One-shot Poder con un ¡Puff! [DBZ&Padrinos Mágicos]

Sí, leyeron bien, solo mi mente loca podía concebir una idea así, esta un tanto extraño, bastante curioso. No esperen una historia profunda ni grandes argumentos, es de esas historias que te sirva para sacarte una sonrisa.

En medio de un campo árido, entre algunas planicies y una fuerte tempestad se veía aparecer a un chico. No tendría por mucho unos diez años de edad tenía una playera rosa y una gorra del mismo color; con un breve destello seguido de éste, surgían dos seres un tanto singulares con colores de pelo extravagantes: un mujer de pelo rosa y un hombre de pelo verde, se mantenían flotando en el aire gracias a un par de alitas que brotaba de sus espalda y sobre sus cabezas unas coronas doradas.

— ¿Qué es todo ese viento?, ¿Cosmo, Wanda dónde estamos?— preguntó el chico.

— Tal vez, tu papa otra vez estaba remodelando la casa y la hizo estallar, ¿no crees Timmy?— dijo el ser de cabello verde con una voz chillona.

—¡Cosmo idiota!— dijo la chica que parecía un tanto gruñona— estamos en otro mundo, cariño— dijo dirigiéndose al chico— pero de los que habíamos visitado ninguno se parece a este…

Apenas terminó de hablar, algo salió a toda velocidad hacía ellos y se estrelló contra una roca, fue con tal fuerza que levantó una enorme polvareda y el montículo entero se comenzó a derrumbar, además podía sentirse en el aire un intenso poder.

— ¡Wow! ¿Pero que ha sido eso?, ¡Vengan chicos vamos ver!— exclamó el niño dientón con ojos de entusiasmo.

— No Timmy puede ser peligroso, solo un tonto se expondría a tal peligro— reprimió la mujer del pelo rosa

— ¡Oigan chicos un señor con pelos de punta!, es un tanto raro, tiene el pelo como cuando me lo quise dejar crecer— dijo Cosmo desde el interior de la polvareda.

El niño y la mujer se miraron de manera irónica y fueron en su búsqueda.

— ¡Wanda!, mira ¿qué es eso?— dijo el niño atónito observando al cielo.

A pesar de que el polvo aún no se disipaba se lograba ver una especie de intenso resplandor, debajo de este se notaba la silueta de un hombre, probablemente un luchador, pues era una batalla la que acontecía, que parecía estarla sosteniendo.

— ¡Seres de la tierra, bríndenme un poco de su energía!— prorrumpió el guerrero desde el cielo.

— ¡Vaya! ¡que sorprendente!, en esta dimensión habitan seres súper poderosos que son superhéroes o algo así— los ojos de Timmy centellaban de la emoción.

— No lo sé algo puede estar mal…tengo un mal presentimiento…—esbozó Wanda frunciendo el ceño.

— Hola chicos, le presento a Vegeta, es muy cariñoso…por qué desde que llegué no ha dejado de abrazarme del cuello con su puño…— habló Cosmo entrecortadamente y los ojos chispándose.

Efectivamente un hombre de pelo azabache y un traje azul con una cara molesta lo tomada del cuello mientras los veía, por las heridas de su cuerpo se notaba que había formado parte de la batalla.

— ¡¿Hay otro más de esos seres?!— exclamó sorprendido el príncipe de los saiyajin— ¡no puede ser!, ¿Quiénes son ustedes?, respondan o apretaré más fuerte — amenazó.

— Wanda, ¿cómo puede verlos?, sácanos de aquí ¡pronto!— exclamó el niño preocupado.

— No tienes que decirlo dos veces Timmy— respondió la pelirosa.

En su mano portaba una varita que la agito un poco pero solo escuchó un sonido apagado y estridente.

— ¿Qué pasa?— preguntó el chico de la gorra rosa desconcertado.

—La energía, la energía que produjeron debió afecta nuestra magia.

—Chicos…—susurró Cosmo que ya estaba azul por la falta de respiración.

— ¡Suéltalo o ya verás!— amenazó Timmy.

El saiyajin aunque apenas podía estar de pie por las heridas, comenzó a reírse a carcajadas.

— ¡Chiquillo insolente te atreves a amenazarme!— prorrumpió Vegeta digiriendo su mano libre hasta él.

Terminó forjando una esfera de energía que fue creciendo hasta ser más o menos del tamaño de su puño, entonces la lanzó fulgurante y sin piedad contra él.

