenía en su mano, ahora vacío.

    - Vaya, tuve demasiada suerte.

    - La verdad que sí. No te hubiéramos prestado mucha atención si no hubiera sido el mismísimo Campeón de Kalos el que te trajo en brazos.

    Hikári la miró sorprendida.

    - ¿Qué? ¿El Campeón de Kalos?

    - Exacto. Te trajo en brazos y exigió que te atendiéramos de inmediato. Incluso pagó por tu tratamiento. Se veía bastante preocupado. Vino a visitarte un par de veces, y preguntó cómo estabas. Incluso se quedó un rato en tu habitación, dando vueltas y observando por la ventana. Cada tanto, te echaba un vistazo, supongo que para saber como estabas. Pero no dijo mucho más. Siempre fue una persona bastante callada.- la enfermera la miró.- ¿Conoces a Nathan de algún lado?

    - ¿Nathan? No, la verdad que no.- dijo Hikári, pensativa.

    Vaya, el Campeón de Kalos. La joven siempre había pensado que el Campeón de una región tan llamativa y turística, donde a todos le gustaba vestirse con ropas costosas, iba a ser alguien refinado, medio amanerado incluso. Alguien a quien no le gustaría ensuciarse. Sin embargo, lo había visto despacharse a un hombre adulto a puñetazos. Esto hacía que el panorama fuera bastante más interesante.

    - Muchas chicas quisieran ser cargadas en brazos por el Campeón, así que no te preocupes si un par de las enfermeras más jóvenes se muestran un poco...envidiosas.- agregó la enfermera con una sonrisa.

    Lo que menos le preocupaba a la joven era eso. Es más, se sentía un poco avergonzada de sí misma. Ella, la Campeona de Unova, había perdido contra un simple delincuente, y encima, fue cargada en brazos como si fuera una pobre damisela en apuros. Se odiaba por eso.

    - Bueno, voy a dejarte descansar. Ha sido mucha información para la primera vez que te despiertas. Asegúrate de reposar bien. Tu cuerpo necesita toda la energía que pueda almacenar para poder expulsar el veneno.- la enfermera agarró el vaso y salió fuera de la habitación, para volver después de unos segundos con el vaso lleno.- Come un poco, también. Te hará bien.- dijo, señalando los bollos de pan.

    La enfermera se dirigió a la salida, pero antes de pasar por la puerta, se dio media vuelta y dijo:

    - Ah, otra persona vino a visitarte, a parte de Nathan. Era un señor mayor, pero al ver que no estabas despierta, preguntó cómo te encontrabas y luego dijo que te visitaría más tarde, cuando estuvieras despierta. Así que supongo que estará aquí en breve.

    Luego de eso, la enfermera se fue por la puerta, dejando a Hikári con bastantes preguntas.

    Buscó un bollito de pan y se puso a masticarlo. Antes de darse cuenta, se había devorado toda la comida. No se había percatado de cuánta hambre tenía. Cuando terminó, se le escapó un eructo. Avergonzada, miró a todos lados, antes de darse cuenta que estaba sola. Vaya, había comido bastante rápido.

    Luego de acomodarse de nuevo en la camilla, se puso a pensar en los sucesos recientes. ¿Por qué el edificio había explotado? ¿Había sido algo premeditado, o un accidente? Esos ladrones, ¿habían aprovechado meramente la distracción, o era algo que tenían planeado? Y esos ojos. ¿Qué querían decir esos ojos sin vida? Le hubiera gustado observar más, tal vez cuando el hombre estaba desmayado.

    Y eso le trajo a la mente otra cosa. ¿Por qué el Campeón la había salvado? ¿Había sido coincidencia? Seguramente. Pero, ¿por qué se había mostrado tan preocupado, y había exigido que la atendieran de inmediato? ¿Acaso, se había…? Hikári sacudió rápidamente la cabeza, sonrojada. No, no podía ser. Lo último que quería era eso. Además, ¿quién se enamoraría de una chica con su lado izquierdo sangrando, y moribunda en el suelo? No, no, esa idea era absurda.

    “-Supongo que volverá en algún momento. Tal vez ahí me diga.”, se dijo Hikári, antes de recostarse y dormir. Necesitaba descansar.

    Una sacudida suave la despertó. La enfermera estaba a su lado, hablándole suavemente.

    - Despiértate, dormilona. Tienes visitas.

    Hikári se desperezó. ¿Una visita? La joven se restregó los ojos, y miró hacia la puerta. Allí estaba el señor mayor al que había ayudado.

    - Pase, por favor. Ahí le traigo una silla.- dijo la enfermera, haciendo señas al hombre. Este ingresó a la habitación, y se sentó en la silla que le ofrecía la enfermera. Esta, luego de recargar el vaso de Hikári, y asegurarse de que tuviera algo de comida y píldoras, se fue de la habitación.

    Hikári se incorporó lentamente, hasta quedar con la espalda apoyando en el respaldar de la camilla. Tomó una píldora, y se la tomó, junto con el agua. El señor la esperó pacientemente, con una sonrisa, hasta que ella terminó. Luego, el hombre habló.

    - Me alegra verte con vida. Cuando me enteré lo que pasó, pensé en lo peor.

    - A mi también me alegra verlo bien.- dijo Hikári con una sonrisa.- Al parecer, el golpe ya curó.- dijo, señalando un moretón de considerable tamaño en la frente del hombre.

    - Ah, sí.- respondió el hombre tocándose la frente.- Eso también es gracias a tí. Si no hubieras pedido ayuda, mi situación hubiera sido peor. Yo no estaba en condiciones de ir hacia el hospital, más con el caos que había.

    - ¿Pudo recuperar su maletín?

    - Sí, sí. Se pudo recuperar todo. O casi. Pero lo único que se perdió fueron tan solo planos de viejas instalaciones de la compañía. Se ve que los ladrones no tuvieron tiempo de revisar más. Lo cual es un alivio.

    Hikári asintió levemente, aunque algo la perturbaba. Qué extraño. ¿Por qué alguien quisiera unos planos viejos? Aunque seguramente arrebataron lo primero que vieron.

    - Sin embargo, no vine aquí para hablar de esas cosas.- continuó el hombre.- Deja que me presente. Soy el señor Tamhari, uno de los directivos de la Fábrica Pókeballs. Nos hiciste un gran servicio al ayudarme, cuando nadie más lo hacía, y por eso, en nombre de la compañía, queríamos entregarte un presente.- el señor Tamhari abrió su maletín, y extrajo una pepita de oro, que depositó en la mesita al lado de la camilla.

    Los ojos de Hikári crecieron hasta tomar el tamaño de dos platos.

    - ¡Por Arceus! No puedo aceptar eso, por favor. Es demasiado. Enserio. Lo único que hice fue recibir golpes a diestro y siniestro.

    - ¡Ah, tonterías! Arriesgaste tu vida por un desconocido. Eso es motivo más que suficiente para este obsequio. Además, nos salvaste de una enorme pérdida al poder recuperar los planos. Esta pepita no es nada. Manejamos el negocio de las pókeballs en todo Kalos.- dijo el señor Tamhari orgulloso.- Esta pepita no representa pérdida alguna.

    - Pero si ni siquiera pude recuperar el maletín por mí misma. Lo único que hice fue desmayarme y dejar que me golpearan.

    - Oh, lo sabemos. El Campeón nos contó todo. Él fue el que nos entregó el maletín, después de dejarte aquí. Dijo que fuiste de gran ayuda igual, al retener al delincuente durante el tiempo necesario para que él llegara.

    Hikári abrió la boca para seguir protestando, pero el señor Tamhari la cayó con un gesto.

    - Por favor, insisto. Es lo mínimo que podemos hacer.- el hombre se levantó de la silla.- Ahora, te dejo descansar. Debes estar exhausta.

    El señor Tamhari se dirigió hacia la puerta, pero se dio media vuelta.

    - Ah, por cierto. Si alguna vez vas a la Pókeball Boutique, diles que me conoces. Seguro te harán un buen descuento.- con una sonrisa, el hombre se despidió y dejó a Hikári perpleja, mirando sorprendida la pepita.

    La joven no podía creer el tamaño de esa cosa. Debía ser tan grande como su palma. Seguramente debía valer más que todo lo que llevaba encima. Se empezó a imaginar todo lo que podía comprarse, todos los lugares que podría visitar. Con esos pensamientos, se fue relajando, hasta volver a caer dormida.


    Fin de la parte 3
     
    Última edición: 4 Agosto 2017
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    Reual Nathan Onyrian

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    Prólogo (parte 4)


    Hikári estaba flotando, en un vacío, una nada. Su cuerpo estaba desnudo, oscuro, como si no hubiera ninguna luz alrededor, sin embargo, ella podía ver bien.

    Pero, ¿qué ver? No había nada, absolutamente nada. Estaba en la nada misma. Durante unos minutos, se mantuvo flotando, sin saber donde ir. De repente, una luz se empezó a notar en la lejanía. Hikári se sintió compelida a alcanzar esa luz. Era una necesidad.

    Empezó a patalear y contorsionarse, pero le era imposible moverse del sitio. Lo intentó de nuevo, con más fuerza. Esta vez, pudo notar que se había movido unos centímetros.
    Desesperada, intentó seguir avanzando hacia la luz, pero cuanto más parecía que se acercaba, más se alejaba.

    Estuvo batallando durante horas, hasta que al fin estuvo cerca, a unos centímetros. Estiró su mano, para alcanzar esa luz. Su brazo le pesaba mucho, y se sentía sin energías, pero quería alcanzar ese brillo. Cuanto estaba a unos pocos centímetros de tocarlo, una sombra fugaz apareció de repente, y devoró esa luz en un instante. Hikári se quedó sin aliento. La sombra después se dirigió a ella, y la atravesó, haciendo que gritara de dolor.

    Hikári se levantó agitada y sudando. Miró a su alrededor, y se sintió aliviada de que seguía en la habitación del hospital. Vaya, todo había sido una pesadilla. Se miró las manos. ¿Ese sueño significaba algo? ¿Qué era esa luz? ¿Y esa sombra?

    - Bien, ya despertaste.

    La voz la sobresaltó y la sacó de sus pensamientos. Buscando el origen de esta, se encontró con un joven, que estaba con los brazos cruzados, mirando por la ventana. Giró la cabeza para verla, e Hikári sintió una presión en el pecho, a la vez que se sonrojaba.

    Esos ojos. Eran muy intensos. La última vez que había visto ojos parecidos, habían sidos los de él. Hikári se sacudió esos pensamientos de encima. No quería volver a recordarlo. El joven la observó un rato más con sus profundos ojos azules, antes de acercarse a ella.

    - ¿Quién eres?- preguntó Hikári.

    -¿No me reconoces? Bueno, no puedo culparte. Estabas casi muerta cuando te salve el trasero.

    La joven casi da un respingo. ¡Claro! ¿Cómo no lo había reconocido antes? Sí incluso llevaba puesta la misma ropa de antes. Al parecer, seguía dormida.

    - ¿Eres…?

    - ¿Nathan? Sí. El Campeón de la Liga. O el Honor de Kalos, si prefieres.- la interrumpió el joven, haciendo una reverencia irónica.

    - ¿Qué haces aquí?

    - La enfermera me avisó que estabas despierta, así que vine a verte. Necesito que me digas un par de cosas.

    - ¿Qué cosas?

    - Sobre el hombre al cual te enfrentaste.

    - ¿Qué quieres que te diga? No pude verlo demasiado. Su Drapion casi acaba conmigo.

    - Necesito que me digas todo.- dijo Nathan, en forma imperativa.- Y necesito que me lo digas ahora.

    - Espera un poco. Todavía me estoy recuperando, ¿y tu vienes con esos reclamos? ¿Crees acaso que por ser el Campeón puedes hacer lo que se te la regalada gana?- replicó Hikári, indignada por el tono de voz de Nathan.

    El joven agarró la silla en la cual se había sentado en señor Tamhari. De forma brusca, la atrajo hacia sí, y se sentó, de tal forma que su pecho se apoyaba sobre el respaldar. Apoyó ambas manos en la parte superior del respaldar, y le dedicó una mirada seria a Hikári. La joven se estremeció. Nunca había visto una mirada tan intensa. Era como si la estuvieran estudiando completamente por dentro. Se sintió desnuda frente a esa mirada, sin poder hacer nada.

    - Escucha atentamente corazón. El hecho de que yo sea el Campeón solo es un evento fortuito. Además, si no lo hubiera sido, estarías en las listas negras que se publicaron el día de la explosión, como otro cuerpo generado por la tragedia. La gente te lloraría colectivamente durante un día o dos, y luego se olvidaría de tu nombre. Se olvidaría de que existes. Así que bien puedes empezar a agradecerme. Pero no estoy aquí por eso. Necesito que me digas absolutamente todo lo que pudiste ver y escuchar de ese hombre.

    A pesar del repudio que ahora le tenía a Nathan, Hikári no pudo evitar en darle la razón. Si no hubiera sido por él, puede que su nombre no hubiera ni aparecido en las listas negras que él mencionó. Hikári miró las manos de Nathan. Estaban vendadas.

