Long-fic Pokémon: Dai Bōken

Tema en 'Fanfics Abandonados Pokémon' iniciado por Plumas de Cuervo, 22 Enero 2018.

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  1. Threadmarks: Prologo + Capítulo I
     
    Plumas de Cuervo

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    Pokémon: Dai Bōken
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    • ¡Feliz Cumpleaños, Plushy Berry ! Vamos a echarle la culpa a la distancia el que no te pueda dar nada materia, así que te voy a dejar esta historia como obsequio. Espero que tanto tu como las personas que la lean lo disfruten. Ya en un tiempo había presentado esta historia, pero decidí reescribirla y ver si salía algo mejor. Bueno, eso es todo por ahora. Disfruten de mi 'Opera Prima' en su versión remasterizada.


    Prólogo


    …En otras noticias, el Ministro de Educación ha decretado la suspensión de clases en todos los niveles. Esto con motivo a que la temporada de invierno se ha extendido por toda la región de Sinnoh—. Narraba la periodista en la televisión.​


    A pesar de que se supone que la primavera ya había llegado los frondosos árboles del Bosque Vetusto se encuentran cubiertos de una capa de nieve. En la región de Sinnoh se está viviendo un invierno tan fuerte como no se había experimentado en casi treinta años. Mientras la tarde va dando paso a la noche, en uno de los hogares de Ciudad Vetusta una familia se encuentra reunida viendo el canal de noticias.


    Si el clima no mejora es posible que se detenga toda la economía de la región—decía el hombre a la vez que daba un sorbo a la taza de café que tenía entre las manos.
    Ésta helada ha durado más de lo que deseara—respondió la esposa.
    Natsumi, deberías aprovechar que los chicos no tendrán clases por un tiempo para ir con ellos a visitar a tu padre—sugirió el esposo al momento que colocaba la taza sobre la mesa—. Yo iría con gusto, pero debo trabajar—, finalizando la frase con un suspiro.​



    Capítulo I

    Es primavera en la región de Kanto; al sur muy cerca de la costa, entre las montañas se encuentra un pintoresco pueblo llamado ‘Pueblo Paleta’, rodeado de un inmenso bosque que llega hasta las faldas de las montañas y da la impresión de ser una mullida alfombra verde.

    El frío invierno que acaba de terminar es un vago recuerdo en la mente de los habitantes de la región. El cielo está pintado de un espléndido azul y lleno de aves que anuncian que la primavera llegó.

    Pueblo Paleta es un pequeño paraíso perdido entre las montañas; está compuesto por cerca de cuarenta casas, la mayoría de ellas distribuidas a lo largo de la vía principal que conduce al sur hacia la costa y al norte hacia Ciudad Verde. Pequeñas, pero cómodas casas de dos pisos son el hogar de las gentiles personas que allí habitan; sus bien cuidados jardines, llenos de flores multi colores son los que le dieron el nombre al pueblo.

    De las verdes montañas descienden riachuelos que desembocan en el lago ubicado al este del pueblo; en la orilla de éste lago de aguas cristalinas se encuentra una casa blanca con tejas rojas. En el porche de la casa, perdido en el vaivén de la mecedora, se encuentra un hombre mayor que observa atentamente como se reflejan las nubes que pasan en la superficie del lago. Hoy es un día especial para él, ya que vienen a visitarlo su única hija acompañada de sus nietos.

    Cuando era más joven vivía allí con su esposa; cuando nació Natsumi —su única hija—, el hogar se llenó de felicidad. Era pequeña y delicada, blanca como un copo de nieve, en ese mismo hogar había crecido rodeada de la naturaleza y el amor de sus padres. Cuando cumplió los veinte años dejó el hogar para irse a estudiar en la universidad de la lejana Sinnoh. Cuando cursaba el último año de carrera conoció a quien hoy es su esposo; después de tres años de noviazgo decidieron casarse, de esa unión nacieron Keita y Sakura, sus nietos.

    Keita, el primogénito acaba de cumplir ocho años y tiene gran parecido a su abuelo cuando éste era joven. Tiene el cabello castaño, bastante rebelde para el gusto de su madre, y tiene unos ojos cafés soñadores, su rasgo más característico. Posee una inteligencia que lo ha convertido en uno de los alumnos más aventajados de su clase.

    Sakura es un año menor que Keita; y es el vivo retrato de su madre con su piel blanca como la leche, tiene el cabello de color azabache, liso y tan largo que le llega a la cintura, sus ojos son grandes y negros como la noche, de mirada muy vivaz. A pesar de ser menor que su hermano lo iguala en inteligencia —me atrevería a decir que a veces puede ser más lista, cuando la circunstancia los amerita.

    Hace tres años que no se veían, cuando el abuelo tuvo que regresar a Kanto por problemas de salud cuando se encontraba pasando una temporada con ellos después de la muerte de la madre de Natsumi. El ambiente de ciudad y las noches frías no eran las ideales para una persona acostumbrada a vivir en el campo en climas más templados.

    La tarde avanzaba y los habitantes de Pueblo Paleta se retiraban a sus casas luego de un día de trabajo; todo estaba en calma salvo por un auto que se acercaba por el camino del lago hacia la pequeña casa. Una vez frente a la casa desciende del auto una mujer y dos niños. Y es en este punto donde realmente comienza nuestra historia.


    ¡Papá!—gritó la joven mujer cuando vio al hombre mayor—Tiempo sin verte ¿Cómo has estado?
    Hija mía—respondió el hombre mientras se levantaba de la mecedora—Mejo no podría encontrarme en este pueblo tan tranquilo.
    ¡Abuelito!—dijo la pequeña Sakura al bajarse del auto corriendo al encuentro con su abuelo.
    ¡Abuelo!—era Keita que se unía al abrazo familiar.
    Pero cuánto han crecido—observó con detalle el abuelo— Mírate, Sakura; me recuerdas a tu madre cuando corría por éste mismo jardín.
    Las cosas que dices, papá—dijo Natsumi sin poder ocultar un leve rubor en su rostro.
    Pero no se queden afuera—señaló el abuelo— Pasemos y así nos ponemos al corriente.​


    Natsumi, a sus treinta y seis años ya comenzaba a mostrar los signos de la madurez, su piel blanca aún se encontraba tersa, su cabello negro ya mostraba uno que otro cabello cano. Pero aun así conservaba mucho de su juventud.

    Ya casi era hora de la cena y Natsumi se ofreció para preparar la comida y poniéndose el delantal se hizo cargo de la cocina. Se sentía muy a gusto al estar de nuevo en casa; mientras preparaba la cena observaba a los chicos conversar y jugar con su abuelo.

    Hacía mucho tiempo que en esa mesa no se disfrutaba de una comida en familia. La cena preparada por Natsumi estuvo deliciosa y abundante, para el postre el abuelo les dio a Keita y Sakura una rebanada de pastel de chocolate que había preparado temprano.

    Ya el sol había desaparecido detrás de las montañas de Kanto desde hace rato y la familia se encontraba en la acogedora sala conversando; así avanzó la noche hasta que llegó la hora de dormir. El abuelo acomodó a los chicos en la antigua habitación de Natsumi, quien no puedo evitar sentir algo de nostalgia al entrar; todo estaba tal cual como lo había dejado, el estante con su muñecas, los cuadros con las fotos familiares colgados en las paredes. Parecía como si el tiempo nunca hubiese transcurrido en esa habitación.


    Abuelo, aún no tenemos sueño—reclamó Keita.
    Si, abuelito. Queremos seguir jugando—replicó Sakura.
    Pero ya es tarde y deben descansar, niños—les ordenó Natsumi.
    ¿Y si nos cuentas una historia, abuelo?—propuso Keita
    ¡Si, abuelo! Una historia, pero que sea de princesas—decía contenta Sakura.
    De princesas no, eso es de niñas. Que sea de piratas—le reprochaba Keita.
    Tengo una idea mejor—intervino el abuelo— si se meten a la cama les narraré una historia jamás contada.
    ¡Sí!—gritaron eufóricos los niños.​

    Los niños corrieron a ponerse sus ropas para dormir y luego de lavarse los dientes se metieron a la cama, guardaron silencio para escuchar la historia. Natsumi sentada en una mecedora cercana también prestaba atención.
     
    Última edición: 21 Julio 2018
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    Como ya he mencionado en una de tus obras... Realmente me gusta tu manera detallada de narrar, y se sienten las expresiones de alguna manera. Por ahora aun no se bien de que ira la trama, pero espero los proximos capitulos jaja.
     
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  3. Threadmarks: Capítulo II
     
    Plumas de Cuervo

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    • Saludos Noux que bueno que te gustara. La historia apenas comienza y por lo visto se viene para largo.


    Capítulo II

    Hace muchos años en una casa no muy lejos de aquí vivía un chico llamado Hiro, para ese entonces contaba con doce años de edad. A simple vista puede parecer un chico normal, pero no era así. Cuando tenía cinco años perdió a sus padres en un accidente cuando se dirigían a Ciudad Verde, desde ese entonces quedó al cuidado de sus abuelos maternos: Miyagi y Ako.

    Hiro se encontraba cursando el último grado en el colegio local; a pesar de ser un chico aplicado los profesores no podían dejar de sentir algo de preocupación hacia él debido a que era muy retraído y no socializaba con los demás chicos de su clase. Está de más decir que sus abuelos le daban todo; sobretodo mucho amor, pero la pérdida de sus padres le había afectado mucho.

    En las tardes, después de clase se iba a explorar en los alrededores de Pueblo Paleta; en los arroyos cercanos, por las orillas del lago, pero siempre solo. Un día mientras estaba en uno de sus habituales paseos se encontró con dos chicos, un poco más mayores que él, apoyados en un árbol a la orilla del sendero. No parecían ser del pueblo, por sus ropas extrañas dedujo que vendrían de Ciudad Verde.

    El par de sujetos se encontraban a unos cien metros de Hiro quien tuvo un mal presentimiento; cuando se disponía a regresar por el sendero fue visto por los chicos. Estos al notar su presencia se giraron a verlo; físicamente tenía mucho parecido, se podría decir que eran hermanos. El mayor tendría cerca de quince años de cabello castaño un poco alborotado, con unos ojos de color verde agua que reflejaban mucha malicia, se encontraba mascando una pequeña rama. El otro chico era un año menor, el cabello del mismo color pero mejor peinado y su mirada era más serena; tenía los pantalones llenos de tierra y el labio inferior roto, como si hubiese tenido una riña recientemente.

    Se llevaron las manos a la cintura y tomaron unas pequeñas esferas de color rojo y blanco arrojándolas en dirección a Hiro.


    ¡Marowak, sal!—llamaron los chicos al mismo tiempo que arrojaban las pokébolas.​


    De las esferas salieron dos rayos de energía de color rojo y aparecieron dos Pokémon de cerca de un metro de altura cada uno con un cráneo en la cabeza a modo de mascara y un largo hueso en la mano como si fuese un arma. Por más que deseaba salir huyendo su cuerpo no le obedecía, Hiro pensó que lo mejor era hacerles frente, o eso pensaba.


    ¿Q…qué quieren?—titubeó Hiro.
    Ataca con Huesomerang—ordenaron a sus Pokémon.​


    Al instante los Pokémon obedeciendo la orden que les habían dado arrojaron los huesos que portaban con la firme intención de lastimar al chico que tenían en frente. Hiro intentó huir pero cuando se giró tropezó con la raíz de un árbol. Estando en el suelo no podría huir ni protegerse de sus atacantes; intentó cubrirse con sus brazos aun sabiendo que no valdría de nada.

    En ese momento una sombra pasó por encima de él, después de eso escuchó un par de golpes secos, pensó que el ataque de los Pokémon le habían alcanzado pero no fue así, no sentía dolor ni nada parecido. Al girarse vio que la sombra que había pasado sobre él segundos atrás era un Pokémon verde con brazos como guadañas.

    Segundos antes desde la hierba había salido el Scyther y con sus cuchillas golpeó los huesos antes de que alcanzaran su objetivo, los cuales regresaron a las manos de los Marowak. Tanto a los Pokémon como a sus entrenadores no les hizo mucha gracia que su ‘diversión’ fuese interrumpida. Los hermanos llamaron de regreso a sus Pokémon y lanzando un escupitajo en la tierra se giraron para seguir su rumbo, dejando atrás en el camino a Hiro y al inoportuno Pokémon.

    Antes de que Hiro pudiera decir una palabra el Pokémon mantis se giró hacia él y pensó que le iba a atacar, pero permaneció inmóvil el tiempo suficiente para que sus miradas se cruzaran. Scyther tenía unos desafiantes ojos rojos llenos de furia y una marcada cicatriz en el lado izquierdo de su rostro, producto quizás de alguna pelea. Hiro se encontraba aún tendido en el suelo, sentía miedo y a la vez no. Quizás pasaron un par de minutos o un par de segundos mientras se veían fijamente; el Scyther fue el primero en romper la postura cuando bajó sus cuchillas demostrando que no le iba a hacer daño; y así como llegó desapareció entre la hierba alta.

    Y allí quedó Hiro, solo en la mitad del camino tratando de asimilar lo que había ocurrido en los últimos minutos; cuando por fin logró levantarse fue corriendo hasta su casa para contarles lo ocurrido a sus abuelos. Al llegar éstos se extrañaron de que tuviera la ropa tan sucia de tierra, al escuchar lo del ataque se preocuparon mucho; pero lo ocurrido con el par de rufianes no era lo que tenía a Hiro tan exaltado, era el haber visto ese inusual Scyther.

