Pasillo (3º piso)

Entorné ligeramente la mirada al notar su reacción, negando ligeramente con la cabeza y murmurando un suave "it's alright~", como si no estuviese siendo yo misma la que lo estaba provocando de esa manera. De todas formas, logró relajarse un poco cuando le hice la pregunta, y me digné a separarme un poco mientras lo escuchaba, por aquello de no provocarle un colapso nervioso así de buenas a primeras.

Alcé una ceja, escéptica, cuando comenzó a relatar la historia de cómo se había hecho lo de la pierna y al final solté el aire en una especie de mofa cuando contó la versión que sonaba mucho más realista. Bueno, más creíble que lo de los lobos me parecía, al menos.

—You're funny —murmuré, levantando de nuevo la vista para repasar sus facciones en un gesto algo vago—. ...and cute. I like you, Jackie~ Y me alegra que hayas sobrevivido a eso de volar por los aires, también~

¿Por qué? Pues porque sí. De todas formas él solito volvió a sonrojarse al mirarme de nuevo, aunque su sonrisa indicaba que parecía algo más relajado al respecto. Eh, se acostumbraba rápido, ¿o no? Interesante~

>>¿En serio? Luego en el almuerzo cuéntame alguna de esas, tienen pinta de ser divertidas. Ah, y si te gusta salir a beber, en Tokio hay muy buenos sitios que te puedo recomendar~ —le guiñé el ojo de nuevo, algo cómplice, y recibí su pregunta de después jugando con un par de mechones de pelo entre los dedos—. ¿Tres, cuatro años? Algo así, sí.

Giré la cabeza en ese instante, pues el ascensor emitió el típico pitido de haber alzando la planta deseada, y salí al pasillo delante del chico como si nada.

>>Here we are~ ¿Fumas, cariño? Aquí fumamos unos cuantos, ¿sabes? Solemos ir a la azotea, que está subiendo por ahí, o en los baños por si algún casual no te apetece o llueve, no sé~ Ahí está la oficina de la directora, que no deberías querer visitar y, ¡oh! La sala de profesores está en la segunda planta. No hay nada más interesante ahí, la verdad. ¿Qué más~? ¡Ah, sí! Cuando entres al club de fotografía, si ves que la puerta de la sala oscura está cerrada, llama antes de entrar. Just in case~

Le dediqué una sonrisa de lo más inocentona con ese último comentario, como la jodida falsa que podía llegar a ser, y finalmente di una palmada delante del rostro con una sonrisa orgullosa.

>>That'd be all for now! ¿Alguna pregunta, míster?

 

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Las arrastro directamente aquí para no mezclarme con las novias uwu y así aprovecho y me hago un rico relleno con ali-chan osi osi

Mi oferta pareció animarla en sobremanera, lo que me sacó una sonrisilla entre divertida y enternecida. No le había tocado un muy grupo a la pobre chica, ¿verdad? No es que Ri fuese una mala estudiante en sí, sobre todo porque siempre me decía que le rendía mejor cuenta aprobar que suspender (sea lo que sea a lo que se refiriese con lo de 'rendir cuenta'), pero también era cierto que si podía evitar hacer toda la parte difícil de alguna manera, haría lo posible por conseguirlo

No tenía ni idea del resto, eso sí, aunque por la poca información que había podido recibir, me imaginaba que no eran así como los estudiantes mejor galardonados ni nada por el estilo. Quizás la albina aquí presente fuese la única que se salvase y le importase todo aquello lo suficiente, y no podía mentir y decir que no me daba algo de pena.

—¡Claro! Si Ri no ha venido para mañana, puedes buscarme y veré que puedo hacer por vosotros. Ya tengo parte de mi trabajo hecho, así que no creo que sea un gran problema.

Con eso dicho, y entre alguna que otra conversación superficial, acabamos llegando al fin al tercer piso. Dios, sí que era una travesía aquella, ¿eh? ¡Para que luego dijesen que en la escuela no hacíamos cardio!

