The Hunger Games Panem Alterverse ¿What if?...

Tema en 'Fanfics sobre Libros' iniciado por Fénix Kazeblade, 14 Septiembre 2015.

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    Fénix Kazeblade

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    Título:
    Panem Alterverse ¿What if?...
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    2
     
    Palabras:
    1931
    Estos relatos, muestran una serie de consecuencias alternativas si las cosas que ocurrieron a lo largo de la saga no hubieran ocurrido de la misma manera, algunos aspectos son idénticos pero existen divergencias que hacen que todo cambie y tomen cursos totalmente distintos.

    Esta historia que constará de tres partes puede ser un spoiler para quien no han visto sinsajo parte 2, yo leí el libro.

    ¿Que tal si Prim no hubiera muerto? Parte 1

    Había fuego a mi alrededor, detonaciones seguidas por gritos, por desesperación, por mi propia desesperación, ella allí, inocente, tranquila, inconsciente del peligro que se cernía sobre ella, sobre todos nosotros, algo se aproximaba a mí, me tomaba y el calor desaparecía, aquel monstruo infernal que engullía todo a su paso se aleja, no, yo me alejo de él, pero mis pies no se mueven.

    Por un segundo había sido aquel Sinsajo de Cinna lleno de tantos sueños de insurrección, volaba y me transformaba en aquel que con sus alas buscaba abrazar desesperado lo que más le importaba a quienes más amaban, tantos escapaban de mis manos, desde aquellos muchachos que no pude salvar, la chica que transformaron en avox, la pequeña y dulce Rue, la gente de cada distrito que moría llevándome como estandarte, los tributos vencedores, torturados y asesinados por el capitolio creyéndolos aliados con los rebeldes o por los rebeldes aliados con el capitolio, aquellas chicas del ocho a las que decidí darles una falsa esperanza y al final no lo lograron, todas las millones de almas del distrito doce que estallaron entre bombas como yo lo hacía, como ocurría cuando aquellos paracaídas caían en la casa Snow, sobre Prim, sobre mí, pero por alguna razón…

    —Katniss, tranquila estoy aquí… —me susurra Prim, siento su aliento en mi oído mientras estoy sedada sé que no es un sueño. Estoy segura.

    …seguimos vivas.

    Los días transcurren y vivo entre pequeños fragmentos de una realidad adormecida y sueños de dalium y morfina, no siento que nada en mi cuerpo duela, no siento que nada haya mal en mí, Prim está viva, yo lo esto. ¿Qué razón existe para que me mantengan así?, ¿Por qué simplemente no puedo seguir con mi vida?, entonces me percato, mi cuerpo está completo, pero mi espíritu no lo está han arrancado algo de mi alma provocando una herida que no sanará, algo ocupaba ese fragmento de mí, me han arrebatado a alguien. Mi mente sedada intenta averiguar quién me hace falta, recordar las voces he imágenes borrosas de personas que han estado allí para visitarme y charlar conmigo mientras estoy así, me es imposible distinguir, que es real y que no.

    Encuentro la primera vez que despierto por completo los ojos cansados mi madre que me mira con aprensión, se nota que no ha dormido en días, temó que la voz de Prim en mi oído tiempo atrás haya sido una ilusión, eso y el recuerdo de las bombas cayendo mientras la miraba a los ojos me está por provocar un schock nervioso, entonces la veo entrar toda esa energía que se disponía a detonar entre rabietas, gritos, lágrimas y llanto, surge y salto de la cama mientras me lanzo hacia ella y la envuelvo en mis brazos con tanta fuerza que pierde en equilibrio y cae de espaldas, la beso y lloro, termino contagiándola y hace lo mismo, la mantengo así en mis brazos por un tiempo, no quiero dejarla ir.

    La miro y en sus pequeños ojos hay incertidumbre, recuerdo hasta ese momento que durante el tiempo que estamos juntos ha intentado decirme algo, estoy por preguntarle cuando entre Plutarch, Venia, Haymitch y el equipo de preparación, no tienen la misma jovialidad de siempre ni siquiera Plutarch que parecía disfrutarlo en cada momento, mi equipo de preparación me muestra el traje de Sinsajo y Haymitch me explica que es algo importante está por ocurrir.

