Long-fic de Pokémon - Pokémon: Semillas de guerra

Tema en 'Fanfics de Pokémon' iniciado por MaxterG, 1 Febrero 2021.

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    MaxterG

    MaxterG Iniciado

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    1 Febrero 2021
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    Título:
    Pokémon: Semillas de guerra
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    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Acción/Épica
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    1
     
    Palabras:
    1325
    Hola a todos y a todas, les presento el proyecto de Fic que estoy retomando después de unos años.

    Originalmente este era un "capítulo piloto", en la época en que tenía ideas para la historia pero no sabía muy bien de qué manera concretarlas. Ahora retomé desde ahí, pero haciendo ciertas modificaciones significativas, sobre todo motivadas por un cambio de enfoque con respecto al tema.

    Y bueno, creo que, más allá de este breve contexto, la historia tiene que valerse por sí misma.

    Desde ya muchas gracias por el espacio y por sus valiosos comentarios.


    * * *​


    Capítulo 01: "Versiones"


    La emboscada era perfecta... Ningún imprevisto podía alterar esa convicción.

    Su escuadrón era el más rápido que podía formarse en todo Hoenn. Los Carvanha reclutados para la misión habían pertenecido a nadadores profesionales. La flota de Pelipper fue capturada en los acantilados de Evergrande. En cuanto a él y sus hombres, haber sido seleccionados para la operación lo decía todo. Era impensable que se retrasaran.

    Además, gozaban del factor sorpresa: un Castform iba a generar la lluvia que los ocultaría de ojos enemigos. Incluso manejaban valiosa información sobre el capitán rival: de los tres Gyarados que escoltaban su flota, había uno que podía realizar ataques de tipo eléctrico. Esa sola ventaja de los continentales podría bastar para diezmar al escuadrón hoennio. Pero hasta ese elemento estaba bajo su control.

    Cada Pelipper traía un Voltorb en la bolsa subyugular. Una vez dejados caer, estos debían lanzar sus descargas eléctricas antes de llegar al agua. Luego de eso, el contacto con cualquier superficie los haría explotar. Así no sólo dañarían los barcos y a los escoltas: también crearían el alboroto necesario para que él mismo, montado en su Sharpedo especial, lograra atacar al Gyarados en cuestión. Usaría Poder Antiguo, el as bajo la manga decisivo. Y una vez que la amenaza principal estuviera fuera de combate, los Carvanhas terminarían de destruir todo lo que quedara. Un mero cardumen de Goldeen no sería problema en un contexto como ese.

    Avistaron la flota a mediana distancia, porque la tormenta bajaba la visibilidad para ambos bandos. El ángulo para interceptarlos no era el ideal, pero podían confiar en la gran velocidad del asalto. Le indicó al Castform que se alejara de la acción sin detener la lluvia, y minutos después dio la orden general de ataque.

    Alrededor de cien Carvanha, una veintena de Pelipper y cinco Sharpedo, estos últimos montados por el comandante y sus cuatro mejores hombres, se abalanzaron sobre el flanco derecho de la flota enemiga. Segundos antes del choque, un destello pálido seguido de un trueno ensordecedor los hizo agachar la cabeza. Entre graznidos de agonía, la formación de los Pelipper quedaba partida en dos. A pesar de estar a punto de embestir uno de los barcos, el comandante volteó instintivamente la cabeza y alcanzó a ver cómo caían en picada, humeando, al menos un tercio de las aves. Pensó brevemente en lo desastroso que sería para los Carvanha que los Voltorb les cayeran encima, pero la repentina inmersión del Sharpedo lo sacó de sus cálculos. Bajo el agua, sin poder ver muy bien, escuchó crujir el casco de un barco al ser golpeado por los otros Sharpedo, y eso lo animó. Mientras volvía a concentrarse, los repetidos centelleos de luz en la superficie le recordaron la prioridad: eliminar al Gyarados principal.

    Divisó las atroces colas sumergidas más allá del siguiente barco. Maniobrando con la aleta dorsal de su montura, se dirigió hacia ellas como un arpón fatídico. Iba cubriendo la distancia rápidamente hasta que, cuando ya estaba listo para darle la orden de ataque al Sharpedo, vio algo que le erizó los pelos de la nuca: había cuatro colas. Todos los espías habían coincidido en sus informes sobre “una terna de Gyarados”. Tres. Pero ahí tenían, innegablemente, uno de más. Para empeorar la extrañeza, tampoco se veía a los Goldeen enemigos por ninguna parte.

