Three-shot Painkiller [Gakkou Roleplay | Anna Hiradaira]

Tema en 'Mesa de Fanfics' iniciado por Gigi Blanche, 22 Octubre 2020.

Cargando...
  1. Threadmarks: I. And I see you staring me down
     
    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

    Piscis
    Miembro desde:
    1 Abril 2019
    Mensajes:
    6,985
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Título:
    Painkiller [Gakkou Roleplay | Anna Hiradaira]
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    3
     
    Palabras:
    1962
    N/A: bueno, era mucho como para clavarlo en día 6 a modo de resumen y, además, EL DRAMA. Esto es canon dentro del rol y ocurre justo luego de acabar el día 5 *agarra los pañuelitos*




    You've stolen my air catcher that kept me safe and sound
    My parachutes will guide me safely to ground
    But now the cord's not working
    and I see you staring me down


    .
    .

    Hubo un profundo momento de quietud, similar a la calma que precede a la tormenta. Las pisadas de la hiena se perdieron con una suavidad que no supe determinar, el inmenso silencio del pasillo comenzó a espesarse alrededor de mi cuerpo convertido en piedra, y de repente, ruido.

    Muchísimo ruido.

    El monstruo emergió de las sombras ganándole terreno al sol y me abofeteó en la cara. No podía moverme. Insatisfecho, me sujetó los hombros y me pateó el estómago. Me arrojó al suelo. Se aferró a mi cuello.

    Apretó.

    Apretó.

    Y apretó.

    Si el impacto de mis rodillas contra el piso fue contundente no tuve la menor idea, no lo sentí. Apenas alcancé a detener el resto del desastre con las manos, y fue la primera imagen nítida que se grabó en mi retina. Mis dedos pequeños, pálidos por la presión, arrastrándose sobre la losa grisácea.

    No respiraba.

    Me incorporé, no sé muy bien cómo, pero lo hice y conseguí llevarme la mochila al baño que había junto a mí. ¿Era el de hombres? ¿El de mujeres? No estaba segura. Creo que hice algo de estruendo al cerrar la puerta con la espalda pero tampoco tengo idea. Había ruido.

    Tanto ruido.

    Me fui directo al suelo y abrí la cremallera con la mejor precisión que pude, y rebusqué desesperada dentro del desastre que era mi mochila y las primeras lágrimas se me acumularon en los ojos, y el aire quemaba y el ruido retumbaba en mis oídos.

    No respiraba.

    No podía respirar.

    Creí oír la risa del monstruo, siempre triste y melancólico, cernido frente a mí. Ruido, ruido, ruido. Era chillona, poseía una intermitencia extraña, casi terrorífica, y se fundió de inmediato con la silueta escuálida y desprolija de una hiena. Ruido, ruido, ruido. Me llevé el inhalador a la boca, eché la cabeza contra la puerta y encontré sus ojos. Rojos, como los de un lobo. Los Lobos de Shibuya. Ruido, ruido, ruido.

    Anna-chan, ¿por qué no nos dices la verdad?
    Kou lleva un tiempo sin venir, ¿eh?
    Anda, no te hagas la tonta.
    ¿Tú qué piensas, Anna?
    Eres su perra, imbécil.
    ¡Mierda, Anna! ¡Dime si te hicieron algo!
    Ya no seré tu perra.
    Joder, Fujiwara, ¿es que no sabes callar a tu puta?
    Ya no seré tu maldita perra.
    Uno. Uno. Nueve.
    ¿Cómo me dijiste, hija de puta?
    ¡Basta! ¡Kou, déjalo!
    Dime si duele.
    Es un canto de sirenas.
    Cariño, dime si duele.
    Hay gente experta en demonizar a otros, como si toda la culpa pudiera tenerla una maldita sirena, Medusa, o un mero estudiante de secundaria.
    Lo siento. Lo siento tanto.
    Dile a tus amigos que la perra de Kakeru les envía saludos.
    Ah, pero qué descortesía la mía. ¿Te acuerdas de mí? Soy Tomo-chan. Hideki Tomoya.

    Es un placer volver a verte... Anna-chan.




    I was doing fine on my own and there wasn't much I lacked
    But you've stolen my air catcher and I don't know if I want it back



    .
    .


    .
    .

    El ruido fue amainando a medida que lograba acompasar mi respiración, cuando abrí los ojos y el monstruo se retiró en silencio. Repasé el baño de lado a lado, casi paranoide, y cuando reparé en la luz del atardecer colándose por las ventanas altas… se suponía que fuera anaranjado, ¿verdad? Al menos en teoría.

    Se suponía que lo fuera.

    Por suerte estaba en el baño de mujeres. Me incorporé, me sentía tan jodidamente débil y agotada que arrastré los pies hasta un cubículo y me desplomé sobre la tapa del retrete. Respiré, respiré y arrastré los dedos entre el cabello. Él lo había tocado.

    La hiena me había tocado.

    Y era asqueroso.

    Intenté poner mis ideas en orden lo más rápido posible. Revisé la hora en el móvil, ya era malditamente tarde para el trabajo y, de cualquier forma, no me creía capaz de ir. Mierda. ¿Qué se suponía que hiciera? Golpeteé el empeine contra el suelo mientras me llevaba el pulgar a la boca y mordisqueaba la uña. No había muchas opciones, ¿verdad? Era eso o salir de allí sola y… no podía. Detestaba la idea de molestarlo, pero no podía.

    Busqué su contacto y pulsé a llamar.

    Uno, dos tonos.

    —Hola, enana.

    —Mini Ishi. —No fue hasta que hablé que noté el nerviosismo que aún traía encima. Me pasé una mano por el rostro—. ¿Dónde estás?

    Kohaku lo notó de inmediato, por supuesto.

    —Yendo a casa, eh, cerca de la estación. ¿Por qué? —Me demoré unos segundos en abrir la boca y él rellenó el silencio—. ¿Pasó algo, Anna-chan?

    No fui capaz de evitarlo, las lágrimas se aglomeraron tras mis ojos.

    —Perdona, Ko, pero, eh, ¿podrías… podrías volver? A la escuela, digo. —Y mi voz se quebró—. No quiero salir sola.

    —¿Estás bien? ¿Dónde estás?

    Asentí por reflejo y cuando abrí la boca para responder, un sollozo traicionero se coló en medio.

    —Los baños del primer piso. Sí, estoy bien, sólo que…

    No encontré las palabras o, más bien, el coraje para pronunciarlas. Él se me adelantó otra vez; no tendía a presionar pero se lo notaba ansioso.

    —¿Que qué?

    Cerré los ojos con fuerza, aunque sobre la oscuridad aparecieran los monstruos, y un escalofrío me recorrió la columna. Dios, de repente tenía un frío horrible. Tomé aire y suspiré de golpe, intentando recomponer la voz.

    —Los lobos, Ko. —No lo logré—. Los lobos están en el Sakura.

    Apreté los labios y tragué grueso, aguardando por su respuesta en el mejor silencio que logré imponerme. No tardó en llegar.

    —Espérame ahí, An-chan. Ya voy para allá.

    Puede que recién entonces hubiera logrado respirar con normalidad desde el ataque, cuando supe que Kohaku vendría y me rescataría de las pesadillas. El alivio me aflojó el cuerpo y sentí un deseo horrible por llorar, llorar de verdad.

    —Gracias —susurré—. Gracias, Ko.

    —No te preocupes. Ya estoy allá.

    No sé muy bien en qué momento había subido los pies al retrete, pero me estaba abrazando las piernas y enterré el rostro contra ellas. El cabello cayó en cascada alrededor de mi cuerpo y allí me quedé, dentro de mi caparazón seguro, como en la enfermería. Y lloré.

    Todo volvió a mí con una intensidad despiadada. La Anna gris y silenciosa, la tensión dentro del club, la falta de respuestas. Los lobos rodeándome en la fiesta, el miedo, el agua de la piscina ahogándome. La furia, el incendio incontrolable, los errores que cometí, las cosas horribles que le dije a Kakeru. Y el cuerpo de Kakeru, tan frío y pálido. Su sonrisa, su voz, las latas de Coca que siempre me compraba. Y las sirenas de la ambulancia rasgándome los oídos, el monstruo del hospital, el veneno y la soledad. La maldita soledad.

    Sola.

    Siempre acababa sola.

    Los minutos y la quietud me ayudaron a calmarme. Era una maldita cobarde, ¿verdad? De nada servía la ira, la impotencia o el entrenamiento si un depredador aparecía frente a mí y… me congelaba. ¿De qué me las daba? No era más que un tanuki, un conejillo asustado de sus fantasmas pretendiendo ser fuerte y aterrador. Era un puto chiste.

    Le había dado a la hiena el gusto de verme cagada en las patas.

    No podía repetirse.

    No iba a repetirse.

    El sutil chirrido de la puerta abriéndose me tensó el cuerpo entero hasta que oí su voz suave, claramente preocupada.

    —¿An-chan?

    Me incorporé, le quité el pestillo que le había echado a la puerta y Kohaku apareció frente a mí. No lo miré, por alguna razón sentí una vergüenza horrible y él no hizo preguntas; sólo alcanzó mis hombros y me atrajo con movimientos precavidos. Me tensé al principio, cada fibra de mi cuerpo se congeló ante el contacto ajeno. Sus manos me lanzaron señales ensordecedoras de peligro que me esforcé por apartar.

    Es Kohaku.

    Está bien, está bien, está bien.

    Le robé algo de calor y me aparté a cámara lenta. Él fue el primero en hablar.

    —¿Vamos? Te acompaño a casa.

    Asentí quedo y su pequeño empujoncito en mi hombro me dio el último impulso que necesitaba para salir al pasillo. No alcé la vista realmente, no busqué rostros ni monstruos. Dejé la escuela como un cachorro apaleado o un pecador expuesto, con las manos dentro de los bolsillos y Kohaku a mi lado. Había cosas que le quería decir pero me avergonzaba tanto, tanto haberlo molestado de aquella manera.

    —Oye, perdona. Te hice volver de repente, ni siquiera te pregunté si estabas ocupado.

