Recostada sobre una cama de sábanas azules, una joven se hallaba dormida. Lentamente, comenzaba a parpadear, mientras se sentaba. Acomodó su cabello ondulado en una cola de caballo, y se dirigió a una parte oscura de la habitación. Caminó hasta la ventana, observando los pequeños rayos de sol anaranjados filtrándose entre las nubes, a punto de amanecer. Dio un suspiro que empañó una pequeña fracción del cristal. Acercó lentamente su mano sobre el mismo, y lo limpió. -Me pregunto... Si habrás olvidado aquello que nos prometimos... -dijo, en un tono casi imperceptible, mientras buscaba con la mirada entre las montañas. Ella se refería a aquel muchacho, al que su familia había contratado para sirviente. Aquel muchacho del cual se había enamorado profundamente. Ambos se amaban, y habían mantenido aquella relación por mucho tiempo escondida, pues sabían que sería imposible que estén juntos. Pero, por un descuido de ella, los habían descubierto; y despidieron al joven, no si antes darle una brutal golpiza frente a los ojos de ella. No había podido hacer nada para defenderlo, y éso la torturaba enormemente. "Algún día, te llevaré lejos de aquí. A algún lugar donde podremos estar juntos, dónde serás muy feliz. Te lo prometo, preciosa." " Yo iría contigo a cualquier parte; en cualquier parte seré feliz si estás conmigo. Yo te prometo, que te seguiré a donde sea que vayas, y te amaré por siempre." Aquella promesa sellada con un beso, que ambos se habían hecho, en ésa noche de invierno en la que estuvieron juntos. Ésa promesa, en la que ella pensaba una y otra vez, pensando en si se cumpliría. -Yo creo que lo recuerdas -se contestó con una débil risa- y éso es lo que más me duele... Porque yo... No puedo cumplir mi parte -Pequeñas lágrimas se deslizaban por sus mejillas al pronunciar aquellas palabras, pues estaba atrapada en su propia casa, teniendo la salida prohibida. Se sentó en la esquina a un lado de la ventana, mientras se abrazaba a sí misma. -No sabes cuanto te extraño, cuanto desearía estar contigo de nuevo... Pero yo... ¡No puedo hacer nada! -gritó en llanto- Soy una inútil, lo único bueno de mí... eras tú. Tú no deberías haberte enamorado de mí, sólo te hago sufrir... Ambos sufrimos, porque por más sueños y promesas que tengamos... No podremos volver a vernos -Las lágrimas ahogaban sus palabras, y su voz se debilitaba y temblaba. Los sentimientos que tenía en ese momento la mataban, se sentía impotente y sola; no había nadie que pudiese comprender su dolor. -Querría volver a vivir los momentos que pasamos juntos, de los cuales sólo me quedan los recuerdos... Lo único que tengo ahora, es dolor... Y sé que nunca volveré a estar completamente bien, porque... Mi corazón se fue contigo. Tú fuiste mi único amor... -dijo dulcemente mientras secaba sus lágrimas- Y nunca te voy a olvidar. Tú fuiste, eres, y serás... Parte de mí. Nunca voy a olvidarte, te amo...
He de decir que este cuento lo leí lentamente, muy despacio, al grado de digerir cada palabra a mi paso. Es muy bonito, muy emotivo en cada palabra. No sé si la canción que escucho me ayudó a procesar más el dolor, pero me ha gustado, por lo menos creo que me parece una mejor entrega que la última que leí de ti. Es descriptivo y se basa más que nada en los sentimientos. La pobre chica simplemente no puede aceptar que el hombre que amó se ha ido y todo porque lo separaron sus padres. Suena cliché, un poquito; pero la perspectiva de la muchacha me pareció acertada, a veces estamos acostumbrados a ver esta clase de relatos en tercera persona, como un testigo omnisciente que se encuentra presenciando la historia trágica de dos amantes forzosamente separados pero que nada puede hacer al respecto. Pero, ¡oye! Tampoco es para que la chica se rinda. Es decir, si hay una promesa, no debería decir que él se ha ido para siempre, o algo así que da a entender, como si todo ya estuviera destrozado para siempre. El consuelo que yo encuentro acá es que el muchacho no la traicionó, sino que por el contrario fue expulsado y hasta sufrió físicamente por el daño que le propinaron los papás de la protagonista, y se fue pero seguro ha de regresar tarde o temprano, por qué no si la promesa ahí sigue y ella ha jurado esperarlo para siempre. O bien, la muchacha pronto podría independizarse e ir a buscarlo. Es cuestión de paciencia. Lo triste es que en este caso el chico ya ni la va a visitar a escondidas ni nada, como si gracias a la paliza y al rebaje de su dignidad se dio cuenta que no valía