Erotismo Placeres

Tema en 'Relatos' iniciado por Plumas de Cuervo, 3 Febrero 2018.

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    Plumas de Cuervo

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    Escritor
    Título:
    Placeres
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    754
    Advertencia:
    El Siguiente relato está dirigido a público adulto, puede contener escenas explícitas de sexo —posiblemente—. Se recomienda discreción por parte del lector.

    ********************​

    No sé cómo llegamos a esto, tampoco es que tenga mucha importancia; pero aquí estamos. Mis manos por fin recorren tu torso desnudo sintiendo cada centímetro de tu piel; mis labios se juntan con los tuyos, nos bebemos la vida del otro en un apasionado beso que parece no tener fin; nuestras lenguas juguetonas se entrelazan en nuestras bocas. Dejo de besarte para poder tomar una bocanada de aire, aún se siente irreal pero estás aquí, puedo sentirte, olerte, probarte. Mis labios comienzan a recorrer tu cuello, tan delicado, tan deseado; no puedo evitar darte una pequeña mordida y así dejar una marca que te hace mía.

    Lentamente voy bajando y me encuentro con tus pechos, siento más fuerte el aroma de tu piel y eso me vuelve loco; los beso despacio, primero uno, luego el otro. Estar tan cerca de tu corazón escuchando tus latidos me llena de calma, pero no ceso en mi labor, sigo jugando con tus apetitosos pechos; entre besos y lamidas comienzas a gemir. No puedo resistirme al instinto animal que me domina y muerdo tiernamente uno de tus pezones, y escucho como de tu boca sale un leve quejido lleno de placer y lujuria. Tu cuerpo no es ajeno a los estímulos que reciben. Mientras me deleito con tus senos mis dedos acarician tu espalda, dibujando tus formas.

    El viaje por tu cuerpo apenas comienza, aún queda mucho camino por recorrer, muchos senderos por descubrir. Con cada paso te voy conociendo más, no puedo negarlo, me gustas. Ahora me encuentro en tu vientre, acercándome a terreno prohibido y desconocido. Es una de las cosas que más me gusta de ti, tu cintura estrecha es tan delicada; te tomo de las caderas como no queriendo dejarte ir jamás para luego acariciarte con mis labios. Me encuentro con tu ombligo, ese pequeño hoyuelo en medio de la planicie de tu vientre, la marca del comienzo de tu existencia. Mi lengua se mueve alrededor de él, puedo sentir como tu piel se eriza; tus manos se posan en mis cabellos y me atraes hacia ti.

    Cuanto tiempo soñando con este momento y a pesar de que es real me siento en un sueño del que no quiero despertar; mis labios recorren la parte baja de tu vientre mientras mis manos acarician tus piernas, esas piernas que tanto me vuelven loco cuando te veo caminar. Sin darnos cuenta ya me encuentro en terreno desconocido para mí, el centro de los placeres. Puedo sentir el perfume de tu sexo que me embriaga, con delicadeza voy separando tus piernas para ubicarme en medio de ellas; mi boca no pierde tiempo y comienza a recorrer el interior de tus muslos, puedo sentir como tu respiración se va agitando cada vez más a medida que voy avanzando.

    Esto es lo que se conoce como el punto de no retorno, ese momento donde ya no podemos regresar, olvidarnos de todo como si nunca hubiese pasado. Me deleito con tu cuerpo, descubriéndolo de a poco, no hay parte de él que no me cause fascinación. Apoyo mi cabeza en tu vientre para luego comenzar a acariciar tus piernas, quiero disfrutarlas un poco más, desde tus muslos a tus pies, quiero conocerte palmo a palmo.

    Sin avisar te coloco boca abajo y me coloco sobre ti, nuestros cuerpos desnudos entran en contacto; el ritmo de nuestra respiración es acelerado, cada bocanada de aire que tomamos es vital, como si nuestra vida dependiera de ella. Nuestros corazones laten sin control; el calor de nuestros cuerpos, la respiración, las pupilas dilatadas, y ese sabor dulce en nuestras bocas, son pequeños síntomas que reflejan el cóctel de sensaciones que están experimentando nuestros cuerpos.

    Acomodo tu cabello sobre tu oreja izquierda dejando libre tu cuello para besarlo tiernamente, delicadamente. Con mis manos tomo las tuyas y te sujeto firmemente, nuestros cuerpos se estrechan más y comienzo a besar tu espalda en distintas partes; tus gemidos estimulan mis sentidos, me indican que disfrutas tanto como Yo este juego, este pequeño castigo, el exceso de estímulos al que estás siendo sometida. Hemos puesto a prueba nuestros sentidos entregados a los placeres del cuerpo y el deseo.

     
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