    En la escuela les enseñaban acerca de los Pokémon; pero a él nunca le habían llamado la atención, sus compañeros siempre hablaban de ellos, pero él tenía otros intereses. Pero ese Scyther tenía algo que captaba todo su interés; a pesar de su aspecto, de esos ojos que reflejan cólera y esa curiosa cicatriz. Y pensando en si volvería a encontrarlo nuevamente se quedó dormido.

    Los Pokémon son criaturas extrañas, nadie sabe a ciencia cierta de dónde vienen o cómo aparecieron; en los registros más antiguos de la humanidad encontramos referencia de ellos, se tiene conocimiento de que fueron objeto de adoración en la antigüedad. Han sido objeto de estudio y poco a poco se han integrado a la vida cotidiana de los humanos en diferentes labores o como simples mascotas; pero en el campo donde tuvieron más éxito es en los combates.

    Las personas que usaban a los Pokémon para este fin se hacen llamar ‘entrenadores’; los crían desde muy pequeños y pasan a tener un entrenamiento riguroso. La cualidad de los Pokémon que más llama la atención es la de poder cambiar de apariencia, ‘evolución’ lo llaman los científicos, aunque todavía no se tiene conocimiento porqué algunos Pokémon no consiguen ‘evolucionar’.

    Pasaron los días y en la mente de Hiro aún rondaba el encuentro con el misterioso Pokémon, en varias oportunidades se encontró caminando por el mismo lugar donde lo había visto. Las vacaciones escolares llegaron y sus paseos ya no eran tan largos, la mayor parte de la tarde se encontraba en su habitación soñando despierto u hojeando un viejo libro que trata sobre los Pokémon.

    Se despertó en él una fibra que estaba dormida, latente; su mente y corazón vibraban en la misma frecuencia cada vez que pensaba en los Pokémon. Hiro no entendía porque le pasaba eso, eran sensaciones nuevas. La respuesta llegaría un día en que caminaba por el pueblo entre la gente y entre la confusión de voces tres palabras llamaron su atención: entrenador, ligar, laboratorio. Los hilos del destino estaban jugando a favor de Hiro.

    Recientemente se había instalado en la periferia de Pueblo Paleta un Laboratorio Pokémon, muy cerca del lago y junto a una pradera cercana. Sin duda alguna ese era el lugar donde sus inquietudes tendrían respuesta.

    El laboratorio estaba a cargo de un joven científico llamado Samuel Oak; con apenas veinte años se destacaba en la comunidad científica. Cuentan los rumores que desde niño se sintió atraído por los Pokémon y comenzó a estudiarlos por hobbie. Ya siendo adolescente su conocimiento era comparable con el de los grandes científicos de la época; éste chico prodigio no tardó en convertirse en una eminencia sobre los Pokémon, credenciales suficientes para que le fuera otorgada la dirección del recién creado Laboratorio Pokémon de Pueblo Paleta.

    El laboratorio estaba ubicado en una pequeña pero acogedora casa azul cielo muy cerca del lago, todo el terreno que ocupada en laboratorio y la pradera vecina estaba rodeado de una cerca de madera, lo que le daba una apariencia más de granja que de laboratorio.

    Hiro se encontraba ahora frente a la gran puerta de madera del laboratorio, había pasado cerca de cinco minutos y aún no se decidía a tocar; cuando por fin lo hizo su mano sudorosa temblaba a medida que se acercaba a la aldaba; la tomó y con tres golpes irregulares anunció su presencia a los ocupantes de la casa.
     
    Última edición: 21 Julio 2018
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    Thranduil

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    Holissssss. Me paseo por aquí en mi primer día para comentar tu fic. Debo decir que me acordaba del nombre, pero no de qué se trataba, pero mientras fui leyendo lo hice. Me agrada la forma de contar la historia, no sé si lo dije en alguna ocasión pasada, pero me parece interesante la idea de que la historia la cuente un personaje, creo que hace que el relato sea más personal. Para ser capítulos cortos, la trama avanza rápido, me gusta eso.

    Por el lado más técnico, al principio noté que usaste diferentes tiempos verbales para narrar lo que sucedía, pero luego optaste por el pasado. También en algunas partes noté la falta de algunas comas. Creo que no vi más error. Bueno, seguiré pendiente de los siguientes capítulos. Ciao.
     
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  5. Threadmarks: Capítulo III
     
    Plumas de Cuervo

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    • Thranduil mi querido Erfo. Gracias por pasarte y comentar. Sobre los tiempos debo aclararte que, son situaciones diferentes en épocas diferentes. Lo que sucede en Sinnoh y en la casa del abuelo es el presente, la historia es en pasado. Si nos ubicamos temporalmente serían hace unos 40 años o quizás más. No pierdas el tiempo sacando cuentas porque habrán situaciones y personajes que tendrán una aparición atemporal. Doblaré las leyes de la física a mi favor por mi fic si es necesario. Ya llevo un bueno tiempo perfeccionando este trabajo, pero de igual forma se escapan algunas cosas.


    Capítulo III

    Se escucharon unos ruidos dentro de la casa, como si algo se hubiese caído; algunos segundos después, que le parecieron una eternidad a Hiro, se abrió la puerta y apareció un joven de estatura mediana y cabello castaño que a pesar de su corta edad mostraba unos prematuros cabellos canos a la altura de la cien, traía una bata blanca que tenía una gran mancha de café a un lado de la misma, la cual parecía reciente.


    Buenos días, jovencito—saludó la persona que había atendido— ¿Qué puedo hacer por ti?
    Bue…buenos días, estoy buscando al profesor Oak.
    Soy Yo; pero pasa. Como puedes ver estaba a punto de tomar una taza de café—le invitó a entrar el profesor señalando la mancha de su bata.
    Si, gracias—fue lo único que atinó a decir Hiro.​


    Al entrar Hiro se dio cuenta de por dentro el laboratorio no era como lo había imaginado; al traspasar la puerta se encontró con una pequeña sala con un gran sofá al frente de la chimenea y una mesa de centro llena de periódicos y algunos otros documentos. Continuaron a la siguiente habitación, la cual por deducción debería ser el laboratorio; allí se encontraban una serie de extraños aparatos electrónicos e instrumentos utilizados por el profesor para sus investigaciones, no podían faltar las mesas repletas de papeles y cerca de una de ellas se encontraba una taza de café rota sobre una alfombra con una gran mancha en ella.

    El profesor invitó a Hiro a seguir hacia la parte trasera de la casa a lo que era el jardín; o lo que podríamos llamar jardín. Era una extensa pradera bordeada por lo que parecía una pared de árboles. En la terraza trasera se encontraban un par de sillas de madera al lado de una pequeña mesa. Allí se sentaron.


    Ahora dime ¿en qué te puedo ayudar?
    Profesor, escuché en el pueblo que Usted no sólo vino a investigar a los Pokémon sino que les entrega a los chicos su primer Pokémon para que inicien su viaje.
    Estás en lo correcto, jovencito.
    Verá, profesor—hizo una pequeña pausa Hiro— quiero ser un entrenador Pokémon, pero—prosiguió Hiro bajando la cabeza—no tengo ninguna experiencia con los Pokémon, tampoco tengo uno para iniciar un viaje.
    ¿Cuál me dijiste que era tú nombre?—interrogó el profesor.
    Hiro. Me llamo Hiro, profesor.
    Fíjate, Hiro. No tienes nada de que apenarte; la mayoría de los chicos comienzan como tú, sin experiencia; eso es lo hermoso de viajar ¿sabías?—el profesor se levantó de su silla y continuó hablando mirando el horizonte— Humanos y Pokémon tenemos la oportunidad de crecer juntos, de aprender, de conocer. Es mi deber apoyarlos en todo momento a lo largo de su crecimiento.
    ¿Entonces me ayudará?
    Como te acabo de decir, es mi deber. Pero hay un inconveniente.
    ¿Cuál?—Preguntó Hiro.
    Hace un par de semanas entregué el último Pokémon, si hubiese venido antes tendrías el tuyo. No sabría decirte cuándo podré tener otros Pokémon para seleccionar.


    Hiro sintió en ese momento que sus sueños habían acabado antes de comenzar. Lo que no se imaginaba es que cerca de donde ellos se encontraban conversando dormitando en una cesta de mimbre estaba un pequeño Pokémon azul, cuyo sueño fue interrumpido por las voces cercanas. Lentamente se levantó y se dirigió al origen de las voces y se paró frente a ellos; los grandes ojos negros del Pokémon tortuga se encontraron con los de Hiro y se quedaron viendo fijamente por un instante, la pequeña tortuga avanzó y se asió a las piernas de Hiro.

    El profesor Oak observaba lo ocurrido con sumo detalle; estaba presenciando algo nunca antes visto, era como si ya se conocieran desde antes. Generalmente son los entrenadores que escogen a su Pokémon, pero estaba sucediendo todo lo contrario.


    Lo que acabo de ver no tiene precedentes—interrumpió el profesor Oak— Y ha sido más que suficiente para darme cuenta de que no habrá mejor persona que tú para hacerte cargo de este pequeñín.
    ¿En serio, profesor?—le preguntó Hiro un poco extrañado.
    Así es. Veo algo en Ustedes muy especial, algo que me no sabría decirte bien que es. Pero que me causa mucha alegría. Escucha, Hiro.
    ¿Si, profesor?
    Quiero que te lleves a casa a este pequeño Squirtle para que se vayan conociendo, lo cuides y le des mucho amor. También me gustaría que regreses en tres días, les tendré una sorpresa.


    Hiro se despidió del profesor y se fue corriendo a su casa acompañado por su nuevo amigo el cual llevaba en brazos, sentía mucha emoción por enseñárselo a sus abuelos. Al llegar causó un alboroto que no pasó desapercibido en aquella casa.


    ¡Abuela! ¡Abuelo! Venga rápido—comenzó a gritar Hiro apenas ingresó en su hogar.
    ¿Pasa algo?—preguntó la abuela desde la cocina.
    ¿Qué sucede? ¿Por qué los gritos?—decía el abuelo mientras salía de la habitación.
    Miren abuelos, lo que me dio el profesor Oak—Hiro les mostraba el Pokémon tortuga que tenía en brazos.
    ¿Con que esto es la causa del alboroto?—preguntaba el abuelo mientras se ajustaba los lentes.
    Está muy lindo ese Squirtle—dijo la abuela acercándose al Pokémon— Mira que bellos ojos tiene ¿Y por qué el profesor Oak te dio esta monada?
    Bueno, abuelos. Es que…he decidido ser un entrenador Pokémon.


    La noticia tomó desprevenidos a los abuelos; en parte los alegraba y por otro lado se entristecían. Era impresionante ver como la sola presencia del Pokémon había hecho cambios en la actitud de Hiro. La pequeña tortuga no se separaba de Hiro, a dónde este iba ella lo acompañaba. La familia cenó junta, ahora con un miembro nuevo. El sol se ocultaba detrás de las montañas mientras los Dodrio despedían el día. La familia se encontraba reunida frente al calor de la chimenea mientras conversaban.


    Miyagi, nuestro pequeño desea convertirse en un entrenador Pokémon. Me recuerda tanto a ti cuando tenías su edad y saliste en tu viaje.
    Como olvidarlo, mujer. Si parece que fue ayer cuando obtuve mi primer Pokémon—respondió el abuelo mientras hacía unas pequeñas nubes de humo con su pipa.
    ¿Fuiste entrenador, abuelo?
    El mejor de Pueblo Paleta—respondió la abuela con mucho orgullo.
    Así es, Hiro. Mi primer compañero fue un Charmander, juntos viajamos por todo Kanto. Conocimos entrenadores muy fuertes, tuvimos maravillosos combates. Cuando evolucionó en Charizard pensé que podíamos obtener el Emblema Añil, pero no fue así.
    Abuelo ¿qué es el Emblema Añil?
    El Emblema Añil—suspiró el abuelo— Es un emblema para conmemorar la Guerra Auri-Argenta. Verás—prosiguió—hace muchísimos años las regiones de Kanto y Johto se enfrentaron en una guerra sin sentido; al final no hubo un bando ganador ni uno perdedor, ambas regiones había sufrido mucho. En lo que conocemos ahora como la Meseta Añil fue el lugar donde se libró la última batalla y donde se firmó el acuerdo de paz. Después de muchos años de guerra la gente se acostumbró a ese estilo de vida, no conocían nada más y siempre buscaban la forma de pelearse con alguien; los grandes comandantes regresaron a sus pueblos de origen e intentaron llevar una vida normal, pero siempre aparecía alguien para retarlos con sus Pokémon, y es así como nació la Liga.
    Que interesante, Abuelo—dijo Hiro sin salir del asombro por la historia.
    Las cosas antes no eran tan sencillas como ahora, no existían los gimnasios; los jóvenes temerarios que abandonábamos el hogar para viajar por toda la región y enfrentarnos a los entrenadores más fuertes de cada pueblo o ciudad, para al final viaja hasta la meseta y combatir junto a nuestros Pokémon para ganar el Emblema Añil.


    La luna continuaba su viaje por el firmamento mientras el abuelo le contaba historias de sus viajes. Esa noche Hiro no pudo conciliar el sueño pensando en todas las aventuras que le aguardaban junto a Squirtle, mil cosas pasaban por su mente. Los días siguientes no fueron la excepción; Hiro se encargó de darle el mejor cuidado al Pokémon que el profesor Oak le había encargado, también estuvo estudiando mucho acerca de los Pokémon, si había decidido convertirse en entrenador tendría que saber las cosas básicas para participar en algún combate.

