Long-fic de Pokémon - Pokémon Rainbow: Johto.

Tema en 'Hall de la fama' iniciado por Paralelo, 4 Noviembre 2012.

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    Paralelo

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    Pokémon Rainbow: Johto.
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    61
     
    Palabras:
    1971
    Introducción.
    Esta historia tiene lugar un año antes de la saga Red, Green y Blue, y también al principio de dicha saga, del manga Pocket monsters Special.
    Rainbow al fin ha terminado en la región Kanto, y es hora de partir hacia una nueva región para comenzar de nuevo. ¿Resistirá la región Johto al entrenador definitivo?

    Si no han leído la primera parte no duden en hacerlo:
    http://fanficslandia.com/index.php?threads/pokemon-rainbow-kanto.28882/


    ...Continuando.


    Capítulo 1: Empezando de nuevo.
    ¿Sienten el aire distinto que hay aquí y la sensación de calma y bienestar que caracteriza a esta región?... Yo tampoco"
    Rainbow


    El sol acababa de salir en pueblo Primavera, justo en el momento en el que un pequeño barco de pasajeros que venía desde Kanto desembarcaba en su puerto, a pesar de la hora los pasajeros, en su mayoría entrenadores provenientes de otras regiones, abandonaron el barco y se dirigieron hacia el interior del pueblo. Entre todos los entrenadores que descendían con entusiasmo se encontraban desde los nuevos que buscaban más aventuras en esa nueva región, hasta experimentados que regresaban por segunda vez, pero todos contentos y emocionados por haber llegado a Johto por fin. Entre todos esos sonrientes entrenadores que poco a poco descendían, se encontraba otro joven entrenador que también sonreía, pero a diferencia de los demás, éste no sonreía de emoción o felicidad, éste sonreía de arrogancia y presunción al recordar todo lo que había vivido antes, y esperar repetir de nuevo su éxito en esa nueva región. El campeón anónimo de la liga pokémon de Kanto, Rainbow, el autoproclamado entrenador definitivo, por fin se encontraba en la región Johto, junto con un Onix, un Eevee y un Zubat en un extraño cinturón con forma de X que cruzaba su pecho.

    —¿Qué les parece amigos? —se refirió a sus pokémon— ¿Sienten el aire distinto que hay aquí y la sensación de calma y bienestar que caracteriza a esta región?... Yo tampoco —y diciendo eso, se adentró en el pueblo alejándose del mar—, es hora de comenzar otra vez.

    Llevaba un rato caminando por el pueblo, dirigiéndose con prisa hacia algún lugar.

    —Ya sé, ya sé —dijo al darse cuenta de lo que pensaban sus pokémon—, pero no se preocupen, tenemos mucho tiempo para disfrutar del lugar, descansar y demás tonterías, pero antes que todo, debo ir al laboratorio de ese tal profesor Elm, del que me habló el profesor Oak…

    Pero en ese momento, un niñito con un Aipom, que venía pasando a toda velocidad en su patineta y chocó violentamente contra él, haciéndolos caer a ambos al suelo.

    —¡Por qué no te fijas por dónde vas! —exclamó enojado el niñito que no superaba los ocho años.
    Rainbow se sacudió el polvo, se levantó tranquilamente y observó al niño.

    —Algunas personas llevamos prisa —continuó quejándose el niño—, así que no estorbes —y diciendo eso empezó a alejarse.
    Sin embargo, Rainbow rápida y tranquilamente, sacó a su Onix, y con su enorme cuerpo dejó al niño sin salida.

    —Así que quieres pelear —exclamó el niño sonriendo desafiantemente.

    —En realidad no —contestó Rainbow sonriendo ligeramente—, estos tres pokémon que tengo, a pesar de que los atrapé hace ya mucho tiempo, no han sido entrenados todavía.

    —Pues debiste pensar en eso antes de intentar atacarme —contestó el niño enviando a su Aipom al frente.

    —Tienes mucho valor para enfrentar a tu Aipom contra un Onix —exclamó Rainbow sonriendo amigablemente.

    Ambos entrenadores se miraron desafiantemente, pero ninguno decía nada. El niño, aunque con ganas de luchar, no encontraba la manera de hacerle frente.

    —Creo que ya me voy —dijo Rainbow regresando a Onix a su pokeball.

    —¿Qué? ¿Ya te rindes tan pronto? —replicó el niñito.

    —Tengo que ir a ver a alguien —contestó Rainbow calmadamente sin voltear a verlo—, tal vez algún día, cuando estemos más parejos, volvamos a luchar.

    Y siguió su camino mientras el niño lo observaba enojado y frustrado.


    —Ese niño —se dijo a sí mismo—, me agrada, arrogante y atrevido, hace lo que debe hacer sin rodeos… solo le faltaría saber exactamente cuando conviene o no actuar de esa manera… Sí, amigos, cómo yo.

    Y siguió su camino como si nada hubiera pasado.



    Un rato después llegó a su destino, el laboratorio pokémon de pueblo Primavera, a cargo del profesor Elm. Lentamente, Rainbow se acercó a la puerta y trató de abrirla, pero se dio cuenta de que estaba cerrada.

    —¿Qué probabilidades hay de que ocurra un déjà vu ahora? —se preguntó medio en serio, medio en broma, al recordar lo que había pasado hace más de un año, cuando comenzó su viaje en Kanto—… Supongo que habrá que averiguarlo.

    Y se dispuso a tocar la puerta, pero antes de que pudiera hacerlo la puerta se abrió desde dentro, y del otro lado apareció un niñito, casi de la misma edad del niño con el que se había encontrado antes, y lo miró algo incómodo.

    —¿Tu eres el profesor Elm? —preguntó Rainbow algo consternado.

    —Pero claro que no —respondió el niño algo confundido—, yo soy Grant, soy el ayudante del profesor Elm.

    —Claro —continuó Rainbow—, me envía el profesor Oak, de pueblo Paleta de Kanto, dile que el entrenador definitivo Rainbow ya llegó —añadió presumidamente.

    —Sí, claro —contestó Grant algo intrigado—, voy a avisarle.

    Unos minutos más tarde, un profesor joven, de lentes y con rostro despistado se encontró con Rainbow en la puerta.

    —Así que tú eres Rainbow —dijo amigablemente al verlo—, gusto en conocerte, el profesor Oak me ha hablado mucho de ti.

    —¿A sí? ¿Y qué es exactamente lo que le ha dicho? —preguntó con interés.

    —Todo a su tiempo —contestó metiéndose de nuevo—, pero antes que todo entra muchacho.

    A Rainbow le incomodó un poco la actitud del nuevo profesor, le parecía algo extraña a su manera, pero se conformó con lo que siempre pensaba de todo el mundo: Todos son extraños.

    —¿Sabías que el profesor Oak fue mi maestro cuando era joven? —preguntó de repente Elm.

    —Olvidó mencionarme esa parte —contestó Rainbow indiferentemente—, lo que sí me mencionó es que tenía que darme mi aparatito ese… ¿cómo se llamaba?

    —Pokedex —contestó Elm mientras llegaban a una mesa dónde se encontraba el aparato—, ayer mismo me la enviaron, al ser solo un prototipo, no es muy potente, así que tuve que adaptarla a las coordenadas de la región de Johto.

    —Ah, así que era por eso que el profesor Oak no me la dio directamente a mi —dijo recordando su última charla—, me sorprendió tanto lo que dijo después, de que también me iba a entregar mi primer pokémon de Johto, que ya no le pregunté cuál era el objeto de tener que venir a recoger la pokedex de parte de usted.

    —Pues ya lo sabes —contestó Elm agarrándola—, el alcance de estos prototipos es de solo una región, así que cada vez que cambies de región, deberán darte una vacía y adaptarla a las coordenadas de dicha región… no es el mejor sistema, pero el profesor Oak espera mejorarlo.

    —Profesor —interrumpió Grant, quien puso dos pokeball sobre la mesa—, aquí están los dos pokémon que pidió.

    —Gracias Grant —dijo amablemente.

    Rainbow los miró, y vio que eran un Totodile y un Cyndaquil, y se extrañó de eso.

    —¿De casualidad no falta un pokémon? —preguntó interesado— Lo normal, que yo sepa, es que se den a escoger tres pokémon.

    —Sí, lo sé —contestó Elm—, lo que pasa es que otra persona antes que tú, vino y lo tomó…. Era una chica investigadora de misterios, muy amable, por cierto… su nombre era Aurora.
    Rainbow se emocionó al oír eso, se sintió feliz de saber que efectivamente Aurora se encontraba en esa región, pero mantuvo su mirada indiferente.

    —Bien, bien, entonces voy a escoger —dijo acercándose a los pokémon.

    —A ver ¿qué dices tú? —exclamó sujetando la pokeball de Cyndaqyuil— ¿y tú qué tal? —dijo sujetando la de Totodile— Si vienes conmigo te prometo que te convertiré en el mejor pokémon de tu especie, ninguno podrá vencerte, tendrás ataques tan poderosos que con un simple Placaje podrás vencerlos a todos… —pensó para que el pokémon lo oyera en su cabeza.

    —¿Qué es lo que estás haciendo? —preguntó Elm algo sorprendido.

    —¿El profesor Oak no le dijo algo acerca de mi Viridian mind?

    —Ah, sí, lo recuerdo, puedes comunicarte con tus pokémon sin necesidad de hablar.

    —Eso y mucho más —dijo Rainbow examinando de nuevo a los pokémon—… y creo que el que quiere venir conmigo, el que es lo suficientemente fuerte, resistente y paciente para mí, es… Totodile —el pequeño pokémon empezó a saltar dentro de la pokeball.

    —¿Y cómo lo decidiste? —preguntó Grant.

    —Tengo habilidades que me permiten saber muchas cosas sobre los pokémon, sus personalidades, qué tipo de entrenador les convendrían más —respondió arrogantemente—, y en este caso, el mejor para mí será Totodile —y lo puso en su cinturó X, junto a sus nuevos compañeros.

    —Sí, recuerdo que el profesor Oak vagamente me habló de eso —dijo Elm mirando el vacío.

    —Bueno, pues si eso es todo, deme mi pokedex para que pueda irme de una vez —dijo Rainbow apresurado.

    Elm la extendió hacia Rainbow, pero antes de entregársela la retiró.

    —No tan rápido chico —exclamó—, tal vez te hayas ganado la confianza del profesor Oak, pero conmigo es otra cosa.

    —¿No va a confiar en la palabra de su maestro y colega? —preguntó Rainbow extrañado.

    —No es que no confíe en él, sino que quiero ver si lo que dice de ti es verdad con mis propios ojos —respondió desafiante.

    —¿Qué más es exactamente lo que le han dicho de mí? —preguntó Rainbow empezando a preocuparse.

    Continuará...
     
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    ¡¡AHH!! ¡Rainbow ya está en Johto! Pues la gente ya se puede ir acostumbrando. ^^ Me alegra saber que ya ha conocido a Gold y que realmente le importe Aurora. Yo me esperaba que cogiese a Cyndaquil, pero Totodile tampoco es mala elección ^^. Sigue así!
    Nota: me alegra muchiísimo saber que he sido la primera en contestar ^^
     
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    Vaya vaya, que tiemble Johto... Roinbei, digo, Rainbow xD ya está aquí (cuando se enfrente a la próxima liga, ¿se hará llamar Rienbui? (?)) Supongo que tendré que leerme el manga de Gold y Silver jajaja únicamente lo comencé a leer, pero para sacarle todo el jugo a esta historia, sería ideal que lo acabase.
    Bueno, ¿qué más decir? Como un primer capítulo no hay mucho que opinar, coincido con AshleyMaya en que pensaba que escogería a Cyndaquil, pero ya veo que escoge a su primer inicial en desventaja con Aurora.
    En fin, Rainbow es único, que más se puede decir. Tengo ganas de ver que aventuras le suceden en esta región, cuantos líderes humilla, sus encuentros con Aurora, con los pokédex holders (aunque ya se topó con Gold), las palizas continuas a los villanos, su entrenamiento definitivo, qué pokémons usará... en fin, lo que viene siendo la rutina de Rainbow jajaja.
    Un saludo y no ejes de escribir. GL.
     
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    ...Continuando.

    Capítulo 2: Vs. Elm.
    “hay una diferencia entre actuar arrogante y demostrar que tienes el derecho a hacerlo, gánate ese derecho primero"
    Rainbow


    —Me ha dicho que eres arrogante —contestó Elm—, presumido, engreído, impredecible, grosero, inoportuno, irrespetuoso…

    —Sí, eso sí lo sé —interrumpió—, sé bien que mi actitud no es presisamente ejemplar.

    —Pero eso no es todo —prosiguió Elm—, el profesor Oak no solo vio esos defectos tuyos, también te describió cómo alguien inteligente, compasivo, generoso ante los problemas de los demás, humilde ante lo que no conoces, tienes un alto sentido de la justicia, y sobre todo, eres el mejor entrenador que ha visto en su vida.

    —Vas a hacer que me sonroje —contestó Rainbow sarcásticamente.

    —Pero lo más interesante —continuó Elm—, es el hecho de que tantas actitudes negativas se mezclen tan bien con actitudes positivas, tu personalidad es muy contradictoria a veces, eso hace que si alguien quiera definirte, única palabra que podría definirte es Desconcertante.

    —Felicidades, ha descubierto el secreto de mi existencia —dijo sarcasticamente—, ¿ya puede darme mi pokedex?

    —La pregunta es, ¿por qué alguien con tantas virtudes tiene que esconderse bajo un enorme cúmulo de defectos? —preguntó ignorando lo que Rainbow había dicho anteriormente.

    Ante esa pregunta, Rainbow primero se sorprendió, pero luego esbozó una sonrisa, y de ella salió una leve risa. Elm se desconcertó.

    —¿Esconderme yo? —exclamó riendo— Lo siento, yo nunca me escondo, aprendí eso desde hace mucho tiempo.

    —Pues yo no te creo —contestó Elm sujetando una pokeball con un Hoothoot.

    —Así que quiere luchar contra mí —dijo Rainbow al verlo—, ¿cómo luchar contra mí le va a demostrar que tiene la razón?

    —No quiero demostrarte nada a ti —contestó—, simplemente que, como te dije, quiero ver con mis propios ojos lo que el profesor Oak me ha dicho de ti.

    —No se ofenda profesor Elm —contestó mirándolo fijamente—, pero usted no es de la clase de profesores que lucha, usted es más bien de esos científicos despistados que a cada rato pierden sus anteojos o sus papeles importantes, más aún, usted es en realidad alguien muy torpe —Elm se sorprendió un poco de lo que oía—, esa actitud tan segura y tranquila que me mostró cuando llegué no me cuadró… ¿qué fue lo que pasó? ¿acaso apenas supo que iba a llegar ideó una manera de no parecer tan despistado? ¿cree que no me di cuenta? Desde que llegué ha tratado de hacerse el interesante, casi de seguro estuvo hasta altas horas de la noche ensayando lo que me iba a decir, y no lo niegue, puedo notar fácilmente esa actitud en la gente.

    Elm se sintió descubierto.

    —Es verdad lo que dices —dijo resignado—, pero de todas formas quiero probarte antes de entregarte tu pokedex.

    —Pues como quiera —contestó Rainbow desafiante.



    Una vez afuera, ambos se prepararon para combatir.

    —Obviamente el pokémon que utilizaré será mi Totodile nuevo —dijo Rainbow liberándolo.
    —Y yo voy a usar a este Hoothoot, el cual no ha sido entrenado, para estar más parejos —respondió Elm sacándolo.

    Rainbow se arrodilló junto a su nuevo Totodile, y empezó a susurrarle al oído, justo igual a como lo había hecho en Kanto al recibir su primer pokémon.

    —Entonces, que empiece la batalla —exclamó Grant.

    —¡Picotazo! —ordenó Elm.

    El pokémon atacó con todas su fuerzas, mientras que Totodile solo esquivaba.

    —¡Hipnosis! —ordenó de nuevo Elm.

    Pero antes de poder efectuar el ataque, Totodile atacó con Arañazo, aparentemente sin que Rainbow se lo ordenara.

    —Así que así es cómo atacas sin necesidad de hablar —exclamó Elm.

    —En realidad aquí no hay nada especial —contestó Rainbow.

    —¿A qué te refieres? —preguntó Elm intrigado.

    —En batallas tan predecibles como ésta, no es necesario que me comunique con ellos todo el tiempo para ganar, basta un pequeño plan —respondió arrogante.

    Elm no se dejó intimidar.

    —Hoothoot, ¡Placaje! —ordenó rápidamente.

    El pokémon atacó, pero esta vez, en lugar de esquivar, Totodile lo resistió y se aferró a él sin soltarlo.

    —Ahora Totodile —ordenó Rainbow tranquilamente.

    Entonces Totodile usó Mordisco, y con sus fuertes mandíbulas se aferró a Hoothoot, pero antes de que Elm pudiera ordenar nada más, Totodile usó inmediatamente después Pistola agua, sin dejar de morder a su enemigo. El Hoothoot se debilitó.

    —El ganador es Rainbow —exclamó Grant sorprendido.

    —Felicidades Rainbow —dijo Elm regresando a Hoothoot—, en verdad eres en batalla como me dijo Oak, frío y analítico, pero siempre consciente de tus pokémon, y eso es bueno.

    —Con respecto a lo que hablamos antes —interrumpió Rainbow cambiando de tema—, le aseguro que no me escondo en absoluto, lo que ve en mí es lo que hay.

    Elm aún no le creía, pero dadas las circunstancias decidió no volver a tocar ese tema.

    —En ese caso, aquí tienes —dijo entregándole la pokedex.

    Rainbow la tomó.

    —Gracias, entonces eso significa que ya me voy —dijo apresuradamente.

    —Espera un minuto —interrumpió Elm—, el profesor Oak me dijo que también tienes un Teléfono, deberías darme tu número para mantenernos en contacto.

    Rainbow lo miró y sonrió.

    —¿Me he ganado su confianza, profesor Elm? —preguntó de repente. Elm se sorprendió un poco por esa pregunta.

    —Por el momento… sí —contestó.

    —Pero me temo que usted aún no se gana la mía —respondió Rainbow siguiendo su camino—, pero no se preocupes, le daré la oportunidad de hacerlo, me pondré en contacto con usted cada vez que gane una medalla de gimnasio u ocurra algo interesante… Al menos de que no pueda por alguna razón o se me olvide, ya ha sucedido.

    —¿Medalla de gimnasio? —preguntó Grant.

    —Sí, niño, en el tiempo que esté en esta región voy a viajar para ganarlas todas, así que hasta luego —y siguió su camino como si nada.


    —Es en verdad un muchacho raro —dijo Grant cuando se hubo ido.

    —Sí, tal vez es extraño —respondió Elm sonriéndo—, pero nunca había visto a un entrenador acoplarse tan bien con un pokémon nuevo tan rápido, ya veremos lo que sucederá.



    Un rato después Rainbow se encontraba listo para comenzar su viaje en la nueva región, con sus cuatro pokémon en su cinturón, y su arrogancia por los cielos, se dirigió hacia la ruta 29.

    —Bienvenido oficialmente a mi equipo, Totodile —le dijo amigablemente—, ellos son tus compañeros de Kanto, ellos te pondrán al tanto de cómo vamos a entrenar, además de contarte las cosas que vivimos con tus colegas anteriores en Kanto…

    De nuevo el mismo niño con el que se había topado hace rato lo volvió a chocar, y ambos cayeron de nuevo al suelo.

    —¡Otra vez tú! —exclamó el niño enojado— ¡Ya te había dicho que te fijaras en el camino!
    Rainbow se levantó lentamente y lo miró tranquilamente, el niño se sorprendió por su actitud tan serena.

    —Adiós niño —se despidió mientras se iba.

    —Oye, ¿cómo que te vas solo así? ¿no sabes quién soy? —preguntó arrogantemente.

    —No, soy nuevo aquí, y ni siquiera me importa —contestó Rainbow sin voltear a verlo.

    El niño se enojó por su indiferencia.

    —Yo soy Gold de pueblo primavera, y en este pueblo me conocen como “el chico pokémon” —exclamó.

    —Mucho gusto —exclamó sarcástico—, yo me llamo Rainbow, de pueblo Paleta, y soy el entrenador definitivo.

    —¿Entrenador definitivo? —se sorprendió Gold.

    Rainbow se detuvo y lo miró.

    —Escucha chico, tú eres en muchos aspectos como yo —le dijo seriamente—, pero debes saber que hay una diferencia entre actuar arrogante y demostrar que tienes el derecho a hacerlo, gánate ese derecho primero… quién sabe, tal vez cuando salves a toda la región de la destrucción, te ganes el derecho de mostrar tu arrogancia… créeme, soy un experto en eso.

    Y luego de eso, siguió su camino, dejando al pequeño Gold desconcertado y ciertamente algo enojado.


    De esa manera se adentró en la ruta 29 para empezar a capturar nuevos colegas, y comenzar el entrenamiento en la nueva región de Johto.

    Continuará...
     
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    Vaya! aunque me lo esperaba. ya sabe cómo tratar al pequeño Totodile... La historia me da que estará genial. Sólo he visto dos errores, y te los pongo para que lo veas:
    —Sí, niño, en el tiempo que esté en esta región voy a viajar para ganarlas todas, así que hasta luego —y siguió su camino como si nada.
    Te faltaba ese ''en'' si no, no tiene mucho sentido.
    y aquí la otra:

    a veremos lo que sucederá.
    Hay dos opciones: o que sin querer te hayas comido la ''y'' de ''ya veremos'' o has querido poner ''a ver'' y te has confundido con la anterior. Eso es todo. Sigue así! ;)
     
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    Pokémon Rainbow: Johto.
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    ...Continuando.

    Capítulo 3: El Martes, ruta 29.
    “simplemente que no quiero que la gente se acostumbre a mi lado amable"
    Rainbow


    Rainbow y su grupo ya llevaban un tiempo en la ruta 29, habían empezado el entrenamiento especial con resultados satisfactorios para todos, al fin sus tres pokémon originarios de Kanto pudieron experimentar el entrenamiento definitivo, y desde luego, guiar un poco al nuevo Totodile para acostumbrarlo al nuevo entrenador.

    Ahora era el martes en la noche, pero Rainbow no parecía tener ganas de dormir, se recostó sobre la rama de un árbol, con sus pokémon a sus pies, y escuchó el silencio de la noche.

    —¿Que qué estamos esperando? —preguntó a sus compañeros— Pues es muy simple, como todos saben, hay algunos pokémon que solo salen durante el día, y a su vez, hay algunos que solo salen durante la noche, estamos esperando a uno de ellos… estén alerta, pero no se preocupen.

    Los pokémon de Rainbow se recostaron a los pies del árbol, dormitando, pero atentos a las órdenes de su entrenador.

    La noche avanzaba, pero alrededor solo aparecían simples Rattata.

    —Esto es extraño —murmuró Rainbow—, el pokémon que busco no debería tardar en aparecer…

    En ese momento se oyó un sonido, el sonido de un pokémon volador. Suavemente, un Hoothoot llegó volando, y se posó en una rama del árbol que se encontraba justo enfrente del de Rainbow.

    —Hola, Hoothoot —le saludó amablemente algo adormilado—, ¿por qué tan sólo? Esperaba encontrar más como tú por aquí.

    El pokémon lo miró desconfiadamente, y se dio media vuelta para retirarse.

    —Espera —se apresuró Rainbow—, ¿no quieres venir conmigo? Te prometo que si te unes a mi equipo, te convertiré en el mejor pokémon de tu especie…

    El Hoothoot se mostró arrogante ante él, y se preparó para la lucha.

    —Me parece bien —contestó Rainbow sonriendo—, después de todo, si vengo a presumirte tanto, lo menos que puedo hacer es demostrarte un poco de lo que puedo hacer.

    En ese momento, de un salto, Eevee atacó con Placaje, pero Hoothoot contraatacó con Picotazo. Rainbow se acomodó en la rama, con las piernas colgando por fuera.

    Eevee redujo la precisión de Hoothoot con Ataque arena, pero el pokémon se liberó de él y embistió a Eevee.

    —Bien amigo —le dijo Rainbow sonrientemente—, pero… parece que algo te salió mal.

    Al darse cuenta, el Hoothoot vio que por alguna razón, se encontraba envenenado.

    —Interesante, ¿no te parece? —preguntó Rainbow engreídamente— Solo llevamos unos pocos días de viaje en esta región, y Eevee ya logró dominar una de mis habilidades definitivas, ya la había usado, hace mucho tiempo en Kanto con otros pokémon, la habilidad de envenenar al contacto, como si se tratara de la habilidad Punto tóxico… ¿ya te diste cuenta de lo que puedes lograr si vienes conmigo?

    El Hoothoot se mostró sorprendido, pero también maravillado, así que aceptó ir con él, y le sonrió arrogantemente, lo que agradó a Rainbow.

    —Buena decisión amigo —contestó Rainbow sujetando una pokeball—, me gusta que sean así, arrogantes, como yo —y diciendo eso lanzó la pokeball al aire y la pateó levemente hacia Hoothoot, atrapándolo sin problemas.

    Rainbow descendió del árbol, agarró la pokeball y lo curó con su Viridian mind.

    —Bienvenido al grupo amigo, yo soy Rainbow, el entrenador definitivo, y tal y como te lo prometí, yo…

    En ese momento se escuchó el grito de una mujer en la oscuridad, el ambiente oscuro y lúgubre el bosque de noche le dio cierto tono perturbador.

    Rainbow regresó a todos sus pokémon a su cinturón, y sin perder tiempo, se dirigió hacia el grito.

    Al seguir avanzando por el bosque, los gritos se hacían más fuertes, Rainbow apresuró el paso, hasta que llegó a dónde había un pequeño lago, y junto a él, una jauría de Houndour dirigida por un Houndoom amenazaban a una chica, la cual no dejaba de llorar del miedo.

    Sin esperar nada, Rainbow envió a Zubat a confundirlos a todos con Supersónico, y Totodile atacó con Pistola agua, haciendo que muchos Houndour huyeran.

    Pero el líder y los otros de mayor nivel, encararon a Rainbow al liberarse de la confusión. Rainbow se dio cuenta de que el nivel del líder era mucho mayor al de sus pokémon, y sabiendo que usar a Onix haría las cosas demasiado fáciles, decidió idear otro plan.

    —Hoothoot —le dijo sujetando su pokeball—, sé que te acabo de atrapar, y no me conoces ni hemos entrenado, pero necesito que me hagas caso y me escuches con cuidado —el pokémon asintió y se preparó.


    En ese momento, Totodile volvió a atacar con Pistola agua, mientras que Zubat lo hacía con rápidos Ataque ala, los Houndour trataron de hacerles frente, pero no eran lo bastante rápidos para aludir los ataques, y terminaron huyendo.

    Al ver que lo abandonaban, el Houndoom se enojó contra Rainbow, y arremetió contra él, mordiéndolo en una pierna sin soltarlo. Rainbow se resistió el dolor, y miró al pokémon que lo mordía con intensidad.

    —¡Ahora, Hoothoot! —gritó lanzando su pokeball al aire.

    El pokémon volador salió de la pokeball, y antes de que Houndoom pudiera hacer algo, Hoothoot se dirigió en picada hacia él, usando Picotazo y al mismo tiempo Hipnosis, dejándolo profundamente dormido y soltando a Rainbow.

    —Bien hecho Hoothoot —le felicitó mientras se recostaba extendiendo los brazos del cansancio—, ¿ves que no es tan difícil usar dos ataques al mismo tiempo? —el pokémon se sintió orgulloso de sí mismo.


    —¡Santo cielo! ¿Te encuentras bien? —exclamó la chica que, viendo todo lo que había pasado, se acercó a Rainbow para ayudarlo con su pierna.

    —Sí, no es nada —contestó Rainbow indiferente a su preocupación—, ya he tenido peores heridas.

    —Por cierto, gracias por salvarme —le agradeció sonrientemente—, me llamo Marta, los martes me gusta venir por esta ruta, pero de repente esa jauría me atacó sin motivo… perdón por lo de tu pierna…

    —Sí, sí, claro, no me importa —contestó Rainbow fríamente poniéndose de pie y preparándose para irse.

    —¿Ya te vas? —lo interrumpió la chica— Espera un poco, ese Houndoom despertará en poco tiempo, y entonces volverá a atacar.

    —No te preocupes, no lo hará —y diciendo eso, arrojó cerca del Houndoom una pequeña bolsa de tela y siguió su camino.