    Lo oí sonreír y me atreví a levantar la mirada para repasar su expresión de reojo. Llevaba encima la misma calma de siempre y fue muy reconfortante.

    —No lo estaba, no tengo planes de nada para hoy, de hecho. —Me miró—. ¿Quedamos a la noche? Los chicos anduvieron preguntando por ti, que estuviste enferma y todo eso.

    Logré fabricar una sonrisa floja y me encogí de hombros. Tenía esta facilidad tan ridícula para distraerme en compañía, que cuando las personas desaparecían y me enfrentaba a mí misma era asfixiante. No me toleraba, no soportaba las voces en mi cabeza.

    —Eh, ¿me ausento un fin de semana y ya me extrañan? Qué blanditos.

    Por eso siempre acababa en la calle, fumando hierba y compartiendo el rato con cualquier imbécil capaz de apagarme un rato.

    —Son un amor, ya ves. Por eso les hago descuento.

    Ese mundo oscuro era, irónicamente, mi refugio.

    —Pero a mí me haces mejores descuentos, ¿verdad?

    Temía volverme adicta, siendo honesta.

    —Siempre, enana.

    Aunque probablemente ya lo fuera.

     
    • Sad Sad x 6
  2. Threadmarks: II. Let me be the one to numb you out
     
    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

    Piscis
    Miembro desde:
    1 Abril 2019
    Mensajes:
    6,985
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Título:
    Painkiller [Gakkou Roleplay | Anna Hiradaira]
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    3
     
    Palabras:
    2746
    N/A: como siempre, tengo que seguir ampliando el desastre (? Esto también lo voy a considerar canon cuz yes. Gracias a Pau, Jen, Neki y Mori por leer <33




    You know you need a fix when you fall down
    You know you need to find a way to get you through another day

    Let me be the one to numb you out

    .
    .

    —Eh, ¿la trajiste?

    Kohaku me sonrió antes de pasarme la bolsita que llevaba en el bolsillo de la chaqueta. Se la arrebaté, puede que con cierta ansiedad y si lo notó, pues no dijo nada. Así era siempre el niño del santuario. Rebusqué en mis propios bolsillos y le pasé unos billetes abollados que siquiera se molestó en contar. Era muy probable que tampoco hubiera abierto la boca si no le daba nada.

    Honestamente no lo entendía.

    Me temblaban un poco los dedos pero me las arreglé para liar el cigarro. Mojé el papel con la punta de la lengua y presioné a lo largo hasta afianzarlo; retorcí la punta, sorbí la nariz y activé el encendedor. Inhalé e inhalé, entrecerré los ojos y liberé la nube blanquecina hacia el cielo oscuro. Puede que todo estuviera en mi cabeza, efecto placebo o como mierda le llamaran. Me daba igual. Lo único que me interesaba era apagar al menos un poco esa jodida ansiedad.

    —¿No tienes frío?

    Lo oí pero no me molesté en mirarlo y sacudí la cabeza. ¿Frío? Su puta madre, podría hacer chispa si me pasaban un fósforo.

    El miedo le había dado paso a la ira,

    como siempre.

    —Es buena —comenté, tras darle otra calada.

    —Pues claro, hablas con el mejor~

    —Sí, y está empezando a correrse la noticia —aportó Rei, soltando una risa corta tras echar un vistazo a los grupitos de gente aquí y allá—. Muchas caras nuevas esta noche.

    —Y la empresa de mini Ishi crece y crece —murmuré, sedosa, cruzándome de piernas sobre la caja de fusibles en la que estaba recostada—. Todo un hombre de negocios.

    Kohaku tenía los codos apoyados a mi espalda mientras Rei se mantenía erguido junto a mí. Le propiné un codazo suave para que me pasara la cerveza y le di un trago largo, arrugando el ceño. Amarga, como siempre.

    Una mierda.

    —¿Y tus amigos, Ko? —recordé tras un rato, viéndolo sobre el hombro—. Esos que tanto me extrañaban~

    Se encogió de hombros, la pantalla de su móvil le iluminaba el rostro pálido y hacía juego con el cian de su cabello.

    —Andan por Chiyoda hoy.

    —¿Y no te quedaste con ellos?

    Recibí sus ojos ámbar, eran gentiles y accesibles pero apenas sentí algo al respecto. Si debía ser honesta, lo primero que pensé me produjo la impresión suficiente para volver la vista al frente.

    Kohaku no estaba nada mal, ¿verdad?

    Loca de mierda.

    —Te debía un poco —respondió en voz suave, entendí que se refería a la hierba—, y soy muy comprometido con mis mejores clientes, ya sabes.

    —Bueno, ¿y por qué no vamos nosotros, entonces? —propuso Rei, alternando su mirada entre ambos—. Ko, te conviene andar cerca del santuario, ¿mañana no había una ceremonia importante o alguna mierda así?

    ¿Ir a Chiyoda? Me daba bastante lo mismo, algo de pereza, eso sí. Pero si los muchachos encaraban para allá no iba a quedarme atrás. Necesitaba compañía, la que fuera, donde fuera.

    —Sí, Ko, te conviene vender la hierba bajo las narices de tu familia —solté, junto a una risa irónica—. Seguro así nadie se entera.

    Kohaku se encogió de hombros y el móvil le vibró entre las manos. Era una llamada. Me giré hacia Rei mientras hablaba y volví a robarle la cerveza.

    —No está sólo el Perro-Lobo en el Sakura.

    Lo solté así, sin más. Puede que la hierba y el alcohol me aflojaran la lengua y no me importaba, realmente, en tanto me apagara el puto cerebro. Recibí la mirada confundida de Rei y agregué, con voz plana:

    —También la hiena.

    Su expresión mutó de la sorpresa a la preocupación en apenas segundos y frunció el ceño. Había tensado la mandíbula. Verlo así me provocó una mezcla extraña de emociones que acabó deformándose en una risa áspera, carente de gracia alguna.

    —¿No crees que tengo, como, una habilidad sobrehumana para atraer a la desgracia? —divagué; Kohaku se nos unió y di un salto para bajarme de la caja—. Venga, vayamos a Chiyoda. Igual ustedes me aburren~

    Era increíble que Tokio pudiera convertirse en un pañuelo de noche, pero así era; en especial cuando te movías por el mismo barrio, el mismo distrito, los mismos bares y parques. Las caras se repetían, la novedad desaparecía y hasta la mierda más cagada podía transformarse en rutina.

    Tokio era enorme y aún así ahí estaban, al salir de la estación de Chiyoda, Kakeru y el imbécil pelirrojo con el que últimamente andaba siempre. ¿Qué hacían fuera de Shinjuku? Ni idea, pero estaba contando unos billetes mientras el otro lo miraba hacer hasta que nos vieron.

    Nuestras miradas conectaron y empujó el montón de papeles dentro del bolsillo.

    —¿Cómo va, chicos? —Saludó a los Ishikawa con el puño y su sonrisa se suavizó apenas al reparar en mí—. ¿Qué hacen por acá?

    —Los muchachos no cruzaron a Shinjuku —explicó Kohaku—, así que vinimos a buscarlos.

    —Venga, no sabía. Cayeron como un milagro, estábamos a punto de tomarnos el tren.

    —¿Ángeles, acaso? —El pelirrojo sonrió juguetón y se inclinó hacia mí, arrastrando el flequillo con las gafas de sol; su mirada era cristalina, parecía hecha de lluvia—. Sip, definitivamente veo un ángel.

    No era nada alto, realmente. Casi estaba a su altura sobre los borcegos con plataforma. Le sonreí, divertida, y repasé sus facciones sin demasiado apuro; notarlo pareció satisfacerle. Llevaba una fea cicatriz sobre el ojo, como de navaja. Era larga y delgada.

    —Anna —murmuré, alzando una mano.

    Primero me observó con curiosidad y al entender la situación soltó una risilla de lo más divertida. Se inclinó, elegante, y presionó los labios sobre el dorso de mi mano antes de mirarme desde allí.

    Vulture. —Se irguió y sacó una cajetilla del bolsillo—. Un placer.

    Eh, ¿habanos? Pero qué muchacho sofisticado.

    Me daba igual que no lo dijera, ya había oído su verdadero apodo en boca de otros imbéciles. ¿Creía que podría asustarme? ¿Que así tendría más chances de ligarme? Pobre idiota.

    Quebrantahuesos.

    —¿Dónde andan los chicos? —le preguntó Kakeru a Kohaku, captando mi atención.

    —Akihabara.

    —Bueno, pues, andando.

    Empezamos a caminar. Cuando pasé junto a Kakeru noté la mancha de sangre que llevaba en el cuello de la camisa pero no abrí la boca; nunca había sido mi estilo, de todos modos. Los chicos se pusieron a hablar de diferentes mierdas, pasamos por una casilla de mala muerte y Vulture paró a comprar unas cervezas. Me regaló una, aunque no se la hubiera pedido ni planeara pagársela de la forma que tuviera en mente. Así y todo, seguía siendo una perra y bien en el fondo estaba furiosa.

    —Eh~ Gracias, cariño.

    —Lo que se merece no se agradece, ángel.

    ¿Ligar con pandilleros que no me interesaban era una mala idea? Probablemente. ¿Podía ser peligroso? Más o menos. Al menos, confiaba en la protección que me confería andar junto a Kakeru y los dos Ishikawa. Eran una especie de muralla a mi alrededor, que me relajaba y en consecuencia, bueno, tendía a cagarla.

    —¿Cómo va, Anna-chan?

    Kakeru apareció a mi lado y me sonrió, mientras íbamos bordeando los límites de Akihabara. Lo vi de reojo al empinarme la lata y me encogí de hombros.

    —Bien, normal. Una ladilla las clases.

    —¿Son más exigentes en el Sakura?

    —No exactamente, pero qué se yo. Me aburre. —Dudé un momento antes de agregar—: ¿Tú?

    —Tranquilo.