la pena luchar por ella, y si lo vemos desde esa perspectiva sí es algo triste... Algo triste para ella, que dio todo por él y enfrentó a sus padres probablemente y ahora sigue sufriendo y llorando por su recuerdo... Bueno, es trágico, pero insisto, creo que tiene futuro, podría tener un destino prometedor, es como de esas veces que me gustaría saber qué pasó después con los personajes, ¿el chico volvería a aparecer? ¿O nunca más volverían a verse? Bueno, ahora a lo técnico. Hay cosas que quiero resaltar, aunque por lo general me ha gustado la ortografía. Lo más notorio en cuanto a errores ortográficos es un grotesco "éso" que pusiste varias veces. Vamos, amiga, "eso" es una palabra grave con terminación vocal, lo mismo que si escribieras "ese" o "esa" (con la diferencia que estas palabras podrían llevar su acento diacrítico si se convierten en pronombres). No hay ninguna confusión que pueda surgir en la palabra "eso", siempre lo encontraremos como pronombre demostrativo... ¿o acaso dices "eso libro", "eso amor"? Técnicamente, la palabra "eso" nunca puede confundirse con un demostrativo, amiga, y si lo acentúas es por una falsa analogía con las palabras "ésta, aquél, aquélla", que pudieran o no llevar tilde dependiendo del significado. "Eso, esto, aquello", ¡jamás los tildes! Lo de los diálogos es otro problema, aunque parece que no es recurrente, porque a veces te pasa, a veces no. Intentaré explicarme con un ejemplo extraído de tu mismo fic: -Yo creo que lo recuerdas -se contestó con una débil risa- y éso es lo que más me duele... Porque yo... No puedo cumplir mi parte -Pequeñas lágrimas (...) -Yo creo que lo recuerdas -se contestó con una débil risa-, y eso es lo que más me duele... porque yo... no puedo cumplir mi parte -pequeñas lágrimas (...) Aquí quiero hacer notar que después del guión pudiera (o no) ir una coma, aunque esto no es lo más importante. El "eso", que ya lo dije. Lo de los puntos suspensivos, bueno, no sé por qué usas mayúscula luego, sigue siendo una misma oración, una misma idea, sólo interrumpida por algún espasmo en su voz, pero no es que esté cortando un pensamiento y trocándolo por otro. La mayúscula de la acotación, en el "pequeñas", pues igual, no debe ir, nunca le antecede un punto, o yo no lo veo. Además, es más estético si no acotas tanto un diálogo, aquí lo partiste dos veces para introducir la voz del narrador... -No sabes cuanto te extraño, cuanto desearía estar contigo de nuevo... Pero yo... ¡No puedo hacer nada! -gritó en llanto- Soy una inútil (...) -No sabes cuánto te extraño, cuánto desearía estar contigo de nuevo... pero yo... ¡no puedo hacer nada! -gritó en llanto-. Soy una inútil (...) Aquí debo remarcar el "cuánto", que está haciendo función de una interrogativa indirecta: (¿Cuánto te extraño? No sabes cuánto; ¿cuánto desearía? No sabes cuánto desearía...). Remarco de nuevo lo de los puntos suspensivos que ya expliqué arriba, que no cumple función de punto y seguido. También, si te fijas, luego del último guión de la acotación, le falta un punto, porque ahí sí acaba una idea. Y muy bien poniendo mayúscula en "Soy", sólo te faltó el puntito. No me fijé bien si hay más errores de ortografía, puede que sí o puede que no, pero me da un poco de flojerita ver, eso que venga a hacerlo un beta. Espero haberte ayudado en eso poquito. Otra cosa que a veces podría molestar es: "Caminó hasta la ventana, observando los pequeños rayos de sol anaranjados filtrándose entre las nubes, a punto de amanecer. Dio un suspiro que empañó una pequeña fracción del cristal. Acercó lentamente su mano sobre el mismo, y lo limpió." Mira cuántas veces fuiste reiterativa en ese solo renglón. Tres ideas las empezaste idénticas, con un verbo en pretérito perfecto, aunque variado, pero con la misma fórmula. Acá no se trata de un error, sólo es un consejo de estética. Fluye mejor si innovas en cada frase, yo sentí como si cada vez que llegaba a un punto y seguido, se me cortaba la respiración de forma abrupta para volver a empezar de una manera idéntica. Fue insistente, a mi parecer. Finalizo diciendo que me gustó lo último, mezclaste ahí bien el título de la obra, de modo que uno llegó a ese punto y dice "¡ajá! Te encontré...", y sí, logramos encontrar el "Parte de mí" y sentirnos ahí identificados, tocados. "Lo único que tengo ahora es dolor", no sé si eso lo he visto en alguna canción ya antes, quizá sea sólo imaginación mía. Espero haberte ayudado. Todas mis críticas son para bien, nunca lo olvides. Saludos.