[PERCY JACKSON Y LOS OLÍMPICOS] El Cetro Dorado

Tema en 'Fanfics abandonados sobre Libros' iniciado por DarrenWalker, 26 Mayo 2013.

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    DarrenWalker

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    Título:
    [PERCY JACKSON Y LOS OLÍMPICOS] El Cetro Dorado
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Acción/Épica
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1553
    PROLOGO
    <Monte Olimpo, 15 de mayo>

    Todos los dioses, diosas y criaturas menores se paseaban por las calles de bronce y mármol junto con los pórticos de columnas, los balcones de oro y los braceros de fuego griego verde, los comerciantes de ambrosía y los vendedores de armas, las ninfas modelando en los árboles y las náyades coquetas dando vueltas en los estanques, los sátiros deleitando con su música a los transeúntes y los dioses menores pululando los templos y palacios.

    La vida parecía transcurrir monótonamente en la ciudad eterna, sin advertir la importante reunión que los Dioses Olímpicos iban a llevar a cabo en el gran templo de Zeus.

    Y en medio de aquel tumulto en las calles un figura mayor, pero poderosa, caminaba con tranquilidad rumbo al hogar de su hermano vistiendo una clásica camisa hawaiana celeste con estampados de hojas blancas y unas bermudas caquis, cuando de repente alguien se le acerca por detrás tratando de camuflarse en la multitud para sorprenderlo, cosa que parecía dar resultado pues su víctima no parecía advertir nada, hasta que finalmente a punto de caerle encima este se da la vuelta apuntando sus llamativos ojos verdes encima.

    -Qué crees que estás haciendo, Ares?!- le interrogó al Dios de la guerra.

    -Solo paseaba, je je- rió mientras se ajustaba el cuello de su chaqueta de motociclista negra cínicamente.

    Poseidón se mofó.

    -Quien se pasea por las calles con espada en mano- le dijo sarcásticamente señalando la arma en mano que llevaba y que minutos antes balanceaba sobre su cabeza.

    -Esto… solo bromeaba- se excuso.

    -Tus bromas no son graciosas- le respondió el dios del mar. –Mi hermano te llamó a ti también?!- le preguntó.

    Recobrando la compostura, ambos se tornaron serios.

    -Que querrá ahora- Poseidón volvió a decir. –El solsticio de invierno finalizo-

    Ares se rascó la cabeza, como si tratara de articular algunas palabras cosa sorprendente para alguien que prefiere acuchillar antes de hablar.

    -Tal vez a tu hermano le patina el coco- se burló.

    Poseidón frunció el cejo cuando de repente sintió un golpe de calor súbito, al lado de ambos una columna llameante se encendió y luego de un segundo de ella apareció una mujer joven y mayor vistiendo un chaleco de tela café similar al que usan los profesores destacados en las universidades, sobre una blusa gris y unos pantalones caquis.

    -Atenea…- balbucearon ambos.

    La diosa de la sabiduría y la guerra se acomodó un mechón de su cabello rubio suelto detrás de su oreja ante la reacción indiferente de sus colegas.

    -Aunque me molesta que insultes a mi padre… Tienes razón- afirmó para sorpresa de Poseidón.

    -Bromeas?!- ingirió él.

    -Ahora vez que a veces tengo la razón- Hades se alabó.

    -Cállate- Atenea le dijo.

    Ares comenzó a reírse tontamente para la molestia de ella e indiferencia de él.

    -Bueno, supongo que pronto lo sabremos- añadió Poseidón.

    Los dos dioses comenzaron a caminar rumbo al templo de Zeus, dejando a atrás a la diosa quien no dejaba de rascarse la barbilla pensativamente y mientras ellos le recordaban que no la esperarían ella no dejaba de tener un mal presentimiento.

    <El gran salón de los olímpicos. 2 horas después>

    En el gran salón circular donde yacían los tronos de los olímpicos, sus dueños ocupaban sus respectivos lugares junto a la enorme mesa circular invocada para la ocasión.

    Y mientras esperaban la aparición de la deidad más importante, los olímpicos se entretenían… Ares jugaba con su cuchillo picando alrededor de sus dedos, Apolo balbuceaban rimas incomprensibles y luego anotaba aquellas que podían serle útiles para la ocasión, Afrodita presumía sus encantos ante Deméter y Perséfone, incluso Hades quien había sido llamado también… en su pequeño trono de huesos y humo negro un poco más bajo que el resto no parecía demasiado aburrido, probablemente porque hasta para él era sorpresa el hecho de haber podido salir del inframundo por tercera vez en un año, lo cual le causaba más intrigas a Atenea.

    -Oye deja de pensar tanto que ya casi puedo oler como se quema tu cabello- le dijo afrodita.

    -Tal vez tú deberías usar tu cabeza de vez en cuando Afrodita- le dijo Artemisa en defensa de su compañera.

    La diosa del amor se defendió argumentando que las chicas que piensan mucho se arrugan, cosa que causó aún más indiferencia en ambas quienes se acercaron para compartir opiniones.

    -Te preocupa algo- le pregunto.

    Atenea dio una mirada alrededor de la mesa, todos los olímpicos lucían despreocupados pero ella sentía como si hubiese olvidado algo… algo muy importante.

    -Artemisa, tu sabes qué día es hoy?!- le preguntó.

    Ella ladeo su cabeza como si la pregunta le pareciera tonta, cosa rara en ella.

    -22 de diciembre, por qué?!-

    -No me refiero al día- ella dijo. –Sino que se recuerda hoy-

    Artemisa se quedó pensativa por un momento, y comenzó a actuar de la misma forma que ella, de repente el mismo extraño presentimiento comenzó a molestarla.

    Antes de que pudiera armar el rompecabezas aparecieron las dos figuras principales del día, en medio de una estruendosa nube de tormenta, los reyes del Olimpo: Zeus y Hera.

    Todos los demás dioses se levantaron de sus tronos y les rindieron la debida reverencia, Zeus alzo su mano en saludo con bastante seriedad… lucía molesto, los demás Olímpicos notaban que había algo en su actitud que había cambiado, parecía mucho más serio y amenazador que de costumbre, a su lado Hera mantenía la cabeza baja como si lo hubiese ofendido o algo así esperando a ser castigada.

    Atenea abrió los ojos sorprendida, no por el cambio de actitud de su padre, sino porque finalmente había recordado esa ocasión que parecía haber olvidado rápidamente comenzó a sentirse muy avergonzada de sí misma así como Hera, Poseidón y Apolo, ya que tenían una muy buena razón para lucir así.

    -Supongo que muchos de ustedes se “preguntan” por qué los he llamado- Zeus dijo.

    Poseidón trato de ocultar su rostro con su mano, así como Apolo ambos estaban actuando igual que Hera, pronto los demás dioses comenzaron a actuar de la misma forma menos Atenea, Afrodita, Minera y Hestia. Mientras que Hades viendo la expresión derrotada y avergonzada de sus hermanos dioses solo alcanzo a reír sarcásticamente.

    Atenea pensó y supuso que sus compañeras (Y Hades) también intuyeron lo que iba a pasar. Y todos oyeron lo que su padre celestial iba a decir…

    <…Es hora del cumplir juramento…>


     

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