Colectivo Palabras de Febrero

Palabras de febrero​

Nick: Alice Rose.

Título: Un beso.
Colectivo: Katekyo Hitman Reborn! Diestahl-Ringe
Personajes: Angelo Gabbiani, Allegra Stranggio.
Palabra: Vicios
Summary: Un beso perfecto que conseguía reacciones insospechadas en ella, tanto para ella, como para él.
Palabras: 197
Notas: Sí, últimamente me estoy viciando con esos dos.

Un beso​

Los rápidos susurros intercambiados en una habitación a oscuras, pronto se convierten en otra cosa.

Voces que cada vez suenan más alto, mientras en la habitación el ambiente se caldea.

—No… para.. —Ella murmura, él solo sonríe. Una perfecta sonrisa, brillante y pícara.

—¿Y si no me apetece? —De nuevo, algo perfecto que él le muestra. Un beso. Un beso que hace que a ella le tiemblen las piernas y le entren escalofríos.

Allegra es buena besando. Tiene experiencia de sobra. Pero nunca había conocido a alguien así.

Él se echa el cabello hacia atrás, sonriendo de nuevo y le vuelve a besar. Ella le atrapa entre sus brazos, intentando no dejarle ir.


Dándose cuenta, por fin, de que sus besos, y sobe todo él, se han convertido en uno de sus vicios. Probablemente el mayor.



Angelo sonríe, divertido, ha conseguido lo que él quería. Como siempre.
—Ahora eres mía —murmura, tomándola en una posición en la que ella no puede moverse. Después, sigue el ataque de cosquillas. Y ella lo maldice, tanto a él, como a sus besos.


Pero... realmente... como desearía él que esa frase fuera verdad... en otro sentido.

Bueno, él, y ella.

 

Título: --
Colectivo: [HOTD] When the world is ending,
Personajes: Nayuta Matsumoto. Sora no Etsune
Palabra: Desastre
Palabras: 167
Notas: Buaaaa ;__;

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Todo, pero absolutamente todo en su vida se había convertido en un desastre.
Primero, todo lo ocurrido con su familia y lo relacionado con su identidad o con quién era.
Después, el rechazo de la sociedad que juzga sin conocer.
Y ahora…la había perdido a ella, para siempre.

—Sabes que hacer —la de cabellos negros le tendió la katana con una de sus manos.
—No quiero…—se repetía. Nayuta contuvo las lágrimas que amenazaba con salir de sus ojos azules.
Sora sólo le sonrió entristecida.
—Vamos, no hay mucho tiempo —insistió, su brazo mordido estaba totalmente ensangrentado. Le dolía.

El de cabello purpura tomó la espada.
Le pareció ver todo en cámara lenta, viendo como la hoja del arma se acercaba al cuello de la joven.
Antes del impacto, alcanzó a escuchar claramente sus últimas palabras.

“No olvides lo mucho que te amo”

Cerró los ojos. La última imagen que quería tener de ella era sonriéndole mientras pronunciaba esas palabras.
Aquellas palabras que, finalmente, lo hicieron llorar.
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Título: --
Colectivo: Lernen Miteinander zu Leben
Personajes: Alexander Gray. Alice Marie Rose
Palabra: Flores
Palabras: 100
Notas: Aww~
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Ella esperaba en el lugar citado.
Observó a su alrededor, nada.
“Llegué muy temprano” fue lo que pensó.
Después de todo, él no parecía ser hombre de retrazos.
Comenzó a tararear una suave melodía, mientras el viento jugaba con sus largos cabellos marrones.
Cerró los ojos, respirando hondo. Aspirando el suave aroma de las flores de primavera.
Pero estaban en otoño…
Abrió los ojos, encontrándose con un ramo de diversas flores. Acomodadas de una forma exquisita, armoniosa.

—Perdón si tardé, My lady —Alexander sonrió con suavidad. Disfrutando el ligero sonrojo que se asomaba por las mejillas de la joven francesa.