>>Bueno, supongo que hasta aquí hemos llegado. Voy a la 3-1, por si alguna vez tienes que buscarme. Ha sido un placer conocerte, Izayoi-san.

Acompañé las palabras con una reverencia suave y me erguí con una sonrisa, despidiéndome con la mano rápidamente antes de entrar al aula. Vi a la rubia esa tan llamativa que iba a la misma clase que yo entrar en el baño, aunque no me dio tiempo a saludarla antes de desaparecer de mi vista. Una pena. A pesar de todo me gustaba ser educada con todo el mundo, sobre todo si compartíamos clase, pero nada que hacerle.



Decir que me había pasado desapercibida la mirada que el tatuado me echó encima sería mentir de una manera muy burda. Bueno, el jodido tampoco había pretendido disimular mucho al respecto, y yo iba a tener que empezar a pensar en cobrar por las vistas o algo. La cuestión es que le eché un vistazo de soslayo en lo que entraba en su aula y me sonreí, porque a ese no lo tenía fichado y eso solo podía significar que era nuevo.

Volviendo la atención al lindo Jackie, me sacó una risilla con el comentario de la abstinencia. Pero si no sería otro desgraciado como nosotros al final del día y todo, qué cosas.

—¿Qué se suele tomar por aquí? Pues, hombre, lo que quieras. Es Tokio, no el fin del mundo, hay de todo~

Es decir, estaba el típico sake, claro, pero si tenía que ser sincera... no me sentaba muy bien, así que solía evitarlo. De todas formas, la idea de iniciarlo en la maravillosa vida de las sombras en Japón sonaba hasta tentador, no sé, igual se sorprendía de la cantidad de gente del Sakura que se movía por ahí. O quizás no, pero al menos habría tenido un compañero nuevo para beber.

Entre cháchara, al final el chico se despidió y entró al aula, a lo que me despedí con la mano y asintiendo con la cabeza para confirmar que almorzaríamos juntos. Solía pasarme los recesos durmiendo, o haciendo cualquier otra cosa que me acabase dejando durmiendo, motivo por el que siempre llegaba tarde a las clases de la tarde si es que llegaba. Pero quizás no fuese tan malo hacer algo normal algún día, ¿no? Comer con el nuevo y... ¿no molestarlo mucho?

Sí, claro.

Me asomé a la 3-2 un poco porque sí, comprobando que no había rastro alguno de Cayden ni de Altan aka no tenía a nadie a quien joder, así que qué coñazo. Rebusqué en los bolsillos de la falda y encontré la mitad de un cigarro que llevaría ahí vete tú a saber cuánto tiempo, lo que me dejaba con pocas ganas de entrar a clase y una excusa perfecta para no hacerlo.

En resumidas cuentas, me fui a encerrar al cubículo del baño de chicas a acabármelo y a hacer tiempo hasta que fuese inevitable ir al aula.

 

Las tonterías que Sanji iba haciendo con las cartas me distraían bastante, no lograba entender cómo generaba esos movimientos tan antinaturales pero igual estaba bastante segura de que no revelaría sus secretos así le rogara por ello. Es decir, tampoco lo haría, la verdad, de modo que sólo me quedaba contemplar y admirar... aunque una parte de mí ya estuviera pensando que quizá podría llegar a casa y ver un par de videos sobre trucos de magia, a ver si le pillaba la idea sin necesidad de acudir a él. Eso sería un gran logro, ¿a que sí?

Asentí a su idea, almacenando la información en mi cabeza. Croissant con crema y muffin de vainilla con chips de chocolate, got it. Lo tendría en cuenta para cuando la ocasión se presentara.

Estaba bastante densa, dicho sea. Nunca había sido la más avispada de la camada leyendo y analizando a las personas, concentrada como vivía en mis propios asuntos, pero ahora se podría decir que estaba particularmente distraída. No notaba las sutilezas en las expresiones de Sanji, o quizás una parte de mí las percibía y descartaba al instante, como si no tuviera espacio en la memoria RAM para más mierdas.