    De pocas palabras, como siempre. Lo dejé estar y llegamos junto a los amigos de Kohaku; eran un grupo de cuatro o cinco idiotas, bastante ruidosos pero también agradables y, contra todo pronóstico, ¿saludables? No lo sé, no se metían en problemas ni andaban consumiendo la primera mierda que les pusieran enfrente. Suficiente para mis estándares.

    Akihabara era una enorme ladilla insoportable, llena de luces y gente, pero habían encontrado un rincón más o menos tranquilo al fondo de un parque. El alumbrado público reptaba por el césped y nos iluminaba con pereza, podía distinguir con suma claridad todos los pequeños incendios moviéndose al compás de sus manos. Quizá debería haber dejado de beber o fumar, ahora que estaba literalmente rodeada de imbéciles y nada podía pasarme.

    La hiena no podía alcanzarme.

    La hiena no podía tocarme.

    Aunque ya lo había hecho.

    Tenía la espalda contra un tronco y solté el humo mientras veía al cielo sin estrellas, me había apartado un poco de los muchachos y Kakeru se materializó a mi lado de Dios sabe dónde. Ni iba a culparlo igual, ya tenía todos los malditos sentidos embotados. Podría haberse aparecido con bombos y platillos e igual no lo habría notado.

    No dijo nada, sólo se quedó ahí y, una vez más, la mierda me escoció en la lengua.

    —Están en el Sakura, ¿sabes?

    Me miró, lo noté por el rabillo. Se mantuvo en silencio y una idea me rayó la mente con una precisión extraña. Ya lo sabía, ¿verdad? Sonreí y alcé la vista hacia él.

    —Los Lobos.

    Sus ojos eran oscuros, no exactamente negros, sino de un bronce oxidado. Por las noches, sin embargo, se opacaban y lo perdían todo. No era la primera vez que lo veía así.

    —¿Quiénes?

    Me llevé el cigarro a los labios y giré la rueda del encendedor; se había apagado.

    —Usui y Tomoya. El primero parece no tener muchas ganas de armar la bronca, pero la hiena… —Solté una risa extraña por la nariz y meneé la cabeza, apoyando un codo sobre mi otro brazo—. Menuda mierda.

    —¿Te hizo algo?

    Arrugué la nariz. Ya se lo había dicho una vez, ¿no? No hacía falta que me pusieran mano encima para hacerme lo que quisieran.

    —Sólo jugó conmigo, el asma hizo el resto.

    Sabía que era una respuesta vaga, que permitía espacio a la imaginación, pero estaba furiosa y si lograba activar una chispa en la sangre de Kakeru me daría por satisfecha. Era esa clase de incendio forestal, ¿verdad? No se contentaba fácilmente.

    Cuando ardía, quería arrasarlo todo a su paso.

    Lo vi tensar la mandíbula, justo como Rei había hecho hacía un rato, y una sonrisa sedosa curvó mis labios. Llevé los dedos al cuello de su camisa, a la mancha seca, y busqué sus ojos.

    —¿Y eso? —cuestioné en un susurro—. ¿Tú también te andas divirtiendo?

    Soltó una risa por la nariz y recorrió el parque con la vista antes de volver a mí.

    —Le podrías llamar trabajo.

    —Y pagan bien, por lo que vi.

    —No valdría la pena el puto esfuerzo de otra forma.

    No estoy muy segura en qué momento me giré hacia él, pero habíamos acabado enfrentados, con el hombro recostado sobre el tronco, conversando en voz baja.

    —Eh~ Eres incorregible.

    —Puede que me declare culpable.

    —¿Y trabajas con el Quebrantahuesos de allá?

    —Sí, algo así.

    Tampoco estoy muy segura en qué momento acabé con mis manos sobre él, pero me había acabado el porro y con la neurona chamuscada como la tenía me puse a juguetear entre los botones de su camisa. Él no dijo nada, me dejó hacer junto a una sonrisita divertida.

    Podía notarlo en la forma que me miraba.

    Estaba cagándola, ¿verdad?

    —Oye, Anna-chan. —Su voz fue un susurro grave y consiguió erizarme los cabellos de la nuca—. ¿Quieres que nos larguemos de aquí?

    Joder, lo tenía impreso en toda la puta cara. Puedo hacerlo, me estaba diciendo. Puedo apagarte.

    Lo peor es que lo dudé.

    Había alcanzado mis manos y ahora era él quien jugueteaba entre mis dedos. Lo observé en silencio hasta que solté el aire de golpe.

    —Kakeru, ¿no quieres vengarte?

    Pestañeó, una chispa de curiosidad danzó en su sonrisa antes de arrugar el ceño, puede que fingiendo confusión.

    —¿Cómo dices?

    —¿No quieres partirle el culo a la puta hiena?

    —Anna, ¿qué—?

    —¿No quieres hacerlo? —No esperé a su respuesta—. Porque yo sí.

    Me deshice de su agarre y me incliné hacia él, lo suficiente para que me escuchara con un simple susurro. Reconocer su aroma me arrojó una extraña brisa de nostalgia que, irónicamente, me enfureció aún más.

    —Ahora la hiena está al alcance de la mano. —Estiré el brazo con la palma abierta y la comprimí de repente, como si hubiera cazado un maldito insecto—. Sólo es cuestión de agarrar y aplicar la presión necesaria.

    Quebrantahuesos.

    —Anna —insistió, serio, y me sostuvo el rostro con una mano—. Déjalo.

    —¿Qué? —repliqué, molesta.

    Intenté removerme pero él sólo afianzó el agarre.

    —Déjalo, es peligroso. Ni siquiera lo pienses.

    Reí con sorna, tan cerca de su rostro, y me incliné aún más.

    —Demasiado tarde —susurré—. El cabrón ya me provocó y no planeo quedarme de brazos cruzados.

    Tan cerca.

    Podría haberle comido la boca.

    Me veía con severidad, como un padre preocupado o algo así. No tenía mucho sentido que intentara convencerme de retroceder, no era algo que supiera hacer. Sólo avanzaba, siempre hacia adelante; a veces a ciegas, muchas a tientas. Pero ya no me detenía.

    Y si no quería involucrarse, que diera un paso al costado.

    Su expresión se fue suavizando, aunque mantuviera la mano firmemente presionada contra mi mejilla. Me acarició apenas con el pulgar, fue una especie de aleteo involuntario que detuvo de inmediato.

    —Pensé que lo habías dejado ir, Anna-chan.

    —Yo igual, pero los Lobos aparecieron frente a mí y todo volvió en un puto segundo. —Bufé hastiada y le peiné el cabello hacia atrás en un impulso extraño. Podía tocarme los cojones pero seguía siendo Kakeru, y mi voz se suavizó junto a su mirada de bronce—. No puedo dejarlo, no luego de… todo lo que pasó.

    Quiero venganza, Kakeru.

    Quiero vengarte.

    Soltó el aire como yo, de la misma forma que le había hablado como él lo hizo. Nos reflejábamos el uno al otro y dejó caer la frente sobre mi hombro. Por alguna razón contuve la respiración.

    —No voy a poder convencerte, ¿verdad? —Sonaba resignado, aunque una nota de frustración se coló en su voz—. Mierda, encima allá, en el Sakura.

    —Estaré bien —me apresuré en aclarar; las manos a ambos lados de mi cuerpo, inertes, cosquillearon ante la necesidad casi explícita de contacto—. No te preocupes.

    Apágame.

    Pero me contuve, a pesar de los putos porros y el alcohol. Me contuve porque era Kakeru y, vaya, al menos fui capaz de no cagarla tanto.

    Se irguió un rato después y suspiró, volviendo la vista al grupo. Había enterrado las manos en los bolsillos y allí las mantuvo. Contacto.

    No era más que una estúpida perra necesitada.

    —Bueno, al menos mantenme al tanto. —Una sonrisa floja revoloteó en sus labios y me observó de costado—. Y no hagas nada demasiado peligroso. ¿Me lo prometes, Anna-chan?

    Solté una risa corta y me encogí de hombros.

    —No lo sé, oye, ¿una buena caída a hostias se considera peligroso?

    —Viniendo de ti, sí —bromeó, bastante más liviano—. Pero hablo en serio. No pierdas la cabeza, An-chan.

    Rodé los ojos, molesta, y agité la mano frente a su rostro mientras volvía con los demás.

    —Sí, sí, papá. Tendré cuidado.

    ¿Era la hierba? ¿El alcohol? Esperaba que sí, porque mierda.

    No me apetecía que esa repentina calidez se debiera a otra cosa.

     
    • Fangirl Fangirl x 4
    • Me gusta Me gusta x 1
  3. Threadmarks: III. These messages won't compute
     
    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

    Piscis
    Miembro desde:
    1 Abril 2019
    Mensajes:
    6,985
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Título:
    Painkiller [Gakkou Roleplay | Anna Hiradaira]
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    3
     
    Palabras:
    5137
    N/A: BUENO YA, con esto doy por concluido el fin de semana desastroso de Anna JAJAJA what a trip. Chale, 5k de pura gayness and i regret NOTHING. Amane heyo sis look what do we have here, pero sI SON UN PAR DE NOVIAS.




    These messages won't compute
    Those images don't come through
    No matter what you say
    No matter what you do


    .
    .

    Si debía ser honesta, toda la mierda del viernes me había borrado por completo de la cabeza que había quedado con Emily para el sábado. El sol me despertó bien pasado el mediodía, mamá debía haber entrado y corrió las cortinas antes de irse a trabajar. Era como su forma de decirme “no duermas todo el día”.

    Aún sentía la cabeza embotada.

    Me pasé la lengua sobre los dientes y tragué grueso, tenía la boca más seca que la mierda. Tanteé el móvil por reflejo y agradecí que Emily me hubiera enviado un mensaje o de lo contrario quizá la dejaba plantada. ¿Ir al cine? Qué bonita.

    Acepté, aunque parte de mi cerebro racional me dijera que era mala idea.

    Acepté porque ya me había despertado y no me apetecía estar sola.

