Olaf y sven [universo alterno]

Tema en 'Fanfics abandonados TV, Cine y Comics' iniciado por Ingrid Michelle, 10 Junio 2014.

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    Ingrid Michelle

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    Olaf y sven [universo alterno]
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    4
     
    Palabras:
    1106
    (NOTA: En este universo alterno, los originales Olaf y Sven, no existen. Es decir, esta historia se basa en unos años después de la historia original... solo suponiendo que no existió ningún tipo de intervención por parte de un mono de nieve ni de un reno.)

    CAPÍTULO 1.-Elsa.

    La reina Elsa de Arrendell, a la edad de 25 años, decidió que no había idea más maravillosa que tener un hijo.

    Después de aprender a controlar sus poderes, a dirigir el reino y a vivir nuevamente al lado de su querida hermana y amiga, Ana, y su esposo, Kristof; Elsa descubrió muchas cosas de las cuáles no tenía permitido saber de niña.

    Entre esas cosas estaba el "amor verdadero". Ana le contó a Elsa cuentos clásicos donde los príncipes salvaban a las princesas y había finales felices para toda la vida. Elsa inmediatamente se dio cuenta de por qué sus padres nunca le habían contado esas historias.

    —Ya no quiero que me leas esos cuentos, Ana.
    —Pero ¿por qué, Elsa?
    —Seguramente...— Elsa hizo una larga pausa y suspiró. —Seguramente sería la menos indicada para tener una relación romántica con alguien.
    —Lo dices...— Ana fue a abrazarla y le dedicó una tierna sonrisa. —¿...porque te preocupan tus poderes?
    —Si.
    —¡Eso es ridículo! Digo, ¿olvidas como con un acto de amor de verdad descongelaste al reino?
    —No Ana. Pero las relaciones humanas no son como el amor perfecto a primera vista de los libros.
    —Si, eso yo lo aprendí por la mala...
    —Tu y Kristof son de envidiar, de la mejor manera.
    —Oh, vamos, tampoco tenemos un amor perfecto.
    —De algún modo son perfectos el uno para el otro.

    A Elsa de verdad le aterraba la idea de nunca encontrar a una persona a la que pudiera llamar como "a la que más quiere". Su querida hermana Ana; lo único que tenía, la mejor amiga que podía haber deseado, podía ser a quien más quería en todo el mundo... Pero deseaba a alguien como Kristof. No precisamente igual de apariencia o personalidad, sino que igual que Kristof lo era para Ana, alguien fuera perfecto para Elsa.

    Cuando Ana tenía 19, dio a luz a un niño al que Kristof nombró Sven.

    Cuando Sven tenía dos años, sus padres jugaban con él en la sala un día de verano. Elsa los miraba con una sonrisa en su rostro, y permaneció así un par de minutos hasta que decidió acercarse.

    —Les tengo grande noticias— dijo Elsa. Ana la miró impaciente.
    —¿De qué se trata, Elsa?— preguntó Kristof.
    —Bueno... Se que tal vez debía haberlo comentado antes pero... Quiero decirles ahora que he tomado la decisión de tener un bebé.
    —¡Wow!— dijo Ana con una mirada seria y una voz incrédula. —¿Hablas en serio?
    —Sé que siempre te he dicho que no soy la más indicada para tener una pareja amorosa pero...
    —¡¡La has tenido desde hace tiempo y nos la has ocultado!! ¡¿Es eso?!
    —N-no Ana, tanto asi no es de grande la noticia...
    —Ana, linda, deja que tu hermana hable.— dijo Kristof, tomando a Sven de los brazos de Ana.
    —Esta bien...— dijo Ana mientras sonreía levemente y esperaba atenta las palabras de Elsa.
    —Bueno, hace tiempo estuve viendo a un doctor a escondidas de ustedes— dijo Elsa.
    —¿El doctor que vino de otro país?— dijo Kristof.
    —Si. Y es que quería informarme sobre el proceso de inseminación artificial.
    —¿Cómo...?— Ana estaba todavía más incrédula. —¿Vas a embarazarte sin siquiera tener relaciones con alguien?
    —Es el mejor proceso que se haya inventado— dijo Elsa con una sonrisa sincera. Ana se quedó sin palabras.
    —Y bueno... ¿Cuándo comienza el proceso?— preguntó Kristof.
    —.........— Elsa guardó silencio.
    —No... No me digas... ¡¿Ya está hecho?! ¡Elsa, ¿cómo pudiste ocultármelo?!
    —No es algo que importe mucho ahora, Ana— dijo Elsa llevándose una mano al vientre y dejando salir un par de lágrimas. —Tendré un bebé.