Egoísta que te cagas, la verdad.

Usaba a los demás para distraerme y no mucho más.​

Por ello, cuando simplemente aceptó la información que le había lanzado y no hizo preguntas al respecto, no me preocupé por analizar ni pensar nada. Sólo permanecí allí, en esa nube de alivio, y seguí como si nada. Así era y había sido siempre, como lo de Daute. Estaba segura que nada me habría hecho abrir la boca o afrontar el problema de no ser porque pesqué a Alisha ventilando el asunto como si fuera su puta vida.

Y si había algo que me movía como la estúpida que era, ese era mi orgullo.

Sonreí satisfecha al captar Sanji mi intención de volver a apostar. ¿Era prudente, considerando que seguía esperando por mi prenda de la apuesta anterior? Pues no, pero igual me divertía. Además confiaba en que el chico parecía buena persona y no me haría irrumpir en una comisaría o fingir un ataque cardíaco frente a un hospital, por poner ejemplos. Ejemplos que no le facilitaría, claro, sólo por si acaso.

—Uh, scary~ —lo molesté, por la pura gracia, y le extendí la mano para cerrar el trato—. Alright, sir. Deal.

Escuché la historia que lo había traído a Japón en lo que alcanzábamos el tercer pasillo. Decidí acompañarlo a su aula, de modo que seguimos caminando a paso lento. Asentí un par de veces, algo me decía que la idea de ver a su papá no le causaba exactamente felicidad, y lo otro que dijo... ¿tampoco tendría mamá? ¿Sería una madre ausente? Bueno, tampoco iría a preguntar. Visto estaba que no era ese tipo de persona y, la verdad sea dicha, la vida de los demás no tendía a interesarme tanto. Menos si sentía que podría incomodar o pisar terreno fangoso.

Nos detuvimos frente a la puerta de su aula y eché un vistazo dentro, de pura manía. Su pregunta me llamó un poco la atención y regresé la mirada a él, arrugando el ceño. ¿Que si podía o quería quejarme? Venga, podría montarme un essay de la puta nada al respecto.

Pero así y todo, no sentía que verdaderamente debiera.

—No creo —murmuré, encogiéndome de hombros, y esbocé una sonrisa bastante tranquila—. Amo a mi familia y soy feliz con ellos, supongo que eso ya es una gran cosa.

¿No?

Amplié un poco la sonrisa, entrelazando las manos a la espalda, y me dispuse a retirarme.

—Well, then, nos vemos luego, cariño.

Giré sobre mis talones y me encaminé hacia la 3-1. A la pasada eché un vistazo también en la 3-2, pero no identifiqué el cabello de Maze en ninguna parte y solté el aire por la nariz, ligeramente decepcionada. ¿Y si no venía y los brownies se ponían viejos? Eso iba a ser una lástima, eh, con el empeño que les había puesto. Bueno, en cualquier caso mañana podría reemplazarlos por algo recién hecho si llegaba temprano a la escuela.

¿Y por qué no se los daba directamente, en vez de andar con estos juegos tontos?

Vete a saber.​

 

Mi idea para hoy había sido reunir al grupo que me había tocado y disponernos a, cuanto menos, definir el tema a desarrollar en el informe. Odiaba la incertidumbre de estar a dos días de la entrega y siquiera habernos visto las caras. Sabía que en parte era culpa mía, que había estado ocupada en otras cosas, pero de los demás tampoco había ni un poquito de iniciativa y ya me estaba temiendo echarme la noche del miércoles en casa, haciendo el maldito trabajo para salvarnos el culo a todos.

El problema fue que Norsa, el muchacho, fue encargado de mostrarle la escuela a la chica nueva tan bonita, de Ankoku no había rastro y en cuanto a Morgan... Dios, qué pocas ganas me daban de hablarle. Pero bueno, la escuela era escuela. Me incorporé de mi asiento, navegué los pasillos entre pupitres y estuve por abrir la boca cuando la muchacha se levantó y arrastró la silla debajo de la mesa.

