Explícito Película [Zoro x Perona]

Tema en 'One Piece' iniciado por Insane, 28 Marzo 2020.

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    Insane

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    Título:
    Película [Zoro x Perona]
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    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Fantasmas
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    1
     
    Palabras:
    1687
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    "El alcohol abre puertas a situaciones interesantes, que la rutina nunca entenderá"


    El viento golpeaba de lleno los cristales cubiertos por aquellas cortinas negras y pesadas, traspasando la luz de los rayos por las mismas una y otra vez, permaneciendo aún así con el caracol encendido dando señal a una proyección de lo que parecía ser una película dramatizada de baja calidad. Perona se hundió en el sillón con la atención dirigida a la pantalla, obligando a Zoro a acompañarla luego de que éste terminara apaleado por el entrenamiento.

    El espadachín torció la boca con el ceño fruncido al estar sentado en contra de su voluntad, pues el par de veces que trató de levantarse para escabullirse a terminar de destrozar su cuerpo retando al que había hecho su maestro aquellos fantasmas lo tumbaban en depresión, obligándolo a decir cosas vergonzosas y sin sentido alguno.

    —Un fantasma —musitó la mujer señalando la pantalla.

    —¿Te sorprendes? —cuestionó ácido, señalando lo obvio—. Tu creas espíritus reales, tonta.

    Perona frunció el ceño, dando un respingo ante la pésima actuación de los actores que en sus adentros le parecía digna de un premio.

    —Pero los míos son lindos —puntualizó cruzando una de sus piernas mientras deslizaba su mano derecha y sujetaba la prenda superior ajena. Zoro dio un suspiro de resignación al verla atemorizada ante la cinta tan patética que le estaba forzando a ver.

    En el transcurso de la cinta los parpados le pesaban como el infierno, siendo aquella cinta eterna, pese a ello podía ver cómo de reojo aquella mujer permanecía sumamente concentrada, haciéndolo sentir incómodo por el hecho de que entre más avanzaba la película y más fantasmas falsos mostraban la mano ajena más se deslizaba por su camiseta hasta llegar sumergirse en su abdomen desnudo. Comenzaba a causarle cosquillas.

    —Voy a dormir —anunció él, cerrando los ojos. Perona hizo un puchero, sacudiéndolo.

    —¡No puedes! Si lo haces puedo morir de un paro cardíaco, ¿acaso eres tonto?

    Sus dientes rechinaron al suprimir las ganas que tenía de lanzarla por la ventana, era tan fastidiosa.

    —Igual me dormiré —chantajeó más por verla nuevamente en pánico que por realmente dormirse. La mujer volvió a sacudirlo asustada en medio de la oscuridad de la habitación.

    —¡Te daré alcohol! —Zoro permaneció serio ante aquel ofrecimiento, causando una sonrisa victoriosa en ella. Pues lo que más idolatraba aquel hombre era ese líquido transparente que carraspeaba la garganta—. Sé donde lo esconde Dracule.

    El pirata arqueó una de sus cejas, sonriendo satírico.

    —Adelante —relajó los hombros—, si lo traes me veré toda la maldita película.

    Perona invocó sus fantasmas, retirando todo el tacto sobre el torso masculino al concentrarse en la vista del castillo, escabullendo aquellos espíritus por la alacena de la cocina, atravesando una de las paredes de piedra hasta llegar a aquel profundo sitio repleto de alcohol. Aquello le hacía preguntarse si todos los seres que manipulaban armas filosas eran adictos a aquellas cosas que le sabían asquerosas.

    Al pasar de varios minutos e ingeniarse el cómo sacar las botellas físicas con cuerpos ancestrales logró su cometido, levantándose del mullido sillón hasta la ventana para recibir el par de botellas de vidrio y devolverse sobre sus pasos, sentándose y dejando una al pie de su tobillo derecho, y la otra dándosela en las manos a Zoro que se encontraba a su lado izquierdo.

    —¿Y las copas?

    —No seas exigente, idiota.

    Burlón llevó la botella a su boca y la destapó con sus dientes como lo más normal del mundo, bebiendo como si fuese agua mientras la mujer mantenía con la vista fija nuevamente en la pantalla, acurrucándose en el cuerpo ajeno a medida que se sentía intimidada por la cinta. En medio de eso por los labios de Zoro escurrió el contenido de la botella, llegando a la piel ajena.

    —¡Tienes la boca rota! —exclamó mirándolo furiosa al tratar de quitarse aquel hedor—. Aprende a beber.

    —Enséñame entonces —contrarrestó con el ceño fruncido.

    Porque Nadie venía a decirle a él como se bebía, siendo él maestro en ello.

    —Sabe asqueroso, pero te enseñaré porque eres un idiota y no me dejas terminar mi película tranquila.

    —Esa película es eterna.

    —Solo dura cuatro horas y media —habló con simpleza, causando en él conmoción al pensar en que jamás sobreviviría ese tiempo con dos miserables botellas de alcohol.

    En cuanto se dispuso a pedir más como compensación la vio deslizar la mano hasta la botella sellada que tenía a sus tobillos, mirándola abrir el contenido con suma delicadeza y llevar la punta hasta los labios, bebiendo con lentitud solo un poco del contenido. Zoro sacudió su cabeza al sentir su rostro arder, llevando su mirada hasta la botella a medio terminar que aún conservaba él en sus manos, leyendo los grados de alcohol que tenía.

    —Dracule bebe cosas fuertes —murmuró al saber de cuenta propia que no era un hombre que cedía a los efectos del alcohol a menos que llevase entre diez a doce botellas traspasando sus venas, pero en aquel momento con media botella estaba... sedado.