    —Preciosa, es hora — me indica mientras me toma del hombro hacia una de las habitaciones de la mansión de Snow que es donde nos encontramos.

    Caminamos sin hablar y noto que está más demacrado y ojeroso. Con suspiro cansado se detiene como si no pudiera seguir más.

    —La habitación del fondo, pasando los jardines —dice a modo de susurro.

    —Haymitch, ¿qué te pasa? —le pregunto y el baja la mirada — siguen sin dejarte tomar los del distrito 13 —bromeo.

    Me observa y un gesto extraño se dibuja en su rostro.

    — Es otra cosa —afirma luego de un silencio prolongado — entra…

    Arqueo la ceja mientras cruzo por los jardines repudiando el aroma a rosas cuando paso por él, siento sudor frío recorriendo mi espalda mientras apresuro el paso lo que apenas me permite escuchar a mi mentor susurrar.

    —Lo siento…

    Al girarme, se ha ido.

    No hay más agentes de la paz, ni siquiera hay rebeldes por este sitio, veo a una pareja de ellos alejarse y mi acerco un poco para distinguirlos más, son del distrito 8. Entonces reconozco a Paylor, está viva aunque mucho más acabada, desde donde está me señala que con un gesto que me introduzca al jardín.

    Observo al avanzar un arbusto de rosas blancas y en ellas un botón de estas que apenas está surgiendo, una idea maliciosa, una idea venganza surge en mi interior, en el momento de la ejecución, Snow la podría llevar en el corazón, así, aquella maldita flor con la que tanto me había asediado marcaría el final.

    —Esa me iría espléndidamente bien. —afirma una voz que reconozco al instante y como es así un odio emana de mi interior y me giro para enfrentarlo.

    El lleva un espléndido traje blanco, un esmoquin para ser exacta, su asqueroso rostro está aún distorsionado así como su cerebro que le permite sonreír a pesar de estar preso, sujeto de las manos y los pies con cadenas mientras vaga por su mansión asediada con el orden que había establecido, destrozado.

    — Tenía la esperanza de podernos ver antes señorita Everdeen, claro antes de todo ese teatro que mostraran ante el país para que tu grupo de rebeldes demuestren que me han vencido.

    Esto era lo que quería que encontrara Paylor, pero ¿Por qué?. Ni siquiera tengo un arma para enfrentarlo, tiene algo que decirme.

    ―Hay tantas cosas que debemos discutir, pero tengo la sensación de tu visita será breve. Así que, primero lo primero. ―Él comienza a toser, y cuando se quita el pañuelo de su boca, es más rojo―. Quería decirte que siento mucho que siento su perdida.

    Siento una débil punzada que atraviesa en el corazón mientras me aterro desconcertada pues él lo sabe y yo no puedo recordarlo.

    Recordándome que no hay límites para su crueldad. Y cómo se irá a la tumba tratando destruirme. Busco algo que clavarle en el pecho solo quiero que esta sensación termine solo quiero hacerlo pagar.

    ―Espere, no ira a creer que fui yo―Sus ojos están clavados en mí, sin pestañear, para no perderse ni un segundo de mi reacción. Pero lo que él dice no tiene sentido. ¿Cuándo ellos soltaron los paracaídas? ― Había perdido, habías jugado bien, si tuviera un aerodeslizador lo hubiera usado para escapar, no para acabar con mis propios niños― como si no hubiera visto que por 75 años hizo que niños se mataran para la diversión de sus ciudadanos― suspira y se acomoda como charlara con una amigo, eso me causa repulsión― Pero dejando eso a un lado, ¿qué propósito podría haber servido? Tomo la vida por razones muy específicas. Y no había ninguna razón para que destruyera un redil lleno de niños del Capitolio. Ninguno en absoluto. ―Está mintiendo. Por supuesto, que está mintiendo.―Aunque imagínalo desde los ojos del capitolio de sus ciudadanos, refugiados, frágiles yo estaba bombardeando a nuestros propios niños indefensos inmediatamente rompió la frágil fidelidad que restaba. ― No, no estaba diciendo lo que creía, ¿no podía ocurrir algo así, los rebeldes habían hecho esa atrocidad? ― ¿Sabías que se transmitió en directo? Puedes ver la mano de Plutarch allí. Y en el paracaídas. Bueno, esa es la forma de pensar que buscas en un estratega, alguien que sepa cómo funcionan las presas ―Snow da golpecitos en las comisuras de su boca―. Estoy seguro de que él no abrió fuego contra tu hermana, pero estas cosas pasan.