    En la tarde del segundo día llegó un vecino con un recado de parte del profesor Oak, que esperaría a Hiro al día siguiente para que iniciara su viaje. La última noche que pasaría Hiro durmiendo en su cama fue la más larga de todas; a la mañana siguiente y apenas descansado bajó a desayunar, fue una comida tranquila junto a sus abuelos y su Pokémon. Después de comer subió a su habitación y con ayuda de la abuela ordenó la mochila que se llevaría en su viaje tratando de que nada se le olvidara. El abuelo le dio algo de dinero que tenía guardado, le haría falta en algún momento.

    Los abuelos sabían que no sería un viaje sencillo, que habría noches en que le tocaría dormir sin un techo sobre su cabeza, era uno de los riesgos que se corría cuando se escogía este camino. Llegó la hora de la despedida, con lágrimas en los ojos los tres se dijeron hasta luego. Los abuelos no podían creer que ya hubiese crecido, y él nunca se había imaginado que llegaría el día que estuviese lejos de sus abuelos, su única familia.

    Hiro salió rumbo al laboratorio, ya no sentía la misma ansiedad que tenía cuando fue a ver al profesor, aunque eso no le quitaba que estuviese un poco nervioso. El camino se le hizo más corto y antes de darse cuenta estaba frente a la misma puerta que tanto pánico le causo hace unos días. Tomó la aldaba y llamó tres veces; en un momento fue recibido por el profesor Oak.


    Buenos días, Hiro. ¿Cómo están tú y Squirtle?—saludó el profesor al abrir la puerta.
    Buenos días, profesor. Ansiosos por comenzar nuestro viaje.
    Ya veo, la razón por la que te hice venir es para hacerte entrega de algo que vas a necesitar en tu viaje. Como te dije el otro día, aparte de realizar importantes investigaciones mi deber es ayudar a los jóvenes entrenadores.
    Le comprendo.
    Hiro, hasta ahora conocemos la existencia de más de ciento treinta especies de Pokémon que hemos encontrado en hábitats muy diversos, ya sean en las montañas, en los bosques, en los ríos y hasta en el mar; sospechamos que hay muchas más especies esperando ser descubiertas y a veces la mejor forma de estudiarlas es en cautiverio. Pero no en un cautiverio como en un zoológico, sino un ambiente controlado donde podamos estudiarlos. Es por eso que hemos desarrollado esto—dijo mientras le colocaba en las manos a Hiro una pequeña esfera—Esta es una Pokébola.
    ¿Pokébola?
    Así es, es un aparato electrónico de captura. Si presionas este pequeño botón—le indicó señalando la pokébola—se hará más grande y podrás usarla; sólo tienes que arrojarla hacia el Pokémon y esta se encargará de capturarlo, el trabajo se hará más fácil si el Pokémon ya fue debilitado en combate. Oye, Hiro.
    ¿Si, profesor?
    Te pido que cuides mucho a ese Squirtle, lo rescatamos hace unos días, sus padres había sido asesinados por cazadores furtivos. Veo que hay un vínculo especial entre ambos y por eso me alegra que lo lleves contigo a recorrer Kanto.
    Lo haré, profesor.
    Perfecto, ya tu viaje está a punto de comenzar. Aquí tienes, la pokébola de Squirtle y además te voy a dar otras cinco para los Pokémon que gustes capturar. Sólo podrás tener seis Pokémon contigo así que elige bien. Si te quedas sin pokébolas puedes pedir más en los Centros Pokémon ¿entendido?
    Si, profesor.
    Muy bien. Te deseo que tengo un gran viaje, y no dudes en comunicarte conmigo si necesitas alguna ayuda.
    Gracias, profesor. Hasta pronto.


    Después de despedirse y con la pequeña tortuga en hombros Hiro tomó el camino que salía del pueblo; allí al inicio de la Ruta 1 comenzaba oficialmente su viaje, se dio vuelta y le dijo ‘hasta pronto’ a su querido Pueblo Paleta.



    * * * * * *​

    Bueno mis niños, es todo por ahora.
    No, abuelo. Queremos saber que pasa—Protestaron Keita y Sakura.
    Es muy tarde y tienen que dormir, ya mañana habrá oportunidad de seguir la historia.
    Está bien, abuelo. Buenas noches.
    Buenas noches, que descansen.
    Buenas noches, mamá.
    Dulces sueños, mis niños.
     
    Última edición: 21 Julio 2018
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    Thranduil

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    Holoooo. Volví para comentar otro capítulo. Bueno, iré primero por la trama. Lo que más me gustó fue el origen de la Liga Pokémon, la batalla en la meseta añil y los gimnasios, estos se formaron por que algunos capitanes se habían ido a sus poblados y ahí los siguieron desafiando (corrígeme si me equivoco, pero así lo entendí). No sé, pero detecto una potencial historia ahí, una especie de Spin off (me acordé de tu universo literario). No recordaba que Squirtle fuese su primer pokémon, pero según entendí, lo escogió por que ambos perdieron a sus padres, será interesante ver cómo tratarás eso en momentos de tensión más adelante, etc.

    Del lado más técnico, me gustaría más descripción entre los diálogos, saber con qué tono de voz dicen lo que dicen, o sus expresiones, gestos o el contexto psicológico con algo más de detalle. Bueno, no recuerdo más. Ciao.
     
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  7. Threadmarks: Capítulo IV
     
    Plumas de Cuervo

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    • Gracias, Thranduil por tu comentario. Lo del inicio de la liga fue algo que se me ocurrió de momento, porque no todo pudo comenzar con gimnasios y líderes. Tendría que haber una mejor historia que esa, y que mejor que los heroes de la guerra aceptando desafios en sus pueblos de origen. También llugué a pesar en la posibilidad de un spin-off que trate el asunto de la guerra auri-argenta, tengo una idea en mente, pero son muchos proyectos a la vez. Quizás más adelante, pero creeme, no será la última vez que escuches hablar de ella.
      En cuanto a lo otro, y lo admito, tengo un gran problema con los dialogos; son mi némesis. Me desenvuelvo mejor es textos planos. Pero algún día mejoraré eso, y espero que se note capítulo a capítulo. Bueno, sin más preámbulo llega el siguiente capítulo. (Lo leí antes esperando que no tenga mayores detalles)

    Capítulo IV

    Los primeros rayos de sol se filtraban entre las montañas y las aves anunciaban la llegada de un nuevo día con sus cantos; las personas en Pueblo Paleta iniciaban sus actividades cotidianas. En la casa junto al lago las primeras horas de la mañana transcurrían en perfecta calma. Sakura y Keita se levantaron más temprano que de costumbre y después del desayuno salieron al patio a jugar.

    La historia del abuelo había despertado en ellos la curiosidad y la ansiedad por saber cómo continuaba el relato. Entre juego y juego discutían cual era el mejor Pokémon; la pequeña Sakura esperaba que al crecer un poco más le regalaran un Eevee el cual lo evolucionaría en un hermoso Glaceon, como los que tienen las niñas de Puntaneva. Keita en cambio esperaba tener un Magmar que evolucionaría en un Magmotar con el cual vencería al Pokémon de su hermana, cosa que a ella no le hacía gracia.

    Después de lo que parecía un día interminable para los chicos llegó la noche; el cantar de las aves fue sustituido por el ulular de los Hoot Hoot que habitaban en el bosque circundante. La familia disfrutó de la rica cena preparada por Natsumi; una vez terminaron los chicos se lavaron los dientes, se pusieron las pijamas y se fueron a la cama temprano sin que nadie se los ordenara. Al abuelo no lo extrañó este comportamiento, porque ya conocía la razón; así que se dirigió al cuarto donde dormían los niños.


    Veo que decidieron dormir temprano, niños—dijo el abuelo al entrar a la habitación.
    Queremos que continúes la historia, abuelito—le respondió Sakura.
    Si, abuelo. Por favor—habló Keita.
    Muy bien, presten atención.​


    El abuelo se sentó en la mecedora cercana a las camas de los chicos listo para continuar la historia.



    * * * * * *​


    Hiro tomó la Ruta 1 que lo conduciría hasta Ciudad Verde, no le tomaría más de dos horas llegar. No era la primera vez que andaba por ese camino; varias veces había ido con sus abuelos hasta la ciudad para realizar algunas compras, también era parte de las excusiones que tenía. Pero hoy era diferente, no era un paseo habitual, ahora estaba embarcado en su propia aventura, en un viaje que de seguro cambiaría su vida.

    La caminata estaba resultando muy placentera; soplaba una brisa fresca que silbaba entre los árboles y los Pidgey revoloteaban en lo alto haciendo toda clase de piruetas. El pequeño Squirtle también estaba disfrutando del paseo y de la vista que tenía sobre el hombro de Hiro. Mientras caminaba pensaba en el mundo que estaba aguardando por él fuera de Pueblo Paleta, en la cantidad de jóvenes que como él hicieron ese mismo viaje.

    Entre sus divagaciones perdió la noción del tiempo, cuando se dio cuenta se fijó que estaba llegando al claro del bosque en lo alto de una colina y debajo de ésta en un valle estaba Ciudad Verde. A pesar de estar tan cerca de Pueblo Paleta ambas localidades eran totalmente opuestas. Ciudad Verde se destacaba por edificaciones altas de hasta diez pisos; era una de las ciudades más importantes de Kanto. Hiro no dejaba de impresionarse cada vez que iba, pareciera que la ciudad se hacía cada vez más grande; lo que desconocía hasta el momento es que Ciudad Verde es la antesala a la Meseta Añil, el lugar donde se desarrolla la Liga Pokémon.

    La Liga Pokémon se ha convertido en los últimos años en el evento más importante y esperado, no sólo en la región de Kanto sino de las regiones vecinas atrayendo personas de todas partes. Su ubicación lo ha convertido en un punto estratégico para el establecimiento de muchas empresas que giran en torno a los Pokémon, es por eso que ha crecido tanto en la última década; algunos dicen que Kanto comienza en Ciudad Verde.

    Descendió por la colina dejando atrás el rústico camino de tierra para dar paso a amplias calles pavimentadas flanqueadas por altos edificios; no se podía comparar de donde él venía, tan sólo las personas que alcanzaba a ver superaban la población de su natal Pueblo Paleta. La amplia avenida bullía de actividad, tal vez por la hora. En las primeras plantas de los edificios se podía observar tiendas de todo tipo con personas entrando y saliendo de ellas.

    Las personas tropezaban con Hiro como si no lo vieran, hasta Squirtle se sentía abrumado con tanta actividad. Para proteger a su compañero que ya se mostraba nervioso decidió devolverlo a su pokébola. Después de caminar un par de calles pudo divisar una pequeña edificación de dos pisos con un característico techo color naranja, según las indicaciones del profesor ese debía ser el Centro Pokémon de Ciudad Verde. Como no necesitaba de el en ese momento siguió su camino hasta lo que era su primer destino: el gimnasio Pokémon de Ciudad Verde.

    Siguió unas calles más adelante y se sintió perdido, pasó unas tres veces por el mismo lugar sin llegar a dar con el gimnasio. Ciudad Verde no era tan grande, pero la uniformidad de sus edificaciones daba la impresión de estar caminando en círculos a todo transeúnte recién llegado a la ciudad. Caminó por una de las calles transversales, ya cansado de dar vueltas sin sentido decidió pedir señas a uno de los trabajadores que se encontraba frente a unas obras.


    Buenas tardes, señor—saludó Hiro acercándose.
    Hola, jovencito ¿puedo ayudarte en algo?—le preguntó el trabajador al darse vuelta.
    Disculpe, estoy buscando el gimnasio Pokémon de Ciudad Verde y creo que me he perdido ¿podría indicarme como llegar allí?
    Te encuentras justo frente a el—le indicó el hombre haciéndole una seña hacia el espacio en construcción—Como puedes notar estamos trabajando en la renovación y va a tardar un poco antes de encontrarse nuevamente en funcionamiento.


    Hiro no podía creer que su suerte hubiese acabado tan pronto. La decepción se apoderó de él, pensaba en todo lo que podría aprender y de pronto esos sueños se estaban esfumando frente a él. Dio media vuelta y sin agradecer a la persona que le brindó la información regresó por donde había llegado. Pensaba que quizás eso era una señal, que debería regresar a casa y a su vida tranquila junto a sus abuelos. Se sentía muy confundido; lo mejor que podía hacer es regresar al Centro Pokémon y tratar de comunicarse con el profesor Oak.

    Regresó sobre sus pasos y en un instante se encontraba frente a un edificio de dos pisos con paredes pintadas de un suave color verde con tejado color naranja, en la parte de enfrente sobre la entrada principal la silueta en tonos rojos y blancos de una pokébola lo identificaba como el Centro Pokémon.

    Al traspasar las grandes puertas de vidrio sintió que se encontraba en casa; la decoración era muy acogedora, ideal para esos entrenadores que se encuentran lejos del hogar. Grandes y cómodos sofás se encontraban en la antesala, las paredes estaban decoradas con fotografías de Pokémon y entrenadores. En el mostrador que funcionaba como recepción se encontraba una chica alta, de unos veinte años, de piel morena, cabello castaño y ojos color miel vestida de enfermera quien le sonrió a Hiro cuando entró para luego saludarlo.