    - No pude ver ni escuchar mucho. Todo sucedió muy rápido. Lo único que pude notar, fue una D cosida en el pecho de su vestimenta. Su voz sonaba, casi como metálica. Y sus ojos. Lo que más me aterró fueron sus ojos. Era, como si no tuvieran…

    - Vida.- la interrumpió Nathan, pensativo. Se levantó de la silla.- Bueno, no me sirve mucho, pero es algo.

    El joven se dirigió hacia la puerta, y levantó el morral que había dejado allí. Cuando estaba en el portal, se volvió a dirigir hacia Hikári.

    - Descansa bien. Mañana pasaré a buscarte. Debo llevarte con gente que conozco. Hay algo que resolver.

    - ¡Espera, quiero hacerte una pregunta!- exclamó Hikári, apurada.

    - ¿Qué ocurre?

    - ¿Por qué me rescataste?

    Nathan se quedó dándole la espalda, en el marco de la puerta. Luego, giró su cabeza para verla. Hikári volvió a sentirse estudiada.

    - Ya te había dicho. Fue un hecho fortuito. Una...casualidad.

    Luego de eso, el joven se retiró de la habitación y cerró la puerta. Hikári quedó con una extraña mezclas de sensaciones dentro suyo. No sabía si sentirse nerviosa por la visita, por esos ojos, sentirse indignada por la actitud de Nathan, sorprendida por lo que dijo. Hikári se volvió a acostar, con un millón de cosas dándole vueltas en la cabeza. Lo último que vió antes de dormirse de vuelta, fueron los ojos de Nathan.


    Fin de la parte 4

    _________________________________________

    Y aquí termina el prólogo. Ya tengo varios capítulos preparados, pues es una historia que vengo escribiendo desde un tiempo ya, pero esperaremos un poco para subirlos. No quiero sobrecargar el tema. Se que esto fue bastante largo para lo que es un prólogo, pero mi idea era presentar en cierta manera a los personajes principales. (Sombra: Mentiroso, te copaste escribiendo, eso fue todo). Voy a ignorarte a partir de ahora. (Sombra: ¡JA! Cómo si eso fuera posible). Ejem. Si te enganchó o te va gustando la novela, ¡háznoslo saber! Y cualquier crítica o comentario es bien recibida!

    Desde ya gracias por el tiempo y la paciencia para llegar hasta aquí (Sombra: ¡Son geniales!). ¡Espero que nos sigamos viendo!
     
    Última edición: 8 Agosto 2017
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    JoJoBaoh

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    Muy buenas.

    Antes de empezar con el apartado de la historia, me gustaría indicar ciertos aspectos en el apartado de la gramática.

    1.- Abusas mucho de la conjunción "y", inclusive dos o más veces en la misma oración, algo que para mi, se ve mal estéticamente, prueba con otras palabras, tomo de ejemplo "...la enfermera se acercó a la mesita, y le ofreció el vaso de agua y unas píldoras..." a "...la enfermera se acercó a la mesita, y le ofreció el vaso de agua junto con unas píldoras..." es cuestión de prueba y error para encontrar "Esa" palabra que quede.

    2.- Esto es un poquito personal pero hay decirlo, Yo siento que las comas que empleas, están mal ejecutadas... Siento que rompen con el ritmo de la oración, vuelvo a tomar como ejemplo "... El señor la esperó pacientemente, con una sonrisa. Cuando hubo terminado, el hombre habló." la coma es para darle un respiro al lector y además de darle cierta continuidad, muchos trabajos periodísticos emplean esta forma ¿Cómo quedaría? A mi manera "...El señor la esperó pacientemente con una sonrisa, este hombre esperó con paciencia para que tuviera la oportunidad de hablarle." Sé que es más largo y dice lo mismo, pero la estética cambia, sería de dedicarle un poco de tiempo a este apartado, cuando releas y te topes con una coma, detente por dos o tres segundos, después continúa para saber si rompes con el ritmo de la oración o no.

    3.- Tienes unos cuantos párrafos sobrecargados, en alguno de ellos tienes a Hikári pensando en la situación presente, me gustaría que para romper esa sobrecarga, lo pases a diálogo, aparte podrías añadirle una emoción a dichos pensamiento para hacerla más "humana". Y hablando de Hikári, me di cuenta que en uno de tus oraciones usaste "... e Hikári..." ¿El nombre de tu protagonista se pronuncia [I-ka-ri] o [Ji-ca-ri]? Yo pronuncio la segunda, no sé si esté bien o no, es para salir de duda. PS: Hikari no lleva acento hasta donde yo sé por ser nombre japonés, pero vale, puede existir esa versión, los nombre son infinitos.

    Ya dicho eso seguiré con el apartado de la historia.

    Como ya lo mencionaste, este es un prólogo para conocer a los personajes que vamos a seguir en una travesía para descubrir quiénes son las personas que atentaron contra la ciudad. Al saber que Nathan y Hikári, son campeones de sus respectivas regiones, espero que sepan demasiado del combate, casi nivel competitivo VGC o Smogon, es muy temprano para juzgar lo que tramas, pero tienes lo esencial para empezar esta aventura.

    Como consejo final, no subas todos los episodios de jalón porque te puedes quedar en blanco, date tu tiempo para publicarlo, te lo dice alguien que no ha subido un episodio desde hace 6 meses.

    Sin más que decir, que pases un buen día.
     
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    Reual Nathan Onyrian

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    ¡Hola! ¡Gracias por tomarte el tiempo, tanto de leer detenidamente el relato como para escribir un comentario tan exhaustivo! Ahora sí, paso a responder.
    Nunca me había fijado en eso, la verdad. Lo voy a tener en cuenta de ahora en más. ¡Gracias por el dato!

    Sí, me han dicho ya varias veces que abuso de las comas, y es un problema que estoy intentado corregir, aunque tampoco me es tan fácil. Principalmente, por qué tengo al costumbre de, si estoy escribiendo y tengo que cortar una oración por cualquier cosa, como cansancio, falta de inspiración, tengo que hacer algo urgente; pongo una coma, como ayuda-memoria, para luego seguir. El tema es que me olvido de sacarlas luego...

    Me estuve fijando en eso, al leer varias historias de por aquí, qué comúnmente utilizan mucho diálogo y poco párrafo, digamos. Yo utilizo mucho párrafo debido a que me encanta describir (no por nada mi escritor favorito es Tolkien jeje), pero puedo ver que eso puede cansar mucho al lector. Además, mi estilo de escritura es más que nada como un libro clásico de papel, que muchas veces podemos encontrarnos con capítulos enteros con nulo o poco diálogo. Pero veré de ir cambiando eso, empezando por poner los pensamientos como diálogos, cómo dices. Sí, se que el nombre es japonés, y no lleva tilde, pero yo lo castellanicé, por cuestiones personales. Y se pronuncia [I-ká-ri], por eso utilizo "...e Hikári...".

    Tranquilo, saben bastante de combate jeje. Sí, en el prólogo se muestra muy poca trama, pero esa es la idea, más que nada. Establecer un escenario, para qué el lector se vaya ambientando.

    En cuanto este punto, no hay de qué preocuparse. Tengo material cómo para hacer mermelada. Es una historia que vengo escribiendo desde hace ya un tiempo, y ya va bastante avanzada. Pero sí, no voy a subir todo de una. Lo único que subí fue el prólogo :P

    ¡Igualmente! De nuevo, gracias por tomarte el tiempo, y dar una devolución tan completa. Espero haber respondido todas tus dudas, y espero que hayas disfrutado de la historia. Pondré tus consejos a prueba. ¡Saludos!
     
  7. Threadmarks: Capítulo 1
     
    Reual Nathan Onyrian

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    Capítulo 1

    Hikári estaba durmiendo plácidamente. La habitación estaba a oscuras, debido a que la persiana estaba baja, y no dejaba pasar la luz del sol. De repente, un fogonazo irrumpió en su cara. La joven intentó taparse la cara con las sábanas, pero alguien se las arrancó violentamente. Hikári abrió los ojos, todavía dormida. La luz del sol entró de lleno en su cara, cegándola momentáneamente. Después de restregarse un poco los ojos, y acostumbrarse a la luz, Hikári pudo ver quien la había despertado tan abruptamente. Nathan la estaba observando, con su típica mirada, una mezcla entre seria y sarcástica, con las sábanas en la mano. Las dejó al pie de la cama y luego se dirigió a ella.

    - Cámbiate y prepárate. Debemos irnos.- el joven se acercó a una pared y apoyó la espalda en ella, cruzando los brazos sobre su pecho. Se la quedó mirando fijamente.

    - ¡¿Qué diablos?! ¿Por qué haces esto?- exclamó Hikári, exasperada.

    Nathan se mantuvo calmo e impasible.

    - Cámbiate.

    Hikári se dio cuenta de esas palabras. Con la conmoción del momento, se había olvidado que no llevaba pantalones. Se quedó un segundo muda. Nathan no le quitaba la vista de encima. No sabía que le molestaba más. Si el hecho de que no la dejara de mirar, o el que nunca hubiera bajado la vista. Siempre la estuvo viendo a la cara.

    - Qué esperas. Cámbiate. A menos que te guste salir a la calle en ropa interior.

    - Mira para otro lado.- dijo Hikári, avergonzada.

    - ¿Por? Ni que fueras a desnudarte. Solo tiene que ponerte el pantalón.

    - Es...complicado.

    Nathan lanzó un bufido de enojo.

    - Si lo hago, ¿te cambiarás de una maldita vez?

    Hikári asintió. Nathan puso los ojos en blanco, metió los pulgares en los bolsillos de su pantalón de jean rasgado, y se dirigió hacia la ventana, claramente molesto. Se quedó mirando el exterior, con su mirada típica. Hikári decidió vestirse de la forma más lenta posible. ¿Qué le pasaba? No había necesidad de ser tan rudo. Hikári disfrutó de ver como la vena del cuello de Nathan crecía de forma exponencial. Lo que estaba haciendo le molestaba. Lo iba a disfrutar al máximo.

    Cuando estaba atándose los cordones, Nathan se acercó amenazadoramente. En ese momento, Samurott salió de su pókeball, y se interpuso entre él y ella. El pókemon comenzó a gruñir, y miró de forma desafiante a Nathan. Lo único que hizo el joven fue mantener la mirada. Hikári estaba impresionada. No era la primera vez que Samurott salía de su pókeball de forma voluntaria. Y siempre que lo hacía, su mirada imponente y su tamaño ayudaban a hacer retroceder a cualquier atacante. Nunca había visto a alguien mantenerle la mirada. Parecía que Nathan no sufría del miedo. Estuvieron así durante unos segundos, desafiándose mutuamente. Nathan suspiró y se encogió de hombres. Se tronó el cuello, y se dirigió hacia la salida.

    - Te espero abajo. No te tardes.- dijo, antes de salir y cerrar la puerta.

    Samurott le dedicó un último gruñido, y se dirigió a Hikári, para saber si esta estaba bien. La joven le sonrió y empezó a acariciar su cabeza, mientras miraba hacia la puerta. Nathan la intrigaba cada vez más. No tenía ninguna razón para bajar y seguirlo, en especial por cómo la había tratado recién. Sin embargo, había algo, algo, que hacía que tuviera ganas de seguirlo. Nathan despedía una extraña aura. Un aura que ya había sentido antes… Hikári sacudió la cabeza. Más valía no hacer que Nathan siguiera esperando, o su humor podría empeorar.

    —————————
    Cuando salió por las puertas del hospital, Hikári se encontró a Nathan saludando a unos transeúntes. Estaba sonriendo. Pero al fijarse mejor, Hikári se dio cuenta de que era una sonrisa fingida. Parecía cálida y amigable, pero se notaba cierta tensión en la cara, como si él estuviera haciendo un esfuerzo para sonreír. No, no era eso. Esa cara seguro vio muchas sonrisas en su vida, pero, parecía que había perdido la práctica. Cuando las personas se fueron, volvió a su expresión sombría habitual. Hikári se sorprendió. Sinceramente, estaba cada vez más intrigada con Nathan. El joven la miró, e Hikári dio un respingo, pensando que la había atrapado observándolo. Pero si fue así, no demostró absolutamente nada al respecto. Nathan se acercó a ella.

    - Ya era hora. Vámonos.- le dio la espalda, y con un movimiento del pie, sacó tres ruedas de cada zapatilla. Se dio vuelta y la miró, expectante.- ¿Y? Vamos, saca tus patines, tenemos que ir rápido.

    - No tengo. De donde vengo no usamos esas cosas. Tengo una bici plegable, por si…

    - Yo también. Pero no me voy a tomar el trabajo de montar la bici para recién después poder moverme. Además, los patines son mejor para esta ciudad.- Nathan lanzó un bufido de impaciencia. Miró hacia un costado, mostrando un poco los dientes, lo que Hikári identificó como un posible signo de exasperación.- Bien. Sígueme. Y hazlo rápido.

    Nathan pegó un talonazo contra el suelo, y las ruedas volvieron a entrar en sus botas. Hikári se fijó que llevaba borcegos. Nathan empezó a caminar, dirigiéndose hacia una de las plazas. Hikári intentó seguirle el paso, pero todavía no se había recuperado del todo. Además, el hecho de Nathan midiera como quince centímetros más que ella, dificultaba las cosas.

