One-shot de Pokémon - Perdedor

Bueno, espero que me haya quedado bien, esto viene del desafío de Nami Roronoa, así que esto va dedicado para ella.

Título: Perdedor
Personajes: Ash / Gary
Summary: 4 veces en que Gary derrota a Ash en una competencia, y 1 vez en que Ash es el vencedor.
Observaciones: ninguna competencia es batalla pokémon.
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Perdedor.

Esa era la palabra que siempre me decía Gary… y lo peor es que tiene razón. Haga lo que haga, luche con lo que luche, simplemente no puedo derrotarlo. Quizá sea solo suerte, quizá sea el destino, quizá naci con el pie izquierdo, quien sabe. Lo único certero en esta vida era que yo, Ash Ketchum no podía vencer a Gary Oak.

La primera vez que competimos fue a los 8 años. En una laguna de la reserva pokémon del profesor Oak, tomamos unas cañas de pescar y el que atrapara al pokémon mas grande era el vencedor. Por supuesto, el primero en atrapar algo fui yo, y de verdad era algo enrome y muy pesado. Me costó mucho esfuerzo poder levantarlo y subirlo a la superficie, y para mi sorpresa era un Goldeen brillante, muy hermoso. Mi alegría fue mayor cuando Gary capturo un Magikarp que solo salpicaba sobre la orilla de la laguna, por lo que celebré que logre vencerlo, pero él me detuvo y me dijo que no lo había derrotado, que él fue el que ganó. Yo le dije que era imposible, ya que el solo había atrapado un Magikarp común y corriente, mientras que yo capture un pokémon brillante, muy raro y hermoso el Goldeen, por lo que yo era el vencedor. Lamentablemente, fue ahí cuando me dijo que eso no importaba, ya que el desafío era capturar al pokémon más grande, y Magikarp era más grande que Goldeen, por lo que el ser raro y brillante no tenía valor alguno para la competencia. Mordí el polvo por primera vez en mi ida, y lamentablemente no fue la última…

La segunda vez que perdí, también fue la única vez que me alegre por haber perdido una apuesta. Paradójicamente también fue el mejor día de mi vida, ya que a mis 10 años por fin podría ir por un pokémon y empezar mí aventura como un entrenador. Por supuesto, el día anterior habíamos apostado a quien era el que llegaría primero al laboratorio para empezar su aventura antes, por lo que puse mi despertador en forma de Pokébola con Pidgey a una hora muy temprana para poder levantarme antes y poder ganarle por primera vez. Desafortunadamente, al parecer, en un sueño, destrocé el despertador, levantándome tarde, y llegando al laboratorio en pijama y sin pokémon inicial disponible. Gracias a dios que sucedió eso, ya que pude conocer a Pikachu y entablar amistad con él. Esa fue la segunda derrota.

La tercera gran derrota fue en nuestra adultez. El, un investigador reconocido en todo el mundo, y yo, un maestro pokémon famoso y reconocido. Una noche nos reunimos todos compañeros hombres en un bar de Pallet City (así es, el pueblito ha crecido hasta ser una ciudad), y los únicos que quedábamos solteros de todo el grupo éramos los dos. Fue ahí cuando a Brock se le ocurrió hacer esa apuesta de ver quién de los dos era el primero que contraería matrimonio. En una situación normal me hubiera negado, pero el alcohol y la mirada desafiante de mi rival fueron suficientes como para aceptar el reto. Me sentía en ventaja, ya que, a diferencia de él, yo tenía novia, por lo que solo era cosa de pedirle que se casara conmigo para que, finalmente, pudiera vencerlo. Llegue a mi hogar, donde ella me esperaba, y gracias al alcohol no tenía nervios para pedirle matrimonio, cosa que hice… grave error. Generalmente cuando alguien va a pedirle matrimonio a su novia, uno trae un discurso con cosas lindas y un anillo de compromiso. ¿Qué era lo que tenía yo? Un aliento y un andar de alguien que ha tomado mucho, y una excusa de que quería casarme con ella por una apuesta que le hice a los chicos. Basto un golpe con su viejo mazo para dejarme inconsciente, y se volvió a Cerulean, enojadísima gritando mil ofensas contra mí (por lo que me contaron). Tarde un año en que me perdonara, y justo el día en que logramos retomar nuestro noviazgo, nos llega una invitación para asistir a la boda de Gary, que se casaba con una modelo de Sinnoh. Dos meses después nos casamos nosotros, fue una boda hermosa, pero eso no quitaba el hecho de que había sido derrotado una vez más.

Lo cual nos lleva hasta este momento. Hace ya 10 años, cuando ambos teníamos 80, nos juntamos por última vez. Quedamos en una última apuesta, de ver quien lograba llegar a los 90 años vivos, y si lo lográbamos los dos, entonces dejaríamos en un empate. Acepte queriendo con toda mi alma que esto quedara en un empate, pero lamentablemente, las cosas no se dieron así. Aquí, en el cementerio de Pallet City, frente a una lápida que firma “Aquí yace Gary Oak, a la edad de 89 años. Padre, abuelo, amigo e investigador. Nunca lo olvidaremos”. Jamás me he sentido tan mal por ganar una apuesta, logre llegar hoy a los 90 años, y me hubiera gustado haberlo celebrado juntos. Pero la verdad sea dicha, tú fuiste quien me ganaste, tú fuiste el que falleciste primero, el que se fue a descansar antes. Con un pequeño lápiz, me incliné sobre la lápida para poder escribir mi último mensaje para el que siempre fue mi rival y amigo: “Aquí yace un ganador: 4-1”.