The Fault in Our Stars Okay [TFioS]

Advertencia: Spoiler del final del libro.

Okay​

Un paso y luego otro. Un tirón y una larga inspiración. El viento corriendo entre sus cortos cabellos y sus dientes agarrando su labio inferior. Eso es lo único que hace bien, para eso es que el tanque sirve. Debe aprender a mantener un ritmo, no puede sentarse a recuperar el aire perdido. Philip está para eso.

Un apretón y el envoltorio de las flores se arruga. Los tulipanes se mueven y la colina se acorta con cada paso que da. Puede sentir como sus pulmones ruegan por un momento, llorando por un descanso, estrujándose y moviendo el líquido de su interior a modo de advertencia. Pero ella debe seguir, caminar mientras tira de Philip y se acerca hacia él.

Se lo debe, sabe que es así. Porque una granada se lo debe a otra granada. Porque una terminal se lo debe a otro terminal.


—Por fin —murmura, sentándose a un costado y contemplándolo en silencio. —Hola Gus.


Nadie responde, nadie la mira. Es ella junto a cientos de lápidas. Es el mármol junto a su corazón latente, por el momento.


—¿Sabes, Gus? Nuestro infinito debió haber sido más largo, ¿no lo crees?


Y vuelve el silencio, vuelve el sonido de las aves y las cosquillas en su nariz gracias a Philip. No hay nada que decir, no hay nada que hacer. Las palabras sobran en un espacio donde sólo una persona puede hablar.

Hazel sonríe, una pequeña mueca llena de amargura y dolor. No puede superarlo, no aun. Todavía quiere gritar, todavía quiere llorar por su muerte. Pero, ¿para qué hacerlo?, ¿eso le devolverá al amor de su vida?, ¿eso le quitará todo el dolor que carga en su corazón? Sabe que no, pero no puede ocultar sus deseos.


—Te extraño, ¿sabes? —Puede sentir como un nudo se forma en su garganta. —A veces me despierto y te llamo, espero escuchar tu voz pero lo que escucho es la voz de tu mamá.


Su vestido se mueve, su cánula serpentea en el viento. No hay nadie junto a ella.


—Extraño tus metáforas —mueve sus labios, pero el sonido queda dentro. Cierra sus ojos y sus pestañas se humedecen. Estruja el ramo contra su pecho, muerde su labio con fuerza. No puede hacer nada, pero aun así las lágrimas escapan.


Acaricia el suave mármol de la lápida, sintiendo las letras impresas en él. El frío material contra el frío de su mano. El frío de la tierra contra el frío de su corazón.

Seca su rostro y se levanta, acomodando con cuidado el ramo de tulipanes en el centro de su tumba. Moviendo los capullos y viendo que todos quedarán a la vista. Los tulipanes destacan en el cementerio con el naranja de sus pétalos. Sonríe, sacando de su bolsillo un pequeño papel doblado por la mitad. Lo observa, besándolo con suavidad y dejándolo a un costado de las flores.

Acaricia la lápida y, agarrando a Philip, camina unos pasos lejos de allí. Mirando su tumba y rogando porque su pequeño mensaje llegue a él. Rogando porque las estrellas burbujeantes tomarán esa pequeña palabra y la llevarán hasta su corazón.

“Okay” es la única y pequeña palabra escrita en el papel.


—Okay —susurra ella, cerrando los ojos y alejándose lentamente.



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Debía hacerlo ;-;