    Se permitió dos segundos de shock. No tenía tiempo que perder, ahora menos que nunca. Cuando vio que dos de los Gyarados se sumergían completamente, los descartó. El que realizaba el ataque eléctrico no dejaría su puesto en la superficie, no al principio del enfrentamiento. Usando el Aquajet del Sharpedo, esquivaron al primero y derribaron al jinete del siguiente en un mismo movimiento. Tras apenas unas respiraciones, ya daba la orden para atacar con Poder Antiguo a los dos restantes, parcialmente sumergidos. Las piedras prehistóricas llegaron desde el fondo oceánico, surcando el agua como si de aire se tratara, y parecían acelerarse todavía más gracias al creciente impulso que el Sharpedo de por sí ya traía.

    La fuerza del ataque fue tal, que llegaron a salir del agua por unos instantes, él y su Sharpedo incluidos, con los cuerpos de los dos Gyarados como apuntalados por las rocas contra la imagen del cielo tormentoso. El triunfo rápido es una consecuencia de la perfección, pensó. Pero mientras la gravedad los devolvía al mar efervescente, creyó ver algo extraño en una de las dos criaturas enemigas. Un cambio de tonalidad, sutil, algo insignificante pero que le picó alguno de sus instintos militares, sembrando un pedacito de inquietud en lo espectacular del clímax victorioso.

    Apenas se volvieron a sumergir, buscó con la mirada a ese Gyarados. Fijó sus ojos en él, casi sin parpadear, hasta que lo sutil se hizo evidente, y lo evidente incomprensible: vio que una luz blanca llenaba como desde el interior toda la silueta del enorme pokémon recién abatido, dando paso a su rápida transformación en una masa pequeña, sin forma definida, de color rosado. El comandante, estupefacto, siguió mirándola incluso cuando él caía del lomo de su Sharpedo en movimiento. Se había deslizado hacia un costado producto de la inercia de un viraje abrupto, con los brazos lacios, como desmayándose, pero la vista todavía fija en esa figura informe, que flotaba hacia la superficie mientras él se hundía lentamente.

    Vio un destello fulgurante que alcanzó a su Sharpedo justo cuando volvía para recogerle. La superficie cubriéndose de bultos inertes. El ruido de las explosiones, cada vez más amortiguado. Casi no reparó en los siguientes fulgores, que de a poco se iban oscureciendo. Ni en el frío terrible, ni en la presión aplastante. Envuelto en las profundidades, lo último que ocupó su consciencia fue la sola y simple idea de que la emboscada era perfecta.


    * * *​


    Lugar: CLASIFICADO
    Fecha: CLASIFICADA
    Cuerpo del mensaje:


    Querido hermano,

    Logré que me autorizaran a enviarte unas palabras.
    Solamente quiero saber cómo estás.

    Lo que se supo acá por los medios es que ganaste el duelo contra el entrenador de Hoenn, consiguiendo otra victoria para Kanto. Pero en las colonias ya estamos empezando a sospechar de los relatos oficiales. Por ahora, la creciente duda es qué ocurre realmente en esos “duelos”, porque han llegado ciertos rumores. Batallas colectivas, con menos reglas e incluso con entrenadores heridos. De un estilo algo más “bélico”, por decirlo así.

    De todas maneras, aún no se desconfía de la información que entregan sobre los resultados mismos de los enfrentamientos. Varios vecinos han pasado a felicitarnos por tu victoria, aunque algunos ya no saben muy bien el “cómo”, o en qué consistió. Por otro lado, todavía hay quienes siguen creyendo todo lo que se transmite en la televisión, y eso hace más difícil que la sospecha se haga realmente masiva.

    Lo que es yo, todo esto me ha parecido raro desde el principio, y no quiero terminar confirmándolo por las malas. Jamás te comprometería pidiendo que me des información clave, sobre lo que sea que ocurre en “los Frentes”. Pero si es que hay algo de cierto en los rumores... si realmente están empezando a arriesgarse vidas, mientras acá las pantallas nos muestran torneos falsos... ya no me sorprendería que mintieran sobre todo lo demás.

    Por eso, literalmente, me basta con saber una cosa: ¿estás bien?


    Tu hermana, que te ama,

    Xavi
     
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