One-shot Piano Forte Scandal

Tema en 'Vocaloid' iniciado por Ruki V, 6 Enero 2021.

  1.  
    Ruki V

    Ruki V Usuario popular

    Piscis
    Miembro desde:
    1 Agosto 2012
    Mensajes:
    548
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Título:
    Piano Forte Scandal
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1328
    Aloh uvu
    No recuerdo cuando fue la última vez que leí la traducción de la letra de Piano x Forte x Scandal, pero me alegra mucho haberlo hecho. Habría hecho esto más como un songfic, pero creo que con inspirarme ha bastado: corto y efectivo.
    Saludos y gracias por pasar a leer este escrito.


    No creía que me sucedería pero, día a día, mi vida es extremadamente mundana y aburrida.

    —Aquí tiene su bebida usual, señorita Meiko— me sonrió el bartender.

    —Muchas gracias, y no dejes de servírmelas.

    Era la cuarta noche de sábado seguida que iba a aquel bar, y siempre pedía lo mismo para pasar el rato. La primera vez solo me tomé una, pero cada semana se fueron duplicando.

    Aquel amable bartender me había servido la quinta de esa noche y no podía estarle más agradecida. La noche anterior me había dado cuenta que cuatro eran apenas suficientes para sentirme un poco ebria. Necesitaba duplicar la cuota una vez más y esperar lo mejor.

    Tenía 22 años de edad; estaba a punto de graduarme con honores de la universidad, ya me encontraba en un puesto de trabajo estable con oportunidad de crecimiento, y también estaba comprometida después de un noviazgo de cuatro años con un dulce estudiante de leyes. Era una mujer increíblemente afortunada, al mismo tiempo que muy malagradecida.

    Por alguna razón, había llegado a un punto de mi vida en el que definitivamente necesitaba hacer algo diferente, alocado, divertido, arriesgado. No sabía por qué, pero no lo describiría como un capricho; era algo que me hacía falta. Tenía de todo, pero también me faltaba algo.

    Estaba pensando en eso y sin querer tenía la mirada clavada en el pianista que ambientaba el bar. Cuando me di cuenta, me pareció que me sonrió de reojo, entonces sonreí también.

    —No la veré por aquí el próximo sábado, ¿o sí, señorita Meiko?— se acercó a preguntarme el bartender, rellenando mi vaso. —Digo, obviamente sería bienvenida si viene, pero…

    —¿Eso quiere decir que este bar estará abierto el 24 de diciembre?

    El bartender iba a responderme, pero se disculpó cuando otro cliente pidió que le atendiera.

    No le di mucha importancia. Si pregunté fue porque quería conversar un poco con él; me parecería un poco triste que no tuviera planes para nochebuena, o que tuviera que dejarlos porque realmente necesitaba que le pagaran el turno. Mientras tanto, yo tenía en la agenda una cena tradicional en casa con mi prometido, mis padres y mis suegros: no era nada que odiara, pero, “tampoco era nada del otro mundo”, me atrapé pensando con pesimismo.

    —Esta canción es para levantarle el ánimo a la señorita de blusa roja sentada en la barra.

    Levanté la mirada hacia el pianista, que estaba sonriendo pero realmente no me estaba mirando (a diferencia de casi todas las demás personas en el bar, porque claramente era la única de las pocas mujeres en la barra vistiendo una blusa roja). Me reí por lo bajo, sin poder contener un leve sonrojo, tratando de esconderme un momento detrás de mi bebida; que, de hecho, era de mucha ayuda para que aquel momento en realidad no me diera pena.

    Más bien, me hizo sentir inmensamente halagada, e inmediatamente mejoró mi humor.

    Luego empezó la canción. Obviamente el bar pedía al pianista tocar piezas de jazz, más que del tipo música clásica; y aquella canción en particular tenía un ritmo muy moderno, tono suave, toques alegres. Aunque la música instrumental nunca había sido mi favorita, y me parecía que el jazz sonaba mejor con al menos dos instrumentos, aquel pianista desbordaba talento. Y me sentí aún más honrada de que decidiera dedicarme tan encantadora pieza.

    Acabada la canción, al menos la mitad de las personas en el bar aplaudieron, incluyéndome.

