One-shot de Dragon Ball - Perfectly Ordinary[K18]

Krillin había volado cientos de ocasiones, pero era la primera de ellas que sentía que el torrente de viento sobre su rostro golpeándole a gran velocidad le asfixiaba. Sabía que esto era ocasionado más que nada por el nerviosismo del momento, se movió inquieto en el aire y se aflojó un poco la corbata de su cuello forzándose a respirar profundo.

A lo lejos, las siluetas de los edificios de la capital del norte comenzaban a observarse, la torre en medio de una de sus principales avenidas era un restaurante con cierto prestigio donde ella lo estaba esperando.

Descendió haciendo decrecer la velocidad, jugueteando dentro de su bolsillo derecho con su palma de la mano sudorosa un papel con algunos garabatos escritos.

—Todos mis amigos son unos tontos en estos asuntos, al final no he tenido otra opción— murmuró el guerrero z pasando su mano por su cabeza calva.

Al principio del edificio un par de muchachos murmuraban entre ellos, tenían la mirada clavada en una chica en el otro lado sentada en una de las bancas. El guerrero perspicaz se dio cuenta enseguida.

— Es muy atractiva— declaró uno de ellos.

— Estoy convencido de poder invitarla a salir — indicó el otro acomodándose las gafas negras en su rostro.

Krillin siguió andando afirmando sus sospechas que la joven a la que veían era a la que iba a encontrar. La androide se encontraba recargándose su mejilla en su brazo derecho, vestía una blusa de tirantes color rojo y unos jeans. Krillin sintió su corazón agitarse igual que con la adrenalina de una batalla cuando ella le sonrió, sus labios se encontraban teñidos de un rojo que hacia juego con su ropa.

¡Ella se había maquillado para verle!

— Hola… — indicó el guerrero apenas con un hilo de voz— jeje, te ves muy bien hoy.

Un ligero rubor apareció en las mejillas de la chica, que pareció suprimir en unos segundos, sus cejas se curvaron como molesta mirándolo con severidad.

— Me dejaste esperando Krillin— reclamó levantándose.

— Es que yo… realmente lo siento mucho, creí que había llegado a la hora.

Una de las cejas de la chica se levantó y Krillin alzó sus manos en modo defensivo.

— De saber que lucirías tan atractiva habría llegado antes tan solo para verte.

El rostro de la chica se relajó formándose luego una leve sonrisa.

— Eres un tonto — respondió la chica ofreciendo su mano.

Krillin se giró hacia los dos hombres que la habían estado viendo, tomó su mano izquierda con la de él y con la mano derecha libre la atrajó hacia su cuerpo tomándola de la cintura, al hacerlo le dedicó una sonrisa burlona a los dos tipos que lo observaron atónitos.

— ¿Pero qué haces?— indicó la chica a modo de protesta.

— Este yo…solo quise sujetarte de esta manera. — respondió Krillin con cierta firmeza.

No. 18 lo meditó por un momento observando su mano envolviendola, sintió una extraña calidez invadir su cuerpo, sensación que no había sentido antes, pero le agradó.

Ambos ingresaron a la torre, por medio de un elevador, este tenía una puerta de cristal que permitía ver hacia afuera, Krillin pocas ocasiones solía encontrarse en la ciudad por lo que observaba a su alrededor con cierta curiosidad.

— Krillin— le llamó la rubia.

El guerrero z volteó enseguida.

— ¿Si? ¿acaso ocurre algo?— preguntó un tanto desconcertado.

La androide miraba hacia afuera, en el lugar donde se encontraba sentada hace un momento.

— Esos hombres, me estaban observando…— poco a poco su voz se fue apagando como si cada palabra fuese suprimida hasta desaparecer.

— No. 18, soy un hombre un tanto celoso, es natural si me encuentro con un mujer tan atractiva como tu que me ponga así— indicó el guerrero buscando justificarse.

— ¡Eso no es lo que me molesta!— exclamó la chica.