    Siento de nuevo aquella sensación, mi alma siendo lacerada mientras le arrancan algo cuyo lugar no puede ocupar nadie más. Por un segundo estoy de nuevo entrando a la mansión veo a los niños desorientados, alguien se me adelanta el paso con varios grupos de personas que intentan protegerlos, alguien los lidera, ya han corrido varios cuando las primeras bombas caen, las bajas son menores si eso no hubiera ocurrido, veo a mi hermana entrar con los grupos de rescate quiero protegerla pero él mismo llega a me gana el paso, es fuerte, me lleva lejos a mí también, lejos el fuego, lejos el peligro, por eso está viva Prim, por eso lo estoy yo. Regresa para sacar a más gente cuando se da cuenta es una trampa, una segunda lluvia de bombas surge y lo alcanza.

    Ahora, estoy en Armamento Especial de regreso al 13 con Gale y Beetee. Mirando los diseños basados en las trampas de Gale. Eso jugó con las simpatías humanas. La primera bomba mató a las víctimas. La segunda, a los rescatadores. Recuerdo las palabras de Gale.

    >>―Beetee y yo hemos estado siguiendo el mismo libro de reglas que el Presidente Snow utilizó cuando él secuestró a Peeta.<<

    Cuando vuelvo a la realidad, estoy con el equipo de preparación no sé ni cómo he llegado allí, mis queridos y extravagantes compañeros del capitolio se mantienen callados los que confirman mis mayores temores.

    Sentada en posición vertical en una silla. Brillante con su dorada peluca metálica a juego con sus altos zapatos de charol, sujetando un portapapeles. Cabe destacar que sin cambios, excepto por la mirada vacía en sus ojos.

    —Effie —digo.

    —Hola, Katniss. —Se pone en pie y me besa en la mejilla como si nada hubiera ocurrido desde nuestra última reunión—. Bueno, parece que tenemos otro gran, gran, gran día por…—su voz se entrecorta y se abraza mientras estalla en llanto, yo también lo hago.

    —Dicen que Plutarch y Haymitch han tenido dificultades para mantenerla con vida —comenta Venia en voz baja

    Eso me tranquiliza un poco, pienso que Effie Trinket, se siente como yo.

    Luego de que me transforman en el Sinsajo para mi última escena me quedo observando al vacío, alguien me pasa una flecha y me percato, que es Gale.

    Desaparece antes de que pueda reaccionar.

    Cuando Snow sale por la puerta, el público se vuelve loco. Aseguran sus manos detrás de un poste, lo cual no es necesario. Él no va a ir ninguna parte. No hay ningún sitio a donde ir. Este no es el amplio escenario antes del Centro de Entrenamiento, sino la estrecha terraza en frente de la mansión presidencial. No es de extrañar que nadie se molestara en hacerme practicar. Él está a diez metros de distancia. Allí está la rosa justo en el sitio donde pedí que la pusieran.

    Tenso la cuerda de mi arco mientras la flecha se suelta. Miro entre la multitud a Prim, ella me observa igual y esa escena viene de nuevo a mi cabeza.

    Snow toce, cae por las escaleras, creo que se ahoga, pero antes de que pueda morir así, Snow dispara en la cabeza. Mi flecha tiene su propia historia, ha seguido su propio camino, un cuerpo se desploma impactado por la flecha, es Gale. Yo llena de rabia mientras lloró exclamo:

    —¡Mataste a Peeta!
     
    Última edición: 26 Septiembre 2015
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  2.  
    Fénix Kazeblade

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    Panem Alterverse ¿What if?...
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    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    2
     
    Palabras:
    2697
    Existen ciertos de universos distintos. La vida se forma de instantes y si uno de estos cambia, se produce una reacción en cadena que hace que la historia no se cuente de la misma manera, Primm está viva, pero esto a tenido un precio muy alto, pues Peeta el chico del pan terminó sacrificando su vida para salvarlas a ambas. Además Alma Coin sigue viva en este mundo y tiene planes para él.