—Ahora no, Pierce, tengo planes~

—Pero...

Ni me dejó hablar. Me puso el móvil prácticamente en la cara y sólo dejó de insistir en cuanto lo agarré. Fruncí el ceño, molesta, y ella siguió hablando como si nada.

—Déjame tu número y luego te escribo, hacemos videollamada o lo que sea, y nos encargamos del informe. —Se dignó a mirarme con un poquito más de atención—. Lo prometo, oye. No soy ningún parásito escolar, tranquila.

Solté el aire medio de golpe y accedí, grabándole mi contacto. Le regresé el móvil, me sonrió sedosa y se retiró vete a saber para hacer qué. Hice el mismo camino hacia el pasillo no mucho después, que total tenía que comprarme algo para beber en las máquinas de abajo, y fue cruzar el umbral y recibir el impacto de alguien más en mi costado. Había quedado un poquito cabreada y la primera cara que le ofrecí a la chica no fue la más bonita del mundo, pero apenas noté su nerviosismo mi propia molestia se disolvió como azúcar en agua tibia. Tuve que alzar la vista, de hecho, cosa que casi nunca me ocurría con otras chicas, y le dediqué una sonrisa que únicamente buscaba conciliar.

—Descuida, cielo, puede pasar. —Mi expresión mutó un poquito, adquiriendo la frescura y liviandad que solía echarme encima para relajar a los demás. Para demostrar, digamos, que nada era la gran cosa—. ¿Tú estás bien? A mí no me dolió nada, ¡tengo huesos fuertes!

 

Después de detener a Kurosawa para soltarle la información me había quedado apoyado en el marco de la puerta, no tenía idea de qué esperaba realmente o si esperaba algo para empezar. Si verle la cara al príncipe francés, que Sonnen se apareciera por generación espontánea porque estaba puto loco o que se me quitara el sueño que me había quedado de haberme dormido apenas dejé caer la cabeza en el pupitre.

Me estaba enjuagando los ojos con el dorso de la mano cuando sentí una caricia en la nuca, el rozar de uñas, y me quité como si me hubiesen soltado un latigazo en toda la espalda. Solté el aire como un toro cabreado mientras giraba el rostro, solo para dar con la sonrisa de hiena de Tolvaj.

—¿Hmh? ¿Ni así se te quita? —Parecía una científica loca tomando notas mentales—. Qué aburrido~ ¿Qué hay que hacer para rellenar tus estándares, mariposita?

—Primero, no ser tú y segundo dejar las putas manos donde pueda verlas —dije de mala gana—. A ver, muévete. Seguro hay más gente a la que joder.

Se encogió de hombros, se colocó los cascos y desapareció entre la gente con la música sonando a todo volumen. Me pareció ver que se sacaba algo del bolsillo para llevárselo a la boca, pero tampoco me interesó preguntarme qué era y cómo me había dejado en paz me era todavía más indiferente.

Caí de repente que entre todo el espectáculo ni siquiera le había regresado el porro a Kohaku, el que le había quitado de entre los dedos cuando parecía al borde de un colapso por nervios. En sí poco o nada importaba porque le había pedido que dejara de fumar como un descosido y le había dado los caramelos ahí para rellenar espacio, así que cualquier día le haría otro y asunto arreglado.

Me pareció detectar la melena rubia de Welsh por el rabillo del ojo, cosa que sólo se confirmó cuando giré un poco el rostro, así que esculqué en los bolsillos hasta dar con el dinero. Lo llevaba separado del resto, claramente, y de hecho si alguien me hubiese requisado hubiera tenido buenos motivos para preguntarme por qué un crío de dieciocho cargaba esa cantidad de efectivo para ir a la escuela.

En fin, detalles.

Me acerqué a la rubia sin más, total luego del show del otro día daban igual un montón de mierdas y estiré el dinero hacia ella. Estaba doblado con cuidado, de hecho casi rozaba lo pulcro y debía dar hasta risa, pero que me preguntara si me importaba. Todo lo que hice fue encontrar sus ojos, esperando que lo tomara.