    Bienvenido—saludó la chica con una amplia sonrisa— ¿Eres entrenador?
    Si, vengo de Pueblo Paleta. Me llamo Hiro.
    Un placer, soy Mizuki. Soy la encarga del Centro Pokémon de Ciudad Verde ¿están heridos tus Pokémon?
    No, acabo de llegar; me dirigía a gimnasio pero se encuentra cerrado.
    En efecto—dijo la enfermera acercándose a Hiro— Desde hace un par de semanas que se encuentra cerrado, es por eso que el centro se encuentra tan solo, por eso y porque la Liga aún no comienza.
    Ya veo—fue lo único que alcanzó a decir Hiro sin poder ocultar su decepción.
    Pero no te preocupes—le decía Mizuki mientras ponía una mano sobre su hombro— No estará cerrado toda la vida ¿cierto? Te voy a traer un té para que te animes.


    La chica desapareció detrás de una puerta al lado de la recepción y Hiro casi de forma autómata se dirigió a uno de los sofás para sentarse, un poco perdido en sus pensamientos. «Ella tiene razón», se dijo, el gimnasio abrirá nuevamente y podré enfrentar al líder. Viéndolo de esa manera ya no se sentía tan desanimado; en ese momento volvió la enfermera con una bandeja con dos tazas de té en ella.


    Hace unas semanas el consejo eligió a un nuevo líder para el gimnasio de Ciudad Verde—le contó la chica sentándose junto a él— Nadie sabe quién es ni de dónde viene, su primera orden fue que se remodelara el gimnasio sin importar el costo. Si me lo preguntas, pienso que es un excéntrico.
    Por lo que me cuentas así parece. Disculpa ¿habrá alguna forma de que me pueda comunicar con el profesor Oak?
    ¿Conoces al profesor Oak?—preguntó al encargada.
    Si le conozco, tiene su laboratorio en mi pueblo.
    El profesor Oak es toda una celebridad, a pesar de ser tan joven ha ganado muchos premios y reconocimientos por sus investigaciones y descubrimientos; además es…tan guapo—suspiró Mizuki.
    ¿Guapo?—se preguntó Hiro un poco confundido.
    Perdona, creo que desvarié un poco —dijo la enfermera posando una de sus manos en la mejilla—. En la sala de al lado vas a encontrar un ‘trasto’ gris, es un tele comunicador que instalaron recientemente. La verdad no me acostumbro a esa nueva tecnología; según nos explicaron te puedes comunicar con otra persona al mismo tiempo que la vez en la pantalla. No sé qué inventaran después ¿la forma de enviarnos cartas sin carteros?—esto último se lo preguntaba así misma.​


    Hiro le causó un poco de impresión el ‘trasto’ que le había indicado la enfermera; era muy parecido a los teléfonos de calle pero éste tenía una pequeña pantalla. Marco al número que le entregó el profesor cuando partió, segundos después aparecía en la pantalla la imagen del profesor Oak.


    Hola, Hiro ¿cómo te va?—le preguntó el profesor— Por lo visto ya te encuentras en Ciudad Verde.
    Bien, profesor. Fue un viaje tranquilo, aunque no pude enfrentarme al líder del gimnasio.
    ¿Y eso por qué?
    El gimnasio está en remodelación por orden del nuevo líder.
    Ya veo, pero no te desanimes, hay muchos gimnasios en Kanto. Déjame pensar—decía el profesor mientras se acariciaba la barbilla— Tu próximo destino debería ser Pueblo Plateado, no se encuentra lejos.
    Entendido, profesor.
    Para llegar tienes que tomar la Ruta 2 hacia el norte; pero debes tener cuidado, ese camino atraviesa un lugar llamado Bosque Verde. No ha sido muy explorado pero sabemos que hay muchos Pokémon del tipo bicho, varios venenosos.
    Lo tendré, además tengo a Squirtle conmigo.
    Te comunicas conmigo apenas llegues, hasta pronto.
    Así lo haré, profesor. Hasta luego.


    La comunicación se cortó y la pantalla quedó nuevamente en negro. Eran cerca de las tres de la tarde, si hacía una buena caminata llegaría antes del anochecer a Pueblo Plateado. Hiro se despidió de Mizuki agradeciéndole por la taza de té y pos sus palabras, para luego proseguir con su camino tomando la calle principal, era una zona de mucho comercio, se veían tiendas de todo tipo y no podían faltar las personas con su ajetreado itinerario, una novedad para Hiro.

    Siguiendo hacía el norte tomó la ruta indicada dejando atrás a la bulliciosa ciudad; después de diez minutos de caminata se encontraba en un camino bordeado de grandes árboles que proporcionaban sombra sobre el camino, del lado derecho se extendía una amplia pradera y a lo lejos se divisaba una granja, que probablemente surtía de vegetales y hortalizas a Ciudad Verde.

    A medida que avanzaba los árboles eran cada vez más abundantes y frondosos, hasta que llegó a un punto donde el camino se perdía entre la arboleda; tenía ante sí una muralla vegetal, no cabía duda, tenía que ser el Bosque Verde.

    Al adentrarse en el bosque tuvo la sensación que era un lugar milenario; los árboles eran tan altos que parecían tocar el cielo y sus copas tan frondosas que apenas lograban penetrar los rayos de sol. Recordó la advertencia del profesor y sacó a Squirtle de su pokébola, más para que contemplara el paisaje que por precaución.

    Se encontraban rodeados de árboles antiguos y majestuosos, el trinar de las aves apenas era perceptible, el bosque transmitía mucha serenidad. Hiro no podía creer que un lugar así se encontrara tan cerca de una urbe tan ajetreada y escandalosa como lo era Ciudad Verde. Daba una sensación de que el tiempo se había detenido, de que jamás fue alcanzado por la imprudencia y la codicia humana.

    Continuaron caminando por el sendero del bosque; gracias al techo formado por las copas de los árboles no tenía que preocuparse por el calor de la tarde, además corría una ligera brisa que mecía lentamente el follaje. A pesar de que el profesor Oak le había comentado que había muchos Pokémon en el bosque no veían ninguno; eso era lo que menos le preocupaba a Hiro, a pesar de la calma del lugar por dentro sentía un poco de intranquilidad, como si alguien o algo los estuviese observando. No era el único que sentía esa inquietud, el pequeño Squirtle giraba su vista de un lado a otro como si escuchase algo entre la vegetación, pero no había nada.

    Mientras más se adentraban en el bosque más intensa era el sentimiento de estar siendo observados, ya no estaban disfrutando de la caminata como al comienzo, ahora tenían todos los sentidos alertas. Un ruido proveniente de un matorral cerca hizo que se detuvieran de forma intempestiva, una silueta apareció frente a ellos y tuvieron que retroceder un par de pasos ante la amenaza. Hiro pudo reconocer la figura que tenía en frente al ver la cicatriz de su rostro, no había cabía duda, era el mismo Scyther que le ayudó días atrás.

    Hiro dio un paso al frente para acercarse al Pokémon pero éste levanto sus cuchillas en posición ofensiva; Squirtle se colocó entre su entrenador y el atacante, su deber era protegerlo de cualquier amenaza, ya había perdido a alguien importante y no deseaba que sucediera de nuevo. El joven entrenador comprendió que el Scyther le estaba desafiando; ahora tenía un Pokémon a su lado, no como aquella vez que estaba solo. La marca en el rostro del Scyther demostraba que era un guerrero y que no se la pondría tan fácil, era el momento de pagar su deuda de gratitud.

    Este iba a ser su primer combate, en medio del bosque, lejos de todo. A pesar de su inexperiencia trataba de mantener la calma, había estudiado un poco y conocía a su Pokémon; eso tal vez lo ayudaría. Squirtle se veía minúsculo frente a su rival; Hiro respiró profundamente y lleno de confianza realizó el primer movimiento.


    ¡Ataca con Burbuja, Squirtle!—fue la primera orden.​


    Pequeñas burbujas salieron de la boca de la tortuga pero su rival fue más rápido y usando Agilidad pudo esquivarlas; antes de que pudiese reaccionar se vio rodeado de siluetas de Scyther quien usando Doble Equipo desconcertó al inexperto rival que tenía en frente. Aprovechando la confusión saltó de entre los reflejos y propinando un golpe de revés de sus cuchillas lanzó a Squirtle contra unos árboles.

    El Pokémon azul se protegió escondiéndose dentro de su caparazón usando Refugio pero el impacto fue muy fuerte causándole igualmente daño. Estaba más que clara la diferencia de fuerza y experiencia entre ambos Pokémon, pero no se darían por vencidos tan fácilmente. Hiro alentó a su Pokémon para contraatacar.


    Usa nuevamente Burbuja—ordenó el entrenador.​


    Obedeciendo de inmediato a su entrenador y sin dudar lanzó el ataque ésta vez impactando de lleno en su rival sin causarle mayor daño. La mantis observaba detenidamente a sus rivales, había considerado que eran dignos para una batalla, al parecer se equivocaba. Squirtle, a pesar de las heridas por el ataque anterior se mantenía de pie, más por la determinación de proteger a su entrenador. Scyther levantó las cuchillas mostrando el filo de éstas, ya no sería un ataque de advertencia; iba a hacer el movimiento que pondría fin al combate. Presto para acabar todo con una Cuchillada fue directo a su rival, debido a su velocidad no tendría oportunidad de reaccionar.


    ¡Squirtle!—gritó Hiro al ver que su Pokémon sería atacado.​


    La tortuga presa del pánico se cubrió los ojos con sus manos; las cuchillas de Scyther brillaban con los pocos rayos de sol que se filtraban del dosel. La derrota parecía inminente, pero entonces ocurrió un milagro.



    * * * * * *​


    ¿Qué sucedió abuelo?—interrumpieron los chicos a la vez.
    No se impacientes—les respondió el abuelo.



    * * * * * *​


    En ese momento el instinto de supervivencia de Squirtle se hizo presente y de su boca salió un potente pero descontrolado Rayo Hielo que impactó de lleno en su rival. Ambos Pokémon salieron impulsados en direcciones opuestas, uno por la fuerza del ataque realizado y el otro por el impacto recibido. Todo transcurrió en escasos segundos lo que desconcertó a Hiro; Squirtle hacia esfuerzos en vano por ponerse nuevamente de pie, el ataque le había dejado muy agotado. Scyther al recibir la peor parte se encontraba en el camino tenía una capa de hielo en el pecho y en el lado derecho de su cuerpo, yacía debilitado.

    Hiro corrió hacia donde estaba su Pokémon y lo tomó en brazos; le preocupaba el estado en el que se encontraba, tenía que llevarlo pronto a un Centro Pokémon. Cuando iba a seguir por el camino se percató del estado en que se encontraba Scyther, si quería capturarlo esa era su oportunidad. De su bolso tomó una de las pokébolas que le había dado el profesor Oak y la arrojó hacia donde estaba el Scyther; al hacer contacto con su cuerpo se abrió y una luz roja absorbió al Pokémon para luego cerrarse y cayendo al suelo comenzó a agitarse. Una, dos; Hiro aguantaba la respiración, se agitó una tercera y última vez, fue en ese momento en que pudo respirar de nuevo. Por un golpe de suerte había logrado captura al Pokémon que le había salvado una vez y que hoy se había enfrentado en combate; al momento le restó importancia, algún día descubriría ese misterio.

    Con Squirtle en brazos y Scyther en una pokébola Hiro se apresuró en llegar a su próximo destino: Pueblo Plateado.



    * * * * * *​


    Niños, me siento un poco cansado, mañana continuamos la historia ¿les parece?
    No, abuelo—protestó Keita.
    Está bien, abuelo. Que descanses—se despidió la pequeña Sakura no muy contenta.
    Ustedes también, mis pequeños.
     
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    Thranduil

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    :o :o :o Me gustó este capítulo, se me había olvidado que la historia ocurría en el pasado, cuando había mucha desinformación sobre todo y me parece pertinente recordarlo en los capítulos, aunque sea de manera sutil como "Pueblo Plateado", imagino que aún no le alcanza para ser ciudad. Me agradó el contraste entre ciudad Verde y Paleta, siempre agradezco esa clase de descripciones que enriquecen de alguna forma el mundo que el escritor crea, me encanta.

    Por el lado de la historia, siento que tu protagonista se rindió muy fácilmente cuando vio cerrado el gimnasio, pensó en devolverse de inmediato a su casa, ¿tan pesimista es? Me sorprendió lo que hizo Squiertle, usar un rayo hielo, siento que es un movimiento poderoso, no tanto, para una etapa tan pequeña, no recuerdo si lo puede aprender de algunas forma, si lo pusiste es porque sí puede, pero me da la sensación de que ese rayo hielo ya lo sabía de antes o alguna particularidad tiene Squiertle para poder aprenderlo. Al parecer, Scyther no era tan fuerte o, vuelvo a lo de antes, Squiertle es más fuerte de lo que parece, imagino que Hiro va a tener problemas con la actitud de Scyther, éste no se va a dejar domar tan fácilmente. Esperaré para ver cómo lo maneja. Ciao.
     