 

Título: Descubrimiento
Colectivo: Serendipity
Palabra: Crimen
Summary: Cuando a Akira se le mete una idea en la cabeza, por más alocada y poco probable que parezca no habrá forma ni manera de hacerlo cambiar de idea a menos que lo vea con sus propios ojos, por lo cual no le importará cometer un crimen para calmar su muy hiperactiva mente si es por alguien tan extrañamente especial como lo es ella.
Personajes: Saki Hoshino, Akira Sagara
Palabras: 666 < --- Un drabble satánico?D=



Sabía que lo que hacía estaba mal en todo sentido de la palabra, de hecho podía considerarse hasta un crimen pero tenía que estar seguro que ella estaba bien, pues si no le contestaba el teléfono algo verdaderamente grave le podría haber sucedido. Tal vez la había secuestrado un grupo terrorista para venderla como esclava o hasta para asesinarla y vender sus órganos en el mercado negro, pues un poderoso magnate petrolero necesitaba un hígado y corazón nuevos.

Así que sin más, decidió irrumpir sin permiso en la habitación de la chica, arriesgándose a ser descubierto o tal vez romperse una pierna luego de caerse por estar trepando hacia la ventana.

Fue entonces cuando la vio, dormida plácidamente sobre su escritorio con su celular a un lado marcando las 5 llamadas perdidas que el joven pelinegro le había dejado, su computadora encendida mostraba un simpático cerdito como screensaver y un montón de libros de matemática se encontraban esparcidos desordenadamente entre el suelo y el escritorio.

Akira sonrió, aliviado que la castaña estuviera bien y que solo se había quedado dormida luego de estudiar, pues ahora que lo recordaba ella le había comentado que tenía examen de matemáticas al día siguiente.

Sabía que lo más seguro era irse inmediatamente sin mover nada para no ser descubierto, pero algo dentro de él no le permitía dejarla así. Así que como pudo, con sus habilidades de ninja experto en sigilo –autoproclamadas con tanta seguridad en su infancia luego de un maratón de películas de este tipo, que terminó creyéndoselo de verdad- la tomó entre sus brazos para poder acostarla más cómodamente en su cama, lo que accidentalmente movió el Mouse de la computadora, mostrando el fondo de pantalla de la chica.

Akira tuvo que ingeniárselas para usar al máximo sus habilidades para evitar el desastre que estuvo a punto de cometer, pues ante la impresión se había llevado por delante la mesa de noche que estaba junto a la cama de Saki. Cojeando y adolorido, luego de haberse golpeado el dedo meñique del pie –Hizo la nota personal, que las sandalias de los trajes ninjas no eran nada prácticas- se acercó a la computadora para confirmar la razón de aquel sobresalto que había estado a punto de ser la culpable de que lo descubriesen.

Se reconoció a sí mismo junto a ella en la foto que había sido elegida como fondo de escritorio. Y tenía que admitir que era realmente adorable, ninguno de los 2 parecía estar posando, de hecho parecían estar divirtiéndose estando juntos sin siquiera estar concientes que estaban siendo capturados por el lente de una fotografía, y esto era tan cierto que ni siquiera él sabía de la existencia de aquel retrato.

La amplia sonrisa que se dibujó en su rostro, junto al discreto rubor con el cual se colorearon sus mejillas mientras admiraba aquella imagen delataban los sentimientos que el heredero de los Sagara le profesaba a aquella joven y en ese momento, en que nadie podía verlo, tampoco le importó ocultarlo. Así que, sin interesarle cometer un delito más, conectó el pendrive que siempre llevaba consigo en su llavero y la copió para sus archivos personales, primero muerto antes de desaprovechar aquella oportunidad.

Desde que la conoció, ella siempre le había parecido una persona compleja e impredecible, de hecho eso era en gran parte lo que primero le atrajo de la castaña. Sin embargo, a medida que empezó a conocerla más a fondo se dio cuenta que de compleja no tenía nada, solo era la persona más despistada e ingenua que había conocido en lo que llevaba de vida, por eso le costaba tanto leerla. Y esta era la causa, por la cual no tenía ni la más mínima idea de los sentimientos de Saki, de hecho había llegado a pensar que ésta solo lo veía como un amigo más.

Pero, su pequeño descubrimiento lo cambiaba todo. Aquella foto tenía que significar algo, tal vez, solo tal vez si tenía alguna oportunidad con ella.