    —¿Qué hay dentro de esa bolsa? —preguntó Marta.

    —Ballas Meloc —respondió Rainbow fríamente sin detenerse.

    —¿Y para qué? —preguntó intrigada la chica.

    —Porque la única razón por la que te atacaba es porque uno de sus cachorros se envenenó, y buscaba desesperadamente bayas para curarlo, estaban tan desesperados que no iban a dudar en despedazarte solo para ver si tenías de casualidad algunas —exclamó bastante irritado, como era su costumbre cuando lo interrogaban demasiado—… aparentemente, esas bayas no crecen mucho por aquí

    —Espera un momento —interrumpió Marta—, ¿cómo sabes todo eso?

    Rainbow se detuvo por un momento y la miró, y por un momento le sonrió maliciosamente, lo cual asustó la chica.

    —Me lo dijo cuando se enfrentó a mí —respondió con cierta arrogancia—, y siguió diciéndolo mientras me mordía la pierna, pero estaba desesperado, y no tengo tiempo de razonar con pokémon desesperados, así que solo lo dormí por un rato —y de inmediato siguió su camino ignorando a la chica.

    Eso dejó a Marta más confundida que satisfecha, al voltear a ver, se dio cuenta de que el Houndoom se había ido con la bolsa de bayas, y sonrió tranquilamente.

    —¿Seguro que no necesitas ayuda con tu pierna? —preguntó algo preocupada mientras Rainbow se alejaba.

    —No, gracias, puedo arreglármelas sólo —contestó indiferentemente.

    —Pues en ese caso, yo vengo aquí todos los Martes —respondió sonriente.

    —Lo siento, no creo que nos veamos nunca más, soy Rainbow el entrenador definitivo, y voy a estar reuniendo las medallas de gimnasio de toda la región Johto —replicó Rainbow bastante fastidiado.

    Marta estaba algo perpleja por su actitud tan hostil y poco amigable, pero aún así le pareció un gran entrenador.

    —Oye, tengo otros siete hermanos a los que les gusta ir a diferentes partes de Johto —le gritó para finalizar—, tal vez te los encuentres por el camino.


    Rainbow se limitó a seguir caminando con paso firme lo más lejos de ahí. Cuando estuvo bastante lejos, se corrió el pantalón, y se puso un vendaje alrededor de su herida untado de un extraño aceite. Un rato después se trepó en la rama de un árbol, y se decidió a dormir de una vez. A sus nuevos pokémon les intrigaba su actitud tan poco amigable con esa chica.

    —No es nada importante —les respondió—, simplemente que no quiero que la gente se acostumbre a mi lado amable… ¿saben qué es lo gracioso? —preguntó de repente al darse cuenta de algo— Le dije mi nombre y ella ni siquiera me lo preguntó…

    De esa manera, un rato después se quedó dormido sobre el árbol, junto a sus pokémon.

    A la mañana siguiente, se quitó su vendaje y vio que la herida ya no estaba, solo una pequeña cicatriz, reuniendo a sus pokémon siguió su camino.

    Un rato después, salió a su paso el mismo Houndoom que había visto la noche anterior, y detrás de él un pequeño Houndour, su cachorro, ambos se acercaron a él lentamente con actitud amistosa.

    —Te curaste bien pequeño —dijo Rainbow amigablemente mientras lo acariciaba suavemente. El Houndoom le sonrió y se disculpó por morderlo.

    —No te preocupes —contestó Rainbow—, he recibido peores heridas.

    Y después de despedirse de ellos, siguieron su camino en la ruta unos días más, en los cuales siguieron entrenando duramente. Pocos días después, habían llegado a ciudad Cerezo, un pequeño pueblo sin muchas cosas interesantes.

    Continuará...
     
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    Pokémon Rainbow: Johto.
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    Aventura
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    ...Continuando.

    Capítulo 4: Ciudad Cerezo y ruta 30.
    “ me has engañado… pero precisamente por eso, ahora te quiero en mi equipo más que nunca"
    Rainbow


    —Si mi mapa no se equivoca —dijo Rainbow examinando su mapa—, ciudad Malva se encuentra al norte, a varios días de aquí… supongo que debemos pasar por ciudad Cerezo si queremos llegar al gimnasio.

    En ese momento se encontraban en las afueras de ciudad Cerezo, la cual Rainbow encontró poco interesante, excepto por el hecho de la cantidad de entrenadores que parecían llegar ahí. Con paso solemne entró a la ciudad.

    —Una ciudad sin gimnasio ni nada que ver —murmuró Rainbow a sus compañeros en su cinturón—, nada más que entrenadores novatos por todos lados… al menos hay un poco de paz y tranquilidad….

    —Oye tú —interrumpió una voz—, ¿eres un entrenador novato verdad?

    Rainbow volteó y vio a un energético anciano que lo abordó rápidamente.

    —Novato, ¿Yo? —exclamó Rainbow con tono ofendido.

    —Así es, pero no te preocupes, todo el mundo es novato alguna vez —continuó el anciano sonriéndole amigablemente—, pero yo puedo enseñarte algunas cosas.

    —¿Usted, enseñarme a mí? —murmuró Rainbow con voz malévola y mirada maliciosa.

    —Sí, en ese caso, sígueme —e ignorando la actitud de Rainbow, lo tomó del brazo y lo llevó casi arrastrando por el pueblo.

    —¿Pero qué le pasa a este viejo? —pensó Rainbow consternado, sus pokémon también lo estaban un poco.

    —Esto es un centro pokémon —dijo el anciano al llegar al centro pokémon—, aquí curan a los pokémon. Vas a necesitarlos mucho durante tu viaje.

    —Nunca he usado ninguno para curarlos en mi vida —murmuró Rainbow convencido de que el viejo no le haría caso.

    —Esta es la tienda pokémon —dijo el viejo al llegar a la tienda—, aquí podrás comprar tus pokeball, además de pociones para curar a tus pokémon y otras cosas.

    —Yo nunca he usado pociones —volvió a murmurar Rainbow cada vez más irritado.

    —La ruta 30 está por acá —siguió el anciano mientras lo llevaba hasta ahí—, hacia el norte se encuentra ciudad Malva, y también la casa del señor pokémon.

    —Perfecto —dijo Rainbow recobrando por un momento una actitud más tranquila—, ahí es hacia dónde me dirijo, con su permiso…

    —Pero espera —interrumpió el viejo—, aún queda mucho que ver.

    Y siguió arrastrándolo por la ciudad mientras Rainbow se contenía las ganas de maldecirlo y apretaba los dientes de la rabia.


    —Como puedes ver, esto es el mar —continuó cuando llegaron al puerto.

    —¿En serio? No me diga —dijo Rainbow sarcásticamente.


    Y así por un rato, el viejo lo guió hacia varios lugares aburridos de la ciudad, hasta que finalmente se detuvieron en una casa.

    —¿Y ahora qué lugar se supone que es este? —preguntó Rainbow aguantándose la impaciencia heroicamente.

    —Esta es mi casa —contestó sonriente el viejo.

    —¿Y a mí qué demonios me importa saber dónde está su casa? —pensó Rainbow en su mente violentamente.

    Rainbow estaba que no podía controlar su enojo y desesperación, pero recordando que no era momento ni lugar ni circunstancias para enojarse de verdad, respiró profundamente, y se tranquilizó poco a poco.

    —Gracias por la guía señor —dijo finalmente ya más tranquilo, y con voz educada.

    —De nada —contestó el viejo sonriendo—, ¡Mucha suerte en tu aventura hijo!

    Rainbow se despidió y se fue de ahí.



    —Ese viejo solo quería ayudar a los entrenadores novatos —le dijo a sus pokémon cuando se hubieron alejado un poco—, no debía enojarme con él… después de todo, debo admitir que por fuera sí parezco un novato.

    Mientras seguía caminando hacia la ruta 30 pensó que algo similar había ocurrido cuando estaba en Kanto, con un joven en ciudad Plateada que contra su voluntad lo llevó al museo de la ciudad, y en su mente deseó que no hubiera gente así en cada región que visitara, al igual que muchas otras cosas.



    Un rato después, luego de haber pasado a la tienda a vender y comprar algunas cosas, Rainbow se encontraba en la ruta 30 en dirección al norte, por primera vez desde que llegó a Johto pudo volver a combatir contra otro entrenador.

    —¿Cómo hiciste que tu Zubat hiciera eso? —preguntó el Joven al perder.

    —Nada del otro mundo —contestó Rainbow indiferentemente y siguiendo su camino.



    Poco después llegaron a un pequeño claro que había a un lado de la ruta, y se detuvieron a descansar un poco, Rainbow aprovechó para tomar un baño en ese lugar y relajarse un poco con sus pokémon, pues como le había prometido a sus compañeros, se iba a tomar algo de tiempo para disfrutar el clima y el paisaje de la nueva región.

    En un momento una figura llamó su atención, a unos metros, bebiendo agua, se encontraba una Chikorita. Rainbow inmediatamente se puso a analizarla con su Viridian mind.

    —Amigos, creo que ya encontré a nuestra compañera de tipo Planta —les dijo tranquilamente.

    Guardó a todos sus pokémon para no asustarla, y se dirigió hacia ella. Al notarlo, se puso en guardia, pero más que nada lista para huir.

    —Hola Chikorita —se dirigió Rainbow a ella amistosamente—, eres un pokémon muy interesante, lo noto, eres valiente, disciplinada, y te gusta combatir… ¿porqué no te unes a mi equipo? Te prometo que te convertiré en la Chikorita más poderosa del mundo…

    Sus nuevos pokémon de Johto, Totodile y Hoothoot, estaban algo intrigados de que Rainbow se refiriera así a los pokémon que estaba a punto de atrapar, pero sus compañeros que habían sido atrapados en Kanto y que por consiguiente, habían visto que capturaran a muchos más pokémon, ya estaban acostumbrados a las manías de su entrenador.

    Sin embargo, a diferencia de la mayoría de los pokémon que Rainbow había atrapado hasta entonces, sorprendentemente Chikorita no se negó a su petición a la primera, y decididamente quiso ir con él.

    —¿En serio quieres unirte sin luchar? —le preguntó sorprendido Rianbow.

    La Chikorita al parecer iba completamente en serio. Rainbow ya había tenido pokémon sin haber luchado contra ellos, ya sea porque se los habían regalado, habían querido seguirlo, o porque los revivió de un fósil, pero esto era nuevo para él. Suavemente, agarró la pokeball, y la lanzó suavemente hacia ella.

    Pero en ese momento, justo antes de que la pokeball la tocara, Chikorita la repelió con una patada, y la pokeball salió volando lejos. Por un momento Rainbow se quedó perplejo, la Chikorita lo miró desafiante, y al darse cuenta de ello, Rainbow le devolvió la sonrisa y se incorporó.

    —Impresionante, Chikorita —dijo calmadamente con la mirada desafiante—, me has engañado… pero precisamente por eso, ahora te quiero en mi equipo más que nunca —y empuñó la pokéball de Zubat. Chikorita también se preparó.

    —¿Qué sueno muy presumido dices? —preguntó Rainbow al darse cuenta de lo que pensaba Chikorita— En efecto, lo soy… pero a final de cuentas, querrás unirte a mí al final —y liberó a Zubar en ese momento.

    Chikorita atacó con Hoja afilada, pero Zubat hábilmente las esquivó con gran velocidad y contraatacó con Ataque ala, esto se repitió dos veces hasta que Chikorita estuvo a punto de debilitarse.

    —¿Ya te rindes, Chikorita? —exclamó Rainbow arrogante.

    Lejos de intimidarse, Chikorita usó Síntesis, y recuperó el 60% de su enregía.

    —Bien jugado —contestó Rainbow—, el día soleado que hay ha hecho que tu síntesis sea bastante potente… pero eso no te servirá de mucho

    Entonces Zubat utilizó Supersónico, de manera que Chikorita quedó confundida. Estaba Zubat a punto de usar Mordisco cuando Chikorita, superando rápidamente su confusión, contraatacó con otro poderoso Hoja afilada, el cual Zubat no pudo evitar, y casi cayó debilitado.

    —Bien hecho de nuevo —volvió a decid Rainbow—, pero por desgracia, ya es lo último que harás.

    Entonces Rainbow utilizó un viejo truco que había perfeccionado hace ya mucho tiempo. Zubat comenzó a utilizar Chupavidas para recuperar energía al mismo tiempo que evitaba los ataques de Chikorita, ésta al ver que se quedaba sin energía utilizaba Síntesis de nuevo, recuperándose cada vez. Este juego duró bastante rato, de manera que ninguno de los dos se debilitaba.

    —Ya es suficiente tiempo —exclamó al fin Rainbow impresionado por la resistencia de Chikorita—, ya hazlo Zubat —ordenó tranquilamente.

    Entonces Zubat volvió a utilizar Supersónico mucho más poderoso, pero sin dejar de atacar con Chipavidas, y más aún, usando Ataque ala, de esta manera Chikorita estaba demasiado confundida para contraatacar, y los ataques de Zubat demasiado rápidos para tener tiempo de usar Síntesis. Pocos segundos después, al ver que no podría salir de ese combo de ataque tan rápido, se debilitó y cayó al suelo.

    Rápidamente, Rainbow puso una pokeball a sus pies, y la pateó suavemente hasta Chikorita, atrapándola de una vez. Luego, tal y como era su costumbre, se dirigió hacia ella, y cariñosamente la curó. Luego la miró a los ojos amigablemente.

    —Bienvenida al grupo —Chikorita lo miraba complacida y admirada por la batalla que dio—, te prometo que no te arrepentirás de estar conmigo.

    Entonces la liberó y la presentó con sus nuevos colegas, se veía feliz con sus nuevos amigos.

    Esa noche acamparon ahí, y los pokémon de Rainbow que venían desde Kanto les narraban las historias de todo lo que su entrenador había hecho en esa región, esto hizo que los nuevos se maravillaran y le tuvieran más confianza a su nuevo entrenador y su desconcertante carácter, y todos ellos estuvieron ansiosos de poder vivir lo mismo que habían vivido sus colegas de Kanto.

    Continuará...
     
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    ... Continuando.

    Capítulo 5: El Huevo.
    “No puedo ser el entrenador definitivo si no soy también el criador definitivo"
    Rainbow



    Después de pasar unos pocos días más entrenando en la ruta 30, Rainbow decidió que era tiempo de seguir el camino, el entrenamiento progresaba bien, y había obtenido muchas bayas que crecían abundantemente en ese lugar, además de haber encontrado muchos objetos útiles en el camino.

    —Parece que no vamos a tener espacio para nada más hasta llegar a ciudad Malva —dijo dándose cuenta de que ya casi no tenía espacio en la mochila—, cuando lleguemos, lo primero que haré será almacenar vía PC. Lo que no me sirva de momento… aunque, ahora que lo recuerdo —dijo haciendo memoria—, ese viejo de ciudad Cerezo dijo algo de que por aquí vivía un tal señor Pokémon, o algo así… me pregunto si me dejaría usar su PC. Si es que tiene… no me gustaría encontrar algo bueno por el camino y no poder recogerlo.

    De esa manera continuó su viaje hacia el norte, mientras tanto, sus pokémon caminando a su lado no dejaban de contarle a los nuevos sus aventuras que habían vivido en Kanto.

    —No exageres, Onix —comentó—, no le dije tantas cosas feas a Erika… de hecho, mejor omite esa parte…



    Un rato después llegaron a una casa en medio del bosque, al acercarse Rainbow vio que en el frente había un letrero que decía “Casa del señor pokémon”.

    —Sí, que debe ser alguien importante para poner su nombre en un letrero de esa manera —comentó Rainbow algo intrigado—, pero ni modos, veamos si al menos me presta su PC. Por un momento, esta mochila pesa cada vez más…

    Se acercó y tocó la puerta.

    —Hola… ¡Señor pokémon! —gritó— Perdone que lo moleste, necesito usar su PC. Un momento, esta mochila vieja está a punto de reventar.

    Un momento después se escuchó un ruido adentro, y se abrió la puerta. Un hombre mayor con sombrero apareció y sonrió amablemente.

    —Tú debes ser Rainbow, mucho gusto en conocerte —saludó cordialmente.

    Rainbow se sorprendió de que lo conociera.

    —¿Cómo sabe mi nombre? —preguntó intrigado.

    —Soy un buen amigo del profesor Elm y del profesor Oak —contestó con una sonrisa—, ellos me han hablado de ti.

    Rainbow se sintió incómodo de que le hubieran hablado de él a un desconocido.

    —Como le decía —continuó tratando de ocultar su incomodidad— ¿podría usar su PC. Un momento? Necesito almacenar unas cosas que por el momento solo me estorban.

    —Ah, claro por supuesto, pasa y siéntete como en tu casa —invitó cordialmente.

    Al entrar, Rainbow se dio cuenta de que el anciano tenía muchas cosas raras como parte de una colección, pero no le prestó importancia en ese momento, y fue directamente al PC.

    —Parece que has encontrado muchos objetos en tu viaje —dijo el señor pokémon al ver todo lo que guardaba en el PC.

    —A mí también me sorprende —contestó Rainbow—, mire, Directo, Proteínas, Calcio, muchas Pociones, Repelentes… y no llevo más de tres semanas en esta región.

    —La gente es muy descuidada —continuó el viejo—, con frecuencia deja caer sus objetos, supongo que te serán útiles para tus pokémon después.

    —No pienso usarlos en mis pokémon —respondió Rainbow—, voy a venderlos en las tiendas para tener algo de dinero, es la única fuente de dinero que tengo.

    El señor pokémon se sorprendió un poco por eso, pero no le tomó atención debido a lo que le habían contado sobre él.

    —Supongo que no necesitas esas cosas a causa de tu método de entrenamiento definitivo ¿verdad? —comentó inocentemente.

    Rainbow se detuvo bruscamente de lo que estaba haciendo, y lo volteó a mirar severamente. Obviamente era muy incómodo que le hubieran contado tanto sobre él, hasta el punto de incluir mencionar su método definitivo.

    —¿Exactamente cómo supo que era yo? —preguntó sospechoso.

    —El profesor Elm me dijo que tal vez aparecería un joven entrenador con un Totodile, un Eevee, un Zubat y un Onix, con un temperamento y una pose que gritaba arrogancia por todos lados —respondió sin dejar de sonreírle aniñadamente.

    —Sí, claro —dijo Rainbow terminando de guardar sus cosas—, supongo que después de todo soy muy fácil de reconocer… debería averiguar a quién más le contaron de mí, y de esa manera pensar en algo para que no me reconozcan.

    —¿Por qué no quieres ser reconocido? —preguntó el anciano curioso. Rainbow lo miró incómodo.

    —Ya tuve esta charla hace tiempo con el profesor Oak una vez, y también presidente de la asociación pokémon de Kanto cuando participé en la liga pokémon de Kanto… no tengo ganas de repetir mi explicación de nuevo —añadió fastidiado.

    —Así que participaste en la liga pokémon de Kanto… ¿y cómo te fue? —volvió a preguntar el viejo curiosamente.

    Rainbow incómodamente se dio cuenta de que estaba hablando de más, así que tomó su mochila y regresó a sus pokémon a sus pokeball.

    —Gracias por dejarme usar su PC. Perdone por las molestias, ya tengo que irme —dijo apresurándose a la puerta.

    —Espera un momento muchacho —se apresuró el anciano—, tengo algo que quiero mostrarte.

    Y diciendo eso, se metió en una habitación para buscar algo. Rainbow esperaba impaciente y suplicaba porque no fuera una estupidez innecesaria, tal y como le había ocurrido antes en otras ocasiones. Un momento después el anciano volvió.

    —¿Qué opinas de esto? —dijo extendiéndole un Huevo pokémon.

    Eso fue inesperado para Rainbow, quien de repente se sintió con una gran curiosidad. Delicadamente tomó el huevo en sus manos y lo observó con una sonrisa curiosa.

    —¿Qué quiere que opine exactamente? —preguntó sin dejar de mirar el huevo.

    —Encontré ese huevo hace unos días —contestó el anciano—, por el momento no sé de qué tipo de pokémon se trata, tal vez sea una especie nueva, así que pensé que tal vez podrías llevárselo al profesor Elm para que lo estudie.

    Rainbow siguió observando al huevo tiernamente.

    —Hola bebé —le dijo cariñosamente—, ¿cómo estás? ¿ya quieres salir?... No, aún te falta mucho tiempo… pero te ves sano y fuerte.

    El señor pokémon se quedó algo perplejo de que Rainbow le hablara de esa manera tan confiada al huevo.

    —Los huevos no nacerán con todo su potencial si se quedan en un frío laboratorio —continuó Rainbow sin dejar de observar el huevo—, los huevos necesitan estar en contacto con otros pokémon activos para animarse a nacer, y de paso absorben algo del potencial del entrenador y los pokémon a su alrededor.

    —¿De verdad? —se asombró el anciano— Eso es algo que no sabía… al parecer también eres un buen criador pokémon.

    —No puedo ser el entrenador definitivo si no soy también el criador definitivo —contestó arrogante Rainbow.

    —Bueno, pero aún está el misterio de qué pokémon se trate —añadió el viejo examinándolo más de cerca.

    —Eso no es ningún misterio —contestó Rainbow regresándoselo a sus manos—, no es ni más ni menos que un Togepi, un pokémon bastante raro, es inusual encontrar sus huevos abandonados.

    —Ya veo —meditó el anciano—, en ese caso… ¿te gustaría llevártelo?

    Rainbow se sorprendió por el ofrecimiento.

    —Si dices que los huevos deben viajar con pokémon activos, ¿qué mejor que ir rodeado de pokémon del entrenador definitivo? —dijo serenamente. Rainbow se sorprendió por eso.

    —¿Tan fácilmente va a aceptar que soy el entrenador definitivo? —preguntó extrañado.

    —Todavía no —contestó el anciano—, pero estoy seguro que con el tiempo, lo demostrarás —y le devolvió el huevo suavemente, Rainbow lo tomó.

    Rainbow se quedó por un momento pensando en todo eso.

    —¿Por qué me tiene tanta confianza, si ni siquiera me conoce? —preguntó finalmente.

    —El profesor Oak y Elm me han hablado bien de ti —respondió sonriente—, me han contado de tus defectos, pero también me contaron de lo maravillados que están de que al parecer tus defectos no afectan en nada tu desempeño como un buen entrenador.

    Rainbow miró al huevo un poco apenado en el fondo.

    —¿Ah sí? —exclamó— ¿y usted les cree en eso?

    —Bueno, tengo que admitir que es una actitud un tanto desconcertante —contestó con una leve sonrisa—, pero también es verdad que debo darte una oportunidad de que demuestres que vales la pena para lo que presumes… y esta es mi manera, llévate el huevo, y conviértelo en un gran pokémon.

    Rainbow se sintió algo apenado e incómodo de que alguien indagara tanto en él.

    —Pero hay un problema —dijo finalmente después de un momento de silencio—, si me llevo el huevo, me temo que no lo podré entrenar hasta después de mucho tiempo de que nazca.

    —¿Y eso por qué? —preguntó extrañado el señor pokémon.

    —Es por cuestión de evoluciones —respondió Rainbow—, verá, aunque él y su evolución inmediata son originarios de Johto, su última evolución no lo es, su última evolución fue descubierta por primera vez en la región de Sinnoh. Lo óptimo sería reservarlo para que sea mi pokémon de tipo normal de esa región… tal y cómo lo hice con algunos de mis pokémon de Kanto.

    —Entiendo —dijo el anciano—, pero eso no importa.

    —¿No? —preguntó Rainbow algo sorprendido, ya que esperaba que no le pareciera bien la idea.

    —No dije cuando ni donde debías entrenarlo —contestó el viejo—, solo que debías hacerlo… hazlo donde quieras y cuando quieras, solamente no lo descuides nunca, y conviértelo en un gran pokémon.

    Rainbow sonrió satisfecho.

    —Es una promesa —contestó Rainbow—, me temo que la espera será bastante larga… pero al final te prometo —dijo dirigiéndose al huevo tiernamente—, que así como le prometía Eevee, Zubat y Onix que tendrían su momento en otra región, tú también tendrás tu momento de gloria, solo debes ser paciente.

    El señor pokémon miró a Rainbow con su nuevo huevo y sonrió satisfecho. Rainbow no dejaba de sonreírle cariñosamente a su nuevo huevo.



    —Gracias por todo, señor pokémon —se despidió Rainbow—, lamento haber pensado en su momento que su nombre era el menos original de toda la historia del mundo.

    —Ejem, de nada Rainbow —contestó el anciano—, suerte en tu viaje, y no lo olvides, no importa cuánto tardes, no descuides a tu pokémon, cumple tu promesa.

    Rainbow sonrió y asintió con la cabeza, luego se volteó para marcharse, pero luego recordó algo.

    —Una cosa más, señor pokémon —dijo mirándolo nuevamente—, todo lo que le he dicho acerca de los huevos y todo eso… preferiría que no le dijera a nadie que lo supo de mí, no quiero más fama de la que al parecer tengo entre los investigadores.

    —Está bien, como quieras Rainbow —asintió el señor pokémon.


    De esa manera, Rainbow siguió su camino, con su huevo en la mochila, en la cual ya había más espacio por el momento.

    —Solo espero algún día poder volver a encontrar un huevo de esos —dijo el anciano en voz baja mientras observaba a Rainbow irse—, me hubiera gustado investigado más cuando hubiera nacido.



    Días después, Rainbow siguió su camino a través de la ruta 31, para seguir entrenando a sus pokémon, los cuales de tanto en tanto se acercaban con cuidado al huevo y le platicaban al igual que Rainbow, notando que el huevo se encontraba feliz de estar con ellos. Desde ese día, Rainbow dormía con el huevo en sus brazos.

    Algunos días después, finalmente llegaron a ciudad Malva, Rainbow sonrió maliciosamente recordando sus días en Kanto, cuando retaba a los líderes de gimnasio, y ahora en esa ciudad iba a tener su primera batalla de gimnasio de Johto, lo que lo hacía sonreír arrogantemente.

    Continuará...
     
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    ...Continuando.

    Capítulo 6: La torre Bellsprout.
    “les demostraré a ellos, y sobre todo a mí mismo, que se equivocaban."
    Rainbow


    Ciudad Malva no era en sí misma una ciudad muy interesante para Rainbow, al que en general solía fijarse solo en los gimnasios, rara vez solía interesarse en algún otro aspecto de una ciudad, salvo varias excepciones.

    La torre Bellsprout, que se alzaba majestuosamente sobre la ciudad, era uno de los muchos lugares que Rainbow ya había visitado con anterioridad cuando era más joven, más específicamente cuando contaba con aproximadamente ocho años, y no hacía mucho que se acababa de graduar de la escuela Ranger de Almia.

    Con algo de nostalgia, se puso a recordar a los pies de la torre.

    —¡Qué torre tan magnífica! ¿no les parece, niños? —exclamó la señorita Abril, junto a su nuevo grupo de Rangers.

    —Que suerte que la presidenta Edna aprobó la iniciativa de los viajes alrededor del mundo para los recién graduados —añadió un joven Ranger sonriente.

    —Bueno, pero recuerden que no estamos de vacaciones, sino para realizar misiones para ayudar a la gente y los pokémon, así que vayan por ahí y ayuden en lo que puedan, nos veremos aquí mismo al anochecer —finalizó la señorita Abril dejando al grupo libre.

    Entre el grupo de jóvenes Rangers, se encontraban Rainbow y Aurora, la cual parecía feliz de encontrarse ahí.

    —Esta región me gusta mucho —dijo Aurora con su habitual tono jovial—, ¿y a ti qué te parece Rainbow? ¿Puedes sentir esa sensación de paz y tranquilidad que desprende esta región?

    —En realidad no —contestó indiferentemente Rainbow mientras con paso firme se encaminaba hacia la torre.

    —¡Espera un momento! —se apresuró Aurora— ¿A dónde crees que vas?

    Rainbow se detuvo a la entrada de la torre y sacó su cuaderno especial.

    —Esto de los viajes alrededor del mundo como una iniciativa para los Rangers será muy conveniente para mí —dijo mirando su cuaderno arrogantemente.

    —¿A qué te refieres? —preguntó Aurora intrigada.

    —Cuando mis padres me obligaron a entrar en la escuela Ranger hace poco menos de un año, empecé a estancarme en mi búsqueda de conocimientos —dijo algo preocupado.

