Microrrelato Otoño

Otoño


<<Bello otoño que me acompañas en mi dolor, te amo, te anhelo, te espero>>

Las hojas secas caían en el suelo infértil lleno de tierra y polvo acumulado en el ambiente, la brisa soplo fuerte acariciando los sedosos cabellos de frannie y así llevándose su bufanda blanca, dejando al descubierto su cuello.

El otoño había llegado y consigo nuevas mentiras y engaños, frannie estaba cansada de las mismas peleas de sus padres; el dinero, malos entendidos, el alcohol, ¡Qué estrés!, ya no podía soportarlo más y si escapar era solución; ella tomaría medidas drásticas.

Sus ojos negros comenzaron a perder valentía y dejando salir lágrimas saladas llenas de sentimiento, sintió que era momento de dejar de aparentar ser alguien madura; porque en su interior aún era una niña pequeña.

Hacia varios minutos que había desaparecido de su casa, dirigiéndose hacia el bosque que no quedaba muy lejos de su hogar. Ya estaba tomando camino hacia el bosque, podía notar lo frio que se sentía, la neblina cubriendo todo, y el apacible sonido de los bichos.

Miedo, sintió frannie al ya no oír las risas de los niños, la gente festejando un viernes, y las señoras murmurando; se había alejado de todo, y ahora solo había un silencio sepulcral y sonidos de fondos que daban miedo.

— ¡Frannie, frannie! — Ahora si estaba asustada, alguna voz la estaba llamando, esa voz no la había escuchado en otra parte que no fuera sus sueños, cuando una niña de cabello negro y ojos azules la llamaba con esa voz chillona que enviaba choques eléctricos a su espina dorsal.

<<Frannie, frannie>> Una o dos veces la voz repetía su nombre, la estaba encerrando en un cubo imaginario de sonidos en su cabeza, frannie estaba enloqueciendo, llevo sus manos a su cabeza y halando fuertemente su largo cabello se dejó caer en el suelo.

Sus ojos negros se cerraron automáticamente, y su mente se apagó en un flash, como si apagáramos una llama o una cámara, en un dos por tres.