    Espero que les guste aquí está la segunda parte, pueden ir comentando de que les gustaría que hiciera el próximo What if? ^^.







    Imagino que Peeta me llama desde el árbol del ahorcado invitándome a seguirlo y yo extiendo mi mano para ir con él. Se ha ido para siempre.

    Perdí lo más importante para mí, por estúpida, por caprichosa, por no poder haber valorado a aquel chico que literalmente en más de una ocasión arriesgó su vida por mí, abro los ojos sin haber dormido realmente, siento húmedos mis oídos y la almohada donde estoy recostada pues he estado llorando, exhalo entrecortadamente, escucho que la puerta de la habitación donde estoy se mueve y apresuradamente me limpio el rostro pues no quiero que nadie me vea así.

    — Katniss…—escucho la voz de mi pequeña patito y la abrazo con cariño buscando sonreír. — está bien llorar, tienes derecho a eso y es mejor que salga de tu sistema.

    — Tiene razón— se suma la voz de Annie me mira con una expresión de alegría disimulada similar a la mía con sus ojos cansados.

    Si alguien puede entenderme, es ella, ambas hemos perdido a quien amábamos. Amor, ese pensamiento atraviesa mi corazón y lo deja lacerante con una herida que jamás cerrará. Amaba a Peeta Mellark, lo amaba y tuve que perderlo para darme cuenta; Annie y yo no somos iguales, ella se había mantenido de pie por Finnick, él la anheló a mantenerse viva, era el volver a estar junto a él, se habían casado, ósea que deseaba estar a su lado toda la vida, mientras tanto yo había estado besando a alguien más cuando Peeta me necesitaba, había tenido pensamientos egoístas donde yo podía poseer para mí a Peeta y Gale para mi sola, Gale lo había dicho mientras estábamos en el Capitolio:

    Ella necesitará a quien necesite para sobrevivir.

    Y lo hice, dejé a Peeta atrás, por eso lo perdí, pero él jamás se separó de mí, él quiso cuidarme como siempre, llegó a mi justo a tiempo para salvarme de la trampa que había sido ideaba por Gale, una trampa que hubiera asesinado a Primm y a mí, de la que yo una autoproclamada experta en caza son sigilo y velocidad no habría escapado a tiempo y él sin la pierna, que también perdió por mi culpa, me había logrado salvar.

    Cuando me di cuenta, estoy abrazando a Annie, ambas sollozamos por nuestra perdida mientras que Primm usa una pequeña tela y un poco de agua para limpiar las marcas de saliva seca que me queda en el rostro mientras cepilla mi cabello, desde hace unos días ella se ha encargado de ponerme bien, dijeron que como ya no tengo que hacer apariciones públicas, no era tan importante, mantenerme muy arreglada por lo que han enviado a mi equipo de preparación a casa. La idea, me pone inquieta, pues no sé qué puedan considerar su hogar ellos en este nuevo orden.

    Primm me hace una coleta sencilla, Annie me besa la mejilla y me levanta para que las siga.

    — Coin nos quiere ver, yo estaré contigo en todo momento— me dice ella.

    Lo último debe haber sido en respuesta a mi apretón que le he dado en cuanto he escuchado que Coin quiere vernos a todos, tal vez mi numerito en la ejecución de Snow me mande de nuevo a la tierra del Valium y la fantasía, al considerarme inestable y peligrosa, lo que realmente no me importaría, a menos que con esto se invalidara las garantías como Sinsajo y en cuento estuviéramos todos los tributos en un mismo sitio nos matarían.

    En su lugar, me envían a una habitación donde seis personas se sientan alrededor de una mesa. Johanna, Beetee, Haymitch, Annie, y Enobaria.

    Todos llevan el uniforme gris de los rebeldes del 13. Nadie se ve muy bien.

    —¿Qué es esto? —Digo yo.

    —No estamos seguros —responde Haymitch—. Parece ser una reunión de los vencedores restantes.

    Noto que trata de evitar mi mirada.

    —¿Somos todos los que quedamos? —pregunto con melancolía.