    La habitación comenzó a refrescar de una manera agradable debido a los poderes de Elsa. Ana sonrió y fue a abrazarla. Kristof adoraba verlas a ambas así de felices, considerando lo que le había contado Ana sobre su infancia, especialmente. "Aunque pareciera que por culpa de Hans casi la pierdes para siempre, aquella tormenta terminó trayendo la calma para ustedes dos" le dijo a su querida esposa en una ocasión.

    Cuando Elsa tenía ya 26 años, nació su bebé. El parto fue muy difícil, para ella y para los profesionales que la atendieron, pero todo resultó muy bien para ella y su bebé. Nació un varón al que decidió nombrar Olaf. El niño nació en el castillo, en la habitación de Elsa; por falta de un hospital con los recursos necesarios y por comodidad y seguridad de los pacientes. Ana, Kristof, y Sven, ahora con cuatro años, visitaron a Elsa una vez que estuvo mejor capacitada de sus cinco sentidos una vez más.

    —¿Cómo te sientes, hermana?
    —Estoy bien. Aunque ansiosa.
    —El frío del cuarto lo hace notar— dijo Kristoff.
    —No me han traído a mi bebé.
    —Seguro no tardarán mucho más— dijo Kristof. —Nos dieron que estaba bastante sano.
    —Es un alivio saber eso— dijo Elsa.
    —Muero por conocer a mi sobrino— dijo Ana.
    —¡Yo también quiero conocer a mi primo!— dijo muy emocionado Sven.

    De rato, una enfermera entró a la habitación con un pequeño niño albino en brazos. Estaba a punto de decir que el clima repentinamente frío en el lugar podría ser malo para un recién nacido: Pero se trataba del hijo de la reina Elsa de Arrendel, la Reina del Congelado.

    Elsa tomó a Olaf en sus brazos y lo pegó contra su pecho, sonriendo llena de alegría. Él aún no habría sus ojos pero (lo sabía ela misma por fotos que tenía de cuando era bebé) se parecía bastante a Elsa. A decir verdad, aunque a Elsa no le hubiese importado mucho, hubiese sido un poco extraño que se pareciera al padre al que ninguno de los dos conocerá.

    —¿Puedo cargarlo?— preguntó Sven.
    —No cariño, es muy pequeño— le dijo Ana a su hijo.
    —Y luce tan frágil...— dijo Elsa.
    —¿Creen que vaya a crecer similar a Elsa?

    Kristof lo preguntaba sin mala intención y Elsa lo sabía, pero no pudo evitar deprimirse al pensarlo.

    —Yo lo amaría aún a pesar de eso...— dijo Elsa.
    —Todos lo haríamos— aseguró Ana.
    —...No dudo que sería difícil para él.

    El rostro de Elsa se entristecía cada vez más. Entonces el bebé bostezó y buscó con sus manitas los dedos de Elsa; fue a dar con ellos y los apretó con la poca fuerza que tenía. Elsa sonrió y dejó salir un par de lágrimas.

    —Te adoro, Olaf...

    CONTINUARÁ...
     
  2.  
    Clarix

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    awww q emozoooo!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! *w*...... disculpa q me pusiera tan sentimentalista, pero que hermosa historia!!! :3 es tan adorable, y persar en el bebé de Elsa, y de Ana y Kristof, awww *w* es tan liindo!!!! avisame el proximo cap ok!!!!
     
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  3.  
    Ingrid Michelle

    Ingrid Michelle La gran P

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    Olaf y sven [universo alterno]
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    CAPITULO 2.- Olaf


    Al pasar los años, Olaf creció como un niño sano y feliz, rodeado por una familia que lo adoraba: Él, por su parte, también amaba a su madre, a sus tíos y a su primo Sven. Durante sus pocos años de vida, creía que tenía amor para dar a todo el reino de Arrendell.

    —¡Soy el chico más feliz en todo el reino!— gritaba Olaf (de cinco años ya) mientras jugaba en el patio central alrededor del mediodía, como cada día.

    A Olaf le gustaba jugar con sus poderes; sólo, o con los hijos de la servidumbre, o con los ciudadanos, o con la visita de otros reinos. Pero con quien más le gustaba jugar era con Sven, quien ahora tenía nueve años.