    - ¡Oye, espera un poco! ¡Todavía no estoy recuperada del todo! ¡No puedo seguirte el paso!- exclamó Hikári.

    - Una lástima.- respondió Nathan, mientras seguía caminando.

    - ¡Maldita sea! Eres imposible.

    - Es lo que menos me interesa en estos momentos.

    Hikári reprimió el impulso de golpearlo por dos razones. Una, sería estúpido y no serviría para nada. Y segundo, no quería pelearse contra el joven que dejó inconsciente a un hombre adulto a base de puñetazos. Decidió callarse la boca, e intentar seguirlo. Después de algunos cientos de metros, llegaron a una de las plazas que rodeaban la Plaza Centrico, en donde se ubicaba la Torre Prisma. Hikári se maravilló de verla tan cerca. Era enorme, y estaba completamente iluminada, a pesar de ser de día. Nathan ingresó a un pequeño local.

    - Quédate aquí afuera.- le ordenó a Hikári, antes de entrar. Después de pasados unos minutos, Nathan volvió a salir, llevando una bolsa en sus manos.- Ten, póntelos.

    Hikári recibió la bolsa que le extendía Nathan. Miró en su interior, y vió dos patines nuevos. Eran distintos a los que se imaginaba. Parecían que se calzaban en tu calzado, como una plataforma. Debajo, tenían tres ruedas por cada encastre. Al fijarse mejor, vio que estas se retraían dentro de la plataforma, lo que le permitía guardarlas cuando no hicieran falta.

    - ¿Y? ¿Qué estás esperando? ¿A qué me de vuelta?

    - No se como, maldita sea. Es la primera vez que veo uno de estos tan cerca.

    Nathan se tapó la cara con una mano.

    - Tiene que ser una maldita broma.

    - Bueno, siento decepcionarlo señor. Lamento no cumplir con sus expectativas.- dijo Hikári, indignada.

    Nathan cerró sus puños con fuerza. Se notaba que estaba haciendo un esfuerzo sobrehumano para no golpear algo. Miró hacia todos lados. Encontró un banco, y se dirigió hacia allí. Hikári se lo quedó mirando.

    - ¿Qué diablos estás esperando ahora? Ven y siéntate de una vez.- dijo, señalando el banco.

    Hikári cumplió con lo que le decían. Nathan sacó uno de los patines de la bolsa, se arrodilló, y le levantó un pie a Hikári, con tanta fuerza que hizo que casi se cayera para atrás.

    - Oye, más cuidado.

    Nathan la ignoró completamente, mientras le encastraba el patín a la zapatilla. Hikári se fijó en sus manos, mientras lo hacía. Ya no estaban vendadas, pero se notaban profundos cortes y cicatrices en ellas. Nathan se debió haber dado cuenta de que las estaba mirando, pues tomó el otro pie y lo levantó con más fuerza que el anterior. Cuando hubo terminado, se paró y la miró.

    - Listo, ya está. Ahora vamos.- Nathan sacó sus patines y comenzó a andar.

    - ¡Oye espera!- exclamó Hikári.- Maldición.

    La joven intentó pararse. Al principio, pudo mantenerse, pero después de unos segundos, empezó a resbalarse y perder el equilibrio. Sus piernas comenzaron a cruzarse, haciendo que trastabillara y comenzara caer. Cuando su cara estuvo a centímetros del suelo, se detuvo. Sintió que alguien la había agarrado por el cuello de su chaqueta. Nathan se encontraba a su lado, con cara de molestia. La alzó y la volvió a poner de pie.

    - Bien, iremos caminando.- dijo con un gruñido, pateando el suelo para guardar las ruedas de sus patines. Soltó a Hikári, se dio media vuelta, y comenzó a caminar.

    La joven pateó el suelo, pero no pudo guardar las ruedas. Lo intentó un par de veces más, y no consiguió absolutamente nada. Luego recordó que Nathan le había dado con el talón. Pegó un talonazo al suelo, y con un click, las ruedas se guardaron en la plataforma. Hikári adelantó el paso para alcanzar a Nathan. Empezó a seguirlo a través de callejuelas y callejones, evadiendo siempre las calles principales. Hikári se dio cuenta de que incluso, varias veces, dieron vueltas por el mismo lado, y que también, hubieran ido mucho más rápido por las sendas principales.

    Al fijarse más detenidamente, pudo darse cuenta de que Nathan estaba evitando a la gente. Cuando veía un grupo grande, o incluso, algunas parejas o niños jugando, daba media vuelta y buscaba otra ruta. Sinceramente, ese joven era todo un misterio para ella. Notaba que algo le pasaba, era obvio. Nadie evita de forma tan deliberada a la gente. Incluso su andar encorvado resultaba extraño en él. Hasta este momento, siempre se mantuvo muy erguido. ¿De qué se estaba ocultado? ¿Qué le había ocurrido? La cabeza de Hikári estaba llena de preguntas, por eso no se dio cuenta de que Nathan había frenado, y casi lo choca.

    Se asomó detrás de él, y pudo ver a donde habían llegado. Era un pequeño bar, escondido entre las distintas callejuelas de la ciudad. Los vidrios del exterior estaban tintados con distintos colores oscuros, y no dejaban ver el interior. Cuando entraron, una pequeña campanilla los anunció. Adentro había cierto olor a humedad y a vino añejo. Se escuchaba música de una radio, y del techo colgaban algunas lámparas. Estaba decorado de forma bastante vintage, como si se hubiera quedado en el tiempo. A pesar de todo, la poca luz que entraba desde las ventanas tintadas, junto con el ambiente en general, le daban una apariencia de eterno atardecer dentro del bar, y hacía que resultara confortable y relajante.

    La barra estaba vacía, con un par de vasos puestos en exhibición. Detrás, una fila de botellas se mostraban detrás de los vidrios de una alacena. De improviso, la puerta que se encontraba detrás de la barra se abrió, dando paso a un joven, de unos veinticuatro o veinticinco años, con el cabello negro, ojos grises de aspecto cansado, y un gorro bastante extraño, que parecía ser un pókemon que Hikári nunca había visto. Era de color blanco, con manchas negras en donde estarían los ojos, orejas parecidas a Ursaring, y un bamboo saliendo de su boca, que también mostraba un colmillo en el lado contrario. Tenía una remera blanca, y encima, vestía un delantal, como si fuera un mozo. Era alto, incluso más que Nathan, por unos centímetros. Llevaba en la boca una brizna de trigo, como parodiando a su sombrero. Les sonrió amablemente.

    - Bienvenidos al Bar D´Apres-midi. ¿En qué puedo ayudarles…?- el joven se fijó mejor en los recién llegados, y su expresión cambió a una más relajada.- Ah, eres tú. Me alegra verte bien, Nathan.

    - ¿Looker ya llegó?

    El camarero suspiró. Al parecer tenía que lidiar con esto a menudo. Sin embargo, nunca cambió su actitud relajado.

    - Sí, te está esperando adentro.- respondió, señalando la puerta detrás suyo. Nathan se metió detrás de la barra, y desapareció por la puerta. El joven volvió a suspirar. Luego se dirigió a Hikári.- No lo juzgues mal. Está pasando por un mal momento. No siempre fue así. Soy Jeromê, por cierto.

    - Oh, hola. Hikári. ¿Pero, qué ocurrió? ¿Por qué se comporta de esa manera?

    - No me corresponde a mí decirte. Ya te enterarás después. Presiento que estarás mucho tiempo por aquí. Ahora ve, síguelo. Dudo que te haya traído aquí para tomar algo y conversar tranquilos.- dijo Jeromê, dejándole el paso y levantando una sección de la barra para que pudiera pasar.- Ya habrá tiempo para esas cosas después.

    Hikári asintió y se despidió de Jeromê, que le dedicó una cálida sonrisa, antes de que ésta entrara por la puerta.
     
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    Agus estresado

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    Ya leí los dos primeros capítulos del prólogo, y todavía no puedo deducir cual será la dirección que va a tomar la historia. Supongo que lo sabré apenas termine con los siguientes dos capítulos.

    Debo decir que no soy muy conocedor de los pokémon de la quinta generación en adelante, por lo que me tardo un poco de tiempo más al leer. Apenas aparece el nombre de un pokémon que no puedo conocer, voy hasta la wikia para poder buscarlo y verlo bien. No conozco las localizaciones que se mencionan, puesto a que no he visto el anime ni jugado a los juegos de los mismos; por lo que tengo que usar mi imaginación allí.

    Lo bueno es que has tomado a una de las protagonistas de los videojuegos para que protagonice la historia. Como mencioné antes, no jugué a los juegos, pero me será más fácil de llevarla. Dado a que los personajes de los juegos casi no dicen palabras y no tienen demasiada personalidad que deba conocer.

    Estos primeros dos capítulos del prólogo han sido a su manera interesantes. Parece que Hikari ve sus vacaciones interrumpidas cuando un grupo criminal aparece para poner en marcha sus planes de poder dominar el mundo (o al menos robar pokémon a otros entrenadores a partir de ahora).

    La narración está muy bien, y no encontré casi ningún error en la misma como en la ortografía.

    Voy a darte unos consejos: En el segundo capítulo utilizaste un paréntesis para una anotación, y eso no es necesario. Puedes utilizar las comas para señalarlo y la historia se entenderá de la misma manera.

    Otra cosa: no es necesario que se utilicen las comillas para distinguir los pensamientos de Hikari de sus palabras. Es lo mismo ponerlo sin las comillas y aclarar que se trata de un pensamiento, y no de una frase en voz alta.

    No han habido batallas pokémon en los primeros capítulos, pero igualmente te diré un consejo que me dieron a mi. Cuando un pokémon reciba la orden de atacar, deberías describir el ataque que está realizando aunque sea un poco más. Ejemplo: si un pokémon utiliza un lanzallamas no deberías decir simplemente "lanzó fuego de su boca". Quedaría bien poner "el pokémon cargó fuego en su boca durante unos segundos, apuntó a su enemigo y posteriormente lanzó su ataque en su dirección para provocarle daño". Sería bueno, así se puede ver un poco más de la narración del ataque (a mi me ayudará mucho cuando lea ataques que no conozca). Los ataques que el Drapion utilizó los conocía, pero para poder entenderlo mejor sería bueno que añadieras más de narración.

    Y por último algo que no tiene que ver con la historia. En el foro hay una opción para ponerle índices a los capítulos. Como veo que hay cinco publicados y que este será un Long fic, sería mejor que aplicaras el índice a la historia. Continuaré leyendo.
     
  9.  
    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

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    Bueno, ya me terminé de leer los otros dos capítulos del prólogo. Aunque no da mucha información sobre a donde se dirigirá la historia, creo tener una idea. Nathan llevará a Hikari junto a esas "personas que él conoce" y formarían un equipo para investigar y/o detener los ataques de ese grupo misterioso. Sé que la explosión fue causada por ellos o por algún aliado. De seguro fue con la intención de que las autoridades estuvieran ocupadas con el incidente y no se fijaran en ellos.

    Entiendo que hayas querido dividir el prólogo para que no quedara muy largo, ya que un prólogo de más de 6000 palabras aterraría a cualquiera, pero no creo que fuera necesario que lo dividieras en cuatro capítulos. Las partes 1 y 2 funcionaban perfectamente estando unidas, lo mismo que la 3 y la 4; pero fue tu decisión y claramente la comprendo.

    Me gustaría ver un combate entre el campeón de Kalos y la campeona de Unnova. Para medir fuerzas y ver quien es el mejor, obviamente. Está claro que son entrenadores experimentados (la liga no la gana cualquiera :v) y que la organización criminal tendrá problemas al enfrentarlos (o tal vez tengan un as bajo la manga).

    No creo que Nathan haya salvado a Hikari solo por coincidencia, pero ya se verá después. Sobre la narración no tengo mucho que agregar más de lo que dije en el primer comentario.

    Leeré el primer capítulo de la historia hoy mismo, aunque no en este momento. Saludos.
     
  10.  
    Reual Nathan Onyrian

    Reual Nathan Onyrian Adicto

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    ¡Hola! Aprovecharé este momento para contestar a los comentarios que dejaste.

    Sí, eso quedó como un reminiscente entre dos métodos. Él que solía usar yo, que era poner los pensamientos dentro del párrafo, y algo que me recomendaron aquí, de separarlos del párrafo para que este no quede tan sobrecargado. Veré que les hago después jajaja

    Sí, es algo qué después me di cuenta, que los ataques no estaban narrados. Pero creo que es algo que pude resolver más adelante.

    Pensé en un momento en dejarlo dividido en dos, pero me seguía pareciendo bastante largo como prólogo. Viendo por el foro, algunos prólogos no superaban las 100 palabras, y que de la nada te encuentres uno que lleve 2000 y pico, da un poquito de miedo.

    Ya lo tengo escrito jajaja. En su momento, llegará al foro.

    Bueno, queda que leas el último capítulo, y me digas las impresiones sobre él. ¡Espero que te haya ido gustando la historia!
     