Krillin retrocedió, en ese justo momento las puertas del ascensor abrieron dando paso al restaurante que se encontraba en el disco giratorio en la cima de la torre. La chica avanzó al interior sin verle, el guerrero la siguió de cerca.

Se detuvo frente una mesa sola y Krillin se adelantó para ofrecerle la silla, ella aceptó pero pareció indiferente al gesto de cortesía, el artista marcial se sentó frente a ella buscando que sus manos se encontraran con las de ella, pero parecía rehuirle.

Aquel día exactamente hace un año habían comenzado a verse, le sorprendió cuando la encontró afuera de Kame House esperando por él, pasaron esa tarde, la noche y hasta el amanecer juntos en la playa, él habló de algunas de sus aventuras y entrenamientos que era lo único que conocía ella pareció interesada y hasta curiosa haciendo algunas preguntas sobre lo que le hablaba.

— ¿Qué ocurrió con aquella chica con la que salías?— preguntó la androide ocultados u rostro con su cabellera rubia.

— Simplemente dejamos de vernos— constestó Krillin encogiéndose en hombros— yo le parecía aburrido, supongo.

Dieciocho retiró el cabello de su rostro y le observó sonriendo, se puso de pie entonces y se aproximó besándolo en la mejilla.

— Volveré mañana de nuevo— declaró para luego salir volando.

Con el pasar de los días Krillin comenzó a adquirir confianza en sus acciones, su forma de hablar y acciones con ella, sin creer la inmensa suerte que tenía para que le pudiera parecer atractivo a una mujer así.

El guerrero se volvió arriesgado, aventurándose a tocarla, besarle o invitarla a distintos sitios, consideraba que con ella cualquier riesgo valdría la pena, incluso si su propia vida estaría en riesgo. Estos avances parecía agradar a la androide pues una valentía así le resultaba atractiva, además a falta de una palabra mejor, la hacía sentir viva, algo que constantemente necesitaba recordándoselo.

Un mesero se aproximó con la carta del menú del restaurante para ponerla frente a ella, ella sujetó mordiéndose el labio inferior con cierta ansiedad, los alientos, cada uno de los platillos plasmados en aquel papel le eran por completo desconocidos, uno de los complejos más grandes para ella era ese, en demasiadas ocasiones se cuestionaba si siendo lo que era podría considerarse, viva. Desconocer algo tan mundano y común para los seres como la comida.

— Tal vez deberíamos de ir a otro sitio No.18— indicó Krillin alcanzando su mano.

Él lo entendía, él sabía interpretar sus gestos como si pudiera leer sus pensamientos, era algo que la hacía sentir vulnerable y percibirse así ante él, le agradaba.

Había sido idea de ella ir a aquel lugar, era otro de aquellos intentos de ella de sentirse humana, de emular el actuar de otras parejas y hacer que aquel chico con el que estaba se sintiera parte de una.

Por esa razón negó con la cabeza y presionó su mano.

— Quiero estar aquí—mintió la rubia con media sonrisa y bajó la mirada para elegir algo del menú.

Krillin suspiró sabiendo que mentía y observó a su alrededor intentando encontrar la respuesta con la intención de hacer al respecto para hacerla sentir mejor. A su mente vino aquel papel arrugado en su bolsillo, ese que había considerado el regalo más adecuado para ese día especial, aspecto que le fue una tarea titánica comparable a enfrentar al enemigo más poderoso y con motivo grande que salvar al propio universo, bueno era justo eso, ella lo era todo para él, todo su universo y quería salvarla, mostrarle con sus sentimientos que debía dejar atrás aquellos pensamientos que por tanto la habían atormentado.

Las sutiles melodías de las teclas de un piano en una pequeña explanada en el otro extremo del restaurante a modo de ambientación le señalaban que el destino estaba de su lado guiando sus pasos para hacerlo.