    —¡Oye Olaf, oye Olaf!— gritaba Sven (de nueve años ya) mientras corría hacia él. —¡¡Eh!! ¿Cómo que no está nevando todavía?
    —Te estaba esperando— dijo Olaf mientras hacía una esfera de nieve del aire con sus manos.
    —¡Vamos, vamos! ¡Lánzala al aire, haz nieve!

    Recreando una escena bastante similar a la infancia de sus progenitoras, Olaf lanzó la bola al aire, hasta que se convirtió en una larga y delgada nube, de la cuál comenzó a nevar. Sven estaba fascinado; corriendo alrededor de la fuente con los brazos abiertos y los puños abriéndose y cerrándose, como si fuese a atrapar un copo de nieve y a conservarlo. Mientras tanto, Olaf comenzaba a congelar el suelo, haciendo que Sven resbalará y cayera.

    —¿De verdad? ¿Todos los días?— se quejó Sven mientras Olaf reía.

    Como la nieve se acumuló rápido, mientras estaba tendido en el suelo, Sven aprovechó para hacer una bola de nieve y fue a golpear el hombro de Olaf. Ambos se rieron y comenzó la guerra. Reían y reían mientras las olas de nieve no dejaban de ir y venir. De rato, Kristoff fue a llamarles; pero fue ignorado hasta que se quejó de una bola de nieve lanzada por Olaf que cayó directo en su cara. Los niños se detuvieron.

    —Ow... eso es frío... Ejem, chicos, entren. Coman y luego pueden jugar más.
    —S-si, tío Kristoff...
    —¡Si papá!

    Kristoff entró pidiéndole una toalla a la servidumbre. Sven se deslizó por el hielo hacia la entrada, pero se detuvo cuando vio que Olaf avanzaba despacio, cabizbajo y soltando un suspiro. Se acercó a él, deslizándose nuevamente, y aunque pretendía abrazarlo, terminó tirándose con él al suelo. Olaf apenas y se quejó; Sven no se puso de pie por completo y Olaf ni se movió.

    —¿Qué te pasa, Olaf?
    —Nada.
    —Hmmp. No hay nada bueno en mentir, primo.
    —Sólo... quítate y vete.
    —Tal vez en lugar de eso deba... ¡atacarte hasta que hables!

    Sven le hizo cosquillas a Olaf, provocando que la nieve se arremolinara en pequeñas ventiscas.

    —¡No! Jajajaja ¡Basta! ¡Hablaré, hablaré!— dijo Olaf y Sven se detuvo. Olaf se puso serio. —No lo sé... a veces tengo la sensación de que el tío Kristoff me odia.
    —¡¡Eso es ridículo e imposible!! ¿Por qué piensas eso?
    —A veces siento que él menos que nadie entiende por lo que pasamos mamá y yo...

    Olaf tenía sentimientos muy profundos para la edad que tenía. La nieve comenzó a caer en cámara lenta y el lugar se hizo más frío. Sven comenzó a toser.

    —Pero Olaf, toda la vida de mi padre fue el hielo— dijo Sven para luego sonreír de una manera extraña. —Creo que si papá hubiese conocido a tía Elsa antes que a mamá, seguro se hubiera enamorado de ella.

    Olaf no veía como eso debía mejorar sus pensamientos. El frío continuó igual y Sven no dejaba de toser. Olaf comenzó a caminar hacia la entrada seguido por Sven, y se encontraron nuevamente con Kristof.

    —Niños, creí decirles que-- ¿Sven?— Kristof tocó la piel de Sven. —Estás pálido y helado. ¿Qué te he dicho de jugar con Olaf usando ropa de verano?

    Sven sólo tosió de nuevo, encogiéndose de hombros. Olaf salió corriendo de ahí como si hubiese pasado desapercibido ante ellos: Pero Sven se dio cuenta. Kristoff lo llevó a tomar su medicamento y luego toda la familia se sentó a comer. O bueno, casi toda.

    —¿Dónde está Olaf?— preguntó Elsa.
    —Subió a su habitación y se encerró sin escucharme recordarle que bajara a comer— dijo una sirvienta.
    —Mínimo una vez a la semana...— dijo Elsa en un suspiro poniéndose de pie. —Disculpen que ya no los acompañe. Iré a ver a mi hijo.

    Sven reaccionó ante lo que sucedía, pero educadamente se quedó sentado a la mesa, ocultando que aún tosía.