    —El precio de la fama —dice Beetee—. Éramos el objetivo de ambas partes. El Capitolio mató a los vencedores de los que sospechaban que eran rebeldes — entonces baja la voz — Los rebeldes mataron a los que creían que se habían aliado con el Capitolio.

    Johanna frunce el ceño hacia Enobaria.

    —Entonces, ¿qué está haciendo ella aquí?

    —Ella está protegida por lo que llamamos el Trato Sinsajo —dice Coin mientras entra detrás de mí—. Ese en el qué Katniss Everdeen estuvo de acuerdo en apoyar a los rebeldes a cambio de la inmunidad de los vencedores capturados. Katniss ha mantenido su parte del trato, y yo, también.

    Siento que un escalofrió recorre mi espalda, varias emociones emanan de mí, incluyendo la sorpresa. ¿Entonces no estamos allí para ser ejecutados? ¿Qué hacemos allí?.

    Enobaria sonríe a Johanna.

    —No pongas esa cara de suficiencia —dice Johanna—.Vamos a matarte de todos modos.

    —Siéntate, por favor, Katniss —dice Coin, cerrando la puerta. Tomo asiento entre Annie y Beetee, por alguna razón entre ellos me siento segura.

    Como de costumbre, Coin va directa al grano.

    — Les he pedido que vengan aquí para resolver un debate. Hoy vamos a ejecutar a Snow. En las semanas anteriores, cientos de sus cómplices en la opresión de Panem han sido juzgados y ahora esperan su propia muerte. Sin embargo, el sufrimiento en los distritos ha sido tan extremo que estas medidas parecen ser insuficientes para las víctimas. De hecho, muchos están pidiendo una completa aniquilación de los que tenían la ciudadanía del Capitolio. Sin embargo, en el interés de mantener una población sostenible, no nos podemos permitir esto.

    Coin no mencionó lo que le hice Gale, dicen que pudieron salvarlo que lo enviaron a uno de los distritos y está bien, honestamente no me interesa. Por alguna razón ese pensamiento trae de nuevo aquel recuerdo, ese que destroza un poco de mi cada vez que vuelve.

    Mis ojos viajan hacia el pasado hasta donde las llamas lamieron el cuerpo de Peeta, las que lo alcanzaron hasta consumirlo mientras que yo esperaba. Miro sus mismos ojos azules que se solían encontrar con los míos y luego revoloteaban hacia el colegio. Así como jamás lo harán de nuevo.

    —Por lo tanto, una alternativa se ha puesto sobre la mesa. Dado que mis colegas y yo no podemos llegar a ningún consenso, se ha acordado que vamos a dejar que los vencedores decidan. Con una mayoría de cuatro se aprobará el plan. Nadie podrá abstenerse de votar —dice Coin—. Lo que se ha propuesto es que en lugar de eliminar a toda la población del Capitolio, tendremos unos finales y simbólicos Juegos del Hambre, usando a los niños directamente relacionadas con aquellos que tenían más poder.

    Los seis nos volvemos hacia ella.

    —¿Qué? —dice Johanna.

    —Tener otros Juegos del Hambre utilizando a los niños del Capitolio —dice Coin.

    —¿Estás bromeando? —exige Beete.

    —No, también os digo que si hacemos los Juegos, se sabrá que se hicieron con nuestra aprobación, aunque el detalle individual de sus votos será mantenido en secreto por su propia seguridad —nos dice Coin.

    —¿Esta idea fue de Plutarch? —Pregunta Haymitch.

    —Fue mía —dice Coin—. Parece equilibrada entre la necesidad de venganza con la menor pérdida de vidas. Podéis emitir vuestro voto.

    A mi imagen vienen todas esas horrorosas escenas de cada uno de los juegos, cada muerte desastrosa de cada niño indefenso que corría por salvar su vida aunque no tenía opción. Muchas personas que amé, han muerto, y estamos hablando de los próximos Juegos del Hambre en un intento de evitar el desperdicio de vida. Nada ha cambiado. Nada va a cambiar ahora.

    Luego los ojos de Peeta aparecen de nuevo, esos ojos que me daban tranquilidad, que transmitían piedad, que me evocaban tanto amor, recuerdo ese instante en el tejado hace ya dos años atrás.

