Pasillo (2º piso)

Negó con la cabeza ante la pregunta de la chica sobre la comida, mientras terminaba de colocar el último trozo de carne en su bento. De hecho, eran ese tipo de gestos los que al hacían sentir... Ella. No importaba el montón de cosas que hubiese andado haciendo los últimos días, ni lo que hubiese pasado el viernes, luego de haberse disculpado con Hiroki, Aika y Altan se podía estar más o menos tranquila, se podía permitir seguir siendo la chica de toda la vida. Esa que cuidaba de los demás.

Le dedicó una amplia sonrisa al escuchar su respuesta afirmativa, antes de comenzar a comer, con la vista puesta en la ventana.

—¿Hmh? Claro, si no le molesta a tu madre. Además, seguro Kazuki-kun se pone contento~ —Tenía rato de no ver al hermano mayor de Nagi y la verdad le tenía cariño al chiquillo.

 

Un relámpago había cruzado el cielo en un abrir y cerrar de ojos, como un víbora eléctrica, y cerró los ojos por reflejo antes de seguir como si nada, escuchando a Nagi explicándole lo de su hermano.

—Enviarlo a la escuela con esta lluvia ni vale la pena —murmuró, como si sintiera lástima de que el pobre niño tuviese que salir de casa con ese clima horrible. Su atención de desvió entonces al resto de palabras de la chica—. Me parece una buena idea~

Suponía que le daba tiempo de quedarse en casa de Nagi, mirar una película y volver a casa para preparar la cena, bueno en realidad estaba segura de que le daba tiempo. Además no quería perder una oportunidad como esa, con la chica tomando la iniciativa, mostrándose tan abierta a comentar sus ideas para pasar un rato con ella.
Se llevó los últimos bocados de almuerzo a la boca, antes de dejar la caja a un lado y estirar un poco el cuerpo.

—Lástima que ya casi termina el receso. Espero no quedarme dormida de nuevo como la semana pasada.

 

No había que ser tampoco ningún Sonnen para saber que mi respuesta no había sido lo que quería escuchar, pero mejor eso que haberle mentido e incomodarnos los dos en el proceso.
La seguí cuando reinició la marcha, bastante más tranquilo ahora que podía hacerlo sin sentirme presionado ni nada raro y recorrí el espacio con la vista, dándole forma a la academia.

Miré su móvil mientras la escuchaba. ¿Hanson? ¿No era ese el que me había dicho Maze que podía ser un potencial cliente?

—¿Presentármelo? Claro, cuando quieras.

En sí el chico no parecía peligroso ni nada, así que por mí estaba bien, pero tener dos trombas de energía con complejo de ametralladora no sonaba como el mejor de los planes pero si quería venderle, pues iba a tener que aguantármelo como un campeón.

 

Alethea Ethans

El lunes había sido un poco complicado porque a Riamu la lluvia la ponía de mal humor y, en general, todo el ambiente de la Academia se sentía tenso de alguna manera. No es que yo conociese lo suficiente a la gente de ahí pero a veces ese tipo de cosas se notaban.

Por otro lado, el martes había amanecido con el sol brillando y eso solo podía significa que iba a ser mucho mejor día. ¡Tenía que serlo! Al menos Ri estaba mucho más animada por ello y me permitió arrastrarla hasta el pasillo del segundo piso sin muchas quejas.

—¿Estás segura de quedarnos aquí paradas, Thi? Igual es un poco raro...

—¡No para nada! Ya verás, la chica es super amable y seguro que no le importa. Además, si no aprovechamos su ayuda va a ser un poco difícil encontrar al responsable del club, ¿no crees?

Riamu se encogió de hombros y se dejó caer hasta chocar con la pared a su espalda, colocándose los cascos para seguir escuchando su música. Por mi parte me quedé mirando con total atención alrededor, tanto por curiosidad como para que Anna no me pasase desapercibida.

Claro que, todo eso asumiendo que no estuviese ya en su clase, lo que sería todo un problema.

 

Bueno, al parecer a nadie le había interesado demasiado lo del martes de abrazos, pero no tenía sentido preocuparse, ¿verdad? Ya me habían demostrado bastante que eran capaces de... soportar mis ideas extrañas. Tampoco pretendería que danzaran a la par, con el grano en el culo que podía ser.

Como sea.

Despedí a Jez con el brazo en alto y me volví hacia Emily en cuanto sentí que me picaba las costillas. Di un respingo reflejo, riendo, y asentí muy contenta. Se me escapaban sus razones para pedirme algo así, pero me había guiñado el ojo y más o menos asumí que no sería buena idea preguntar. Además ¡me gustaban las sorpresas!

—¡Claro! Un almuerzo de chicas~

Estábamos llegando al segundo piso y le eché ambos brazos al cuello, obligándola a girarse conmigo hacia los chicos mientras caminábamos en reversa hacia las aulas.