    Última edición: 10 Agosto 2017
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  11. Threadmarks: Capítulo 2
     
    Reual Nathan Onyrian

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    Pokemon Stories: Anima Nexus
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    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
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    Aventura
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    7
     
    Palabras:
    4655
    ¡Hola de nuevo! Este capítulo es bastante largo (¡más de 4000 palabras!), pero hay una razón para eso. Como aclaré al principio, este fanfic lo vengo escribiendo desde hace ya un tiempo, y mi formato de escritura es mucha más clásico, como si fuera un libro. Para que se den una idea, el Capítulo 1, según lo tenía escrito anteriormente, no termina todavía.

    Pueden darse una idea de la extensión total de la novela hasta ahora jeje. Lamentablemente, no había forma de resumir más esta sección del capítulo, así que tendré que matarlos un poco por esta vez. Perdón...


    —————————————————————————————

    Capítulo 2

    Hikári se encontró en una cocina, típica de bar. Además de que por la cual había entrado, había otras dos puertas. Una conducía a un cuarto de conserje, con varios elementos de limpieza, como pudo averiguar rápidamente. La otra puerta conducía a un corto pasillo, pobremente iluminado. Daba la sensación de que era un pasillo de servicio, para sacar la basura y demás cosas similares.

    Al final del corredor, había una puerta apenas abierta, por donde salía una luz amarilla. A medida que Hikári se acercaba, podía distinguir movimientos detrás, y dos voces, al parecer discutiendo sobre algo. Una le pertenecía a Nathan, pero la otra era desconocida para ella.

    Era más grave que la del joven, y también se notaba mucho más calmada. No podía distinguir bien sobre que conversaban, pues lo hacían en un tono bastante bajo, por lo tanto, se acercó de forma sigilosa, para entender mejor.

    Cuando estaba a unos centímetros de la puerta, esta se abrió bruscamente, dejando ver un hombre treintañero, cabello oscuro, apuesto. Iba vestido como un detective de novela, llevando un sobretodo caqui, suéter y pantalones marrones, camisa blanca, corbata morada y zapatos grises.

    — Oh, tú debes ser Hikári.- dijo sorprendido.— Me agradas que seas curiosa. Eso te servirá.

    — Al fin llegaste.— se escuchó decir a Nathan, detrás del hombre. Este se corrió para que Hikári entrara, y esta pudo ver que se encontraba un una pequeña habitación cuadrada, con una mesa redonda y cuatro sillas. Nathan estaba sentado en una de ellas, mirándola fijamente, como ya era costumbre. Tenía cara de cansancio. Se incorporó, arrastrando la silla para atrás, y puso las manos en la mesa.— Looker, explícale a la señorita Tardanza todo lo que consideres necesario. Yo tengo cosas más importantes que hacer.

    Nathan salió de la habitación, por una de las tres puertas restantes, sin siquiera saludar. Hikári iba a gritarle algo, pero Looker la frenó con un gesto. Hikári se tragó el insulto, y respiró para calmarse.

    — Ven, siéntate.— le ofreció Looker. Fue hasta un dispenser de agua que había en el cuarto, lleno un vaso y se lo ofreció.- ¿Quiéres? Pareces cansada.

    Hikári le aceptó el vaso agradecida. La verdad, estaba sedienta, y pelear con Nathan todo este tiempo la agotado. No fue hasta que se sentó que notó lo cansada que estaba. El hecho de que hubiera salido del hospital hoy mismo no ayudaba tampoco.

    Looker se sentó frente a ella, y la miró de manera afable. Ahora que lo veía de cerca y más atentamente, se dio cuenta de que tenía varias arrugas en la cara. Tenía el aspecto de alguien que había viajado mucho.

    — Tienes aspecto de no entender nada de lo que ocurre ¿verdad? ¿Nathan no te explicó nada?

    Hikári negó con la cabeza.

    — Ya veo. ¿Entonces lo seguiste hasta aquí, sin saber qué diablos estabas haciendo, sin saber a dónde ibas?

    Hikári asintió. Sinceramente, prefería no hablar en estos momentos. Quería absorber toda la información posible. A pesar de que estaba llena de preguntas, quería que Looker hablara primero.

    — ¿Y podría saber por qué?

    A la joven se le cayeron los esquemas. ¿Qué podía decir? ¿Una corazonada? ¿Por qué había sentido el aura de Nathan, y eso la había hecho seguirlo? ¿Por sus ojos? Looker pudo percibir su turbación.

    — No importa.— dijo, con una sonrisa afable.

    — Vaya, todos aquí son amables excepto Nathan.— pensó Hikári.

    — Lo importante es que estás aquí.— continuó Looker.— Ahora, como Nathan no te explicó nada, mucho no voy a ahondar. Si bien hay bastante para decir, prefiero que sea él el que te diga bien en profundidad. Dejando eso de lado, y sabiendo que tienes muchas preguntas, haremos una ronda de preguntas y respuestas, y luego te mostrare las instalaciones.

    — Un segundo, ¿mostrarme las instalaciones? ¿Por qué razón?

    — Oh, cierto. Nathan no te mencionó nada. A partir de ahora, vivirás aquí, junto con el resto de nosotros. Bienvenida al club.

    Hikári recibió una trompada de realidad. ¿Qué diablos? Ella en ningún momento pensó que se uniría a cualquier cosa. ¿Y ahora resulta que tenía que vivir en un bar? Esto iba totalmente en contra de lo que había pensado para sus vacaciones.

    — Si quieres irte, no te detendremos. Pero necesitas saber, que en el primer momento que cruces esa puerta, no podrás volverte atrás.— dijo Looker, señalando la misma puerta por la que pasó Nathan.

    — ¿Y las otras dos?

    — No puedo decirte. Debes decidir ahora. ¿Te quedas, o te vas? Piénsalo tranquila. Tenemos tiempo.

    Hikári sopesó sus opciones. Podría irse, olvidarse de todo, y disfrutar de las vacaciones tal como ella había pensado. Sería tan sencillo. Pero, ¿de verdad lo era? ¿Podría olvidarse de todo? ¿De aquella explosión? ¿De aquel delincuente que casi la mata? ¿De Nathan? Si bien sería excelente borrar toda su conversación de su memoria, Hikári estaba segura que no podría olvidar esos ojos. Esos ojos fueron los que hicieron que ella ahora estuviera ahí, en una mesa redonda, en la parte trasera de un bar. Pero no era que estuviera enamorada, ni mucho menos.

    Esos ojos la llamaban por otra cosa, una sensación que todavía no podía describir. Y fue esa sensación la que la impulsó a declarar su decisión frente a Looker.

    — Me quedo. Tengo la sensación de que debo estar aquí. No sabría explicarlo bien, pero es lo que siento.

    Looker sonrió.

    — Aprendí a entender a las mujeres, así que no te preocupes.— rió. Se incorporó, y se dirigió hasta la puerta.— Bueno, si fueras tan amable, sígueme. Haremos el juego de preguntas y respuestas mientras realizamos el recorrido.

    Hikári asintió, y siguió a Looker a través de la puerta.

    — ¿A dónde se dirigen las otras dos puertas?— preguntó la joven, cuando vio que la que acababa de atravesar conducía a otro pasillo, esta vez más iluminado y ancho.

    — Una lleva a un baño. La otra a un almacén. La verdad, nada importante.- respondió Looker, encogiéndose de hombros.

    — ¿Quiénes son ustedes? ¿Por qué Nathan me trajo aquí?

    Looker sonrió.

    — Ah, al fin empiezas a hacer preguntas interesantes. Yo soy Looker, un investigador privado. Conocí a Nathan hace un año, y después de ayudarme a mí, él vino a pedir mi ayuda. Obviamente, me ofrecí encantado. Lo que planteaba estaba tan lleno de misterio y preguntas, que no me pude resistir. Estoy en el negocio de la investigación desde hace años, y nunca me habían presentado con algo así.

    — ¿Y sobre qué era ese caso?

    — Lo sabrás a su debido momento. El muchacho que los recibió en el bar es Jeromê, un amigo de Nathan, desde hace años. Se conocieron cuando los dos eran apenas unos niños, y si bien tomaron caminos separados, siempre siguieron en contacto. Es el dueño del bar donde nos alojamos, y un muy buen chico. Te recomiendo que hables después con él. Puede explicarte varias cosas sobre Nathan de las cuales yo sería incapaz. Además, tiene unas historias muy divertidas.

    Habían llegado a una pequeña escalera, y, al bajarla, Hikári se encontró con una visión que no creería posible ver en la parte trasera de un bar. Estaban en un salón de estar, grande y espacioso. Si bien se notaba que estaban bajo tierra, pues no había ninguna ventana que diera al exterior, en el lugar no faltaba iluminación.

    Estaba bien amueblado, con lo justo y necesario, y sin embargo, no daba la sensación de vacío. Algunos cuadros y fotos colgaban de las paredes, y se divisaban varias puertas también. Daba una sensación bastante agradable.

    — Bienvenida a nuestra base.—dijo Looker, abarcando la sala con un brazo.— A partir de ahora, este también será tu hogar. Aquí podrás comer, dormir y descansar mientras no estés haciendo alguna misión tuya. Tenemos dormitorios, biblioteca, cocina, comedor, y gimnasios, tanto para humanos como para pókemons. Aparte de baños, eso se da por sentado. También Nathan y yo tenemos un estudio cada uno, pero te recomiendo que no entrés sin permiso, en especial en el de Nathan. Hay cosas delicadas ahí dentro.

    — ¿Quién hizo todo esto?- preguntó Hikári, asombrada.

    — Nathan, de hecho. Ser Campeón de la Liga tiene sus beneficios, especialmente económicos.

    Hikári se quedó callada.

    — Si yo me hubiera quedado en mi casa, en vez de salir en su búsqueda, ¿sería igual que él?— se preguntó. En cierto modo, le molestaba que, a pesar de ambos ser Campeones de sus respectivas regiones (ex-campeona, de hecho), Nathan parecía mucho más sobresaliente que ella.

    — ¿Acaso hay algo que ese engreído no pueda hacer?— preguntó, molesta.

    Looker la miró.

    — Nathan es todo lo contrario a un engreído. Lamentablemente, te tocó vivir con él un momento poco agradable de su vida. En cuanto a tu pregunta, sí. En el último año, no ha sido capaz de sonreír sinceramente una sola vez.— respondió el hombre, mirando hacia el frente.

    Hikári siguió su mirada, y se encontró con una fotografía, colgada en un rincón escondido del salón. Se acercó hacia ella. Estaba cubierta de polvo, como si hubiera sido ignorada todo este tiempo. Después de sacar un poco de tierra de encima, Hikári se encontró con cuatro jóvenes, todos mirando sonrientes a la cámara. Detrás de ellos, había una enorme estructura de cristal, de color rojo. Eran dos y dos, chicos y chicas.

    Y al medio de ellos, con una enorme sonrisa en su rostro, estaba Nathan. La joven se sorprendió al verlo así. Después de acostumbrarse a su mirada seria y reprochadora, verlo sonreír era tan...extraño. Looker se acercó detrás de ella.

    — ¿Quiénes son?

    — Son Serena, Shauna, Tierno y Trevor.- respondió Looker.- Todos eran amigos de Nathan, y lo acompañaron en su travesía por la región de Kalos, especialmente Serena y Shauna. Serena se declaró como su rival, y competían amistosamente para ver quién era el más fuerte. Eran bastante unidos.

    — ¿Y qué fue lo que ocurrió?— preguntó Hikári cautelosamente.

    Looker se pasó la mano por la nuca. Intentaba encontrar las palabras.

    — Sería mejor que Nathan te lo diga. No soy el indicado para hacerlo.

    — Me vienes respondiendo a eso a todas mis preguntas.— dijo Hikári, levantando una ceja.

    — Eres inquisidora, y no te contentas con cualquier respuesta. Eso me agrada.— dijo Looker, sonriendo.— Te servirá para más adelante.

    Looker se retiró de la fotografía. Hikári se quedó unos segundos más observándola, y luego lo siguió. Atravesaron una puerta, y llegaron a una intersección que se dividía en tres pasillos.

    — Para la derecha, encontrarás la cocina, el comedor, la sala de reuniones, la biblioteca y un pequeño centro de recreación, a parte del salón que acabamos de atravesar. Por la izquierda, llegarás a los gimnasios, tanto para pókemon como para humanos, y una escalera de emergencia hacia la calle. Y para el frente, tienes los dormitorios y los baños.- Looker explicó.— ¿Alguna pregunta?

    — Sí. ¿Por dónde empezamos?

    Looker sonrió.

    — Iremos primero para la derecha, luego por los gimnasios, y por último, los dormitorios.

    — ¿Alguna razón en especial?

    — Sí, ya es casi mediodía, y creo que ninguno de los dos ha comido algo desde el desayuno.— dijo Looker, al escuchar el ruido de la panza de Hikári. Esta se sonrojó un poco y bajó la mirada. El hombre rió.— No tienes porque avergonzarte. Es completamente natural. Vamos, seguramente nos encontraremos con Jeromê allí. Él es nuestro cocinero.

    Hikári asintió, y siguió a Looker por el pasillo, mientras este le indicaba cada lugar por el que pasaban.