    >>— Cuando este en el campo, sé que si tengo que pelear lo haré, pero será con mis términos, buscaré la forma de que no puedan cambiarme.

    Recuerdo ahora al Peeta secuestrado, esos ojos inyectados en sangre mientras que buscaba asfixiarme, lo que el más valoraba intentaron arrancárselo, volverlo violento, agresivo, desconfiado, volverlo una máquina para matar, no, lo que más valoraba Peeta era yo y buscaron que me matara, tergiversar cada recuerdo que tenía sobre mí y volverlo en mi contra, pero no lo lograron, al final, en el momento que me tomó y me puso a salvo me sentí llena de calidez, percibí ese aroma a casa que de alguna manera expedía su piel, esa sonrisa pasiva que me transportaba un mundo menos hostil que de alguna manera podía llegar a existir.

    —¡No! —estalló de pronto—. ¡Yo voto que no, por supuesto! ¡No podemos tener otros Juegos del Hambre!

    —¿Por qué no? —replica Johanna—. A mí me parece muy justo. Snow incluso tiene una nieta. Yo voto que sí.

    —Yo también —dice Enobaria, casi con indiferencia—. Que tomen un trago de su propia medicina.

    —¡Esta es la razón por la que nos rebelamos! ¿Lo recuerdan? —miro al resto de nosotros—. ¿Annie?

    —Yo voto que no, ni Finnick ni Peeta lo querrían así… —dice mientras toma mi mano y me mira los ojos.—. Si estuvieran aquí.

    —Pero no lo están, porque los mutos de Snow lo mataron —le recuerda Johanna. — Katniss, Peeta también murió por esta guerra.

    —No…murió por nuestra insolencia —dice Beetee— Katniss, lo siento, tienes que saber que yo pronuncie una y otra vez que este tipo de trampas no fueran usadas, por su inhumanidad. Era una guerra, pero no podíamos seguir provocando más dolor…yo voto que no.

    Miré a Beete, sus ojos se habían empañado, él había electrificado a dos personas con una trampa eléctrica y pensaba hacer lo mismo con los vencedores, pero quien en esta guerra no tenía algo de que arrepentirse, sus reacciones me indicaban que decía la verdad, él no había tenido nada que ver.

    —Haymitch, te toca —dice Coin.

    El menea la cabeza y con las manos se echa las manos hacia atrás, observa a todos por un momento inquieto y en cuanto se encuentra con los míos baja la mirada.

    — Lo siento…si…

    Luego de decir esto se levanta de la mesa y se retira, dejándome sin palabras.

    —Excelente, yo estoy con esto se realice, es nuestro derecho y con mi voto se aprueba la votación —dice Coin.

    Beete se acerca y golpea la mesa para reclamar, uno de los soldados rebeldes le apunta con el arma que lleva en el brazo, esto lo hace retroceder al instante.

    —Esto ya es una democracia Sinsajo y la mayoría hemos hablado. — diciendo esto sale de la habitación.


    火火火火火火火火火火火火火火火火火火火火火火火火火火火火火火


    Pasaron tres semanas desde aquel episodio, me es difícil sobrellevar mi vida actual pues mucho de lo que creía ha dejado de tener sentido, intento forjarme una nueva, me he logrado alejar de todo cuanto me lo recuerda, aunque en cada lugar de Panem hay tristeza.

    Aquí, en el distrito 11, me gusta pensar que estoy un poco más repuesta, Primm se encuentra muy feliz en el puesto que le han asignado como pasante en medicina, en unas cuentas semanas llevará a cabo su prueba y será una médico certificada, no puedo evitar sentirme orgullosa.

    Gracias a ella hasta he vuelto a reír, tomó su traje blanco de blanco y comenzó a abotonarlo por el cuello, me dijo que le ayudara a acomodar algo que siempre se le dificultaba con él, al aproximarme, no vi otra cosa que esa curiosa colita de pato de nuevo asomándose desde el dobladillo de la bata, ella miraba con esos ojitos en forma de puchero, nos reímos juntas.