—Así que bueno, no nos extrañen demasiado~

No esperé reacción ni nada, automáticamente giré sobre mis talones y di entonces con la cabellera cian de Alethea. Me recordaba bastante a la de Kohaku, ahora que lo pensaba.

—¡Chipe-chan! —la saludé, contenta, y arrastré a Emi conmigo—. Buen día, ¿qué tal todo?


Había enterrado las manos en los bolsillos y me mantuve en silencio durante buena parte del trayecto, hasta que llegamos al segundo piso y Anna y Emily se separaron. Las seguí con la vista apenas unos segundos antes de sonreírle a Altan e indicarle el último tramo de escaleras con un movimiento de cabeza.

—Por cierto —dije, ya en marcha—, es de ayer, ¿verdad? ¿Puedo ver?

Pregunté, pero no esperé. Más o menos a mitad de camino me detuve en un peldaño, esperando captar su atención, y enganché el cuello trasero de su chaqueta y camisa con la punta del dedo para jalarlos hacia abajo. Tuve cuidado de no arrastrar la ropa demasiado ni hacerlo sobre el tatuaje, y asentí, sonriendo suavemente.

—Vaya, es un diseño bastante intrincado —comenté, reanudando la marcha—. ¿Significa algo o sólo te apeteció?

 

Como Anna no esperó respuesta de ninguna clase, pues tampoco invertí energía en darla pues porque así era ella y así era yo, de forma que solo atendí al gesto de Kohaku y seguí caminando por el pasillo, manos en los bolsillos.
Atajé sus palabras al vuelo pero por lo que había visto de Ishikawa creí que iba a esperar una respuesta, cosa que no fue así, me detuve cuando él lo hizo y antes de que pudiera decir nada había enganchado el dedo en la ropa, alcanzando a deslizarla los centímetros suficientes para ver el tatuaje.

No me importó realmente, después de todo si no me había tensado ni una pizca con el imbécil de Arata mucho menos iba a tensarme con Ishikawa.

Cuando reinició sus pasos hice lo mismo, acomodándome la camisa y la chaqueta mientras asentía con la cabeza a la primera pregunta, de si era de ayer.

—Sonnenrad —solté sin más antes de tener la decencia de explicarme—. Es la palabra alemana para las ruedas solares, con eso atajas también lo que significa Sonnen aunque no viene a cuento. Como sea, se usa como sinónimo para el sol negro, ya sabes la mierda esta nazi, porque después de todo la esvástica es una rueda sola rota. En cualquier caso no iba por ese lado, más bien sigue el concepto de rueda solar que luego generó las cruces celtas. Está asociada a las cuatro estaciones, al igual que la cruz para los celtas, en síntesis los cuatro elementos. Un poco como el árbol de la vida también.

Guardé silencio unos segundos, en realidad no iba a decir nada más, hasta que otra oleada de información me cayó encima directo del archivo.

—Tiene que ver con la pertenencia, la identidad y la protección —murmuré. Lo miré con el rabillo del ojo y se me formó una sonrisa en los labios—. Así que digamos que fue porque me apeteció y porque significa algo. Quizás lo que aspiro a ser, no tengo idea, algo además de solo... Agua.

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Ko-kun PERDONA EL MONÓLOGO DE ESTE PENDEJO

Also le respondí aquí al bby bc sentí raro idk arrastrármelo al pasillo de arriba cuando él se detuvo en las escaleras owo

 

Emily Hodges

Me dejé arrastrar por Anna con una sonrisa risueña, despidiéndome de los chicos con la mano en cuanto me giró y siguiéndola poco después hasta que se paró al distinguir a alguien que parecía conocer. ¿Chipe-chan? ¡Ah! Ella era la chica de la que me habló el otro día, ¿cierto?

La saludé con una inclinación de cabeza y ella nos correspondió rápidamente a ambas, con una sonrisa emocionada. Bueno, parecía bastante amable, a decir verdad.

—¡Anna! Buenos días~ Todo bien, ¿qué tal vosotras?

Intercaló entonces miradas entre las dos y por mi parte simplemente le devolví la sonrisa, con un "todo bien también~".

>>Ah, mira, ella es mi amiga, Riamu.

Señaló entonces hacia un lado de la pared donde una chica se encontraba apoyada con unos cascos en la cabeza. Nos saludó con un movimiento de cabeza fugaz y volvió a su teléfono como si nada.

V-vaya...

 

Reparé en la chica que Alethea nos estaba presentando, aunque ésta no lucía muy... amigable. Debía ser la otra idol, ¿verdad? Bueno, aspirante, lo que fuera. Además tenía todas las pintas con ese cabello, los accesorios y demás. Eh~ Me recordaba un poco a mí, no iba a mentir, y se lo habría dicho de no ser porque no parecía andar de ánimos para hablar.