    Después, el pianista se puso de pie y desapareció detrás del pequeño escenario; y su relevo no tardó nada en llegar. Se me escapó un pequeño suspiro de decepción al notar que no tuve oportunidad de agradecerle la atención. Pero era su culpa, en gran parte: era obvio que no tenía la confianza para cruzar miradas conmigo, mucho menos hablarme de frente. Supuse que podía limitarme a dejarlo en el recuerdo, o dejarle las gracias con el bartender.

    —Señorita Meiko— como si lo hubiese invocado, el bartender me regresó a la realidad y me llenó una vez más el vaso. —Alguien ofreció pagar su cuenta completa de esta noche.

    —¿De veras? No me diga— dije contemplando mi bebida ahora con un gesto de duda.

    —Sabe que con toda intención le sigo llenando el mismo vaso ¿no? Política del bar.

    —No dudo que el alcohol esté limpio— respondí tomando un trago. —Pero la oferta…

    —Parece que hoy seré rechazado— dijo el pianista, de pronto sentado al lado mío.

    —Oh…— fingí sorpresa, viendo de reojo como el bartender sonreía y se alejaba de nosotros.

    —Espero no haberte incomodado mucho.

    —¿Con la canción? Una vez que todos dejaron de mirarme, la disfruté mucho, gracias.

    —Ya había algunas miradas puestas en ti antes de esa pequeña dedicatoria.

    —¿En serio? ¿Además de la tuya?

    —No pensé ser tan obvio.

    —Obviamente tímido— me reí. —Pero bastante adorable.

    —Qué increíble recibir un cumplido de una mujer tan bella.

    —Tampoco es para tanto— sonreí acomodándome un mechón de cabello tras la oreja.

    —Eh… eso…— pareció ponerse aún más nervioso. —¿Eso es un anillo de compromiso?

    Me quedé helada cuando me di cuenta de que el pianista ahora tenía los ojos fijos en mi mano izquierda, que había alzado un poco y hacía más visible mi anillo de compromiso.

    Anillo que olvidé completamente que estaba usando. Haciendo que olvidara un momento a mi prometido y haciendo que me sonrojara más que cuando todo el bar me volteo a ver.

    Me llevé las manos al pecho, tardando en empezar a balbucear cualquier tipo de respuesta.

    —S-sí, es un anillo de compromiso— admití, bajando la mirada.

    —Una disculpa, qué desconsiderado de mi parte no fijarme antes.

    —N-no, no es tu culpa. Evidentemente yo debí haber dicho algo.

    —Bueno… ¿por qué no lo hiciste?

    —¿Eh?

    Levanté la mirada porque su tono de voz me hizo pensar que el pianista lo preguntaba con una sonrisa: y así era. Parpadeé varias veces, perpleja, no solo ante su sonrisa sino ante la pregunta, pues de hecho no tenía respuesta.

    Aunque, si lo pensaba bien… sí que la tenía.

    —Porque… siento que mi vida se ha vuelto monótona— respondí.

    —¿En serio?

    —De hecho, llevo varias semanas sintiendo que sigo un aburrido libreto día tras día.

    —Eso suena sumamente aburrido, y hasta un poco triste. Sin ánimos de ofender.

    —Créeme, “ofendida” no es una de las cosas que me hayas hecho sentir esta noche.

    El pianista se rio; y cuando me detuve a observarlo, me di cuenta de que no sabía su nombre. Cosa que le hubiera preguntado si no se hubiese inclinado hacia mí de pronto, acercándose inesperadamente a susurrar algo en mi oído.

    ¿Y si ofreciera mostrarte las muchas cosas que te podría hacer sentir esta noche?

    A sabiendas de que probablemente me diría algo como eso, me concentré decididamente a no estremecerme visiblemente ante la oferta. En su lugar, simplemente me reí, pero no me aparté; en parte por nervios, en parte porque no quería que pensara que eso significaba un “no” inmediato. Entonces, aunque aún no le respondía, él tampoco se apartó, y aún en esa posición buscó tomar una de mis manos, acariciándome el dorso con su dedo pulgar.

    Aquello era completamente inaceptable, pero eso ciertamente hacía que creciera lo mucho que deseaba fingir que no estaba usando un anillo de compromiso. Deseaba una aventura. ¿Era solamente el alcohol hablando por mí?

    ¿O era más bien que…?

    —Tal vez una copa más me ayude a decidirme a darte la respuesta que estás buscando.
     

Comparte esta página

  1. This site uses cookies to help personalise content, tailor your experience and to keep you logged in if you register.
    By continuing to use this site, you are consenting to our use of cookies.
    Descartar aviso