    Quedamos en una función casi nocturna, a eso de las siete de la tarde. Antes de salir me pegué una ducha, me obligué a comer algo y me entretuve como veinte minutos perfeccionando el mejor cat eye que pudiera. Máscara de pestañas, las botas de la noche anterior, unos shorts, la sudadera de una banda de metal cualquiera. Mandé todo un poco más a la mierda y me puse unas medias de red negras. Me revolví el cabello al secarlo y quedó ondulado y voluminoso.

    Habíamos quedado fuera del cine. No había reparado demasiado en ello pero creo que mi imagen mental de Emily la había puesto mucho más angelical e inocente. Seguía siendo modesto pero se movía en las mismas tonalidades que yo y eso me arrancó una risa nasal. Una estupidez así de pequeña podía hablar por sí sola, ¿verdad?

    El vestido escocés y las medias negras le quedaban más que bien, y por sus sneakers acromáticas ahora le llevaba algunos centímetros.

    La saludé con un beso en la mejilla y lucía sorprendida, algo ruborizada, a lo que reí y le expliqué que era muy común de donde venía. Debía ser ilegal disfrutar tanto molestándola, pero lo hacía y bueno, mea culpa.

    Como sea.

    La película estuvo bien, no le presté demasiada atención. A eso de la mitad me entraron estas ganas horribles de fumar que contuve con cada pizca de voluntad que encontré en mi cuerpo, porque ni de coña iba a dejar a Emi allí para ir a drogarme. Estaba imbécil pero no tanto y la chica era mi amiga.

    De las pocas amigas que había logrado conseguir.

    Ella salió muy emocionada y realmente era adorable, lo suficiente para contagiarme un poco los buenos ánimos y recordarme que también podía ser la Anna similar al sol. Salimos del cine mordisqueando las últimas palomitas al fondo del tarro y le robé la gaseosa para darle un trago. La miré mientras me llevaba el sorbete a los labios y podría jurar que algo de color subió a su rostro; no lo había hecho con segundas intenciones, la verdad, pero verla así me forzó a reparar en las posibles interpretaciones de eso y… sonreí.

    Estaba hecha una perra.

    —Uy, qué poco le quedaba —me lamenté, lanzando el refresco a un cesto, y la observé de reojo—. Hace buen clima, ¿verdad?

    Se limitó a asentir sonriente, alzando la cabeza al cielo para reforzar el punto. El cielo despejado, oscuro, la atmósfera ligeramente cálida y la ausencia de viento. Casi podía respirarse la primavera.

    —¿Quieres tomar algo por ahí? —agregué, recibiendo el púrpura de lleno. Sonreí, sedosa, y le corrí el cabello del hombro—. Conozco un par de lugares que no se molestarán en pedirnos identificación~

    Lo dudó un poco pero ahí estaba, la chispa de curiosidad e intriga. Era indiscutible, por muy buena niña que pareciera. Le atraía, ¿verdad? El jodido mundo de sombras. Esa clase de tentación no se eludía fácilmente, tarde o temprano, con o sin mí cruzaría la puerta; si es que no lo había hecho ya. Como fuera, una parte de mí prefería la idea de estar allí para cuando Emily finalmente cediera. Protegerla, aconsejarle, no lo sé. Cosas así.

    Me preocupaba por ella, al fin y al cabo.

    —¿En serio?

    Una mezcla de sorpresa y diversión reverberaba en su sonrisa, esa que parecía esforzarse por moderar, y me hizo soltar una risa.

    —Claro, linda. —Comencé a caminar y ella me imitó sin demoras—. Soy la mejor guía turística que podrías encontrar de la vida nocturna de Shinjuku.

    —Eh~ ¿Y cuánto sale el recorrido?

    —¿Cuánto? —rumié sobre la idea, como si me regodeara en una broma interna, y entrelacé mi brazo con el suyo—. Depende, tenemos varios métodos de pago, ¿sabes?

    —¿Ah, sí?

    Asentí, deslizando la mirada sobre sus facciones. Ella también tenía esta facilidad extraña para saltar de un espectro a otro, ¿verdad? Puede que aún le faltara pulirlo pero el potencial estaba ahí. Quizá debería haberme preocupado, ¿quién en su sano juicio desearía arrastrar a un ángel dentro del mundo de sombras?

    A menos que el ángel ya hubiera perdido sus alas.

    A menos que el demonio tuviera por demás razones para seguir y seguir cayendo.

    El incendio forestal quería arrasarlo todo y no entendía de dirección y propósitos. Era energía dispersa, caótica, el estallido de una galaxia. Barría, quemaba, devoraba y ahogaba sin miramientos.

    Sin importar quién,

    cómo
    o dónde.

    Asentí a cámara lenta y cuando nos detuvimos en espera del semáforo aproveché para inclinarme y susurrar sobre su oído:

    —Lo discutimos con un par de copas, ¿qué te parece, Em?

    Ya tenía el lugar perfecto en mente. Usualmente me cagaba un poco en las patas la idea de aparecerme ahí, pero tenía el cerebro torcido desde ayer y ¿la verdad? No podía importarme menos.

    Detallé el perfil de Emily mientras sonreía y se tomaba su tiempo antes de volver la mirada hacia mí. Por alguna razón, así de repente, me alcanzó el aroma de su perfume.

    —Me parece perfecto~

    Vainilla, eucaliptos y puede que algo de jazmín. Me gustaba.

    Bar Psy. Pequeño, con la música al palo, parpadeaba en negros y azules. La atmósfera dentro ya estaba algo viciada cuando entramos y nos robamos un par de miradas casuales, otras no tanto. Sonreí con una emoción extraña y llevé a Emily de la mano hasta la barra, donde la solté y nos acomodamos en taburetes. Ahí estaba, batiendo unos tragos un poco más allá. Tragué saliva.

    El jodido Krait de Shinjuku.

    Me sonrió con una alegría casi pueril al reconocerme y vino donde nosotras, ambos brazos recostados sobre su larga mesa de trabajo.

    —Eh, Hiradaira, ¿cómo va? Ah, veo que trajiste compañía.

    Hayato Fujiwara, el hermano mayor de Kakeru. Ya había pasado los veinte por unos dos o tres años. El cabello negro carbón parecía ser de familia, aunque él lo llevaba corto y algo desprolijo y sus ojos, incluso bajo las luces de neón, destellaban como jades afilados.

    —Krait —saludé, extendiendo un puño para que lo chocara.

    Pero él sujetó mi mano y le plantó un beso como si nada. ¿Qué les pasaba a los pandilleros con eso? ¿Una nueva moda? Solté una risa nasal, sin quitarle la vista de encima, y recibí su mirada juguetona. Era un cabrón, ¿verdad? De los más grandes.

    Había arrastrado a Emily a la cueva de la serpiente.

    —Esta es Emi-chan, una amiga mía~ —Le rodeé los hombros con un brazo y la miré—. Emi-chan, este es Hayato pero puedes llamarle Krait. Todos le dicen así.

    Hodges estaba nerviosa, era evidente. Nos había hundido muy profundo, muy de repente. El cambio de presión podría haberla matado, pero Emily tenía la pasta para arreglárselas.

    Si era tan similar a mí como creía, lo haría.

    Inclinó un poco la cabeza frente al Krait y le dedicó una sonrisa suave. Mantuve, sin embargo, mi atención sobre Hayato. Llevaba una diversión sosegada pegada al rostro, bastante inmutable, como si pudiera mirar exactamente así a cualquier idiota sobre el planeta. No podía leerlo.

    ¿Por qué lo estaba tratando como una amenaza?

    Bueno, Emily era mi responsabilidad. Yo la había metido ahí, yo iba a encargarme de que nada le pasara. El idiota que se atreviera a ponerle mano encima perdería los huevos antes de siquiera poder sonreír.

    No podía leer a Hayato, pero yo debía ser un maldito libro abierto. Recibí sus jades chispeantes, que se entornaron de una forma extraña antes de alcanzarnos dos menúes, y fruncí apenas el ceño por reflejo. Debía resultarle muy divertido tener a dos niñas de secundaria queriendo traspasar los límites, ¿no?

    —Imagino que vinieron a tomar unos juguitos exprimidos, ¿verdad? —se mofó, su voz era grave y juguetona.

    Emi sostuvo el plástico entre ambas manos y empezó a leerlo, yo solté una carcajada breve mientras recargaba los brazos entrelazados sobre la barra. Me incliné hacia él.

    —Eh, Krait, nos harás algún descuento, ¿verdad?

    Hayato estiró su sonrisa y se mantuvo erguido, viéndome desde arriba. Era jodidamente alto, bastante más que Kakeru.

    —Puede ser.

    Recosté la mejilla en mi mano y el cabello suelto me acarició la espalda hasta caer a mi lado. Lo vi detallarlo.

    —¿De qué depende~?

    Emily alzó la vista del menú y le sonreí. El Krait soltó una risa baja y se encogió de hombros, estirando el brazo para alcanzar una botella de vodka.

    —Me lo pensaré y les cuento. Disfruten su tiempo, señoritas.

    Se retiró a preparar unos tragos y Emily se inclinó hacia mí para hablarme bajo, como si igual alguien pudiera escucharla con toda esa jodida música.

    —¿Es un amigo tuyo?

    Alterné la mirada entre ella y el menú. Se la oía sorprendida e ilusionada y me resultó de lo más adorable. Le piqué una mejilla, a lo que se irguió y arrugó la nariz.

    —Algo así. Más bien es el hermano de, uhm… —Ladeé la cabeza, frunciendo el ceño—. ¿Mi ex?

    Emily abrió bien grandes los ojos y la boca, y reí en respuesta.

    —¡No sabía que tuviste un novio! —Parecía casi indignada, había hasta inflado tantito las mejillas—. Quiero que me cuentes todo, An-chan.

    Suspiré con calma y le corrí el cabello oscuro tras la oreja.

    —Eh~ Es información clasificada, tendrás que ganártela.

    Ya estaba sonando como el Krait. Podía bromear al respecto, no para molestarla sino porque entrar en ese terreno era una mierda que no me apetecía. Como fuera, era extraño pero prefería que asumiera la primera opción y ya.