    Perona tragó grueso al sentirse levemente mareada, como si su cerebro se hubiese sacudido.

    —¿Aprendiste? —preguntó directa—, así es que se bebe, con elegancia.

    El espadachín llevó su mano a su propio rostro, deslizando sus dedos callosos hasta su cabello, como si no se creyera el que se sintiera tan... alborotado.

    —Muéstrame otra vez... que no presté atención —comentó quitándole la botella recién abierta y ofreciéndole en la que él ya había tomado.

    Perona continuó con el ceño fruncido y se distanció un poco más, sentándose completamente frente a él con las piernas encima del sillón, con las pantorrillas sobre él. Deslizó sus dedos por la base de la botella y la llevó nuevamente a sus labios, abriendo la boca ante la entrada del líquido transparente que le quemaba las amígdalas, bebiendo otro sorbo pequeño que le aturdió los sentidos.

    —Ya ves... ¿Ya aprendiste? —al bajar las piernas y tratar de recostarse en él para volver su atención a la película su cuerpo tambaleó, terminando sujeta a la prenda superior ajena para no caer. Zoro la sujetó de la espalda baja, atrayéndola hacia el mullido mueble. Perona reaccionó arrastrándose hasta la pared donde terminaba el mueble, con Zoro sobre ella—. ¿Qué haces? Idiota...

    La mano del hombre terminó quitándole la botella y vertiendo un poco del líquido en su mandíbula, provocando que ésta volteara el rostro y el contenido se desprendiera en un fino hilo por el cuello. En cuanto iba a emitir protesta fue callada cuan bestia devora una presa, quedando atrapada entre el sillón y aquellos labios maestros. Sus ojos se apagaron cediendo ante el ferviente intercambio de saliva, dando espacio a sentir la húmeda lengua escarbar en su cavidad.

    Sus filosos ojos depararon en el alcohol sobre la clavícula de la mujer fantasma al dejarla libre por un instante, inclinándose nuevamente a deslizar su lengua por el cuello expuesto, causando que las largas piernas de la mujer reaccionaran bajo su cuerpo, anudando su cintura por cada chupón que dejaba.

    Perona se retorció bajo el tacto, dejándolo husmear bajo su blusa, permitiéndole esparcir el trago que le parecía tan desagradable sobre sus sostén expuesto, mordiendo su labio inferior al sentir aquel mordisco en sus botones cubiertos por la tela transparente. Zoro sonrió al verle el rostro encendido, descendiendo hasta su ombligo. Ella permaneció con la respiración entrecortada, esperando el sentir del frío contenido sobre su falda.

    —No necesitamos más esto.

    —¿Eh?

    Zoro dejó caer el botella sin importar que se quebrase al tener contacto con la baldosa, ocupándose al continuar descendiendo para subirle la falda, sujetándola de los lumbares y dejando sus labios besar su centro. Perona se retorció acallando los ruidos que sus cuerdas vocales desesperadamente buscaban liberar. Entre su nublosa mirada logró percibir aquella sonrisa vanidosa en él. Sus delgadas manos terminaron en las hebras verdes al sentirse desfallecer.

    Entre el aturdimiento lo vio levantarse y mirarla como nunca antes lo había hecho. Su rostro ardió al igual que su cuerpo al verlo quitarse la camisa con parsimonia, para después desabrocharse el pantalón y levantarla para posicionarla sobre él.

    —Sigue enseñándome —susurró burlón al terminar siendo él el maestro. Sus delgados hombros se pusieron tensos al estar a ahorcadas sobre su cuerpo, sintiendo aquella dureza bajo sus pliegues húmedos.

    —Idiota —murmuró en respuesta, acomodando la hombría bajo su virgnidad, dejándose hundir suave y dolorosamente. El pirata frenó ante la estrechez, besándola mientras sus manos se deslizaban por debajo de la blusa, acariciándole la piel para luego morderle el labio inferior y entrar por completo luego de sentirla temblar sobre él.

    Zoro sentía sus sentidos arder como el infierno al tenerla encima, mordiéndole el hombro pálido hasta dejarle marca por completo, obteniendo aquellos pequeños gritos que sonaban como música para sus oídos.

    —Perona —le llamó por su nombre por primera y última vez, clavándole la mirada—, muévete.

    La mujer sentía su corazón desbordarse al verlo tenso bajo su cuerpo, al verlo con las mejillas manchadas del carmín, al notarlo con la voz profunda y la respiración pausada. Obediente por primer y ultima vez comenzó el vaivén de sus caderas, sujetándose de él al enredar sus manos en su cuello hasta su cabello, jalándolo.

    Su movimiento sobre él era profundo y malditamente lento, tortuoso. Roronoa la sujetó de las caderas y le exigió en silencio más, apretándola contra él y devorándole el cuello de nueva cuenta, obteniendo lo que deseaba, a tal punto que la escuchó gemir desesperada por el calor que sentía en su vientre bajo, dándole el orgasmo que ambos estaban buscando.

    .

    Con lentitud se levantó del mueble luego de cubrir el cuerpo semidesnudo de Perona, sujetando su camiseta y colocándosela sobre uno de sus hombros, caminando hasta el reflector de la película. Faltaban cinco minutos para que se acabara.

    Sonrió de lado agachándose para sujetar la botella que aún tenía contenido y beber de ella, saliendo de la habitación.

    La película estuvo mejor de lo que creyó.
     
    • Zukulemtho Zukulemtho x 1
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  1. Monii-chan
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