— ¡¿Qué es eso?!— preguntó Timmy pasmado—¡ Wanda deseo que esa cosa se vuelva un caramelo!

La chica agitó su varita y después de unos cuantos segundos, aunque con un poco de esfuerzo la esfera de energía de volvió un pequeño caramelo que cayó en las manos del niño sin la más minina señal del poder que le había precedido.

— ¡Ahora viene mi contraataque!— Anunció el niño airoso— deseo que te transformes en un niño, no una niña de mi edad— dijo el niño con una risa picara.

La chica agito la varita de nuevo parecía que la energía que rodeaba al saiyajin era suficientemente fuerte para rivalizar resistirse a la magia hasta que cedió. Del intimidante saiyajin no quedo nada en ese momento, en su lugar había una niña malhumorada, con una frente amplia, con unas coletas formada en el cabello parcialmente de puntas portaba un vestido azul de holanes y una zapatillas blancas en lugar de las botas.


En este momento ocurrió un temblor.


— ¡Toma esto!— se escuchó a lo lejos.

La enorme esfera de energía se vio impactar contra otro ser que se encontraba en tierra, destruyéndolo al instante con una enorme muestra de poder.

— Logró vencerlo, ¡Maldito Kakaroto!, ¡Lo odio, lo odio, lo odio, lo odio!...— pronunció Vegeta con una voz infantil—…espera— se observó por un segundo—¡¿Qué diablos me paso?!— exclamó furioso— tú, ¡Gusano, acabaré contigo! ¡Cómo te atreves!

Era un tanto extraño ver a la pequeña en la que se había transformado, elevándose del piso por el poder que expedía.

— Awww, Timmy creo que a ella le simpatizas, mira quiere darte un abrazo como a mí— dijo Cosmo crédulamente.

Timmy y Wanda observaban a la “niña saiyajin” ir hacía ellos a toda velocidad.

— ¡Quítenle los poderes!— dijo el chico desesperado.

Pero las varitas volvieron a hacer el mismo sonido que hace un rato.

— ¡Su poder es demasiado grande Timmy no somos rival para eso!— dijo Wanda.

Vegeta se encontraba a punto de golpearlo cuando se detuvo en seco, ellos lo observaron desconcertados, estaba pensativo, levantó el rostro y dio una risa de superioridad.

— Con que conceden deseos…— murmuró

— Si…sí…— tartamudeó Timmy.

— Concédanme algunos y los dejaré vivir…— dijo el saiyajin.

Los tres se miraron por un segundo, no tenían opción.

— Esta bien, pero tienes que prometer que no harás nada malo…— respondió el niño

— No tengo que explicarte nada, niño insolente— dijo Vegeta secamente— ¡Ahora quítame esa forma ridícula antes de que te haga polvo!

Con un “puff” volvió a la normalidad, sonrió de nuevo.

— Y bien malhumorado, ¿Qué es lo que quieres? — dijo Wanda.

— Lo he pensado y solo quiero una cosa— afirmó el saiyajin cruzando los brazos.

— Una dotación gigante de nachos ¡hecho!— dijo Cosmo mientras aparecía unos frente a él— ¿me convidas?— preguntó riendo de oreja a oreja.

El saiyajin se aguantaba las ganas de tomarlo por el cuello de nuevo y apretarlo, a causa de que si lo hacían no concedieran lo que tenía en mente.

— No…eso no…— contestó forzadamente.

— Como quieras, más para mí— concluyó alejándose mientras comía.

— Después de eso nos dejaras ir, pues sabes que puedo revertirlo— indicó Timmy

— Claro, para que quiero gusanos como ustedes cerca de mí—respondió secamente— Mi deseo, ¡quiero ser más fuerte que Kakaroto!— cuando lo dijo sus ojos brillaron de jubilo.

Ambos padrinos levantaron las varitas y las agitaron, estas resplandecieron, parecía que el efecto de la energía había terminado, un rayo de magia surgió hasta el príncipe de los saiyajin y lo impactó.

— ¡Lo siento, lo siento, realmente puedo sentir el poder!, ¡Kakaroto te derrotaré de una vez por todas!— se reía con furor sin parar, de pronto paró y los observó— pueden irse tengo cosas que hacer—gruño esto se fue volando.

— Timmy, parece que enfrentara a alguien con esos poderes— dijo Wanda.

— Tranquilos chicos, ¿qué las reglas no impiden usar magia en una competencia?, vámonos de esta dimensión antes de que se cuenta.

Al decir esto se desvanecieron con un puff.