    —Pero bien que te la pasabas todo el día dándole vueltas y vueltas a lo que escribías —contestó Aurora tratando de animarlo—, sé que tal vez no has averiguado muchas cosas desde entonces, pero has avanzado mucho en tu método…

    —Hmmm —murmuró Rainbow—, no es por ofenderte, pero la verdad, no me gusta mucho que alguien más sepa de mi método definitivo.

    —Bueno —contestó Aurora algo apenada—, te recuerdo que tú eres el que se la pasa presumiéndome y alardeando sobre él…

    —Bueno, sea como sea —interrumpió Rainbow, quien se veía algo apresurado—, estos viajes son mi oportunidad para continuar con la recolección de cualquier información que me ayude a ser mejor entrenador —y habiendo dicho eso, se apresuró a entrar en la torre.

    —¡Espera Rainbow! —se apresuró a decir Aurora— ¿Qué hay de las misiones de Ranger que debemos hacer.

    —Esas no me importan en absoluto —finalizó Rainbow.

    Aurora no sabía qué hacer en ese momento; sabía que tenía deberes de Ranger que hacer, pero no quería dejar a Rainbow sólo ahí, así que armando coraje, entró en la torre también.


    Saliendo de su recuerdo, Rainbow observó la torre una vez más, y con paso decidido y mirada arrogante, se introdujo dentro de la torre de nuevo, como aquella vez hace varios años.

    Adentro no parecía haber cambiado mucho desde entonces, se veían entrenadores entrenando entre sí, una pequeña escuela de entrenadores se encontraba en la primera planta, y en las plantas superiores se encontraban los desafíos más difíciles.

    —Aún recuerdo la primera vez que vine aquí —les dijo a sus compañeros—, ya había oído hablar de ella antes… esa gran columna que cruje constantemente y sostiene toda la torre representa el fuerte tallo de un Bellsprout, pues esta torre fue concebida con la idea de entrenar para fortalecerse como uno…

    Mientras avanzaba en la torre poco a poco, siguió recordando lo que había pasado años antes…

    —¡Ah! Disculpen, creí que había entrado a un lugar de entrenamiento pokémon… no a un club de cabezas de rodilla —dijo Rainbow groseramente al ver a un montón de monjes meditando.

    —Ranbow… no los hagas enojar —exclamó Aurora algo preocupada.

    Los monjes con sus Bellsprout se acercaron lentamente hacia él, con una mirada serena y apacible.

    —Bienvenidos a la torre Bellsprout —dijo uno de ellos—, este es un lugar de entrenamiento especial para los pokémon y entrenadores.

    —Aquí entrenamos el cuerpo y la mente —continuó otro monje.

    A Rainbow le sorprendió el hecho de que al parecer no les importaba su actitud tan irreverente.

    —Yo soy Paceful.

    —Yo soy Mindful.

    —Yo soy Faithful.

    —Yo soy Painful.

    Se presentaron uno a uno.

    —Cómo si eso me importara —interrumpió rudamente Rainbow—, escuchen, no tengo mucho tiempo, en menos de una semana mi grupo se irá de esta ciudad, así que tengo unos pocos días para aprender todo lo que pueda de ustedes.

    —Rainbow… ¿qué va a pasar con las misiones? La señorita Abril se va a enojar si ve que no hacemos nada —interrumpió Aurora preocupada.

    —Ya te dije que no me importa lo que digan los Rangers —contestó Rainbow—, ahora solo me importa continuar dónde me quedé… ¿qué me dicen, monjes? ¿Van a ayudarme o no?

    Aurora estaba bastante preocupada por su amigo, pues no era del todo buena idea llegar a un lugar tan importante como ese y exigir ayuda de un modo tan grosero.

    Los monjes lo miraron calmados.

    —Lo siento niño —dijo finalmente uno—, pero me temo que tu mente no está calmada.

    Rainbow se sintió algo perplejo por eso.

    —Nosotros aprendemos a controlar nuestra mente —continuó otro monje—, pero tú todavía eres demasiado inmaduro y arrogante para nuestro entrenamiento, eres solo un niño presumido y grosero, aún si te enseñáramos no te lo merecerías —añadió severamente.

    Rainbow se quedó quieto, obviamente estaba molesto, pero en el fondo sabía que de alguna forma, lo merecía, por su actitud. Pero luego, armando coraje, les devolvió la mirada arrogante que tanto lo caracterizaba.

    —Supongo que no puedo culparlos por pensar así de mí —dijo con una voz extrañamente calmada. Aurora se sorprendió.

    —Pero escúchenme bien, cabezas de rodilla —continuó regresando a un todo grosero—, les demostraré algún día, que a pesar de lo que parece, mi mente está mucho más controlada y calmada que la de ustedes.

    Los monjes se irritaron un poco al oír eso, ya que la actitud de Rainbow estaba llegando al límite de la arrogancia.

    —Pero no solo para ustedes —continuó Rainbow—, le voy a demostrar a todo el mundo, que no importa mi temperamento, no importa cómo la gente me juzgue, voy a ser el entrenador definitivo, con o sin su ayuda…

    Y diciendo eso, salió de la torre enojado.

    —Disculpen a mi amigo —se disculpó Aurora—, no ha tenido una vida muy fácil… y ahora está un poco susceptible a enojarse con facilidad.

    —Será mejor que cuides de él —aconsejó un monje—, con esa actitud que tiene no va a llegar muy lejos en la vida.

    —Tal vez, tienen razón —contestó Aurora algo resignada, y salió de la torre a reunirse con Rainbow.



    —Admito que tal vez, en esa ocasión exageré, pero aún así no me arrepiento de nada —dijo Rainbow tranquilamente saliendo de sus recuerdos mientras seguía explorando la torre.

    Un rato después llegó hasta los pisos más altos de la torre, dónde multitud de trampas y pruebas de resistencia y velocidad se encontraban por todo el lugar. Poco a poco, Rainbow avanzó por esa zona sin problemas.

    —Es extraño que hasta ahora no haya encontrado a ningún monje —murmuró extrañado por eso.


    Al llegar al último piso, se dio cuenta de lo que pasaba; en el centro del cuarto, se encontraban todos los mismos monjes que la vez pasada, meditando profundamente junto con sus Bellsprout. Al verlos, Rainbow esbozó una sonrisa maliciosa, y sacó una de sus pokeballs.

    —Así que aquí están todos —saludó cordialmente.

    Al verlo, los monjes se sorprendieron de que alguien haya llegado hasta ahí.

    —Así que has terminado el entrenamiento —dijo uno—, felicidades, puedes venir a meditar junto a nosotros.

    —Ninguno se acuerda de mí, ¿verdad? —añadió Rainbow acercándose.

    En ese momento lo reconocieron como ese niño que hace años había ido a ese lugar, y todos se sorprendieron en verdad de que haya podido llegar tan lejos en la torre.

    —¿Ya has serenado tu mente? —preguntó uno de ellos—, en ese caso ya puedes empezar el entrenamiento especial con nosotros.

    —Pero ya no lo quiero —contestó Rainbow. Eso sorprendió un poco a todos, pues consideraban que Rainbow al fin había cambiado—, de hecho, tal y como les dije, mi mente siempre ha estado serena y tranquila…

    Los monjes se pusieron de pie, y se juntaron entre ellos.

    —¿Entonces qué es lo que quieres aquí? —preguntó uno de ellos.

    Rainbow se quedó en silencio un rato, sonriendo mientras sostenía la pokeball de Onix.

    —Así que vas a luchar —continuó otro de los monjes. Los Bellsprout se pusieron en formación de ataque.

    Rainbow se quedó pensando un rato más…

    —¿Qué sucede? —preguntó un monje al ver que no hacía nada.

    —No quiero luchar contra ustedes —dijo tranquilamente. Todos, incluyendo sus propios pokémon, se sorprendieron demasiado al oír eso, pues todos esperaban, que después de tantos años, volviera para darles una paliza a los que lo juzgaron tan mal y le negaran ayuda.

    —Durante toda mi vida me he encontrado con gente que me ha juzgado por mi carácter… lo cual se entiende —continuó calmadamente—, ya que a todos les he dado razones para no confiar en mí… pero al final, siempre acabo demostrándoles que soy digno de confianza… y para todos es diferente.

    —¿Qué es lo que quieres decir con eso? —preguntó uno de los monjes intrigado. Rainbow los miró a todos arrogantemente.

    —Viajé todo un año en Kanto, derroté a todos los líderes de los gimnasios de esa región, y en consecuencia, conseguí todas sus medallas, derroté a una poderosa organización criminal antes de que pudieran hacer algo más peligroso, vencí la liga pokémon de Kanto, y derroté a los miembros del Alto mando… y más allá de eso, me gané el aprecio del profesor Oak, conocí a Bill y le ayudé a que su sistema fuera implementado, acabé con una banda de motoristas que habían secuestrado a una niñita, entre muchas otras cosas… y además… Aurora me mantuvo el aprecio suficiente como para querer ir conmigo en esa región, ella quiso estar conmigo… al menos por ahora, todavía no pierdo su amistad, a pesar del cómo soy —empezó a sentirse algo melancólico, y conforme hablaba su voz se hacía un poco temblorosa—, he logrado mantener su amistad por otro año más… y eso me hace un ganador… con esto les he demostrado que ustedes se equivocaban conmigo en ese entonces… no, no necesito derrotarlos en batalla para demostrarles que valgo como entrenador… ya lo he hecho de sobra.

    Y guardando la pokeball de vuelta, salió de la torre rápidamente, dejando a los monjes meditativos, y ciertamente algo desconcertados.



    Una vez fuera, Rainbow empezó a caminar sin rumbo fijo por la ciudad, para tranquilizarse un poco; hasta cierto punto, se sintió avergonzado por actuar de una manera que le pareció bastante cursi, puesto que sus pokémon estaban esperando algo de acción.

    —Lo siento amigos —se disculpó con ellos—, pero hice lo que debía hacer… a cada quien se le da lo que merece, y esos monjes no se merecían que los derrotara en batalla… ¿pero saben qué es lo mejor? —les preguntó sonriente— Que no solamente será en Kanto… será también aquí, en Johto, y en cualquier otra región, que día con día, les demostraré a ellos, y sobre todo a mí mismo, que se equivocaban.



    Un rato después, encontró el centro pokémon y se dispuso a dormir, pero mientras intentaba conciliar el sueño, recordó lo que sucedió cuando salió de la torre esa vez, hace varios años.



    —¡Rainbow! —exclamó Aurora al salir de la torre y encontrarse con él, Rainbow se encontraba obviamente muy enojado, pero se controlaba en ese momento. Aurora se acercó a él

    —Tal vez… si cambiaras un poco tu actitud… te sería más fácil hacer que la gente te ayude —le dijo tímidamente. Rainbow la miró amablemente.

    —No —contestó—, ya hace tiempo, de hecho antes de conocerte, cuando viajaba con mis padres, una vez en Kanto me quedé un tiempo con una pareja de ancianos que atendían una guardería, yo lo vi como una oportunidad perfecta para seguir aprendiendo sobre pokémon, pero sabía que con mi actitud normal no iba a conseguir que me ayudaran.

    —¿Y qué pasó? —preguntó Aurora interesada.

    —Hice lo que la mayoría de la gente me ha dicho que haga… me comporté ejemplarmente… si me hubieras visto en ese momento no me hubieras reconocido… pero al final acabé encariñándome con esos ancianos, y me sentí mal por haber actuado con ellos con una actitud que no es normal en mí…

    —¿Entonces los engañaste? —exclamó Aurora.

    —Desde un punto de vista… sí —contestó Rainbow avergonzado—, desde esa vez, me prometí no volver a fingir, no volver nunca a esconder cómo soy en verdad, no volver a engañar a nadie de esa manera.

    Aurora vio que Rainbow tenía ese problema, desde el día en que se conocieron, Rainbow solo mostraba su lado oscuro al mundo, rara vez se le veía esa chispa de autentica amabilidad y dulzura, al menos no con otra persona que no fuera Aurora.


    —Digan lo que digan de ti, Rainbow —interrumpió Aurora—, recuerda siempre algo: Tú eres una buena persona, con un gran lado amable.

    Rainbow se dio cuenta de que trataba de animarlo, y agradeció el gesto con una sonrisa amigable.

    Pensando en todas esas cosas, Rainbow se quedó dormido.

    A la mañana siguiente, se levantó temprano para observar la salida del sol, como era su costumbre. Al terminar, empezó un entrenamiento matutino.

    —Sé que ayer no tuvimos acción —les dijo a sus pokémon—, pero hoy es un día especial… hoy voy a ganar mi primera medalla en Johto —añadió con su particular tono arrogante.

    Continuará...
     
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    Pokémon Rainbow: Johto.
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    Capítulo 7: Vs. Pegaso.
    “si en verdad no te gusta tu puesto, pues solo vete"
    Rainbow


    Cerca del medio día, Rainbow se dirigió al gimnasio de ciudad Malva con paso firme y decidido, como era su costumbre, se encontraba confiado completamente en sí mismo y en su entrenamiento, recordando sus tiempos en Kanto, no dudó que la historia se repetiría de nuevo en la nueva región de Johto. Pero no le duró mucho la emoción, ya que de repente se dio cuenta de que no sabía dónde se encontraba el gimnasio.

    —Disculpa —se dirigió a un joven de cabello azul oscuro, con un mechón de cabello que le cubría un ojo—, ¿sabes dónde puedo encontrar al el gimnasio pokémon?

    El joven lo miró amablemente.

    —Claro que sí, es ese edificio de ahí —contestó.

    Al darse cuenta Rainbow de que el edificio estaba tan cerca, se llevó la palma a la cara avergonzado. Sus nuevos pokémon ya se habían dado cuenta de que a pesar de la firmeza y decisión de su entrenador, a veces se le iba el avión en sus momentos de emoción.

    —Gracias —se despidió apresuradamente.

    —Espera un momento —interrumpió el joven—, ¿vas a enfrentar al líder Pegaso?

    —Efectivamente —contestó Rainbow sin siquiera voltear a verlo o detenerse, estaba muy emocionado por volver a las andadas.


    —¡Ya he llegado! —exclamó con fuerte voz al entrar al gimnasio— Soy Rainbow, y estoy aquí para darle al líder de este gimnasio una humillación humillante humillantemente tan humillante que no tendrá más opción que renunciar a su puesto de líder por haber sido humillado de una forma tan humilladamente humillante —en este punto su arrogancia no podía estar más por los cielos—… Extrañaba hablar de esa manera —añadió en voz baja.

    —Así que un nuevo retador —dijo un hombre que salió a recibirlo, con aspecto algo fiero, y una pluma en la boca —bien, adelante y muéstrame lo que tienes.

    —Vaya —exclamó Rainbow—, tú sí que vas directamente al punto… casi todos los líderes de gimnasio que he enfrentado me han soltado un rollo sobre mi comportamiento o cosas así.

    El líder solamente lo miraba con la mirada algo fiera.

    —Así que… pues, eres el líder Pegaso —rompió Rainbow el silencio.

    —En realidad, mi verdadero nombre es Wayne* —contestó tranquilo—, Pegaso es solo un apodo que me puso mi hijo, y algunas personas me conocen así… pero prefiero que me llamen por mi nombre.

    Rainbow reflexionó un momento.

    —Así que tu hijo te puso ese sobrenombre —comentó finalmente—, que conmovedor es ver que alguien admira tanto a su papá…

    Wayne no decía nada, solo lo miraba con su mirada fiera. Rainbow se acercó lentamente hacia él.

    —¿No te molesta mi actitud? —preguntó Rainbow.

    —Honestamente, no me importa —contestó Wayne.

    —Wow, te gusta decir la verdad dura y cruda, como a mí —contestó Rainbow mirándolo acusadoramente—… si ese es el caso… dime ¿porqué es que sigues siendo un líder de gimnasio?

    Wayne se extrañó por esa pregunta.

    —¿Qué quieres decir con eso? —preguntó obviamente algo perturbado. Rainbow sonrió.

    —Así que nuestro líder no ha sido del todo sincero —contestó mirándolo a los ojos—, no te atreves a decir que no te gusta la vida de un líder, tener que estar todo el tiempo en un mismo lugar es aburrido… tu preferirías estar viajando por todo el mundo igual que un vagabundo.

    Wayne se sintió descubierto.

    —¿Cómo sabes todo eso? —preguntó intrigado.

    —Tengo facilidad para leer a la gente —contestó—, sobre todo si yo mismo soy un poco así como tú y ya he visto a otros líderes que piensan lo mismo… pero a diferencia de los líderes de Kanto, no me parece que tu tengas malas intenciones.

    —¿Qué quieres decir con eso? —preguntó de nuevo Wayne.

    —Ah… no es nada, cosas de mis viajes —contestó Rainbow indiferente—, lo que me inquieta es la razón por la que aún sigues así….

    En ese momento, por la puerta del gimnasio entró el mismo joven de cabello azul oscuro con el que Rainbow se había topado.

    —¿Qué pasa? —preguntó al entrar— ¿por qué todavía no han comenzado la batalla?

    Rainbow lo reconoció inmediatamente.

    —Él es mi hijo, Falkner —presentó Wayne.

    —Ajá, el mismo que te puso el apodo de Pegaso —contestó Rainbow sonriente—, ya lo había visto antes.

    Rainbow se dio cuenta de que la presencia de su hijo hizo que Wayne retomara su actitud seria.

    —¿Ehh?, yo creía que ibas a retar a mi padre —dijo Falkner al darse cuenta de que la lucha no comenzaba.

    —Bueno —contestó Rainbow—, no sé por qué estás tan emocionado con que empiece la lucha, pero tienes razón —añadió preparándose para seleccionar a uno de sus pokémon.

    —¿Con cuántos pokémon piensas luchar? —preguntó a Wayne— Yo tengo una costumbre, no importa cuantos pokémon utilice yo, si logras derrotar a solo uno, consideraré que ganaste.

    Falkner se sorprendió al oír eso.

    —Te ves muy confiado para querer algo así —dijo Wayne—, pero no me importa… con tal de terminar pronto esta batalla…

    Y diciendo eso, sacó a un Skarmory de su pokeball.

    A pesar de estar confiado en su método de entrenamiento definitivo, Rainbow no pudo evitar sentirse algo intimidado ante la idea de enfrentarse contra un pokémon tan fuerte en su primer gimnasio, pero se esforzó para que sus sentimientos no se vieran reflejados en su rostro. Recordó lo que había pasado cuando enfrentó a Brock, en Kanto, y decidió que eso no sería un obstáculo.

    —Entonces, ya que solo vamos a utilizar un pokémon…voy a utilizar a Hoothoot —dijo enviándolo.

    —¿En serio piensas enfrentar al Skarmory de mi padre con un Hoothoot? —preguntó Falkner intrigado.

    —Ya hace tiempo enfrenté a un Onix con un Pidgey —contestó Rainbow arrogante—, supongo que esto solo será un poco más difícil.

    —Pues como quieras… si con eso terminamos rápido —inquirió Wayne—, en ese caso. Skarmory ve…

    —Espera un momento —interrumpió Rainbow—, antes que todo debo decirte algo —y en ese momento sacó cronómetro y su libreta donde apuntaba los tiempos de los líderes a los que enfrentaba, pero en una nueva página, para la región Johto.

    —Este es mi “libreta de entrenadores apaleados en un tiempo ridículamente corto por un entrenador que suponían que debían de dar una lección para enseñarle a no ser tan arrogante pero que ese entrenador tan arrogante les dio una paliza” —dijo orgullosamente.

    Tanto Wayne como su hijo se quedaron algo raros al oír eso.

    —Bueno… en este caso, ya que no pretendes darme una lección de moral… supongo que el nombre no es del todo correcto —murmuró Rainbow algo apenado.

    —Ya deja de perder el tiempo —dijo Wayne severamente—, vamos a comenzar.

    —Ya era hora de volver a humillar líderes —comentó Rainbow en voz baja. El cronómetro comenzó.



    —Ala de acero —ordenó Wayne.

    El Skarmory se lanzó contra Hoothoot a toda velocidad, éste último utilizó Reflejo para bajar los ataques físicos de Skarmory. A pesar de que su ataque se debilitó, su velocidad seguía siendo muy alta, así que Hoothoot no pudo evitar una de sus Alas de acero, lo que casi lo debilita.

    —Tranquilo Hoothoot —le calmó Rainbow—, recuerda lo que aprendimos.

    —Aire afilado —ordenó Wayne sin esperar un segundo.

    Valientemente, Hoothoot voló a través del Aire afilado, evitando dañarse, y atacó con un potente Picotazo a Skarmory, el cual al ser de tipo acero, no le afectó mucho.

    —¿Eso es todo lo que tienes? —preguntó Wayne sorprendido, pues esperaba que hiciera algo más asombroso.

    —Ten paciencia Pegaso —contestó Rainbow sonriente.

    Wayne no estaba dispuesto a alargar la batalla.

    —Ya es momento de terminar con esto, Skarmory, Eco metálico —ordenó inmediatamente.

    El ataque bajó la defensa de Hoothoot, por lo que Rainbow se dio cuenta de que el siguiente ataque poderoso lo debilitaría.

    —Ahora Skarmory, de nuevo Ala de acero —volvió a ordenar Wayne visionando su victoria.

    El pokémon metálico empezó a perseguir a Hoothoot por los aires, mientras él trataba de esquivarlo. En un momento Skarmory estaba lo suficientemente cerca de él, por lo que casi logra atacarlo, pero rápidamente, Hoothoot hizo una acrobacia hacia arriba, y antes de que Skarmory se diera cuenta, Hoothoot se encontraba sobre su espalda, con las patas fuertemente aferradas a su cuerpo metálico.

    —Ahora Hoothoot —ordenó Rainbow.

    En ese momento Hoothoot utilizó Alboroto muy cerca de los oídos de Skarmory mientras lo sujetaba fuertemente sin soltarse. Al sentir el ataque tan cerca, el pokémon metélico empezó a volar sin control, tratando de quitarse a Hoothoot de encima, pero era inútil, pues sus garras se aferraron con demasiada fuerza. Al terminar los tres turnos que duraba el ataque, Skarmory quedó bastante débil. Wayne empezó a preocuparse.

    —Skarmory, estréllalo contra el suelo —ordenó antes de que Hoothoot tuviera tiempo de volver a usar Alboroto.

    Pero antes de que Skarmory impactara contra el suelo, debilitando a Hoothoot, éste se soltó y rápidamente se alejó de ahí, de manera que solo Skarmory fue afectado por el impacto, quedando algo noqueado.

    —Ya termina Hoothoot —ordenó Rainbow tranquilamente sonriendo maliciosamente.

    Antes de que Skarmory pudiera levantarse de nuevo, Hoothoot usó un Confusión, el cual había sido potenciado por el entrenamiento especial de Rainbow, debilitando a Skarmory. El cronómetro se detuvo.

    Tanto Wayne como Falkner, se quedaron sorprendidos por lo que acababa de pasar.

    —¿Pe…perdí? —exclamó Wayne incrédulo.

    —Nada mal —dijo Rainbow aún con su tono engreído—, tu tiempo fue de 3:15… buen tiempo teniendo en cuenta que solo usaste un pokémon… ahora mi medalla —exigió arrogantemente.

    Wayne estaba algo irritado por la actitud de Rainbow, pero la batalla le había parecido emocionante. Lentamente se acercó a él y le entregó la medalla Céfiro. Rainbow la tomó tranquilamente y la colocó en su nueva cajita de medallas.

    Sin embargo sentía que algo faltaba.

    —Fue un placer derrotarte —se despidió rudamente, y empezó a retirarse.

    —De nada Rainbow —contestó Wayne sonriendo fieramente.

    Se dio cuenta de que Falkner lo observaba, evidentemente no estaba feliz de que hubieran vencido a su padre, pero tampoco podía evitar asombrarse por la batalla que dio Rainbow.

    Sin embargo antes de salir del gimnasio, Rainbow se detuvo y volteó a mirarlos.

    —Pegaso… es decir, Wayne —le dijo calmadamente—, nadie te obliga a quedarte, si lo que quieres es viajar… si en verdad no te gusta tu puesto, pues solo vete.

    Wayne lo miró algo complacido.

    —¿Irse? ¿Qué quieren decir? —preguntó Falkner confundido.

    —Ah… nada —contestó Rainbow retirándose—, tal vez algún día sepas.

    Y sin esperar a que alguien más dijera algo salió de ahí.

    —Ese Wayne es un tonto —comentó Rainbow al salir—, miren que quedarse a hacer algo que no le gusta porque su hijo lo admira mucho… si ese tal Falkner quiere ser el líder, entonces que lo sea por sí mismo.

    Y se dirigió hacia el centro pokémon.




    —Vaya, ya tienes tu primera medalla en Johto —exclamó Elm del otro lado de la línea del telecomunicador del centro pokémon de Malva.

    —¿No me diga que le sorprende? —contestó Rainbow presumidamente mientras la examinaba en frente de la pantalla.

    —Pues bien… ¿Qué tal te va con los pokémon? —preguntó Elm.

    —Pues bien —contestó Rainbow indiferente—, ya atrapé a algunos…

    Hubo entonces un silencio incómodo mientras Rainbow seguía contemplando su medalla.

    —Entonces… —interrumpió Elm—, ¿solo llamaste para presumirme tu medalla?

    —Le dije que iba a hacerlo cuando dejé el laboratorio —contestó sin mirarlo—, ya hacía esto desde Kanto, supongo que se me hizo una especie de costumbre.

    Elm lo miró detenidamente.

    —Me parece que algo te sucede Rainbow —le dijo finalmente—, ¿algo te incomoda?

    Rainbow lo miró, pero inmediatamente volvió a apartar la mirada.

    —Digamos que siento que algo le faltó a mi primera batalla de gimnasio en esta región —contestó pensativo—… no lo sé, tal vez estoy tan acostumbrado a que los líderes acaben detestándome…

    —Así que te gusta hacer que los líderes te odien, ¿o no? —continuó Elm.

    Rainbow se dio cuenta de que, una vez más, estaban indagando mucho en su personalidad.

    —No en realidad —contestó indiferente—, me basta con no agradarles, si me odian o no, no me importa.

    —Pues en ese caso —continuó Elm—, si todo está bien, te dejo.

    —De acuerdo profesor —contestó Rainbow—, le llamaré cuando haya ganado otra medalla, o algo importante suceda.


    Un rato después, Rainbow y su grupo se encontraban caminando en dirección hacia la ruta 32. Varios de sus compañeros iban fuera.

    —No sé si crean que estoy loco por esto… —les dijo a sus amigos— pero en cierto modo, extraño que los líderes se llevaran una mala impresión de mí.

    Sus pokémon lo miraron extrañados.

    —Quiero decir —continuó—, no es que me guste que la gente me odie, pero en cierto modo me gusta que intenten bajarme los humos, darme lecciones de moral, o yo que sé… el caso es que de ese modo, la victoria sobre ellos es más dulce —añadió sonriendo maliciosamente—, espero que no se vuelva a repetir lo de este gimnasio…

    —Pero bueno —continuó cambiando de tema—, lo hiciste muy bien Hoothoot, estoy orgulloso —el pokémon le contestó con un gesto corporal orgulloso.


    De esa manera, siguieron su camino hacia el sur, mientras seguían con su entrenamiento definitivo.


    Continuará...


    *- Si no identifican quién es Wayne, es un personaje que solo aparece en el Manga. Para más información, búsquenlo en la Wikidex.
     
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    Capítulo 8: Las ruinas Alfa.
    “No sabes lo mucho que se puede descubrir con tocar"
    Rainbow



    —Hola, pequeño Cyndaquil, ¿quieres unirte a mi equipo? Si lo haces te prometo que serás el mejor pokémon de tu especie —le dijo Rainbow a un Cyndaquil con el que se encontraron en la ruta 32.

    El pequeño y tímido pokémon, desconfiado, prefirió salir corriendo de ahí.

    —¡Espera un momento! —Rainbow se echó a correr tras él sonriente— Así que quieres probarme… —entonces sacó a Chikorita, la cual empezó a perseguirlo también. Al mismo tiempo, Rainbow sacó una pokeball vacía, y arrojándola al suelo, empezó a patearla mientras corría como si se tratara de un balón de soccer.

    Al ver que lo perseguían, el Cyndaquil usó Pantallahumo, sin dejar de correr, para despistarlos. Un momento después se ocultó en unos arbustos, creyendo que los había perdido.

    —Me temo que no es así —dijo Rainbow sorpresivamente por detrás de él.

    Sorprendido, el Cyndaquil volvió a correr de él mientras Rainbow y Chikorita lo iban tras él.