    Pero Emily era parecida a mí en más de un aspecto y le gustaba demasiado el chisme.

    —¡Oh, no, señorita! No escaparás tan fácilmente. —Era literal, me había echado ambos brazos por el cuello y tuve que sostenerme de la barra para no caerme de espaldas; sus ojos morados chispeaban llenos de emoción y curiosidad—. ¿Terminaron? ¿Por qué? ¿Hace cuánto? ¿Cómo se conocieron? ¿Era bueno contigo?

    Abrí la boca pero no se detuvo.

    —¿Te llevaba a cenar? ¡Espera! ¿Cuántos años tiene? ¿Te hacía regalos en San Valentín? No asiste al Sakura, ¿verdad?

    Me arrancó una risa directo del pecho. Me relamí los labios antes de rodear su cintura y, con la mano libre, sostenerle la barbilla. Su figura era menuda, cálida, y su piel increíblemente blanca.

    —Más despacio, preciosa —susurré, repasando sus facciones y, en particular, su boca—. Oye, ¿no estás un poquito cerca~?

    Los tubos de neón manchaban todo en tonos azulados, que a mis ojos lucían más grisáceos que otra cosa, y me pareció distinguir un ligero rubor en sus mejillas. Fuera lo que fuera no bastó para apartarla, a lo sumo relajó un poco el agarre pero ahí estaba, la jodida sonrisa que veía siempre en las calles. Algo de sorpresa se coló en mi expresión, lo noté.

    —¿Qué sucede, An-chan? ¿No te gusta?

    Solté una risa incrédula y me incliné hacia ella.

    —Vale, hagamos así. Puedo contarte. —Rocé el lóbulo de su oreja con los labios humedecidos y su cabello me hizo cosquillas en el rostro—. Pero también puedo mostrarte.

    ¿Qué mierda estaba haciendo?

    Había perdido la cabeza.

    Emily, sin embargo, no se apartó. Siquiera se tensó. Sus brazos se deslizaron sobre mis hombros hasta que alcanzó la piel de mi cuello con las manos y la rozó lentamente, erizándola. Había algo extraño, oscuro, en sus ojos morados que me hizo sonreír. Eh, no dejaba de sorprenderme.

    —Me interesa~

    Le sonreí, suave, y repasé el menú con la yema de los dedos.

    —¿Te parece si pedimos algo primero~? O esos pervertidos de allá no van a quitarnos la vista de encima.

    Emily se giró hacia donde le indiqué. En una mesa contra la pared, algo más allá, había dos muchachos con unas pintas de cerveza. Los había notado desde que entramos al bar y ahora, con Emily encima mío, tenían pinta de estar disfrutando el mejor espectáculo del año. Y gratuito, encima.

    Recibir nuestra atención pareció alertar a uno, aunque el otro ensanchó su sonrisa y se incorporó para acercarse. Rodé los ojos, algo hastiada, y me concentré en el menú; Emily hizo lo mismo.

    —¿Y bien? —El Krait apareció frente a nosotras justo antes de que el imbécil se detuviera a nuestras espaldas.

    Lo ignoré olímpicamente y le sonreí a Hayato.

    —Un cuba libre para mí.

    —Eh, yo quiero vino tinto.

    Nos guiñó el ojo antes de girarse y ponerse a lo suyo. Suspiré con aires casi dramáticos y seguí omitiendo la presencia del tipo ese hasta que carraspeó la garganta y Emily lo miró. Aprovechó la oportunidad, claro, y se enfocó en ella; yo me valí del momento para inspeccionarlo de pies a cabeza. No estaba mal. Me sonreí y busqué a su amigo, quien se había hundido en su móvil aún en la mesa. Eh, qué cobarde~

    El Krait se apareció con las bebidas y si en algún momento había recuperado algo de lucidez, pues no tardé en volver a perderla. Cuando pedí el segundo trago no me preocupé por los gastos, ya sentía el cuerpo caliente y sabía que conseguiría ese descuento a como dé lugar. Además, Emily se movía por los mismos límites inestables que yo y podía notarlo en el color de su voz, la soltura de su cuerpo y los ojos relajados, empañados por un suave velo.

    Un rato después, el amigo del tipo finalmente se dignó a aparecer y sólo nos dedicamos a conversar y flirtear como idiotas. En un momento intentó colar el brazo tras mi cintura y lo aparté con la suficiente intención para que ya no se le cruzaran ideas raras por la cabeza. Debía haberlo leído en mi mirada, repentinamente severa y opaca.

    ¿Quién mierda te hizo creer que podías tocarme, imbécil?

    Podía reír y seguirles el rollo durante horas, pero una sola mano extraña sobre mi cuerpo tenía el poder suficiente para ponerme de mala hostia y obligarme a contener el impulso de enterrar mi rodilla en su entrepierna. ¿Qué me diferenciaba de ellos, en verdad, si los usaba a mi antojo y cuando me aburrían los desechaba sin más?

    Tampoco le perdía movimiento al capullo que tenía más ganas de comerse a Emi que vivir mañana, pero no estaba segura si debía involucrarme.

    —Em —la llamé, interrumpiendo la conversación, y busqué su muñeca para jalarla del taburete—. Acompáñame al baño.

    Ponerme de pie me arrojó una noción bastante más certera del efecto que ya había ejercido el alcohol sobre mí, y por la risilla que soltó Emily al trastabillar asumí que andaba en las mismas que yo. Nos miramos, compartimos una sonrisa y envolví su cintura por el camino hasta los baños. Eran pequeños, oscuros y estaban algo sucios. Revisé mi reflejo en el espejo, el maquillaje, el cabello y eso. Las paredes de azulejo estaban llenas de inscripciones, símbolos raros y tinta de marcador desvaída.

    —¿Cómo estás? —le pregunté.

    —¿Hmm? Estoy bien, Annie~ Me estoy divirtiendo mucho.

    La miré por la superficie espejada. ¿Annie?

    —¿Sí? ¿Ese tipo te gusta?


    Arrugó un poco el ceño, se veía ligeramente confundida pero una satisfacción extraña no tardó en empañar su sonrisa. Podría jurar que si hubiera habido silencio la habría oído ronronear.

    Mierda, Em.

    —Puede ser~ —sopesó; sólo jugaba conmigo—. ¿Por qué preguntas, hmm? ¿Celos, quizá?

    Me arrancó una risa irónica, cargada de suficiencia, y me giré hacia ella para adelantarme hasta que su espalda encontró la pared. Reposé una mano junto a su cabeza.

    —Porque este mundo es ligeramente diferente al que siempre viviste, princesa —siseé, viéndola directo a los ojos—. Y si te meto en él, no lo haré como una estúpida inconsciente de los riesgos y precauciones.

    Me separé para permitirle movimiento y me incliné sobre el lavamanos para inspeccionar mejor mi delineado. Seguí con mi sermón.

    —Los tipos que vienen a estas pocilgas pueden ser decentes o unos auténticos cabrones, que se ponen aún más idiotas pasados de alcohol y se creen que poseen cualquier derecho sobre tu cuerpo sólo por haberte comprado un trago o por haber sido amable con ellos. —La miré de costado—. Si te gusta no voy a meterme, pero si te hace sentir incómoda o se pasa de confianza sólo déjamelo a mí. Ando con ganas de repartir un par de hostias, de todas formas.

    El alcohol me había aflojado la lengua, como siempre. Al menos logré moderarme antes de soltarle aún más mierdas que a Emi no le concernían y que, de hecho, no estaba segura que me apeteciera contarle.

    Las mierdas oscuras.

    Los lobos.
    La hiena.

    El monstruo.

    Ella me había escuchado con toda la atención del mundo y cuando finalmente cerré la boca la vi sonreír y se acercó para alcanzar mis manos. Ya no había diversión en su expresión, sino un cariño casi maternal que me resultó, cuanto menos, extraño. Me congelé, aunque una parte de mí podría haber reaccionado para la mierda y apartarla de un manotazo. Me congelé porque no estaba acostumbrada a que nadie me tratara con esa suavidad en el mundo de sombras.

    —Me da bastante igual —confesó, enredando sus dedos entre los míos—. Prefiero estar contigo, Annie. ¿Qué dices~? ¿Nos vamos de aquí?

    Me robó una sonrisa que se convirtió en una risa nasal, suave, y me mordí el labio antes de asentir y arrastrarla fuera del baño. Estar con Emily en ese mundo era una cosa extraña, como amalgamar al sol y la luna sobre un lienzo grisáceo. Puede que nuestra facilidad para saltar de un polo a otro se intensificara aún más y de una forma irónica lográramos fusionarlos por momentos.

    Los tipos seguían donde los habíamos dejado y no necesité más que una excusa idiota para justificar nuestra retirada. Busqué al Krait con la mirada, estaba juntando los vasos de una mesa y solté la mano de Emily sólo para acercarme a él y recargarme a su lado. Me vio de costado, ligeramente risueño.

    —¿Vienen a pagar? Qué niñas tan responsables.

    —¿Ya te pensaste el descuento, big boy?

    Pero bueno, ¿qué mierda hacía hablando en inglés?

    —Ah, cierto, cierto. —Dejó la bandeja sobre la mesa, sacudió las manos entre sí y se irguió para vernos en toda su altura—. A ver, ¿qué ocurre? ¿No les alcanza? Puedo hacer una pequeña excepción si andan con poca pasta.

    Emily enganchó un brazo en mi cintura justo cuando iba a responder y tomó la palabra.

    —Es que tus tragos han estado taaan ricos que perdimos la cuenta~

    Mantuve mi atención en ella, sorprendida, y miré al Krait en espera de su respuesta. Estaba masajeándose la mandíbula en un ademán reflexivo.

    —Hmm, ya veo, ya veo. El viejo truco del elogio. Muy bien. —Una sonrisa casi diabólica decoró su rostro y tragué saliva; había recordado de repente que estábamos lidiando con el puto Krait de Shinjuku—. Puedo omitir su deuda si me dan algo que me haga olvidarla~

    Ah, joder, ¿qué quería ahora el cabrón con unas estudiantes de secundaria? Miré a Emily de reojo, no parecía cohibida por la respuesta tan ambigua de Hayato sino más bien… ¿divertida? Vaya, esa chispa en sus ojos era nueva.

