de Inuyasha - Pesadilla

Palabras: 484, sin contar título.
Advertencia: Quizás Ooc, quizás algún dedazo...
Tipo: Drabble.
Género: Angustia
Extras: Basado en alguna visita del monje Miroku al templo donde vivió su infancia.

Para el concurso: ¡Inuyasha dice: Un Drabble de Angst! de Universo Fanfics.

Pesadilla

Su respiración estaba agitada; podía sentir su corazón latir desenfrenadamente.
Miró a su alrededor; la habitación estaba oscura y sola.

Suspiró cerrando los ojos con fuerza, aún sintiendo la desesperación y la angustia de minutos anteriores recorrer su cuerpo; ambos sentimientos ahora acompañados con un poco de alivio.

Llevó sus manos hacia su rostro y respiró profundo, intentando calmarse. 'Fue sólo un sueño…' Se dijo a sí mismo mentalmente, des-cubriendo su cara, sintiendo la sensación de miedo irse desvaneciendo. Desgraciadamente, el sentimiento de perturbación seguía muy presente.

¿Hasta cuándo seguiría persiguiéndole aquel espantoso momento? Como si fuera poco, el estar en el mismo sitio en el que había vivido aquello hacía que los sentimientos le golpearan con más fuerza.

Abrió los ojos y centró su mirada al frente, ensimismado.

Acercó su mano hacia la botella de agua que había dejado a un lado por si le daba sed. La atrajo hacia sí y quitó la tapa, para llevársela a los labios y beber. El líquido corrió por su garganta, deshaciendo el nudo que le impedía hablar.

Lentamente las imágenes fueron viniendo una a una a su mente. Recuerdo tras recuerdo; su subconsciente no dejó escapar ningún detalle de aquel día.

Su padre, aquel agujero absorbiéndolo, el remolino de viento intentando atraerlo también hacia el hoyo negro, el maestro Mushin aferrándolo y aferrándose para no ser absorvidos... Frases clave, resumiendo ese espantoso momento.

Sacudió la cabeza; era horrible. Lo peor era saber que ese sería su destino si no lograba vencer al despreciable de Naraku que cada día se hacía más fuerte.

Miró con rabia repentina su mano maldita. Su mirada reflejó odio y dolor. Odio hacia Naraku, culpable de que su vida fuera una constante incertidumbre al no saber si estaría vivo al día siguiente. Dolor por los recuerdos, por su padre, por él, por su vida, por sus amigos… Por todo.

Otro suspiro escapó de sus labios, a la vez que los sentimientos de impotencia y resignación se hacían presentes en él. Inhaló y exhaló, intentado que el entrar y salir del aire en sus pulmones le ayudara a calmarse.

Se recostó de nuevo y su mirada se perdió en el techo.

Era triste. Tener miedo a ilusionarse o ilusionar a alguien; no poder planear un futuro por no saber si estaría vivo a la semana siguiente, o al próximo día… Era frustrante, desesperante y angustiante. No era vida.

Cerró los ojos y sonrió tristemente. 'La esperanza es lo último que se pierde', pensó. Era importante recordar eso cuando la angustia y la desesperanza se apoderaban de él.

No le quedaba de otra. Lucharía por vivir; no dejaría que el dolor lo hiciera caer.

El pasado pisado, pensó. Debía concentrarse en su presente, para así rescatar su futuro. Iba a conseguir su meta, por su padre y sus amigos.

Lo lograría, pensó decidido, y ningún mal sueño o piedra en su camino le haría rendirse.