    —Vamos Cyndaquil, estoy seguro de que puedes hacer más que eso —le desafió Rainbow.

    Ofendido, el Cyndaquil se detuvo y encaró a Chikorita con un Ascuas. Ésta lo evitó y contraatacó con Hoja afilada. Pero antes de que el ataque lo afectara, el Cyndaquil usó Rueda fuego, y envolviendo a Chikorita en remolino de fuego que se creó, empezó a debilitarla poco a poco.

    —Ya termina Chikorita —ordenó Rainbow calmadamente.

    Al igual que en la primera vez que se vieron, Chikorita usó Síntesis para recuperarse rápidamente, y de inmediato sujetó a Cyndaquil con sus lianas y lo atacó con Rapidez. El Cyndaquil estaba atrapado, pero seguía resistiéndose a perder. Volvió a usar Ascuas, pero Chikorita valientemente soportó el calor que la invadía, esto sorprendió mucho a Cyndaquil.

    —Si vienes conmigo, podrás superar tus debilidades naturales… y mucho más —contestó Rainbow a sus pensamientos amigablemente.

    Para terminar de debilitarlo, Chikorita usó un Placaje final contra él. De inmediato, Rainbow lanzó la pokeball al aire, sujetándola con los dos pies y lanzándola hacia arriba, y antes de caer la pateó con fuerza hacia Cyndaquil, atrapándolo de una vez.

    Lentamente se acercó hacia él, y dentro de la pokeball lo curó.

    —Bienvenido, Cyndaquil —le dijo usando su Viridian mind, lo que sorprendió a Cyndaquil—, como te prometí, voy a hacer de ti el mejor de tu especie.

    Lo liberó de su pokeball, y lo presentó con sus nuevos compañeros. El nuevo Cyndaquil se veía algo tímido, pero rápidamente se acopló con sus nuevos compañeros.



    En ese momento Rainbow escuchó algo moverse entre los arbustos, al voltear a ver, vio a una Clefable, saltando animosamente como era la costumbre en esos pokémon. Al verla, Rainbow la reconoció inmediatamente, pero ella salió de ahí y se fue saltando entre los arbustos.

    — ¡Espera Clefable! —le gritaba Rainbow mientras él y sus pokémon corrían detrás de ella.

    De entre todos los pokémon que Rainbow tenía consigo, Zubat era el único que sabía lo que estaba pasando, pues también reconocía a ese Clefable. Pero para los demás les aprecía muy raro que su entrenador estuviera tan interesado en ese pokémon.

    De hecho, al verlo, Rainbow se sintió muy emocionado, pues deducía bien lo que pasaba.


    Un rato después llegaron a un lugar que parecían ser ruinas antiguas, pero Rainbow no estaba interesado en eso, y se molestó porque al parecer, habían perdido a la Clefable.

    En ese momento, Rainbow sintió algo repentinamente.

    —¡Ascuas! —ordenó rápidamente a Cyndaquil señalando hacia una dirección.

    El ataque fue efectuado, y al terminar, Rainbow vio que en el suelo había unos Pin misiles medio calcinados. Y al verlos, sonrió feliz, como hace mucho que no lo hacía.

    —¡Ya sal de ahí de una vez! —gritó animosamente.

    —¡Ah! Me descubriste de nuevo —dijo la voz familiar de una chica.

    Y detrás de los matorrales, salió la chica con un Spinarak y la Clefable que habían visto antes.

    —Hola Aurora —saludó Rainbow tranquilamente.

    —Hola Rainbow —contestó Aurora sonriéndole jovialmente.


    —¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó Rainbow tratando de mostrarse indiferente. Aurora lo percibió y sonrió de nuevo.

    —Primero lo primero, amigo —contestó acercándose, y lo abrazó tiernamente; Rainbow se sorprendió por eso, y la abrazó también, tímidamente.

    —¿Siempre nos vamos a encontrar de esta manera? —preguntó Rainbow con timidez.

    —Tal vez —contestó Aurora sonriente.

    Y se soltaron suavemente.



    —Así que nuevos pokémon —dijo Aurora al darse cuenta de los nuevos pokémon de Rainbow.

    —Tú también tienes nuevos por lo que veo —contestó Rainbow.

    —Veo que ahora Zubat, Eevee y Onix están en tu equipo —les dijo sonriéndoles jovialmente.

    —Tal y como se los prometí cuando los atrapé, ahora serán pokémon definitivos como sus compañeros… ¿pero y tú qué tal? —preguntó mirando su Clefable— También evolucionaste a ese Clefairy que capturaste en el monte Moon.

    Aurora lo miró con aire nostálgico.

    —Sí, el monte Moon… —recordó— Cuando viajamos juntos en Kanto.

    Rainbow también recordó esa parte de su aventura, hace mucho tiempo, y no pudo evitar sentir nostalgia. Pero dándose cuenta de eso, volvió a su actitud normal indiferente.

    —Y pues, ¿Qué es lo que te trae aquí? —preguntó Rainbow observando las ruinas en las que se encontraban.

    —Como bien sabes —contestó Aurora—, soy experta en misterios pokémon… desde hace un tiempo he estado en este lugar, fue descubierto hace poco tiempo, estaba casi todo enterrado en el suelo, pero poco a poco lo han ido desenterrando.

    —¿Y qué tiene de interesante? —preguntó Rainbow fingiendo interés.

    —Es un lugar muy enigmático —contestó Aurora seriamente—, se cree que tiene más de 1500 años, y hasta ahora no sabemos a ciencia cierta qué es lo que significa.

    —Pues parece que tienes trabajo por hacer —dijo Rainbow sécamente retirándose.

    —¡Espera, Rainbow! —lo detuvo Aurora— ¿Qué es eso de irte así como así? Aún hay algo más interesante y misterioso.

    Rainbow se detuvo, y al verla a sus ojos joviales y llenos de energía, no pudo evitar ceder.

    —¿Qué es lo que sucede? —preguntó tratando de mantenerse frío.

    —Esto es lo que sucede —dijo Aurora sacando su radio, y poniéndola en una determinada frecuencia.

    Entonces unos ruidos extraños empezaron a escucharse salir de la radio. Eran lo suficiente extraños como para ganarse la atención de Rainbow, el cual se mostró muy sorprendido.

    —Qué sonidos tan interesantes —expresó con interés.

    —Pero aún no sabemos de qué se tratan, ese es el misterio —contestó Aurora.

    —¿Quiénes son los que dirigen la investigación de este lugar? —preguntó Rainbow.

    —Por el momento muy pocos arqueólogos han venido a investigar —contestó Aurora avanzando hacia el interior del lugar—, la razón es que gran parte aún sigue enterrada, los trabajos para desenterrarla se han ido estancando, y por ahora solo hay una parte que ha sido completamente desenterrada.

    Y empezó a conducir a Rainbow hacia un lugar. Rainbow vio en los ojos de Aurora el gran interés que sentía hacia ese misterio, y se sintió feliz por ella.


    Un momento después, se encontraron en la entrada de lo que parecía ser una antigua sala, de la cual, algunos científicos salían.

    —Hola Aurora —le saludó un científico.

    —Buenas tardes señor —contestó Aurora—, ¿ya han terminado por hoy?

    —Me temo que sí, pero no hemos podido resolver nada, simplemente no entendemos lo que está pasando —contestó resignado.

    —¿Qué es lo que encontraron? —preguntó Rainbow.

    —En esta sala se encontró un extraño mecanismo —contestó el científico.

    —Y todavía nadie sabe para qué sirve —continuó Aurora—, ¿podemos pasar a revisarlo nosotros?

    —Pues si quieres, pero no creo que encuentren nada… espera, la gente ajena a la investigación no puede entrar —dijo señalando a Rainbow.

    —No se preocupe —le dijo Aurora—, él viene conmigo, es un gran amigo mío.

    El científico no estaba del todo convencido de que alguien más entrara.

    —Está bien —dijo finalmente—, siempre y cuando no rompan nada.

    —No se preocupe —dijo Aurora mientras entraban en la sala.



    Adentro no era un lugar muy grande, pero en la parte más profunda se encontraba una especie de panel, Aurora se dirigió hacia él.

    —Este es el problema —dijo cuando llegó a él—, ven y obsérvalo.

    Rainbow se acercó lentamente al panel, y al llegar, vio lo que parecía ser un dibujo muy raro, irreconocible.

    —Además hay algo extraño escrito aquí en la pared —continuó Aurora señalando la pared que se encontraba justo detrás del panel.

    Al examinarla, Rainbow notó lo que parecían ser letras, que escribían algo en una lengua antigua, le pareció curioso que esos dibujos de letras parecían ser ojos.

    —Interesante —murmuró Rainbow—, ¿todavía no descifran el mensaje?

    —Todavía no —contestó Aurora resignada.

    Rainbow volvió a ver el extraño panel, y lo observó más detenidamente. De repente, le pareció ver algo extraño, y es que una parte del dibujo le pareció extrañamente familiar. Lentamente aproximó su mano hacia el dibujo.

    —¿Qué estás haciendo? —preguntó Aurora— Se supone que no podemos tocar nada.

    —No sabes lo mucho que se puede descubrir con tocar —contestó Rainbow.

    En ese momento, se dio cuenta de que al tocar una parte, ésta se movió, lo que sorprendió a Aurora. Rainbow trató de mover el dibujo con un poco más de fuerza, y una parte del dibujo se desprendió.

    —Ya lo rompiste —exclamó Aurora enojada.

    —No, no la rompí —se defendió Rainbow.

    —¿Qué quieres decir? —preguntó Aurora.

    —No es solo un dibujo —y entonces pasó su mano fuerte rápidamente sobre el tablero, y el dibujo al parecer se separó en pedazos—, es un rompecabezas.

    Aurora se sorprendió al oír eso, y se acercó curiosamente.

    —¿Un rompecabezas de qué? —preguntó.

    —Ahora lo veremos— contestó Rainbow.

    Entonces se puso a poner las piezas en su lugar, tratando de armar el rompecabezas.

    —Estoy seguro de que hay algo familiar en este rompecabezas —dijo mientras concentradamente, trataba de armarlo.

    —¿Qué cosa? —preguntó Aurora interesada.

    —Estoy seguro de que es la figura de un pokémon… que de hecho, ya tuve una vez —contestó mientras examinaba las piezas y las ponía en su lugar.

    Un momento después terminó el rompecabezas, y en el tablero ahora estaba la figura de un Aerodactyl.

    Aurora se quedó maravillada.

    —Increíble, has resuelto un misterio —exclamó.

    —Todavía no sabemos qué es lo que significa —contestó Rainbow seriamente—, así que todavía no cantemos victoria.

    En ese momento, de repente, el suelo justo debajo de ellos empezó a temblar por unos segundos, ambos se miraron confundidos, y antes de que se pudieran dar cuenta un agujero se abrió justo debajo de sus pies, y cayeron hacia un lugar completamente oscuro. Tan repentino fue, que no les dio tiempo de decir nada.

    Afuera, los científicos se dieron cuenta de que algo había ocurrido, y al ir a ver lo que sucedía, se encontraron con que la sala había colapsado casi completamente.

    —Esos chicos estaban ahí dentro —exclamó uno preocupado—, ¡llamen a un equipo de rescate!

    Continuará...
     
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    Capítulo 9: Unown.
    “Gracias Aurora, necesitaba verte de nuevo"
    Rainbow



    —¡Aurora! ¿Te encuentras bien? —exclamó Rainbow preocupado, ya que había caído a un lugar completamente oscuro, la única luz que podían ver era la de la flama de la espalda de Cyndaquil.

    —Sí, Rainbow, estoy bien —contestó Aurora un poco adolorida por el golpe—… ¿Qué lugar será este?

    Rainbow se incorporó y ayudó a Aurora a levantarse. Echó un breve vistazo hacia donde creyó que se encontraba el agujero por el cual habían caído.

    —Al parecer esta sala se encuentra justo debajo de la sala del rompecabezas —dijo calmadamente—, no te preocupes, lo único que debemos hacer es sacar a Onix —dijo agarrando su pokeball— y saldremos enseguida…

    —¡Espera Rainbow! —interrumpió Aurora— No puedes romper esta estructura, es muy antigua y valiosa.

    Rainbow se detuvo y guardó su pokeball, algo irritado, pero comprensivo.

    —Entonces no hay más que buscar una salida —respondió resignado—… ¿qué estás viendo Aurora? —preguntó al darse cuenta de que algo había llamado su atención.

    —Hay algo aquí, en las paredes —dijo Aurora acercándose lentamente—… pero está tan oscuro… dile a alguno de tus pokémon que use Destello.

    —Todavía ninguno de mis pokémon de Johto sabe Destello —contestó Rainbow algo avergonzado.

    —¿Qué? —exclamó Aurora— ¿No te decías el entrenador definitivo? Tienes un Cyndaquil y no se la has enseñado —añadió algo molesta.

    —En primer lugar —se defendió Rainbow—, mi Cyndaquil lo acabo de capturar, de hecho fue solo unos pocos minutos antes de encontrarte aquí, todavía no lo he entrenado… y en segundo lugar, ¿no tienes tú acaso una Clefable? Hazle usar Destello a ella entonces.

    Al oír eso, Aurora bajó la cabeza bastante apenada.

    —Mi Clefable no sabe destello —dijo en voz baja.

    —Fantástico —exclamó Rainbow sarcásticamente—, y yo tengo el mío guardado vía PC, el que me dio el ayudante del profesor Oak cuando estaba en Kanto, no te lo puedo dar.

    —De hecho —continuó Aurora cada vez más apenada—, el anciano de la torre Bellsprout me dio una a mí cuando fui a la torre Bellsprout… y también la guardé vía PC.

    —Esto se pone cada vez mejor —continuó Rainbow cada vez más sarcástico—, te dan una MO importante, tienes un pokémon que puede aprenderla, y decides dejarla en…. ¿Dijiste que la conseguiste en la torre Bellsprout? —preguntó intrigado.

    —Sí, así es —contestó Aurora algo nerviosa.

    —Ese no es un lugar precisamente misterioso… ¿qué fuiste a hacer ahí? —preguntó sospechosamente.

    Aurora solo guardó silencio.

    —Esto no nos ayuda —dijo finalmente—, si queremos salir de aquí no podemos seguir perdiendo el tiempo en tonterías —añadió rudamente empezando a caminar rápidamente.

    Viendo Rainbow que se dirigía hacia la oscuridad, obviamente bastante incómoda, decidió seguirla rápidamente con su Cyndaquil y su luz, y olvidar ese tema de momento.



    —Estas paredes —dijo Aurora mientras seguían caminando—, parecen tener una especie de letras.

    —Cyndaquil —le dijo Rainbow— necesitamos que hagas tu flama más fuerte, a ver si así podemos ver mejor.

    El pequeño pokémon aumentó lo más que pudo el fuego de su espalda, con gran esfuerzo, pero fue suficiente para que pudieran ver más nítidamente.

    —Interesante —dijo Aurora en voz baja—, ¿te das cuenta Rainbow? Toda esta sala tiene unos extraños escritos, son las mismas letras que vimos antes en la sala del rompecabezas, pero se ven diferentes… ¿qué significarán?

    —Lo interesante es que las letras parecen tener ojos, igual que las anteriores… pero estas letras no se ven dibujadas, parecen incrustadas en la roca —respondió Rainbow con cierto interés.

    En ese momento, Aurora sacó una grabadora de mano.

    —Sobre el misterio de las ruinas Alfa —dijo con voz firme a la grabadora—, las misteriosas placas que fueron encontradas resultaron ser un rompecabezas, al resolverlos, han debido de activar un sistema que nos ha hecho caer a una sala enorme justo debajo, al parecer, se trataba de una especie de puerta subterránea, el propósito aún no está claro. En las paredes de la sala se encuentran unos extraños escritos en un idioma desconocido, los mismos que fueron encontrados antes, pero… —dijo acercando su mano a una de las paredes— estas letras tienen un aspecto distinto… —y en ese momento, tocó uno de los símbolos justamente en el medio, donde parecía estar un ojo.


    Al contacto con la mano de Aurora, el extraño símbolo se movió repentinamente.

    Sorprendida, Aurora lanzó un pequeño grito y dio un leve brinco hacia atrás. El extraño símbolo seguía moviéndose en su sitio, como intentando salir. Eso también sorprendió a Rainbow, quien empuñó una de sus pokeball, preparándose para lo que sucediera.

    —Aurora —le dijo Rainbow en voz baja.

    —¿Qué pasa? —preguntó algo asustada.

    —Enciende tu radio, solo un momento —le dijo calmándose un poco más.

    Aurora tomó su radio, y la prendió. Se encontraba en la misma frecuencia que hace un rato, y de la radio, salieron los mismos extraños sonidos que habían oído antes, pero mucho más fuertes.

    Este sonido, al parecer, hizo que los símbolos de las paredes empezaran a “despertar”.

    —¿Qué sucede Rainbow? —preguntó Aurora más asustada.

    —No se tratan solo de símbolos —contestó Rainbow seriamente—, sino que son pokémon.

    —¿Cómo lo sabes? —preguntó Aurora sin calmarse mucho.

    —Ya deberías saber que con el Viridian mind puedo saber muchas cosas —dijo mucho más calmadamente.

    En ese momento, los símbolos de las paredes se desprendieron de sus nichos, y empezaron a flotar alrededor de Rainbow y Aurora.

    Aurora no pudo evitar sentir más miedo, pero trató de controlarse, aunque como seguridad sujetaba una de sus pokeball.

    Rainbow percibió que aquellos extraños pokémon no estaban del todo contentos por su intromisión.

    —Hola amigos ¿cómo les va? —les dijo muy jovialmente Rainbow— ¿Han disfrutado sus miles de años de sueño? Bueno, mi nombre es Rainbow, y ella es mi amiga Aurora, hemos caído aquí por accidente, nos preguntábamos si sabían cómo podemos salir de aquí sin necesidad de…

    En ese momento, un ataque Poder oculto, que por poco le da, lo interrumpió. Rainbow sonrió nerviosamente, pues los pokémon no parecían amigables.

    —¿Y ahora qué Rainbow? —preguntó Aurora nerviosa.

    —Ahora, ¡se corre! —dijo repentinamente tomando a Aurora de la mano, y saliendo corriendo de ahí, sin que ella pusiera resistencia.

    Los pokémon empezaron a volar tras ellos, atacando con Poder oculto.

    Siguieron corriendo por todo el lugar, pero era un autentico laberinto, con mucho trabajo lograban evitarlos sin chocar contra las paredes.

    —¡Rainbow! —exclamó Aurora algo enojada— ¡Esto es ridículo! ¿Por qué no solo les haces frente con tus pokémon?

    —No es necesario lastimarlos —contestó tranquilo sin dejar de correr—, solo están algo enojados, cualquiera lo estaría si lo despertaran de repente picándole el ojo.

    —¿Ahora es mi culpa? —se ofendió Aurora— ¿No eras tú el que decía que no sabes lo mucho que se descubre con tocar?

    —Y vaya que hemos descubierto mucho a causa de eso —contestó Rainbow graciosamente.

    Aurora no entendía en dónde estaba la gracia, pero ya estaba acostumbrado a los modos de ser de Rainbow, y al menos se consoló pensando que si Rainbow no estaba preocupado, no había mucho que temer.

    —¿Qué es lo que estás buscando? —preguntó de nuevo intrigada y cansada de andar huyendo de los ataques de los pokémon.

    —El lugar exacto —contestó Rainbow.

    —¿Para qué?

    —Para poder hacer un hueco en una zona segura sin colapsar este…

    En ese momento, un Poder oculto le dio a Rainbow justamente en la mano con la que sujetaba a Aurora, y no pudo evitar soltarla. Al mismo tiempo, Cyndaquil recibió un ataque, y del dolor apagó su flama por completo, quedando todo en oscuridad.

    En ese momento solo sentían a los pokémon rodeándolos por todas partes, pues al parecer ellos sí los podían ver mejor. Al darse cuenta de que había perdido a Aurora, Rainbow se desesperó.

    —¡Aurora! —gritó.

    —¡Estoy aquí, Rainbow! —gritó desde algún lugar de la penumbra, mientras trataba de evitar como podía a los pokémon, asustada.

    —¡No vayan a lastimarla! ¿¡Me oyeron!? —exclamó Rainbow enojado.

    Los pokémon no parecieron prestarle atención.

    —Si no lo vamos a hacer por las buenas —dijo Rainbow en voz baja—, entonces no me dejan otra opción.

    Entonces liberó a Zubar, quien empezó a atacarlos con Supersónico.

    —Zubat, busca a Aurora y cuídala —le ordenó.

    El pokémon obedeció, y usando su radar, encontró a Aurora y se quedó con ella.

    En ese momento, Cyndaquil volvió a encender su flama, y de nuevo el lugar quedó levemente iluminado.

    —Ahora vengan por mí —murmuró maliciosamente mientras sacaba a Totodile, quien los atacó con Pistola agua.

    Los pokémon símbolo empezaron a perseguir a Rainbow y sus pokémon, ignorando a Aurora por el momento. Ella al ver que iban tras Rainbow, se sintió inútil, y no quiso quedarse sin hacer nada, pero el problema era que no podía ver nada, ya que la luz de Cyndaquil se iba alejando poco a poco.

    —Zubat, vas a tener que guiarme —le dijo al pokémon que permanecía junto a ella.

    Zubat parecía negarse.

    —Rainbow te dijo que me cuidaras —respondió molesta—, y si vas a hacerlo, tendrás que ir conmigo.

    Zubat no tuvo más opción que hacer lo que le pedía, y poniéndose encima de su cabeza, empezaron a avanzar, de manera que Zubat la fue guiando poco a poco a través de la oscuridad, pues Aurora podía sentir las vibraciones que recibía con su radar para saber hacia dónde moverse.



    Mientras tanto, Rainbow seguía huyendo de los pokémon que lo perseguían, y al mismo tiempo, buscando algún punto en la sala en la que pudiera hacer un agujero para salir.

    En ese momento, le pareció sentir una ligerísima corriente de aire, lo que le sugirió que había una pequeña grieta en algún lado de la pared que daba al exterior. Y mientras seguía evitando a los pokémon y sus ataques, buscó esa grieta.

    —¡Rainbow! —escuchó de repente. Y al darse cuenta, Aurora apareció con su Zubat en la cabeza.

    —¡Aléjate Aurora! —gritó Rainbow preocupado por ella.

    —¡No! —contestó ella— No vas a tener toda la diversión tú solo —dijo con un tono ciertamente arrogante y mirada maliciosa, justo como Rainbow solía hacer tan a menudo.

    —¡Clefable, Metrónomo! —ordenó inmediatamente.

    El pokémon empezó a mover sus dedos de un lado al otro. Rainbow estaba algo preocupado de que pudiera salir un Terremoto, y empeorara las cosas. Pero para su sorpresa, la Clefable usó Destello.

    La intensidad fue tan grande, que los pokémon símbolo salieron volando de ahí, pues sus ojos estaban demasiado sensibles a la luz, y al parecer, volvieron a sus respectivos nichos.

    Entonces el Destello de Clefable se detuvo, y la oscuridad volvió.

    —Chikorita, Placaje contra la pared —ordenó Rainbow.

    El potente Placaje rompió parte de la pared, y todos vieron alegremente, como el brillo de la luna entraba a la cueva por el agujero. Aurora se acercó lentamente a Rainbow, y desde la cueva, observaron la luna satisfechos, relajándose.

    —Era muy peligroso para ti —le dijo Rainbow de repente.

    —Ya antes te he dicho que puedo cuidarme sola —respondió Aurora—, no necesito que me salves.

    Rainbow no tuvo ganas de seguir discutiendo, y solo le sonrió amigablemente.
    Un rato después, salieron de ahí.




    —¿Todavía no encuentran a esos dos muchachos? —preguntó el científico preocupado, a los rescatistas.

    —Estamos buscando, pero el derrumbe fue muy grande —contestó el rescatista—, me temo que pudieron… haber muerto.

    —No es así —contestó Aurora.

    Al voltear a ver, se encontraba Aurora con Rainbow, caminando hacia ellos, sanos y salvos.

    —¿Cómo salieron de la sala? —preguntó el rescatista asombrado.

    —Ah… ¿se cayó la sala? —preguntó Aurora haciéndose la tonta, Rainbow se dio cuenta de que algo tramaba.

    —¿A qué te refieres niña? —interrogó el científico— ¿No habían entrado tú y tu amigo ahí? —dijo señalando la sala colapsada.

    —Ah, sí, entramos, pero nos aburrimos rápido, porque no había nada interesante que ver, y nos fuimos por ahí al bosque, y ahora que regresamos vemos que se cayó la sala… ¡uff! Qué bueno que nos salimos antes —dijo mintiendo inocentemente.

    —Bueno, que bueno que no hay daño que lamentar —comentó el rescatista.

    —Pero una de las salas está destruida —se quejó el científico—, no podremos hacer nada más hasta que se acaben de desenterrar las ruinas.

    —No se preocupe —contestó Aurora jovialmente—, de seguro en un año, o dos, ya se podrá continuar con la investigación…

    El científico no se alegró mucho al oír eso.



    Un rato después, Rainbow y Aurora se encontraban en sus casas de campaña, observando las estrellas.

    —¿Por qué no les dijiste la verdad? —preguntó Rainbow interesado— ¿por qué no les dijiste que había un enorme laberinto debajo, y que lo habitaban unos extraños pokémon con forma de símbolos.

    Aurora sonrió y siguió mirando las estrellas.

    —Hay misterios cuyo tiempo de ser resueltos todavía no ha llegado —contestó jovialmente.

    —Me sorprende oír eso de una cazadora de misterios —contestó Rainbow extrañado—, en todo el tiempo que llevas en esto… no sé, ¿has resuelto algún misterio?... digo, si quieres ser la mejor investigadora de misterios pokémon…

    Aurora lo miró sonriendo jovialmente.

    —Tú dices ser el entrenador definitivo, ¿no? ¿eso quiere decir que debes entrenar a todos los pokémon que existan? —preguntó guiñándole un ojo.

    —No —contestó Rainbow tranquilamente—, solo capturaré a los pokémon que necesite, y solo los que en verdad quieran ir conmigo, y puedan aceptarme como su entrenador.

    —Exacto —respondió Aurora—, así mismo soy yo: viajo por todos lados, investigando misterios, y escribiendo sobre ellos… pero solo unos necesitan ser resueltos, pues si resolvemos todos, el mundo sería menos interesante, ¿no crees?

    Rainbow la miró, y observó su linda y jovial sonrisa, y se sintió alegre de volver a estar con ella en Johto.

    —Eres muy desconcertante —le dijo Rainbow volviendo a mirar las estrellas.

    —Tú no eres el más indicado para decir eso de los demás —contestó alegre.

    Ambos siguieron observando el cielo un rato más.

    —¿Cómo vamos a llamar a esos pokémon que vimos en las ruinas? —preguntó Aurora.

    —Sabes que soy malísimo para inventar nombres —contestó Rainbow sonriendo levemente.

    —Sí, claro, lo olvidaba Roinbei… quiero decir Rainbow —se rió Aurora.

    —Bueno, creo que nunca superaré ese defecto si no practico —contestó Rainbow—… que tal… ya que son pokémon desconocidos… que te parece… Unown.

    —¿Unown? —exclamó Aurora.

    —Al menos hasta que a alguien se le ocurra un mejor nombre —dijo Rainbow algo avergonzado.

    —Me gusta —dijo Aurora—, de lejos el mejor nombre que se te ha ocurrido.

    Ambos siguieron hablando un rato más mientras seguían contemplando las estrellas, hasta que se Aurora se quedó dormida.

    Rainbow la observó durmiendo tan plácidamente, suavemente la acobijó, y le sonrió tiernamente.

    —Gracias Aurora, necesitaba verte de nuevo —dijo en voz baja.

    Luego se dispuso a dormir, junto a sus compañeros pokémon, en especial Cyndaquil estaba ansioso esperaba empezar con su entrenamiento definitivo, al día siguiente.

    Continuará...
     
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    Capítulo 10: El viernes, ruta 32.
    “En aquel entonces le dije que tal vez algún día me quedaría a explicar… pues bien, hoy no es el día"
    Rainbow


    Unos pocos días después, Rainbow y su grupo continuaron su camino por la ruta 32; con ellos iba Aurora, quien tuvo el placer de volver a observar, al igual que en Kanto, un poco del entrenamiento que Rainbow le daba a sus pokémon, en especial a Cyndaquil.