—Con eso quedan cerradas las cuentas, blondie. No alcancé a dártelo ayer.

En el trayecto para alcanzarla había desviado la vista hacia los ventanales un momento, desde allí de apreciaba la entrada principal y el patio frontal, y pude jurar que detecté una silueta oscura al mirar de soslayo. No le presté la suficiente atención porque tenía el cerebro reducido a puré todavía a esas horas y la siesta a mitad de la clase de verdad que no había ayudado casi nada.

Pero quizás debí.

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Amane ola no me fui a mimir JAJDHWH *c pega* pero ya ahora sí

 

Cuando Cayden me interceptó, lo cierto es que estaba caminando bastante decidida hacia su clase y me sorprendió un poco escuchar su voz, haciéndome parar en seco para mirarlo con las cejas alzadas. Al final suavicé la expresión y le dediqué una sonrisilla divertida, porque la verdad es que gracia me hizo la coincidencia.

—Eh~ Justo iba a buscarte, Cay-boy, what a pretty coincidence of fate~

Cogí el dinero que me extendió con una suavidad ridícula, soltando el aire por la nariz cuando me di cuenta de lo estúpidamente bien doblados que estaban los billetes. Lo recorrí con la vista mientras los desdoblaba para poder contarlos y me sonreí como tonta al ponerme con ello.

>>So nasty, mariposilla, ¿en mitad de la escuela? Te creía más reservado~

No sabría definir con exactitud qué habría hecho, no como en la fiesta que parecía bastante obvio, pero digamos que tenía un jodido radar para esas mierdas y podía poner la mano en el fuego a que, al menos, se había corrido que daba gusto con lo que hubiese sido.

Sea como fuere, acabé de contarlo todo y lo doblé de nuevo exactamente cómo él me lo había dado, guardándomelo en el sujetador justo después. A ver, ¿pues dónde me lo iba a meter si no?

>>Todo bien, handsome. Qué suerte que seas un chico tan diligente, right~?

 

Noté el sonrojo que asoló sus mejillas, claro, si la estaba mirando, y me causó una mezcla de pena y ternura que me esforcé ampliamente por no demostrar, sabiendo que eso sólo la haría sentir aún más expuesta. Desvié la vista a los ventanales y noté la presencia de Alisha a un par de metros nada más, pero no le concedí mayor crédito ni hice nada al respecto. Me daba gracia toparme a otro pelirrojo, eso sí, no recordaba nunca haber visto tantos en el mismo año de una escuela.

—Bueno, eso no te lo voy a negar —concedí, soltando una risa fresca, y la memoria me dio para conectar el rap que había oído a la distancia con ella. Nada seguro, sin embargo, tampoco iba a meterme ahí. Alcé las cejas al oír cómo me llamó y pestañeé, regresando los ojos a ella. ¿Milady?—. Vaya, vaya, qué atenciones~

Lo había soltado sin una mínima pizca de malicia. De hecho, me hacía bastante gracia que con Anna hubiésemos bromeado con un rollo similar apenas conocernos y ahora esto. Eh, vamos, se me iba a subir un poquito a la cabeza si las coincidencias se apilaban.

—Es un placer, ¿Izayoi-chan? ¿Prefieres así o puedo llamarte por tu nombre? Nunca me acostumbré mucho a eso de usar los apellidos, sabes. —Me encogí de hombros y volví a reír—. Yo soy Sasha, Sasha Pierce. ¡Y claro! ¿Cómo habría de negarme de conocer a una señorita tan linda?

 

Mientras hablaba con Kurosawa me había parecido escuchar a Aoyama decirle a la nueva que tenía un recorrido pendiente conmigo, pero la verdad había que decirla, estaba pendiente porque había pasado de mi existencia como una campeona cuando yo hasta le ofrecí los apuntes así que a otro lado a decir que tenía pendientes. Además, para no haber hablado y parecer más japonesa que bola de arroz estaba pecando un poquito de confianzuda, pero bueno.

