Microrrelato Ojalá...

Tema en 'Nano y Microrrelatos' iniciado por Katze, 14 Septiembre 2012.

  1.  
    Katze

    Katze Iniciado

    Escorpión
    Miembro desde:
    10 Agosto 2004
    Mensajes:
    39
    Pluma de
    Escritor
    Título:
    Ojalá...
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    436
    Es lo primero que publico, así que trátenme con delicadeza (?).
    A ver si los contagio con mi onda melancólica :D.

    Ojalá...

    En sus ojos tristes refulgía la ansiedad de un beso no correspondido. Frente a su desesperación estaba el dueño del deseo, impasible, perdido entre batallas emocionales que lo alejaban de ella.

    A punto de decir las palabras, se ahogaba en la desolación, esa que algunos llamarían timidez y que ella sólo percibía como miedo.

    Sus sueños repetían las escenas de una película delusoria, con actores dignos de una liquidación y de actitudes impropias a la realidad de los personajes. Mientras dormía, descubría que soñaba porque siempre había un final feliz.

    Resignada a pensar que la solución a su delirio colegial era la soledad definitiva, se encerró en la negación. Había calefacción en las noches de frío y ventilación cuando el llanto persistía en atardeceres calurosos.

    Los minutos comenzaron a hacerse infinitos y las horas pronto parecían años bajo las sábanas. Allí, entre algodón y lágrimas, comenzó a sentir que las telas se transformaban en ladrillos, en mármol y ventanas con bordes dorados; vivía dentro de un castillo.

    Aquellos finales felices, tan utópicos en el pasado, ahora eran realidades innegables, capaces de arrebatarle el más largo de los suspiros. Así pudo saborear su saliva exquisita, obtener la mirada enardecida del amante, la pasión rasgándole la piel a través de la yema de sus dedos.

    Sedujo a la felicidad, sin importarle que jugara con su mente; perdió la razón y el tiempo en su confinamiento lícito.

    Nada la obligaría a despertar. La dicha de aquel ensueño le servía de alimento y oxígeno suficiente para existir; jamás se había regocijado tanto de aferrarse a la vida. Pero sucedería.

    Al despertar, sus manos habían desaparecido, su corazón estaba quieto como una roca y sus ojos cafés veían una infinita oscuridad.

    Vagamente distinguió a alguien, de pie frente a ella, que le extendió la mano y la haló tan fuerte, que la hizo caer de la cama, lejos del suelo, mucho más profundo, al abismo del centro de la tierra.

    En vez de llorarla en silencio, ojalá el vano amante le hubiese contado lo mucho que ansiaba estremecerle el alma con un beso. Ojalá…
     
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