Code Geass [One-shot] Sueños de la Infancia

Hola! Bueno, aquí le straigo mi primera creación de Code Gueass espero sea de su agrado!

-Título: Sueños de la infancia.
-Género: Psicológica, trágica.
-Clasificación: K (5+) Todas las edades.
-Tipo: One-shot.
-N*de palabras: 754
-N* de capítulos: 1
-Resumen: La culpabilidad lo consume, ese amor de su infancia lo atormenta, la culpa de saber que fue él…el causante de su muerte.

Sueños de la infancia​

—¡Cornelia! ¡Por favor!—Le rogó Euphemia agarrando a su hermana por el conjunto de seda roja que llevaba puesta.

—¡Qué no Euphemia!—Se negó rotundamente Cornelia, viendo a su hermana con autoridad y dureza. Ambas niñas, la mayor Cornelia Li Britannia segunda princesa del imperio Britanniano, era de buena estatura, hermosos ojos púrpura, y un radiante cabello fucsia que se mecía tras su espalda, a su lado con ganas de llorar estaba su hermana menor Euphemia Li Britannia tercera princesa britanniana, con sus celestes ojos azules dulces, y su lúcido cabello rosa pálido, largo y liso adornado con una adorable corona de flores. Estaban en los jardines del gran castillo del imperio, donde el sol resplandecía en el cielo despejado que las nubes navegaban como motas de algodón en el agua y las hojas de los árboles estaban verdes y frescas, el olor de las flores que las rodeaban impregnaban el lugar, anunciando a gritos que estaban en primavera, el viento soplaba cálido meciendo en el vaivén el cabello de ambas hermanas.

—¡Cornelia!—Chilló la niña con lágrimas en los ojos gimoteando como una animalito regañado, Cornelia suspiró, ablandándose ante los dulces ojos de su hermana menor, podría soportarlo todo menos verla llorar.

—Está bien…—Aceptó resignada. A Euphie se le iluminó el rostro con una sonrisa, Cornelia acarició tiernamente el cabello de su hermana y con uno de sus pañuelos secó las orillas de sus ojos…—Ya Euphie, no llores. Las princesas deben ser fuertes y no llorar.

—¡Yo seré como tú cuando crezca hermana!—Asintió la niña con fervor…Cornelia sonrió sonrojándose un poco halagada. ¡Cuánto la quería! Nunca había sido capaz de negarse a uno de sus deseos, y ésta vez no fue la excepción, la llevó a nadar al estanque al final del bosque, y volvieron al atardecer extremadamente cansadas, pero ambas con una sonrisa en la cara y tomadas de las manos. Después de bañarse, y ponerse ropa nueva, Euphie, escuchó mientras estaba en su habitación afuera en el pasillo los pasos de alguien, y curiosa salió a su encuentro.

—¡Lelouch!—Exclamó al verlo, un pequeño joven de cabello tan negro como una noche sin estrellas, y ojos violetas hermosos, con un rostro impasible y tranquilo. Al verla, le dedicó una pequeña sonrisa.

—¿Dónde habías estado Euphie?—Inquirió a su media hermana.

—Salí a nadar con Cornelia…—Le contestó. El asintió sin darle importancia.

—Entonces, ¿Princesa Euphemia, me haría el honor de cenar ésta noche con nosotros?—La invitó como todo un caballero, alargando su pequeña mano hacia ella.

—Me encantaría, Príncipe Lelouch…—Aceptó con una amplia sonrisa aceptando la mano que le ofrecía el niño. Caminaron en dirección a la cocina pausadamente y con majestuosidad.

—Euphie…—Se detuvo el joven, y se volteó hacia ella…—Cuando crezcamos, quiero que seamos como papá y mamá. Tú y yo. Haciendo de Britannia un mejor imperio, y…siendo una familia.

—Sé que lo seremos. Y aun más felices si es posible…—Sonrió encantada con la idea…—¡Pero no quiero que tengas varias esposas!—Se quejó cruzándose de brazos al percatarse de ese detalle.

—Sólo seremos tú y yo. No necesitaré otra esposa más que a ti Euphemia Li Britannia…—La tomó de las manos…—Lo prometo, tu serás mi única esposa.

—Y tú serás mi único esposo. Hasta que la muerte nos separe.

—Y más allá…—Le sonrió, para luego halarla para seguir caminando, de lo contrario llegarían tarde a la cena, y un príncipe y una princesa, no pueden ser impuntuales.

—¿Cómo pude? ¿Cómo pude?—Se reprochaba a sí mismo en la oscuridad de la habitación, con las ventanas y cortinas cerradas impidiendo a la luz del sol entrar. Sus ojos violetas estaban cerrados con fuerza, tratando de borrar a toda costa esos recuerdos coloridos de su infancia, que no hacen más que castigarlo asiduamente recordándole su error, su traición. Su largo cuerpo se mantenía acostado sobre las sábanas blancas de su cama. Advirtió como su promesa se quebró con tan sólo una orden, como sus ojos azules se cerraron por el disparo de sus manos. Como el amor de su infancia murió a causa de sus actos, quebrándose como una delicada muñeca de cristal que cae al suelo y se rompe en mil pedazos. Nunca se lo perdonaría, no podría hacerlo. La culpa siempre estaría allí, carcomiendo cada rincón de su ser, apostillando esa herida que nunca sanaría. Fue el sueño de una dulce infancia…— Perdóname tú, porque yo no podré perdonarme a mí mismo…—Se lamentó con todo su corazón y una lágrima traicionera surcó sus mejillas…—Lo siento Euphie…