Me hizo algo de gracia la reacción de Welsh cuando la intercepté aunque lo dejé correr, en sí tampoco me sorprendió demasiado que su intención fuese buscarme siendo que le debía dinero, ni modo. Ni que fuese tan idiota para no buscar al que le debía pasta. Desdobló los billetes, los contó y me recorrió con la vista para variar, pero con el cerebro derretido me daba lo mismo, aunque la sonrisa me hizo prepararme para el comentario.

¿Que me creía más reservado?

Honestly same, what can I say.​

Se me aflojó una risa estúpida que no hubiese podido contener ni de haberme molestado en ello y me encogí de hombros mientras hundía las manos en los bolsillos del pantalón. Welsh y Tolvaj eran un par de desgraciadas, de diferente calibre, pero desgraciadas al final del día y tenían un maldito radar para estas mierdas así que tampoco tenía sentido negarlo como tal, no valía la pena gastar esa saliva.

—El burro hablando de orejas, ¿no? Qué lindo~

De cualquier manera, acabó de guardar el dinero, lo dobló de la misma manera y se lo guardó en el sujetador sin más. Podía cortarme una mano a que existían otros lugares dónde guardarse unos billetes, pero como le diese la gana, total ahora era su dinero.

Diligente.​

Y otra para el saco con la diligencia, solo faltaba que también me dijese mojigato en toda la cara.

—Para fortuna de algunos, supongo, no me gusta tener cosas pendientes.

Bastante ambiguo por decir algo, pero colaba.

 

Noté que Sakuya hizo algo con su móvil, pero no le di crédito y decidí enfocarme en lo que, bueno, estuviera dirigido a mí. Mi sonrisa se ensanchó un poquito al notar que, quizá, el asunto del milady fuera algo que la chica tenía arraigado. No que fuera común pero yo andaba tratando de cariño o honey a todo Dios, así que ¿estábamos a mano? Tampoco era de juzgar o colgarme de tendencias ajenas para burlarme, así que ni modo.

Lo que sí, al parecer las bromas y los cumplidos no ayudaban mucho a regular su tranquilidad y decidí descartarlos, al menos de momento. No quería que tuviera un patatús a mitad del pasillo y mucho menos por culpa mía. No iba a matarme intentar adaptarme.

—¡Sakuya, entonces! Hmm... ¿Saku? ¿Saku-chan? ¡Saku-chan! —Asentí, satisfecha con mi elección de apodo, y luego asentí otra vez a lo de si era extranjera—. Sí, soy australiana. Nos mudamos hace algo de seis años, así que ahí va mi excusa para asistir aquí. ¿Cuál es la tuya?

Giré medio cuerpo en dirección a las escaleras y le sonreí, invitándola a acompañarme.

—Iba abajo a comprarme un té, ¿vienes?

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Te la arrastras si quieres <3

 

Me encogí de hombros ante su comentario, sin perder la diversión de mi rostro en ningún momento, y acabé por cruzarme de brazos por debajo del pecho mientras lo seguía escuchando. Era un poquito gracioso, imaginar a cualquier alumno de fuera viéndonos hablar como si nada y, no sé, quizás pensar que éramos hasta amigos o algo. Qué puto chiste.

Cayden me recordaba un poco a Altan, si lo pensaba detenidamente. Le había pillado el mismo gusto jodido a molestarles por igual, claramente ninguno de los dos me tragaba especialmente, y aun así ahí los veías a ambos, aguantándome todas la estupideces como si fuesen malditos masoquistas o algo por el estilo. Pero no me ibas a ver a mí quejándome, obviously, eran como mi fuente inagotable de diversión.

Entorné ligeramente la mirada y me hice con un mechón de pelo entre los dedos, jugueteando de manera distraída con él. ¿No le gustaba tener cosas pendientes, decía? ¿Y no que a mí me había dejado a medio hacer el sábado? Sonaba a un vacío legal de lo más bonito~

—Pues un placer hacer negocios contigo, mariposita~

Que si me preguntaban, haber conseguido hierba prácticamente gratis, comérmelo y algo de dinero extra sonaba a tremendo combo ganador para mí.