    —¿Qué tenías en mente, Krait? —cuestioné, algo áspera.

    Él reparó en mí un segundo y luego se inclinó hacia Emily, quedando a nuestra altura. Ah, la quería a ella, ¿verdad? El muy cabrón.

    Ahí estaba de vuelta, el impulso de subirle los huevos a la garganta. Me mantuve en silencio.

    —Se me ocurren un par de cosas —murmuró, sedoso—. Pero prefiero que Emi-chan decida~

    Emily aún no me había soltado. Por el tamaño rascacielos de Hayato y mis botas con plataforma, era la que más pequeña lucía de los tres. La observé de soslayo y en un impulso algo extraño sonreí como un gato y le acaricié el cabello, captando su atención. No me giré ni un segundo hacia Hayato.

    —¿Algo que no vayas a olvidar, dices?

    Me valí de la mano libre para acunar la mejilla de Emily, presioné mi cuerpo contra el suyo y la besé. Era jodidamente suave y entreabrí la boca para profundizar el contacto. Ella no opuso la menor resistencia y, de hecho, sentí cómo sus dedos en mi cintura me arrugaban la sudadera. Solté una risa por la nariz un segundo antes de separarme lo suficiente para verla a los ojos y guiñarle un ojo. Seguía ahí, la chispa negra sobre el púrpura.

    Tan bonita.

    —Ahí tienes tu espectáculo —le dije al Krait, sacudiendo suavemente de su hombro un cabello suelto que tenía encima; era rubio y largo—. ¿Ya olvidaste la cuenta?

    Hayato se sonrió y meneó la cabeza, recogiendo la bandeja.

    —¿Cuál cuenta?

    Nos guiñó un ojo antes de retirarse tras la barra. Cuando Emily y yo estuvimos solas, compartimos una mirada rápida y nos echamos a reír. No sabía qué mierda estaba pasando y tampoco me interesaba averiguarlo en tanto ambas nos divirtiéramos.

    Y a juzgar por la situación, diría que estábamos sacándole el mejor provecho a la noche.

    Finalmente volví a tomar su mano y la arrastré por las callejuelas de Kabukichō, el distrito comercial más importante de Shinjuku, también conocido como el barrio rojo de Tokio. En Kabukichō se concentraban los negocios de la yakuza que controlaba el barrio, lo sabía y, de hecho, se podría decir que me movía bajo su protección desde que Kakeru me había acogido y me había hecho ese tatuaje en la espalda.

    La serpiente roja, la boomslang, mostrando los colmillos entre una densidad de rosas negras.

    Le mostré un par de lugares, le conté algunas anécdotas estúpidas de cuando matábamos el tiempo por ahí con los chicos. La gente, las músicas entremezcladas, las brillantes luces LED y la calidez de la noche mantenían bien activo el alcohol en mi torrente sanguíneo. Nos reímos, tonteamos, jugamos algunos arcades sencillos y no nos separamos en ningún momento. Ya fuesen nuestras manos, los hombros o la cintura, siempre estábamos ahí. Tocándonos.

    No era estúpida, ese calor no correspondía únicamente a mi mente nublada.

    Acabamos en un parque aledaño a Kabukichō con unas latas de cerveza, como si ya no hubiéramos bebido suficiente. Gracias a los chicos conocía a algunos de los idiotas que atendían las tiendas de conveniencia y no fue difícil convencerlos de venderles alcohol a dos muchachas tan bonitas, ¿verdad? Yo no era tan buena con eso, pero Emily les pestañeaba y parecía embobarlos. Se me cruzó por la cabeza la idea de que, con el debido tiempo, podríamos convertirnos en una dupla algo ¿peligrosa?

    Íbamos cantando una canción cualquiera de un comercial estúpido, nos intercambiamos las latas porque sí y empecé a andar haciendo equilibrio sobre una parecilla. Emily se echó a reír pero igual me pidió que tuviera cuidado. Di un salto para volver a tierra firme y cuando me acerqué, ella me arrebató la lata de las manos y retrocedió, divertida. Intenté conseguirla de vuelta un par de veces sin demasiado éxito.

    —Mira, Em, echaré a correrte —advertí, entre risas—, y créeme que no querrás eso.

    —¿Ah, no~? ¿Cómo estás tan segura? —replicó, sedosa, girando sobre sí misma al ritmo de una música silenciosa.

    La observé unos segundos y busqué mi móvil para poner música que sonara desde el bolsillo de mi short. Se oía un poco saturada pero daba igual. Lo dejé estar y, bueno, eché a correr. Se lo había advertido, ¿no?

    El mundo me daba vueltas pero me las arreglé para adquirir velocidad. Emily soltó un grito agudo de sorpresa y escapó por reflejo hacia la zona frondosa de césped y árboles, allí donde el alumbrado público apenas lograba arrastrarse entre el follaje. Íbamos riéndonos tanto que era una persecución bastante lamentable, a decir verdad. Rápidamente nos agitamos y cuando Emily se giró hacia mí, alzando ambas latas en el aire, la empujé hasta el tronco que tenía detrás y la besé. Fue un impulso extraño que no razoné ni un minuto, sólo sabía que quería comerle la puta boca y ya.

    Estaba furiosa.

    Estaba hasta el cuello de alcohol.
    Y Emily se veía tan bonita.

    Oí el chasquido de las latas cayendo al suelo y Emily no tardó nada en enredar ambas manos entre mi cabello, jalándolo apenas, empujándome hacia ella. La corteza bajo mis dedos era rasposa y me pegué a su cuerpo delgado, probando su aliento a vino y cerveza, deslizándome entre sus labios húmedos para no permitirle pensar, calcular o dominar. No estaba siendo muy delicada y a ella tampoco parecía importarle, enredé mis piernas con las suyas y sentí la suavidad de sus pechos contra los míos. Me removí un poco por la mera ansia de aumentar la fricción y suspiré justo sobre su boca. Entreabrí entonces los ojos porque quería volver a verla. Esa maldita chispa negra.

    Ahí estaba.

    —Ups~ —susurré, juguetona, recorriendo el contorno de su rostro con los dedos—. Creo que me emocioné un poco.

    La respiración de Emily iba agitada y, a diferencia de mí, la noté más seria. Fue la seriedad suficiente para estampar su boca contra la mía y ahogar mis estupideces en medio segundo. El alcohol se apresuraba a toda velocidad, cerrar los ojos hacía que todo diera vueltas y paseé mis manos por su silueta entera mientras dejaba que me besara como mejor le gustara. Su espalda, la cintura, los bordes de su sostén debajo del vestido. Oí el quejido bajo que vibró en su garganta al alcanzar sus muslos por sobre las medias y coló la lengua en mi boca, buscando la mía para presionarse casi con maña. Le di el gusto, risueña, mientras mis dedos revoloteaban sobre el pliegue de su vestido. No fui más allá, sin embargo, porque igual era esa perra y disfrutaba tentándola. Si me lo pedía no iba a negárselo, pero tampoco se lo daría tan fácilmente.

    Puede que la canción hubiera contribuido a hacernos perder la cabeza, no lo sé. Cuando se fue acabando, la intensidad del beso comenzó a relajarse y el aliento agitado de Emily chocó contra mi rostro. Tenía los ojos empañados y las mejillas ligeramente sonrosadas. Mierda, ganas de seguir comiéndola no me faltaban.

    Pero estaba furiosa y Emi era mi amiga.

    No quería acabar descargando toda mi frustración sobre ella.

    —Bueno, bueno —murmuré, sedosa, acomodándole el cabello—. Consideraré pago el recorrido turístico por Shinjuku~

    La vi tragar saliva y me incliné, juguetona, para soplar sobre su cuello y presionar mis labios apenas una vez. Su cuerpo reaccionó tensándose brevemente, presa de la expectativa, y me sonreí.

    —Mejor que eso sea todo por hoy, princesa. Seguimos en espacio público, al fin y al cabo~

    Aquella mención pareció devolverla a la realidad y recorrió el parque con la vista, repentinamente seria, casi asustada. Solté una carcajada seca y retrocedí, rebuscando en los bolsillos del short por mi encendedor y un porro empezado de ayer. Ella me observó con curiosidad mientras mi rostro se iluminaba, inhalaba y echaba el humo al cielo. Arrugué el ceño, meneando la cabeza, y le indiqué que empezáramos a caminar.

    —No, ni lo sueñes, linda —negué, carraspeando la garganta—. No te dejaré mezclar alcohol con hierba la primera vez que fumes.

    Acababa de comerle la boca a una de las pocas amigas que había conseguido en el Sakura, ¿verdad? Mi talento para cagarla siempre me asombraba.

    Oh, bueno. Al menos no parecía haberle desagradado a Emily.

    Ella infló apenas las mejillas y se cruzó de brazos, pero no dijo nada. Sonreí.

    —¿Te da curiosidad?

    —Pues sí, un poco. ¿Cómo se siente?

    Alcé la vista al cielo, pensativa, mientras recorríamos el camino de grava en dirección a la estación de Shinjuku.

    —Depende. —Le di otra calada y la miré de soslayo—. Por la flor, el cultivo, y eso. La que suelo fumar me relaja, más que nada. A veces me da hambre también.

    —¿Y qué tiene de malo mezclarlo con alcohol?

    Era realmente un cachorrito interesado, lleno de curiosidad por un mundo al que aún no pertenecía pero le atraía como abejas a la miel. Peligroso en verdad, aunque al menos estaba ahí para asistirla.

    Puede que aún no fuera del todo consciente que ya estaba hecho.

    Ya había acogido a Emily dentro de mi propia manada.

    —El efecto así es más impredecible, digamos. Puede dejarte tirado, puede ponerte eufórico o puede hacerte sentir realmente mal. —Solté el humo de un golpe rápido—. Si te da curiosidad fumar hierba, Em, no seré quien te detenga, pero preferiría que me lo consultes primero, ¿sí? Puedo conseguirte con Ko una flor suave para empezar y podemos arreglar para fumar en un lugar tranquilo y seguro.

