Microrrelato Perdón [Mi primer escrito]

5ª Ley de Murphy – Es más fácil obtener perdón que permiso.​

Llevaba largo rato, ahí a mi lado, observándome de reojo, con esa linda carita, iluminando mi día con su bella sonrisa. Y yo estaba allí, pensando en que ella nunca sería mía, en que era algo idílico, en lo mucho que tenía para darle, pero ella no querría, porque seguramente le pertenecía a otro.

Miraba sus ojos, sus dulces y tiernos ojos y me paré a concentrarme en cómo brillaban. Parecía que habían robado su fulgor a las estrellas, eran hermosos, tal y como lo era ella.

—No tengo ganas de volver a casa, Frank, ojalá pudiese quedarme contigo.

Sabía que se dirigía a mí, pero yo estaba embobado mirándola y ella parecía perdida en sus pensamientos. Yo quizás fuese un egoísta al estar pensando en aquello que sentía dentro del pecho por ella, pero no podía alejar mi mente de ahí, mientras ella estaba sumida en sus propios problemas. Problemas que aún así no opacaban su brillo innato.

Entonces la besé. Sí, lo hice sin pensar, fue poco menos de un segundo, pero dentro de mí algo surgió a borbotones, como si de mi pecho estuviesen floreciendo miles y miles de flores, todas a la vez, sin pausa. Era un sentimiento maravilloso. No concebía cómo lo había hecho, pero allí estaba yo, acababa de besar a la persona, que posiblemente… posiblemente sintiese algo fuerte por ella y, ella estaba allí, mirándome sonrojada, con cara de incredulidad.

—P-perdón, fue un impulso… no sé cómo sucedió —dije nervioso, casi tartamudeando.

Ella me miró a los ojos, nerviosa, con la mirada vacilante y después de unos instantes así, ambos sonrojados, asintió con la cabeza.

—Entiendo, te perdono, pero no lo vuelvas a hacer, ¿vale? Ha sido violento.

—“Habrá sido violento, pero ha sido el acto violento más hermoso del mundo” —pensé para mis adentros. Nunca me arrepentiría de aquello.