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  9. Threadmarks: Capítulo V
     
    Plumas de Cuervo

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    • Saludos Thranduil y gracias por seguir leyendo. Veamos si puedo responder tus dudas sin adelantar mucho de la historia. En general se busca traer una imagen del pasado de como debió ser Kanto en sus inicios, por decirlo de alguna forma; romper un poco el paradigma de lo que se nos ha mostrado en el anime y quizás en el manga. Pienso que es lo que le da una imagen fresca al fiction a pesar de que estamos en una región por demás conocida y da la apariencia de ser una típica aventura Pokémon. En cuanto a Hiro tienes que recordar que es un chico de apenas 12 años que no conoce más mundo que Pueblo Paleta y sus alrededores y que hasta ese momento no había sentido estima por los Pokémon; es muy fácil rendirse y a veces volverse pesimista cuando te enfrentas a situaciones desconocidas, cuando lo que quieres parece desmoronarse al primer intento. Hay que ponerse un poco en sus zapatos para sentir todas esas cosas que va a experimental a lo largo del viaje. En cuanto a Squirtle es un Pokémon que nació en estado salvaje, sus padres posiblemente eran unos poderosos Blastoise; retomando un poco lo anterior sabemos que Rayo Hielo lo aprende por MT, es allí cuando nos preguntamos: cómo hace un Pokémon salvaje para aprender esos movimientos, o cómo lo hacían cuando no existían las MT. Scyther es un Pokémon fuerte, sólo que la suerte estuvo del lado de Squirtle que le permitió lanzar ese ataque; es un Pokémon con una historia interesante detrás de sí, no es un Pokémon cualquiera, debo aclarar. Ya en este capítulo verás de que está hecho ese Pokémon.


    Capítulo V

    Un nuevo día iniciaba en la región de Kanto, por entre las montañas comenzaba a asomarse el sol. El viejo se levantó temprano para poner en orden unos asuntos y preparar un nutritivo desayuno para sus nietos. Los niños despertaron cerca de las nueve de la mañana; estaban muy soñolientos y a la vez muy animados. La familia se sentó a la mesa a desayunar juntos.


    Niños, después de desayunar iremos a visitar a un viejo amigo que vive cerca—dijo el abuelo con una apacible sonrisa.
    ¿A quién visitaremos, abuelito?—preguntó la pequeña Sakura aún algo dormida.
    Es una sorpresa, ya lo sabrán.​


    Una vez terminado el desayuno los chicos fueron a vestirse y salieron de la casa. Tomaron por un camino que bordeaba el lago, fue una caminata relativamente corta; afuera corría una ligera y fresca brisa, el lago se mantenía en calma y como un espejo reflejaba el inmenso cielo azul. Al cabo de unos minutos llegaron a una casa en una colina cercana.


    Ya llegamos—anunció el abuelo.
    ¿Quién vive acá, abuelo?—interrogó Keita.
    Un amigo de la infancia, ya lo conocerán.​


    El abuelo llamó a la puerta y dentro se escuchó como si algunas cosas se cayeran, luego hubo silencio y la puerta se abrió apareciendo quien debiera ser el dueño.


    Hola, Samuel ¿Cómo te va?
    Muy bien, viejo amigo—saludó de forma entusiasta el dueño de la casa con un generoso apretón de manos— ¿Quiénes son éstos pequeños que te acompañan?
    Son mis nietos. Vengan chicos, saluden.
    Hola, niños. Déjenme presentarme, soy el profesor Samuel Oak.
    He leído mucho sobre Usted, profesor—Dijo Keita cuando se acercaba a estrechar la mano del profesor.
    Mi nombre es Sakura, profesor—dijo la pequeña de forma tímida.
    El gusto es todo mío; pero no se queden afuera, pasen.


    Los visitantes al entrar a la casa se encontraron en una acogedora estancia, con una decoración muy sencilla; demasiado para ser el hogar de una personalidad de la talla del profesor Oak. Pudieron notar algunas cosas fuera de lugar, quizás eso fue el ruido que escucharon antes.


    Disculpen el desorden, estaba jugando con el Muk de un chico del pueblo que se encuentra de viaje y creo que se nos pasó la mano—se excusó el profesor mientras colocaba en sitio en centro de mesa.
    No hay problema, Samuel.
    Aquí estás ‘pequeño’ travieso ¿no vas a saludar a las visitas?
    ¡Muuuuuuk!


    El Pokémon morado de apariencia gelatinosa se abalanzó sobre el abuelo dándole un cariñoso ‘abrazo’ que lo derribó al suelo.


    ¡Muk! ¿por qué siempre tienes que hacer lo mismo? Vamos, quítate de encima, por favor—el profesor regañaba al Pokémon mientras trataba de hacerlo a un lado.
    Que bienvenida tan calurosa, no me la esperaba.
    Disculpa a Muk. Es un chico muy cariñoso pero no sabe medir su fuerza, pero en el fondo es muy bueno.
    La verdad fue un episodio muy divertido, no todos los días recibes el abrazo de un Muk.
    Que Muk tan mono—dijo Sakura estirando la mano como queriendo tocarlo.
    Porque no van al jardín mientras preparo unas bebidas—sugirió el profesor.​


    Cuando alguien te menciona su jardín por norma te haces la idea de que es una pequeña área verde con algún que otro árbol y unas plantas ornamentales; pero la realidad es que al salir se encontraron ante una pradera amplia bordeada por una arboleda y un lago artificial en medio. En la pradera y en el lago se encontraban Pokémon de diferentes tipos, un fuerte ruido les llamó la atención y se giraron a ver.


    Mira, abuelo. Una manada de Tauros—señaló Sakura.
    ¿Serán salvajes?—preguntó Keita.
    ¿Verdad que son un espectáculo?—comentó el profesar que salía con la bandeja de las bebidas.
    La verdad que sí, Samuel.
    Todos los días me siento acá a verlos pasar, ayudan a despejar la mente. —suspiró el profesor.​


    En esos momentos pasaron cerca de nuestros amigos una pareja de Pokémon que daban la impresión de estar conversando.


    Abuelito, un Squirtle como el de la historia—señaló alegremente Sakura.
    ¿Historia?—preguntó el profesor un poco extrañado.
    Les estoy contando a los chicos una vieja historia.
    Es de un chico llamado Hiro y su Squirtle—intervino Keita.
    ¡Ah! ‘esa’ historia. Pues me gustaría escucharla a mí también.


    Después de que todos se sentaron cómodamente el abuelo continuó la historia donde la había dejado la noche anterior.



    * * * * * *​


    Después de su encuentro con Scyther, Hiro se apresuró a llegar al próximo pueblo con Squirtle en brazos que se encontraba seriamente herido; la espesura del bosque fue disminuyendo abriendo paso a claros en el bosque. El sol brillaba un poco más en el firmamento ahora que había salido de la galería alborada en la que se encontraba.

    Llegó a divisar una gran montaña que se erigía en el norte, a sus pies se encontraba cerca de una decena de pequeñas casas y algunas estructuras mayores; en pocos minutos ya se encontraba en la entrada de un pueblo que daba la apariencia de haber sido cincelado en la ladera de la montaña. Observó las edificaciones; algunas casas, un edificio amplio que se encontraba en construcción y el Centro Pokémon con su característico techo naranja.

    Hiro se apresuró a entrar, al hacerlo se encontró detrás del mostrador a una joven de cabellos rubios, de piel algo morena que al instante le observó con sus grandes ojos verdes como esmeraldas. Se percató del Pokémon que traía en brazos y fue a auxiliarlo.


    Hola, soy Ichika. La enfermera del Centro Pokémon de Pueblo Plateado ¿qué le ocurrió a tu Pokémon?
    Tuvimos un combate en el bosque y resultó muy mal herido —decía Hiro mientras sostenía con fuerzas a su pequeño amigo.
    No te preocupes, nosotros cuidaremos de él, no le pasará nada. Vamos a colocarlo en esta camilla y le daremos atención inmediata. —la chica tomó a la tortuga y la colocó de forma delicada sobre la camilla, se encontraba inconsciente y su respiración era agitada. Cuando se disponía a llevarse al paciente fue interrumpida por el entrenador novato.
    Disculpa, serías tan amable de encargarte también de él. —le hizo entrega de la pokébola que tenía a Scyther.
    Déjalo todo en mis manos. Espera en aquella sala —hizo una pausa—. Todo saldrá bien.​


    Hiro hizo lo que la enfermera le dijo y se sentó en el sofá de la pequeña sala. Estaba allí solo, al parecer en el Centro Pokémon no se encontraba nadie más. El tiempo parecía avanzar lentamente, la idea de que algo le pudiese ocurrir a su Pokémon tampoco ayudaba. Pasó cerca de una hora cuando Ichiko apareció frente a Hiro.


    Todo salió bien, las heridas eran menos graves de lo que parecían. Tu Squirtle se encuentra ahora descansado, para mañana debería estar totalmente recuperado.
    Muchas gracias, de verdad no sé cómo agradecerle.
    No tienes por qué hacerlo, es nuestro deber. Por cierto; es poco común ver a un entrenador novato como tú con un Pokémon como Scyrher, me extrañó mucho al sacarlo de su pokébola ¿dónde lo capturaste? Es muy raro verlos por acá
    Digamos que fue un golpe de suerte.
    ¿Golpe de suerte? —repitió la chica—. Es interesante, será una buena anécdota para el futuro. Por cierto, tendrás que pasar la noche acá hasta que tus Pokémon se recuperen; subiendo las escaleras a mano izquierda hay una habitación preparada, puedes usarla.
    Muchísimas gracias.


    Hiro subió hasta la habitación, tenía un aire campestre muy agradable y acogedor; dentro había una cama con una mesita al lado y un escritorio al frente. Una amplia ventana daba una vista perfecta de una de las laderas de la montaña. El sol comenzaba a perderse entre la cima. Hiro tomó la silla y se perdió en sus pensamientos mientras admiraba el paisaje que se encontraba afuera. El sol siguió su curso hasta que se perdió detrás de las montañas dando paso a la noche.

    Por más que trataba de conciliar el sueño no podía, una duda rondaba su mente desde hace horas ¿qué haría con Scyther? No cabía duda de que era un Pokémon muy fuerte, con experiencia en combate, y él apenas hace unas horas que se había convertido en entrenador. Sus pensamientos fueron divagando hasta que no pudo más y se quedó dormido donde estaba; al llegar la mañana fue despertado por el cantar de los Dodrio en la lejanía, a pesar de haber dormido poco no se sentía cansado. Se lavó la cara y los dientes y fue a ver como se encontraban sus Pokémon.

    La enfermera Ichiko ya lo estaba esperando con el desayuno servido; el ambiente estaba cargado con el aroma del café recién preparado y las tostadas.


    Buenos días, Hiro ¿cómo dormiste?
    Bien, gracias. Aunque me costó un poco conciliar el sueño. —mintió para ocultar sus preocupaciones.
    De seguro es por los nervios de enfrentarte a un líder de gimnasio. ¿Cuántas medallas tienes ya? —preguntó la enfermera mientras le servía una taza de café con leche.
    Ninguna —contestó tristemente—. Comencé mi viaje el día de ayer, al llegar a Ciudad Verde el gimnasio estaba cerrado.
    Nos han llegado ciertos rumores acerca de ese gimnasio, pero no dejan de ser rumores. Pero no te desanimes, hay muchos lugares donde puedes obtener algunas medallas. Después de comer te traeré a tus Pokémon.


    Hiro tomó su desayuno de forma pausada, aún las ideas de la noche anterior rondaban su cabeza. Se había dado cuenta de que no conocía a Scyther en lo absoluto, y eso era una clara desventaja. Recordó que entre las cosas que llevaba tenía un libro que había tomado de la escuela y que hablaba acerca de los Pokémon, pasó las páginas rápidamente hasta que llegó a la parte que hablaba de Scyther. Era una información muy básica que se hallaba en el libro, pero debería ser suficiente; nadie se había propuesto estudiar a los Pokémon más a fondo.

    La lectura subió un poco más su confianza, al menos tenía una pisca de conocimiento adicional acerca de su Pokémon. Cuando estaba dando el último bocado a su tostada apareció la enfermera con una bandeja y en ella dos pokébolas.


    Tus Pokémon ya están recuperados y listos para el combate.
    Gracias nuevamente.
    Si ya te sientes preparado podrás enfrentar al líder de esta ciudad. Podrás encontrarlo en la ladera oeste de la montaña, te será fácil reconocer el lugar donde tendrá el encuentro.


    Después de despedirse de la enfermera y agradecerle por enésima vez todo lo que hizo por él y sus Pokémon tomó el rumbo indicado. Las personas le veían pasar y hacían gestos con las manos saludándolo como si lo conocieran de siempre; al parecer Pueblo Plateado era un lugar tan agradable para vivir como lo era Paleta. Siguiendo por el sendero llegó a donde debería encontrarse el líder. La enfermera tenía razón, sería fácil de reconocer.
     
    Última edición: 21 Julio 2018
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    Thranduil

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    Holo!!!!!!!

    Bueno, no pasa mucho en este capítulo, pero siento que la historia sigue el curso lógico de un viaje de entrenador y me parece bastante pertinente que Hiro se pregunte qué hará con scyther, el es sólo un novato y no puede hacer mucho, tal vez scyhter ni siquiera tiene ganas de ir con él, muchas cosas deben pasar por la mente de Hiro. Me pregunto cómo será su enfrentamiento contra el líder, evidentemente no es Brock, tu fic esta basado en un tiempo pasado del mismo mundo del anime según lo que he entendido hasta ahora, a menos que Brock conozca el secreto de Ash para la vida eterna, por lo tanto el líder debe ser otro, quizás el padre de Brock, o la madre que estaba muerta y después apareció viva como si nada, u otra persona. Sin embargo, siento que es muy temprano para que Hiro se enfrente como si nada a un líder, bueno, puede hacerlo, pero no tiene las de ganar, sólo lleva dos días y ni siquiera ha entrenado, tal vez sea su primera derrota importante.

