One-shot Pocky Game| Effy x Mimi| Pokémon Rol Championship

Sinceramente no tengo mucha idea de que es esto xD

Se me ocurrió hace algunos días, pensando en los límites de la rivalidad de Effy y Mimi. Ambas son lo bastante competitivas como para terminar compitiendo incluso por un juego como este.

Título: Pocky Game
Fandom: Pokémon Rol Championship
Palabras: ¿?
Personajes: Effy Joy, Mimi Honda. Pequeña mención de Emily.
Summary: Sí, Mimi y Effy tendían a discutir por nimiedades, tonterías, esta era una de esas nimiedades. Una caja de palitos de chocolate. Pocky's había dicho Emily que se llamaban cuando los hubo comprado aquella misma mañana.
Advertencias: Ninguna en principio. Puede ser tomado como un pequeño shojo ai, pero no es la intención. Mentira.
Posible OoC y AU ligero. Fluff (?
Nichijou, Yuyushiki y similares me están influenciando mucho estos días, lol.

POCKY GAME​

—¡Esto es una estupidez!— aquella voz se coló en sus oídos y reverberó en sus tímpanos por un instante eterno. El dedo acusador que la señalaba había empezado a temblar, a juego con el nerviosismo repentino que se reflejaba en su semblante—. No puedes ganar. ¡Es imposible teniendo en cuenta el reglamento del juego!

Effy Joy, sentada en la silla de su habitación en el Centro Pokémon de Témpera, dibujó en sus labios una sonrisa desafiante. Desafiante, porque por supuesto aquello no había sido una pregunta.

Había sido un reto. Un reto bastante loco, pero Effy no tendía a pararse a pensar en las consecuencias de sus actos. Era arriesgada, osada... temeraria.

La primera razón por la que ambas estaban allí, enfrentándose a base de miradas en aquel pequeño cuarto era absolutamente irrelevante ahora. La causa de ello en esos momentos, por el contrario, no era más una insulsa caja de palitos de chocolate. Sí, Mimi y Effy tendían a discutir por nimiedades, tonterías, esta era una de esas nimiedades.

Solo que esto no era una discusión.

¡Una caja de palitos de chocolate!

Pocky's había dicho Emily que se llamaban cuando los hubo comprado aquella misma mañana.

—Ya deberías saber que yo no pierdo nunca— le dijo Joy, confiada. Sus ojos destellaron. Tomó uno de los palitos de chocolate de la cajita y lo agitó en el aire frente a sus ojos—. Vamos, ¿o es que acaso tienes miedo? Creía que los Honda eran más valientes que eso.

Tsk.

Mimi apretó la mandíbula. Aquel era un golpe bajo, muy bajo, muy rastrero, y Effy lo sabía de sobra. Conocía mejor que nadie lo orgullosa que era Mimi y lo sencillo que era hacerla caer si ponía en duda su apellido. Mimi era orgullosa, muy orgullosa, y tendía a tomárselo todo como una afrenta personal.

Y Effy lo sabía.

Si las miradas matasen, no quedarían ni cenizas de Joy en aquella silla.

—¡Por supuesto que no tengo miedo! — replicó Mimi, ampliamente molesta. Estaba tensa y apretaba los puños con fuerza—. ¿Qué tontería es esa? Un Honda no le teme a nada. ¡Mucho menos a un jueguito tonto de resistencia!

—Entonces, ¿aceptas el reto?

—¿E-eh?

Toda la seguridad de Honda pareció esfumarse de un plumazo. Su gesto palideció. Bien, una cosa era mentir y decir que no le importaba en lo más mínimo, y otra muy distinta era hacerlo de verdad.

Es decir, si sus conocimientos sobre aquel juego friki no eran errados, la mayoría de partidas terminaban en un beso. ¡En todo tipo de besos dependiendo de los sentimientos de los participantes! Y Mimi, sinceramente, no quería verse involucrada en algo así. ¿Qué clase de locura era esa? ¡El solo hecho de pensar en algo tan vergonzoso hacía sus mejillas arder! ¿Es que a Effy no le preocupaba?

Pero como hablamos de Mimi; y Mimi es orgullosa y tonta pero orgullosa cuanto menos, simplemente tiró por la borda sus prejuicios y aceptó.

—C-claro— dijo, ligeramente incómoda. Su intento de aparentar normalidad fue completa y absolutamente fútil— No es... no es como si tuviera nada mejor que hacer, ¿verdad? ¡Voy a aplastarte!

La expresión de Effy se iluminó.

—Me muero por ver eso.

Effy tomó el palito y se lo llevó a los labios, sosteniéndolo entre sus dientes con cuidado. Sus ojos le devolvieron aquella misma mirada burlona y desafiante que tan usual era en Effy cuando se trataba de ella. Mimi simplemente se acercó, tomando una silla cercana para sentarse frente a frente.

Intercambiaron una mirada de circunstancias.

—"Has visto cientos de veces escenas como estas en mangas shojo, Mimi"— se dijo la más joven a sí misma, tensa como un elástico—. "Puedes hacerlo, es imposible que Effy aguante lo suficiente. Sólo resiste más que ella y ya está"

Convencida de su victoria— aunque el sentimiento era mutuo, pues ambas estaban más que seguras de que su rival terminaría claudicando tarde o temprano—, Mimi tomó entre sus labios el otro extremo del palito. El corazón le latía con fuerza, con tanta, que podía sentirlo hacer eco en sus oídos.

Conocían las reglas.

