Ocurrió en Navidad

Hola a todos:​

Hace mucho que no me paso y he cambiado de Fandom (de Harry Potter a Sakura jejeje). Espero que os guste el relato. Es un relato hecho para otra web en la que quedé ganadora en el concurso de Halloween y he tenido el honor de crearlo como entrada para la web.​

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Ocurrió en Navidad​

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Una plaza abarrotada de personas alegres y jocosas. La Navidad había llegado a Tomoeda. Dos bellas adolescentes recorrían tranquilamente la plaza mientras paraban en algunos puestecillos, hasta que ella vislumbró algo casi imposible…​

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Copos de nueve caían como guiados por ríos invisibles entre ellos. Ya no sentían frío, el rubor en las mejillas de ella había apoderado su cuerpo encendiéndolo de emoción, alegría y vergüenza. Allí, delante de ella regalándole una sonrisa, estaba la persona que más amaba en el mundo: Shaoran Li había vuelto de Hong Kong después de ocho años de ausencia. Ahora se percataba de cuanto lo había echado de menos, de como el tiempo le había jugado una mala pasada andando con lentitud desde su marcha. Pero ahora, corría como un antílope perseguido por una leona. Con premura, sin obstáculos…

—Ahora tenemos todo el tiempo del mundo, Sakura.

Su dulce voz recorrió la distancia que los separaba haciendo que su cerebro diera dos órdenes fundamentales en ese momento: llorar y correr desesperadamente hacia él.

— ¡Shaoran! — Gritó obviando a todo el mundo de la plaza que los observaba, tirándose en sus brazos entre hipidos y sollozos—. Te he echado mucho de menos.

Esas palabras hicieron que su corazón latiera con más fuerza aún y el rubor de sus mejillas ascendiera a tal grado que creyó que se quemaría.

—Yo también, Sakura.

Levantó el rostro enterrado en su pecho y la emoción la embargó. ¡No podía creer que estuviera en Japón! Atrás había quedado sus años de niñez: su rostro era un poco más cuadrado, era mucho más alto y su cuerpo fibroso y fuerte que la protegía en ese abrazo. Pero algo había que no había cambiado: esos hermosos ojos color café y su sonrisa tranquilizadora y dulce.
Sakura observó su costado y encontró a Tomoyo emocionada, con su inseparable cámara en la mano, siempre lista para captar el mejor momento. Fue ella, ella lo había planeado todo. Por eso quería ir a aquella plaza en Navidad. Sabía que Shaoran volvería y por eso le había regalado ese hermoso vestido celeste que llevaba puesto. Le dio las gracias con una sonrisa.
—Sakura ¿quieres pasar este día de Navidad conmigo?
Asintió sin mirarle a los ojos volviéndose a ruborizar por su sinceridad. Shaoran deshizo el abrazo en el que se encontraban y asió su mano con delicadeza. Se despidieron de Tomoyo mediante un gesto de la mano.
Paseaban sin rumbo fijo, en silencio, disfrutando de la cercanía del otro. Era extraño para ella ir agarrada a su mano, suave y cálida. Eran dos enamorados rodeados de gente. Árboles de Navidad por aquí y por allá, puestos navideños se repartían al costado de las calles, los copitos de nieve caían cubriendo todo a su paso… y aunque hubiera tanto ambiente festivo y hermoso, ella solo tenía ojos y pensamientos para él.

—Sakura, hay un sitio dónde quiero ir— le miró serio sacándola del ensimismamiento en el que se encontraba.

—Claro— contestó un tanto preocupada.

¿Qué ocurría ahora? ¿Por qué cortaba ese estado de estupor en el que se encontraba? Se estremeció preocupada y Shaoran entendió el mensaje mal aunque le gustó que así lo hiciera: rodeó sus hombros con su brazo, la atrajo hacia sí y desvió la mirada hacia el infinito, como hacía siempre que se avergonzaba.

—Si tienes frío solo tienes que decírmelo— susurró sonrojado.

—Sí— contestó sonriendo Sakura.

Estaba tan concentrada en la cercanía de sus cuerpos y en la calidez de Shaoran que no se dio cuenta de dónde se encontraban.

—El templo Tsukimine…

—Aquí, Sakura— se colocó frente a ella con dulzura y clavó su mirada café en el verde prado de ella—, fue cuando te declaré mi amor. Lo he pensado mucho y creo que pedírtelo adecuadamente es lo mejor. Sakura, ¿quieres ser…

Sacudió la cabeza mientras hablaba y lo calló con un delicioso y dulce beso.
Allí, rodeados de quietud navideña y copos de nieve, Sakura y Shaoran culminaron su amor con un beso como nunca antes nadie lo había hecho en toda la historia.

Un amor para toda la eternidad dio comienzo en Navidad…​