    —Muy bien, Cyndaquil, prepárate —le dijo suavemente al momento en el que estaban a punto de enfrentarse a una Mareep salvaje—, haz lo que te he enseñado.

    Cyndaquil, confiadamente, encaró a la Mareep.

    —¿Te separaste de tu rebaño? —empezó a decirle Rainbow, el pokémon eléctrico lo miraba con recelo, ciertamente no era ordinaria—… ya veo, decidiste separarte de tu rebaño, decidiste no seguir siendo igual que las otras de tu especie… eso me gusta, si vienes conmigo te aseguro que no serás una Mareep común.

    La Mareep, lejos de convencerse, se decidió a atacar. Rainbow y los demás ya estaban acostumbrados a que pocos o ningún pokémon aceptaran a unirse a ellos sin luchar.

    Sin esperar nada, la Mareep usó Impactrueno, pero Cyndaquil se escondió rápidamente bajo la tierra con Excavar. La Mareep, lejos de intimidarse, usó Carga para potenciar su siguiente ataque eléctrico.

    —¿Crees en serio que esa táctica te va a servir? —preguntó Rainbow sarcástico— Es el truco más viejo de todos, vas a esperar a que Cyndaquil salga y ataque con Excavar, entonces tú usas Bola voltio o impactrueno… —la Mareep se sorprendió bastante de que Rainbow haya podido predecir sus movimientos— afortunadamente no vamos a usar excavar —añadió maliciosamente.

    En ese momento, Mareep sintió que el suelo debajo de ella se empezaba a calentar mucho, la razón era que Cyndaquil estaba usando Ascuas justo debajo de ella. Al no poder soportar el calor bajo sus pies, saltó hacia un lado, y antes de que se diera cuenta, Cyndaquil salió del suelo envuelto en un Rueda fuego, hiriéndola bastante.

    Sin dejarse intimidar más, Mareep usó Esporaalgondón para bajar la velocidad de Cyndaquil. Fue efectivo, e inmediatamente después le atacó con un impactrueno, dejándolos a los dos igualados en daño.

    —Ya jugamos mucho, Cyndaquil, ya debilítala —ordenó Rainbow despreocupado.

    En ese momento, y para sorpresa de Mareep, Cyndaquil usó una extraña mezcla de Rapidez mezclado con Ascuas, de manera que Cyndaquil lanzó una lluvia de estrellas de fuego hacia Mareep, ésta se debilitó sin poder evitarlo.

    En ese momento, Rainbow agarró una pokeball vacía, la lanzó al aire, y la remató con su pié, capturando a Mareep.

    —Bien hecho Mareep —le dijo tiernamente mientras la curaba con su Viridian mind—, te prometo que te voy a convertir en la mejor Mareep… —soltó su típico discurso.

    —Sí, sí, sí…. Voy a repetirlo con todos los pokémon que atrape —comentó algo irritado al darse cuenta de que sus pokémon se quejaban de que siempre hacía lo mismo.


    —Vaya, vaya, vaya —comentó Aurora, quien se acercó por detrás—, me voy unos minutos a buscar una bayas, y cuando vuelvo ya has atrapado un Mareep.

    —¿Acaso querías que te esperara? —comentó Rainbow sonriente. Aurora le devolvió la sonrisa.



    Rato después, al anochecer, sacaron sus sacos de dormir, y se pusieron a platicar antes de dormirse.

    —Deberías capturar algunos pokémon de Johto —le dijo Rainbow—, me sorprendiste en Kanto cuando te vi tener pokémon propios, pienso que no te haría mal tener algunos de aquí.

    —Sí, lo sé —contestó Aurora—, un pequeño Spinarak y un Clefable… supongo que podría tener más.

    —Hablando de tus pokémon —Cambió Rainbow de tema—, ¿qué pasó con tus pokémon de Kanto?

    Aurora se puso a mirar las estrellas.

    —En el momento en el que Bill me avisó que el sistema estaba ya implementado —contestó sin dejar de mirar el cielo— decidí dejar a algunos de mis pokémon… en cierto modo —dijo volteando a ver a Rainbow—, quería hacer lo mismo que planeas hacer tú.

    —¿Y eso qué es? —preguntó Rainbow algo interesado.

    —Cambiar de pokémon cada región —respondió ella mirándolo tiernamente. Rainbow se sintió algo conmovido.

    —¿Por qué querrías hacer lo mismo que yo? —preguntó aparentando desinterés.

    Aurora volvió a mirar las estrellas, evitando contacto con los ojos de Rainbow.

    —Porque… supongo que es una buena idea —contestó con cierto nerviosismo.

    En ese momento su Clefable se acurrucó entre sus brazos.

    —Pero, ya que mientras estaba en Kanto, casi no entrené a Clefable, decidí traerla a Johto —contestó acariciándola suavemente.

    Rainbow la miró mientras tiernamente jugaba con su Clefable, y de nuevo, sintió una gran paz y tranquilidad, un sentimiento de alegría como solo sentía cuando Aurora lo acompañaba, le sirvió de alivio para su arrogante espíritu.




    A la mañana siguiente, un viernes, después de su infaltable ritual de mirar el amanecer relajadamente, continuaron su largo camino a través de la ruta 32. El camino era largo, así que Rainbow decidió que ese día sería para recorrer la ruta, debido a que se había quedado unos días estancado para entrenar.

    Sin embargo, Aurora se la pasaba jugando casi todo el tiempo con su Clefable y su Spinarak, de manera un tanto ruidosa para él, lo que le pareció tanto bonito como fastidioso.

    —¿Me puedes repetir, Aurora, por qué estamos yendo juntos por el mismo camino? —preguntó con cierto tono de fastidio.

    —Ya te lo dije, Rainbow —contestó jovialmente—, ya que prefiero seguir viajando para conocer otros misterios en lugar de quedarme a seguir investigando las ruinas Alfa, lo menos que puedo hacer es ir a buscar a otra persona que se encargue, y esa persona vive en pueblo Azalea.

    —Y supongo que conoces a esa persona, ¿o no? —preguntó Rainbow fingiendo desinterés.

    —En realidad no, simplemente uno de los científicos me lo recomendó —contestó sonrientemente—, su nombre, si mal no recuerdo, es Bugsy, una joven promesa de la arqueología.

    —Pues qué coincidencia que yo también vaya a Azalea —contestó Rainbow tratando de distanciarse—, pero yo voy a retar al líder…. Cuando hayamos llegado cada quién seguirá por su camino independiente, al igual que lo hicimos en Kanto…

    Se detuvo de repente al darse cuenta de que Aurora ya no tenía su sonrisa jovial, Aurora apretaba levemente los labios, y su expresión se puso algo melancólica, si en ese momento se sentía triste, sabía controlarlo bastante bien.

    Al ver eso, Rainbow se sintió mal, pues había borrado la jovial sonrisa del rostro de Aurora, y recordando que se había ido de Almia sin despedirse, que se había enojado con ella por haberla seguido, por querer apresurar su separación en Kanto, se sintió como basura por haberle borrado la sonrisa del rostro de nuevo.

    De manera inconsciente se empezó a alejar de ahí poco a poco, siguiendo el camino. Aurora iba tras él con paso lento, indudablemente el ambiente había cambiado, se había hecho repentinamente incómodo.



    —¡AHHH! —escucharon de repente el grito de una chica.

    Al oírlo, Rainbow vio una especie de oportunidad para olvidar lo que había dicho hace un momento, y rápidamente volvió a su actitud apresurada y valiente, de cuando hay alguien en problemas. Rápidamente, ambos corrieron hacia donde provenían los gritos, ignorando de momento lo que había pasado.


    Después de un momento llegaron a una salida que daba al mar hacia la derecha, un enorme puente se alzaba sobre él, bordeando la costa. Cerca de ahí se encontraba una chica en el agua que sostenía una bolsa de tela, sobre una roca que sobresalía, y alrededor de ella, un cardumen de Quilfish amenazante la tenía aterrada.

    Sin demorar más, Rainbow se acercó a la orilla y sacó a Mareep.

    —Bien Mareep —le dijo apresuradamente—, vamos a terminar con esto de una vez, ¡impactrueno!... ¡Espera!

    La detuvo bruscamente, pues de repente se dio cuenta de algo, y se negó a atacara a los Qwilfish.

    —¡Tira tu bolsa! —empezó a gritar desde el muelle, pero al parecer, el ruido de los aleteos de los Qwilfish le impedían a la chica entender lo que quería decir.

    —¿Qué es lo que ocurre, Rainbow? —preguntó Aurora preocupada.

    —Esos Qwilfish no se van a calmar al menos que esa chica suelte su bolsa —contestó seriamente.

    —¡Eh! ¿Qué es lo que sucede ahí? —preguntó una voz gruesa detrás de ellos. Al voltear, ante ellos apareció un pescador, con cierta fiereza en la mirada.

    —¡Esa chica está en problemas! —contestó Aurora.

    —No se preocupen, niños —dijo el pescador sacando una caña—, en seguida me encargo de esos Qwilfish —y acto seguido, empezó a agitar su caña de una manera muy extraña, y ciertamente acrobática.

    —No lo haga —interrumpió Rainbow seriamente—, no es necesario hacerles nada a esos Qwilfish.

    —¿Eh? ¿Por qué? —preguntó el pescador.

    —Ya sé —exclamó Rainbow sacando a Hoothoot—, Hoothoot, arroja al mar la bolsa de la chica.

    Hoothoot empezó a volar hacia ella, pero los Qwilfish empezaron a atacarlo con Pistola agua y Pin misil, pero Hoothoot pudo esquivarlo todo fácilmente.

    Al llegar a la chica sujetó el bolso con sus garras, pero ella, inconsciente del plan de Rainbow, se lo impidió, y empezó un forcejeo entre los dos.

    —No lo va a soltar —exclamó Aurora preocupada.

    Rainbow se puso a pensar en un modo de conseguirlo sin que Hoothoot tuviera que usar un ataque contra ella y sin ponerla en peligro, pues era evidente que si Hoothoot intentaba alzar el vuelo con ella sujetando la bolsa, ella caería al agua con los Qwilfish enojados.

    —Ya sé —exclamó al fin—, ya que tanto quiere usar su caña —se dirigió al pescador—, escuche bien lo que va a hacer —Rainbow habló y el pescador escuchó el plan.

    —¿Listo? —preguntó Rainbow.

    —Listo —contestó el pescador.

    En ese momento el pescador, agitando vertiginosamente su caña, lanzó el anzuelo hacia la chica, el cual atrapó su ropa de natación, una vez enganchada, tiró hacia atrás con todas sus fuerzas, de manera que, a causa de la fuerza, la niña salió volando unos metros por el aire. En ese mismo momento soltó la bolsa, la cual al fin cayó al mar.

    La niña se encontraba a salvo de momento, pues debido a la fuerza con la que fue jalada cayó varios metros fuera del alcance de los Qwilfish.

    —Hay que ayudarla antes de que los Qwilfish la ataquen —exclamó Aurora preocupada.

    —Ya no será necesario —dijo Rainbow tranquilo.

    Al voltear a ver al mar, Aurora se dio cuenta de que los pokémon acuáticos se arremolinaban alrededor de la bolsa, y un momento después, un bebé Qwilfish salió de ahí, y se alegró de volver a estar con su familia. La chica, desde una distancia segura, vio también desconcertada cómo fue que un bebé Qwilfish había salido de su bolsa. Los pokémon se alejaron de ahí alegremente.



    Un rato después, la entrenadora se encontraba sobre el muelle.

    —Gracias por ayudarme —agradeció la chica.

    —Todo fue gracias al joven —dijo el pescador refiriéndose a Rainbow.

    —Lo que no entiendo es cómo llegó ese bebé a mi bolsa —dijo la chica desconcertada.

    —En realidad es simple —contestó Rainbow—, te encontrabas buscando Perlas en el fondo el mar, y en un momento que te descuidaste, un curioso bebé Qwilfish se introdujo en tu bolsa, pero no te diste cuenta, así que cuando volviste a la superficie los demás empezaron a perseguirte para que lo regresaras, entre todas las Perlas que encontraste y el miedo que sentiste, en ningún momento percibiste que había un bebé en tu bolsa.

    —¿Pero… cómo lo supiste desde tan lejos? —preguntó la chica.

    —Bueno… tengo mis métodos —contestó Rainbow fríamente.

    —¡Es verdad! —exclamó el pescador—, ahora te recuerdo… eres ese chico, el que hace más de un año me preguntó por la dirección del profesor Oak en pueblo Paleta.

    Rainbow también lo reconoció, y recordó su breve encuentro el primer día de su aventura.

    —Sí, es verdad —contestó indiferentemente—, ¿y qué pasó con su Doduo?

    —Aquí lo tengo —respondió el pescador sacando la pokeball con el Doduo dentro.

    —¿No le dije que ese Doduo no quiere estar con usted? —le reprochó algo molesto— Ese Doduo lo que quiere es estar con algún niño que juegue con él.

    El pescador recordó eso, y recordó que nunca le había dicho cómo lo sabía.

    —Sí, pero aún quiero que me digas cómo lo supiste —contestó el pescador algo desafiante.

    —Sí, yo también quiero saber cómo supiste lo del bebé Qwilfish en mi bolsa —interrumpió rudamente la chica.

    —Sí, Rainbow, yo también quiero saber cómo es que haces todo eso —dijo Aurora sarcásticamente.

    A pesar de la broma de Aurora, Rainbow no pudo evitar sentirse algo atrapado, pues si bien a él le encantaba presumir de sus habilidades, quería evitar en lo más posible que la gente supiera mucho de él.

    —En aquel entonces le dije que tal vez algún día me quedaría a explicar… pues bien, hoy no es el día —dijo arrogantemente mientras caminaba por el muelle, alejándose poco a poco, ignorándolos a todos.

    —No le insistan —les dijo Aurora—, no van a convencerlo de lo contrario —y lo siguió por el muelle.

    El pescador y la chica los vieron irse.

    —Por cierto —gritó la chica—, mi nombre es Vicky.

    —Sí, que interesante —murmuró Rainbow sarcásticamente.

    —Y si te sirve de algo —continuó Vicky—, me gusta venir a este lugar todos los viernes…

    —Sí, claro —respondió en voz baja sarcásticamente—, eso sí que me será útil… ¿dijo los viernes?... ¿dónde he escuchado algo parecido?...


    —Qué muchacho tan extraño —dijo el pescador a Vicky—, sin embargo… esa habilidad que tiene, me recuerda a la de otra persona… aunque claro, él la tiene mucho más desarrollada.

    —Es un poco grosero —añadió Vicky sonriente—, pero es buen entrenador, espero verlo de nuevo algún día… aunque si va a viajar por todo Johto, lo más seguro es que encuentre a algunos de mis siete hermanos.

    Y los vieron alejarse por el puente, mientras el sol se ponía lentamente.



    Un rato después, cuando la noche cayó, ambos sacaron de nuevo sus sacos de dormir, y se pusieron a observar las estrellas una vez más. Pero ahí, de nuevo, en la soledad de la noche, volvieron los recuerdos de lo que había pasado antes de escuchar los gritos de auxilio de la chica, y la incomodidad volvió a ellos.

    Rainbow aún seguía lamentándose de haberle insinuado a Aurora que no quería seguir viajando con ella… de nuevo. Ambos no se miraban, estaban acostados de lado dándose la espalda.

    —Tal vez es mejor así —dijo finalmente Aurora con cierta melancolía.

    —Es mejor así, ¿qué? —preguntó Rainbow suavemente.

    —Que cuando lleguemos a Azalea, separemos nuestros caminos —dijo tranquilamente. Rainbow se sorprendió algo.

    —¿No te molesta? —preguntó algo intrigado.

    —Tenemos diferentes intereses —respondió Aurora—, yo voy a dedicarme a seguir buscando misterios por Johto, y tú debes conseguir las medallas… evidentemente, aunque quisiéramos, nuestros caminos no pueden seguir del todo juntos.

    Rainbow se quedó reflexionando, y se dio cuenta de que así era como pensaba él cuando estaban en Kanto, y aunque le doliera, era verdad, y si querían realizar sus sueños no podían ir contra eso. Rainbow se volteó a mirarla.

    —Entonces, el tiempo que estemos juntos, vamos a pasarla bien —le dijo dulcemente.

    Aurora se volteó a mirarlo, y le devolvió una jovial sonrisa. Su Clefable llegó y se acurrucó en sus brazos, como solía hacerlo. Un rato después, se durmieron apaciblemente.

    Continuará...
     
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    MrJake

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    :O Acabo de darme cuenta de quien es ese pescador :O
    En fin, suposiciones aparte; un capítulo bueno, como todos. Yo sigo en mi insistencia de que Aurorita esconde algo, pero bueno, quizá me equivoque.
    Jejeje, siempre me hizo gracia la manera que tienes de ver los juegos pokémon, lo absurdo de algunos detalles, como cuando el profesor te pregunta por tu sexo o que alguien que no conozcas te diga que se llama Vicky y que le gusta estar ahí los viernes (como si a Rainbow le importase xD)
    Bueno, amigo, sigue así :D no tengo más que decirte. GL
     
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    Little Princess

    Little Princess Entusiasta

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    Buenas Paralelo! Hoy me presento aquí para comentar lo estupendo (venga ya, no te vayas de la lengua) (perdon, mente) (¿?)que es este fic.

    Me encanta Rainbow me encanta, ¿he dicho que me encanta? Pues te lo digo: ME ENCANTA.
    Y me encanta todavía más que se empieze a preocupar por Aurora.
    A este paso, cuando llegue a Sinnoh, ya estarán juntos (oh, si, sería taaan bonito...) (mente, que no divagues!)(Huy, es cierto)(¿?¿?=¿?¿?)
    Me gusta mucho que salve a la gente, si es que en el fonde, es un buenazo. No me importaría conocerle en la vida real...
    No he visto faltas (oé,oeeeoeeoeeeeé!)(¿?)(definitivamente, estoy loca xD).
    Ala, que ya connoce a dos de los siete hermanos xD. Espero que en algún futuro (cercano) ellos le ayuden a él...
    Y como no puedo decir nada más porque todo está dicho,
    sigue así! ;)
     
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    Paralelo

    Paralelo Viajero dimensional

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    Pokémon Rainbow: Johto.
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    ...Continuando

    Capítulo 11: Cueva Unión.
    “Tú eres mi mejor amiga, no mi nov…"
    Rainbow


    Al día siguiente, siguieron lo que quedaba de camino de la ruta 32, al final de dicha ruta se encontraba un centro pokémon, y Rainbow decidió entrar para utilizar el P.C. Su nuevo Mareep y otros de sus pokémon, los acompañaban fuera de sus pokeball.

    —¿Vas a sacar algo? —preguntó Aurora curiosa cuando Rainbow hubo encendido el P.C.

    —Al contrario, voy a guardar algunas cosas —contestó accediendo a su cuenta—, el camino más corto para llegar a Azalea es cruzando la cueva Unión, y como en toda cueva, es posible que encuentre con muchos objetos que voy a necesitar para vender después, así que voy a necesitar algo de espacio… sobre todo con esto —dijo mientras abría su mochila.

    —¡Un huevo pokémon! —exclamó Aurora al ver el huevo.

    —Así es —contestó Rainbow orgulloso—, me lo dio un tal señor Pokémon…que nombre tan original —murmuró sarcásticamente. E ignorando todo lo demás, empezó a guardar varias cosas vía P.C.

    —¡Espera un momento! —interrumpió Aurora— ¿Quieres decir que durante todo este tiempo, cuando nos encontramos, cuando pasó lo de las ruinas Alfa, y todo el viaje por la ruta 32, tenías un huevo en tu mochila y no me lo dijiste? —preguntó Algo desconcertada.

    Rainbow la miró a los ojos sintiéndose algo atrapado.

    —¡Sorpresa! —exclamó graciosamente.

    Aurora se veía algo consternada.

    —¿Lo tuviste oculto en tu mochila todo este tiempo? —preguntó algo enojada.

    —Lo sacaba en la noche, para que tomara aire —respondió mientras despreocupadamente seguía guardando cosas en el P.C.

    —¿No te parece una irresponsabilidad andar con un huevo todo el tiempo en la mochila? —preguntó Aurora un poco más enojada.

    —Bueno, es cómoda, y está fresca —contestó despreocupadamente.

    —¿Cómo lo protegiste cuando caímos por ese agujero en las ruinas? —preguntó cada vez más molesta.

    —Hoothoot lo protegió con Barrera —contestó algo harto mirándola a los ojos—, y puedes interrogarme todo lo que quieras, te puedo asegurar que el huevo nunca estuvo en peligro, ni ahora, ni nunca, porque soy el entrenador definitivo y tengo el Viridian mind… sé cómo arreglármelas —añadió en voz baja y siguió guardando cosas.

    Aurora se calmó un poco.

    —Pero fuiste muy malo por ocultarlo de mí —contestó tranquilamente con un tono de broma, pues comprendió que, no importaban las apariencias, Rainbow sabía lo que hacía—, pero ahora que lo sé… —dijo y enseguida levantó el huevo, y lo miró tiernamente.

    —Hola, pequeñín —exclamó tiernamente al huevo mientras lo acariciaba suavemente— ¿tu entrenador fue muy malo por no decirme de ti verdad? —y le hablaba infantilmente.

    Rainbow la miró con algo de pena.

    —¿Le estás hablando cómo si fuera un bebé? —preguntó algo apenado.

    —Es un bebé —contestó Aurora felizmente—, no importa que sea solo un huevo, hay que tratarlo con el mismo cariño que a un bebé.

    Rainbow se sintió feliz de que Aurora estuviera contenta con el huevo, y pensó que se veía linda cuando dejaba salir sus instintos maternales.

    —Ya que eres el huevo de Rainbow —siguió diciendo Aurora infantilmente al huevo—, eso es como si Rainbow fuera tu papá… ¿no es así Rainbow? —preguntó tiernamente.

    —Sí, sí… como tu papá —contestó siguiéndole el juego, mientras terminaba de guardar sus cosas en la computadora.

    —Y ya que yo soy la mejor amiga de Rainbow —continuó felizmente—, eso me hace ser como tu mamá…

    Esta vez Rainbow no pudo evitar sonrojarse terriblemente de vergüenza, sumándole el hecho de que en el centro había gente que los observaba curiosamente.

    Rápidamente se acercó a Aurora, y tomó el huevo, pero Aurora no lo soltó, de modo que ambos se quedaron sujetando el huevo al mismo tiempo.

    —Aurora —dijo en voz baja con un tono nervioso—, no exageres tanto —añadió con una sonrisa algo forzada.

    —¿Qué? —exclamó Aurora— ¿No me digas que no me consideras que soy como si fuera su mamá? —preguntó alegremente.

    —¿Pero qué estás diciendo? —dijo nervioso a causa de la gente que los veían— Tú eres mi mejor amiga, no mi nov… —se detuvo bruscamente, y se quedó estupefacto por lo que casi iba a decir.

    —Que no soy tu… ¿qué? —preguntó Aurora con voz temblorosa, y ahora lo miraba a los ojos fijamente.

    El ambiente era definitivamente incómodo para ambos, pero para la gente que los observaban les parecía un momento algo romántico, incluso sus propios pokémon, los que iban fuera y los que iban en su cinturón X los miraban curiosamente.

    Rainbow simplemente no podía decir nada, Aurora lo miraba tiernamente, como si estuviera esperando que dijera algo muy importante.

    —¡Es hora de irnos! —exclamó Rainbow de repente sorprendentemente alegre y motivado de una manera casi hiperactiva, tomó el huevo entre sus manos y empezó a caminar hacia la salida—, ya hemos tardado mucho tiempo, he terminado lo que tenía que hacer, y el viaje aún es largo… vengan chicos —le dijo a sus pokémon, quienes lo siguieron.

    Aurora se quedó pasmada por un momento, su Clefable la miró también, pero rápidamente se recuperó.

    —¡Espérame, Rainbow! —exclamó alegremente dirigiéndose hacia la salida. Las personas que vieron la escena no pudieron intrigarse por el repentino cambio en sus actitudes.


    Ya afuera, ambos se dirigieron apresuradamente hacia la cueva Unión.

    —Espera Rainbow —se detuvo Aurora—, ¿me dejarías cargar el huevo por ti? Así tendrías más espacio en la mochila —dijo felizmente.

    Rainbow le sonrió y le entregó el huevo lentamente. Después de eso se metieron en la cueva.



    A pesar de la motivación con la que salieron del centro pokémon y se dirigieron a la cueva, como si nada hubiera pasado, dentro de la cueva les fue imposible seguir ignorando lo que sucedió, no solo esa vez, sino siempre que se encontraban.

    Rainbow caminaba a paso nervioso por delante de Aurora, ésta lo miraba desde atrás mientras tiernamente sujetaba el huevo. Ciertamente era un ambiente incómodo, y ninguno se atrevía a decir nada. Los pokémon de Rainbow y Aurora notaban lo que sucedía con sus entrenadores. Pero solo seguían caminando sin mirarse.


    Un rato después, llegaron hasta donde había un pequeño lago en el interior de la cueva.

    —Este parece un buen lugar —dijo Rainbow un poco animado.

    —Bueno lugar, ¿para qué? —preguntó Aurora con interés.

    —Buen lugar para entrenar —contestó Rainbow sacando al resto de su equipo.

    En el fondo pensaba que el entrenamiento lo iba a distraer de sus problemas por el momento, pues sabía que cuando se trataba de entrenar, el resto del mundo se encontraba fuera, era en esos momentos donde volvía a su actitud normal, cuando volvía a ser el entrenador definitivo.

    —¡Muy bien! —exclamó animado—, sigamos el método de entrenamiento definitivo —dijo sacando su voluminosa libreta especial—, los viejos que orienten a los más nuevos… hoy vamos a aprender algo muy interesante… —añadió maliciosamente, y el entrenamiento comenzó.

    Aurora lo miraba todo, ya estaba acostumbrada a ver su entrenamiento especial. Con una sonrisa, recordó cuando en Kanto le había dicho que solo le iba a permitir ver su entrenamiento especial en aquella ocasión, antes de enfrentar al gimnasio de ciudad Celeste. Y sentada a cierta distancia, con el huevo en su regazo, y su Clefable y su Spinarak a su lado, contempló el entrenamiento de Rainbow.



    Estuvieron en la cueva por un par de días, los cuales fueron algo difíciles de sobrellevar. Durante los entrenamientos, tanto Rainbow como sus pokémon estaban bien concentrados en lo suyo, de manera que todo parecía volver a la normalidad. Pero al terminar, cuando se acercaba la hora de dormir, o cuando comían, retornaba el ambiente de incomodidad, todo por una palabra que Rainbow estuvo a punto de decir.

    En sus sacos de dormir, dándose la espalda mutuamente, fingían estar dormidos, y en sus mentes cavilaban todo por lo que había pasado. Tristemente, ambos recordaron sus grandes dilemas, los cuales continuamente les hacían entristecer.

    Recordó Rainbow su dilema, pensando que Aurora no iba a aguantarlo por siempre, tarde o temprano, su propia actitud acabaría cansándole, pero no quería tener que fingir ser otra persona para evitar que eso sucediera, y sabía que no podía cambiar. También el hecho de ser el entrenador definitivo, le impedía permanecer mucho tiempo con ella, a causa de sus diferentes intereses y ocupaciones, pues para Rainbow, ser el entrenador definitivo implicaba no poder tener ningún tipo de distracción, y aunque él no la consideraba una distracción, no pudo negar el hecho de que, efectivamente, con ella cerca él se sentía diferente, actuaba diferente, y en su ingenuidad e inseguridad, sentía que permanecer con ella lo cambiaba poco a poco. Pensaba que, tal vez, si no siguiera con su deseo de ser el entrenador definitivo, quizá podría quedarse con ella, pero esa no era una opción, sobre todo por todo lo que había pasado para conseguirlo. Por estas razones Rainbow trataba de alejarla, consciente o inconscientemente, pero por otro lado, necesitaba verla, ya que sentía que, a pesar de todo, Aurora lograba despertar un profundo lado de humanidad en él, que no sentía con nadie más.