    La miré de lleno al oír su risa, con el ceño fruncido. Ella entrelazó las manos tras su espalda y asintió animada.

    —Claro, Annie~ Gracias por preocuparte por mí.

    Acabé por suspirar y encogerme de hombros, distinguiendo a lo lejos las intensas luces de la ciudad.

    —Nada que agradecer, Em. Eres mi amiga.

    Sí, amiga.

    Por eso le había comido la boca, ¿no?

    Qué va.

     
    Última edición: 25 Octubre 2020
    • Fangirl Fangirl x 2
    • Ganador Ganador x 1
    • Zukulemtho Zukulemtho x 1
  4.  
    Zireael

    Zireael Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Leo
    Miembro desde:
    27 Agosto 2011
    Mensajes:
    10,023
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    SIS AGÁRRATE QUE VIENE UN TOCHACO

    Voy a ir por capis porque tengo que releer antes de aventar el comment.

    Te digo yo le tomé un cariño a Anna que no tiene ni nombre, es de alguna manera como si fuese parte de mí, una extensión de mi corazón y es algo que solo fui capaz de sentir con, ahora, tres personajes ajenos en concreto: Rachel en Btooom, Joey en Fate y ahora Anna en Gakkou.
    Los llevo enredados en el corazón de una manera casi dolorosa y por eso cuando me arrancaron de las manos a Rachel, cuando Kat la vio morir frente a ella, se me destrozó la vida; por eso lloré mares cuando perdí a Joey en Fate y ahora cualquier mierda que le pase a Anna, la que sea, me desgarra el corazón y eso ni siquiera es porque Jez la alcanzó. Tú y yo sabemos que es por el puto Altan, porque se enredó a él y él, enredado a mí, me la fusionó en el alma.

    ANYWAY tanta shit nomás para decir que me duele un huevo todo lo que pasa con Anna y ahora tengo terribles ganas de llorar, porque encima pinche Silhouette la reputísima madre mi corazón.
    Este primer capi si tuviera que citarlo, lo citaría todo porque dios me duele la vida, pero rescato una solo quote para no ir a citar todo el pinche fic.

    I just- *ugly crying* Odio esta mierda, esta jodida mierda de que le caen todas las shits encima y lo que le rasga la cabeza justo después es que siempre terminar sola y luego voy y la veo actualmente, que su puto eight stressed ass la lanza al aislado five y me lleva Satanás, quiero agarrarla de las mechas, sentarla en la mesa y gritarle en toda la cara que no va a estar sola nunca más, que los pendejos de los que se rodeó no van a permitir eso.

    Chale dejar Silhouette para comentar no fue buena idea (???) pinches ganas de llorar, de verdad.

    Bueno aber voy con el segundo.
    Jujuju gracias Painkiller por sacarme el puto gloomy mood de encima y aVENTARME LA RAGE *vibing kitten*


    Había olvidado POR COMPLETO esta parte and now im just *sorbito* No me queda más que concordar con Anna sis, QUÉ MÁS VOY A HACER??? PINCHE KO IM WAY TOO WEAK.

    Ugh, mis pinches bragas con el puto Quebrantahuesos.

    Mis pinches bragas x666 chale.

    Con este capi tengo una dicotomía que me manejo con Anna una buena cantidad de las veces, porque mierda la entiendo un huevo y a la vez quiero agarrarla a palos y pedirle que piense las putas mierdas antes de hacerlas.
    De hecho ahora me cuesta creer que hayamos tardo tanto en darnos cuenta de su eight ass, porque aquí está clarísimo (?) En ese deseo de venganza, en esa necesidad de cobrarse las injusticias cometidas hacia sí misma con puta sangre y mira mi gay ass es super weak por eso, sin duda, pero lo que ya hemos visto Anna se mueve sin pararse a planificar, a tantear terrenos, a nada porque su one está en el inframundo akbdajebs y es ahí donde las mierdas luego se le apilan o le empiezan a salir como el culo en cadena, en una suerte de efecto dominó y si ya eight es super messy, eso la vuelve aún más messy y *sorbito x2*

    A veces deseo como encerrarla porque madre de dios, la de problemas en los que puede meterse y le pueden salir fatal *c mata* Me ha entrado terrible ansiedad a veces con su manera de actuar JAJAJAJA ya me has visto but chale I still love her erratic ass so much Y MATARÍA POR ESTA NIÑA, LITERAL.

    Bueno pausa a Painkiller pa seguir con las 5k del tercero jujuju.

    LA PINCHE SABROSEADA DE LAS NOVIAS Y LA APARICIÓN DEL KRAIT. Bueno nada voy con las quotes

    Bueno nada nuevo bajo el sol ya (?) pero siempre voy a rescatar cuando sale a la luz esta shit de Emi, de la facilidad que tiene para revolverse con el mundo de sombras and stuff, incluso cuando a mitad de camino a veces le caiga el pudor y tal la cosa es que al final siempre se va de cabeza.

    En estos momentos se me olvida que Anna es un jodido tanuki porque se me fusiona con figuras de pendejos que no son tanukis, entre esos Joey, Ali y el mismo Al (?) idk tuve esa epifanía justo cuando leí esta parte y de la nada fue así de: no, wait, si estas niñas son dos jodidas enanas qué verga hacía imaginándolas como idk two tall queens.
    Pero well, eso, que es por la facilidad estúpida que tiene Anna para moverse entre espectros como una jodida loca. Así como en algún momento fue (y espero que vuelva a ser, me lleva la reputísima verga) una princesa de chicle, al otro puede pasar directamente como una cabeza de Cerbero y woah i stan cuz im gay, so gay.

    Lo débil que soy yo a este estúpido no debería ni ser legal, te juro que el puto Krait a parece y idk que me domine la vida por favor, no puedo yo con este hombre. Envíamelo a casa como regalo de Navidad tardío o algo porque *c persigna*


    JUJUJU PERO WENO ANNA *sorbito again*

    Sis había olvidado lo sabroso que era este pinche tercer cap, con las niñas bien pinches subidas al tren del desmadre y el mess de Tomoya fresco, diosito. Es demasiado sexy idk *gatito chillando* la verdad es que como siempre las 5k se me pasaron volando y cuando me di cuenta ya había terminado de vibear el mess con NBT de fondo y qUERÍA MÁS DELIRIO.

    Dios tremendo rant me ando clavando, woah hasta que me echa humo la neurona ya.

    Como siempre, gracias por permitirnos el placer de leerte ♥
     
    • Adorable Adorable x 2
  5.  
    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado fifteen k. gakkouer

    Piscis
    Miembro desde:
    10 Julio 2013
    Mensajes:
    15,861
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    HOLA SOY UNA TERRIBLE PERSONA PORQUE NUNCA TE COMENTÉ ESTO AND IM ACTUALLY SO SORRY?????? SO LO HARÉ AHORA PORQUE QUIERO Y PUEDO Y ESPERO QUE TE GUSTE Y RECOMPENSE HABERME TARDADO 5 MESES????? *la llena de besitos para que la perdone*

    I. And I see you staring me down

    Bueno, mira, yo aun no supero este fic de mi ANITTA SUFRIENDO POR CULPA DE UN HIJO DE PUTA COMO TOMOYA. Aunque también tengo que decir que me kinda alegra que lo hubiese acabado haciendo fic y no post porque, no sé, siento que igual lo has podido desarrollar más por la tranquilidad de aventarlo cuando quieras y como siempre disfruto tanto leyéndote pues qué puedo decir, suena like a winwin for Gabi uwu (?)

    Lo he pasado muy mal, a decir verdad, porque le tengo muchísimo aprecio a Anna y cada vez que tiene uno de sus ataques de asma lo sufro mucho. Y como usas la imagen del monstruo y todas las descripciones que siempre haces creo que consiguen crear el efecto de no poder respirar en el lector y pues realmente es digno de admirar.

    Por otro lado, oh GOSH, como echaba de menos volver a leer de la amistad de Anna y Ko <3 Es realmente triste que Anna sienta que lo está molestando porque es obvio que ambos se tienen un cariño bastante grande y que por muy despegado que sea Ko, no creo que le moleste nunca si ella le pide ayuda, no sé. Y me recuerda que ahora no se están hablando y eso me pone sad y ojalá se den cuenta los pendejos de lo pendejos que están siendo y se arreglen pronto o si no hay tabla :<

    Y bueno, la verdad es que Anna no debería torturarse tanto en pensar que la es débil por tenerle miedo a la soledad o lo que sea porque creo que eso es algo que a todos nos pasa. Que al fin y al cabo somos seres sociales, ya sea en mayor o menor medida, so no querer quedarnos solos y que la compañía de los demás nos reconforte es de lo más normal creo yo. Pero aun así entiendo mucho que la idea le preocupe a Anna en concreto, con todo lo que le ha pasado y así... solo espero que algún día se de cuenta de que no tiene nada de malo <3

    II. Let me be the one to numb you out

    Voy a simplemente señalar esto de buenas a primeras mientras releo porque, Anna, sis, i agree with your horny ass(?)

    ABER

    Sis tengo sentimientos encontrados con el quebrantahuesos y con kakeru y con todo el mundo QUE ALGUIEN ME SALVE. Mira, el quebrantahuesos es sexy y todo el rollo, yo me lo comía (?) PERO ES QUE ANNA-CHAN, NO TOQUES A MI ANNA-CHAN CON TUS SUCIAS MANOS DE PANDILLERO TURBIO QUE HACE NEGOCIOS CON EL SHINOMIYA DE MIERDA *gatito gritando*

    ANYWAYS AL MENOS QUE ANNA APROVECHE Y LE SAQUE COSAS ME PARECE BIEN, NO SÉ YO. Be that bitch, queen, be.