Contenido oculto

1. Chocolate*
2. Flores*
3. Insaciable*
4. Hospital*
5. Corazón*
6. Timidez*
7. Zapato*
8. Vicios*
9. Sobredosis*
10. Desastre*
11. Guerra*
12. Oferta
13. Crimen
14. Interrupción
15. Descanso

 

Título: Un buen regalo.
Colectivo: Katekyo Hitman Reborn! Diestahl-Ringe
Personajes: Angelo Gabbiani, Allegra Stranggio.
Palabra: Interrupción
Summary: Feliz San Valentín, Allegra
Palabras: 317
Notas: Dedicado a Hibair. Espero que le guste. Ellos tienen 25 años~

Un buen regalo.​

Angelo estaba nervioso. Por una vez en su vida, no sabía lo que iba a pasar.

Se paseaba una y otra vez por delante de su puerta, sin decidirse a salir o no.

Por duodécima vez, se mira en el espejo. Por duodécima vez, vio que su apariencia era perfecta. Entonces, ¿Por qué por una vez no le convencía?

Estaba perfectamente arreglado. Entonces… ¿Qué le faltaba? Ah, sí, el valor.

Pero él es valiente, se armó de valor ante el espejo y observó una vez su imagen. “Perfecto” pensó, sonriendo.

Con paso seguro, elegante y arrogantemente perfecto, salió de la habitación sin dejar nada atrás… ni a Mare, que le daba ánimos con un suave ronroneo y el vaivén de su blanca cola.

Tocó a la puerta, aún nervioso. ¿Qué le pasaba? Ah, claro. Eso. Era lógico. Sí, debía de ser eso.

—¿Quién es~? —Desde detrás de la puerta, la dulce voz de Allegra llegaba hasta sus oídos. Dios, como amaba esa voz. Esa voz que parecía decir todo cantando. Ese deje sensual y erótico que tenía. Esa dulzura que sólo le mostraba a él. Ese todo que era parte de ella.

—Angelo, ¿Esperabas a otra persona? —La pregunta sonó un tanto molesta y eso la hizo reír a ella, que abrió la puerta y tiró de él para dentro, cerrando la puerta de un golpe, tan solo, para besarle en la intimidad de su habitación. Sin que hubiera ninguna interrupción… de ningún tipo.—Feliz cumpleaños, cariño, y feliz San Valentín.

Ella sonrió, agradecida por que él se hubiera acordado y le besó, tras tomar los presentes que él le había traído.

—Allegra —susurró arrodillándose delante de ella y sacando una pequeña cajita. —¿Quieres… casarte conmigo?

Y ella, tras observar ese rostro que tanto amaba asintió, lentamente y lo volvió a besar. Dejando que él, con una sonrisa le colocara el anillo.

—Te amo —susurró, contra sus labios.

 

Título: Pequeña adicción.
Colectivo: Reality Group.
Palabra: Vicios.
Personajes: Electra Schwarkopzky & Chuck Bartholomew Van der Woodsen.
Summary: El moreno le miró, taladrándola con sus ojos claros y a ella le encantó esa mirada de molestia en él, porque le encantaba fastidiarlo. Ése se había vuelto su pequeño vicio.
Nota: Pre-Colectivo.

Pequeña Adicción​

Aún no entendía qué demonios hacía en esa mesa con él. ¡Él, santo cielo! No lo podía ver ni en pintura, odiaba todo lo que tuviese su nombre o se asemejara a él. Odiaba sus ojos, su pelo, su cuerpo, sus labios —aunque no negaba que le parecía exquisitamente atractivo—; su pedantería, su forma de ser… lo odiaba a él en general.

Chuck se había ganado el odio de Electra en el primer instante que sus miradas se cruzaron.

Y ahora ella se encontraba frente a frente con él, sentados en la misma mesa compartiendo el almuerzo. No había palabras, insultos o frases llenas de terrible sarcasmo; siquiera había bufidos como ambos solían hacer cuando el otro decía algo y no querían entrar en discusión. Sólo miradas.

Inmediatamente miró cuando una fémina se acercó a él, sonrió con sorna. Era un buen momento para hacer de las suyas.

—¡Chuck! —exclamó la recién llegada, con una sonrisa maliciosa.

—Norris —añadió Electra por lo bajo, captando la atención de ambos.

—¿Qué es lo que quieres, Verushka? —preguntó, no sin antes recorrer con la mirada el moldeado cuerpo de la joven luego de girarle los ojos a la pelirroja.

—Sexo —murmuró de forma entre cortada Electra mientras fingía toser.

Nuevamente, las miradas se posaron sobre ella. Metió en su boca un pedazo de pan fingiendo estar despreocupada y dirigió su vista hacia otro lado.