    — Este es la biblioteca. Aquí tenemos volúmenes varios, que abarcan desde el cuidado de los pókemon a cuestiones más filosóficas. Hay enciclopedias, tratados, poemas, ensayos, etc. También tenemos un par de computadoras, para aquellos archivos que están en digital. Ambas cuentan con conexión a Internet.— Hikári le echó un vistazo rápido a la habitación que le indicaba Looker. La biblioteca estaba compuesta por varias estanterías, atestadas de libros. En un rincón, estaban las dos computadoras que le había mencionado. Había también un par de mesas y sillas, con algunos papeles desparramados encima.— Al lado de la biblioteca, tenemos una pequeña sala de juegos. Puedes pasar el tiempo ahí si no te apetece pasear por la ciudad o leer algún libro. O entrenar, incluso. Tenemos algunos arcades, una mesa de pool, ping pong, y algunos juegos de mesa. Es más divertido cuando Jeromê trae a un par de amigos de confianza. Esperos que los conozcas.

    Siguieron camino un par de metros más. Llegaron a una enorme sala, en la cual había una gran mesa en el centro, rodeada de sillas y cubierta de papeles, libretas y útiles.

    — Esta es la sala de reuniones. Aquí solemos juntarnos cuando tenemos que discutir materias importantes, y al inicio del día, para repartir las tareas de cada uno. No tiene mucha más utilidad que esa.

    — ¿Por qué estos espacios son tan grandes? No vi nadie más que ustedes tres por aquí.

    — Ah, antes éramos muchos más. Una veintena. Pero se fueron yendo. Solo nosotros tres quedamos.

    — ¿Pero qué es todo esto? ¿Por qué el reunirse debajo de la tierra, detrás de un bar? ¿Qué necesita tanto secretismo?

    — No estás lista todavía para saber todo eso. Solo te diré, que estamos investigando un caso muy importante, y necesitamos toda la privacidad posible. No quisiéramos que alguien entre aquí, husmeando donde no debe.

    — Pero no he visto ningún dispositivo de seguridad en todo el lugar. ¿Cómo se las arreglan para que nadie entre aquí, aparte del secretismo?

    — Jeromê es ya suficiente seguridad.— respondió Looker con una sonrisa. Y añadió.— Sin embargo, tenemos cámaras y sensores de movimientos. El hecho de que no los hayas notado indican dos cosas: que están muy bien escondidos para el ojo no entrenado, y de que tu tienes un ojo no entrenado. Eso tendrás que mejorarlo.

    Looker siguió adelante, con Hikári siguiéndole. La cabeza de esta bullía de preguntas, pero tenía el presentimiento de que Looker le respondiera alguna de ellas con no más que evasivas. Además, estaba con hambre, y no quería retrasar más el almuerzo.

    Finalmente, llegaron al comedor. Esta era una habitación simple, que parecía que había sido remodelada recientemente, a diferencia de las otras. Parecía que habían reducido su tamaño. Había un mesa en el centro, rodeada de cuatro sillas, con la vajilla ya servida. Hikári se fijó que solo había tres juegos de vasos, cubiertos y platos. Alrededor había un par de adornos más, y una estantería, en donde la joven pudo ver que se guardaba la vajilla. Había una puerta, de esas de los restaurantes, que conectan la cocina con el resto del edificio. De ella emergió Jeromê, portando una bandeja humeante.

    — Siéntate, Hikári. La comida ya está servida.— la invitó, mientras depositaba la bandeja en el centro de la mesa. Jeromê volvió a entrar por las puertas dobles, y emergió con una botella de agua.— Es lo mejor que podemos ofrecerte por ahora.— dijo, como disculpándose.— Todavía no fui al almacén.

    — No importa.— dijo Hikári con una sonrisa. Después de toda la sorna de Nathan, que la trataran bien era un cambio agradable. Se sentó en la mesa, y dejó que la sirvieran.

    — Para comer, tenemos algo sencillo también. Me disculpo por eso.— dijo Jeromê, y le sirvió una porción de aquello que llevaba en la bandeja. La comida sencilla resultó ser carne con arvejas y puré de papa.— No sé lo que la Campeona de Unova estará acostumbrada a comer, pero espero que esto sea de su agrado.— añadió, con una reverencia cómica.

    — Ex-campeona. ¿Y cómo conocen esa parte de mi vida?— preguntó Hikári, sorprendida y divertida por la pantomima de Jeromê.

    — Te sorprendería saber el alcance de nuestras investigaciones.— dijo Looker con una sonrisa, sentado ya, y dejando que Jeromê le sirva.— Fue Nathan el que averiguó sobre tí. Me sorprendió todo lo que logró en una semana.

    Hikári se sorprendió sobremanera. Nathan era cada vez un misterio más grande. ¿Por qué había averiguado sobre ella? Decidió que no era el mejor momento de preguntar eso, y pasó a otro tema.

    — ¿Nathan vendrá a comer?

    — ¿Por qué? ¿Lo extrañas?— se burló Jeromê, divertido.

    — ¿Qué? No.- respondió Hikári, un poco avergonzada.— Tan solo preguntaba por cortesía.

    Jeromê sonrió.

    — Suele comer solo. Comúnmente se lleva su comida a donde quiera que esté, en el gimnasio, la biblioteca, su estudio. Está así desde, bueno, ya lo sabes.

    — Sip, un año.— respondió Hikári, pensativa. ¿Qué diablos había pasado para que la persona que vio sonriente en la foto haya cambiado de forma tan radical?

    — Bueno, no nos amarguemos con eso ahora. Comamos, que estoy hambriento.— dijo Looker, y comenzó con lo suyo.

    La comida pasó sin mucho incidente, con Hikári llenando de preguntas a Looker y Jeromê. Intentó evitar todo lo referente a Nathan. Tenía la sensación de que le responderían con un: “sería mejor que Nathan te lo diga”. Arceus, ¿por qué tanto misterio rodeando a Nathan? ¿Por qué no eran capaces de decir nada? ¿Tan grande o fuerte era el secreto? La exasperaba sobremanera.

    En especial, por qué cuanto más lo esquivaba, más volvía a su cabeza. Decidió no pensar en eso, y se concentró en las historias que contaba Jeromê cuando había sido criador pókemon en una guardería. Las historias eran bastante graciosas. En especial, cuando contaba cómo hacían para decirle a los entrenadores que habían encontrado un huevo.

    — Estoy seguro que todos ya sabían cómo era la cuestión. Y también lo estoy de que muchos dejaban a sus pókemon ahí con ese propósito. Arceus, la cantidad de Dittos que me dejaron a mi cuidado.

    Luego de almorzar, Jeromê volvió al bar, ya que a esta hora solía ser cuando el flujo de clientes empezaba a crecer. Looker ayudó a levantar la mesa, junto con Hikári. Dejaron los platos en la cocina, que también funcionaba como lavadero, y siguieron su recorrido.

    Luego de detenerse un rato en la sala de juegos, en donde Looker le ganó a Hikári una partida de ping pong, y esta consiguió su revancha en el pool, llegaron al pasillo de los gimnasios. Este era bastante simple. A la izquierda, estaba el gimnasio para los pókemons. Tenía un ambiente para cada tipo, y estaba lleno de máquinas de entrenamiento. En el centro, había una pequeña arena.

    — Aquí tus pókemon pueden entrenar todo el tiempo que necesiten. Hay piletas para los pókemon de agua, perchas y obstáculos aéreos para los voladores, en fin, todo lo que tu equipo podría necesitar. Además, si alguno de nosotros está libre, puedes retarnos a una batalla de entrenamiento, que toma lugar en esa arena del medio. Pero te advierto, somos huesos duros de roer.— sonrió Looker.— También aquí, al fondo, funciona una pequeña guardería. Si deseas dejar a tus pókemon libres ahí, ten por seguro que tendrán comida, agua y las comodidades que juzgues necesarias.

    — ¿Por qué no hay ningún pókemon entrenando aquí? Estoy segura de que cada uno de ustedes posee un equipo completo, y deben estirar las piernas de vez en cuando.

    — Oh, el día de entrenamiento fue ayer.— respondió Looker.— Hoy les dimos el día libre, podría decirse. Están descansando, algunos en la guardería, otros en sus respectivas pókeballs.

    Hikári asintió. Salieron del gimnasio, y Looker le mostró brevemente la salida de emergencias. Era una escalera angosta, de concreto, que llevaba a una puerta de metal. Looker le explicó que la puerta daba a la calle, a la callejuela detrás del bar. Solo debía utilizarla en verdaderas emergencias, ya que el uso repetido podría revelar la ubicación de la base. Con esta advertencia en mente, Hikári siguió a su guía hasta el gimnasio de humanos.

    Este, si bien, no era tan grande como el anterior, estaba igualmente bien equipado, y también era bastante espacioso. Había máquinas, bolsas de boxeo, pesas, mancuernas y demás. Había una parte acolchada, como para hacer acrobacias, llena de obstáculos, y, al lado, una rampa.

    Allí estaba Nathan. Hikári veía como tomaba carrera, encaraba la rampa, pero en el último segundo, se daba media vuelta, y volvía a tomar distancia. La joven notó que cada vez que hacía eso, agarraba más y más velocidad.

    Por fin, Nathan encaró hacia la rampa, y, en el aire, intentó hacer un giro hacia atrás, pero viró en el último instante. Perdió el control, y cayó de bruces al suelo. Golpeó frustrado el piso con sus puños, se incorporó de nuevo, y volvió a realizar la misma rutina, fallando de nuevo. Parecía no prestarles atención.

    — ¿Qué está haciendo?— preguntó Hikári.

    — Algo que le prometió a un hombre moribundo. Como podrás saber, el uso de los patines es bastante famoso aquí en Kalos, y los patinadores suelen realizar algún que otro truco. Nathan se los fue aprendiendo a cada uno, y perfeccionándolos en sus viajes. Si bien no es un profesional, es bastante bueno. En una de sus travesías, por un hotel abandonado, se encontró con un anciano. Este, después de ver la pericia del joven con los patines, le pidió un favor, al cual Nathan accedió. El anciano había sido un famoso patinador de joven, y había perfeccionado un truco nuevo, llamado el “cosmic backflip”. Ya no estaba en edad de hacerlo, y no quería que se perdiera en su memoria, por lo tanto, estuvo buscando a alguien digno de poder pasarle su conocimiento. Sin embargo, no encontró nunca a nadie, y ya había perdido las esperanzas, hasta que Nathan apareció. Le comunicó su último deseo, y le explicó cómo realizar el “cosmic backflip”, para que su truco no se perdiera. Desde ese momento, Nathan estuvo intentando realizarlo, e hizo grandes avances. Pero luego, el suceso ocurrió, y él estuvo mucho tiempo inactivo. Cuando volvió en sí, había perdido mucha práctica. Pero nunca olvidó su promesa.— contestó Looker.

    En ese momento, Nathan estaba a punto de intentarlo otra vez, pero se tropezó con sus propias piernas, debido al cansancio, y cayó, golpeándose con la rampa, y rodando hacia el otro lado. Por unos segundos, no se levantó, e Hikári intentó ir en su ayuda, pero Looker la agarró del hombro, diciendo no con la cabeza.

    La joven miró preocupada hacia donde estaba Nathan, y se alivió al ver que se incorporaba, lentamente. Se agarraba las costillas, y tenía una expresión de dolor muy fuerte. Intentó pararse, pero no pudo, por lo que optó por sentarse. Se notaba que respiraba muy fuerte. Se dio vuelta, su cabeza llena de sudor, y los miró. Hikári volvió a sentirse estudiada. Nathan se levantó con mucho esfuerzo, y cojeando, pasó al lado de ellos, sin siquiera inmutarse. Looker suspiró.

    — Bueno, siguiendo con el gimnasio para humanos.— dijo sonriendo, intentando relajar el ambiente. Sin conseguirlo mucho, siguió con su explicación.— Aquí puedes venir a desestresarte un poco, y liberar adrenalina. Tenemos para hacer todo tipo de ejercicio. De fuerza, resistencia, atlético. Cualquier cosa que gustes.

    Hikári no respondió. Estaba demasiado absorta en pensamiento. Looker notó eso, y la llevó fuera del gimnasio.

    — Bueno, tan solo nos queda revisar los dormitorios. Después de allí, podrás descansar y ser libre de recorrer el lugar, hasta la cena.

    Looker la llevó de vuelta hacia la intersección, y esta vez, siguieron derecho, hacia los dormitorios. Después de recorrer un corto pasillo, llegaron a una sala redonda, de la cual se desprendían tres caminos. Hikári se preguntó cuán grande era la estructura total de la base, y cuanto espacio ocuparía si se la pusiera encima de la calle. Parecía enorme.

    — Esta es una pequeña sala común. De ella, se desprenden los dormitorios, y los baños, para mujeres y hombres. El pasillo de la izquierda es el de las mujeres, el de la derecha, de los hombres. El pasillo del medio, lleva a los cuartos.— Looker se metió por el corredor del medio, seguido por Hikári. Luego de un par de metros, se encontraron con varias puertas.— Bueno, puedes elegir el que quieras. Adentro encontrarás lo básico: una cama, una mesita de luz, un escritorio, una silla y un armario. Lamentablemente, no puedo ofrecerte uno con vistas a la Torre Prisma, aunque seguramente uno debe estar un par de metros debajo.— sonrió Looker. Hikári le sonrió también, por cortesía. Los intentos de bromas de Looker eran muy malos.— Nuestros dormitorios, es decir, de Jeromê, Nathan y el mío, junto con nuestros estudios, se encuentran al fondo. Si no nos encuentras a Nathan o a mí, y necesitas algo, puedes ir a buscarnos allí. Jeromê suele estar en el bar, sino en la biblioteca o la sala de juegos.