    No recuerdo haber visto errores ortográficos, pues me centré más en la trama de la historia, las descripciones las entendí muy bien, no sé si serán suficientes, pero no tuve problemas para imaginarme el pueblo o las reacciones de Hiro y la enfermera. Ciao.
     
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  11. Threadmarks: Capítulo VI
     
    Plumas de Cuervo

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    Bien, hoy decidí actualizar antes de lo acostumbrado para compensar un poco los retrasos con los otros proyectos que llevo en marcha. Vamos a comenzar respondiendo el único comentario que es de


    • Thranduil. Tarde o temprano se tiene que enfrentar a un líder, las primeras locaciones tán cerca así que no hay forma de atrasar mas lo inevitable, va a tener que afrontar su primer gran reto ¿de qué forma? pues eso lo verás en este capítulo. Ya después decidirás si estuvo bien o mal. Lo que si debo aclarar es que cada acción es necesaria, y todo pasa con un propósito.


    Capítulo VI

    El sendero terminaba a un costado de la montaña. Hiro quedo impactado al ver el enorme boquete que se abría paso hasta las entrañas de la montaña labrado en la dura roca; perfectamente cincelado no podía ser obra de ninguna máquina y mucho menos alguna persona. En la entrada dos altas columnas de granito lo recibían. Caminó lentamente por el pasillo que se extendía, a su paso veía como el interior de la cueva no poseía ningún tipo de soportes.

    Pasó su mano por la roca desnuda, se sentida cálida al tacto. Los pocos rayos del sol que iluminaban la cueva quedaron atrás, cuando pensaba que quedaría en penumbra dentro de esa cueva un amplio espacio bien iluminado apareció frente a él. Justo en el corazón de la montaña una gran galería había sido labrada en la madre roca. El tamaño le impresionó al momento, era muy amplia y el techo era elevado, casi se perdía en la oscuridad de la caverna. Unas luces en las paredes de la cueva brindaban la poca luz que había; miró a su alrededor tratando de buscar algo más pero al parecer era el final del camino ¿acaso sería esto el gimnasio? Pensó. De pronto una voz retumbo en todo el recinto sacándolo de su asombro.


    Al parecer has quedado impresionado, es la reacción típica de un novato.
    ¿Quién anda allí? —preguntó Hiro.​


    Detrás de una falsa pared de roca apareció un joven, daba la impresión de serlo por la silueta que se veía; cuando se acercó a la parte iluminada de la arena se pudieron distinguir sus rasgos. Caminaba con pasos despreocupados, con las manos dentro de los bolsillos de su pantalón beige; llevaba una chaqueta gris y su cabello castaño en punta como si nunca lo peinara. A medida que se acercaba más a la luz y se pudieron distinguir sus ojos café, le dedicó a Hiro una mirada profunda.


    Mi nombre es Flint, soy el líder de este gimnasio ¿Y tú quién eres?
    Soy Hiro, vengo desde Pueblo Paleta y quiero desafiarte.
    Un gusto conocerte, Hiro. ¿Crees tener lo necesario para desafiarme?
    La verdad no lo sé, ni yo mismo estoy seguro de lo que soy capaz. Pero es no me impedirá intentarlo.
    ¡Esa es la verdadera actitud de un entrador! —soltó una sonora carcajada que retumbó por toda la galería— Si estás preparado podemos comenzar de inmediato con nuestro combate.


    Aplaudió dos veces y la galería se iluminó aún más; pudo detallar que en el piso había unas marcas pintadas. Desde la falsa pared apareció otro hombre, un poco más bajo vestido de forma elegante. Flint le indició que se colocara en una de las marcas y él hizo lo propio del lado contrario. La tercera persona en la galería tomó posición en medio de ellos para luego dirigirse a ambos.


    Yo seré el Juez. Las reglas son sencillas. Será un combate dos contra dos, perderá la primera persona que se quede sin Pokémon. El retador hará el primer movimiento ¿entendido?
    ¡Si! —dijeron al unísono.
    ¿Retador está preparado?
    ¡Sí! —respondió Hiro.
    ¿Líder está preparado?
    ¡Comencemos! —respondió Flint sacando sus manos de los bolsillos.
    ¡Por el poder conferido a mi persona por la Liga Pokémon de Kanto declaro oficial este combate por la Medalla Roca del gimnasio de Pueblo Plateado! ¡Comiencen!
    ¡Ve Squirtle! —Hiro llamó a combate a su compañero.
    ¡Vamos Geodude! —el líder hizo su movimiento lanzando la pokébola al centro de la arena.​


    La pequeña tortuga fue la primera en salir al combate, ante ella tenía un Pokémon en forma de piedra con dos brazos que golpeaban el suelo para mostrar su fuerza. A primera vista su Pokémon tenía ventaja sobre el líder, pero no tendría que confiarse si esperaba tener un resultado favorable. El momento del primer ataque llegó.


    Squirtle, ataca con Burbuja.
    ¡Protégete con Rizo Defensa, Geodude!


    Al momento que el Pokémon acuático atacó Geodude comenzó a girar sobre su eje; las burbujas que debieron hacerle algún daño considerable estaban rebotando en su cuerpo rocoso.


    ¡No puede ser! —gritó Hiro asombrado.
    ¿Sorprendido? —el tono de Flint tenía un dejo de burla— Como líder de gimnasio es mi obligación convertir las debilidades de mis Pokémon en fortalezas.
    Ya veo. Con que así son los combates en la liga. Pues daremos nuestro mejor esfuerzo. ¡Squirtle, usa Burbuja con más potencia!
    ¡Geodude, Rizo Defensa!


    A pesar de que el ataque fue más fuerte y dio un impacto directo la defensa de Geodude lo anuló nuevamente. Ahora era el turno de Flint de contraatacar.


    Vamos a ponernos serios. Geodude, usa Embestida.
    ¡Refugio, Squirtle!


    El Pokémon roca embistió con todo su cuerpo arrojando lejos a su rival quien quedó dando vueltas sobre su caparazón, en el cual estaba oculto.


    ¿Estás bien, Squirtle?
    ¡Squir, Squirtle! —respondió el Pokémon al momento en que asomaba el resto de su cuerpo.
    Esto aún no se acaba. ¡Burbuja nuevamente! —ordenó Hiro a su Pokémon bastante animado.
    La verdad es que no aprendes. Rizo Defensa, Geodude.


    Geodude intentó repeler el ataque nuevamente pero esta vez su defensa no fue tan efectiva, a pesar de recibir un impacto directo el daño causado fue mínimo.


    ¡Geo…Geo! —repetía el Pokémon que se encontraba algo aturdido.
    Tranquilo, Geodude. Tan sólo fue un salpicón. ¡Ataca con Embestida!
    Usa Embestida también, Squirtle.


    Ambos Pokémon chocaron con sus cuerpos al rival, pero fue la pequeña tortuga quien llevó la peor parte. No se podía negar que ambos Pokémon estaban dando todo de sí por sus entrenadores; respiraban de forma agitada, más que de fuerza era un combate de voluntades.


    Levántate, Squirtle y usa Burbuja con todo lo que tengas.
    Protégete con Rizo Defensa nuevamente, Geodude.
    Más poder, Squirtle. —alentaba a su Pokémon a continuar su ataque.
    Resiste, Geodude.


    Ambos entrenadores animaban a sus Pokémon durante el fiero combate. Las burbujas que salían de la boca de Squirtle aparecían en mayor cantidad, aunque Geodude trataba de repelerlas girando rápidamente muchas de ellas hacían blanco en su cuerpo. Las burbujas comenzaron a fusionarse hasta que se convirtieron en un potente chorro de agua que lanzó a Geodude fuera de la plataforma quedando éste debilitado. Las Burbujas de Squirtle se habían convertido en una potente Pistola de Agua.


    Geodude, no puede continuar. La victoria es para Squirtle. —anunció el juez.
    Lo hiciste muy bien, compañero. —el líder llamaba a su Pokémon de regreso a la pokébola.
    Sabía que podías, amigo. —Hiro alentaba a su Pokémon después de ese combate.
    Debo confesar que te sobreestimé un poco por ser un novato, pero no volverás a tener la misma suerte con mi siguiente Pokémon. ¡Aparece Onix!


    El suelo comenzó a temblar de pronto bajo los pies de Hiro y de la tierra apareció una serpiente de roca tan grande como cuatro personas una sobre otra. Lanzó un poderoso rugido que hizo temblar toda la galería.


    Fue una suerte que tu Pokémon aprendiera Pistola de Agua durante el combate, pero ese truco no te será útil de nuevo. —el líder hablaba con total confianza.
    No nos rendiremos tan fácil. ¡Squirtle, Pistola de Agua con todo lo que tengas!


    Un chorro de agua salió de la boca de la tortuga directo a su rival quien no se inmutó recibiendo el ataque directamente; pero no le afectó en lo absoluto.


    Te advertí que ese truco no funcionaría nuevamente. —con ese comentario del líder Hiro perdía confianza en sí mismo.​


    El movimiento más efectivo de Squirtle no era rival para la serpiente rocosa, se sintió en ese momento entre la espada y la pared. Recordó en ese momento el ataque que debilitó a Scyther en el bosque, era una apuesta muy arriesgada pero debía intentarlo.


    ¡Ataca con Rayo Hielo, Squirtle!
    ¡Atadura, Onix! —ordenó rápidamente el líder.​


    Antes de que pudiese atacar su cuerpo fue rodeado por su rival, como si se tratase de una boa envolvió su pequeño cuerpo de tal forma que le costaba respirar. Squirtle trataba de librase de aquella trampa mortal pero le era imposible. Por la falta de oxígeno perdió la consciencia.


    Squirtle no puede continuar, la victoria es para Onix. —anunciaba el juez— A cada uno le resta un Pokémon.
    Regresa, amigo. Lo hiciste muy bien. —un rayo rojo absorbió al Pokémon devolviéndolo a su pokébola.​


    Era obvio que a Hiro le quedaba un Pokémon, pero ese Pokémon era Scyther, con el cual nunca había combatido y no se sentía capaz de controlarlo. Sus dedos toqueteaban la pokébola sin atreverse a tomarla. Se debatía entre correr el riesgo o abandonar su sueño.


    ¿Tan rápido te rindes o es que no tienes otro Pokémon? —habló el líder sacando a Hiro de sus pensamientos.
    No pienso rendirme, es que…
    ¿Entonces? —el tono de impaciencia hizo que Hiro tomara una decisión precipitada.
    ¡Ve, Scyther! —llamó Hiro a su Pokémon arrojando la pokébola a la arena.​


    La mantis hizo acto de presencia blandiendo sus guadañas, cuando se percató del rival que tenía en frente lo miró fijamente desafiándolo.


    Vaya sorpresa. Pero no será suficiente para vencerme. —El líder hablaba con total confianza— ¡Onix, usa Atadura!
    ¡Esquívalo Scyther! —ordenó Hiro recordando lo que acababa de ocurrir en el anterior combate.​


    Scyther ignoró la orden de su entrenador y permaneció inmóvil mientras la serpiente de roca se abalanzaba sobre él presta para darle el abrazo mortal. Cuando estaba a punto de rodearlo el Pokémon desapareció dejando desconcertado tanto a su rival como a los presentes.


    ¡Pero que…! —exclamó el líder al ver lo ocurrido.​


    Y así como desapareció la mantis reapareció a espaldas de su rival. Onix hacia esfuerzos en vano por quitar al intruso de su espalda quien seguía firme. Scyther levantó una de sus cuchillas listo para atacar; la cuchilla cayó justo en la base del cuello causándole un gran dolor a la serpiente de roca que se retorcía aún más. Parecía que la mantis había enfrentado antes a algún Onix y conocía sus debilidades. Hiro le gritaba que se detuviera pero no le hacía caso. Una y otra vez las cuchillas hicieron blanco, los gritos de Onix eran cada vez más lastimeros.

    Lo que tanto había temido Hiro se estaba haciendo realidad; Flint y el juez permanecían inmóviles observando aquella brutal escena. Scyther estaba fuera de control. La gran serpiente no aguantó más y se desplomó en mitad del campo; antes de terminar de tocar el suelo Scyther saltó y cayó a un lado de su rival que yacía ahora totalmente debilitado. Un silencio se hizo en la caverna.


    Regresa, Scyther. —la mantis fue absorbida por la pokébola, Hiro ahora que la tenía en la mano la veía fijamente. En ese momento el líder le hace una señal al juez, quien se dirigió a los presentes.
    Onix ha quedado fuera de combate. La victoria y la Medalla Roca son para el retador Hiro de Pueblo Paleta. —declaró el juez.
    No… pero… —titubeó Hiro— No ha sido una victoria justa, no la merezco.
    Una victoria es una victoria —decía Flint acercándose a Hiro— Tu desempeño con Squirtle fue formidable, y a pesar de que sabías que no podía controlar a Scyther decidiste llamarlo al combate porque estabas determinado a no rendirte. Observa bien ésta medalla —le decía mientras colocaba un pequeño objeto en su mano— la Medalla Roca representa la determinación y la fortaleza, y eso es lo que demostraste hoy. Es un honor para mí hacerte entrega de este reconocimiento, has dado tu primer paso dentro de la Liga Pokémon.
    Gracias, pero igual siento que no la merezco. —decía Hiro mientras observaba el pequeño objeto en su mano.
    No te preocupes por eso. Tienes un largo camino por delante. Si lo deseas cuando seas más fuerte puedes regresar y tendremos una revancha ¿qué dices?
    Me parece bien. Hasta pronto, Flint.
    Hasta luego, Hiro. Y recuerda, no abandones tus sueños.
    No lo haré. —Hiro se despedía con un gesto de manos mientras abandona el gimnasio.​


    Con la medalla Roca en sus manos abandonó el gimnasio; por dentro sentía una mezcla de alegría y desilusión por lo ocurrido en su primer combate oficial. Squirtle había dado lo mejor de sí, en cambio Scyther a pesar de darle la victoria le dejó un mal sabor de boca por no poder controlarlo durante su combate. Flint tenía razón, aún tenía mucho camino por delante, no era el momento de rendirse.