—¿Dijiste algo, Schwarkopzky? —susurró desafiante la albina.

Electra tan sólo miró con una sonrisa llena de sorna a la delgada fémina, mirándola de arriba abajo y riendo luego. Desafiándola silenciosamente.
La rusa se acercó hasta la pelirroja, clavando sus orbes azules en ella.

—Eres despreciable —soltó en un susurro.

—Creo que he visto un lindo gatito —mencionó con voz infantil la morena, imitando a Piolín.

—Hablamos después —habló nuevamente la rusa, dirigiéndose a Chuck.

Electra rió con muchas ganas, sintiéndose victoriosa. Tenía muchos vicios, era cierto; pero ninguno se igualaba con el hecho de fastidiar a sus “compañeros”.

—¿Qué fue eso? —inquirió el americano.

—Nos vemos, Chuck Norris —rió.

El moreno le miró, taladrándola con sus ojos claros y a ella le encantó esa mirada de molestia en él, porque le encantaba fastidiarlo. Ése se había vuelto su pequeño vicio.

 

Título: --
Colectivo: Digimon Evolution
Personajes: Ellie Knowledge, Allen Fellon
Palabra: Timidez
Palabras: 238
Notas: En mi imaginación estaba más bonito (? Para Kotex~~

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Cada vez que se ponía a pensar en qué decir, cómo actuar, sonreír o hasta inclusive cómo respirar, no podía evitar ahogar un llanto al imaginar las duras y secas palabras que podrían salir de sus labios.
No quería ser rechazada, definitivamente eso sería algo que terminaría por bajar todo su—muy escaso—autoestima.
Pero sería un desperdicio de chocolate y esfuerzo. Claro, el valor para preparar esos chocolates para él se había dicipado con la simple idea de la parte complicada.
Suspiró y finalmente acabó tomando el camino fácil. Había acabado dejando el presente en su pupitre, cuando no estaba nadie.
Simplemente no podía dárselo a la cara. Su timidez no le dejaba en paz.
La jornada escolar había acabado. Salió al último, cuando el sol ya se estaba poniendo. Tomó su mochila y abandonó el salón sin apuro alguno.
Alzó la vista y se encontró con aquellos ojos que tanto le gustaban. Un rojo como el de sus broches adornó sus mejillas

—Gracias —pronunció él. Ella sólo le miró sorprendida—Me sorprende que una “prodigio” haya olvidado todo lo referido al “anonimato” —expresó, mostrando la tarjeta que estaba firmada con su nombre: “Ellie Knowledge”.

Ella simplemente se ruborizó más aún.
Estaba muy avergonzada.
Pero también estaba muy feliz de que Fellon no la hubiese rechazado.
O que por lo menos no se haya burlado por su intento fallido de declaración en el día de San Valentín.

 

Aww, thanks KotitA <3
Título: Regla
Colectivo: Bands War
Personajes: Alexey (Liosha] Záitsev. Annie Sorciére.
Palabra: Zapato
Palabras: 263
Notas: Lol xDD
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Alexey abrió la puerta de la casa. Por lo que podía presumir, Máximo había pasado las últimas noches en la casa de alguna novia.
Negó con la cabeza, en un gesto de desaprobación. Seguramente su alumna estaba triste y encerrada en su habitación como todos los sábados en los que no tenía nada para hacer.
Liosha sonrió. Nada que una buena clase de ruso no pudiera arreglar.
Subió las escaleras y abrió la puerta de la habitación de la inglesa.
Y allí estaba ella, adormilada en su cama, cubierta apenas por las sabanas. Se acercó y la tomó de la mano, jalándola.

—Vamos, tienes mucho ruso que aprender aún.
—Hoy no tengo ganas…—murmuró Annie con desgano.
—Vamos —insistió. Ella se soltó bruscamente del agarra para tomar un zapato que estaba en el suelo.
—¡Mira, tengo un zapato y no dudaré en usarlo! —exclamó amenazándolo con el tacón de aguja.
El ruso, algo sorprendido por la reacción, retrocedió y salió de la habitación cerrando la puerta tras de sí.

Eso era algo muy fuera de lo común.
Bajó y se quedó mirando el calendario. Ese día, estaba marcado con un circulo color azul.
Una vaga idea se formó en su mente, y para confirmarlo, se fue al mes anterior. Había otra fecha marcada igualmente.
Sonrió y comenzó a contar los días hasta llegar al de ese mes.

