Un pequeño Pichu huye tan deprisa como puede de su perseguidor, un Haunter. Justo veía la salida hasta que de pronto... —Mal de ojo—La voz del malvado entrenador hizo que apareciera en su camino un gran ojo. El ojo de su perdición.
A pesar de ser corto... me gustó, pobre Pichu. Más el que quedara a la imaginación que le pasó uff, con ver que este microrrelato es de horror ya imagino que el pobre no terminó bien. ¡Saludos!
Eso es lo que muchas veces te hace preguntarse si varios de los pokémon se que capturan realmente desean ser capturados. Los más grandes y poderosos al menos tienen la oportunidad de defenderse y luchar, pero los peques como Pichu muchas veces no pueden hacer nada y son separados de sus familias sólo para servir a entrenadores que no siempre son todo amor como Ash.
Me gusto... concuerdo con lo dicho mas arriba por Lizz y Plushy... por sobretodo la analogía de un gran ojo que impide la única defensa que tiene el pobre... "escapar".... de un destino que será el cautiverio... o peor... simplemente ser un saco de entrenamiento... (un oponente débil igual puede ser útil para probar el funcionamiento de una técnica antes de buscar un rival más acorde.... o por lo menos así puede pensar en entrenador sin escrúpulos?) saludos!