    “Bueno, eso concluye nuestro recorrido por la base. Ahora dejaré que te instales, y recorras el lugar como te apetezca. Te esperamos para cenar, alrededor de las 9. Si incluso quieres salir a recorrer la ciudad, hazlo sin ningún problema.— Looker la miró.— ¿Alguna pregunta?

    La cabeza de Hikári bullía de preguntas, pero había una que le importaba más que las otras en estos momentos.

    — ¿Por qué me detuviste cuándo iba a ayudar a Nathan? Estaba claramente malherido, e incluso quedó unos segundos inconsciente en el suelo.

    Looker se quedó mirando hacia el frente unos segundos, absorto en pensamiento.

    — Si de verdad hubiera estado inconsciente, no hubiera dudado ni un segundo, y lo habría llevado al hospital inmediatamente. Pero ese no era el caso. Nathan odia que lo ayuden, más en estos momentos. Y supongo que contigo hubiera sido peor. Es extraño. No siente ni las más mínima necesidad de disimular su estado de ánimo, cosa que hace con absolutamente todo el mundo, exceptuándonos a nosotros. Recién te conoce, y no duda en mostrarse tal cual es ahora. No sé qué lo llevará a comportarse así. Respondiendo a tu pregunta, no te deje ir para que no se armara una situación peor. Es recomendable ni siquiera hablar con Nathan cuando se está entrenando, y menos en esos momentos de frustración. Recuerda esta advertencia.— Looker se relajó un poco.— ¿Alguna otra pregunta?

    Hikári negó con la cabeza.

    — Muy bien. Acomódate tranquila. Elija una habitación, y descansa un rato. Te vendrá bien. Si tienes alguna pregunta, no dudes en buscarme a mí o a Jeromê.

    Looker se retiró, en dirección hacia donde había mencionado que estaba su estudio. Hikári se lo quedó viendo un rato, y luego se dispuso a elegir cuál sería su dormitorio a partir de ahora. Se decepcionó al notar que todos eran absolutamente iguales, y tan básicos como Looker los había descrito. Después de todo lo que había visto, esperaba algo mejor.

    Hikári suspiró, se encogió de hombros, y eligió uno al azar, que se encontraba a mitad del pasillo. No tan lejos de los baños, pero tampoco tan cerca. Hikári entró, y se encontró con el mobiliario típico que ya había visto en los demás. Una cama, con un par de sábanas y frazadas, una mesita de luz con una lámpara encima, un escritorio y silla, y un armario. Había una lámpara colgando del techo, lo que le brindaba luz a la pequeña habitación. Se veía que Nathan no le daba mucha importancia a dormir, o al menos, no le gustaba adornar mucho una necesidad básica.

    Decidió seguir el consejo de Looker, y descansar un poco. El día había sido agitado, con mucha información para absorber, y lo mejor era que frenara un poco, meditara un rato y cerrara los ojos durante unos momentos. Además, ese mismo día había salido del hospital. Decidida, dejó su bolso en el escritorio, y se dedicó a dormir.
     
    Última edición: 14 Agosto 2017
  12.  
    JoJoBaoh

    JoJoBaoh Entusiasta

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    Muye buenas, vuelvo a pasar para comentar tu trabajo.

    Primero el apartado Técnico.

    —Sigues abusando de la conjunción "Y", donde llegas a usarlo seguidamente al igual que las comas, a mi parecer rompen el ritmo de la lectura.

    —No va puntos suspensivos donde no es diálogo, a mi parecer destruyes el ritmo de la lectura, en diálogos queda de maravilla sobre todo en teatro, una maestra de artes me comentó que el uso de los puntos suspensivos en el guión, logra hacer que el actor de un espacio muerto pero este debe ser ligero.
    • "Me siento mal" a "Me siento mal..." Ese ligero espacio muerto ayuda a transmitir mejor una emoción.
    —En dos ocasiones usaste "Pokémons" cabe aclarar que hay dos formas de decir el plural esta palabra
    • Anglosajona: Pokémon (Que si lo usaste posteriormente, es cuestión de ser constante)
    • Según la RAE: Pokémones (Conservando el acento)
    Las dos para mí está bien, pero prefiero la versión Anglosajona, debido a que es lo que dice The Pokémon Company si no mal recuerdo

    —Hay momentos que un personaje dice mucho, separa dicho diálogo con algo, ya sea emociones, acciones que haga el actor, que no sea un párrafo de puro diálogo.

    Bueno ya dicho eso, paso al apartado de la historia.

    Aún sigues "setteando" la historia, pero estás dando el gusto de conocer mejor a los personajes, Jeromê y el detective favorito de muchos, Looker, los implementaste bien sobre todo el segundo, aun queda mucho misterio sobre Nathan, ya que tomas como canon XY, con ello, surgen bastantes cuestiones sobre el personaje y su pasado. (Nota: Ya termina con mi curiosidad ¿Es tu self insert? No está mal, ni me quejo al contrario me agrada más esa idea, en mi caso es Joseph, así no hay nada de malo *guiño, guiño*)

    Sobre Hikári, siento que no hay ese "enganche" de ser protagonista, pero es el segundo episodio, acaba de salir de una situación difícil y ya me has comentado que es una entrenadora capaz, el problema que tengo Yo, es que Nathan le quite tanto protagonismo a la chica, en la primera parte de tu prólogo mencionas que Hikári parecía recordar a alguien y a la vez olvidar un suceso, desde ahí no has retomado ese apartado.

    Creo que eso es todo por ahora, sin más que decir, que pases un buen día.
     
  13.  
    Reual Nathan Onyrian

    Reual Nathan Onyrian Adicto

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    ¡Hola! Gracias por tomarte el tiempo de leer y comentar :)

    Aquí estaría genial si me marcaras en donde lo hice, o en los ejemplos más prominentes, porque lo leí y releí buscando esos errores antes de publicarlo, y se ve que por fuerza de costumbre, los pasé por alto. Si pudieras hacerlo, ¡estaría genial!

    Aquí creo que estamos en una cierta situación complicada jajaja. Principalmente, porque al parecer, tuvimos enseñanzas en cuanto a escritura distinta. Puedo detectar que tus mayores influencias en la forma de escribir vienen de un estilo más teatral. Se nota en tus diálogos, que los usas bastante, y también como establecer todo en presente. ¡No quiero decir que esté mal o nada! Solo que tuvimos experiencias de escritura distinta. Mi profesora de Literatura nunca me mencionó eso de los puntos suspensivos dentro de los párrafos, y yo le daba mis escritos para que los corrigiera. Ella trabajaba también en una imprenta como editora, así que me servía bastante sus correcciones. Pero creo que es eso, que tuvimos experiencias literarias distintas.

    Sí, ya no uso pokémons jeje. Eso fue un error mío, ahora uso simplemente Pokémon. Ya tengo que hacer una búsqueda con el Search para corregirlos.

    Y esto viene de mi forma de escribir más novelesca, en donde podemos encontrar diálogos enormes, en donde un personaje le explica mucho a otros.

    Sí, la historia se va a mover de forma bastante digamos lenta, por el hecho de que en realidad, como ya había mencionado, los capítulos 1, 2 y el próximo 3 son todos parte de mi verdadero capítulo 1. Entonces, cada capítulo dará poca trama, por la forma en la cual estaba escrito anteriormente. En cuanto al canon de XY, no es tan necesario saberlo, ya que el trasfondo de Nathan es original. Solo haría falta saberse un evento, que luego se explicará en la historia, así que puedes leer tranquilo sin haber jugado a los juegos.

    Jajaja, sí, se podría decir que sí. Nathan es mi personaje de Pokémon Y ese juego me hizo volver a amar la franquicia, así que quería usarlo como personaje. Podría decirse que es un self insert, aunque no soy tan seco ni frío como Nathan jajaja.

    Como ya dije, la trama parecerá que avanza en forma "lenta" debido a la naturaleza verdadera de los capítulos, así que tranquilo, Hikári sigue siendo la protagonista, y se verá bien más adelante.

    Bueno, espero haberme expresado bien, y resolver las dudas que hubieras tenido. De nuevo, gracias por leer y comentar, ¡y qué tengas un buen día!
     
  14.  
    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Piscis
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    Hola. Dije que te comentaría el viernes o el fin de semana, pero hoy tenía algo de tiempo libre (cosa que dudo tener el fin de semana, ojalá que sea lo contrario) así que me decidí a pasar por aquí y comentarte.

    Debo decir que este capítulo no me resultó demasiado atractivo como los anteriores, pero me gustó la descripción que hiciste sobre los interiores de la base, y aun así me parece que la historia va llevando un buen ritmo.

    Nunca te disculpes por eso. El capítulo en sí es largo, pero cada uno elige la extensión que le dará a cada uno. Además, el capítulo (por más que no diga demasiado) nos deja la base ya descrita para los próximos capítulos de una manera en que ya podamos visualizarla con una simple mención. El capítulo es largo, pero cumple con lo que tiene que hacer, y es lo que más importa. Al menos para mí.

    Sobre la historia no puedo opinar demasiado, dado a que este capítulo fue una pequeña pausa de la misma. Solo se ve que Hikari se ha unido al grupo, que el grupo antes de que llegara ella era más grande y se fue reduciendo, y de que tendrán una serie de misiones importantes relacionadas al ataque ocurrido en el prólogo.

    El personaje de Nathan es todo un lobo solitario por lo que se puede apreciar, y eso se debe a algo que habrá ocurrido con sus amigos que estaban en la foto con él. Probablemente los hechos extraños que pasen ahora y el caso que está investigando tenga que ver con ellos. Eso explicaría su seriedad, el hecho de que haya reclutado a la (ex) campeona de Unnova, y que esté entrenando de esa forma. Pero tal vez me equivoque. Supongo que ya está por verse.

    Looker es una persona con un gran talento para "hablar mucho y no decir nada al mismo tiempo". Eso no es algo que me gusta mucho de un personaje. Debió haberle indicado a Hikari sobre que aspectos debería hablar con Nathan desde el principio para no hacerle perder el tiempo a ambos.

    Sobre Jerome no se puede decir demasiado por ahora, pero creo que (al ser el dueño del bar) podría ir escuchando rumores que puedan servirle al equipo. El que sea el dueño de una guardería no debe ser algo que hayas mencionado solo para mostrar su historia de fondo, y de seguro es una característica que en algún momento les servirá.

    Te doy unas sugerencias:

    Allí, deberías haber hecho una separación entre los diálogos y la narración que apareció en el medio. Porque se supone que solo se debería de indicar quien es el que habla indicando (opcionalmente) algún gesto o acción. Y tu describiste un poco la habitación en el medio de un diálogo. Solo ocurre una vez, pero sería bueno que no se volviera a hacer. Al menos para mí es algo incómodo tener una descripción mientras esperaba que alguien reanudara su diálogo.

    Los paréntesis no deberían formar parte de la historia, dado a que cortan un poco la narrativa. Poniendo comas o aclarando al final que Hikari era la ex campeona habría quedado mejor.

    Ahora un par de errores que encontré.

    Ahí no se que habrás querido decir. Dado a que no sé si Nathan se dio vuelta y luego sus compañeros vieron el sudor en su cabeza, o si él solamente volteó la cabeza. Igual no es tan importante.

    Ahí de seguro habrás equivocado la tecla y pusiste unas comillas en lugar del símbolo del guión. Me confundí un poco, dado a que pensé que era algún pensamiento que Hikari podría estar teniendo, hasta que avancé un poco más y me di cuenta de que era un diálogo de Looker. Nada grave, pero confunde un poco.

    Bueno, me despido hasta la próxima vez que comente algún capítulo tuyo (que no sé con certeza cuando será) o hasta que tu comentes uno mío. Actualizaré mi historia el sábado. Y si no llego a poder hacerlo ese día, será en algún momento en el domingo. Saludos.
     
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  15.  
    Reual Nathan Onyrian

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    ¡Gracias por comentar! Aunque no hay mucho que responder al comentario (por el simple hecho de que no hay muchas dudas, no por otra cosa jajaja), me tomaré el tiempo de aclarar algunas cosas, ya que tú te tomaste el tiempo de comentar.

    Hice esos diálogos de esa manera por estos motivos: primero, porque desde le punto de vista de Looker, sería de mala educación decirle a Hikári: "Puedes preguntarme lo que sea, excepto esto, esto y esto". Además, eso solo serviría para encender todavía más la curiosidad de la muchacha. Y segundo, porque quería que el lector también sufriera lo que estaba sufriendo Hikári, al ver que la mayor parte de sus preguntas eran negadas. Es una manera de diálogo más natural, y no tan forzada, al menos, a mi parecer.