—Vaya, la regla si que pone violentas a algunas mujeres —musitó en un tono burlón tras contar los veintiocho días exactos.

Quizás Máximo dormía en otra casa por seguridad propia. O al menos para mantenerse entero.

 

Título: Favoritismo.
Colectivo: Bands War
Personajes: Alexey [Liosha] Záitsev, Annie Sorciére.
Palabra: Guerra
Palabras: 173
Notas: Se me fue la inspiración D:
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La guerra de bandas dio un gran inicio. Ambas eran buenas, tenían potencial y él no iba a dudarlo. Sonrió con un deje de arrogancia al recordar la dichosa apuesta que había hecho con su anterior manager en Rusia.
Cada uno había apostado a una banda distinta, la que creían que iba a ganar esa brutal guerra y ganaría el sponsor que Ricardo ofrecía.
Liosha sonrió. Obviamente, había apostado a Fusitún L. Donde estaba la vocalista que quería llevar a su Rusia natal, y el baterista al cual quería convertir en toda una estrella. Por primera vez, dejó a su favoritismo tomar control de las decisiones.

—¿Liosha? ¿Pasa algo? —preguntó la pelinegra pasando su mano por frente de su rostro. El albino simplemente la tomó de la muñeca y la colocó sobre las teclas del piano nuevamente.
—No me interrumpas ¿No vez que estoy contando las veces que le erraste a alguna tecla? —se excusó burlesco. Ella le miró molesta y continuó con lo que hacía.


Sí, había sido culpa de su favoritismo.

 

Título: ¿Me quieres?
Colectivo: Lernen Miteinander zu Leben.
Palabra: Flores.
Personaje: Miranda Brandom.
Nota: Me animé a escribir sobre un colectivo donde no participo, pero que me gusta mucho; además de un personaje que me llama mucho la atención.

¿Me Quieres?​

Me quiere… No me quiere… Me quiere… No me quiere…

Repetía una y otra vez la misma secuencia, sin importarle cuanto tardaría en deshojar cada girasol, muy concentrada en su tarea. Suspiró, haciendo una pequeña pausa en su ardua labor; aspiró suavemente el aroma de la flor amarilla en su mano, mientras que con la otra acariciaba los pétalos de las otras que descansaban en su regazo.

—¿Me quieres? —inquirió en un susurro, arrancando el último pétalo de la flor. Sonrío— Sí. Yo sé que tú me quieres.

Tomó su ramo de flores, abrazándolo contra ella y esbozando una hermosa sonrisa. Miró a lo lejos un cabello azabache mecerse, sus ojos falsamente azules brillaron. Ya no deshojaría más girasoles, pues sabía que él le quería.

 

Título: Amargo.
Colectivo: Marry Me.
Palabra: Chocolate.
Personaje: Jacob Arden.
Nota: ---

Amargo​

En ocasiones, había muchas cosas de su personalidad que Jacob (por más que estuviese consciente de ello e intentase cambiarlo) no podía evitar. Una de esas cosas era ser un tantito amargo…

<<Como el chocolate más negro>>, pensó Usher viendo al moreno hablar entretenidamente con una hermosa fémina de pelo rubio. Ésta se movía con gracia, intentando llamar la atención del mayor de los hermanos Arden —incluso invitándole a mirar su prominente escote—; pero el joven (siempre muy caballeroso e incapaz de hacer esas cosas) conservaba el semblante inmutable y sólo miraba las orbes marinas de la chica.

La mala suerte de Jacob en el amor se debía a su actitud de chocolatico negro.

El de hebras verdes suspiró, colocándose los lentes y recostándose en la tumbona, dejando que el sol acariciara su piel. Él haría que su hermano dejara de ser amargo, lo volvería un poco más dulce…

<<Como un chocolate blanco>>, sonrió. Luego sus tripas se revolvieron: pensar en dulces había hecho estragos en él.

Lamento si no manejé bien a Usher, pero aún no lo conozco bien.

 

Título: Regalo.
Colectivo: We have a Baby
Personajes: Isaac Evangeline Larocque, Dante Mitarittone.
Palabra: Oferta
Palabras: 170
Notas: Lalala~~ (?
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No muy grande, peludo, adorable y completamente abrazable. Esas serían las palabras exactas que usaría Isaac para definir al peluche que estaba frente a sus ojos.