Le planté un beso sobre los labios al pasar a su lado, pues porque una no se quedaba a gusto si no tocaba un poco los huevos, y me dirigí de vuelta hacia la puerta de mi clase. Había sido una cosa super rápida y superficial, ni siquiera podría quejarse, eh~.

Pero bueno, también había visto la cabellera rojiza de Sasha pasar de reojo, aunque lo dejé estar porque tampoco me apetecía estar de malas con ella, así que simplemente me apoyé sobre la pared del pasillo y revisé el móvil para hacer tiempo en lo que los chicos decidían salir.

Que no se me olvidaba que tenía un almuerzo pendiente~

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Pensabas que te ibas a librar, pero no :D

 

El muchacho se veía simpático y enchufado a dos veinte, a pesar de andar con bastón y toda la cosa. Eh, espera, ¿no había habido un chico así el primer día de clases? Bah, ya no me acordaba. Lo escuché con una sonrisa suave pegada al rostro y asentí con una capa de orgullo falso encima al adivinar que era inglés. ¡En efecto, señor! ¿Qué más, si no? En definitiva asentí a lo de que sólo mi nombre estaba bien, si total Wickham sólo me decían los profes o las personas que no me soportaban, y lo seguí hacia la puerta en cuanto él se dispuso a salir. A su ritmo, claro, total no me molestaba. ¡Había un interesado genuino en el club!

—En efecto, señor, soy el presi del club... y su único miembro activo, la verdad. Los demás son fantasmas que conseguí para evitar que lo cerraran. Lo que uno hace por los suyos, eh. —Le palmeé el hombro porque había nacido con demasiada confianza y atendí a sus dudas—. No hay requisitos, la verdad, con la situación en la que estamos tampoco podemos ponernos muy quisquillosos. El club se encarga de proveer los insumos. Cámaras, rollos, incluso todos los productos para el revelado de analógicas. Lo único, no tenemos computadora. Creo que para eso podemos hablar con el club de radio que tienen habilitada la sala multimedia, ahí hay tantas que te dan ganas de cometer crímenes. No estoy muy al tanto porque sólo saco analógicas, ¡soy de la vieja escuela!

La pregunta del ritual me arrancó una genuina risa divertida y me detuve frente a él, ya en el pasillo, para verlo de arriba abajo.

—Hmm... —murmuré, dubitativo—. Bueno, como haberlo, lo hay, pero no me gustaría dejarte las piernas más rotas de lo que ya las tienes. Tengo mis límites, ¿sabes?

Noté que Alisha estaba echada contra la pared, distraída en su móvil. Estiré el brazo para cazar sus hombros y la atraje hacia mí, retomando mi monólogo hacia el chico como si nada. Con la misma naturalidad le acaricié el brazo a la chica con movimientos suaves.

—Y creo que básicamente sería eso. Si te interesa unirte, puedo mostrártelo luego y pues, si te convence hablas con un profe y rellenas la solicitud. Easy peasy! Como soy sólo yo nunca me molesté en pensar actividades y tal, sólo salgo a mi rollo y saco fotos, ¡pero si vamos a ser un equipo las cosas cambian!

Estaba genuinamente emocionado por el asunto y estaba seguro que se me notaba en la voz, los ojos, todo. Regresé la vista a Alisha, entonces, y la zamarreé un poquito sin despegarla de mí.

—¿Qué dices, Ali-chan? ¿Con esta guapura en el club vas a interesarte finalmente por la fotografía? —Luego miré al chico y propuse, bastante alegre—: Eh, ¿qué tal si almorzamos todos juntos?

Ni siquiera se me había ocurrido que la criatura aquí presente era una potencial víctima de Alisha y que, con esa invitación, probablemente estuviera arruinando un poco sus planes de ligárselo. La cabeza se me había reseteado y me estaba moviendo por puros impulsos, como un crío de cinco años.

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perdón Ali-chan, el niño está muy contento uwu