Microrrelato Pequeño amigo. [To: The old me]

“¿Sabes, pequeño? Hay tantas cosas que deberías saber, tener conocimiento de ellas, porque lo necesitarás en un futuro no muy lejano. Un futuro deplorable. Pero, no te asustes. Deberás superar obstáculos enormes, sé que lo harás con agilidad e inteligencia, pero sufrirás. Será doloroso emocional y físicamente, por errores casi invisibles. Por diminutos detalles que se le escapen a tu mente, oído y ojo, sufrirás. Tendrás que ser valientemente resistente a lo que sucederá. Tendrás que ser fuerte, y sobre todo, atento, pequeño amigo mío. Necesitarás apoyo, amistad, simpatía, un simple abrazo de una persona que quieras, o te derrumbarás emocionalmente.

Llorarás en ocasiones, querrás abandonar, tirarlo todo por la borda, rendirte. En esos momentos, desahógate. Saca todas lágrimas retenidas por tu orgullo, déjalas resbalar por tus mejillas y caer por tu barbilla. Levanta la cabeza del suelo, mira al frente, sigue andando, sigue luchando. Por ti, por todos.

Fíjate en todo a tu alrededor, no pases en alto cosas que para ti no sean importantes. Inspecciona, saca conclusiones, sé astuto como un lobo. No juzgues un libro por su portada, como hice yo, nunca lo hagas. Corre cuando debas, ocúltate cuando sea necesario. En este pequeño viaje, descubrirás cosas buenas y no tan espléndidas, pero la gran mayoría serás malas. Reacciona con cabeza, sigue tu corazón cuando más lo necesites. Madurarás, cogerás experiencia para la vida, obtendrás conocimiento.

Sé que con esta frase, entenderás perfectamente mi mensaje; las cosas pequeñas, son las más inesperadas.

Vuela libre, sé feliz.
Recuérdalo, pequeño amigo, siempre.”

Aquella noche, hice volar un pequeño avión de papel con la ayuda de una fría y suave brisa. Volaba libre, volaba con firmeza. En cuestión de segundos, se esfumó en una niebla voluminosa y poco nítida, la cual cubría el cielo nocturno. Sólo se podía contemplar un paisaje compuesto por un mar brillante e inmenso, en el que se reflejaba una Luna llena distorsionada. Dime mar, lugar de innumerables sueños, ¿hice bien? ¿Hice bien en relatar en un trozo de papel todo aquello y, hacerlo volar, cual libre pájaro?

Nunca recibí respuesta a mi pregunta, nunca fue resuelta. Quizás llegara esa nota a alguien, quizás no. Puede que la leyeran, puede que no. ¿Quién sabe que había al otro lado de mis profundos pensamientos, de esa espesa niebla, repleta de secretos escondidos?

—Las cosas pequeñas, son las más inesperadas.