    Cuando Elsa llegó a la habitación de Olaf, encontró la puerta sin cerrojo asi que decidió entrar. El cuarto estaba frío, nevaba levemente dentro y Olaf estaba hecho un ovillo en la cama, llorando. Elsa se acercó, se sentó a la orilla de la cama y acarició sus cabellos. Olaf reaccionó y se sentó erguido, mirando a su madre y sintiéndose un poco más contento. La abrazó. El frío de la habitación se sentía cada vez menos.

    —Ya es la tercera vez este mes que no comes con nosotros— dijo Elsa, más preocupada que con ánimos de reprocharle.
    —Lo siento, mamá— dijo él cabizbajo.
    —¿Hay algo que te moleste, Olaf?
    —Yo… Yo solo…— Volteó a ver la nube que se desvanecía sobre ellos.
    —¿Tiene algo que ver con tus poderes?
    —De algún modo.
    —Te he dicho que cualquier inquietud sobre tus poderes me la hagas saber. Siempre estaré para escucharte.
    —Mamá… Me contaste lo que pasó hace años, cuando te coronaron reina. Sobre la amnesia de mi tía Ana sobre tus poderes, sobre el príncipe Hans, sobre como huiste del reino porque todos te creían una bruja malvada…
    —¿Puedo preguntar a donde quieres llegar?
    —¿El tío Kristoff fue bueno contigo?
    —No conocí a tu tío Kristoff sino hasta que se solucionó todo. Le agradeceré por siempre que haya cuidado de Ana, la haya salvado, la haya hecho abrir los ojos sobre el amor.
    —Pero, considerando que muchas personas pensaron mal de ti, ¿el tío Kristoff no era igual?
    —No cariño.
    —¿Estás segura?
    —Ana me lo hubiera dicho…— Elsa hizo que Olaf la mirara a los ojos. —¿Por qué preguntas todo esto, Olaf?
    —Yo… A veces…— dejó salir un par de lágrimas y agachó la mirada. —A veces he pensado que el tío Kristoff me odia.
    —¿Pero cómo se te ocurre eso, Olaf?
    —Siempre le veo el ceño fruncido cuando llega a ver a Sven jugando conmigo. Le dice que es mejor que no juegue conmigo…

    Las lágrimas silenciosas de Olaf se convirtieron nuevamente en llanto desconsolado. Se refugió en los brazos de su madre hasta quedarse dormido, sin dejarla hablar con él sobre la realidad acerca de Kristoff.

    Ninguno de los dos se dio cuenta de que Sven, quien había acabado de comer lo más rápido posible y subió hasta el cuarto de Olaf a escondidas de su padre; había estado escuchándolo todo.

    Antes de que Elsa saliera, Sven ya se había ido.

    CONTINUARÁ…
     
    Última edición: 23 Julio 2014
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    Ingrid Michelle

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    CAPÍTULO 3.- Sven


    Sven era ya un apuesto chico de 15 años. Kristoff le estaba ayudando, sin muchas ganas, a ponerse la corbata.

    —¡Papá, apúrate por favor!
    —Antes di que te ayudo…— se quejó Kristoff en voz baja.
    —Anda cariño, que nos esperan los invitados de la alta Rusia— decía Ana mientras se terminaba de recoger el cabello.

    Antes de que Kristoff volviera a bufar, completamente molesto, lo jaló a él por la corbata y lo sacó de la habitación, mostrándole a Sven los pulgares en alto. Él sonrió.

    —Quedarán impresionados, Sven— dijo Ana cerrando la puerta tras su espalda.

    Sven desvaneció la sonrisa de su rostro fue a recargarse contra la ventana, viendo desanimado cómo caían las hojas de los árboles a causa del otoño. Suspiró contra la ventana sin empañar el vidrio. Le frunció el ceño a la nada. “Tengo calor…” penaba mientras tosía.

    Ana golpeó la nuca de Kristoff mientras caminaban por el pasillo vacío. Kristoff sólo se rió. Ana frunció el ceño y le dio un codazo.

    —¿Esperas que me disculpe por algo?
    —¡Si! ¡Y sabes exactamente por qué!
    —Lo siento por no estar enamorado de la idea de intentar emparentar a nuestro hijo, a esta edad, con princesas que ni siquiera lo miran.
    —Es un príncipe y necesitamos aliarnos de esos reinos.
    —¿Tú te hubieras prestado en una situación así?
    —¿Por el bien de mi reino? … Probablemente a esa edad hubiera dicho que no.
    —¿Entonces?
    —A esa edad, mis padres fallecieron. Quedamos Elsa y yo, teniéndonos sólo la una a la otra. No podía abandonarla… Aún si ella no estaba conmigo como yo hubiese querido… Es mi familia.