Sabían que debían morder el pocky, cada una el extremo que les correspondía, hasta que sus labios se tocasen... O, en su defecto, hasta que una de las dos se rindiese, incapaz de soportar la cercanía de la otra y el pensamiento de un beso inminente. Ambas sabían que era imposible que alguna de ellas permitiese que sus labios se tocasen, era una locura, de modo que el punto de este juego era ver quien aguantaría más hasta ese momento.

Quien resistiría la presión.

La verdadera cuestión era hasta donde las llevaría aquel implacable orgullo suyo, ese ego que les impedía sincerarse de una vez por todas con la otra.

Pero algo así era tan... arriesgado. Peligroso. ¿Era realmente necesario poner a prueba su relación de aquella manera? ¿Tanto deseaban ver a la otra perder?

Ignorando las implicaciones que tendría e ignorando todo lo demás en general, empezaron a morder el palito a la vez, mirándose con ojos brillantes. Effy lo disfrutaba por la sencilla razón de que adoraba los retos.

Effy era esa clase de personas que gustaban competir, aún más cuando se trataba de Mimi. La muchacha había sido una molestia desde que la conocía.

Mimi no adoraba los retos, pero si adoraba cerrarle la boca a Effy. ¿Y qué mejor modo que ganándole en su propio juego? ¡No podía ganarle en combate, pero aquello era mucho más fácil!

Ambas querían ganar. Ambas deseaban que la otra se rindiese, pero ambas eran conscientes de la cercanía y de la forma en que sus corazones se aceleraron, entre sorprendidos y nerviosos al percatarse de la proximidad ajena. Las dos eran personas que apreciaban mucho su espacio personal, su zona de confort... No tendía a ser apegadas y cariñosas, resguardándose tras una barrera para evitar ser dañadas. Effy tenía más suerte con ello, sin embargo. Lo de Mimi era un decepción tras otra.

Un poco más cerca.

Y entonces, alcanzaron la mitad del pocky, y sus labios quedaron separados por apenas un par de centímetros.

Mimi tenía los ojos muy abiertos, en un gesto de evidente temor y sorpresa. Effy había reemplazado su usual mueca burlona por una expresión muy similar.

—"Está demasiado cerca..."— pensó Mimi, luchando por no moverse de su sitio. Sus mejillas había enrojecido profusamente.

Effy tampoco se movió.

—"¿Q-qué haces Mimi? Déjalo ya.

Pero no, de cualquier modo, aún conociendo las consecuencias, ni una ni la otra se apartó. Ambas eran demasiado competitivas, lo suficiente para no rendirse aún sabiendo qué pasaría si seguían.

Sus labios se encontrarían.

Sus labios se encontrarían en un beso tan vergonzoso y absurdo y patético como ese. ¡Los besos se daban tras largas y apasionadas confesiones románticas, no como efecto de un juego tan estúpido!

Un poco más cerca.

Abrumada, nerviosa, tensa y un estado de claro histerismo, Mimi cerró los ojos con fuerza.

—"¡P-para! ¡Si no vamos a...!"

—"Yo... no voy a detenerme. No pienso perder"

Crack.​

—...

—Se... partió.

Efectivamente. Se partió. Cuando parecía que el destino de ambas estaba sellado, el pequeño palito de chocolate cedió por la presión, quebrándose por la mitad y rompiéndose.

Mimi, una vez se recuperó de la sorpresa y comprendió que el peligro había pasado, se incorporó rápidamente de un salto.

—¡Já!— exclamó orgullosa— ¡Te gané!

—¡De eso nada! Se ha partido, ninguna ganó.

Hubo un momento de silencio. Segundos, minutos.

—De cualquier modo hubiera ganado yo.

—¿Eh~? ¡Claro que no! ¡Es obvio que estabas a punto de rendirte!

Effy frunció el ceño ligeramente.

—Te estás confundiendo, ¿no crees? ¡Eras tú quien estaba a punto de tirar la toalla!

—¡Eras tú, podía verlo en tus ojos!

...
...
...

''Pfft...''

Ambas no pudieron aguantar la risa después de aquello. Un coro de alegres carcajadas, que despejaron mínimamente la tensión sentida hacía algunos minutos, irrumpió en la habitación por unos instantes. Una risa alegre, divertida, una risa sincera y límpida, que fluía como un claro arroyo. Una risa que demostraba que a pesar de su rivalidad, de sus discusiones tontas, eran amigas y se querían. Que su relación no fuese como las amistades usuales no podía negar ese hecho.

Estuvieron riendo juntas unos segundos, deshaciendo en carcajadas toda la tensión y los nervios que habían sentido. El nudo de sus gargantas.

¡Eso había estado tan cerca!

Effy se enjuagó las lágrimas con el dorso de la mano una vez las risas sucumbieron, ahogadas por el límpido silencio de la tarde. De pronto, ambas se sentía mucho más tranquilas, pero no podían evitar sentir, muy, muy en el fondo, una ligera inquietud.

Aquello había sido una locura, ¿pero qué habría pasado si el pocky no se hubiese roto? ¿Realmente hubieran aguantado hasta el final por orgullo? ¿Se habrían... besado? Aunque ese beso no significase nada...

Porque no significaba nada... ¿verdad?

—Eso ha sido una de las cosas más locas que nunca hemos hecho. Y hemos hecho muchas locuras.

Ante la perspectiva, Mimi sintió sus mejillas enrojecer. Desvió la mirada.

— De cualquier modo era un juego estúpido— dijo entonces, dirigiéndole una mirada de soslayo—. ¿Quieres... jugar otra vez?

Y Effy no se negó.

Porque era un reto, por supuesto.

¿Qué otra cosa podría ser?

***

Me estoy muriendo de sueño así que cualquier error lo corregiré mañana (?

¡Gracias por leer! <3