    Ten por seguro que sí. Desde que jugué el primer Dark Souls, allá por 2012, quedé completamente ensimismado y enamorado de su forma de narrar, en donde todo, absolutamente todo, tienen una razón de ser. Ese objeto no estaba allí por azar, sino para contar un retazo de historia. Ese personaje no está allí como mera ayuda, sino por su trasfondo. Esa pequeña línea de diálogo no solo sirve para ambientar, sino también, tiene detrás un millar de significados ocultos. El hecho de que nada esté allí sobrando, sino que todo tenga un propósito, es una meta que quiero lograr. Así que me esfuerzo en que nada quede simplemente como una justificación, o algo dicho así nomás, para rellenar.

    Le pegaré un vistazo a eso, seguramente lo dividiré después. Esa parte del texto la debo haber hecho hace bastante ya, cuando tenía algunas ideas mezcladas jajajaja.

    Quise decir que Nathan se dio vuelta para mirarlos, y su rostro estaba completamente sudado. Siempre me sonó raro lo que puse, pero nunca me dispuse a cambiarlo, creo que debido a que, como dijiste, no es tan importante.

    Lo más probable es que haya sido un dedazo jajaja. Ya veré de corregirlo.

    Bueno, de nuevo muchas gracias por comentar y por el tiempo, ¡y espero con ansias tu nuevo capítulo! ¡Nos vemos!
     
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  16. Threadmarks: Capítulo 3
     
    Reual Nathan Onyrian

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    Título:
    Pokemon Stories: Anima Nexus
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    7
     
    Palabras:
    3230
    Capítulo 3

    Hikári se despertó refrescada. Miró su reloj para saber la hora. Ocho menos cuarto. Todavía tenía un tiempo para recorrer la base hasta la cena. Decidió que iría a los gimnasios, así de paso, hacía que sus pokémon estiraran las piernas. Mientras llegaba hacia allí, escuchó ruidos y voces, como de alguien entrenando. Al acercarse más pudo identificar la voz de Jeromê. Lo encontró junto con un pokémon que nunca había visto en su vida. Era un enorme oso, blanco y negro, bastante parecido al gorro que llevaba el joven. Tenía como dos metros de alto, y estaba golpeado una bolsa de boxeo con sus puños. Jeromê lo incitaba al lado.

    — ¡Vamos, vamos! ¡Golpea, vamos! ¡Hazlo hasta que tus músculos te pidan a gritos que te detengas!

    El pokémon golpeaba furiosamente con sus puños la bolsa de boxeo. En un momento, cargó un puñetazo con tanto poder, que el golpe mandó volando la bolsa hacia adelante, haciendo que se estrellara contra la pared. Para la sorpresa de Hikári, la bolsa se desintegró en el aire, y en su lugar, otra bolsa apareció. Jeromê estaba acariciando la cabeza del pokémon cariñosamente, mientras lo felicitaba. La joven sacó su pókedex para analizar. La voz mecánica del dispositivo le informó que ese pokémon era Pangoro, el pokémon rostro fiero.

    — Es muy temperamental, pero no permite que nadie se meta con los débiles. Mediante su hoja, predice los movimientos de los enemigos. No se arredra ante los ataques y embiste con una fuerza tan abrumadora que sería capaz de derribar un robusto poste telefónico de hormigón. — leyó Hikári. Vaya, era un pokémon impresionante.

    — ¡Hey, hola!- la saludó Jeromê. Señaló al pokémon que estaba al lado suyo.— Te presento a Pangoro. Pangoro, esta es Hikári.

    El pokémon realizó una inclinación de cabeza, y la saludó con un gruñido.

    — Encantada.— respondió Hikári, con una sonrisa.

    — ¿Vienes a entrenar a tus pokémon?

    — Sí, si no es mucha molestia. Quiero que estiren las piernas un poco.

    — No hay ningún problema.— sonrió Jeromê. Y agregó.— Es más, si a ti no te molesta, ¿podría retarte a una batalla? Quiero ver qué tan fuerte es la Campeona de Unova.

    Hikári sonrió confiada.

    — Está bien, acepto tu desafío. Hace mucho que no tengo una batalla, la verdad.

    — ¡Genial! ¿Te contentas con un uno contra uno? Tengo que hacer la cena después.— dijo, como disculpándose.

    — No hay problema, me parece bien.

    — Bien, entonces, posiciónate en la arena. Y no te preocupes por el mobiliario. Se vuelve a generar una vez que es destruido. Es un sistema nuevo, y que toma como base el sistema de transferencia de pokémon. Prácticamente, estamos transfiriendo máquinas de ejercicio.— dijo Jeromê, al ver cierta expresión de duda en la cara de Hikári.

    Cada uno se posicionó en extremos opuestos de la pequeña arena. Esta estaba dividida en dos, y tenía el dibujo de una pókeball al medio. Una clásica arena de batalla.

    — Muy bien, la batalla será de un solo pokémon.— avisó Jeromê.— El que pierda, lavará los platos hoy.

    — Hecho.

    — ¡Pangoro, vamos a ver que tan bien entrenamos hoy!— gritó Jeromê. El pokémon dio un gruñido alegre, y se posicionó al frente del chico.

    — Bien, que sea entonces una pelea de osos. ¡Beartic, ve!— exclamó Hikári.

    Hikári lanzó la pokéball al aire, y de ella, emergió Beartic, con un rugido. Beartic era más alto que Pangoro, pero los dos parecían llenos de energía.

    — ¿Va a usar al pokémon que hasta recién estuvo entrenando? ¿No estará cansado?— se preguntó Hikári. Sonrió para sus adentros. Si lo estaba, usaría eso en su favor.

    — Me gusta la temática.— rió Jeromê.— Muy bien, nosotros tomaremos la delantera. ¡Pangoro, utiliza Avivar!

    El pokémon rugió, y empezó a reunir energía. Cuando terminó, lanzó una pequeña onda de energía a su alrededor.

    — ¡Ahora utiliza Puño Cometa!

    Pangoro se lanzó hacia Beartic, con los puños cargados de energía.

    — Diablos, es rápido.— pensó Hikári.

    — ¡Esquívalo y usa Rayo Hielo!— exclamó esta.

    Beartic saltó hacia un costado y lanzó un rayo helado desde su boca, que impactó de lleno contra Pangoro. El pokémon rugió de dolor, pero cambió rápido su trayectoria e impactó con el puño a Beartic.

    — ¡Oh, no!— exclamó la joven.

    Pangoro conectó uno, dos, tres golpes más.

    — ¡Beartic, contrataca con Puño Hielo!

    El pokémon reaccionó rápido, y golpeó en el estómago a Pangoro, con un puño envuelto en hielo. Pangoro retrocedió un par de metros, pero volvió a erguirse.

    — ¡Utiliza Excavar!— gritó Jeromê. Pangoro excavó un hoyo y desapareció dentro.

    — ¡Diablos!— se dijo Hikári. ¿Dónde podría estar ahora?— ¡Beartic, estate atenta!

    El pokémon empezó a mirar hacia varios lados, buscando desde donde podría surgir su oponente. De repente la tierra debajo suyo se agrietó y Pangoro apareció debajo, conectando un puñetazo en la barbilla de Beartic.

    — ¡Muy bien, ahora utiliza Golpe Karáte!— ordenó Jeromê.

    Pangoro golpeó de vuelta en la cabeza a Beartic, esta vez haciéndole un daño considerable. Beartic trastabilló, y cayó en una rodilla.

    — Maldita sea, golpe directo.— dijo Hikári. Beartic era de tipo hielo, y era débil a los ataque tipo lucha. Si recibía otro golpe tan fuerte como ese, dudaba mucho que pudiera mantenerse en pie por mucho más.

    — ¡Utiliza Puntapié!— exclamó Jeromê.

    Hikári empezó a ponerse nerviosa. Puntapié era uno de los ataques más fuertes de tipo lucha, y si lograba conectar, sería juego terminado para ellos. Y tendría que lavar los platos.

    — ¡Beartic, utiliza Tumba Rocas!— de esa manera, tal vez lograra detenerlo un poco.

    Beartic se incorporó rápidamente, y pisó el suelo con fuerza. Frente a Pangoro, aparecieron rocas salidos del suelo. El pókemon no fue lo suficientemente rápido para esquivarlas, y chocó contra ellas, haciendo que perdiera rapidez y puntería. Beartic fue capaz de esquivarlo y Pangoro pasó a su lado.

    Hikári aprovechó ese momento.— ¡Utiliza Golpe Roca!

    Beartic cargó su puño con energía y lo hundió en la espalda de Pangoro. Esté rugió, y resbaló por el suelo algunos metros. Pangoro también era tipo siniestro, según pudo ver Hikári por la pokédex, lo cual hacía que también fuera débil a los ataques tipo lucha. Hikári no dejaría pasar esta pequeña ventaja que le había dado Golpe Roca.

    — ¡Utiliza Ventisca!

    Beartic generó un viento helado a su alrededor, que lanzó con furia hacia Pangoro. El pokémon recibió un impacto directo, y sus piernas comenzaron a congelarse. Sin poder moverse del lugar, se convirtió en presa fácil.

    — ¡Beartic, acabemos esto con Golpe Roca!

    El pokémon se lanzó hacia su oponente, con su puño detrás, listo para golpearlo. Pangoro se debatía por romper el hielo que lo aprisionaba.

    — ¡Pangoro, utiliza Hiperrayo!— exclamó Jeromê.

    — ¿Qué, Hiperrayo? ¿Pangoro conocía un ataque tan potente? Además, Hiperrayo obliga al pokémon que lo usaba a descansar después de usarlo. Se ve que Jeromê lo está apostando todo.— pensó Hikári. Pangoro comenzó a cargar el rayo en su boca.— Si podemos llegar antes de que termine, seguro ganaremos esta batalla. ¡Es todo o nada! ¡Beartic, sigue adelante, impide que termine de cargar su ataque!

    Jeromê dejó escapar una sonora risa.

    — ¡Me encanta esto! ¡Ahora veremos quién será el perdedor que lave los platos! ¡Y planeó hacer una comida bien grasosa!

    — ¡Monstruo!— exclamó Hikári, entre risas.

    — ¡Pangoro, dispara!

    — ¡Beartic, vamos, llega!

    Pangoro dejó escapar la energía de su boca, en el preciso instante en el cuál Beartic se encontraba frente suyo. Se sucedió una gran explosión, y se levantó una gran polvareda y escombros, que impidieron ver la escena final. Hikári se protegió la cara con los brazos, mientras algunas piedrecillas le arañaban la piel.

    Ni se inmutó. Hacía mucho que no tenía una batalla pókemon. La emoción que sentía podía superar cualquier dolor, por lacerante que fuera. El polvo se fue asentando, y ambos miraron sorprendidos la escena que tenían enfrente. Ambos pokémon permanecían de pie, dándose la espalda. Ninguno de los dos se movía.

    Después de unos segundos interminables, el hielo debajo de las piernas de Pangoro se deshizo, y este cayó al suelo, debilitado. Hikári prestó atención al campo de batalla. La marca del Hiperrayo se encontraba al lado de dónde había estado Beartic. Esta lo había esquivado en el último momento, y había logrado conectar el golpe.

    Hikári saltó de alegría. Las batallas pokémon siempre la llenaban de energía, y tener una tan intensa como la primera en mucho tiempo hizo que explotara. Lanzaba exclamaciones de júbilo, mientras su pókemon rugía y festejaba con ella. Jeromê se acercó a Pangoro y le acarició la cabeza.

    — Lo has hecho muy bien, amigo mío. Te mereces un descanso.— el pokémon gruñó débilmente y Jeromê lo guardó en su pokéball. Luego se acercó a Hikári, que continuaba festejando.— No esperaba menos de una Campeona.

    — Ex-campeona.— lo corrigió Hikári.— Hace ya tres años que no valido el título. Estoy segura que alguien más ya lo hizo.

    — No importa, tienes la energía y poder de una. Y tus pokémon son un claro reflejo de eso.- dijo, mirando a Beartic.

    — Gracias, hemos pasado por muchas cosas juntos, y eso estrechó nuestros lazos.— respondió Hikári, mirando afectuosamente a Beartic. Esta lanzó un pequeño gruñido juguetón, y dejó que la joven la volviera a su pokéball.— Bueno, has perdido. Eso significa que tienes que lavar los platos.— dijo Hikári, con una sonrisa pícara.

    Jeromê se pasó el brazo detrás de la nuca.

    — Sí, supongo que tengo qué.— dijo, con una sonrisa.— ¿Al menos podría pedirte que me acompañes y me ayudes con la cena?

    — Sí, seguro. No voy a desperdiciar la oportunidad de echarle más aceite a las ollas y sartenes.

    — Eres malévola.— dijo Jeromê con una sonrisa, y emprendió el camino hacia la cocina, seguido por Hikári.

    En el trayecto, Hikári aprovechó para preguntarle algo a Jeromê que venía rondando por su cabeza.

    — Disculpa Jeromê, pero tengo un par de preguntas.

    — Dispara sin problemas.— dijo este.

    — ¿Cómo se conocieron Nathan y tú?