    ******​



    Bueno niños, ya es hora de regresar a casa. —anunció el abuelo.
    ¿Tan pronto abuelo? —Keita se quejó ya que se sentía a gusto.
    Sí, me imagino que Samuel tendrá cosas que hacer así que no lo podemos molestar.
    Ha sido una gran historia, no me cansaría de escucharla. —dijo el profesor poniéndose de pie.
    Lo se Samuel, lo sé. Chicos despídanse.
    Hasta luego profesor Oak. —se despidieron ambos chicos.
    Nos vemos niños, pórtense bien.

     
    Última edición: 21 Julio 2018
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  12.  
    Thranduil

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    Mmmmmm.....mmmmm....

    Holo, vine a comentar otro comentario :D (creo que en el otro fic no te saludé xd) Bueno, el detalle de una gimnasio como una caverna me encantó, fue un detalle interesante, supongo que al ser pueblo no hay tanto dinero como para hacer aún el edificio y la Liga no es tan oficia y reguladora como en el presente. Supuse que sería Flint el líder, en el anime como que los puestos de líder se heredan un poco.

    La batalla, creo que esperaba algo más estratégico o quizás desafiante por parte de Flint, pues no hizo nada para que Onix intentase sacarse al scyther, sólo que quedó mirando. Además, me pareció mucha casualidad que scyther justo supiese dónde atacar a onix, si bien no se me hubiese ocurrido otra forma de ganar dentro del contexto que presentas en la historia, hubiese esperado algo más sorprendente, esos giros inesperados, no una casualidad que le da el triunfo. Pero bueno, es tú historia, después de todo, si es posible que scyther supiese cómo hacerlo, por haber dado a entender lo salvaje y heridas del pokémon.

    Bueno, no sé si con lo que dije estaré escupiendo al cielo, quizás me vuelva a tragar mis palabras, pero me pareció pertinente decirlo. Veré cómo sigue el transcurso de la historia. Ciao
     
  13.  
    Plushy

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    Y medio año después... :D
    Apoco no soy besto mod evur? :dancecat:
    Ese que es súper activo, participativo y agradecido :dancecat::dancecat::dancecat:

    En fin, a lo que me truje.

    Me han llegado Flashbacks aunque no precisamente los de Vietnam y que si bien no recuerdo casi nada de la historia pasada (tristemente como para poder hacer las comparaciones sobre la mejora de aspectos trama-redacción) sí que me queda el deja-vú de la historia. Me agrada el tono bastante suave para la historia, cosa que se agradece en contraposición de otras historias más oscuras que ando leyendo. Y el que los capítulos sean cortitos también contribuyen a que sea fácil y ameno de leer.

    Puede que por sí misma la idea de "sí, otra aventura pokémon como ya la has visto en 27121926125126128 fics" no sea muy atrayente que digamos, pero esta tiene la curiosidad de estar situada en en pasado, digamos, en el equivalente a los años... ¿40? del mundo real. Me quedé en el capítulo IV pero sí debo hacer una observación al respecto. Entiendo que la historia tiene cierto corte minimalista en cuanto a descripciones en pos de mantener una narración lo más sencilla posible y evitar que los capítulos queden demasiado largos, pero creo que al setting del universo si le faltan pequeños detalles para saber que la historia se ubica en el pasado. Por ejemplo en la parte donde se habla de que Hiro comenzó a leer más para documentarse creo que se pudo haber agregado algo como "por las noches encendía el quinqué para leer" o remarcar que tenía que conseguir leña para encender la estufa. Detalles mínimos que nos permitan ubicar el tiempo porque ignorando el hecho de que aparece un Oak veinteañero hasta donde leí fácilmente podría sobreentender que la historia es presente o a ocurrido hace muy poco.

    Algo similar pasa con lo de las pokébolas. Si bien se entiende que esta historia no tiene nada que ver con el anime y que este dato sólo es obtenible en una de las películas, se sabe que los primeros modelos de pokébola eran más mecánicos y tenían una como válvula arriba para abrirlas y liberar al pokémon. No digo que forzosamente se tiene que emplear ese modelo en la historia pero a lo que voy es que creo que sí faltan algunos detalles que permitan determinar el tiempo en que pasa el fic.

    De ahí en fuera hay mucha dulzura en el relato, sobre todo en la relación de Hiro con su nuevo Squirtle y el cómo tener una meta lo está ayudando a salir de las trancas mentales que tenía.

    Espero no tarde otro medio año en ponerme al corriente con lo que falta xD
     
  14.  
    Plushy

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    Ok ya pensando lo de las fechas puede que haya exagerado un poco con el ejemplo del quinqué pero sigo manteniendo que le faltan algo más de detalles retro a la historia.

    El combate me ha parecido adecuado siendo que Squartle solo tiene una batalla de experiencia y que sus ataques han sido un poco más la desesperada que por ser un guerrero nato, aunque algo más de entrenamiento a conciencia a futuro no vendría mal y no aparentar que al pokémon le caen los ataques por gracia divina. Normal que no supiera controlar al Scyther y de milagro que no se le fue encima al pobre chico. De hecho pensé que se la iban a hacer de tos con lo de la medalla pero me dio gusto que se la dieran porque a final de cuentas fue correr un riesgo... aunque lástima para el Onix xD

    Y oww... el cameo de Muk... nice, aunque si esto está ambientado en el mundo del anime no estaría mal investigar ciertos detallitos del mismo como el que mencioné de las pokébolas para mantener cierta coherencia con el universo.
     
  15. Threadmarks: Capítulo VII
     
    Plumas de Cuervo

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    • Thranduil mi fiel lector. Me encanta que te haya encantado el detalle de la cueva, quise cambiarlo un poco a lo que conocemos y volver ese gimnasio más a su 'origen'. El colocar a Flint como líder también fue para darle un toque familiar y que se viera que tan atrás en la historia se iba, pero debo recordar que hay personajes y sucesos un poco atemporales, pienso que eso le da un toque especial a toda la historia. En cuanto al combate creo que no hay mucho que hacer cuando te enfrentas a un rival con semejante fuerza, por el daño recibido dificilmente Onix hubiese obedecido. No olvides que Scyther es un Pokémon salvaje, y lo que menos que hay que olvidar es esa cicatriz que lleva en el rostro; ha vagado por mucho tiempo, posiblemente se ha conseguido con varios Onix y sabe como vencerlos. Los hechos acá presentados tienen un trasfondo, no puedes dar todo por obvio. La Medalla Roca tiene un significado, así como todas las demás medallas, que se verá más adelante.
    • Plushy Berry me agrada que te den esos 'deja vu' porque te mantendrán pegada a la historia y ver como sigue. Han habido cambios significativos entre la primera versión y esta que estoy presentado; principalmente en las descripciones. Me alegra de verdad dar esa impresión de que no es una historia como cualquier otra que se ha contado infinitas veces, porque el centro de esta historia no es el viaje Pokémon y ganar todas las medallas, la historia se trata de Hiro. En cuanto a la hubicación pueden ser unos 40 o 50 años en el pasado; aunque hay varias situaciones y/o personajes que son atemporales —creo que ya había advertido que burlaría las leyes de la física—. En cuanto a los detalles del pasado trataré de agregarlos un poco, pero no serán tan arcaicos. Con respecto a las pokébolas, me ubico más bien en un tiempo donde apenas se están desarrollando, son la nvoedad del momento —adiós Bonguris—, quise eliminar también el uso de la Pokédex para que se distinguiera de las demás historias. ¿A poco no es interesante un viaje sin una voz electrónica que te diga datos de los Pokémon?[/justify]
    • Respondiedo a Plushy Berry segunda parte. Los combates son más acierto y error, tienes un parte de la información y tienes que ver que haces con ella. Lo de la medalla fue un gesto de Flint, las reglas te dice que debes de vencer al líder para obtenerla, Hiro no hizo trampa ni ningún mñetodo sucio para obtenerla, por lo que se considera legal; no fue un combate justo, tampoco el más idóneo, pero no cambia el resultado. Además de que Flint le deja las puertas abiertas para un revancha. Interesante ¿no? Soy culpable, no pude evitar incluir ese guiño con Muk, como olvidar al tierno Muk, lo mejor que ha tenido el anime. Pero no te preocupes, no hay salsas en el futuro. No en mi guardia.[/justify]


    Capítulo VII

    Abuelito ¿qué sucedió después en la historia? —preguntó la pequeña Sakura cuando llegaron a casa.
    Como aún es temprano les contaré un poco más, y después todos a la cama ¿entendido?
    ¡Si! —gritaron ambos niños.

    * * * * * * * * *​

    Hiro salió del gimnasio con una mezcla de sentimientos, la mayor parte de su ser sentía una gran decepción por esa injusta victoria que había conseguido; mientras que una pequeña parte se sentía contento por su primer gran logro. Nunca pensó que Scyther se comportaría de esa manera y eso lo había desconcertado, se preguntaba si sería capaz de conseguir que ese Pokémon le obedeciera, en caso de no lograrlo no tendría más opción que liberarlo. Nada más pensar separarse del Pokémon le ponía triste.

    Lentamente caminaba por las sencillas veredas de Pueblo Plateado con la pokébola de Scyther entre las manos meditabundo. Lo importante ahora era que atendieran al pequeño Squirtle, ya conseguiría la forma de solucionar el problema del rebelde Pokémon.

    Ichiko lo vio entrar cabizbajo, pensó que no había conseguido la victoria deseada pero pudo percatarse del leve resplandor de la Medalla Roca; no quiso molestarlo con preguntas por lo que sólo se dedicó a atender a la pequeña tortuga que estaba muy mal herida.

    En menos de una hora el mundo de Hiro había dado un giro trepidante, demasiado que asimilar para un niño que apenas estaba descubriendo el mundo. Decidió pasar la noche en el Centro Pokémon, para que Squirtle pudiese recuperarse y también para ver si la noche se llevaba sus turbios pensamientos.

    Por más que lo intentó no pudo apartar las ideas de su mente, el sol comenzaba a ocultarse tras la montaña así que decidió dar una vuelta por el pueblo. Hacía una brisa bastante agradable, en las calles aún había personas que iban y venían de su jornada laboral o sus quehaceres diarios, saludaban al chico como si lo conocieran de toda la vida. El pueblo era casi tan pequeño como Paleta, así que recorrerlo no le llevó mucho tiempo. Se detuvo frente a una edificación en construcción en la que se podía ver un letrero que decía: “Aquí se construye el Museo de Ciencias Naturales de Pueblo Plateado — Próxima inauguración”. La idea de que se construyera un museo de este tipo tan cerca de su pueblo le parecía una idea estupenda, por un momento los problemas abandonaron su mente y se hacía la idea de venir a visitarlo con sus abuelos cuando ya estuviese abierto al público; se preguntaba qué cosas maravillosas exhibirían una vez estuviera abierto.

    Siguió caminando hasta que llegó a una pequeña fuente y se sentó por un momento, pudo observar como algunas madres daban un pequeño paseo con sus hijos, también había personas que estaban acompañados de sus Pokémon. El cielo se tiñó de naranja, la noche estaba próxima, era tiempo de regresar al Centro Pokémon. Cuando llegó la noche Hiro se encontraba tendido sobre su cama viendo al techo, afuera la luna se mostraba en todo su esplendor, parecía una perla contra el manto negro estrellado de la noche; la luz de la luna iluminaba la habitación. Con la Medalla Roca entre sus manos se preguntaba si los demás líderes serían igual o más fuertes que Flint, también pensaba en la cantidad de retos que le estarían esperando de continuar su viaje, no pudo faltar ese sentimiento de aprehensión de dejar todo y regresar con sus abuelos. Y así fue como se quedó dormido mientras pensaba.

    La mañana comenzó con el típico canto de los Dodrio saludando al sol, cantos que despertaron a Hiro. Luego de asearse y cambiarse de ropa bajó a la recepción donde encontró a la enfermera Ichiko con la pokébola de Squirtle totalmente recuperado. Sacó a ambos Pokémon para que comieran algo antes de continuar su viaje. La mente de Hiro se sentía mucho más despejada por lo que disfrutó cada bocado de la comida. Scyther se notaba tranquilo, no era ni la sombra de ese ser sin compasión que había luchado ayer. Después de comer y preparar sus cosas se despidió de Ichiko para continuar su viaje. Su próximo reto se encontraba al otro lado de la montaña: el Gimnasio de Ciudad Celeste, pero antes tendría que cruzar por un terrero poco conocido y lleno de leyendas: el Monte Luna.