    La asignaron al distrito tres y mi madre y yo decidimos acompañarla. Todos los días por la mañana pasamos por un pequeño mercado donde la gente ha comenzado a vender sus cultivos, mucha gente tiene una apariencia tan similar a la mía, me siento como en casa, algunas ocasiones voy compro a la panadería para llevar algunos panes de los que me mandaron de regalo cuando Rue falleció, el comerlos me trae tantas emociones encontradas, el resto del día hasta las siete de la noche, hago varios viajes a los bastos bosques que rodean todo el distrito tomando las plantas medicinales que mi madre me encarga, con ellas, ambas crean remedios para toda la ola de enfermos y heridos que ha dejado la guerra.

    Al pasar la gente me saluda, pero no como una celebridad, eso ha quedado atrás, no soy más el Sinsajo, lo hacen como viejos amigos con una perdida común.

    — Hoy voy asistir un parto— me dice Primm emocionada, realmente yo no entiendo por qué.

    Más dibujo una sonrisa en el rostro y finjo su mismo entusiasmo.

    — ¡Eso suena grandioso Primm! ¡Te deseo mucha suerte! —exclamo mientras le doy una palmada.

    Ella me abraza.

    —Me da gusto verte mejor— me dice— dormiré contigo de nuevo hoy, eso parece haber ayudado bastante.

    Acaricio su mejilla agradecida.

    —¿Quieres que te traiga alguna hierba especial? —le pregunto.

    — Lavanda.

    — ¿Esas florecillas color purpura?

    —Sí, ayudaran a cicatrizar si usamos cesárea. —me explica.

    — De acuerdo, tu eres la doctora— le respondo— de verdad estoy orgullosa de ti pequeña. — agrego mientras le doy un beso en la frente y me despido de ella.

    Mi camino hacia el bosque me obliga a cruzar frente al edificio de justicia, es otra de las partes de este sitio que no me agradan, aunque así lo sería en cada lugar de Panem.

    Veo que hay una congregación de gente, me sorprende la similitud de la escena cambiando a los agentes de la paz por los soldados rebeldes que custodian a la gente, en el lugar no existen ejecuciones ni castigos corporales, aunque en ocasiones de alguna manera se siente igual.

    En las pantallas se pone un símbolo de que unificaba los de los 13 distritos emerge en la pantalla y Alma Coin aparece en la escena. Dará un comunicado.

    ―Pueblo de Panem. ― Dice la presidenta. Un niño de blanco se adelanta un paso, alzando la caja a la vez que levanta la tapa. Ella mete la mano y yo no puedo evitar pensar en un terrible dejavu donde ahora es Coin y no Snow quien elige los nuevos términos de los juegos. Sin vacilación, lee. ― En el septuagésimo sexto aniversario, como recordatorio las pérdidas que hemos tenido, para la regeneración de los pueblos como uno solo, me permito anunciar a la creación de los de unos nuevos juegos del hambre, los primeros juegos de la retribución, en los días posteriores afortunados candidatos de cada distrito tendrán la oportunidad para enviar a una pareja en su nombre, esta pareja se enfrentara cara a cara con los vástagos de los opresores del Capitolio y hacer justicia.

    Mi mente comenzó a dar vueltas, retrocedí hasta toparme con una pared y dejarme caer allí. Sentía náuseas y un temblor nervioso recorría mi cuerpo, de verdad acaba de ocurrir, de verdad Coin acaba de recomenzar el ciclo, cada año con una nueva excusa continuarían sin parar, todo había sido por nada.

    Escucho las reacciones encontradas entre el pueblo que se alza de nuevo por dos polos: uno que clama guerra y otro que ha tenido suficiente de ella.

    Sin saber cómo reaccionar vuelvo a mi casa, a la que es mi casa aquí, entro y paso hasta la sala sin cerrar la puerta, tomo el teléfono, necesito respuestas, necesito escuchar a los vencedores que me apoyaron en contra de esto, como es que aplastaron nuestra opinión y crearon esta abominación.

    ― Annie…―murmuro agitada en el auricular.


    ―¡No los dejes pasar Beete, tienes que conseguirnos el tiempo necesario! ― exclama Haymitch alterado. ―…Sinsajo…Katniss tienes que huir…― me indica y al momento siguiente, la llamada se corta.
     
    Última edición: 13 Octubre 2015

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