    Mientras que Kristoff comenzaba a rodearla con un brazo, creyendo que Ana comenzaba a entristecer, ella de pronto sonrió orgullosa.

    —¡Además, Sven no se negó!
    —Pero Ana, tú has visto qué pasa cuando tratamos de introducir a Sven ante la realeza de otros lugares.
    —Teniendo tan poca confianza en tu hijo no mejorarán las cosas.
    —¿Mi hijo es el problema?

    Poco después llegaron al gran salón a reunirse con la amplia familia real de Rusia, así que ahí frenó esa conversación. La cuál, Olaf escuchó desde las sombras.

    Sabía a qué se refería su tío Kristoff: Fuera por sus poderes o no, Olaf, como tierno niñito albino de once años, era el centro de atención cuando había visitas de otros reinos en palacio. Y lo detestaba, porque entablar relaciones rápido no era su fuerte. De hecho, ese era el punto fuerte de Sven.

    Olaf simplemente no lo entendía: Sven era muy simpático, oportunista, positivo, espontáneo, y apuesto y cariñoso por sobre todo (cuando se encontraba pensando en esto, Olaf se sonrojaba). ¿Por qué toda las princesas cercanas a su edad que habían ido a palacio no se habían fijado en él?

    Sven realmente odiaba llegar a sentirse como mercancía de baja calidad para la realeza de otros reinos, pero no dejaba de prestarse a ello por dos razones: La primera era que para él era un honor saber que podría afianzar una alianza para el bien de su reino; la segunda era que… Realmente quería conocer personas, hacer amigos; aunque no consiguiera esposa, quería amigos.

    —Odio el otoño…— se quejaba Sven con la ventana. —Y también odio el verano… Y el invierno… y la primavera…—

    Se levantó con cierta euforia y pateó el balón más cercano (de entre todos los juguetes que tenía regados por el cuarto). Fue a dar contra la puerta, dejándose oír una secuencia de sonidos: El impacto de la pelota contra la puerta, el sonido de alguien cayendo contra el suelo, un pequeño grito y algunos sollozos en voz baja. Sven corrió hacia la puerta y al abrirla se encontró a Olaf en el suelo.

    —¡Olaf!— lo ayudó a levantarse y lo llevó a sentarse en su cama. —¿Qué hacías ahí?
    —Y-yo… V-venía a decirte que no quiero… B-bajar y saludar a la visita…
    —¡¿Qué?! ¡¿Por qué?!
    —¿P-por qué te alteras tanto?
    —¿Eh? Pues… ¡Pues porque tienes que bajar a saludar a la visita!
    —P-pero…— Olaf puso un gesto serio y se aclaro la garganta, mirando a Sven a los ojos. —Te seré honesto. No quiero ser quien evite la posibilidad de que encuentres a tu futura esposa allá abajo.
    —¡Oye! — Sven se sonrojó levemente y rió. —Pero Olaf, eso sería muy descortés de parte del futuro rey de Arrendell.
    —Tú podrías ser el futuro rey de Arrendell… Si la gente no se fijara en mi antes que en ti, que eres tan bueno.

    Sven jamás lo había visto de ese modo. Había pensado que a Olaf lo agobiaba el hecho de tener a tanta gente prestándole atención. Pero nunca pensó que le robara la atención a él.

    —Oye… No es como si me apantallaras— dijo sonriendo. —¡Bueno, inevitablemente lo haces! Pero yo sé que no es a propósito.
    —¿D-dijiste inevitablemente?
    —¡Es que solo mírate! ¿Cómo no detenerse a admirar al príncipe albino, de ojos azules, con poderes sobre la nieve?

    Olaf se encogió sobre sí mismo y vio a Sven con los ojos llorosos. Sven se llevó una mano al rostro, buscando las palabras adecuadas para arreglar las anteriores. Aunque Olaf no lo dijera, ese era uno de sus peores temores: Ser eternamente juzgado por su apariencia, su posición, sus poderes.

    —Oye, primo…— dijo mientras lo atraía contra su pecho. —El día en el que una chica te conozca tan bien como yo, más por dentro que por fuera, podrá decir que se sacó la lotería.

    Olaf sonrió y se separó de Sven, no sin antes acomodarle su corbata y recomendarle con un gesto de la mano que se apurara.