— Realmente, todos mis amigos son unos tontos en estos asuntos, espero que no haga el ridículo y sea una buena idea la que he tenido— declaró el guerrero entre dientes.

— ¿De que hablas Krillin?— preguntó la androide alzando la vista mirándolo desconcertada.

— En los días como hoy, en los aniversarios, las parejas suelen darse obsequios, hace varios meses estoy intentando pensar el más adecuado para ti…

— Krillin, pero es que yo no…

Krillin levantó la mano y negó con la cabeza.

— No tienes idea de lo mucho que significa que estés conmigo No. 18, no tienes que darme nada.— declaró con una amplia sonrisa— por favor no me odies si hago ridículo. — declaró mientras se alejaba yendo hacia el pequeño escenario con el piano en él.

Se acercó para susurrarle algo al pianista y este afirmó deteniéndose, retiró el micrófono del trípode que lo sostenía y se lo entregó al guerrero z en las manos.

— No puede ser, toda la primera parte ya no se puede leer— exclamó nervioso mientras desarrugaba el papel.

Esto arrancó unas risas y puso más nervioso al guerrero.

Krillin observó a No. 18 cubriéndose el rostro con las manos, sin resistir verle así inhaló profundo.

— How many times do I have to tell you — Krillin comenzó a cantar, la primera estrofa emergió algo asfixiada — even when you're crying you're beautiful too, the world is beating you down…I'm around through every mood…— entonó alzando su voz lo suficiente para que la androide retirara sus manos del rostro y centrara su atención en el — You're my downfall, you're my muse, my worst distraction, my Rhythm & Blues, I can't stop singing, It's ringing in my head for you…

La androide se levantó de la silla y clavó su mirada en ella, Krillin bajó la mirada y se perdió en la letra que llevaba apuntada, su canto se volvió un susurro y las personas a su alrededor murmuraron.

Krillin se aclaró la garganta, respiró luchando para que su garganta no se cerrara y volvió hasta el punto donde se encontraba.

— Because all of me, Loves all of you, Love your curves and all your edges

All your perfect imperfections, Give your all to me, I'll give my all to you

You're my end and my beginning— cantó no con la mejor voz pero si empapado de sentimientos— Even when I lose I'm winning, because I give you all of me and you give me all of you, give me all of you…

No. 18 se aproximó rápidamente hacia el guerrero z, Krillin retrocedió tirando el micrófono que resonó de forma aguda, levantó las manos en forma defensiva más cuando alzó su puño en alto esperando recibir como mínimo un puñetazo.

Tal vez la idea no había sido la mejor, su voz no estaba cercana a ser buena ni siquiera para hablar, menos para cantar, No. 18 era una mujer seria que no le gustaba ser ridiculizada y seguro que con sus alaridos era lo único que había logrado, tal vez, solo tal vez no había estado tan mal, pero algo como lo había hecho era demasiado expuesto y ella gustaba de ser reservada.

Su movimiento fue rápido demasiado para buscar contrarrestarlo, lo tomó del cuello y lo alzó hacia ella, le aproximó a su rostro y lo besó en los labios de una manera que combinaba un gesto dulce y un reclamo, Krillin sintió derretirse y dejó como siempre de importarle en lo absoluto lo que ocurriera después de este indescriptible instante.

— No cantas para nada bien y es bastante vergonzoso lo que haces— declaró la rubia aún cercana a él.

— Lo siento mucho— indicó Krillin apenado.

No. 18 sonrió y lo besó de nuevo, se inclinó y le entregó el micrófono en sus manos.

— Por favor, no detengas.— le susurró al oído como un ronroneo.

Al guerrero le llevó un momento comprender que ocurría, observó a su alrededor como algunas personas lo observaban y se burlaban, como otros lo veían desconcertados, No. 18 por otro lado, era un mar de emociones, estaba avergonzada por supuesto, pero al mismo tiempo se le veía feliz, justo como estaría cualquier chica en ese momento, justo como siempre había querido sentirse.