Orgullo [Sessho&Kago]

Tema en 'Fanfics Abandonados de Inuyasha Ranma y Rinne' iniciado por Némesis, 13 Febrero 2013.

  1.  
    Némesis

    Némesis Usuario común

    Virgo
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    1 Octubre 2011
    Mensajes:
    455
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Orgullo [Sessho&Kago]
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1173
    Dedicatoria: Stavros y Artemisa porque amanecí fangirl y se acerca el 14 de Febrero. Las quiero.

    Advertencias: Ooc, del más bizarro.

    Notas de la Autora: Le estoy sacando el polvo y las telarañas a mis escritos, piedad.
    Es un two-shot

    Orgullo
    Volteó, buscando a quién le hablaba, aturdido porque conocía esa voz, era la voz de una mujer, una en especial... Bajó la mirada para posarla en una pequeña niña, ella repitió.
    Iguales —dijo señalando con una mano las orejas de Inuyasha y con la otra acariciando una de las suyas, era una pequeña niña con ojos ámbar, tal como los de él, pero el cabello era idéntico al de Kagome, le caían ondas de su cabello azabache sobre los hombros y no evitaba recordar a aquella humana. La pequeña sonrió, era su viva imagen, con un distinto tipo de perlas por ojos.
    —Minako, ¿dónde... —la miko frenó y tragó saliva— Inuyasha...
    Él se enderezó y también se la quedó viendo, completamente mudo y rígido.
    ***
    —Tienes razón, no puedo entenderlo... las lágrimas le brotaban de los ojos y no podía hacer nada para evitarlo, todavía sentía que una daga le había cruzado el corazón y se había quedado allí, blandiendo su carne.
    — ¡Es porque sólo eres una tonta humana! por orgullo no era capaz de admitir que había cometido un error, que él único culpable de que las cosas estuvieran como estaban era él. La había alejado emocionalmente, había dejado que se hundiera en una depresión que sólo Julieta entendería, al ver a Romeo allí muerto... La amaba, era cierto, pero no podía negar que el recuerdo de Kikyo vivía en su corazón, perduraba ante todo y sin importar qué, jamás moriría. Quería a Kagome fuera de su vida, porque le hacía daño, pero su orgullo le impedía aceptar que dejándola ir sería feliz de nuevo, lejos de él, aquello le hervía la sangre.
    —No puedo soportarlo más Inuyasha, no... ya no sentenció Kagome, no estaba segura de qué peso tendría decidir así nada más que todo acababa esa noche, sólo sabía que podía cargarlo.
    Aquella noche la dejó ir, las cosas no eran sencillas cuando tu corazón destilaba amor por dos personas y sin embargo seguía perteneciéndole a una sola. No la volvió a ver, hasta este momento.
    ***
    Kagome...
    ¡Mamá! corrió a abrazar las piernas de la susodicha mira, iguales... señaló sobre la cabeza de Inuyasha aquellas orejas suaves y tiernas, aquellas orejas de perro Somos iguales, mamá la niña sonreía con una efusividad sincera.
    — ¿Mamá? no lo decía porque no pudiera creerlo, sólo quería que Kagome le confirmara que había conseguido mucho más sin él.
    —Sí, Inuyasha yo... sabía que lo que él buscaba no era una disculpa, ni una excusa, sabía además que no tenía porqué dársela.
    Como cuando deseas profundamente que algo no suceda, y de todos modos pasa, las cosas son así.
    ¿Sesshomaru?
    ***
    Estaba sentada a la orilla de un río, con la mirada más taciturna con la que se la haya visto antes, a la deriva de lo que le ocurriese. Podía soportarlo todo porque su cuerpo era una estatua de batalla que ya no sentía dolor, tras haber experimentado el más fuerte. Su mente era una prisión sumisa, de barrotes quebrados y un reo que no quiere salir, ya que el mundo lo ha dañado y allí entre los muros está cobijado de seguridad. Y su alma... era la más pura, corroída de la manera más artificial, nada había manchado su espíritu pacífico, pero la atormentaban los pesares y sentía como sus puertas cederían pronto ante la maldad y esta la corrompería. Pero, ya nada de aquello le importaba.
    Había visto como corre el río, había hundido los pies y sentía como estos se dejaban llevar por la corriente, los mantenía firmes para que no arrastraran al resto de su cuerpo, sólo como reflejo, podría dejar que la corriente se la lleve, podría lanzarse al agua y quizás con algo de suerte moriría entre las piedras, su cuerpo acabaría en donde desembocaba el río, poco o nada valía pensar si recibiría los honores dignos tras su partida, su alma estaría lejos entonces, pedía a gritos salir de su cuerpo, liberarse.
    Sus lágrimas habían dejado de caer, sus ojos estaban ya secos, sus manos ya no temblaban, el frío ya no le erizaba la piel. Se dejó caer entre las aguas, y por un minuto sintió el miedo que casi invadía su ser. Todo acabó pronto... pero no lo había conseguido, su cuerpo había perdido mucha sangre, estaba muy magullado, se había debilitado toda fuerza que hubiera tenido, pero su alma no había conseguido abandonar aquella prisión forjada de huesos y músculos.
    ***
    Sesshomaru miró a su medio hermano con un deje de desprecio, algo de burla y una sincera frialdad ante todo.
    Papá, mira, somos iguales... la pequeña volvió a señalar las orejas del híbrido y las suyas, Sesshomaru ni siquiera dedicó una mirada a ello.
    Inuyasha tenía un nudo enorme en la garganta, la furia corriendo por sus venas y el sabor de su orgullo quebrado amargándole la boca. De nuevo, enmudeció.
    Continuará
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