    Entonces Sven salió corriendo del cuarto y a mitad del pasillo adoptó una postura adecuada para un príncipe de 15 años de edad. Cuando se dio cuenta de que no miraba hacia atrás, Olaf suspiró bajando la mirada. —¿Para qué quiero una chica que me conozca tan bien como tú? —. Se irguió y le siguió el paso hacia el gran salón.

    CONTINUARÁ...
     
  5.  
    Clarix

    Clarix Usuario común

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    aww pobre Olaf, es tan tierno....oye pero aclarame una cosa por que me esta pareciendo que esta historia es Yaoi xD ¿lo és?, bueno solo eso tengo para decir ahora jeje lindo cap!! avisame el proximo
     
  6.  
    Salem

    Salem Vieja sabrosa

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    Aww.

    Linda, vengo siguiendo en silencio tu historia desde el principio, pero no me animaba a comentar. Ahora sí, y realmente tengo que decirte lo mucho que me encanta tu historia. ¡Es genial ver algo shonen-ai por aquí! Por más que esté el prefijo, no mucha gente se anima a escribir sobre esta temática por temor a que los critiquen duramente o algo parecido. Pero cuando el escrito está tan bello (como el tuyo) es imposible criticar aspectos malos de la elección del género, lo que es fantástico. Me tienes presa a tu historia, aunque ésta cuente con sólo dos capítulos. Soy una gran amante del shonen-ai y adoro leer de esta temática. También he pensado en relaciones homo entre los personajes de Frozen; el sueño de toda fangirl. Me agrada que tú hayas tenido el valor para escribir sobre ello.

    Elegiste muy bien los personajes, además de que no es algo común, pero que al fin y al cabo gusta, es decir que agrada al lector. Bah, a mí me ha agradado (y bastante). El inicio del fanfiction fue precioso; la esperanza de Elsa de ser madre, las críticas que recibió... pobrecilla. ¡Pero al final todo salió bien y Olaf nació! Ay, dios, los sentimientos encontrados cuando leí esas escenas fueron simplemente geniales. Y luego ir leyendo las pequeñas aventuras de Sven y Olaf... ¡qué dulces primos! Ya este tercer capítulo me gustó más, porque pudimos verlos crecidos y un poco más maduros, en el caso del hijo de Anna y Kristoff. Él y su primo son dos príncipes amorosos y encantadores, de eso no cabe duda.

    En fin, el afecto que sienten ambos es tan... explícito. O sea, lo podemos percibir. ¿A quién le importa que sean primos? Terminarán juntos, yo lo sé. El escrito es pulcro y está muy bien narrado y descripto, me encanta. Muchas gracias por tan hermosa lectura. :3

    ¡Saludos!
     
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  7.  
    Syel

    Syel Extraña

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    Hola.
    Comencé a leer tu historia y me gustó mucho desde el principio, aunque hubo un momento en el que me dije: "esto no es un universo alterno ya que sigue en el mismo lugar: Arrendell" sin embargo eso me valió un cacahuate cuando seguí leyendo los siguientes capítulos y es que usas una forma de narrar sencilla que hace la lectura llevadera, rápida y sin complicaciones. Claro que hay momento en los que aveces incómoda leer tanto "Elsa, Sven, Olaf" o cosas así pero son detalles que son más por payasadas mías.
    Esa frase me mató, a mí si me gusta todo lo que tiene que ver con Yaoi o Shounen ai. En serio adoro a esta pareja aunque no estoy del todo segura que los vas a unir para una "relación" ya que si sería un poco incómodo sabiendo que son primos.
    También adoro a Olaf, me lo imagino como Elsa en pequeño y no puedo evitar decir "Aw" peor también comprendo -hasta cierto punto- como se siente él, más cuando es "extraño" pero es común, las personas temen a lo desconocido, ¿no?
    La verdad no se porque Kristoff se comporta así con él, en parte es cruel ya que de por sí Olaf se siente fuera de lugar, ahora más si su "tío" hace esos desplantes con él.
    En fin...Ojala subas pronto el siguiente capítulo ya que me has atrapado.
    Nos leemos ^^
     
  8.  
    Ingrid Michelle

    Ingrid Michelle La gran P

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    Olaf y sven [universo alterno]
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    A quien interese:
    Sé que hace ya como medio año que empecé esta historia y nunca le seguí,
    pero debo decir que la trasladaré a mi cuenta de FFL original y la continuaré.
    @Ruari
     
    Última edición: 8 Diciembre 2014
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