—Bien, bien, muy bien~ —canturreé, balanceándome sobre los talones, y estiré una mano hacia Emily—. Ella es Emily, estará en el club de baile con nosotras.

Entrelacé las manos a la espalda y la miré con una ligera nota de picardía chispeando en mis ojos.

—Oye, Chipe-chan, ¿sabías que hoy es martes de abrazos~?

 

Alethea Ethans

Me rasqué la mejilla con algo de nerviosismo, porque era un poco extraño que Ri reaccionase así, aunque sabía que a veces se controlaba con sus reacciones cuando yo estaba por ahí o era gente que yo le presentaba, como era el caso.

Sea como fuere, recuperé rápidamente la sonrisa y me dirigí de nuevo hacia la morena, presentando mi nombre antes de centrarme en Anna una vez más.

—¿Martes de abrazo? —repetí, ladeando la cabeza, ciertamente confundida—. ¿Es alguna especie de tradición de la escuela o algo así? ¿Y qué tenemos que hacer? ¿Abrazarnos con quien nos encontremos o... a quién queramos?

De repente, comencé a sentir una chispa de curiosidad que se fue acrecentando con cada pregunta. ¡Qué amable por parte de la directora hacer algo así!

 

La emoción chispeó en mis ojos al oír a Alethea, ¡estaba interesándose por la idea! Recogí sus manos entre las mías y le sonreí, soltando una risa breve antes de hablar.

—Bueno, no lo es, ¡pero podría serlo! Sólo tienes que arrimarte a alguien, decirle "¡martes de abrazos!" y te le avientas encima. —Le solté las manos para hacer exactamente lo que acababa de decir, me puse de puntillas y le rodeé el cuello con los brazos—. ¡Así! Si lo sorprendes te da puntos extra~

La dejé ir unos pocos segundos después. Ya se me había ido la cabeza, porque ¡cuán divertido sería que hubiera competencias de abrazos! Y que todo el mundo anduviera abrazando a los demás por la escuela, llegar y tener que protegerte de ataques sorpresa, ¡pero de abrazos! Y que la única forma de superar a los demás fuera dando aún más abrazos. ¡Abrazos por doquier! Además, abrazar es super bonito, así que no le encontraba fallas a la lógica.

No que no~

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woah se le fue la olla

 

Emily Hodges

Observé la escena con una sonrisa enternecida, porque la peli-azul rápidamente le correspondió el abrazo a Anna y escuchó su explicación con un interés que estaba segura que a la chica le hacía mucha ilusión.

—¡Qué divertido, Anna-chan! Hey, nos tenemos que ir pero podemos vernos después y te digo cuantos abrazos he conseguido dar, ¿vale? —la chica se giró entonces hacia su amiga para zarandearla—. Nos vemos~

Mientras Alethea se alejaba hacia las escaleras, Riamu se quitó los cascos y le dio un ligero golpe a un mechón del pelo de Anna.

—Lindas mechas~ —canturreó antes de alejarse también.

Reí ligeramente, algo divertida, y miré a la chica con la misma expresión. Así fue, claro, hasta que me di cuenta de una cosa que me hizo fruncir el ceño. Busqué en mi maletín un par de minutos y al final solté una especie de bufido al volver la vista hacia Anna.

—Ah, me he olvidado una cosa abajo, Annie. ¿Quieres acompañarme?

 

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Do you think you're safe, frozen in place?
Run for cover just in case.
.
I am not afraid to fall.
You can watch me lose it all.
I'll get it wrong, 'til I get it right.

No había podido tocarlo, una vez que lo vi desmoronarse frente a mí no pude tocarlo porque sentí que no tenía el maldito derecho de hacerlo a pesar de que siempre me forzaba sobre todas las personas. Necesitaba sostén, alguien que lo levantara, le sacudiera el desastre de encima y volviese a enfocarlo, pero luego de todas las veces que lo dijimos, que no nos preocupábamos por el otro y toda la mierda... No pude tocarlo.

Si lo tocaba iba a arrasar con él, iba a evaporar el océano, y lo necesitaba embravecido no vuelto bruma.

Además lo sabía, la capacidad que tenía Altan para enfocarse en una tarea incluso cuando el segundo anterior hubiese estado en la más absoluta de las mierdas. Bastaba un rato para que su archivo, de repente chamuscado, volviera a ponerse en marcha y cumpliera con sus palabras.