    Y LUEGO CON KAKERU ES QUE AAAAA

    A ver, yo recuerdo que al principio dije que su relación con Anna era super tóxica y, la verdad, lo sigo manteniendo con todo el rollo ahora de haberla invitado a irse para apagarla porque mira, that's some fucked up shit (?) BUT AT THE SAME TIME siento que se preocupa por ella? de alguna extraña manera, no lo sé, que no quiere que ella se meta en problemas de verdad ni nada y quiere que Anna supere lo de los lobos por su bien, porque sabe que no le hace ningún bien y que por jodido que sea todo, realmente ella es la única que está sufriendo con todo esto. Es que realmente siento que si Anna lo lograse superar y ya no le importase, los otros la dejarían en paz porque ya no les interesaría y todo sería bonito (?) QUE NO DIGO QUE SEA FÁCIL, porque en realidad no lo es, la han dejado muy jodida y subjetivamente me gustaría que se vengase. Pero objetivamente, no le hace bien (?)

    AND SO THIS CHAPTER IS ME SUFFERING CON TUS NPCS (?)

    Im just gonna say it, el juego que puede salir ahora con Kou en lugar de Tomoya la verdad es que es una maravilla, que lo que nosotras adoramos montarnos messes no es ni medio normal oye (?) Pero como siempre, vete tú a saber que puede pasar in rol cuz mira lo mucho que han cambiado las cosas desde que este fic salió sis (?) so we'll see, we'll see uwu

    III. These messages won't compute

    AND NOW IF YOU'LL EXCUSE ME MY EGOTISTIC ASS IS GONNA GO FERAL WITH THIS CHAPTER FULL OF GAYNESS *c arremanga*

    Ocho párrafos y la pendejas ya se ponen bien pinche gays, quiero decir, las expectativas están bien altas después de esto (?) *se hace como la que no se ha leído este capítulo ya como 7 veces* PERO BUENO A LO QUE VOY super accurate que la pendeja de Emi se ruborice solo con los dos besos, cuz bueno, igual no la conocía tanto para ese día y SIGUE SIENDO TAN TONTÍSIMA.

    Also, no te culpo por disfrutar molestándola Anna, si same (???)

    AAAAAAAAAAA

    ES QUE ES TONTÍSIMA HERMANA, TE LO JURO XDDD encima por paranoias que ella sola se monta, que alguien la pare (???)

    MIS PUTAS NOVIAS RIGHT HERE YOU SEE. En fin, esto es cosa de repetir siempre lo mismo pero es que simplemente adoro como ha surgido su relación y como se ha desarrollado hasta este punto, y es que en verdad tampoco tienen motivo para confiar tanto en la otra pero ahí están. Y no sé, adoro que Anna quiera protegerla y la acompañe a ese mundo sin juzgarla, y adoro que Emi se sienta segura con ella y tampoco juzgue el hecho de que Anna ya puede fundirse con el mundo de las sombras sin problemas.

    QUE SON NOVIAS TE DIGO Y YA.

    Pero que perra.

    Anna nariz loca (?)

    mis bragas? en Antártida más o menos.

    Emily, meanwhile, con las bragas más o menos por los tobillos (?) PERO BUENO SÍ, ella puede uwuw además, está con Anna-chan así que ya podría haberla llevado a cualquier sitio sinceramente que se hubiese adaptado por ella y para que, idk, no se sintiese mal al pensar que no le había gustado el sitio al que la había llevado o algo aksnda.

    Ma gossipy babys.

    Pero que perra madre mía.

    Pero QUE PERRÍSIMA MADRE MÍA X22222

    Las prioridades de Anna? bien pinches claras.

    Ya sabemos quien es la estúpida de las dos, por si no había quedado ya más que claro (?)

    Pero bueno bitchy Emi, cuanto tiempo sin verte hermana, i've missed you hoe(?)

    *horny*

    AAAAAAAAAAAA



    A VER AQUÍ ESTÁN PASANDO MUCHAS COSAS. PERO ES QUE EMI A DÓNDE VAS??? NIÑA, ESTÁS BORRACHA Y HORNY AND ISTG *la patea* te pones bien pinche bitchy, esto no puede ser eh (? mentira keep going queen

    Y mira Anna soltándole todo eso im just so horny y sé que emi estaría toda enternecida en verdad de verla toda preocupada por ella cuz she is that basic bitch. Y lo jodidamente gay que soy cuando le dice princesa???? que poco se habla.

    MIRA THE GAYNESS WENT WHOOOSH. Realmente siento que te estoy soltando lo mismo que te dije por wha en su momento pero bueno, como hace tanto de eso pues no pasa nada (????) SO BUENO QUE MIRA ME MATAN ESTAS DOS. Que Emi vaya con todo su coño a pedirle que se vayan juntas y la coja de las manos y así ES QUE MIRA, no puede esconder su two ni aunque que quiera(???

    Que anyways, creo que en el fic que hice yo de todo este rollo puse que a Emi no le hubiese importado comerse al tipo y creo que te sorprendió y lo entiendo, porque es kinda weird. Pero digamos que ella no es como Anna en ese sentido, de que solo tontea e intenta aprovecharse de ellos por un par de copas, realmente le interesa todo lo que pueda sacar así sea una comidota de boca. En parte porque quiere, en parte porque siente que tiene qué, sí, pero eso.

    Pero de qué vas putísima cerda.

    PUTÍSMA CERDA.

    YA ESTÁ YA VALÍ VERGA.

    yo citando todo lo que el krait haga porque es mi puto daddy???? pues sí, what about it???? PERO LA PUTÍSIMA MADRE.

    Mira, entre que Emi está toda pequeñita en comparación con anna y que le acaricia el pelo pues mi mente kinky se fue a tomar por saco, no sé que quieres que te diga. NO ME VOY A ESCONDER PERO QUE ANNA DOMINE A EMI BIEN FUERTE ME PONE CACHONDISÍMA.

    S
    I
    S
    T
    E
    R

    QUE ESTOY SPEECHLESS OTRAS VEZ AL LEERLO PORQUE PUTAS PERRAS QUE OSN?????? PERO ESTOY TAN HORNY???? mira, echo de menos que se coman la boca la verdad y solo lo han hecho una vez (????

    Mira que puta gracia que Emi no dude ni un puto segundo en el beso. Like for real, ella encantada (????) Encima con Annita que es tan preciosa y le gusta mucho y hay cariño y todo, no sé, siento que si por regla general no se quejaría pues con Anna menos, no sé xDD si no lo hubiese empezado Anna, lo hubiese empezado Emi en algún momento (???) encima creo que te dije que andaba horny por lo de Kat y todo solo le faltaba medio hervor. En definitiva, la gayness era inevitable, ERA SU DESTINO.

    so gay~ so fucking gay~~~~

    adoro que eso sea tan canon, istg. No sé si empezó por algún fic mío, por el rol o por donde sea, pero siento que es tan natural que sea así con ellas, que se anden toqueteando todo el rato que ni dudo en ponerlo en cualquier sitio vaya (?)

    Ya te digo, arruinando todas las tiendas, bares y randoms pals que les salga del coño. Serán unas niñas pero si les sale, saben como usar sus armas muy bien and i think that is dangerous. For men, not them, of course (?)

    LO QUE YO CHILLÉ CON ESTA PARTE NO ESTÁ NI MEDIO ESCRITO ME EXPLICÓ???? LO sentí tan de golpe, tan rough, pero tan esperado al mismo tiempo AND I LOVE IT.

    SO. FUCKING. GAY.



    Pinche emi provocando (???)

    ES QUE LA ESTÚPIDA LE TENÍA QUE TENER UNAS GANAS A ANNA DESDE EL PRINCIPIO DE LA NOCHE JAJAJAJA así que normal se lanzó de cabeza. Y bueno, sé que es Anna la que se lanza y le come la boca, en teoría, pero te quiero decir, tampoco Emi la ha rechazado en ningún momento so también tiene parte de culpa (?)

    Also, aquí fue ella a comerle la boca cuz she messy gay.

    Noto cierto pattern aquí y exijo que me teaseas para comprobar la teoría de si es reflejo nuestro (??? okno

    Quiero decir, me alegra que no lo hubiese hecho porque sé que luego se hubiese sentido super culpable pero hubiese chillado como una puta perra la verdad (???)

    Awns.

    ¿He dicho ya lo perra que es?

    Pero like super perrísima, ¿sabes? De esas que me ponen bien horny.

    Confirmo.

    Confirmo x2 She is like a baby al final del día (?)

    *chillo en ultra sonido*

    Still super soft esto idk sigo queriendo mi momento de los tres pegándose unas buenas caladas de chill idk idk.



    Señalo esto just cause me encantó que acabase así IDEKW PERO ESO *le pone una medallita*

    No me acordaba que habías puesto esto y me ha hecho gracia JAJAJA cuz you know, Cerbero 2.0 (??)

    BUENO PERDÓN CREO QUE TE HE QUOTEADO MEDIO FIC POR QUÉ SOY TAN INTESA??? EN DEFINITIVA. Te repito lo mucho que lo adoré todo, como pasamos del drama al anger a la puta gayness es impresionante ha sido todo un roller coaster Y NO ME QUEJO.

    De nuevo, perdón por haber tardado tanto, porque encima me aventé mi propio fic y tú me lo comentaste y me siento like a very bad whore (? Pero bueno, que lo adoré y echo de menos leerte AUNQUE ROLEEMOS Y TENGO COSAS PENDIENTE QUE LEERTE Y TODO PERO SABES, NUNCA HAY ENOUGH DE LO BUENO.

    Y que dios, mis novias, las adoro, me hace tan feliz que hayan logrado hablar de estas cosas in rol Y ESTOY TAN READY PARA LOS MESSES QUE SE VAN A MONTAR EN LA MASCARADA OSI OSI.

    Y eso, que te quiero ;; *la llena de besitos again y c va*
     
    Última edición: 11 Abril 2024
    • Ganador Ganador x 1
    • Adorable Adorable x 1
Cargando...
Cargando...

Comparte esta página

  1. This site uses cookies to help personalise content, tailor your experience and to keep you logged in if you register.
    By continuing to use this site, you are consenting to our use of cookies.
    Descartar aviso