    — Ah, esa historia merece mucho más que un pasillo y una ida rápida a la cocina. Pero te lo resumiré. Los dos nos conocimos en la calle. Ambos éramos pobres huérfanos en una ciudad que no mira para abajo, solo para arriba. En cierta manera, era bueno. Pasábamos desapercibidos, y podíamos birlar un par de cosas de los bolsos que los turistas dejaban colgados en las sillas. Sin embargo, la vida era bastante dura. Mucho de los chicos que conocíamos no duraban muchas semanas. Algunos se iban a otros pueblos y ciudades, otros a la naturaleza y algunos, bueno.— Jeromê hizo una pausa.— Algunos no lo lograron. Nathan, en especial, tuvo que pasar mucho. Imagina si ya es duro ser un niño pobre y huérfano, imagínate ser uno rubio con ojos claros. El submundo no perdona a quienes se parecen a “los de arriba”, como suelen llamar despectivamente al resto de la gente. No era raro que lo persiguieran mismas bandas de huérfanos y jóvenes pobres, para descargar sobre él su ira y frustración. A pesar de todo, nunca había perdido la esperanza y la ambición. Incluso era un chico bastante alegre, viendo las condiciones en las cuales vivía. Ningún suceso lo había derrumbado, hasta, bueno, ya lo has oído lo suficiente. Hasta hace un año.

    — ¿Y qué pasó hace un año?

    — No soy el indicado para contarte.— cortó Jeromê. Luego agregó, con una sonrisa.— Prometo contarte todas nuestra aventuras como pobres huérfanos una tarde en la que ambos estemos sentados en las mesas del bar, y con un par de refrescos en frente nuestro.

    — Está bien, acepto. Tengo otra pregunta. Looker le dijo que le extrañaba que Nathan no me tratara como al resto de los desconocidos. Y eso puedo verlo. Cuando salí del hospital, lo pude ver intercambiando un par de palabras con unos transeúntes. Y estaba sonriendo. Pero se notaba que su sonrisa era forzada. Tú que lo conoces desde hace tiempo, ¿sabes por qué está actuando así?

    Jeromê se quedó un rato en silencio, rumeando la pregunta. Luego de unos segundos, respondió.

    — Solo muestra sus verdaderos sentimientos con gente en la cual confía. Lo cual es raro que lo haga con vos, por que tan solo conversaron un par de veces, y te conoce hace solo una semana. Sin embargo, contigo es distinto. El día en el que te llevó al hospital, volvió aquí bastante agitado. Dijo que necesitaba averiguar todo lo relacionado contigo. Cuando le pregunté por qué, me respondió que fue por tus ojos. Pero no por las razones típicas por las cuales alguien se interesa en los ojos del otro, sino porque decía que tenías la mirada de alguien que había visto a la muerte. A los ojos. Así, usando tu nombre, que sacó de tu ID de entrenador, comenzó a investigar toda la información que encontró relacionada a ti. Sinceramente, espero que puedas ayudarlo. A Nathan lo persiguen muchos fantasmas, que no puede dejar ir. Y poco a poco, le irán consumiendo la poca vida que le queda, si no logra deshacerse de ellos. Y tengo miedo.

    — ¿Miedo de qué?— preguntó Hikári, algo angustiada también.

    — Miedo de perder al Nathan que conocí. De perder al hermanito pequeño que juré proteger.— respondió Jeromê, con un ligero quiebre en su voz.

    El resto del trayecto lo hicieron en silencio. Ninguno de los dos tenía ganas de hablar. Al llegar a la cocina, Jeromê cambió su humor, y se dispuso a darle indicaciones a Hikári, sobre lo que tenían que hacer.

    — Vamos a hacer un clásico de Kalos. Papas fritas con huevo, también frito. Estoy seguro que tenía un nombre y pronunciación mucho más complicado y exótico, pero así no trabajamos en mi cocina.— dijo, guiñando el ojo.

    — Vaya, de verdad querías hacer una comida con mucha grasa.

    — Siéndote sincero, no tenía intenciones de perder el combate.— dijo Jeromê, soltando una risa.


    La comida transcurrió sin muchos problemas. Hikári, acostumbrada como estaba a comer poco (muchas veces había comido solo bayas en el camino), se llenó al instante, pero Looker y Jeromê terminaron una porción cada uno. Nathan no estaba con ellos. Hikári se preguntó dónde estaría, pero la charla de la mesa la sacó de esos pensamientos.

    Luego de cenar y ayudar a levantar la mesa, y asegurarse de dejarle una sonrisa traviesa a Jeromê mientras le dejaba la vajilla sucia para que lavara, Hikári se dirigió hacia los dormitorios. Looker le había aconsejado que durmiera y descansara bien, ya que mañana empezarían con el entrenamiento. La joven se preguntaba cómo sería eso. Como a mitad de la noche, Hikári se levantó para ir al baño.

    — No debí haber tomado tanta limonada.— pensó arrepentida, mientras se dirigía hacia el baño con la bata puesta que le había dejado Jeromê sobre la cama, para ponerse después de bañarse, y para no dormir en ropa interior.

    Mientras volvía a la cama, escuchó ruidos de golpes, seguido de un fuerte grito y un golpe igual de fuerte, y decidió investigar. Venían desde el gimnasio. El de humanos. Al asomarse, puedo ver a Nathan. Estaba completamente sudado, con el torso desnudo y descalzo, solo llevando un pantalón de entrenamiento. Tenía las manos y los pies vendados. Estaba golpeando una bolsa de boxeo.

    A Hikári le ganó la curiosidad, y se acercó a investigar, sin hacer ruido y escondiéndose detrás de las demás máquinas. Nathan parecía muy concentrado en lo que estaba haciendo, por lo que no se dio cuenta de su observadora oculta. Hikári pudo notar que su cuerpo, al igual que sus manos, estaba plagado de cicatrices y cortes profundos, algunos antiguos, y otros bastante recientes. Pudo identificar el golpe que se había dado hoy contra la rampa, como una gran mancha morada en su costado izquierdo.

    Nathan no poseía un cuerpo musculoso, pero sí atlético y fibroso, como el que tiene aquel que realizó actividad física durante toda su vida. Los golpes que impactaban contra la bolsa estaban coordinados por la furia, más que por alguna clase de entrenamiento. Nathan golpeaba con todas sus fuerzas, con sus puños, sus pies, sus rodillas. Se lo veía agitado, como si hubiera estado haciendo ese mismo ejercicio durante horas. Hikári se preguntó si en vez de comer y dormir, se quedaba aquí durante las noches, descargando ira contra los instrumentos de deporte.

    Después de unos minutos en los cuales no transcurrió mucho más, Hikári decidió marcharse. Sería mejor hacerlo ahora, mientras estaba concentrado, para que no la descubriera. Pero, de repente, algo ocurrió, que hizo que ella se quedara dónde estaba, y mirara con más atención.

    Nathan le había propinado un fuerte golpe a la bolsa, pero en vez de seguir, se había detenido. Agarró la bolsa con ambas manos, y su cuerpo empezó a convulsionar. Hikári miró sorprendida. Nathan estaba llorando. El joven apoyó la cabeza en la bolsa, y se dejó caer de rodillas, mientras seguía lanzando sollozos y las lágrimas caían por su rostro.

    Por un momento, Hikári pensó que tal vez se había lastimado seriamente, como una quebradura, pero ese llanto representaba otro dolor. En un intento de ver mejor, Hikári se movió, y sin querer, empujó unas mancuernas que se encontraban por ahí, haciendo que rodaran. Nathan cortó el llanto, y miró hacia atrás.

    Hikári se escondió rápidamente, conteniendo la respiración. Por Arceus, no podía pensar que haría si la descubriese allí, en un momento que parecía muy íntimo. Hikári pudo escuchar como Nathan se levantaba e iba hacia donde ella estaba. El corazón le latía con fuerza. Pudo sentir que cada vez estaba más cerca. Contuvo la respiración, y esperó lo peor.

    Sin embargo, no quiso cerrar los ojos. Si iba a enfrentarlo, prefería no demostrar que estuviera asustada. Pudo ver su sombra al lado de su escondite. Se detuvo unos segundos…y luego siguió de largo. Hikári pudo echar un vistazo rápido a la cara de Nathan cuando este pasó. Estaba bañada en lágrimas.

    La joven volvió a respirar normalmente recién cuando no puedo escuchar más los pasos de Nathan. No podía creer la suerte que había tenido. No quería imaginarse que podría haber pasado si la hubiera hallado ahí. Luego de calmarse, se acercó intrigada a la bolsa de boxeo que Nathan estaba golpeando. Era una bolsa común y corriente, sin embargo, notó algo extraño. Al acercarse más, un escalofrío le recorrió el cuerpo. En donde Nathan había golpeado la bolsa, y en donde se había parado, había manchas de sangre reciente.


    —————————————————————————
    Bueno, con este capítulo concluye lo que yo tenía denominado anteriormente como "Capítulo 1" jeje. Como podrán ver, el verdadero capítulo uno era bastante largo.

    Ahora aprovecharé para hacer un pequeño hiato, no por falta de contenido (créanme, lo que menos me falta es contenido), pero para darle un descanso a la historia y no sobrecargarla; así como también para poder completar el capítulo que vengo escribiendo, y poder concentrarme en mis otros escritos jajaja. Lo más probable es que el hiato cubra todo lo que queda de agosto y luego septiembre, así que no habrá ningún capítulo nuevo para esta historia durante ese tiempo (o al menos, eso creo).

    Habrán notado en la parte antes de empezar el combate, una pequeña explicación de parte de Jeromê sobre el mobiliario del gimnasio, que en ningún juego, manga o anime creo que está expresado. Eso ya corre por mi cuenta, es un "headcanon" se podría llamar, y habrá varios de ese estilo en la historia, que iré explicando a medida que vayan apareciendo.

    ¡Gracias por leer!
     
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  17.  
    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

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    Hola. Finalmente conseguí tener tiempo suficiente para ponerme a leer el capítulo. Todo parece indicar que el capítulo 1 era tan largo que tuviste que dividirlo en 3 para poder publicarlo en el foro. A veces ocurre que un capítulo se extiende más de lo planeado, y se hace una división para no asustar a los lectores. Aunque a mi no me molesta leer capítulos tan largos. Claro que es mi caso.

    La batalla me gustó, pero me hubiera gustado más si hubiera sido de más pokémon, para poder conocer al resto del equipo de Hikari. Hasta ahora sé que tiene a un Samurott, a un Lilligant, y a un Beartic. Me pregunto quienes serán los otros tres. También me gustaría conocer al equipo completo de Nathan, Looker, y Jerome. Aunque sé que ya llegará el momento para eso.

    Aun sigo interesado por saber quienes son esos sujetos a los que se enfrentan, qué es lo que quieren, y que tipo de planes tendría el equipo para poder detenerlos.

    También me intriga la personalidad de Nathan. Está claro que el suceso que aconteció lo dejó marcado de por vida, y esa debe ser su motivación para enfrentarse a esos criminales. Pero parece que se deja llevar mucho por las emociones sin mantener la serenidad. Eso puede ser un arma de doble filo para él.

    Si hubo errores, yo no los vi. Pero encontré una parte donde se usan los paréntesis. Nada grave, solo ocurrió una sola vez.

    Bueno, no quedará otra más que esperar a que llegue septiembre para leer el nuevo capítulo. No te preocupes, cada uno se toma el tiempo que requiera y que le parezca correcto.

    La historia es un fan fic, y cada uno de nosotros le ponemos las reglas que queremos a los nuestros XD.

    Bueno, me despido repitiendo que el capítulo me gustó. Estaré esperando la continuación, y cuando la publiques (si puedo) leeré.
     
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  18.  
    Reual Nathan Onyrian

    Reual Nathan Onyrian Adicto

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    ¡Gracias por leer y comentar!
    La batalla fue de un pokémon porque se acercaba la hora de la cena, y ninguno de los dos se quería perder la misma :P.

    Todo se develará a su momento, pequeño saltamontes. Cómo respondí en un comentario anterior, la trama va a dar la sensación de avanzar "lento", porque bueno, como puedes ver, tuve que dividir los capítulos jeje.

    Bueno, quería comentar esas dos cositas nomás jajaja. ¡Buenas noches!
     
  19.  
    DoctorSpring

    DoctorSpring Disgregrador

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    Hola Nathan, me gusta mucho como narras y me interesa seguir el Fic. Tengo una sospecha de que podria ser lo que le paso a Nathan(el del fic) pero prefiero guardarmela para despues(y la teoría tambien).

    Haces Hiatus a proposito, eso no se hace malvado :,v

    Y te daría consejos de otorgrafía pero no soy el indicado para contartelo, lo sabras a su debido momento.

    Saludos.
     
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  20.  
    Reual Nathan Onyrian

    Reual Nathan Onyrian Adicto

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    ¡Bienvenido! Me alegra mucho que te haya gustado la historia :)

    Y sí, tuve que hacer un hiatus, porque con trabajo, facultad y demás cosas, se complica un poco y no quiero además sobrecargar la historia, que ya es bastante larga jajaja

    Y por favor! Si detectas algún error, dilo sin problemas! Recibo todas las correcciones gustoso jajaja

    Bueno, sin más, gracias por tomarte el tiempo de leer y comentar! Se agradece, la verdad. Que tengas un muy buen día!
     
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