Íbamos a cobrarnos la sangre de Hiroki.​

Me había metido a clase con movimientos pesados, casi robóticos incluso cuando tenía un maldito incendio en el interior y me había sentado de la misma forma. Sentía la tensión en cada centímetro del cuerpo.
Miré la venda que había hecho Hiradaira de nuevo, mientras soltaba un suspiro que no me quitó de encima ni una sola gota del estrés que me manejaba y me di cuenta entonces de que ni siquiera me había dado la cabeza para decirle a Altan me esperara fuera de los baños un momento para lavar el llavero, quitarle la sangre fresca de encima al menos y allí estaba, en medio de la clase con el rojo todavía patinándome entre los dedos de la mano sana.

Era mi propio iniciador, ¿cierto? No necesitaba chispa, cerilla o fuga de gas alguna, tenía la capacidad para desatar mi fuego sola y era eso lo que significaba aquel objeto ahora. Era el eterno recordatorio de lo que habían hecho.

Cuando sonó la campana dejé mis cosas sobre el escritorio; seguía sin entender cómo mierda era capaz de seguir actuando como si nada o bueno, algo así, había tomado apuntes y de todo, a pesar de que me dolían los malditos nudillos y la gasa se había empezado a parchar lentamente de sangre por el movimiento de la mano, que impedía que las heridas se cerraran.
Me había levantado ya, dispuesta a salir, cuando recordé algo y volví a tomar asiento para escribir en una hoja que finalmente me llevé conmigo cuando salí. Una vez en el pasillo volví a robarme algunas chinchetas de los otros anuncios en el tablero y dejé el papel puesto. No había puta manera de que les viera la cara a las chicas en ese estado, era una bomba de tiempo.

Y si iba a llevarme a alguien en banda iba a ser a Tomoya Hideki, no a un montón de niñas.

Lo siento, Izu-chan. No podremos prepararle a Mimi lo que te prometí.

Redireccioné mis pasos al baño, sin preocuparme demasiado por esa mierda que dijo Altan de no andar sola, en el almuerzo había gente por todas partes e intuía que la misión del mondadientes había terminado ese día, con la oreja cortada. Una vez en el lavamanos saqué un pañuelo del maletín, envolví el llavero y me enjuagué la sangre ya seca de la mano sana. Había sentido el móvil vibrar en el bolsillo, pero no lo saqué hasta haberme secado la mano, tenía también el mechero de Altan todavía.

¿Tienes con quién almorzar, Senpai? Yo quedé con Satoko y, si hay suerte, se sumarán otros dos.

Era... demasiada gente, tanta que casi me daba asco, como si me hubiese fusionado con todos los huraños con los que me relacionaba pero lo cierto es que, ¿qué se supone que hiciera si no? ¿Ir a la cocina, encerrarme con llave y preparar el pastel que pensaba enseñarles a hacer a las chicas sola? Sonaba como un plan maravilloso, luego me lo llevaría a casa y papá y mamá podrían comer.

Pero eso era lo que ellos querían, ¿no? Aislarme también.

Bajo en un momento, estoy en el baño de arriba.
​

Había tecleado jodidamente despacio pues porque lo estaba haciendo con la mano derecha, pero era lo que había. Cuando alcé la vista al espejo y topé con mis ojos me di cuenta del aspecto que tenía realmente, la mirada de perro hastiado, el cabello en direcciones azarosas y el uniforme arrugado del forcejeo con Koizumi todavía.
Dejé el maletín y el móvil sobre el lavabo, para tratar de acomodar todo en su lugar, volver a estar más o menos presentable. Me ajusté la máscara al rostro, logré recuperar el brillo en los ojos e incluso sonreír como lo hacía siempre.

Nadie diría que acababa de recibir una amenaza directo de Shibuya, ¿cierto?

Mucho menos que acababa de enterarme que habían apaleado a mi novio.

Maravilloso, Shiori.​

¿Cómo iba a excusar la venda de la mano, si tanto Satoko como Nagi me habían visto en la mañana y las había acompañado a clase?

Ya lo pensaría sobre la marcha, la verdad.

Cuando me regresé el móvil al bolsillo saqué el mechero de Sonnen, no me había dado cuenta nunca, pero tenía un grabado. ¿Era... una herencia familiar? Ponía su apellido, junto a lo que parecía un escudo de armas. Como fuese lo regresé al bolsillo también.

No me di cuenta hasta que tomé mis cosas, salí del baño y me fundí con la gente que pasaba para disponerme a bajar a las clases de primero, pero en el fuego que arrasaba con todo en mi interior había otra cosa, algo que no había tenido cuando Kaoru murió y no estaba asociado solo a eso, a que ahora tenía un hermano muerto. Era otra cosa que alimentaba la ira que sentía pero no era mío, me emparentaba a Sonnen sí, pero tampoco era suyo.

El relámpago, la víbora eléctrica errática e incontenible que me mantenía el corazón funcionando.

Electricidad prestada.

Gracias, Hiro.
​

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Mori porque le respondí a tu niña