    Recordó Aurora su dilema, pensando que en el pasado había sido muy dependiente de Rainbow, en almia, él era prácticamente su única fuente de felicidad, en un ambiente difícil para ella, pero desafortunadamente Rainbow era el entrenador definitivo, no podía estar cuidando todo el tiempo de alguien más. Se vio a sí misma como un estorbo en el camino de Rainbow a causa de ello. Además, sus propios sueños le impedían estar con Rainbow más tiempo, pues sus destinos los llevan por rutas diferentes. Por eso Aurora sentía, consciente o inconscientemente, que debía alejarse de Rainbow, así el no tendría distracciones en su viaje, y ella sería más independiente. Pero por otro lado, también necesitaba verlo, pues él era el único que le hacía sentir una felicidad y satisfacción que nada ni nadie más conseguía, al ser él la persona que más la entiende, y la que más se interesa en sus sentimientos, aunque pretenda parecer que no, y no importara lo que pasara, ella lo quería tal y como era, con todo y su desconcertante personalidad, siempre estaría con él.

    Para terminar de empeorar las cosas, ambos consideraban verdaderamente cursi y ridículo expresar sus sentimientos y preocupaciones, incluso Aurora, tan jovial e infantil, era tan o más reacia que Rainbow a la hora de compartir lo que ocurría en su mente, y lo que sentía.

    Ambos se encontraban tan cerca el uno del otro, si en ese momento ambos hubieran sabido lo que el otro pensaba, los problemas que perturbaban al otro, sus dilemas hace mucho tiempo que se habrían resuelto. Pero desafortunadamente, ninguno se atrevía a hablar, ninguno estaba cómodo con dar a conocer la parte más profunda de sus mentes al otro, no confiaban lo suficiente en sí mismos para eso.



    —Supongo que ya es momento de seguir —dijo Rainbow después del segundo día en la cueva—, ya se está haciendo aburrido.

    Vio que Aurora se mantenía distante de él, pero no parecía estar triste. Lentamente siguieron su camino.

    —Te gustó mucho el huevo, ¿verdad? —le preguntó dulcemente. Ella sonrió.

    —Sí, espero tener el mío algún día —respondió alegre mientras lo acariciaba dulcemente.

    Un rato después, llegaron a un lugar donde había acantilado, y debajo de él un río subterráneo, una parte tenía una fuerte corriente que llevaba hacia otro lado de la cueva.

    —Creo que me equivoqué de camino —dijo Rainbow algo apenado—, pero si mis cálculos no fallan, aún podemos seguir por allí…

    Entonces señaló un estrecho camino que estaba algo escondido, bordeando el acantilado por la parte de la izquierda, a pesar de que el camino era estrecho, se podía caminar bien por él con mucho cuidado, ya que a la derecha el más leve descuido los haría caer al agua. Aurora vio el camino con desconfianza.

    —¿Seguro que no podemos seguir por otro camino? —preguntó algo preocupada observando el acantilado y el río fluyendo violentamente debajo.

    —El otro camino también es peligroso —contestó tranquilo—, pero no te preocupes, solo no mires abajo, y sujeta bien el huevo —dijo mientras empezaba a seguir el camino, de espaldas contra el muro, con cuidado. Nerviosamente, Aurora lo imitó.



    Ya iban a la mitad del camino, sus pies, que rozaban el borde del abismo ya habían desprendido pedazos de tierra y rocas con su caminar. Aurora sujetaba el huevo con todas sus fuerzas.

    —¿Ves? Ya casi llegamos —dijo Rainbow motivadoramente. Ambos se sintieron aliviados de salir de esa situación.

    Pero en ese momento, Rainbow escuchó algo, y se detuvo. Observó la cueva, y se dio cuenta de lo que sucedía.

    —Aurora… ¡sujétate! —le advirtió severamente.

    —¿Por qué, qué sucede? —preguntó intrigada.

    Pero no tuvo que contestarle Rainbow, pues en ese momento, todo un grupo de Zubat comenzó a volar hacia ellos a gran velocidad, y empezó a atacarlos.

    —¿Pero qué les pasa a estos Zubat? —preguntó Aurora tratando de liberarse de ellos.

    —Solo que consideran que somos invasores —contestó Rainbow un poco más tranquilo—, al igual que los Unown en las ruinas.

    Aurora se dio cuenta de que de esa manera iban a hacerlos caer.

    —Pero no te preocupes, ya sé qué hacer —dijo Rainbow arrogantemente sacando a Zubat.

    Zubat empezó a atacarlos con Rapidez, su entrenamiento lo había fortalecido considerablemente, pero todavía eran muchos contra él sólo.

    —Tranquilo Zubat —le decía su entrenador tranquilamente—, esto es solo otro entrenamiento… concéntrate… —en ese momento, todo lo que le decía lo hacía con el Viridian mind, de manera que Aurora no pudo escuchar lo que le decía.

    Zubat siguió haciéndoles frente, pero llegó un momento en el que eran demasiados para él sólo, pero Rainbow no quería sacar otro pokémon.

    —Ya es tú momento, Zubat —le dijo arrogantemente.

    En ese momento, Zubat evolucionó en Golbat, con una sonrisa tan arrogante como la de su entrenador. Con su nueva forma, le bastó con algunos Ataques ala y tornados para desperdigar a los demás Zubat, los cuales empezaron a huir.

    Pero en ese momento, uno de los Zubat que huían chocó contra Aurora, justo en una de sus manos, lo que hizo que, sin querer, soltara el huevo y éste cayera al agua y la corriente empezó a llevárselo rápidamente.

    —¡Oh, no! —exclamó Aurora asustada al ver lo que había pasado.

    Sin esperar ni decir nada, Rainbow saltó al agua, y empezó a nadar para recuperar su huevo, Zubat lo seguía de cerca.

    Impotente para ayudar en ese momento, Aurora terminó de salir del peligroso camino, del otro lado seguía un camino normal, y empezó a correr bordeando el risco preocupada.

    Rainbow sacó a Totodile al ver que no podía nadar tan rápido para alcanzar el huevo.

    —Llega hasta el huevo y tráelo —le ordenó severamente.

    Totodile fácilmente llegó hasta él, y nadando contra la corriente con algo de dificultad, lo llevó hasta Rainbow, quién lo abrazó cariñosamente.

    —¡Rainbow, Una cascada! —gritó Aurora asustada.

    Rainbow se dio cuenta de que, efectivamente, se dirigían hacia una cascada, y no pudo evitar sentir algo de miedo, pero en seguida se controló.

    Se sujetó de Totodile, y comenzó a nadar en contra de la corriente, por desgracia la corriente era mucho más fuerte, y con el peso de Rainbow era mucho más difícil. Golbat, quién siempre estaba volando cerca, le dijo a Totodile que sujetara sus pies, así tal vez podría sacarlos volando.

    Pero desafortunadamente, todavía era mucho peso para Golbat, su entrenamiento aún no era suficiente para lograr eso. Y la corriente los conducía hacia la cascada poco a poco.

    Totodile tampoco pudo seguir sujetándose por más tiempo de Golbat, y se soltó.

    Casi en ese momento, se precipitaron por la caída de agua. Pero muy rápidamente, Rainbow sacó a Chikorita, que con sus Látigos cepa se sujetó de una saliente que había en la pared, y Rainbow se sujetó de ella con una mano, con una mano sujetaba el huevo mientras que Totidile se sujetaba de los pies de Rainbow, de manera que quedaron colgados. Por un momento, Rainbow consideró que podrían soltarse y solo caer en el agua, pero se dio cuenta de que el fondo estaba lleno de piedras filosas y puntiagudas, era muy peligroso.

    —Resiste, Chikorita —le animo al ver que sujetar tanto peso le hacía daño. Ella trataba de aguantarlo como toda una campeona.

    —Trata de subirnos, poco a poco —le ordenó tranquilo.

    Con un enorme esfuerzo, Chikorita empezó a subirlos despacio. En verdad era admirable el esfuerzo que hacía para subirlos a todos un pokémon tan pequeño.

    Ya estaban a punto de llegar a la cima, todos ya estaban ansiosos por salir de ahí.

    —Solo un poco más, amiga —le animaba Rainbow.

    Pero en el momento en el que casi llegaban, la saliente de la cual se sujetaba Chikorita se desprendió. E inmediatamente, todos empezaron a caer de nuevo, esta vez de manera inevitable.

    Continuará...
     
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    Pokémon Rainbow: Johto.
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    Capítulo 12: El paraíso Natu.
    Si no fuera capaz de convertir al pokémon más débil en pokémon definitivo, no sería el entrenador definitivo"
    Rainbow



    La saliente de la cual se sujetaba Chikorita se rompió, y todos se precipitaron hacia el abismo. Como por instinto, Rainbow abrazó el huevo con fuerza y cerró los ojos, esperando que sucediera lo mejor. Pero en vez de encontrarse con el agua, su cuerpo sintió algo diferente, algo que frenó su caída, como un hilo que los hizo rebotar un poco, y al abrir los ojos, se dio cuenta de que estaban sobre una telaraña enorme, y a un lado de ella, el Spinarak de Aurora.

    —¿Se encuentran bien? —preguntó Aurora preocupada desde arriba.

    Rainbow vio que se habían salvado por poco de una muerte casi segura, pues abajo, el agua rugía violentamente al chocar contra las afiladas rocas. Miró a sus pokémon, los cuales se encontraban bien y felices de estarlo.

    —Sí —contestó tranquilo—, estamos todos bien.

    Luego de eso lanzó la pokeball de Onix hacia donde estaba Aurora, al salir éste, utilizó su largo cuerpo para que Rainbow trepara hasta la cima, mientras Golbat llevaba el huevo volando.


    —Muchas gracias, Aurora —le agradeció amablemente—, si no hubieras hecho eso… tal vez no habría más entrenador definitivo —añadió con algo de pena.

    Aurora se sintió feliz de que Rainbow estuviera bien.

    —Se me ocurrió mientras tratabas de subir con Chikorita —dijo con algo de pena—, pensé que si no lo lograban, si algo salía mal… —se dio cuenta de que Rainbow la miraba feliz, lo que la apenó un poco más.

    —Solo fue por seguridad —dijo apresuradamente al darse cuenta de que el ambiente se volvía incómodo—, no esperaba que tuvieras que usarlo —añadió algo distante.

    Rainbow solo le sonrió.

    —De todas maneras… gracias, por salvarme —le dijo tiernamente, y siguió caminando como si nada.

    Aurora empezó a caminar tras él de nuevo, cargando el huevo, feliz porque, por primera vez en su vida, era ella la que le salvaba la vida a él.



    —¿Falta mucho? —preguntó Aurora con cansancio, un rato después de haber caminado mucho por la cueva.

    —No demasiado —respondió Rainbow caminando con paso firme.

    —Quién hubiera pensado que la salida de esta cueva quedaría tan lejos —se quejó Aurora.

    —Pero no nos dirigimos a la salida —respondió Rainbow como si nada.

    —¡Qué! —exclamó Aurora— ¿Entonces a dónde nos dirigimos? —preguntó sorprendida y algo molesta.

    Rainbow se detuvo, volteó a verla y le sonrió.

    —Ya lo verás —dijo alegremente guiñándole un ojo—, es una sorpresa.

    Aurora se sorprendió de eso, pero estaba acostumbrada a que Rainbow actuara así de vez en cuando. Así que siguieron su camino.



    —Ahí es —dijo Rainbow un rato después.

    Habían llegado a una enorme sala en la cual había un pequeño lago justo en medio, un río que salía justo del otro lado de ellos lo alimentaba. Sin embargo, una de las paredes de la cueva parecía emitir luz solar

    Aurora se sorprendió mucho por eso.

    —¡Ven, Aurora! — exclamó Rainbow y empezó a correr hacia esa luz.

    —¡Espera, Rainbow! —exclamó siguiéndolo algo nerviosa.

    Al acercarse, Aurora se dio cuenta de que la luz provenía de un agujero en la pared de la cueva. Ambos llegaron a él, y vio que era un agujero bastante grande, del cual la luz del sol entraba violentamente. A causa de estar tanto tiempo en la cueva, sus ojos se pusieron muy sensibles a esa luz, al grado que a ella le pareció cegante.

    Rainbow se acercó a la intensa luz que provenía desde afuera, y se volteó a mirar a Aurora.

    —Ven —le dijo alegremente extendiendo su mano.

    Aurora por un momento dudó, pero en seguida le dio la mano. Y entonces, Rainbow la condujo fuera de la cueva, lentamente.



    —Abre los ojos, Aurora —le dijo Rainbow suavemente al oído.

    Aurora había cerrado los ojos a causa de la intensa luz, pero poco a poco, se animó a abrirlos. Al hacerlo, no pudo creer lo que vio.

    Era un pequeño paraíso terrenal, un pequeño bosque con muchos árboles, rodeado por la cueva, un pequeño bosque perdido y aislado del mundo; un rio fluía, indudablemente del agua que provenía de la cueva; árboles de bayas por todos lados. Pero lo más sorprendente era que todo el lugar estaba habitado de cientos de pequeños Natu, los cuales al notar su presencia, se acercaron a ellos con curiosidad.

    Algunos de los Natu se acercaron a Aurora, la cual tiernamente los acarició.

    —¡Ya hemos llegado! —exclamó Rainbow sacando a todos sus pokémon— Hola amigos Natu, ¿me recuerdan, verdad? —les habló familiarmente.

    Los Natu lo rodearon cariñosamente, y Rainbow los mimaba con cariño. A pesar de que Aurora estaba feliz por la cálida bienvenida, aún estaba desconcertada por todo lo que pasaba.

    —¿Cómo supiste de este lugar? —preguntó con interés.

    —Llegué aquí por accidente, hace mucho tiempo… —respondió alegremente, se sentó en el suelo, y empezó a recordar:


    Dentro de la cueva unión, se encontraban explorando unos Rangers con su pequeño hijo de cuatro años. Habían ido ahí de expedición, debido a algunos reportes de un extraño rugido que se escuchaba a veces en el interior de la cueva. El pequeño seguía de cerca a sus padres, pero su mente parecía divagar por otros asuntos.

    —No te separes hijo —dijo seriamente el papá, el cual había capturado varios Zubat y un Graveler para usar sus movimientos de campo donde fuera necesario.

    —¿Cuánto tiempo más seguiremos en esta cueva? —preguntó el pequeño Rainbow fríamente.

    —Hasta que encontremos la causa de los extraños sonidos —contestó seriamente la mamá.

    Luego todo quedó silencioso, el pequeño Rainbow solo se limitaba a seguirlos, sin expresar nada más.

    Un rato después, se detuvieron cerca de un río subterráneo, ahí hicieron una fogata y se dispusieron a dormir, todo sin decir casi nada. En general así era con Rainbow, sus padres eran de pocas palabras y rara vez se expresaban con él.


    Bastante rato después, un extraño ruido despertó a Rainbow, miró su reloj, y vio que eran las 5:30 de la mañana. Sus padres todavía dormían.

    Trató de volver a dormir, pero el ruido sonó de nuevo. Parecía un rugido, el sonido de algún pokémon, que al parecer, provenía de la dirección del río junto al cual estaban.

    Decidió no despertar a sus padres, pues su curiosidad le dominó, y empezó a caminar bordeando el rio; con él llevaba su mochila, en la cual se encontraba oculta su libreta especial, que en ese momento aún no era tan voluminosa.

    Siguió caminando un rato más asegurándose de acordarse cómo volver, y el rugido seguía sonando. Después de bastante rato más empezó a cansarse, y estaba a punto de regresar cuando escuchó el mismo sonido, pero mucho más fuerte. Esto animó la curiosidad de Rainbow, quien siguió su camino.

    Poco tiempo después, se encontraba en las partes más profundas e inexploradas de la cueva, siguiendo el rio, había llegado a una enorme sala con un pequeño lago en medio, y en medio del lago, se encontraba un Lapras.

    Rainbow se acercó lentamente. Se dio cuenta de que el Lapras no se encontraba muy bien, sintió que se encontraba enfermo, y por eso gritaba tanto, estaba sufriendo.

    —Hola, Lapras —saludó Rainbow tranquilamente— ¿te sientes más?... No te preocupes, deja que yo te…

    El desconfiado pokémon lo interrumpió con un Pistola agua, la cual Rainbow esquivó a tiempo.

    —No me tienes que atacar —argumentó algo enojado—, no soy tu enemigo…

    Pero el Lapras le siguió atacando una y otra vez.

    —Solo déjame tocarte un poco… —dijo Rainbow corriendo hacia él como podía.

    Pero al ver eso, el Lapras le atacó de nuevo, y esta vez Rainbow no pudo evitarlo. El ataque le dio de lleno en el cuerpo, y dado su poco peso, lo hizo volar de manera que chocó contra una de las paredes de la cueva violentamente.

    En el momento en el que su cuerpo chocó contra la pared de la cueva y pedazo de la roca se rompió, y violentamente un destello de luz entró en la cueva, cegando al Lapras. Rainbow vio ahí su oportunidad, corrió rápidamente hacia él, y lo abrazó por el cuello.

    El Lapras trató de zafarse, pero Rainbow fuertemente, y empezó a concentrarse. Poco a poco, liberó su habilidad con el Viridian mind, y empezó a curar al Lapras, quien al notarlo, cesó en su lucha por liberarse de él.

    Tras unos minutos, el sorprendido Lapras quedó completamente curado, y Rainbow cayó al suelo sumamente agotado, luchando para no dormirse a causa del agotamiento.

    Al ver que ya no sentía más dolor, y ver al débil niño en el suelo jadeante, inclinó su cabeza suavemente sobre él, y dulcemente le agradeció.

    —De nada —respondió Rainbow antes de quedarse dormido.


    Cuando despertó solo un rato después, el Lapras ya no estaba más ahí, creyó que ya todo estaba terminado, cuando recordó la luz que entró cuando un pedazo de la pared se rompió. Se acercó de nuevo a la pared de donde provenía esa luz, y notó que no era una pared muy resistente, pues al parecer no tenía mucho grosor.

    Tomó algo de carrera, y corrió hacia la pared, envistiéndola. La pared retumbó un poco, pero no cayó. Siguió haciéndolo por bastante rato, a pesar del cansancio, pues su curiosidad era mayor.

    Siguió hasta que eventualmente la pared cedió, y un enorme agujero quedó en la pared. Una enorme cantidad de luz cegante empezó a iluminar el interior. Cansado y adolorido, pero mucho más animado, entró en la luz.


    —Y entonces, me hice amigo de los Natu, y me quedé el resto del día en este lugar… ya sabes, aprendiendo de ellos para mi método —terminó su narración mientras seguía con los Natu felizmente.

    —Ya veo —respondió Aurora alegre—, veo que fue un feliz accidente, fue una buena idea venir aquí antes de continuar.

    —Pero no venimos aquí solo a vacacionar —contestó Rainbow poniéndose de pie—, vine a algo más importante —añadió seriamente.

    En ese momento, llegó un Natu y se paró enfrente de Rainbow.

    —Hola, amigo —le saludo sonriente.

    El Natu lo miró con su típica mirada inexpresiva.

    —¿Estás listo para venir conmigo? —preguntó sacando una pokeball.

    —¿Conoces a ese Natu? —preguntó Aurora algo extrañada.

    —Así es —contestó Rainbow alegremente—, verás, cuando estuve aquí pasó algo más… —y empezó a contar:


    —Hola, pequeño Natu —saludó Rainbow familiarmente a un Natu que se encontraba mirando el cielo fijamente—, ¿por qué estás tan apartado del resto?

    El Natu lo miró inexpresivamente, como todos. Pero a pesar de eso, Rainbow pudo percibir en él un sentimiento de insatisfacción, el pequeño Natu se sentía vacío viviendo en ese pequeño paraíso, deseaba salir de ahí y vivir aventuras fuera, pero era demasiado débil para poder hacerlo.

    Rainbow contempló el cielo junto a él, la tarde caía despacio.

    —¿Sabes una cosa? —le dijo tranquilamente— Desde que llegué aquí, he estado aprovechando el tiempo para aprender algunas cosas de los pokémon… tal vez ahora no lo parezca, pero estoy desarrollando el método definitivo para entrenar pokémon.

    El Natu lo miró con algo de interés.

    —Algún día podré por fin, comenzar a aplicarlo a mis propios pokémon —contestó Rainbow mirándolo—. Cuando eso suceda… ¿te gustaría venir conmigo? Estoy seguro de que voy a necesitar un tipo Psíquico cuando esté en Johto.

    El Natu obviamente sintió desconfianza, sentía que aún no le parecía del todo confiable, a pesar de que sentía que era buena persona.

    —En ese caso tal vez deberías saber algo de mí —contestó Rainbow a lo que pensaba Natu—, soy arrogante, presumido, grosero, inoportuno, frío, indiferente, sarcástico, exentrico, …

    Rainbow pasó un rato hablando de lo extraño y poco virtuoso que era, pero a Natu le parecía que exageraba.

    —No, no exagero, Natu —le contestó a lo que pensaba—, soy todo eso y mucho más… pero de todas formas, seré el entrenador definitivo, te prometo que si vienes conmigo, te convertirás en el mejor pokémon de tu especie, nadie podrá vencerte, podrás vencerlos a todos de un solo golpe, superarás todas tus debilidades... —siguió hablando con presunción.

    Natu vio que, a pesar de todos sus defectos y su actitud arrogante, una gran chispa de bondad se encontraba en su interior, y le pareció una persona bastante interesante por eso.

    —No tienes que contestar ahora —dijo Rainbow poniéndose de pie. La noche estaba cayendo poco a poco—. Ahora ya me tengo que ir… pero algún día regresaré aquí, para saber tu respuesta —le dijo amablemente, y salió por el mismo agujero por el que entró.

    Natu se quedó pensativo, no sabía si en verdad le gustaría ir con ese chico tan raro.


    —¿Entonces qué dices, Natu? —preguntó Rainbow— Ahora ya he ganado una liga pokémon, y hasta tengo una medalla en ésta región —dijo mostrando orgulloso su medalla Céfiro.

    —Deberías ir con él, Natu —interrumpió Aurora dulcemente—, te puedo dar constancia de que no te vas a defraudar.

    Los demás pokémon de Rainbow, se acercaron a él y empezaron a contarle de las cosas que había vivido durante un rato.

    —Si decide ir contigo —dijo Aurora mientras los pokémon de Rainbow hablaban con el Natu—, ¿lucharás contra él?

    —No —contestó Rainbow seriamente—, me temo que, debido a su aislamiento, su nivel es muy débil, no ha tenido la oportunidad de luchar nada en toda su vida.

    —¿Y no te molesta tener un pokémon tan débil en tu equipo? —preguntó Aurora curiosa. Rainbow la miró con una sonrisa arrogante.

    —Si no fuera capaz de convertir al pokémon más débil en pokémon definitivo, no sería el entrenador definitivo—, contestó muy presumidamente.

    Aurora entendió el punto, y siguieron esperando a ver qué decía el Natu.


    Un rato después, cuando hubo oído muchas de las vivencias de sus compañeros, y lo mucho que habían logrado, se acercó saltando a Rainbow, y lo miró fijamente a los ojos.

    —¿En serio aceptas venir conmigo? —preguntó Rainbow alegre.

    Natu asintió con todo su cuerpo.

    —En ese caso —dijo Rainbow agarrando una pokeball—, aquí va —y suavemente tocó a Natu con la pokeball, capturándolo sin problemas.

    —La captura más fácil de tu vida —comentó Aurora feliz.

    —Sí, pero solo porque es el único pokémon de mi equipo que ya conocía desde mucho antes de que comenzara mi viaje —contestó con una leve sonrisa, y sacó a Natu.

    —Bien —continuó Rainbow—, en ese caso, el entrenamiento comienza ahora mismo… Natu, ¿estás listo para empezar? —preguntó desafiante.

    Natu asintió de nuevo, y adoptó una pose desafiante.


    Pasaron algunos días más en ese lugar, entrenando en especial a Natu y a Mareep, quien también era relativamente nueva en el grupo. Y de nuevo, todo volvió a la normalidad entre Rainbow y Aurora, por el momento.

    Continuará...
     
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    Pokémon Rainbow: Johto.
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    Aventura
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    ...Continuando

    Capítulo 13: Ruta 33.
    “prométeme que nunca dejarás de sonreír"
    Rainbow


    Pasados unos días de entrenamiento bien aprovechado, llegó la hora de dejar ese pedazo de paraíso.

    —Es una lástima que tengamos que irnos —dijo Aurora algo triste—, me gustaría poder quedarme para siempre —añadió con añoranza.

    —A mí no me gustaría —contestó Rainbow algo frío—, demasiado paraíso es aburrido.

    Y tranquilamente, regresó a sus pokémon a sus pokeball, excepto a Natu, quien quería seguir afuera un rato.

    —Hasta luego, amigos —se despidió Aurora sonriendo a los Natu.

    El nuevo Natu de Rainbow también se despidió de ellos, elevando solemnemente la mirada, los otros le respondieron igual y le desearon suerte en su viaje. Rainbow se limitó a sonreírles amigablemente.


    Un rato después ya estaban de nuevo en la cueva, esta vez sí caminando hacia la salida.

    —Fue bonito mientras duró —comentó Aurora sujetando el huevo tiernamente. Su Clefable la seguía a lado.

    —Siempre es así —respondió Rainbow inexpresivo.

    Siguieron el resto del día cruzando la cueva Unión, y de nuevo, cuando las emociones y el relajamiento terminaron, la incomodidad volvió a ellos, se había visto interrumpida a causa del accidente del risco, y luego por el paraíso de los Natu, pero ahora, sin problemas que resolver, sin nadie a quien ayudar o algo más que hacer más que caminar, volvieron los recuerdos de lo que Rainbow estuvo a punto de decir en el centro pokémon, y a causa de eso, caminaban sin hablarse, sin siquiera mirarse, el único contacto indirecto que tenían era el huevo que Aurora sujetaba, y al darse cuenta de eso lo abrazó con más fuerza.


    Un rato después lograron salir de la cueva y se adentraron en la ruta 33, ya había anochecido y la luna brillaba majestuosamente en el cielo. Por instinto, el Clefable de Aurora empezó a saltar de un lado al otro bailando, pues como era sabido, esos pokémon tenían un especial aprecio por la luna.

    Rainbow se dio cuenta de que Chikorita, Cyndaquil y Totodile querían salir un rato, así que los sacó.

    —Es una hermosa noche, ¿no te parece, Rainbow? —preguntó Aurora con cierta timidez.

    —Sí, claro, muy bonita —respondió Rainbow igual.

    —Tus pokémon parecen estarla disfrutando también —comentó Aurora observándolos mirar la luna relajados.

    Rainbow los observó también, sentados, muy relajados, lado a lado observando el cielo. Entonces se dio cuenta de algo, de algo de lo que se debería de haber dado cuenta hace tiempo; las posiciones en la que estaban sus pokémon le recordó a cuando fue a buscar su primer pokémon de Johto con Elm, y recordó que faltaba el Chikorita, y Elm le había dicho que la persona que lo había tomado era… Aurora.

    —¡Pero cómo pude olvidar eso! —exclamó Rainbow enojado consigo mismo— ¡Seré estúpido!

    —¿Qué te sucede? —preguntó Aurora al ver su repentino comportamiento.

    —El profesor Elm me dijo que tú habías escogido a su Chikorita —le dijo con un tono un tanto acusador.

    Aurora se sintió algo intimidada por eso.

    —¿Dónde está ese Chikorita? —preguntó seriamente.

    Aurora no pudo evitar sentirse un poco mal, se sentó sobre la hierba y miró los árboles.

    —Lo tengo guardado en el PC —dijo sin mirarlo. Rainbow se sorprendió un poco.

    —¿Por qué? —preguntó interesado, y se sentó junto a ella.

    Aurora siguió sin mirarlo.

    —Cuando lo elegí —contó con cierta tristeza—, tal vez no lo pensé muy bien, tal vez me precipité… el caso es que pasó, y cuando me di cuenta no me hacía caso, me ignoraba, me desobedecía, me di cuenta de que no podía con él… y eso me hizo sentir tan mal, pero no tuve el valor de regresarlo, así que solo lo guardé en el PC… porque no sabía que más hacer, no soy tan buena entrenadora…

    Rainbow la escuchó atentamente, y se sintió un poco mal por cómo se lo dijo.

    —Pero… ¿y eso qué? —exclamó Aurora en voz alta poniéndose de pie, y encarando a Rainbow— ¿Crees que tienes el derecho de quejarte después de que tú me escondiste que tenían un huevo pokémon? —empezó a recriminarle de un modo muy imponente— Siempre te andas enojando conmigo por cosas que no son tan graves, y me tratas como si hubiera matado a alguien… como cuando te seguí en Kanto solo porque quería verte de nuevo…

    Rainbow estaba asombrado por su actitud, pues ciertamente no era un lado de Aurora que se dejara ver muy a menudo, pero se sintió herido porque lo que decía era verdad, y de nuevo se sintió como basura, pues de nuevo había logrado borrar la jovial sonrisa de su rostro. En secreto, una lágrima escurrió su rostro, pero rápidamente la secó.