—Felicidades —pronunció Dante entregándole el presente a la rubia. Sonrió levemente al notar la gran sonrisa que se le dibujó en los labios, la cual fue borrada segundos después—¿Pasa algo?
—No, es sólo que…—murmuró—¿Cuántos dulces te pagó Bibi o de qué te amenazó Ellery esta vez? ¿De cuánta fue la oferta?
—¿No confías en mi? —inquirió, aunque él sabía que la rubia tenía sus razones para hacerlo. Larocque le miró fijamente a los ojos, sosteniendo la mirada durante largos segundos en completo silencio.

Parecía ser la primera vez que había durado tanto tiempo callada.

—Muchas gracias —sonrió y se abrazó al joven como agradecimiento. Besó su mejilla y tomó el regalo entre sus brazos.

Isa era bastante perceptiva para algunas cosas. Y podía sentir que el italiano lo había hecho por voluntad. Era lo que sentía y a la vez esperaba.

 

Título: Enfermeras
Colectivo: Bands War
Personajes: Annie Sorciére , Adrian Lautner, chorrocientas enfermeras.
Palabra: Hospital
Palabras: 270
Notas: Basado en un rol con KotitA~~
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A esas horas de la noche el hospital se volvía tan silencioso que a cualquier bibliotecario le daría gusto leer allí. Sin embargo, de cuando en cuando los susurros y cuchicheos de las enfermeras más jóvenes terminaban por romper la agradable atmosfera.
El tema de todas las noches era el mismo. Sobre el atractivo chico pelirrojo que asistia sin falta alguna. Nadie sabía quién era, cuál era su nombre, y mucho menos que él era el guitarrista de la banda de Red Tears. Claro, por las noches y cegadas por sus “hormonas” no llegaban a distinguirlo.
Aquel joven, que para ellas era totalmente desconocido, era apodado “El Rondador Nocturno” y estaba en peligro de extinción con las enfermeras jóvenes o, mejor dicho, en peligro de perder su castidad.

—Hola, mi Moradrian —pronunció la pelinegra en un tono divertido a la vez que entraba a la habitación de la madre de su amigo.
—Buenas noches, Frennie —saludó él en un mismo tono, señalándole una silla a su lado para que se sentase—¿Qué haces aquí?
—¿No es obvio? Vine a visitar a tu madre y a hacerte compañía un rato —contestó sonriendo, para luego darle un beso en la mejilla, tomando asiento a su lado.

Y ante eso, las enfermeras sentían ganas de tirar a la vocalista del Fusitún L por la ventana. ¡Ellas eran suficiente compañía para el rondador nocturno! Pero a la vez, aunque no lo supieran, eran también suficiente molestia para el pelirrojo, quien simplemente esperaba que no ingresaran más enfermeras a trabajar allí.
O por lo menos, no más enfermeras con menos de veinticinco años de edad.

 

Título:--
Colectivo:Ciencia Traviesa
Personajes: Annie Sorciére, Hasber Bellamy
Palabra: Vicios
Palabras: 160
Notas: ¿UA? Bueno, al menos hasta que salga CT2 (?. Insinuaciones de coso, más nada explicito. Así que supongo que es apto para FFL.
Nota 2: Dedicado a Asumimi~~
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Cada uno tenía distintos tipos de vicios. Algunos eran estúpidos, otros interesantes y unos pocos eran simplemente…ardientes. Como los que tenían dos viejos conocidos.
El rubio la tomó entre sus brazos sin romper el apasionante beso que se daba con su alumna. Con delicadeza la sentó sobre su escritorio y bajó sus besos hasta su cuello, saboreando su piel.


—Hasber…—gimió la de cabellos negros, aferrándose a la espalda de su profesor.
—No te contengas —susurró él en su oído—No hay nadie que pueda escucharnos en esta universidad, Annie. Ya se fueron todos.


La sonrisa arrogante del joven Bellamy seguía siendo la misma a pesar de que el tiempo había pasado. Nada en él había cambiado, todo estaba igual. Volvió a besar su cuello, enviciándose. Mientras ella jugueteaba con los largos mechones de su cabellera.
Era un vicio tentador, aquellas cálidas tardes sobre ese escritorio. Donde una cosa se convertía en la otra, sin llegar nunca a un final.