Drabble de Pokémon - Peligro de oficio.

Peligro de oficio.

Este es un drabble de poca calidad que me sirvió para competir en el concurso de drabbles Pokemon. Elaborado en el subforo Pokethlon.


La herida que se localizaba en mi brazo me causaba dolor; inmerso en suspiros, mi respiración se forzaba debido que la bestia no se dejaba controlar. Entrecerré el ojo, solo podía apreciar su imagen dorada. Mis dedos intrusos desaparecieron en su gran cavidad intentando localizar la pieza correcta, tenía que ganar, sino podría ser el final de una extremidad, desesperado y sin muchas opciones decidí descansar en el proceso, solamente manteniendo la fuerza para no ceder. Nunca creí que este trabajo fuera tan duro, sentí la adrenalina recorrer mi cuerpo y la fuerza empezó a emerger de mi interior, sentí que podía someterle con tal de cumplir el objetivo, su dolor no podía seguir, idiota aquel que pudo regalarle esta gran capacidad de poder.

—Eres la bestia más fuerte con la que he cruzado mirada. —Palabras al aire, él no prestaba atención, solo intentaba combatirme más, a pesar de estar sujeto a la cama, él seguía luchando, sus colas se estremecían libremente, dándole un aspecto real.

—Vamos amigo, solo es un corto lapso de tiempo, nada del otro mundo. —Su mirada engreída decía no a mis peticiones. Sí, Ninetales, ese Pokemon de aspecto bello y dorado, ese Pokemon que lucha en contra de los siglos en la neblina. Pero poco ésta puede hacer para esconder su belleza.

—Tu entrenador debió enseñarte a ser un poco más educado. —Ahogo de nueva cuenta mis palabras, porque no significan nada para él, su gran mandíbula seguía forcejando con mis manos, en cualquier momento podría cerrarla y sin duda alguna lastimaría mi ser, entonces sentí la cabeza darme vueltas, algo estaba pasando, la ideas empezaron a aparecer, sonreí, ya tenía la solución, me alejé de golpe y caminé suave hasta mi cajón de accesorios, tomé una jeringa y lo miré desafiante.

—En realidad nunca significaste peligro alguno para mí. —Una sonrisa cínica se formó en mis labios, acerqué lentamente mi figura y con gran técnica le inyecté una dosis de tranquilizantes. Disfrutaba sus movimientos de impotencia, sonreí en mis adentros, tragué saliva y sentí la victoria acercándose cada vez más, finalmente, esa molesta muela iba a dejar de pertenecerle y con eso, aliviar su agonía.