    El camino que sale del pueblo por el oeste lleva por un sendero al pie de la montaña; era cerca de media mañana cuando inició su marcha, entre las montañas el clima era bastante favorable lo que hizo más agradable la caminata. El valle que tenía a su derecha estaba cubierto de frondosos árboles, desde donde se encontraba podía observar algunos Pokémon salvajes como Butterfree, Weedle y Beedrill; comunes en ese tipo de ambiente. Después de dos horas de caminata el valle había quedado atrás y ahora se encontraba internado en la montaña rodeado de empinadas cuestas, un paisaje rocoso era todo lo que podía ver.

    El camino se fue haciendo cada vez más ancho hasta que llegó a una depresión entre las laderas, observó un columna de humo que se alzaba entre las rocas, al cruzar un recodo vio que provenía de una cabaña al lado de la entrada de la cueva que se internaba entre la montaña. A medida que se acercaba se fijó que en la entrada había una mujer morena, probablemente casi de treinta años, de cabellos castaños recogidos con una cola de caballo, vestía jeans algo desgastados y camisa a cuadros, sus ojos café oscuro podían parecer negros desde la distancia, cosa que no era tan fácil de distinguir por los lentes que usaba. La joven mujer al ver que alguien se acercaba decidió saludar.


    ¡Hola! —saludaba efusivamente mientras agitaba su mano en el aire.
    Buenos días. —Hiro respondió el saludo con cortesía.
    Es extraño ver a alguien por estos lares, y más si es un niño ¿qué te trae por acá?
    Soy entrenador Pokémon, comencé hace poco mi viaje.
    ¿Entrenador? Vaya, que interesante. ¡Pero que cabeza la mía! —Exclamó la mujer mientras se daba un pequeño golpe en la frente— Tanto tiempo sola ha hecho que se me olviden los modales. Déjame presentarme, mi nombre es Caroline y soy investigadora. —decía a la vez que estiraba la mano.
    Mi nombre es Hiro, vengo de Pueblo Paleta. —se presentó Hiro para luego estrechar la mano de la investigadora.
    No nos quedemos afuera, ven y te invito alguna bebida.


    El interior de la cabaña era acogedora a pesar de ser muy sencilla, tenía un aire campestre debido al mobiliario hecho de madera con acabados rústicos. Era una vivienda de un solo ambiente; con una pequeña sala donde se encontraba una mesa repleta de papeles, en una esquina la cama aún desordenada, la cocina con una vieja estufa y la chimenea encendida para mantener la temperatura dentro.

    Caroline se acercó a un pequeño refrigerador y sacó una jarra para luego servir en un par de vasos el juego de frutas que contenía, entregando luego uno de los vasos a Hiro quien lo probó después de agradecerle por tan refrescante bebida. La investigadora retiró de una de las sillas un montón de papeles, posiblemente de las investigaciones que venía realizando para poderse sentar, y así continuaron la conversación.


    Estoy investigando una leyenda local. —comenzó a decir la mujer— Se cuenta que hace siglos llegaron desde el espacio unos seres, las personas que habitaban por esta zona en esa época los bautizaron como ‘Clefairy’. Desde entonces se ha documentado que habitan en algún lugar de Monte Luna y se les ha considerado como Pokémon desde entonces. Son pocas las personas que han podido verlos —prosiguió luego de dar otro sorbo— y todavía aún menor los que han podido capturar a uno; todo eso es de hace mucho años y como no se tienen pruebas de sus existencia se consideran una leyenda o un Pokémon espejismo, como prefieras llamarle.
    ¿En serio hay criaturas del espacio? —preguntó Hiro con cara de asombro ante la historia.
    Sí, es lo que quiero demostrar. Pero desde que estoy acá es muy poca la información que he podido obtener, son seres muy escurridizos.
    ¿Has tenido contacto con alguno?
    No, la verdad es que no. Pero en las noches de luna llena se pueden escuchar unos cánticos provenientes de la cima de la montaña. Aunque no los haya visto con mis propios ojos es prueba más que suficiente para mí para asegurar que son reales.
    Te deseo mucho éxito en tu investigación, muchas gracias por la bebida pero debo continuar mi camino hacia Ciudad Celeste.
    No te preocupes, yo también te deseo mucha suerte en tu aventura. Te daré un presente por tu visita, te será muy útil. —dicho esto tomo una linterna y se la entregó a Hiro— Hay partes en la cueva que no están iluminadas, te será muy útil. Procura no salir de la cueva principal, podrías perderte.
    Gracias nuevamente, hasta luego.


    Después de despedirse de la joven científica se plantó frente a la entrada de la cueva, respiró profundo y sacó de su pokébola a Squirtle; le vendría bien un poco de compañía en aquel lugar desconocido. Se internaron en la galería principal, los rayos del sol apenas si se adentraban unos cuantos metros de la entrada. La cueva estaba en calma, los únicos ruidos que se escuchaban además de las pisadas era el agua que se filtraba desde el techo. Squirtle se mantenía sereno sobre el hombro de Hiro a medida que caminaban. Una hilera de focos iluminaba levemente el interior de la cueva. Pasaron así cerca de diez minutos sin novedad alguna, de pronto Squirtle comenzó a ver alrededor como si buscase algo.


    ¿Pasa algo amigo? —le preguntó Hiro como si pudiese responderle.
    ¿Squirtle? — fue la respuesta del Pokémon que se encontraba algo nervioso.
    No hay nada de qué preocuparse, continuemos.


    Hiro no se percató al momento, pero cerca de ellos entre las rocas una sombra los seguía desde que se internaron de la cueva. Ajenos a lo que ocurría alrededor continuaron su camino hasta llegar a una amplia galería totalmente iluminada; del techo colgaban unas majestuosas estalactitas, habían lugares donde parecían casi tocarse con las estalagmitas que ascendían desde el suelo. En la pared de la cueva se podía observar el leve resplandor de cientos de pequeñas gemas de colores que resplandecían gracias a la luz artificial. Se encontraban admirando el espectáculo que les ofrecía la cueva cuando de pronto una voz llamó la atención de ambos.


    Miren lo que trajo el Zubat. —se escuchó una voz de entre las sombras.
    Un apetitoso insecto. —otra voz se unía a la primera.
    ¿Quiénes son? ¡Salgan y den la cara! —reclamaba Hiro mientras iluminaba con la linterna la parte sombría de la galería.
    Nuestros nombres no te servirán de mucho. —dijo la primera voz.
    Pero tus Pokémon no serán muy útiles. —acompañó la segunda.​


    Desde la sombras emergieron dos chicos un poco más mayores que Hiro; por el parecido del rostro se podía decir que eran gemelos salvo por el color del cabello. Ambos lo tenían desordenados, el de la izquierda tenía el cabello de un rojo escarlata mientras que el de la derecha lo tenía gris claro; miraban fijamente a Hiro con sus ojos negros como la noche. Se acercaban lentamente, el temor hacia que Hiro retrocediera con cada paso que daban.


    Mi nombre es Hatsunetsu. —se presentó el chico de la izquierda y cabellos rojos.
    Y yo soy Kōrudo. —habló el chico de cabellos blancos.
    ¿Qué es lo que quieren? Déjennos en paz. —Hiro retrocedió dos pasos.
    ¿Acaso no es obvio?
    ¡Queremos tus Pokémon! —completó la frase el hermano— ¡Sal, Jynx!
    ¡Vamos, Magmar!


    Frente a Hiro aparecieron dos Pokémon que no había visto nunca; uno tenía forma humanoide con lo que parecía ser un vestido largo rojo y cabello rubio largo, el otro era una criatura de fuego con llamas por todo su cuerpo y lo que sería la boca era como un pico plano. Hiro no se sentía preparado para una batalla en esas condiciones y en ese lugar, mucho menos enfrentar a dos rivales. A los hermanos estaba más que claro que no le importaban si tenía o no experiencia, su única motivación era robar sus Pokémon.


    ¡Ascuas, Magmar! ¡Jynx, Nieve Polvo! —ordenaron los gemelos al unísono.​


    La primera reacción de Hiro fue correr en la dirección contraria, por el mismo camino por donde había venido; pero en ese momento una sombra pasó a su lado y con una especie de campo de fuerza detuvo ambos ataques y los devolvió causándoles daño a los atacantes. Era una criatura regordeta de color rosa con una amplia sonrisa en su rostro. Hiro ya la había visto antes, entre los documentos que tenía Caroline en su cabaña.


    ¿Clefairy? —dijo Hiro confundido.
    ¡Clefairy! —la criatura regordeta repetía su nombre a la vez que daba brincos.​


    Clefairy volteó a ver a los atacantes y la sonrisa de su rostro desapareció, en su lugar ahora tenía una expresión que detonaba todo el enojo que tenía en ese momento. Tal vez, solo tal vez podría dar un giro a la situación; sin pensarlo llamó a Squitle a combate.


    ¡Squirtle, usa Burbuja en Magmar!
    ¡Magmar, Pantalla Humo!


    La parte de la cueva en la que se encontraba se llenó de una espesa humareda negra que dificultaba la visibilidad, la tortuga efectuó su movimientos pero sin la certeza de que había alcanzado su objetivo. La cortina de humo fue desapareciendo, Hiro pudo ver al Clefary en combate cerrado con el Jynx, pero Magmar había desaparecido.


    ¡Magmar, Puño de Fuego! —el Pokémon ígneo apareció entre la humareda.
    ¡Protégete con Refugio, Squirtle! —alcanzó a ordenar Hiro como última medida.​


    El Pokémon ígneo golpeó con tanta fuerza a la tortuga que la arrojó lejos, a pesar de estarse protegiendo dentro de su caparazón recibió bastante dañe, pero aún se mantenía en la pelea. Por el otro lado Clefairy mantenía una lucha feroz con Jynx intercambiando ataques sin cesar. Squirtle se veía agotado, pero no se rendiría tan fácilmente.


    ¡Magmar, Ascuas!
    ¡Esquívalo y usa Pistola de Agua con todo lo que tengas! —contraatacó Hiro.
    ¡Protégete con Pantalla de Humo, Magmar!


    Squirtle lanzó un potente chorro de agua antes de que su rival desapareciera detrás de la densa niebla recibiendo de lleno el ataque en el pecho lanzándolo contra la pared de la cueva, cayendo debilitado. Del otro lado Clefairy arremetía con una serie de bofetadas que tenían a Jynx indefenso, luego con un extraño poder lo levantó arrojándolo al mismo lugar donde se encontraba Magmar, ambos Pokémon quedaron fuera de combate.


    ¡Si! Los vencimos. —gritó Hiro eufórico.
    ¡Clefairy! ¡Clefairy! —el Pokémon rosa también celebraba la batalla.
    ¡Esto no se quedará así! —dijo uno de los hermanos.​


    Derrotados y sin lograr su objetivo los gemelos llamaron de regreso a sus Pokémon y desaparecieron no sin antes lanzar una serie de improperios contra Hiro, Clefairy no dejaba de saltar y danzar, al parecer la situación le parecía de lo más divertida.


    Eres muy fuerte, Clefairy. Gracias por tu ayuda. —le agradeció al Pokémon rosa mientras acariciaba su cabeza—. Tú también lo hiciste bien, Squirtle. Es hora de continuar y salir de esta cueva. Cuídate, Clefairy.​


    Cuando se disponía a marchar Hiro sintió algo que tironeaba de su pantalón, era Clefairy tratando de detenerlo.


    ¿Sucede algo? —preguntó extrañado.
    Clefairy. —respondió el Pokémon con una expresión triste en su rostro.
    ¿Acaso quieres venir con nosotros?
    ¡Clefairy! ¡Clefairy! ¡Clefairy! —decía el Pokémon entusiasmado dando brincos por doquier.
    Voy a tomar eso como un sí. ¿Estás listo? ¡Pokébola, ve!


    Hiro lanzó una pokébola a donde se encontraba Clefairy, al hacer contacto se abrió y un rayo rojo absorbió a la criatura. En el suelo se movió varias veces hasta que la pequeña luz roja se apagó, había capturado al Pokémon. Con este nuevo miembro en su equipo —agregado de forma fortuita— Hiro continuó su marcha. Cuando por fin logró salir dela cueva de Monte Luna la noche comenzaba; en lo alto del firmamento la luna llena brillaba, a lo lejos se escuchaba un leve murmullo, quizás un cántico. Los Clefairy saludando a la luna y despidiendo a su amigo. Hiro sacó de la pokébola a Clefairy para que se despidiera.
     
  16.  
    Thranduil

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    Hola again!!!!!

    Debo decir que cuando pusiste un nuevo capítulo, no recordaba cuál fic era, por un momento pensé que era el del PWT, pero comencé a leer y lo recordé.

    Creo que me parece muy pertinente que Hiro se decepcione, siempre es bueno que un personaje se cuestione de alguna forma, le aporta profundidad a su desarrollo, aunque como el fic está en sus primeros capítulo, esos cuestionamientos deben ser pequeños, como el que presentas.

    Esa investigadora Caroline, espero que vuelva a aparecer, parecía simpática, al menos que aparezca para ver al Clefairy de Hiro y sorprenderse, yo me sorprendí cuando vi que iría con él, yo pensé que el clefairy tenía un problema y le pediría ayuda a Hiro.

    Esos dos gemelos, de alguna manera influenciarán en la trama, de una manera más importante, los presentas como delincuentes sin rumbo aparente, pero creo que de alguna forma se harán importantes. Sospecho la existencia de un tercer gemelo, trillizos, uno que tenga a electabuzz, eso sería un giro inesperado.

    Así es como te decía en tu otro fic que podrías narrar las batallas, con diálogos intermedios, etc.

    Esperaré por otro capítulo. Ciao.
     
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