    Al ver la escena, sus pokémon se acercaron a él lentamente. Cuando hubo pasado el frenesí de Aurora, esta se sentó a su lado ya más relajada.

    —Perdón, Rainbow —se disculpó con algo de tristeza—, me dejé llevar.

    Hubo un rato de silencio incómodo.

    —No te tienes que disculpar, Aurora —contestó al fin—, al fin y al cabo, la culpa la tengo yo… perdóname —añadió con vergüenza.

    Aurora se acercó a él suavemente, y lo abrazó tiernamente.

    —No peleemos así de nuevo —le dijo Aurora suavemente—, solo olvidemos todo eso, olvidemos lo que sucedió en Kanto, y lo que pasó… en el centro pokémon —añadió con algo de pena.

    Rainbow se estremeció al sentir el contacto de la piel de Aurora con la suya, pero más que nada se puso a pensar. Le pareció que la reacción de Aurora era una señal de que estaba empezando a hartarse de él y su forma de ser, su mayor temor se estaba volviendo realidad, y si seguían juntos, sabía que iban a pasar por muchas otras circunstancias que poco a poco, la alejarían. Abrazó también a Aurora, pero su mente estaba atormentada por todo eso.

    —Prométeme una cosa, Aurora —le dijo nerviosamente apartando la mirada de ella—, prométeme que nunca dejarás de sonreír.

    Aurora lo miró tiernamente, a pesar de que él no le hacía contacto visual, sonrió.

    —Te lo prometo —contestó dulcemente.



    A la mañana siguiente, Rainbow y Aurora volvieron a sus actitudes habituales, como si nada hubiera pasado los últimos días.

    Rainbow contempló la salida del sol junto a sus pokémon como siempre. Después de desayunar, siguieron su camino por la ruta 33 hacia pueblo Azalea, con Aurora siempre llevando el huevo en brazos.

    Sus problemas obviamente no estaban solucionados, Rainbow aún temía que Aurora estaba empezando a detestarlo, aunque solo fuera un poco. Pero a pesar de eso, guardó esos sentimientos en la parte más profunda de su ser, pues quería cumplir lo que se había propuesto a hacer con Aurora: ya que eventualmente iban a separarse, lo menos que podían hacer era pasarla bien el tiempo que estuvieran juntos.

    De esa manera, pasaron unos días tranquilos, Rainbow soportando las niñerías de Aurora, y Aurora soportando su arrogancia al entrenar. Lo que ninguno sabía era que esas actitudes, en realidad eran lindas para el otro.


    Cerca del tercer día de estar en la ruta 33, se encontraron con una zona llena de árboles de Bayas y Bonguri, se detuvieron para recoger algunos frutos.

    —¿Para qué quieres Bonguris? —preguntó Rainbow extrañado— No sirven para comer, cuando era chico una vez intenté comer uno…

    —No los quiero para comer —contestó Aurora alegremente—, los necesito porque en Azalea vive un hombre que se dedica a hacer pokeball a partir de Bonguris.

    —Ajá, qué interesante —respondió Rainbow sarcásticamente.

    —Vamos, al menos muestra un poco de interés —regañó aniñadamente Aurora—, te haría bien tener más tipos de pokeball.

    —Te prometo que lo pensaré muy seriamente —contestó Rainbow muy irónicamente.

    En ese momento Rainbow vio a lo lejos a dos pokémon, un Teddiursa y un Phanpy, sacudiendo un árbol de bayas para que éstas cayeran. Los ojos de Rainbow se encendieron, e ignorando a Aurora, se dirigió hacia ellos lentamente.

    —¿Eh? ¿A dónde vas? —preguntó Aurora al ver que se iba sin decir nada— ¡Oye! No me gusta que me ignores así —se quejó infantilmente.


    —Buenos días, pequeño Teddiursa, pequeño Phanpy —saludó de una manera extrañamente cortés—, pasaba por aquí con mi entrañable amiga, Aurora —dijo presentándola muy formalmente—, y os he visto en la que imagino es vuestra rutina diaria, de buscar alimento para la apropiada subsistencia de vuestro organismo. Vengo a proponeos adjuntarse a mi equipo pokémon, os convertiréis en los más capaces y desarrollados pokémon de vuestra especie, todo gracias a mi desarrollado y perfecto método para realizar la gratificante ocupación de entrenar a magníficas criaturas como lo son ustedes…

    Todos los pokémon ahí presentes estaba verdaderamente desconcertados, y con bastante vergüenza ajena, por la extraña y ridícula interpretación de Rainbow. A Aurora le pareció algo muy gracioso y adorable, pero no entendía su punto de actuar de una manera tan ridículamente cortés.

    —Bueno, si no os puedo convencer de esa manera… —dijo Rainbow al ver que los pokémon lo miraban con arrogancia, y empezaron a irse de ahí ignorándolo— ¡¿Qué les parece así?! —exclamó muy rudamente.

    Y entonces envió a Mareep y a Natu, los cuales empezaron a atacarles con Impactrueno y Picotazo. El Teddiursa y el Phanpy empezaron a luchar muy ferozmente.

    Aurora se sorprendió de que Rainbow haya simplemente decidido atacarlos tan de repente, pero pensó que tal vez había una razón, aunque no supiera cuál era.

    —Veo que ya están más animados —comentó Rainbow con su sonrisa macabra y su voz arrogante— ¿así es cómo les gusta?

    Natu usó Tinieblas contra Phanpy, y Mareep Trueno contra Teddiursa, ambos salieron dañados pero en seguida volvieron a ponerse de pie, mirándolos macabramente.

    —¡Así me gusta! —exclamó Rainbow— Decididos e impertinentes, justo lo que busco…

    Entonces Phanpy atacó a Natu con Portazo, y Teddiursa atacó a Mareep con Finta. Fueron ataques bastante potentes, pero no se debilitaron.

    A Aurora le extrañó que no estuviera usando su típica estrategia de esquivar ataques para atacar por sorpresa, sino que esta vez, era mucho más directo.

    Queriendo Teddiursa y Phanpy terminar rápido, ambos efectuaron un ataque combinado de Cuchillada y Azote contra sus dos oponentes. Pero antes de que pudieran hacerlo, Natu y Mareep los atacaron con sus mismos ataques con mucha más potencia, sin que estos pudieran hacer nada, y cayeron derrotados.

    Tranquilamente, Rainbow pateó dos pokeball hacia ellos, atrapándolos definitivamente.

    —No me digas nada —exclamó Aurora—, ¡eso fue un Yo primero!

    —Exacto, Aurora —contestó mientras recogía a sus nuevos pokémon y los curaba— Ese ataque funciona si el pokémon ataca primero, y el oponente usa un ataque que haga daño.

    —¿Pero en qué momento lo usaste que no me di cuenta? —preguntó Aurora muy curiosa.

    —¿No te preguntabas por qué no esquivaba los ataques? —preguntó arrogantemente— El Yo primero lo usaron en el momento en el que recibían los ataques, de una manera muy discreta, de esa manera, ellos no sabían lo que les esperaba.

    Teddiursa y Phanpy escucharon asombrados la explicación. Rainbow los sacó.

    —¿Qué les parece? —les preguntó amigablemente— ¿Les parece que estoy al nivel de entrenar unos pokémon tan presumidos y arrogantes como ustedes?

    Ambos asintieron decididamente.

    —¿Cómo que presumidos y arrogantes? —se sorprendió Aurora.

    —Ah, nada en especial —contestó Rainbow muy engreído—, como bien sabes, tras largos años de entrenar intensivamente mi Viridian mind, me he vuelto capaz de conocer bien a los pokémon muy rápidamente, algo que estoy seguro que nadie más ha logrado dominar tan bien como yo.

    —Está bien, está bien, señor presumido —dijo Aurora bromeando—, perdón que no todos estemos a tu gran altura.

    Rainbow le sonrió amigablemente, y Aurora le devolvió su sonrisa jovial.

    —Pues es hora de seguir entonces —continuó Rainbow entusiasmado, poniéndose en marcha apresuradamente—, mi equipo se está llenando, y eso quiere decir que podemos profundizar el entrenamiento… no falta mucho para que puedan ser rivales de mi equipo de Kanto —añadió medio en serio, medio en broma.

    —¡Espera, Rainbow! —exclamó Aurora yendo tras él, de nuevo.

    Y así pasaron unos días más en aquella ruta antes de dirigirse al segundo gimnasio, en pueblo Azalea.

    Continuará...

     
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    Capítulo 14: Pozo Slowpoke.
    “Porque después de la calma… viene la tormenta"
    Rainbow



    Temprano en la mañana, Rainbow y Aurora, cargando el huevo como siempre, continuaron el viaje, ahora se podía ver pueblo Azalea a lo lejos, y se acercaban poco a poco.

    —¿Te sucede algo, Rainbow? —preguntó Aurora al ver que Rainbow se encontraba algo meditativo.

    —Estaba pensando que ya llevamos bastante tiempo en Johto —contestó con la mirada algo perdida—, y siento que falta algo…

    —¿Qué cosa? —preguntó Aurora interesada.

    —Pues, en Kanto estaba ese grupo criminal —recordó calmadamente.

    —¡Ah, sí! El Team Rocket —contestó Aurora sonriente—, la organización criminal que destruimos juntos.

    —Exacto —interrumpió Rainbow—, los critiqué mucho, pero la verdad, ahora que no tengo que detener a nadie siento que el ambiente comienza a ser aburrido… ¿no te parece? —le preguntó sonriendo.

    Aurora lo pensó un momento, en realidad ya no quería nada que ver grupos criminales.

    —¿Y ustedes qué tal? —les preguntó a sus pokémon.

    Sus nuevos Teddiursa y Phanpy, todavía no se acostumbraban del todo a su entrenador y a sus costumbres, pero la idea de tener algo de acción les animó.

    —Pues no creo que tengas que preocuparte mucho más por eso —comentó Aurora de repente—, después de todo, Johto es una región muy pacífica, no creo que tengamos problemas de esos.

    Rainbow notó que el tema al parecer incomodaba un poco a Aurora, lo cual le extraño, dado que en Kanto habían hecho un gran trabajo en equipo cuando salvaron a Silph S.A. Pero decidió no seguir con el tema.



    No mucho rato después llegaron a las afueras del pueblo Azalea. El ambiente de calma se respiraba por todos lados, y Rainbow se mostró inusualmente tranquilo.

    —Veo que ya empiezas a sentir la calma de la región —dijo Aurora jovialmente—, creo que eso te vendrá bien.

    —¿Sabes por qué me gustan los ambientes calmados y pacíficos? —preguntó Rainbow respirando tranquilamente con los ojos cerrados.

    Aurora no entendía exactamente a qué se refería con esa pregunta.

    —Porque después de la calma… viene la tormenta —dijo en voz baja, abriendo los ojos y mostrando su sonrisa macabra.

    Esto sorprendió mucho a Aurora, pues no entendía que clase de situación se había dado para que se comportara así, pero en seguida le pareció ver la respuesta.

    Unos metros más adelante, se encontraron con el famoso pozo Slowpoke, el cual era conocido por la cantidad de Slowpoke que vivían en su interior, y según se decía, sus bostezos hacían que el pozo pudiera generar agua.

    Pero ese no fue el problema, sino el hecho de que, delante del pozo, se encontraba una persona de aspecto extraño. Un muchacho algo mayor que ellos, de ropas azules, y que parecía estar custodiando la entrada al pozo.

    Por alguna razón, Aurora sintió que la presencia de ese extraño sujeto hacía reír a Rainbow macabramente, algo que solo había visto hace mucho tiempo, cuando se encontraron con el Team Rocket en el monte Moon.

    —Será mejor que te quedes un poco detrás —le recomendó a Aurora mientras que, con paso decidido, se dirigía al extraño joven. Aurora decidió hacerle caso.



    —No se puede pasar por aquí —dijo rudamente el muchacho al ver a Rainbow acercarse hacia él.

    —¿No? ¿Por qué? —preguntó Rainbow con un tono de decepción muy fingido.

    —El pozo es un lugar muy peligroso —contestó el joven dándose aires de superioridad—, y yo estoy cuidando que nadie se caiga… ¿No te parece que hago una noble labor? —preguntó cínicamente.

    Tanto Rainbow como Aurora, sintieron que había gato encerrado por obvias razones. Rainbow le sonrió amigablemente.

    —Está bien —le dijo con un tono muy amable—, pero antes de irme… ¿por qué no le echas un vistazo a mi Mareep? —dijo sacando su pokeball y mostrándoselo— ¿No te parece adorable? —preguntó con voz maliciosa.

    Desde cierta distancia, Aurora vio asombrada el tremendo resplandor del Rayo de Mareep, y al darse cuenta, el joven de ropa azul estaba en el suelo inconsciente.



    —Uff, extrañaba hacer eso —dijo Rainbow maliciosamente al ver al muchacho desmayado.

    —¿Pero por qué hiciste eso? —preguntó Aurora sorprendida mientras se aproximaba.

    —No te preocupes por él —contestó Rainbow despreocupadamente mientras lo ocultaba tras unos arbustos—, estará bien en unas horas… ahora quédate aquí mientras yo bajo al pozo.

    Y acto seguido, sacó su pokedex y la guardó muy bien en una bolsa de plástico, se encaramó en el brocal, y empezó a bajar las escaleras de mano que conectaban con el fondo.

    —¡Espera un momento! —se apresuró Aurora algo enojada— No me vas a dejar aquí así, ¿verdad?... No, yo iré contigo y me explicarás todo —dijo quitándose la mochila y siguiéndolo por las escaleras.

    Rainbow vio que no iba a haber manera de detenerla cuando se ponía así, así que la dejó ir.


    Un momento después, se encontraban dentro del pozo, una cueva muy húmeda, y grande, mucho más de lo que parecería desde afuera.

    —¿Quieres saber por qué ataqué a ese joven y nos metimos en este pozo? —preguntó Rainbow sonriendo maliciosamente.

    Aurora asintió algo molesta.

    —Eso no es lo importante ahora —contestó como si nada.

    —¿Cómo que eso no importa? —preguntó Aurora enojada de que Rainbow nunca fuera directo.

    —Lo importante es lo que podemos encontrar en este lugar —contestó desinteresadamente mientras se adentraban más profundo en el pozo.


    No pasó mucho tiempo antes de que empezaran a oír voces dentro de la cueva, definitivamente había más gente ahí dentro. Esto hizo a Rainbow sonreír más macabramente, y Aurora empezó a preocuparse.

    Un momento después se encontraron con una gran sala, con muchas rocas altas por todos lados, y en ella, había muchos sujetos, los cuales parecían estar reuniendo muchos Slowpoke en la parte más profunda de la cueva, detrás de una enorme roca.

    Ambos se escondieron rápidamente detrás de unas rocas. Y desde su escondite, vieron a los que parecían ser los líderes de ellos. Un hombre y una mujer, ambos con unas extrañas máscaras plateadas que les cubrían medio rostro.

    —Dense prisa con esos Slowpoke —ordenó rudamente la mujer.

    Los secuaces entonces, empezaron a traer unos Slowpoke atados y debilitados al centro, mientras que otros empezaron a afilar sus cuchillos. Esto alarmó a Rainbow y a Aurora, quien inconscientemente sujetó al huevo con más fuerza.

    —¿Cuánto crees que valgan esas colas de Slowpoke? —preguntó malvadamente el hombre.

    —Cada una está valorada en 1000000 pokedolares —contestó la mujer sonriendo malvadamente.

    —Con ese dinero el jefe se pondrá muy orgulloso —dijo riendo el hombre.

    —¿Dijo… colas de Slowpoke? —preguntó Aurora en voz baja, nerviosamente.

    Pero Rainbow solo continuaba mirando la escena, esta vez con una mirada fiera. Aurora notó que, a pesar de lo que parecía, estaba comunicándose con sus pokémon en silencio. Un momento después, sacó suavemente a algunos de sus pokémon de sus pokeball, y se fueron muy discretamente de ahí, luego Rainbow se quitó su cinturón X y lo dejó a un lado.

    —¿Qué estás planeando, Rainbow? —preguntó Aurora suspicazmente.

    Rainbow le sonrió arrogantemente.

    —¿Te gustaría recordar viejos tiempos? —preguntó suavemente.

    Aurora se dio cuenta de que, una vez más, Rainbow iba a dárselas de héroe, como cuando estuvieron en Kanto, y recordó por un momento, la emoción que se sentía luchar a su lado contra criminales.

    —¡De acuerdo! —contestó energéticamente.



    —Ya hemos tardado demasiado —dijo impaciente la mujer.

    —Empiecen a cortarles las colas a esos Slowpoke —ordenó el hombre malvadamente.


    Uno de ellos sacó a un Slowpoke del montón, el cual estaba demasiado débil para defenderse, mientras otro acercaba un filoso cuchillo a su cola.

    Pero justo en el momento en que la hoja del cuchillo iba a cortar la carne del pokémon, una Hoja afilada se enterró en la mano del recluta que sujetaba el cuchillo, y empezó a gritar de dolor.

    Todos se sorprendieron, y voltearon a ver hacia donde había venido el ataque. Y al darse cuenta, sobre una piedra, se encontraba Rainbow junto a Chikorita, ambos sonreían macabramente y reían despacio.

    —¿Quién demonios te crees que eres? ¡Atrápenlo! —ordenó sin esperar ni un segundo.

    Los reclutas inmediatamente enviaron a sus pokémon, principalmente Zubat, Rattata y Kofing.

    —Qué apresurados —comentó Rainbow en voz baja sin dejar de sonreírles.

    En ese momento, Onix, que se encontraba escondido del otro lado de las rocas, salió por detrás de Rainbow y tomó a todos por sorpresa. Rápidamente acabó son sus rivales uno por uno, pero siempre enviaban más pokémon a atacar.

    Mientras tanto Aurora se escabulló por detrás de ellos, hacia donde se encontraban los Slowpoke, y uno a uno, empezó a desamarrarlos con ayuda de su Clefable. El huevo lo había puesto en un lugar seguro previamente.



    —¡Bola de inútiles! —exclamó la líder al darse cuenta de que estaban perdiendo rápidamente.

    — ¿Cómo no pueden contra un niño? —preguntó furioso el hombre.

    Y de inmediato, ambos sacaron a sus pokémon, un Persian y un Houndoom respectivamente, y lo encararon.

    —Déjenoslo a nosotros —exclamaron enojados.

    Los demás miembros dejaron de atacar.

    Rainbow se bajó de la roca sobre la que estaba rápidamente, y con paso arrogante y mirada malvada, se acercó a ellos.

    —Así que ya están listos para dar la cara —dijo Rainbow irónicamente mientras regresaba a Onix.

    —Así que te atreves a meterte en nuestros asuntos —dijo el hombre malvadamente.

    —Me encanta hacer eso —contestó Rainbow maliciosamente.

    —Pues vamos a hacer que lo lamentes —replicó la mujer.

    Y de inmediato comenzaron a atacar con sus pokémon.

    —¡Mordisco! —ordenaron ambos.

    Ambos pokémon atacaron a Rainbow, mordiéndolo fuertemente cada uno en el cuerpo y en el brazo izquierdo. Rainbow empezó a resistir el dolor, y les sonreía maniáticamente. Esto les sorprendió mucho.

    —¿Qué te sucede? ¿No te duele? —preguntó el hombre.

    Rainbow les siguió sonriendo de la misma manera, y los pokémon no lo soltaban para nada.

    —¿Cómo se llaman? —preguntó Rainbow de repente.

    Los dos se sorprendieron de que en un momento como ese, se preocupara por algo así. Pero viendo que no podía hacer nada, y lo tenían prácticamente rendido, no vieron motivo para preocuparse.

    —Yo soy Keane —contestó arrogantemente el hombre.

    —Y Yo soy Chermaine —contestó malvadamente la mujer—, y no importa que hayas podido contra nuestros soldados hace un momento, no tendremos piedad contigo.

    Rainbow siguió sonriéndoles pese al dolor.

    —Cometiste un grave error al regresar a tu Onix —se mofó Keane.

    Rainbow empezó a reír en voz baja, de una manera un tanto perturbadora.

    —¿Qué es lo que te parece gracioso? —preguntó Chermaine.

    Rainbow los miró a los ojos.

    —Por si no lo recuerdan, yo tenía una Chikorita —dijo mirándolos macabramente.

    Ambos se dieron cuenta de que, en efecto, la habían olvidado, y desconcertados, empezaron a buscarla con la vista.

    —Pero además de eso —continuó Rainbow—, yo tengo muchos más pokémon…

    En ese momento, de manera inesperada, todos los pokémon de Rainbow salieron de detrás de las rocas que rodeaban el lugar, excepto Hoothoot y Onix, que ya había sido guardado, y rápidamente liberaron a su entrenador. Teddiursa, que tenía el cinturón X, se lo entregó rápidamente a su entrenador, y éste se lo puso. Entonces encararon a sus rivales confiadamente.

    —¿Qué están esperando? ¡Ataquen! —ordenó Keane inmediatamente.

    La batalla prosiguió, y los pokémon de Rainbow seguían venciendo a sus enemigos bajo sus silenciosas órdenes. Keane y Chermaine vieron sorprendidos como Rainbow los miraba macabramente mientras sus pokémon combatían, al parecer, sin recibir orden alguna.

    Mientras pasaba eso, Aurora había terminado de liberar a los Slowpoke, y estos, un poco más recuperados, empezaron a irse de ahí.

    —¡Váyanse rápido! Ya son libres —les dijo Aurora alegremente.

    —¿Qué estás haciendo ahí, niña? —dijo una voz furiosa detrás de ella.

    Y en ese momento, unos soldados la capturaron violentamente. Su Clefable trató de defenderla, pero no pudo hacer mucho, y también fue capturada.



    —Mire lo que encontramos atrás —exclamaron llevándola al campo de batalla.

    —¡Rainbow! —exclamó Aurora asustada, pero en ese momento, uno de los soldados le puso un cuchillo en el cuello, amenazantemente.

    Al verla en manos de esos criminales, Rainbow se detuvo en seco, su actitud arrogante se detuvo, y en su lugar la preocupación y el miedo le invadió. Keane y Chermaine se dieron cuenta de eso.

    —Así que ella es tu cómplice —dijo Chermaine malévolamente, acercándose a ella—, pues si no quieres que le rebanen su lindo cuello —continuó mientras malvadamente pasaba su mano por la garganta de Aurora—, regresa a tus pokémon ahora mismo.


    Al ver a Aurora en esa situación, Rainbow no tuvo más remedio que obedecer, y resignadamente, empezó a guardar uno a uno a sus pokémon.

    Los demás soldados contemplaban la escena sonriendo maliciosamente.

    —¡No lo hagas, Rainbow! —exclamó Aurora— Tú eres el entrenador definitivo, ¡dales una lección! Demuéstrales que nadie puede te puede dobleg…

    —¡Tú cállate! —la interrumpió Chermaine violentamente de una bofetada, y Aurora comenzó a sangrar por la boca.

    Al ver eso, Rainbow enloqueció por dentro, y apretó los dientes con rabia. Empezó a mirar el suelo maniáticamente.

    —La golpeaste —dijo en voz baja.

    —¿Eh? —exclamó Keane al ver que se quedaba inmóvil.

    Rainbow siguió en su posición sin moverse.

    —La golpeaste —siguió hablando en voz baja, con voz entrecortada—, e hiciste sangrar su boca, la boca con la que me sonríe jovialmente todos los días…

    —¡Deja de perder el tiempo! —exclamó Keane— Ahora lanza hacia acá tus pokeball, y tal vez la dejaremos ir.

    —No, Rainbow —dijo Aurora en voz baja, a causa del dolor.

    Rainbow no podía seguir perdiendo más tiempo, y en su cada vez más creciente furia empezó a idear un plan, y al hacerlo, la sonrisa macabra volvió a él, rápidamente.

    —¡Rápido! Entreganos a tus pokémon —ordenó Keane severamente.

    Rainbow sujetó la pokeball de Natu, y la extendió hacia adelante, pero no la soltaba. A pesar de su apariencia maniática y desesperada, se encontraba sumamente concentrado.

    —Escúchame, Aurora —dijo de repente una voz en su cabeza, lo que la sorprendió mucho—, te sacaré de ahí, te lo juro —Aurora se dio cuenta de que era la voz de Rainbow dentro de su cabeza, y entonces cayó en la cuenta de que estaba utilizando a su Natu para comunicarse telepáticamente—, pero haz exactamente lo que te diga.

    Aurora se sintió entonces con más coraje, y escuchó atentamente el plan. Nadie parecía darse cuenta de nada de lo que ocurría.

    —¡Rápido! —exclamó Chermaine al ver que no hacía nada.

    Los soldados observaban complacidos cómo el entrenador arrogante que les había derrotado tenía ahora que obedecer órdenes.

    En ese momento, Rainbow lanzó la pokeball de Natu hacia Keane, quién la recogió, y observó asombrado al pokémon que contenía.

    —Bien, veo que ya empezamos a entendernos —dijo sonriendo malvadamente—, ahora el resto.

    Rainbow entonces sujetó las pokeball de Chikorita, Totodile y Cyndaquil, y los miró seriamente.

    —¿Listos chicos? —preguntó con seriedad. Los pokémon asintieron con seguridad.

    —No me fallen —murmuró suavemente.



    En ese momento, repentinamente lanzó las tres pokeball al mismo tiempo, y antes de que se dieran cuenta, los tres pokémon estaban fuera.

    Y sin esperar ni un segundo, Cyndaquil atacó a Keane con Ascuas, haciéndolo soltar a Natu, mientras Totodile atacaba a Chermaine con un potente Pistola agua, lanzándola varios metros atrás, y por último pero no menos importante, Chikorita atacó con Hoja afilada, con una increíble precisión, a las manos de los que tenían sujetada a Aurora, los cuales al sentir el filo de las hojas la soltaron rápidamente por el dolor.

    Al sentirse libre, Aurora sacó rápidamente a su Spinarak.

    —¡Disparo demora! —le ordenó inmediatamente mientras lo sujetaba fuertemente del cuerpo.

    El Disparo demora fue dirigido directamente hacia Rainbow, quien lo recibió en su cuerpo y lo sujetó fuertemente con las manos. Y después, con una gran fuerza, producto de su furia, dio un tirón tan fuerte que Aurora, firmemente sujeta a su Spinarak, llegó prácticamente volando hasta él, y cayó a salvo en sus brazos.

    —No se queden ahí parados, ¡ataquen! —ordenó Chermaine al ver que habían logrado liberarse.

    De inmediato, una ola de pokémon empezaron a atacarlo de nuevo. Y Rainbow empezó a abatirlos con furia silenciosamente.

    —No creas que te vas a salvar de ésta —exclamó Keane furioso mientras enviaba a sus otros pokémon.

    Rainbow lo miró arrogantemente, mientras sujetaba la pokeball de Mareep.

    —Yo creo que sí —le dijo sonriéndole macabramente.

    Entonces envió a Mareep, y usó un poderoso Chispazo que debilitó a todos los pokémon a su alrededor, excepto a sus compañeros.

    Al ver que ya no tenían con qué defenderse, Keane y Chermaine empezaron a sentir miedo, en especial por el semblante macabro de Rainbow, el cual quería venganza por lo que le habían hecho a Aurora.

    —¡Rainbow, mira! —exclamó Aurora.

    En ese momento, todos los Slowpoke que habían liberado empezaron a aparecer de repente por todo el lugar, para la sorpresa de todos. Uno de los Slowpoke se acercó a Rainbow y lo miró a los ojos, Rainbow le devolvió la mirada.

    —Aurora —le dijo seriamente—, será mejor que corramos a la salida.

    En ese momento, el Slowpoke empezó a bostezar, y todos los demás Slowpoke lo imitaron uno por uno. Y casi de inmediato, grandes borbotones de agua empezaron a surgir de la tierra, empezando a inundar con gran violencia todo el lugar.

    Sin esperar nada, Rainbow tomó la mano de Aurora y empezaron a correr hacia la salida, mientras tanto Rainbow guardaba a sus pokémon uno a uno. El agua seguía saliendo violentamente, golpeando y destruyendo las rocas.

    Los criminales, al darse cuenta de lo que pasaba, trataron de escapar, pero los Slowpoke se lo impidieron enojados, dejando únicamente escapar a Rainbow y su grupo, los cuales a causa del agua que les llegaba a la rodilla iban muy lento.

    —¡El huevo, Rainbow! —exclamó Aurora asustada de que la violencia de las olas lo rompiera.

    Inmediatamente Rainbow sacó a Golbat.

    —¡Busca el huevo y sal de la cueva! —le ordenó apresuradamente.

    Golbat fue volando rápidamente hasta donde estaba el huevo, y salió aún más rápido del pozo.

    Cuando Rainbow y Aurora llegaron a la salida, donde estaban las escaleras, el agua los alcanzó con violencia.

    Rainbow se sujetó de la escalera con fuerza con una mano, y con la otra sujetó la mano de Aurora. Con gran trabajo empezó a subir la escalera de mano y ayudó a Aurora a subir también.

    Con algo de trabajo, lograron salir del pozo, y ambos se quedaron tendidos en el suelo, extenuados y empapados. Golbat estaba ahí con el huevo.

    —Qué bueno que guardé la pokedex en una bolsa de plástico antes de entrar —dijo Rainbow aliviadamente.

    —Qué bueno que dejé mi mochila afuera, con todos mis papeles importantes —contestó Aurora de igual forma.


    —¿Qué están haciendo ustedes dos? —preguntó repentinamente un hombre mayor, que los miraba seriamente.

    Ambos se pusieron de pie inmediatamente, sorprendidos.

    —¿Estaban jugando dentro del pozo? Eso es algo muy irresponsable —les regañó el hombre intrigado.

    —¡Qué! —exclamó Rainbow ofendido— En absoluto, no hemos hecho nada como…

    En ese momento, una enorme columna de agua salió violentamente del pozo, se elevó varios metros en el aire, y un segundo después volvió a caer tan repentinamente como salió. Todos se quedaron sin palabras.

    —¿Pero qué es lo que hicieron? —preguntó el anciano acongojado por eso.



    Un rato después se encontraban en la casa de ese hombre, les había dado unas toallas y té caliente para quitarse el frío. Rainbow estaba algo receloso.

    —Fue muy amable al invitarnos a su casa, ¿no crees Rainbow? —dijo Aurora infantilmente.

    —Sí, claro —respondió Rainbow distantemente.

    Aurora vio que algo le preocupaba.

    —¿Y ahora qué te pasa? —preguntó algo irritada— Logramos salir bien de esa, lograste derrotarlos a todos, salvaste a los Slowpoke de tener sus colas cortadas, y hasta un amable señor nos invita a su casa a recuperarnos…

    —¿Cómo está tu boca? —interrumpió Rainbow de repente— ¿Aún te duele?

    Aurora se sorprendió un poco por eso.

    —Sí, todavía me duele un poco —respondió un tanto apenada.

    Rainbow se sintió sumamente culpable por todo lo que había pasado, y se lamentó por no haber planeado un mejor plan.

    —Perdóname, Aurora —se disculpó tristemente—, no era mi intención arriesgar tu vida.

    Aurora se extrañó al oír eso.

    —Pero, Rainbow —le dijo dulcemente—, ¿acaso no recuerdas todo lo que pasamos en Kanto? o incluso antes, cuando éramos Rangers, pasábamos cada momento peligroso, y lo superábamos juntos.

    A pesar de sus buenas intenciones, esas palabras no animaron a Rainbow, sino todo lo contrario, pues lo que decía era verdad, y sintió que él era el que la ponía en peligro constantemente, y eso lo agobió profundamente.

    Aurora vio que su ánimo no parecía mejorar.

    —Vamos, Rainbow —le Aurora dijo amigablemente—, no te pongas triste, ven, sonríe —y le sonrió con su típica sonrisa jovial, que tanto gustaba a Rainbow.

    Al verla sonriendo jovialmente, Rainbow se sintió feliz, feliz de que el golpe no le hubiera afectado, feliz de que pudiera sonreír normalmente. Pero también se preguntó de nuevo, hasta cuándo será, cuánto tiempo pasará antes de que su vida vuelva a peligrar de nuevo. Y a pesar de que ese dilema lo agobiaba, lo guardó en lo más profundo de su ser, pues no quería arruinar ese momento.

    —Gracias, Aurora —le contestó dulcemente—, tú siempre sabes cómo hacerme sonreír —y le devolvió la sonrisa jovial.



    —¿Ya se sienten mejor? —interrumpió el anciano.

    Rainbow se sintió un poco incómodo.

    —Sí, muchas gracias —respondió Aurora alegremente—, gracias de nuevo por ayudarnos, señor…

    —Mi nombre es Kurt* —respondió amigablemente.

    —¿Kurt? —preguntó Aurora reflexivamente— Creo haber oído ese nombre antes… ¡ah, sí! —exclamó poniéndose de pie—, usted es el famoso artesano experto en crear pokeballs.

    —Pues, sí, soy yo —contestó con algo de pena.

    —Es un placer conocerlo —continuó Aurora entusiasmada—, el profesor Elm me habló de usted, y me dijo que viniera a verle, conseguí algunas Bonguri en el camino, y me gustaría, si no es mucha molestia…

    Aurora siguió así un rato, mientras hablaba, Rainbow la miraba feliz, pues nada le alegraba más, que ver a Aurora sonriendo, sus dilemas podían esperar.


    Continuará...


    *En los videojuegos, Kurt se llama Cesar.

     
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    Título:
    Pokémon Rainbow: Johto.
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    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    61
     
    Palabras:
    5151


    ...Continuando

    Capítulo 15: Vs. Bugsy.
    “sí eres como su mamá"
    Rainbow


    Al día siguiente, después de pasar una noche en casa del artesano Kurt, Rainbow decidió que ya era hora de dirigirse al siguiente gimnasio. Y al mismo tiempo, Aurora aún tenía que ir a buscar al arqueólogo que la remplazara en las ruinas Alfa.

    —Gracias por dejarnos pasar la noche en su casa —agradeció Aurora jovialmente.

    —No fue nada —contestó Kurt—, no te olvides de regresar mañana, espero tener tus pokeballs listas para entonces —le recordó amablemente.

    Rainbow solo permanecía quieto y en silencio, esperando a que terminaran de despedirse.

    —Por cierto —cambió de tema Kurt— ¿le sucede algo a tu amigo? Desde ayer lo noto un poco raro.

    Aurora se dio cuenta de que, efectivamente, Rainbow permaneció frío y distante con el artesano.

    —No le pasa nada —contestó —, solo que no está acostumbrado a recibir ayuda de la gente… la verdad también es un poco tímido con la gente que es buena con él —le murmuró.

    Rainbow pareció darse cuenta de lo que dijo, y no pudo evitar sentirse avergonzado.

    —Ya debemos irnos, Aurora —interrumpió secamente—, pero bien, si quieres quedarte a perder el tiempo, pues yo me voy —dijo empezando a alejarse indiferentemente, como si nada.

    —¿Ah? Espera, Rainbow —dijo Aurora corriendo tras él—, ¿olvidas acaso que aún tengo tu huevo?

    Rainbow se detuvo repentinamente, sintiéndose un tonto por olvidar que su huevo aún seguía en los brazos de Aurora.

    —¡No lo olvidé! —se defendió tímidamente— Solo… te lo dejé a propósito… para ver qué… sucedía… ya sabes, me gusta experimentar…

    Aurora sonrió alegremente por sus excusas, y se alejaron poco a poco ante la mirada contenta de Kurt.

    —Qué linda pareja —se dijo a sí mismo sonriendo.




    Un rato después, seguía caminando por el pueblo Azalea.

    —Bien, primero iremos a dónde el arqueólogo —comentó Aurora con un tono un tanto autoritario—, y luego iremos a tu batalla con el líder del gimnasio.

    —¿Qué? —exclamó Rainbow— ¿Quieres ver mi batalla?

    —¿Y por qué no? —contestó Aurora sonriente— Después de todo, la única batalla de gimnasio que te he visto fue en ciudad Celeste.

    —Sí, ya la recuerdo —comentó Rainbow.

    —Fuiste muy malo —reprochó Auora infantilmente—, hasta hiciste llorar a la líder.

    —Pero después le regalé un fósil —se defendió Rainbow—… pero bueno, si quieres quedarte a ver como destrozo a otro líder, pues bien… pero no voy a esperar cinco horas a que termines tus asuntos con ese arqueólogo…. —dijo deteniéndose.

    —¿Qué sucede? —preguntó Aurora.

    Y al darse cuenta, se encontraban en frente del gimnasio de Azalea.

    —Lo siento, Aurora —dijo engreídamente—, pero ya que estamos aquí, hay que aprovechar —y se dispuso a entrar apresuradamente al edificio.

    Aurora vio que no valía la pena insistirle de lo contrario.

    —Está bien, pero después me acompañarás tú a mí… — replicó entrando con él.


    El interior del gimnasio parecía un mini bosque, bastantes árboles con pokémon de tipo bicho poblaban el interior.

    —¡Hola! —gritó Rainbow— Soy Rainbow el entrenador definitivo… y vengo a hacerle honor a este gimnasio barriendo el suelo con el líder —continuó cada vez más insoportablemente—, en serio, no exagero, no saben cuántos gimnasios me llaman y me dicen “Oye Rainbow, nuestro suelo está un poco sucio, ven a barrerlo usándonos de escoba”.

    Aurora no pudo evitar reírse un poco debido a lo divertido de sus palabras.

    —Te superaste esta vez, Rainbow —dijo riéndose.

    Pero nadie contestaba, no había un solo ser humano en todo el lugar, lo que empezó a desesperar a Rainbow.

    —No, no de nuevo —se lamentaba temiendo que, como en otras ocasiones, el líder no estuviera—, y para colmo digo una de las mejores frases de mi vida, y nadie más la…

    —Hola… este, lamento el retraso —interrumpió de repente una voz detrás.

    En ese momento, por la puerta del gimnasio entró un muchacho de cabello morado tímidamente.

    —Tuve algo importante que hacer —se disculpó con algo de pena dirigiéndose al centro del gimnasio—, es un poco difícil estar a cargo del gimnasio y al mismo tiempo ser arqueólogo.

    —¿Arqueólogo? —preguntó Aurora— De casualidad, ¿cómo te llamas?

    El joven se volteó, y sonrió.

    —Me llamo Bugsy* —contestó alegremente—, el líder de gimnasio de ciudad Azalea, encantado de conocerlos.

    A Rainbow le llamó mucho la atención lo joven que era, incluso un poco más joven que él, tal y como lo había visto con Misty en Kanto.

    —Entonces, tú eres ese joven del que tanto hablan en el mundo de la arqueología —comentó Aurora algo sorprendida.

    —Bien, señor arqueólogo —interrumpió Rainbow toscamente—, yo soy tu contrincante… vengo a hacerle honor a tu gimnasio, barriendo el piso contigo… ¡Ah! —se quejó— Ya no tiene el mismo impacto que la primera vez —añadió algo decepcionado.

    Bugsy se quedó un poco desconcertado por eso. Aurora empezó a sentir una pequeña preocupación.

    —Rainbow —le dijo acercándosele—, es muy importante para mí hablar con él después de la lucha… así que por favor, no lo trates tan mal.

    Aurora temía que, si a Rainbow se le pasaba la mano, iba a tenerlas difícil para ganarse su confianza, tal y como había pasado en Kanto alguna vez.

    —No te preocupes, Aurora —la tranquilizó—, no seré muy duro con él.

    Aurora se sintió un poco aliviada, pero aún así estaba preocupada. Rainbow se acercó a la arena lentamente.

    —¡Wow! —exclamó de repente— ¡Tú pareces una chica! —dijo muy irreverentemente.

    Aurora se llevó la mano a la cara violentamente, pero en el fondo no le sorprendía en absoluto.

    —¿Eh? —exclamó Bugsy desconcertado.

    —Es la verdad —siguió Rainbow cada vez más irreverente—, con ese cabello y tu carita, no me sorprendería que alguien te confunda y de invite a salir… eso sería tan divertido.

    —Creo que mejor busco a otro arqueólogo —murmuró resignada Aurora, su Clefable asintió.


    Por un momento, Bugsy se quedó sin palabras, pero un momento después rió levemente, lo que confundió a Rainbow, Aurora y sus pokémon.

    —Sí, supongo que si eso pasara —contestó Bugsy sonriendo tranquilamente—, sería algo muy hilarante.

    Rainbow estaba bastante sorprendido de no ver señales de enojo en su rostro.

    —Pero bueno —continuó Bugsy más serio—, dejemos de perder el tiempo y comencemos de una vez —exclamó sacando a un Heracross.

    A pesar de que el intento de Rainbow por perturbarlo no funcionó, no se desconcentró. Sonrió maliciosamente y sacó a Phanpy, quién gruñó arrogantemente.

    —Antes de empezar —interrumpió Rainbow arrogantemente—, te repetiré lo mismo que le digo a todos los líderes… si puedes derrotar solo a uno de mis pokémon, consideraré que ganaste, aunque yo sí tengo que derrotar a todos los que tú envíes, ¿Qué te parece?

    —Pues hazlo si quieres —respondió pensando que era un entrenador muy confiado—, yo no tengo problema alguno.

    —Bien —continuó Rainbow—, la segunda cosa es que voy a apuntar el tiempo que me tome vencerte en esta libretita mágica —dijo graciosamente sacando su libreta especial y su cronómetro—, la llamo “libreta de entrenadores apaleados en un tiempo ridículamente corto por un entrenador que suponían que debían de dar una lección para enseñarle a no…” —se detuvo bruscamente—, bueno… tal vez en este caso el nombre no pega.

    —Eh, ¿ya podemos comenzar? —preguntó Bugsy algo incómodo con el comportamiento de Rainbow.

    Éste lo miró maliciosamente.

    —Cuando tú digas —contestó. En ese momento, inició el cronómetro.

    —En ese caso, ¡Megacuerno! —ordenó Bugsy.

    El pokémon efectuó el movimiento, pero Phanpy rápidamente lo esquivó.

    —¡De nuevo! —volvió a ordenar.

    El Heracross siguió atacando mientras que Phanpy, con un semblante irreverente, los seguía eludiendo.

    Aurora observaba todo en silencio, tal y como la única vez que vio a Rainbow luchar en Kanto, y se sintió feliz de verlo de nuevo luchar contra un líder.

    —Ya puedes lucirte, Phanpy —dijo Rainbow creídamente.

    Entonces Phanpy empezó a usar Desenrrollar con una gran habilidad. Iba de un lado al otro, atacando a Heracross, quien no era lo suficientemente rápido para esquivar todo.

    Aurora recordó que en la ruta 33, dónde Phanpy fue capturado, Rainbow le prestaba especial atención a ese movimiento cuando entrenaban. Sea como sea, el entrenamiento había convertido a Phanpy en una rueda imparable.

    Viendo Bugsy que, mientras no pudieran detenerlo, y Heracross no fuera capaz de eludirlo y atacar, eventualmente acabarían perdiendo, pensó en otra estrategia.

    —¡Aguante! —ordenó al ver que el siguiente enviste de Phanpy iba a debilitar a Heracross.

    El pokémon bicho efectuó el movimiento, evitando debilitarse. Justo en ese momento, Phanpy dejó de rodar.

    —Es nuestra oportunidad, Heracross, ¡A bocajarro! —ordenó inmediatamente, antes de que Phanpy pudiera reaccionar.

    El potente ataque le bajó mucho la energía a Phanpy, estando a punto de debilitarse. Rainbow sonreía como de costumbre.

    —Ahora están iguales —pensó Aurora seriamente—, será que Rainbow utilizará la técnica que estoy pensando…

    Viendo Bugsy que la victoria o la derrota dependían de quién atacara primero, se arriesgó.

    —¡De nuevo A bocajarro, Heracross! —ordenó inmediatamente.

    Pero antes de poder efectuar el ataque, sorpresivamente Phanpy le atacó con ese mismo ataque, cayendo Heracross debilitado.

    —Veo que sí la usó —pensó Aurora orgullosa.

    —¿Pero… qué pasó? —preguntó Bugsy desconcertado.

    Rainbow le sonrió más maliciosamente.

    —Nada del otro mundo —contestó—, solo utilicé la misma técnica que usé para capturar a ese Phanpy, Yo primero… verás, mi Phanpy es un poco terco, así que se empeñó en usar esa misma técnica cuando luchara.

    —Pues claro —pensó Aurora meditativa—, después de todo, Yo primero funciona si el oponente ya ha usado un ataque físico efectivo, así que Rainbow dejó que lo atacara a propósito.


    Bugsy estaba impresionado de verdad, pues no era una técnica tan fácil de efectuar.

    —Muy bien hecho, Rainbow —dijo mientras guardaba a Heracross—, en verdad me sorprendiste.

    Rainbow se sintió un poco decepcionado de que se estuviera comportando tan calmado y sereno. El cronómetro iba en 1:50.

    —Sin embargo —continuó Bugsy—, aún me queda otro pokémon — dijo sacando a su Scyther.

    Rainbow miró a Bugsy maliciosamente una vez más.

    —Vaya, parece ser que el señorita Bugsy aún quiere más —comentó muy despectivamente guardando a Phanpy, y sacando a Teddiursa…

    Pero Bugsy no se inmutó en absoluto, y no daba ninguna señal perceptible de estar perturbado, lo cual fastidió un poco a Rainbow.

    —Hmm —pensó Aurora—, qué curioso que esté utilizando precisamente a los últimos pokémon que capturó…


    —¡Cortefuria! —ordenó Bugsy, no queriendo darle tiempo a Rainbow de atacar.

    Con gran dificultad, Teddiursa empezó a esquivar los feroces ataques, al mismo tiempo que usaba Mofa, por lo cual Scyther solo podía utilizar movimientos de ataque.

    —¿Qué es lo que está planeando? —pensó Bugsy desconcertado— Después de todo, con Mofa solo se arriesgará más y más a que lo ataquen directamente.

    Aurora también se dio cuenta de eso, hasta donde sabía, no había entrenado a Teddiursa lo suficiente en la defensa para poder resistir tantos ataques, si Scyther llegar a tocarlo, no tendría muchas esperanzas.

    Pero Rainbow permanecía inmutable, mientras Teddiursa fuera más ágil no le importaba.

    —¡Tijera X! —ordenó Bugsy queriendo acabar ya con la pelea.

    Teddiursa no pudo esquivar a tiempo el poderoso ataque, y recibió mucho daño, casi al punto de debilitarse. Pero no, quedó en el suelo, sonriéndole arrogantemente a su oponente.

    Bugsy vio que aquella era la oportunidad perfecta, así que no siguió perdiendo el tiempo.

    —Ahora sí, Scyther, ¡de nuevo cortefuria! —ordenó rápidamente.

    El pokémon bicho se lanzó a efectuar el ataque.

    —¡Ahora! —exclamó Rainbow en una voz inusualmente alta, lo que sorprendió a Aurora, pues Rainbow no acostumbraba a hacerlo con una voz tan fuerte.

    Teddiursa miró una vez más a su contrincante con un semblante muy malévolo, y en seguida usó Don natural. Un potente ataque de fuego sorprendió a todos los presentes. Pero a pesar de la potencia del ataque, Scyther no se debilitó, lo cual Teddiursa arregló rápidamente de un potente Golpe cabeza. El cronómetro se detuvo.

    —2:59… bastante extraño —dijo Rainbow extrañado—, felicidades, Bugsy, eres el líder que menos tiempo me ha durado hasta ahora —añadió arrogante.

    Bugsy y Aurora no entendían lo que había pasado.

    —¡Wow! —exclamó Bugsy emocionado, lo cual verdaderamente confundió y molestó a Rainbow—, ¡Eso sí que fue emocionante! ¿Qué fue lo que hiciste? No lo vi venir en absoluto.

    Por un momento, Rainbow no creyó que estuviera reaccionando así, pues no era para nada usual.

    —Pues verás —respondió aún desconcertado—, lo único que hice fue equipar a Teddiursa con una baya Oram, la cual al usarse con el ataque Don natural, crea un potente ataque de fuego… eso es todo —añadió indiferente.

    —Pero, ¿y entonces por qué usaste tanto Mofa? —preguntó más interesado— De seguro era parte de una estrategia que no pudimos percibir…

    —En realidad —contestó Rainbow con algo de pena—, Mofa no era parte de mi plan.

    —¿Qué? —exclamaron Aurora y Bugsy sorprendidos.

    —Pues es simplemente que a Teddiursa la gusta mofarse de sus oponentes —continuó Rainbow un poco más apenado. Pero Teddiursa se mostraba orgulloso.

    Bugsy y Aurora se quedaron muy contrariados, pues esperaban una mejor explicación.

    —Bueno, sea como sea —continuó Bugsy—, no puedo negar que fue una gran batalla… toma, te la mereces.

    Y extendiendo su mano, le entregó la medalla Colmena.

    Rainbow no estaba acostumbrado a que le ofrecieran las medallas de tan buena gana. Con algo de nostalgia, recordó cómo se las habían entregado en la región de Kanto, de una manera tan diferente. En ese gimnasio ni siquiera tuvo que exigirla.

    Tragándose su orgullo un poco, tomó la medalla y la guardó suavemente en su cajita de medallas. Luego de eso miró a Bugsy, y lo encontró sonriente. Rainbow no pudo describir como era que, por una vez, fuera agradable para un líder de gimnasio. Recordó cuando ganó su primera medalla de Johto en ciudad Malva, y recordó que tampoco ahí había sido del todo satisfactorio. Pero todas esas preocupaciones se quedaron cortas, cuando de repente recordó otro asunto que era mucho más importante para él.

    Miró a Bugsy calmadamente.

    —Fue un placer derrotarte —dijo rudamente y procedió a retirarse.

    Bugsy se quedó algo perplejo por esa despedida tan precipitada.

    —Discúlpalo —le dijo Aurora amigablemente—, no está en absoluto acostumbrado a que la gente a la que acaba de derrotar sea amable con él… ¡ah! Por cierto —recordó que tenía asuntos con él—, vine hasta acá para hablarte de algo importante, de seguro te interesa, se trata de las ruinas Alfa.

    —¿Las ruinas Alfa, en serio? —preguntó Bugsy sorprendido— Sí que me interesa… pero, te importaría que lo platicáramos en la tarde… ahora tengo algunas cosas que hacer.

    —Sí, claro —contestó Aurora—, no hay problema… de hecho —dijo acariciando el huevo y mirando la puerta del gimnasio, por la que había salido Rainbow—, también tengo algo más que hacer —añadió con nostalgia.




    Rainbow había caminado un rato por el pueblo, sin un rumbo fijo en particular, muy pensativo por todo lo que había pasado. Pero más que nada, por lo que ya era inminente.

    —¡Rainbow! —exclamó Aurora a lo lejos mientras se acercaba— Ya te he dicho que no hagas eso, mira, hasta casi olvidas a tu huevo de nuevo.

    Rainbow la miró tranquilamente, pero en realidad no lo estaba tanto.

    —Ya derroté al líder —dijo de repente apartando la mirada.

    Aurora comprendió lo que sucedía, y también empezó a sentirse un poco triste.

    —Sí, así es —contestó algo nerviosa.

    —Mi siguiente destino es el gimnasio de ciudad Trigal —dijo Rainbow demostrando algo de tristeza.

    —Sí, es verdad —continuó Aurora—, a seguir recolectando medallas.

    Eso era lo que Rainbow había recordado tan de repente en el gimnasio, ya habían llegado hasta pueblo Azalea, y ya habían cumplido todo lo que debían hacer ahí. Era el momento de separarse, de nuevo.


    Estuvieron un rato en silencio, nadie se atrevía a decir lo que era inevitable. Hasta sus pokémon sentían la tensión.

    —Rainbow —rompió Aurora el silencio, con la voz algo vibrante, pero en seguida adoptó una actitud un poco más calmada—, buena suerte en tu viaje —dijo animadamente.

    Rainbow la miró, feliz de ver que sonreía.

    —También te deseo un buen viaje —respondió dulcemente.

    —Antes de que te vayas —interrumpió Aurora—, hay algo que quiero saber, ¿por qué gritaste tan fuerte antes de que Teddiursa usara Don natural?

    Rainbow se sorprendió por la pregunta, pues en efecto, lo había hecho, casi sin darse cuenta.

    —Porque por un momento —respondió apartando la mirada, con algo de vergüenza—, tuve miedo de perder.

    Aurora se sorprendió al oír eso.

    —¿Qué? —preguntó sorprendida.

    —Lo que oíste —contestó Rainbow—, a pesar de que siempre me veo seguro de todos mis movimientos, la verdad es que a veces las cosas no salen cien por ciento al plan —hablaba cada vez más incómodo—, casi nunca me afecta, pero ha habido varias veces en las que he estado de verdad en peligro de perder, sobre todo con mis pokémon nuevos… tal vez no soy el entrenador definitivo después de todo —dijo mirando a Aurora a los ojos, con un semblante algo triste.

    En ese momento, sintió una potente bofetada, de la mano de Aurora, quién ahora lo miraba con un increíble enojo. Rainbow, y sus pokémon, se sorprendieron enormemente.

    —¡Escúchame bien! —le reprochó severamente Aurora tomándolo de la cabeza— ¡Deja de decir tonterías! Tú eres el entrenador definitivo, tienes el sistema perfecto para entrenar pokémon, nunca pierdes, esa palabra no existe para ti… —Rainbow la miraba con incredulidad— Ahora ve, sigue con tu viaje —continuó un poco más calmada—, humilla a todos, tal y como lo hacías antes, sin piedad, y mejora…

    Se quedaron viendo un momento más, ambos estaban bastante incrédulos de la manera de reaccionar de Aurora. Pero finalmente, Rainbow encontró en sus palabras la energía que necesitaba.

    —Lo haré, Aurora —contestó sonriente—, y a cambio, quiero que tú también hagas algo.

    —¿Qué cosa? —preguntó Aurora.

    —Entrena a tu Chikorita —contestó Rainbow—, el que tienes en el PC, prométeme que no te dejarás derrotar tan fácilmente.

    Aurora lo miró con algo de vergüenza.

    —Yo no puedo manejarlo —contestó algo triste—, no sabes cómo es, simplemente no puedo con él…

    —¡Aurora! —interrumpió severamente— No me hagas tener que abofetearte —añadió en broma.

    Aurora lo miró, y en su mirada, le pareció encontrar la seguridad que necesitaba para poder seguir. Le sonrió de nuevo, alegremente.

    —Así lo haré, Rainbow —respondió jovialmente.

    —En ese caso —continuó Rainbow más animado—, adiós Aurora.

    —Adiós Rainbow —contestó jovialmente.

    Aurora entonces le entregó el huevo suavemente en sus brazos, ambos lo sostuvieron un momento juntos, como en el centro pokémon, antes de entrar en la cueva Unión.

    —¿Vamos a despedirnos así cada vez que nos encontremos? —preguntó Rainbow sarcástico.

    —¿Y por qué no? —preguntó Aurora dulcemente.

    De manera inconsciente, ambos juntaron sus cuerpos lo más que se los permitía el huevo, una especie de medio abrazo sujetando el huevo al mismo tiempo, permaneciendo así unos segundos.

    El huevo empezó a moverse de repente, ambos lo sintieron suavemente en sus cuerpos. Se separaron un poco.

    —Se está moviendo —dijo Rainbow felizmente—, no debe tardar mucho en abrirse.

    Aurora solo lo miró jovialmente. Ya no habían más palabras que decir, y Rainbow se dio cuenta.

    Suavemente, se separó de ella con el huevo entre sus brazos, Aurora lo acarició una última vez, con una jovial mirada en su rostro.

    Rainbow empezó a alejarse, con paso firme y decidido, mientras Aurora lo observaba con una jovial sonrisa.

    Rainbow se detuvo cuando estuvo bastante lejos, se volteó, y se despidió una vez más con la mano, Aurora le devolvió la despedida alegremente, y dándole la espalda se alejó también a paso firme de ahí.

    —Sí lo eres, Aurora —dijo Rainbow dulcemente viéndola irse, mientras recordaba lo que Aurora había dicho en ese centro pokémon, antes de la cueva Unión—, sí lo eres —continuó mirando el huevo con ternura—, sí eres como su mamá.


    Un segundo después, continuó su camino con paso firme, directo hacia el Encinar, que se encontraba hacia el oeste del pueblo Azalea.

    De esa manera, ambos separaron sus caminos de nuevo, hasta que fuera momento de volver a encontrarse.


    Continuará...




    *Bugsy en los videojuegos se llama Antón
     
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